Bueno, he vuelto. Tarde, pero he vuelto. XD. Se que lo prometí subir hace tiempo, pero la verdad es que he estado muy, muy liada y he tenido que atrasar cualquier asunto que no tuviera nada que ver con la universidad. Espero, y haré todo lo posible, para actualizar lo más pronto posible, tanto esta historia como Quinto Año.
Bueno, algunas aclaraciones. He intentado utilizar tanto el lenguaje como, digamos, los pensamientos del siglo once, donde está ambientado el fic. Así que no matéis a nadie si dice alguna barbaridad, jejeje.
Aparte de eso, no se si estoy muy contenta de cómo me ha salido, porque he tenido que aligerar un poco la historia si no quiero que me salga kilométrica (como la otra). Así que, si tenéis quejas, sugerencias… REVIEW.
Como siempre, la contestación a los reviews abajo. (Gracias, Gracias!!!)
S. Lestrange
CAPITULO 2: Un colegio
Rowen caminaba frustrado por los pasillos del Castillo. Si algún día hacia recuento de los peores días de su vida, seguro que hoy estaba entre los primeros. Primero el encontronazo de Godric y Beolthan. Lo que en principio fue una discusión pronto degeneró en una pelea en toda regla, hechizos incluidos. Y él, que solo había intentado separar, se había llevado la peor parte. Y esta vez la culpa la había tenido el pelirrojo. ¿Por qué tenía que ser tan arrogante?
Por que sus comentarios habían enervado a cualquiera. ¡A quién se le ocurre darse aires de conquistador delante del hermano de su próxima víctima ! Le había estado dando la lata sobre Salazar las últimas tres semanas, el tiempo que llevaba sin verla. Pobrecita.
Y por si fuera poco, después de salir de una improvisada enfermería, donde la sobrina de Greenwick le había curado las heridas, el mismísimo Greenwick le había llamado, diciéndole que necesitaba su ayuda. Porque quizá tendría que cerrar el Castillo.
Así que estaba huyendo de su mejor amigo, intentando olvidar la voz y la expresión de su mentor, mientras se lamentaba sobre la razón que lo había impulsado a levantarse ese día. ¡¡Y apenas pasaba el mediodía!!
Tan ensimismado iba refunfuñando sobre su destino, que no fue consciente de la figura que lo esperaba al final del pasillo hasta que estuvo a su altura. Y probablemente hubiera seguido sin verla sino fuera porque se rió. Una maravillosa risa cantarina.
- Salazar.- su voz fue inexplicablemente un ronco susurro. Intentó sin éxito aclararse la garganta, pero descubrió que a su pesar la tenía perfectamente.
- Vaya, te acuerdas de mí.- La rubia lo miró divertida. La verdad es que ella si que se acordaba, tanto de él como de su descarado amigo. Y era una pena que fuera su amigo, porque le hubiera gustado hablar con él sino fuera porque el pelirrojo la desnudaba con la vista cada vez que la tenía a menos de tres metros.
- Sí, como olvidarte.- Horrorizado, sacudió con fuerza la morena cabeza.- Quiero decir, que hace poco que nos hemos visto… que…- Calló avergonzado.
Rowen miró al suelo completamente sonrojado. No es que fuera un Don Juan como Godric pero normalmente no era tan torpe. Solo levanto la vista cuando volvió a escuchar la risa.
- Tranquilo, capté la idea.- Su voz sonó con el ya familiar tono entre sarcástico y burlón. En otra persona, se hubiera visto pedante y grosero, en ella, era algo más que la definía, tenía una tonalidad especial, hechizante.- Busco a mi hermano
¿Por qué esta tan nervioso? Si sonriera aunque solo fuera un poco estaría mejor, pero parece que le impresiono demasiado. ante sus propios pensamientos, sonrió traviesamente. El esbozo de un plan se empezaba a perfilar en su delicada cabecita.
- ¿Sabes donde está…?- lo miró repentinamente avergonzada.- Perdona, pero no recuerdo…
- Ah,- Rowen no pudo evitar sentir una punzada de desilusión.- Me llamo Rowen A. Ravenclaw.
- ¿Rowena?
