BUENAS!Sé que esta historia la he tenido bastante olvidada, espero que este capitulo no decepcione después de tanta espera, la verdad es que estoy deseando meterle buena mano. La verdad es que siempre le estoy dando vueltas a este fic, pero a la hora de escribir me bloqueo. Espero haberlo roto con este capitulo.
Quiero comentar también aquí un pequeño concurso que abrí en otro de mis fics, "amado enemigo". Se trata de que me dejéis en los reviews una pareja y una situación que os gustaría que apareciera en una historia (en principio de un solo capítulo.) Por ejemplo: Harry/ Severus en mitad de una clase de pociones. La pareja que sea más votada será la protagonista de un fic.
Sin más, os dejo con el siguiente capítulo.
S, Lestrange.
CAPITULO IV: Ruinas
-Explícanos otra vez porque tenemos que esperarla.- Gruñó Godric de mal humor.
-Podría decirte que porque somos unos caballeros, pero básicamente es porque es la única que sabe adonde vamos. – le contestó con tranquilidad Rowen desde donde estaba sentado, cerca de la ventana.
Observó a su amigo dar vueltas por la amplia sala de espera del Castillo Slytherin en la que estaban ellos dos solos. Beolthan les había recibido y a renglón seguido les había comunicado que él no iba a ir y que su hermana aún no estaba lista. Les había conducido a la sala y se había ido alegando tener asuntos de suma importancia que atender.
La verdad es que Rowen prefería que se hubiera ido, pues tener encerrados a Beolthan y a Godric en la misma habitación, y sobre todo teniendo en cuenta el mal humor de su amigo, era sinónimo de desastre.
- Es que no entiendo por qué tarda tanto. Se supone que sabía a que hora íbamos a venir. ¿Es demasiado pedir que estuviera lista a su hora?
- Godric, mi querido amigo, tú también me haces esperar la mayoría de las veces.- le contestó mientras intentaba leer un libro que había cogido de la estantería para matar el tiempo.
- Esa no es la cuestión.- se enfurruñó el pelirrojo.- Además aún tenemos que recoger a Helga.- añadió en tono triunfante.
- Error. Helga lleva aquí un par de horas. – Salazar les sonrió con inocencia desde la entrada.- ¿Nos vamos?
Godric sólo gruñó por respuesta.
- Por supuesto.- Rowen intentó reprimir una sonrisa.- Vosotras guiáis.
Los cuatro jóvenes se subieron a un carruaje que los esperaba fuera. La joven Slytherin le dio unas breves indicaciones al cochero y partieron sin más dilación. Al poco tiempo viajaban a toda velocidad por un terreno agreste por el norte de Inglaterra.
- ¿Está muy lejos?- preguntó curioso Godric. Ante la perspectiva de empezar realmente con el proyecto, todo rastro de mal humor de había esfumado de su ánimo. Se inclinó hacia Salazar, sentada delante de él, con los ojos brillantes por la emoción.
- Creo que sí. La verdad es que no sabemos como es.- A la rubia también le brillaban los ojos cada vez más.
Según pasaba el tiempo el ambiente se fue llenando de excitación y aunque en un primer momento habían viajado en silencio, pronto se encontraron hablando amigablemente entre ellos sobre los planes para su Colegio.
- En un principio había pensado en encargarme de Transformaciones y Criaturas Mágicas mientras que mi querido amigo aquí presente lo haría de Aritmancia y Encantamientos.
- También necesitaremos unas asignaturas base como Historia y Latín, si esperamos tener abierta la inscripción, para los alumnos que… vengan con menos conocimientos.- apuntó Salazar.
- ¿Te encargas tú?- Ante la mirada horrorizada de la rubia, Rowen rectificó.- ¿O prefieres enseñarlas tú, Helga?
- La verdad es que yo había pensado más bien en Herbología y Artes Sanadoras.- Ante la mirada de Godric, se defendió.- Tú te has inventado Criaturas mágicas.
Rowen carraspeó divertido.
- Entonces¿Tú que enseñaras?- El pelirrojo miró con curiosidad a Salazar.
Salazar fue a contestarle pero antes de que pudiera pronunciar palabra fue interrumpida por la voz del cochero.
Habían llegado a su ansiado Castillo.
Los cuatro jóvenes se quedaron mirando las ruinas de lo que tendrían que convertir en un colegio habitable.
