GRACIAS SHADIR! Por tu apoyo hoy y siempre y bueno...
Hola a todas! Como vi que hubo muchas dudas y curiosidad escribí esta primera parte del primer capítulo a velocidad de rayo...
Agradezco a todas las que me han dejado post y alcaro algunas cosas
1) Medín es el país donde está ocurriendo todo esto... (es inventado y perdón por la falta de creatividad con el nombre )
2) Medín esta dividido en las tierras del norte, tierras del centro y tierras del sur.
3) Hay un ministro del norte, un ministro del sur que es Julián y un rey en el centro que es Radamanthys que es el encargado general del país (léase como presidente)
4) Hay también un senado...
5) Es tipo futurista y a la vez algo medieval... hay cosas avanzadas y cosas no tan avanzadas como ir a caballo y cosas así... por el efecto al ecosistema
6) La orden dorada es como la conocemos sólo que sin Saori (muahahahaha) es decir no creen en un Dios... aunque lamentablemente para las que odian a Saori sí aparecerá en eeste fic... pero no tan odiosa y mucho menos "poderosa" por así decirlo...
I
Saga salió de su pequeña celda y sin ninguna prisa ni sigilo, se dirigió al jardín de la Orden. Las escaleras eran muchas, y en el trayecto se topó con algunos de sus compañeros. Saludó brevemente a cada uno de ellos con la cabeza y dio las gracias interiormente por no haberse topado con su hermano, con Shaka o con... Mu...
Era obvio que esos tres con sólo mirarlo adivinarían que algo tramaba, y Saga no planeaba avisarle a nadie de su inminente partida. Nadie lo detendría... Ni siquiera ellos. Era algo que tenía que hacer y más importante, tenía que ver con sus propios ojos...
Mientras cuestionaba interiormente la autoridad del concejo al decidir por todos, y la decisión, para él precipitada, de abstenerse y esperar a saber más de aquella amenaza, llegó a los "Jardines Verdes" de la Orden. ¿Cómo se podía llegar a una decisión si no se conocían los hechos?
El concejo debió de haber mandado exploradores al sur para averiguar que diantre era lo que ocurría ahí. La excusa de que ningún hombre del norte o centro había vuelto de ese lugar era irrelevante y ridícula. La orden dorada no estaba formada por hombres normales, sino por caballeros. Un caballero jamás será como un hombre, lo supera en todos los aspectos.
Partiría al sur, averiguaría con sus propios ojos la identidad de la amenaza e informaría al concejo. Así, este ya no tendría excusas para su inacción y docilidad y se vería obligado a tomar cartas en el asunto. A él, era cierto que lo podrían expulsar por desobedecer las órdenes pero... ¿importaba?
Por supuesto que importaba, pero... Saga comprendía que había cosas más trascendentales que el Concejo, que la Orden, que los mandatos, que sus poderes... cosas como la vida, el ser, la libertad y los ideales...
Sus ideales estaban muy claros y estaban apoyados en el código de la Orden... Y no los traicionaría por seguir unas instrucciones que no comprendía y que a parte de todo, no deseaba obedecer...
El cielo anunciaba un día nublado y gris; había neblina como cada mañana y a paso lento y corto llegó a uno de los establos de los Jardines. Los autos y muchos avances tecnológicos a lo largo de los años, perdieron su predominio por los estragos que causaron al medio y siendo la Orden, una asociación de conciencia, se optó por utilizar caballos como en muchas otras partes del país de Medín.
Saga trataba de escoger uno de los tantos caballos cuando una voz lo hizo voltearse.
- ¿Qué crees que estás haciendo? ... Saga...
El aludido se volvió, y frente a él, su amigo de largos cabellos rubios y unos hermosos ojos celestes le miraba intranquilo y receloso.
- Estoy escogiendo un caballo para montarlo y salir hacia el sur, si debes saberlo Shaka. - Saga volvió su mirada a un hermoso caballo negro que alzaba orgulloso la cabeza.
- Me pregunto si puedes ser todavía más cínico.
- Y yo me pregunto si hubieras preferido que te mintiera...
Silencio.
- Saga, no hagas esto. ¡Puedes terminar muerto... no sabes lo que vas a encontrar! No debes ir solo, espera a que el concejo te autorice para...
- ¿Para encontrar quince mil cadáveres nadando en su propia sangre y putrefacción!
- No sabes si eso está ocurriendo...
- ¡No seas ciego Shaka! - el de cabellos azules rebeldes, miró al rubio con furia - ¡Tu oíste a Julián! Oíste sus palabras... por Dios, LA GENTE ESTÁ MURIENDO mientras esperamos a evaluar todo esto...