- ¿Qué?- Al escuchar una risilla mal contenida, comprendió que le estaba tomando el pelo.- No, es Rowen Aldric. Pero Aldric no me gusta.- sonrió por primera vez en lo que llevaba de día.
- Podría ser peor.
- ¿Eutomodoro?
- Eso si que es horrible, pero no es un nombre de verdad.- le contestó alzando una de sus perfiladas cejas.
- Así se llama mi tío.
- Lo siento… por él.
Ambos se miraron unos segundos antes de estallar en carcajadas.
Godric dio la enésima vuelta por el Castillo intentando encontrar a Rowen. Mientras enfilaba un pasillo hacia los terrenos, que aún no había revisado, refunfuño en voz baja por su mala suerte. ¡Él no tenía la culpa de haberle dado! Bueno, quizá un poco si, admitió en un momento de sinceridad, pero no iba dirigido a él, sino al estúpido, arrogante, clasista, estúpido, engreído, estúpido… ¿Había mencionado ya que era estúpido?
Vio una morena figura cerca del bosque, charlando con alguien en las sombras. Esperó que fuera su amigo, porque si se acercaba y resultaba ser otro sería la vergüenza del siglo. Según se acercaba, comprobó con alivio que era su amigo, mientras la curiosidad sobre su misterioso acompañante crecía. ¿Era una chica?
No se lo podía creer. ¡Rowen con una chica! Eso había que celebrarlo. Sonrió ampliamente, mientras se acercaba para romper "su momento". Cuando apenas estaba a tres pasos de la pareja, pudo por fin distinguir el rostro de la joven. Salazar. La sonrisa se apagó en su apuesto rostro.
Al sentir que alguien se acercaba por su espalda, Rowen giró la cabeza molesto por la interrupción. Era Godric. Sin saber porqué se sonrojo como un colegial pillado mientras hacia trampas.
- ¿Godric?
- Hola Rowen. Te buscaba para disculparme por mi comportamiento de antes, pero veo que ya estas… ocupado. – La voz del pelirrojo sonó fría y altanera, justo como sonaba cuando se sentía herido.- Señorita Slytherin.- cabeceó rígidamente hacia la rubia, que lo miraba divertida y se volvió.
- Go.. Godric! Espera, no es lo que parece.- Rowen sintió que se ruborizaba, intentó no volverse hacia su compañera, que seguro que lo miraba horrorizada por su descaro.(Que de hecho intentaba contener las carcajadas).- Me la encontré mientras buscaba a su hermano.- ante la mirada suspicaz de Godric se corrigió.- Ella lo buscaba. A él. Quiero decir a Beolthan…- Dios, empezaba a tartamudear como un crío. ¡Maldita sea! Solo estaba hablando con ella.- Godric…
Godric miró severamente al moreno, pero viendo que realmente estaba pasando una situación apurada, sonrió. La verdad era que desde que había empezado a tartamudear lo había perdonado. Al fin y al cabo, solo era una chica. Maravillosamente guapa, pero una chica. Seguramente no la iba a ver más. ¿Verdad?
- No pasa nada Rowen. Es que no te encontraba y pensé que te había pasado algo.- se inventó sobre la marcha. La verdad es que ahora se sentía avergonzado por su repentino ataque de celos hacia su mejor amigo.- ¿Has encontrado a tu hermano, Salazar?- Interpeló a la rubia.
Sally apartó rápidamente la mano de su boca, pues había estado intentando aguantar las ganas de reírse, para mirarlo seria. Alzó una de sus delicadas cejas.
- Señorita Slytherin, Gryffindor.
Auch, a eso se le llama arrogancia aristocrática. pensó el pelirrojo. Ensanchó su sonrisa. ¿Creía que podía reírse de él? Ya vería la pequeña dama.
- Perdón, mi dama. Por cierto, acabó de tener una… discusión con su hermano, si quiere le puedo indicar donde está.- Le guiñó un ojo con suficiencia.
- No se moleste, seguro que está en la Biblioteca. Espero que la enfermera le haya podido curar.
Dicho lo cual, se levantó con la gracia serpentina que la caracterizaba.
- Rowen, ha sido todo un placer.