- Bueno, lo primero será poner algunos hechizos e ilusiones para que los muggles no se acerquen.- dijo Rowen en tono vacilante
- No creo que nadie en su sano juicio quiera acercarse a esas ruinas.- el tono mordaz de Salazar resonó en el limpio aire.
- No seas tan pesimista.- contestó con voz pensativa Godric.- yo creo que si dejamos una ilusión de las ruinas, un hechizo desorientador y un cartel, no sé… que ponga algo como "Ruinas peligrosas" o algo así…- hizo un vago gesto en el aire.
- ¿Por qué dices ruinas peligrosas cómo si fuera mentira?- Salazar frunció graciosamente la nariz, mientras dirigía su mejor mirada desdeñosa al lugar.
- ¿Es que tienes miedo, Sally?
- Lo que tengo es sentido común, Gody .- le replicó
Rowen se colocó con rapidez entre ambos, cortando a Godric antes de que empezara a hablar.
- Basta. ¿No sabéis estar cinco minutos sin pelear? – al verlos con la intención de contestar añadió.- no es necesario que contestéis, era una pregunta retórica.
- Lo mejor será que nos dividamos y vayamos viendo el lugar.- Todos se volvieron a mirar a Helga sorprendidos.- ¿O no?
- Me parece una idea genial.- Rowen sonrió tranquilizadoramente a la morena.- Vamos Godric.
Empezaron a explorar el terreno separados unos 15 metros los unos de los otros. Al ver el lago que se alzaba en mitad del prado, Ravenclaw no pudo menos que sonreír. Al llegar a las enormes puertas se detuvieron a la vez sin necesidad siquiera de mirarse. A pesar de que el Castillo se encontraba medio derruido en algunas partes, las gigantescas puertas de madera se conservaban perfectamente, seguramente gracias a algún acertado conjuro de preservación.
- ¿Entramos?
- Claro, adelante.
Salazar le cedió graciosamente el paso, a lo que el pelirrojo la miró con algo de sorna. Pero al darse cuenta de que ninguno de los otros dos tenía la más mínima intención de pasar con él, no pudo evitar poner los ojos en blanco.
- Tranquilos, el monstruo del castillo me comerá a mí.
Un murmullo de risa recorrió el grupo.
- No te preocupes, si tanto miedo te da el monstruo te acompañaré.- Salazar le dirigió una mirada burlona y empujó suavemente una de las puertas.
- Bueno, creo que el monstruo no tiene hambre hoy.- comentó Rowen mirando por encima del hombro de Godric.
Salazar y Godric compartieron su primera mirada desesperada.
La luz de la varita de Salazar alumbró el pasillo tenuemente. Cuando descubrieron las escaleras hacia las mazmorras le pareció una buena idea bajar a investigar. Después de vagar durante media hora por pasillos en ruinas, helada y aguantando a Gryffindor, el único que había accedido a ir con ella, que con sus arranques de caballerosidad no deseados le estaba crispando los nervios, era totalmente incapaz de recordar la razón.
Pasó su delicada mano enguantada por la pared, dejando un surco opaco al llevarse el cuero la humedad. En las mazamorras el aire había resultado frío y húmedo, pero extrañamente no estaba viciado.
Debe de haber una salida o al menos una abertura al exterior. caviló.
- ¿Salazar?
La grave voz de su poco querido compañero de andanzas resonó de forma extraña en el lugar. La rubia no pudo menos que lamentar que la inspección de unas salas que habían encontrado antes, de la que se encargaba el pelirrojo, hubieran sido tan cortas. Empezaba a sentirse cómoda.
¿O era que el tiempo discurría de manera distinta allí?
- ¿Salazar?- Se notaba que Godric empezaba a sentirse preocupado ante la falta de respuesta de la joven.
Abrió la boca para contestar para disipar su temor, pero la volvió a cerrar sin pronunciar respuesta alguna. Por extraño que pareciera le molestaba profundamente que el pelirrojo estuviera allí, gritando por los pasillos y tocándolo todo.
- ¿Salazar!
Desde luego sonaba muy desesperado. Atisbó su figura vuelta de espaldas al fondo del pasillo, iluminada por la brillante luz dorada de su varita. Su cabello relucía en un halo infernal.
Observó la suya. La luz que desprendía su varita era blanca y fría, muy suave. Convertía lo que tocaba en un mundo sin color, blanco y negro de suaves sombras.
- Nox
Amparada en la oscuridad, se acercó en silencio a la figura del hombre, que intentaba abrir sin mucho éxito una puerta que se había saltado en su ensimismamiento.
- ¿Me llamabas?