Ambos jóvenes vieron como se alejaba andando por el mullido césped. No hablaron hasta que su estilizada figura desapareció dentro del castillo.
- Tienes que reconocerlo, Godric. Es buena.
- Muy buena.
- ¿Te curó bien?
- Sí…- al darse cuenta que se había puesto en evidencia, lo miró ceñudo.- ¡Oye! ¿Crees que ese tipejo es capaz de mandarme a la enfermería?
- Bueno…
Riendo, Godric empezó una persecución para demostrarle que nadie podía con él, el León de la Casa Gryffindor.
Y menos aún una serpiente como Beolthan.
- Dime, amigo. ¿Qué es lo que te preocupa?- Ambos estaban echados cómodamente en la sombra de un gran arce. Godric estaba totalmente tumbado, mirando como los rayos del sol pasaban entre las hojas. Rowen, en cambio, jugaba con el césped, apoyado en el tronco.
- Nada.- Su cara estaba semioculta por su largo cabello, en sombra. Su tono sonó oscuro. Godric giró la cabeza para mirarlo.- Vale, Greenwick cerrará el Colegio.
- ¡¿Cómo?! ¡Es imposible! Sus ideas sobre la educación son innovadoras y están dando muy buenos resultados. Si lo cierra, la comunidad mágica entrará en recesión.
Rowen lo miró asombrado. No es que Godric fuera tonto, pero era la primera vez que lo escuchaba expresarse tan serio y apasionado. Tan… convincente.
- ¿Y que quieres que haga? No tiene a nadie que lo sustituya y se… muere.
- Pero, ¿cómo que se muere?
- No lo sé. No se había visto nunca antes. Es como si se lo comieran por dentro, como una infección de los órganos. Pero cuando consiguen curar uno, la enfermedad ya se ha extendido a otro sitio.
- Maldita sea. ¿Es que no hay nada que funcione en este mundo?
Después de esta declaración, ambos amigos se quedaron en silencio largo rato, cada uno perdido en sus propios pensamientos. Godric aún no se recuperaba de la doble impresión de saber que su mentor y amigo se moría y de que el Colegio cerraba. Jamás había pensado que le iba a coger tanto cariño a ese mohoso castillo. A las clases. Siempre había dado por sentado de que cuando él ya hubiera terminado, seguiría ahí, para sus hijos y sus nietos.
- ¿No hay nada que podamos hacer?
- No. Lord Greenwick se muere, ya lo tiene asumido. Por desgracia, el castillo lo heredará unos parientes que no tienen en mente precisamente continuar con su labor docente.
- Deberíamos hacer algo. Quizá…
- ¿Quizá...?- Rowen miró ligeramente alarmado a su compañero. Conocía esa expresión. Significaba problemas. Muchos problemas.
- Podríamos continuar nosotros.
- Esto… verás el castillo no es nuestro. Y no tenemos propios.
- Bueno, podríamos buscar a alguien que los tuviera.- Godric se volvió a mirarlo. Le brillaban los azules ojos. Rowen meneó la cabeza, pero no pudo evitar sonreír.
- Con una condición.
- ¿Cuál?
- Yo me encargo de Aritmancia y Encantamientos.
- De acuerdo.- El pelirrojo se levanto de un salto, sobresaltando al joven Ravenclaw.- Pero yo me encargaré de Transformaciones y… Cuidado de Criaturas Mágicas.
- Te la acabas de inventar.- lo acusó, sonriente.
- Bueno, estoy seguro que les encantará a nuestros alumnos. Será la mejor.- añadió soñadoramente. Rowen ya se estaba viendo en apuros para pararle los pies, aunque también él empezaba a notar un cierto cosquilleo en el estomago.
- Bueno, - le cortó con tono conciliador antes de que su impulsivo amigo empezará a desvariar…más.- lo primero será decírselo a Lord Greenwick, para que no ayude con la organización.
- ¿Y que esperamos?
Salazar caminaba con tranquilidad y parsimonia al lado de su hermano, que despotricaba contra cierto pelirrojo bravucón. La verdad, no le interesaba lo más mínimo. Y menos después de una hora así. Aunque jamás pensó que lo diría, echaba de menos el internado. Para ser más exactos a su amiga Helga.
Sonrió al recordarla. Helga pertenecía a una familia que había adquirido hacia poco su título de la nobleza, por su trabajo y lealtad en servicio de la Corona. Con lo cual, no eran bien vistos por la aristocracia del más rancio abolengo. Es decir, por su familia en general. A pesar de ello, o gracias a ello, Salazar había encontrado a una amiga y confidente en la pequeña morena.
Aunque de carácter dócil y amable, Helga sabía imponerse al resto de las alumnas con relativa facilidad, no por algo sus arranques de mal genio eran conocidos por todo el internado. Además, era una persona muy leal, que supo guardarle todos sus secretos (o aquellos secretos que le había contado), al margen del beneficio personal que pudiera haber sacado al contarlos. Y es que se mantenía fuera de todo el politiqueo que ya existía entre el alumnado, como preparación a la vida real, donde alcanzar una buena posición lo era todo.
Pero la pequeña Helga no era así. Aunque todos se esperaban que invirtiera todos sus esfuerzos en conseguir un buen marido, gracias sobre todo a su fortuna, y quitarse el lacre de un apellido sin historia, ella parecía más interesada en sus libros y plantas. Y en hacer sonreír a Salazar, propensa a la melancolía.
- ¿De qué sonríes?
- ¿Qué?- Sally se volvió a mirar a Beolthan, que lucía bastante enfadado. Bueno, la verdad es que llevaba enfadado desde que salieron de la Biblioteca. Y eso que no le he dicho que he estado hablando con uno de los que se pele
- ¿No me estabas echando cuenta? ¡Salazar!- odiaba cuando la llamaba con ese tono, ni que tuviera tres años- Ya no tienes tres años. Es tu deber atender a la charla de los hombres y escucharlos cuando necesiten hablar con alguien, incluso cuando no los entiendas.
Vale. Sabía que ese tono arrogante y despreciativo era muy común en su familia, por lo que tenía que aguantarse. Pero, ¿quién se creía para hablarle de esa manera? ¿Se creía que era idiota? Tuvo que recurrir a todas las técnicas de autocontrol que le habían enseñado, para intentar mantener la cara serena y la voz tranquila.
- No tengo tres años, Beolthan. Y entiendo perfectamente lo que hablas, lo único que escapa de mi entendimiento es el por qué te sigo escuchando después de una hora perdida en tu charla banal e inútil. – Bueno, quizá se había extralimitado un poco, pero había que reconocer que la voz le había sonado tranquila. Y no se le había notado nada de nada las ganas que tenía de terminar el trabajo de… del pelirrojo.
Beolthan la miraba alucinado. Lo habían criado entre la firme convicción de que era mejor que los demás, o de la inmensa mayoría la menos, simplemente por ser quién era, al margen de sus logros personales. Y de que las mujeres debían ocuparse ante todo de la comodidad de su marido y de los hombres de su familia. Y de criar a los hijos.
Pero no de regañarle en tono duro y de pasar olímpicamente de él, como si tuviera cosas mejores que hacer que escucharle. Le habían avisado de que su hermana tenía un carácter fuerte, que tuviera paciencia con ella después de estar cuatro años sin verla. Pero eso era demasiado. Iba a abrir la boca para hacerle ver donde estaba su sitio cuando su querida hermana pasó por delante de él.
- ¡Helga!
Helga Hupplepuff sonrió al ver a su querida amiga rubia abalanzarse sobre ella para abrazarla. Correspondió con entusiasmo a sus carantoñas, demasiado acostumbrada a los bruscos cambios de humor de Sally para sorprenderse. Cuando la rubia se acercó a su mejilla para besarla le susurró algo sobre de que la rescatase.
Así que a eso se debía su efusividad. Lanzó una discreta ojeada por encima de su hombro. El joven, que en esos momentos se acercaba hacia ellas, no parecía haberle hecho mucha gracia la interrupción. Su carácter altivo y ese andar sinuoso lo señalaban como pariente de la hermosa chica que había compartido cuarto con ella durante cuatro años. Guapo, pero seguro que Beolthan, pues no podía ser otro más que su hermano, sería un capullo integral. Es decir, una persona difícil de complacer.