Su suave voz a menos de un palmo de distancia lo hizo respingar del susto.
- Por todos los…- al ver la suave sonrisa sardónica calló algo azorado. ¿Era necesario que siempre hiciera eso¿Qué lo hiciera sentir así? – Te he estado llamando.- le reprochó más bruscamente de lo que pretendía.
- Lo sé. Te he oído.- pasó con tranquilidad al lado suya.- al final de este pasillo sólo hay una sala vacía. Volvamos hasta las escaleras y tomemos está vez el pasillo de la izquierda. Me pareció advertir un soplo de aire fresco.
Godric solamente gruñó ante sus palabras, que tenían toda la pinta de ser una orden camuflada con el poco éxito propio de la familia Slytherin.
- Bien, cómo desees. Pero iré yo primero. Este lugar parece peligroso.
Salazar se limitó a poner lo ojos en blanco mientras lo dejaba pasar. La fin y al cabo, tampoco era estúpida.
El soplo de aire fresco se hizo cada vez mas evidente, esta vez acompañado por el olor de robles y arces, por lo que tanto Godric como Salazar intuyeron que estaban cerca del bosque. O más bien por debajo de él, pues las mazmorras parecían extenderse fuera de los límites del propio Castillo.
Aunque en un principio habían andado separados, al acercarse al final de un pasillo, por el que entraba una cierta claridad, se acercaron hasta el punto de que sus manos se rozaban al andar.
Al pasillo por el que andaban desembocaba en una pequeña sala. La pared de la derecha se había derrumbado, dando acceso a otra sala mayor. Atisbaron por cuidado por el agujero, Godric ligeramente adelantado, cubriendo con su cuerpo el de la joven, en un gesto totalmente inconsciente.
Por lo que podían ver, la sala estaba bastante bien conservada, aunque su suelo estaba alfombrado de pequeños cascotes del derruido techo, que había desparecido casi en su totalidad dando paso a la visión del Bosque. Efectivamente había excedido los límites y se encontraban bajo los árboles. Al final de la sala se podían divisar un par de escaleras que bajaban aún más.
Salazar intentó adelantarse para poder investigar la sala a gusto. Un esbozo de un plan se perfilaba en su mente. Si no equivocaba… Su intento fue frustrado por Godric que la cogió suavemente, pero con firmeza, por la muñeca.
- Espera. No sabemos si el resto del techo esta bien apuntalado. O si alguna bestia del Bosque ha decidido refugiarse aquí. Es peligroso. Deberíamos llamar a los demás.
- Si tienes miedo puedes ir a buscar a Rowen, yo voy a entrar.- le respondió desdeñosa.
Godric la miró intensamente e a los ojos unos segundos, registrando su posición en su memoria. Al volverse para responderle habían quedado frente a frente, Godric apoyado sobre una pared, muy cerca el uno del otro, iluminados por primera vez con luz natural desde que habían entrado en las mazmorras. Afuera, empezaba a anochecer.
- Al menos deja que pase yo primero.- su voz sonó ronca, envuelta en emociones que Salazar no pudo, ni quiso, descifrar.
- De acuerdo.- Desvió la vista, de repente incomoda.
El pelirrojo entró con prudencia, pero con paso firme, en la Sala. Dio una primera vuelta de inspección, mientras era observado por unos ojos verdes desde la entrada. Fue comentando sus impresiones en voz alta.
- Parece que el techo se derrumbó hace años, por lo que ya estará asentado y será difícil que se vuelva a derrumbar… Aquí parece que hay una chimenea, seguramente esta Sala se usaba como Salón de Recepciones, aunque no se para qué, estando tan abajo… Las escaleras parecen en buen estado, aunque no se ve que hay al final… Aquí hay algo…
- ¿El qué?
- Parece una estantería de piedra.
- Eso lo puedo ver desde aquí.- le replicó burlona, mientras se adentraba unos pasos en la Sala.
- Ya. Pero si me hubieras dejado terminar te diría que sopla aire desde atrás.
- ¿Quieres decir que es una puerta escondida?
- Podría ser.- Godric la empujó con suavidad con ambas manos. Al no conseguir nada, empujó con más fuerza. Nada.- Si hay algo detrás va a ser difícil obtener acceso.
Salazar se acercó con cuidado a la zona derruida.
- ¿Quieres que veamos lo lejos que está del Castillo?
- De acuerdo.- Rodeó algunos cascotes.
- Supongo que decirte que es peligroso y que me dejes a mi primero no se servirá de nada¿verdad?