- ¡Sally! ¿Cómo estas querida? Te veo magnifica.
- Helga, me encantas.- ambas jóvenes se rieron como dos colegialas, paradas en mitad del austero pasillo con sus vestidos de pesado terciopelo. Se rieron a carcajadas ante la mirada furibunda de Beolthan, escandalizado por su comportamiento.
- Hermana, deberías comportarte.
- Vamos Beolthan, no hay nadie y Helga me conoce suficiente. No es tan estirada como las damas de la Corte.- Salazar le dio la espalda para coger a la morena del brazo y conducirla, arrastrarla, pasillo adelante. – Helga, tengo que presentarte a un joven, te encantará. Es muy simpático e inteligente.
- ¿Así?- Helga no pudo más que poner los ojos en blanco. Sally había tardado ni tres segundos en hablar de chicos. No es que fuera de esas que solo piensan en casarse, más bien le gustaban desde un punto de vista… profesional. Le encantaba diseccionar a la gente (metafóricamente hablando, claro) y manipularlas y confundirlas hasta que hicieran justo lo que ella querían que hicieran. Helga sabía con certeza, que si su hermano aún le respondía, era porque no llevaba tiempo suficiente cerca de ella.
- Si.
- Si te refieres a Ravenclaw, es un estúpido que solo sirve para sus libros.- le interrumpió con acidez Beolthan, que caminaba airado junto a ellas.- Y seguro que ni para eso, pues todo el mundo sabe que el favorito de Lord Greenwick.
- ¿Así? Pues a mi me había parecido un joven muy determinado e inteligente.- apuntó con voz suave la rubia. – Pero quizá me haya equivocado.- Ahí va. Helga no pudo menos que sonreír.
- Por supuesto, querida hermana.- La joven Hupplepuff tuvo que darle un disimulado codazo a Sally para recordarle que el estúpido era él no ella.- Solo son aires de grandeza y buenas posiciones, al igual que su fatuo amigo pelirrojo, de hecho, se sabe que quizá sea nombrado sucesor de Lord Greenwick al cargo del colegio.
- ¡Eso es imposible!- Ambos integrantes de la familia Slytherin se volvieron sorprendidos ante tamaña afirmación.- Quiero decir,- Helga sintió que se sonrojaba, menos mal que su tez morena, aunque mal vista por ser indicio de su pasado no noble, disimulaba el rubor… un poco.- por lo que me he podido enterar por mi padre, que lleva las cuentas del mercado de pieles y muebles, el Castillo pasará a unos parientes lejanos de Lord Greenwick, que piensan convertirlo en su residencia de verano.
- Mejor, esta escuela fue un intento de revolucionar la tradición, mejor que se olvide como si nunca hubiera existido.
- ¡Pero hermano! Reconoce que esta "subversiva" institución de ha convertido en un especialista de Pociones. ¿No crees que negarle a los jóvenes una buena educación es peor para la sociedad?
- Salazar, tú has vivido lejos de todo esto bastante tiempo. Por ahí se dice que solo era el principio. Que su talante antitradicionalista llegaba a los extremos de querer una educación no solo para la nobleza sino para la plebe.- Su voz escandalizada bajo hasta un ronco susurro conspirador, por lo que las jóvenes tuvieron que acercársele.- Incluso se hablaba de educación igualitaria para ambos sexos.
El trío de jóvenes ando largo rato después de esto sin hablar. Beolthan caminaba orgulloso, seguro de haber conseguido que su hermana se olvidara de esos idiotas. Pero no podía estar más lejos de la verdad. Salazar, que bajo una apariencia de porcelana y unas maneras a veces infantiles, escondía una voluntad de hierro y ambición. Ambición para poder ser ella misma, sin tener que deber respeto a nadie que no se lo hubiera ganado. Y hambre de conocimientos.
La idea de una educación para todos, al alcance de ella misma, le había calado muy hondo en su alma. Con una simple mirada de reojo, advirtió que Helga se debatía con similares pensamientos. Sonrió para sí.
No dejaría pasar la oportunidad de poder saciar su hambre de magia tan fácilmente.
- Sólo necesitamos un Castillo lo suficientemente grande para que puedan hacerse habitaciones para el alumnado que viva lejos, porque había pensado que deberíamos permitir que los que vivan lejos se queden a dormir. Y profesores suficientes para dar una buena selección de asignaturas, porque desde luego a Lord Greenwick le faltan algunas, como por ejemplo la de Criaturas Mágicas, y también…
Rowen lo miraba alucinado. Incluso antes de llegar a los aposentos de su mentor, Godric ya había ideado el solito toda la estructura del Colegio. Y mira que solo tenían que cruzar los jardines y bajar algunos pasadizos. Al escuchar su última barbaridad (Campeonatos de Quidditch, un nuevo juego que estaba causando furor) no pudo evitar poner los ojos en blanco e intervenir para ayudarle a poner los pies en la Tierra, antes de que llegara a la Luna. Si es que eso es aún posible.
- Godric… Godric.- Le pegó una colleja made in Madre de Godric, para traspasar su verborrea.- ¡Godric! Baja de las nubes. Ay, Dios. ¿Te estás escuchando?- Alzó las manos para apaciguar la mirada colérica que le asestó el pelirrojo, rascándose la nuca.- No te quejes que no te he dado tan fuerte. –suspiro.- ¿Sabes el dinero que necesitaríamos para hacer todo lo que pretendes?
- Nuestros padres…
- Godric, mi querido amigo. A pesar de que considero a nuestros padres unas magnificas personas, recuerda como se pusieron cuando quisimos venir al Colegio nosotros, ¡más si les pides que subvencionen uno!
- Pero…
- Además, si queremos continuar la labor de nuestro mentor, no sólo con el Colegio sino con las reformas que había pensado… Queremos, Godric, queremos…
- ¿No te parece que ha ido un poco lejos? Quiero decir, ya sé que vivimos en el s.XI, pero hay algunos estancados en el diez aún. No sé si querrían que las mujeres aprendieran magia al mismo nivel que nosotros. Además – agregó en tono arrogante, alzando la barbilla.- no creo que estuvieran a la altura. Reconócelo, dime una mujer que sea tan inteligente como un hombre y que sepa guardar la compostura.
- Salazar.
- Pfff.- Godric bajó la vista un momento derrotado. Al cabo de unos momentos la alzó nuevamente.- De todas maneras no creo que la mayoría lo aceptasen.
- Bueno…- casi se podía escuchar a los engranajes de la mente del moreno funcionar a toda velocidad.- no sabía que te acobardaras por tamaña insignificancia, pero bueno, quizás tengas razón y tengamos que amoldarnos a lo que la gente piense de nosotros…
- ¡Oye! Que yo no he dicho eso. – El pelirrojo se paró en mitad del pasillo haciendo aspavimientos enojados con las manos. Rowen se paró unos metros más para allá… para ocultar la risa nada más. Es tan fácil de convencer cuando lo conoces. pensó divertido.- Pero es que…
- Hagamos un trato, querido amigo. Dejamos abierta la inscripción a las mujeres y si se quieren apuntar bien. Y si no, también. ¿Estás de acuerdo?
Gryffindor pareció pensárselo unos segundos, pero pareció gustarle la idea, que resultaba novedosa y a la vez evitaba el enfrentamiento directo con algunos sectores de la sociedad. Como sus padres.
- De acuerdo. Entonces deberemos dividir las habitaciones del alumnado que este internado (¿Te gusta esa palabra, Rowen?) en hombres y mujeres. Creo que deberíamos poner alguna trampa o requisito en las habitaciones femeninas para evitar que algunos indeseables se cuelen, tu sabes que a esa edad…
Allá va otra vez
Entre monólogo por parte de Godric y pacientes conatos de Rowen para evitar que se fuera demasiado por las nubes, llegaron ante la puerta de los aposentos privados de Lord Greenwick. Se pararon un momento para decentarse y poner cara de responsables adultos , que tanta falta le hacia a Godric. Después de tomar aire, el moreno alzó un puño y golpeó con suavidad y firmeza la maciza puerta de roble.
Esperaron unos minutos. Nada. Ni un ruido.
- No está. Vámonos Godric y volvemos más tarde.
- ¿No te das vencido muy pronto? No nos habrá escuchado.