- Verdad.- giró la cabeza y le sonrió suavemente por encima de su hombro.
Meneando la cabeza con resignación, el pelirrojo la adelantó sin su permiso.
Llevaban andando un buen rato por el Bosque, sin tener la más mínima idea de adonde se dirigían. Al salir de las mazmorras habían tomado la dirección por donde creían que estaba la puerta principal del Castillo pero, por lo que llevaban andando, o se habían equivocado o habían recorrido más camino del que pensaban bajo tierra.
Salazar aceleró el paso para alcanzar al pelirrojo, que andaba delante de ella con paso firme, aunque sospechaba que no tenía la menor idea de donde estaban.
- Será mejor que regresemos, está empezando a anochecer y quiero terminar de investigar la Sala.
- No. Volvamos al Castillo con los demás.
- Vuelve tú, yo voy a ver que hay escaleras abajo.- Empezaba a sentirse molesta ante el tono autoritario de su inoportuno compañero.
- No. De todas maneras cerraremos las mazmorras, no me gustan nada.
- Que no te gusten a ti no significa que vayamos a cerrarlas, recuerda que fui yo quién encontró el Castillo.- se volvió hacia é con los ojos brillantes de furia. ¿Cómo podía ser tan arrogante? Ni su propio hermano era así, que ya era decir.
- ¿Se puede saber porque eres así?
- ¿Perdón?- No se lo podía creer. ¿Él le recriminaba el comportamiento a ella¿Él a ella!
- No te hagas la sorprendida.- la regañó.- Llevó todo el día siendo lo más caballeroso posible contigo a pesar de que me has arrastrado por todas las malditas catacumbas del Castillo. Y no contenta con eso ahora quieres volver a atravesar el Bosque hacia esa tumba. No puedo dedicar todo mi tiempo a hacerte de escolta.
No podía creer lo que estaba escuchando. Era ridículo. Era él que se le había pegado a las faldas. ¡Ella no necesitaba su protección!
- ¿Caballeroso? Si lo que intentas es inflar tu ego intentando protegerme de imaginarios peligros, te diré que ni quiero ni necesito tu caballerosidad.
Dicho lo cual, se giró con gracia y desando el camino hacia el borde del claro, para volver a las mazmorras.
- ¡No hemos terminado de hablar! Maldita chiquilla arrogante.- Godric tenía el rostro contraído por la furia. En sus veinticinco años ninguna mujer había sido ni la mitad de descarada que esa…esa rubia. Al principio le había divertido su irreverencia y su seguridad, pues en realidad no le gustaba las mujeres que no tenían personalidad propia y que se limitaban a seguir las órdenes de su marido o del cabeza de Familia. Pero de ahí a…a pasar de él, había un buen trecho.
- ¡Salazar!- La siguió a paso vivo a través del bosque, aunque estuvo tentado de dejarla sola en mitad de la noche, su sentido del deber la hizo seguirla entre los árboles. Así al menos podría cogerla y obligarla a… volver al castillo.
- Ya esta bien. Rictumsempra.- Esperaba que la sencilla e inofensiva maldición la obligará a pararse hasta que le diera alcance. Con lo que no contaba es con su rápida reacción, que la hizo darse la vuelta y desviarla hacia el follaje con destino desconocido.
- ¿Es qué estas loco?- Tenía las mejillas encendidas por la furia, los ojos verdes destellantes. No gritaba histérica, sino que su voz se había convertido en un afilado susurro.- A mi no me maldice nadie.
- Sólo quería que te parases y me escucharás.- no pudo evitar sentir una molesta presión en su bajo vientre. ¿Es que era masoquista?- Ven.- Le tendió la mano, con sentimientos encontrados, olvidada su reciente furia en el creciente calor.
- ¿Eres estúpido? Te he dicho que voy a…
Un rugido proveniente de la espesura cortó su frase a la mitad. Inconscientemente se acercaron un paso.
- ¿Qué…?
- Un dragón.- el susurro de Godric resonó en el silencioso bosque con claridad. Aunque había asistido a algunas cacerías de Dragones, siempre lo había hecho en grupos numerosos, pues eran difíciles de abatir.
Reconoció para sus adentros que no deseaba enfrentarse a un dragón él sólo.
El ruido de árboles siendo apartados a un lado con violencia lo sacó de su estupor. Cogió a Salazar de la mano, e ignorando sus protestas, empezó a correr hacia donde él creía que estaba el Castillo, arrastrándola.