Rowen volvió a golpear la puerta algo más fuerte. Nada. Miró al pelirrojo alzando una ceja.
- Es que golpeas como una chica, así es normal que no se entere.- sonriendo ante la mirada fulminante del moreno, dio dos golpes atronadores en la puerta.
Con el último golpe, está se abrió. No salió nadie, simplemente de quedó ligeramente abierta.
- La has roto.
- No seas exagerado Rowen. Simplemente estaba mal cerrada.- pero la voz de Godric no expresaba toda la seguridad que éste pretendía. Pero es que había algo que no iba bien. Nada bien.
- No me gusta. Vámonos Godric.- la cara de Rowen expresaba espanto. Espanto ante una puerta entornada inocente.
- Vamos. No somos unos cobardes. Entremos. ¿Lord Greenwick?- mientras llamaba, empujó la puerta con la mano para abrirla de par en par y entró unos pasos en la habitación.
- ¿No lo somos?- musitó Rowen entre dientes entrando detrás de él, con lo que se ganó una dura mirada por parte de su amigo, que ya se dirigía hacia el dormitorio.- Godric no deberías entrar ahí. ¡Godric! Qué no entres…- Cualquier intención que tuviera de regañar a su impulsivo amigo quedó borrada al imprimirse en sus ojos la escena del dormitorio de su mentor y amigo.
Rowen y Godric esperaban al médico sentados con la cabeza gacha en un sillón del Hall. Hacia una media hora que lo habían mandado llamar, después de salir corriendo de la macabra escena. A Rowen todavía se le revolvía el estomago el recordarlo. Sabía que no debíamos entrar.
- ¿Estáis bien? Nos acabamos de enterar.- al sentir una mano posarse con delicadeza sobre su hombro, Rowen alzó la vista hacia unos ojos esmeraldas. Salazar.
La rubia les sonreía con calma, lo que tuvo un inmediato efecto apaciguador sobre los chicos. Al apartar, con un ligero esfuerzo, la mirada de sus ojos verdes, comprobó que venía acompañada por su hermano Beolthan, escuchó gruñir a su lado al constatarse su presencia, y por una joven bajita y morena, pero que transmitía una increíble sensación de vitalidad.
- Ésta es Helga Hupplepuff, compañera de habitación de mi internado.- la voz dulce de Sally pareció seguir el curso de sus pensamientos.- Helga, éstos son Rowen Ravenclaw y Godric Gryffindor, compañeros de mi hermano.- añadió políticamente. Ante la mirada divertida del moreno por su salida, amplió su sonrisa, mirándolo. A Rowen le pareció escuchar otro gruñido bajo, pero, sinceramente, no estaba echando mucha cuenta.
- ¿Qué es lo que ha pasado? ¿Está bien vuestro mentor?- La voz de Helga sacó a los demás de su ensimismamiento momentáneo, pero la mirada enfadada del pelirrojo la había hecho intervenir. Esta Salazar…
- Bueno, bien lo que se puede decir bien, no lo está. Está muerto.- la voz de Godric sonó ligeramente enfadada. El moreno se encogió en su asiento al asaltarlo una repentina culpabilidad.
Después de esta declaración, se sumieron en el silencio, cada uno sumido en sus pensamientos. Salazar se sentó al lado de Godric, era el único asiento libre, mientras que Helga, su energía momentáneamente apagada, y Beolthan permanecían de pie. Tan impactados estaban, que Beolthan no se quejó cuando Gryffindor se acercó un poco a su hermana.
Fuera del Castillo, un pájaro trinó festejando el soleado día, ajeno a la tensa espera de dentro. Unos pasos los hicieron respingar al sonar repentinamente en el silencio. Era el medico, que bajaba con cara descompuesta por las escaleras.
- Un horror. Una verdadera barbaridad…- musitaba con aire ausente mientras se enjuagaba la frente con un pañuelo. Miró una sola vez hacia los jóvenes, meneando la cabeza con desaliento y dolor.
Godric apretó el puño con repentina furia, mirando fijamente al suelo para contener unas rabiosas lágrimas.