- Créeme por una vez en tu vida. No nos queremos enfrentar a un Dragón.
- Pues es culpa tuya, pues seguramente le has dado con el hechizo.
- ¿Eh?- Recordó el fallido Rictumsempra. - ¡Fuiste tú la que lo desviaste!
- Si te parece dejo que me alcance. Tú lo lanzaste.- jadeó.
- ¿Crees que estarán bien?- la suave voz de Helga sonó preocupada, mientras recorrían la enésima galería.
- Por supuesto.- le sonrió tranquilizador, mientras la guiaba suavemente por el codo hacia un nuevo pasillo.- Es imposible que se metan en problemas en las mazmorras. Cómo mucho se perderán. Pero Godric es de los mejores rastreadores de Inglaterra, encontraría enseguida el camino de salida.- añadió para no asustarla.
Helga no contestó enseguida, sino que paseó su mirada por los antiguos cuadros que adornaban la pared. Algunos estaban tan desgastados que habría que cambiarlos, pues eran imposibles de reparar. Sonrió suavemente ante uno de una señora gorda, que reía entre dientes.
- Te sorprendería lo que Salazar es capaz de hacer.- respondió al fin. Su respuesta sobresaltó a Rowen, que creía que la conversación había acabado.
- La conoces mejor que yo. Pero es difícil meterse en problemas en un sitio cerrado.- insistió.
La morena simplemente le sonrió.
- De todas formas hay algo más urgente que me preocupa.- abrió dos grandes puertas que daban a una inmensa sala vacía.
- ¿El qué?- Observó sorprendida la incomodidad del joven.
- Bueno, no os lo toméis a mal. Pero aunque tú has podido aprender artes, sin duda valiosas, debido a la… eh… posición de tu familia, por los negocios…- viendo que empezaba a balbucear, le hizo un gesto con la mano para demostrarle que no se enfadaba por la alusión a su familia y que continuará con tranquilidad.- Pues… no creo que Salazar pueda dar clases.- soltó con brusquedad.
- ¿Por qué?- cada vez estaba más sorprendida. Se acercó a los grandes ventanales del final.
- En el internado… Bueno, por lo que me han dicho no es que enseñen bastante magia. No creo que necesitemos clases de bordado o modales.
Helga no pudo menos que reírse. Se rió tanto que tuvo que agarrarse al marco de la ventana, mientras Rowen la miraba totalmente pasmado.
- No entiendo…
- Ay, Rowen. – Hizo un gran esfuerzo por serenarse.- Es cierto que en el internado no enseñan magia. De hecho, nos dan unas varitas que tienen un conjuro de detección por si se nos ocurre practicar por nuestra cuenta cualquier hechizo que no sea de limpieza o reparación, para poder castigarnos en consecuencia.
- Me estás dando la razón.
- Rowen.- lo miró con dulzura.- ¿De verdad piensas que algo tan nimio iba a hacer que Salazar no aprendiera magia por su cuenta? Créeme, si de algo sabe Salazar, es de magia.
- ¿Entonces…?
- Sabrá perfectamente dar la clase que elija. Y será la que menos os imaginéis.
Los corrían entre los árboles a gran velocidad, azuzados por los ruidos que hacia un gigantesco animal al perseguirlos. En un momento dado a la joven se le enganchó la larga, y totalmente inadecuada, falda en una raíz. El joven hombre que la acompañaba se paró a su lado esperando una larga serie de tirones para desengancharla y dejarla en el mejor estado posible, pero ella se limitó a sacar una larga varita oscura y cortar un buen trozo de tela.
- Vamos.- ésta vez lo cogió de ella de la mano y tiró de él para continuar corriendo.
- Vaya.- el suave tono admirativo la hizo sonreír suavemente.
Godric corría con seguridad y agilidad aunque en los últimos cinco minutos había encontrado una razón para distraerse en la huida. Las largas piernas que podían verse a intervalos por el corte que su compañera había hecho en su falda. Había que reconocer que ahora parecía poder correr mejor, pero el inusitado ejercicio empezaba a hacer mella en la joven, que jadeaba y se apretaba un costado. Aunque el pelirrojo se quitaba el sombrero, figurativamente, ante su decisión y temple. No se había quejado en ningún momento.
Cuando empezaba a creer que tendrían que pararse para que Salazar recuperara el aliento, ocurrió algo bueno y malo a la vez.
Salieron del Bosque. Pero bastante lejos de las puertas del Castillo. En la planicie, el dragón seguro que los alcanzaba.
- Salazar, corre hacia el Castillo y llama a Rowen.- la empujó suavemente en dirección de las puertas, mientras aflojaba ligeramente el paso para poder quedarse atrás y defenderla.
Salazar no protestó. De hecho no dijo absolutamente nada. Se limitó a pararse a un paso por delante de él.
- Mira, no se que os enseñan en la Escuela de Señoritas, pero dudo que sea la forma de defenderse de un Dragón. Si quieres ayudarme ve a por Rowen.- un sexto sentido le hizo darse cuenta que una orden directa no iba a servir para nada, así que por primera vez en su vida intentó razonar. Ese mismo sentido lo hizo darse la vuelta. El gigantesco dragón verde había alcanzado el límite de la espesura.- Salazar…
La joven Slytherin se limitó a mirar con tranquilidad el dragón.
- Aparate aracno.- una rayo blanquecino salió de su varita, que al impactar en la cabeza del Dragón se abrió en una fina pero resistente telaraña, que lo cegó y lo unió por miles de hilos resistentes a los árboles cercanos, dificultando sus movimientos.
- Vaya.- Godric la miró totalmente asombrado y con franca admiración.- Eres toda una caja de sorpresas. ¿Dónde…?
- Gracias. Mejor después.
Dio unos pasos en dirección al Castillo y esperó a que la alcanzara.
- No durará mucho.
A sus espaldas, un siniestro crujido y un rugido triunfal les avisó que el dragón había conseguido liberarse.
- Bueno, mejor algo que nada.- le respondió el pelirrojo con diplomacia. Acto seguido, apuntó con su varita por encima del hombro.- Bombarda
Una explosión y un alarido de dolor lo indicaron que había hecho blanco. Pero más que detener al animal, le pareció dar nuevas energías, pues no tardó en darles alcance.
- Eso no ha sido buena idea.- le replicó Salazar, mientras se desviaba hacia la derecha para evitar una bola de fuego.- Depulso
El dragón perdió momentáneamente terreno, mientras los dos jóvenes aumentaban la velocidad por el borde del lago.
- Rowen podría asomarse a lago, ya que tanto quería uno.- refunfuño Godric, molesto porque sus hechizos estuvieran tan mal elegidos en comparación con los de la joven.- Desmanius
Ahora si que consiguió un buen efecto. El dragón se tambaleó al borde del desmayo, dándoles suficiente margen para alcanzar el prado que daba a las puertas. Le sonrió con suficiencia a la rubia.
- Uno de dos, no está mal.- se burló en respuesta.
Pagaron caro la momentánea distracción. El reptil consiguió ponerse a la par de ellos y, entremetiendo la cabeza entre los dos, empujó con la testa a Salazar, con suficiente fuerza para que saliera despedida y aterrizara con fuerza contra el suelo unos metros más allá. Mientras giró para intentar morder al joven Gryffindor, que tuvo que tirarse a un lado para evitar los enormes dientes.
Miró desesperado hacia su compañera y lo que vio no le gustó nada. La joven no se movía de donde había caído, y sus cabellos le parecían manchados de sangre.
- Impedimenta. Incarcero. – Los dos hechizos impactaron con fuerza en el dragón, que resultó momentáneamente inmovilizado, aunque enseguida empezó a rebullir y a atacar las cadenas que lo ataban.
El pelirrojo aprovechó el respiro para acercarse corriendo a la figura caída derrapó en el barro del la orilla, cayendo de rodillas a su lado.
- Salazar.- musitó con voz débil mientras le daba la vuelta. Aunque su tez poseía un tinte blanquecino no muy halagüeño, su pulso era firme.- Enervate
Tosió con fuerza mientras jadeaba en busca de aire, pero cuando abrió los ojos su mirada era lúcida. Demasiado lucida.
- ¿Por qué me estas abrazando?
- ¿Eh?- Tomó conciencia de que uno de sus brazos la abrazaba por la cintura, mientras que el otro la mantenía sentada, pero que quizá la apretaba más de lo que permitía el decoro contra su pecho. Podía oler el perfume de su suave cabello.- Sólo te ayudaba.- se defendió.
- Ya. Pues ya estoy bien. – al ver que el hombre no hacia nada por soltarla, le empujó suavemente.- ¿y el dragón?
- Pues…- un rugido a menos de diez pasos y la corriente de aire provocada por el revoloteo de unas alas recién liberadas le contestó.