- ¿Quién ha podido…?- susurró violentamente. Rowen hundió la cara en sus manos, agarrándose unos segundos el pelo con desesperación, para alzar la cara a continuación, con una nueva energía y la determinación pintada en su aristocrático rostro.
- No te preocupes, viejo amigo. No permitiremos que su obra, la obra por la que dio la vida, se hunda en el recuerdo. Lo haremos.
Ante sus palabras, Godric alzó la cara con ojos brillantes.
- Perdona, ¿pero haréis qué?- Salazar se inclinó hacia ellos curiosa, la verde tela de las largas mangas de su vestido rozando la mano de Godric, que se crispó.
- Un Colegio. Un Colegio abierto a todos y a todas, sin importar rango o sexo.- la voz del joven Gryffindor nunca sonó tan firme hasta ese momento, dejando atrás una adolescencia impulsiva y atolondrada, para dejar paso a un adulto apasionado. Clavó sus azules ojos en los verdes de la mujer que ocupaba sus pensamientos desde que la había conocido, atrapándolos.
Salazar Slytherin no tuvo que mirar a su compañera para buscar apoyo, ni a su hermano para que le aconsejara precaución. Había visto una puerta abierta a su sueño de Conocimiento.
- Te ayudaré.- musitó posando una de sus esbeltas manos encima del puño aún cerrado del cazador.
- ¡¡¿QUÉ?!!
- Enhorabuena, tienen una hermosa hija. Ha heredado también su pelo rojo.
El padre la cogió con infinito cuidado, agachándose un poco para que la pequeña multitud de niños que había a sus pies viera a su nueva hermana. El médico sonrió con benevolencia al verlo tan ocupado. Ya se daba la vuelta cuando escuchó su respuesta.
- Siempre lo heredan. Es una tradición milenaria de mi familia.- musitó suavemente.
REVIEWS
Arel-M: Me alegro que te haya gustado!!! Claro que lo hice queriendo, no podía ser de otro modo. Jejeje. Y aunque parezca mentira, haré que encaje todo. Gracias por los piropos a la introducción, en cierta medida, lo considero lo más importante del primer capítulo. Espero que éste también te guste. XD.
Cómo veo que no quieres más reviews, tengo que decirte algo, que soy aún más impulsiva e impaciente que Godric: EY!!! ¿Visiones de futuro? Ay, ay, ay, que me suena de algo… jajajaja. No pasa nada, aunque tu Pansy me recuerda más que nada a Phoebe, de Embrujadas (quiero la sexta temporada ya!) En fin…
Bueno, espero recibir tu review lo más pronto posible, porque no se aún si me convence este capítulo o no… Por cierto, Vacaciones de Navidad me encanta cada vez más. Es curioso ver como las historias se desvían del camino original, no? Yo que pensaba que ésta iba a ser un par de capítulos…
MangyNo sabes el favor que me has hecho: Ya se me olvidaba el trozo de futuro!!!! Jajaja. Bueno, para la gente que no ha leído Married (la recomiendo, espero que no te importe que yo también lo utilice.) los trozos en cursiva son hechos del futuro, que sirven para aclarar, o liar más, nunca se sabe, hechos que ocurrirán más adelante… o hechos que serán importantes en mi otra historia, que aunque no tiene nada que ver enlaza en cierta manera con ésta.
Bueno, ya ves que he actualizado al fin (¿Que días de vacaciones?). Pero es que el tiempo se me pasa últimamente volando y me faltan horas. Ya ves que este capítulo lo he mantenido más en secreto… Así que espero que hayan cosas que te sorprendan… Xd. Bss
Aliena: Me reafirmo en mi postura. No tardes milenios en escribir el R-E-V-I-E-W. Creo que no voy a escuchar tus dudas a menos que escribas reviews más largos… jajajaja. Bueno, no se que más decirte, solo que mañana te vas a llevar una sorpresa cuando te diga que he actualizado… XD
Phoenix: Jajajaja. No te preocupes, que todo encajará, ya verás. Y, que problemas tienes con el nombre de Salazar? A mi me encanta, (que no se note que me lo he puesto de nick). Espero que la espera no haya sido demasiada, (si k lo ha sido, mil perdones!!!) y leas este capitulo con el mismo interés. Espero con ansia tu respuesta.