- Ya veo.- Intentó levantarse, aún mareada.
- Se me ha ocurrido una idea.
- ¿Esos no son Salazar y Godric?- Rowen se inclinó por el ventanal, de forma que sacó casi medio cuerpo fuera.
Helga lo cogió de la túnica y de un tirón lo metió dentro. Lo miró enfadada, como si fuera su madre.
- No te asomes tanto.- lo regaño.- Pues si que parecen ellos. ¿Por qué corren?
La aparición del dragón contestó su pregunta. Contemplaron anonadados el hechizo de Salazar y su posterior huida junto a Gryffindor hacia el Castillo.
- ¿Qué decías sobre que era imposible que se metieran en problemas?
- Será mejor que bajemos.- le indicó en su voz siempre calmada por encima del hombro, mientras se dirigía a la puerta.
Corrieron por los pasillos hacia las puertas, rogando para sus adentros que no llegaran demasiado tarde. Según se iban acercando fueron escuchando cada vez más claramente los ruidos de la pequeña batalla.
Justo cuando llegaron a las puertas se hizo el silencio. Repentinamente temerosos, se cogieron de la mano mientras Rowen empujaba suavemente una de las puertas, para abrirlas lo suficiente para poder ver el exterior.
- Por Merlín.
- ¡Estás loco!- la voz de Salazar sonó por primera vez asustada, mientras sus delgados brazos lo rodeaban por la cintura con sorprendente fuerza.
- ¡Eso ya lo has dicho!- le gritó por encima del ruido que hacia el dragón mientras intentaba desmontarlos. Agarró con más fuerza las riendas que había conjurado, intentando domar al reptil como si de un gigantesco caballo se tratase.
- Por lo menos ya ni nos tira bolas de fuego ni nos intenta morder.- no pudo evitar reírse, mientras la adrenalina lo hacía sentirse inmensamente vivo.- ¿No te lo estás pasando bien?
- ¡No!.- sintió como la joven hundía su cara en su espalda, mientras apretaba su cuerpo tembloroso contra su espalda, intentando no caerse.
En ese momento vio a Rowen y Helga que los miraban pasmados desde las puertas.
- ¡A buena hora!
El dragón se quedó repentinamente quieto el tiempo suficiente para que Godric pensara que su plan había funcionado y para que Salazar aflojará su presa, para desencanto de éste. En ese momento, unas inmensas alas se desplegaron a ambos lados y el reptil, con un poderoso salto, alzó el vuelo.
Cuando vio la rapidez con la que el suelo se alejaba de ella sintió que se le secaba la boca. Apretó con fuerza la cintura masculina, mientras intentaba controlar los temblores que recorrían su, de repente, frágil cuerpo.
. No pienses que te vas a caer. No mires abajo.>. > Apretó los dientes hasta que rechinaron.
- ¡Salazar¿No es magnífico? – Godric se volvió con los ojos brillantes de emoción.- ¿A que nunca has imaginado que volar era así?- le sonrió eufórico.
- NO. Haz que baje.
- ¿Lo dirás de broma, verdad?- Se giró con dificultad debido al agarre de los brazos femeninos, para mirarla con fijeza. A los pocos segundos su cara se iluminó por la primera sonrisa burlona que le veía. Beolthan estaría orgulloso de él.- ¿No tendrás miedo a las alturas?
- Yo no tengo miedo a las alturas.- le siseó entre los dientes.- Cualquier persona sensata estaría de acuerdo conmigo en que lo mejor sería bajar. YA
- Oh, de acuerdo.- se rió suavemente.- Pero sólo porque tienes miedo a las alturas.
- ¡Qué no tengo miedo a las alturas!
Rowen vio como el dragón desaparecía en el cielo azul, convertido en una pequeña mota verde. A su lado, sintió como Helga se estremecía. Le cogió del brazo con fuerza, musitando con voz débil, rogando, que volvieran. Aunque sabía que tenía que mirarla, que tranquilizarla, no pudo apartar la mirada del cielo cada vez más oscuro.
Cuando la esperanza empezó a morir en su interior, vio una pequeña luz sobre su cabeza.
- Helga¿qué es eso?
- Una estrella.- sollozando, se sentó en las escaleras, ignorando la erguida figura masculina. Salazar. Su pequeña y hermosa Salazar. Su fuerte Salazar. ¿Qué iba a hacer sin ella?
- No. La estrella no. ¡Ahí!
Ahora si que miró hacía arriba. En el negro cielo se divisaba una luz más fuerte que las estrellas, más blanca que la luna. Una luz que se acercaba con rapidez. Era el dragón.
- ¿Están…?
- Sí.
El reptil aterrizó con un chapoteo en la orilla del lago. Sin esperarla, Rowen salió corriendo hacía las dos figuras que se perfilaban contra el agua.
- ¡Salazar¡Godric¿Estáis bien?
- ¡Ha sido increíble!- la profunda voz de Godric, tan llena de alegría casi lo hizo llorar. No se dio cuenta hasta ese instante de lo cerca que había estado de perderlo. De perderlos.- Y además, a Salazar…
La otra figura, que había estado quieta hasta ese instante, se levantó y lo golpeó en el hombro para que se callara.
- ¡Godric! Call…
Rowen pudo ver como el pelirrojo se apartaba de un ágil salto… para resbalar por el lomo del dragón y caer al lago.
- Solo a ti se te ocurre bañarte de noche a estas alturas del año.
- Rowen, déjate ya de bromas.- el pelirrojo se arrebujó en las mantas con expresión desolada.- me encuentro muy mal.- para enfatizarlo, estornudó con violencia.
- Tómate esto.- Helga le sostuvo con cuidado un vaso para que bebiera.- No te curará completamente, pero te sentirás mejor.- Acto seguido, miró desaprobadora hacia un lado.- Salazar, déjate de reírte.
- Tendrías que haber visto su cara.- le replicó divertida.- Entonces también tú te reirías.
Rowen no pudo evitar reírse también, aunque disimuló con una tos debido a la mala mirada que Godric le dirigió.
- Es tu culpa que este resfriado. Tú me tiraste al lago.
- ¿No esperaras que me sienta culpable por ello, verdad?
- Esperad.- Rowen se apresuró a intervenir.- Esta tarde habéis luchado juntos contra el dragón. ¿No habéis aprendido nada?
- Si.- musitaron los dos a la vez.- ¡a no hacerle cosquillas a un dragón dormido!
Ante la sorpresa de Rowen y Helga, los dos se echaron a reír, como si compartieran un secreto.
-Se llama a sí mismo el heredero de Slytherin, quiere limpiar la sangre matando a todos los hijos de muggles. ¿Qué vamos a hacer?
Un anciano de penetrantes ojos azules miró pensativo hacia un viejo sombrero.
- Tú que lo conociste¿hasta donde piensas que puede llegar su sangre?
- Nadie de su sangre se rebajaría a entrar en una guerra. Slytherin ensalzaba la búsqueda de conocimiento, no su destrucción.- contestó con prudencia el viejo sombrero, deseoso de ayudar sin traicionar una vieja promesa.
CONTESTACION A LOS REVIEWS.
NerwenBueno, he tardado más de lo que esperaba, pero aquí tienes el cuarto capitulo. Me alegro de que te parezca original la idea de un Salazar Slytherin femenino, no sé, a mí siempre me ha pegado más como una mujer y me apetecía ver como quedaba. Bss
Aliena: Jo, a cualquiera se le puede ir alguna letra. Snif. Claro que se queda la pobre a cuadros. ¿Te imaginas lo que es un matrimonio concertado para alguien como Salazar? Pero no te creas que se queda ahí, tengo un par de buenas sorpresas respecto a ese tema.
Kaquya-tsukino: La razón por la que acaban pensando en que Salazar era un hombre es bien sencilla. En el siglo XI, que es más o menos cuando ellos viven, la mentalidad de la sociedad era muy machista. Aquí dejo más claro de que las mujeres eran educadas para un papel secundario, sin apenas acceso a la magia. Salazar no solo aprendió magia, sino que fue una de las mejores brujas de la historia, más poderosa que la mayoría de sus contemporáneos. Así que cuando se empezó a hablar de ella fuera de los círculos en los que era conocida, se supuso instantáneamente que alguien tan poderoso y dotado en la magia debía ser un hombre. Cómo se sabía que eran dos mujeres y dos hombres, y evidentemente Godric Gryffindor no era nada femenino, Rowen pasó a ser la segunda mujer (pobrecito). Con el tiempo, esa versión de la historia fue ganando fuerza, hasta que se dio por verdadera.
Y sí, son los Weasleys. Jejeje.
Catherine McKinnon: Me alegro de que te gustara, lamentablemente he dejado bastante aparcada la historia, aunque no te preocupes, a partir de ahora voy a publicar mucho más seguido.
Los fragmentos son más importantes de lo que crees. XD.