- ¡Y tú no seas arrogante¿Crees en verdad que TU sin ayuda y desafiando a toda la orden podrás hacer una diferencia? ESCUCHAME... ¡Te matarán si vas allá!
Saga haciendo ningún caso a las palabras de Shaka, montó el caballo negro y tomó las riendas. Iba a salir cuando el rubio se puso en medio del camino.
- ¡Muévete! - le gritó contrariado el de ojos verdes.
- ¿Qué se supone que le debo decir a tu hermano... al concejo y a Mu? Saga piensa en Mu... ¿Qué diablos le diré!
- Le dirás lo mismo que al concejo... - el geminiano detuvo el avance del caballo, y miró triste hacia los jardines. Talvez si estaba actuando mal... pero por lo menos iba a actuar y a hacer algo... No se podía quedar mirando mientras muchos morían... - Dile... que tuve que tomar una decisión, que no me fue difícil hacerlo y... que lamento no haberme despedido como yo hubiera querido... Él comprenderá, se que lo hará.
- ¡Saga...
- ¡Muévete Shaka! - pidió de nuevo el de furiosas orbes esmeraldas.
- Puedo dar la alarma. ¡Te puedo detener! Puedo ahorrarle el sufrimiento a tu hermano y a todos los que te queremos de verte regresar muerto...
- No lo harás...
- No me tientes y baja de ese caballo...
Pero Saga no bajó. Lo miró como nunca lo había mirado, con decisión, firmeza y convicción. Una convicción que Shaka no había visto en ninguna persona. - Tú, sabes muy bien que esto es lo correcto... Permíteme mancharme las manos para salvar a gente que no se puede defender... Si esto es un mal, que así sea porque de el te juro que saldrá no uno, sino muchos bienes... Por última vez, te pido Shaka que te muevas y que no obstaculices mi camino.
- Antes de dejarte pasar, te aclaro que no estoy de acuerdo con lo que estás haciendo... pero no te frenaré. Saga, has lo que tengas que hacer y... cuídate por favor. Piensa en Kanon y en Mu...
- Ambos son fuertes como tú y sabrán que no tenía alternativa. ¿Shaka podrías... entregarle esto a... Mu? No es una carta, ni una despedida es sólo algo que le permita comprender por qué lo tuve que hacer... - acarició el lomo del caballo y se inclinó para depositar en las pálidas manos del rubio, una pequeña hoja de papel que empezaba con la fecha del día de hoy, tres de septiembre...
- Se la entregaré y también a tu hermano...
- También quisiera pedirte que cuides de él... Kanon no comprenderá, se que tratará de seguirme por lo que te pido que por favor lo detengas... No dejes que venga tras de mí.
- Si te he dejado pasar a ti, no veo porque lo tengo que detener a él...
- Recuerda lo que sientes por él, eso te hará detenerlo...
Shaka enrojeció, y se movió. - Buena suerte Saga, espero verte de regreso...
- "Hombres y mujeres para los demás", gracias Shaka...
- "Hombres y mujeres para los demás"...
La figura de Saga montando ese grandioso espécimen negro se perdió y Shaka se quedó con la cabeza gacha esperando que una figura saliera de entre una de las caballerías... Desde el principio el rubio había sabido que Kanon estaba escuchando y que se encontraba oculto. De seguro como siempre había seguido a su hermano para hacerle una jugarreta.
- Debo ir... - fue lo que dijo el hermano que en apariencia era idéntico al héroe que acababa de salir presuroso hacia el sur. Uno de los muchos héroes de esta historia. Se colocó a la altura del rubio y miró al horizonte donde ya no se lograba divisar nada de su hermano ni del caballo...
Shaka asintió triste y sin mirar a su mejor amigo. Una lágrima resbaló por su mejilla y Kanon lo abrazó con fuerza, como él sólo podía hacer. El rubio se limpió la traicionera perla antes de fundirse en el abrazo que el de cabellos azules le ofrecía. Se miraron a los ojos, y dos cielos se encontraron perdidos en dos esmeraldas.
- Tengo que hacerlo... Lo matarán si no se cuida...
- Lo sé... No tienes que explicarte...
- ¡Pero quiero hacerlo!
Shaka rompió delicadamente el abrazo. - Las palabras no son necesarias Kanon, yo te entiendo... Debes partir... y mis brazos no te detendrán... - hizo el esfuerzo de sonreírle al amigo que tanto quería.
El gemelo tomó el primer caballo que encontró y presuroso lo montó. Era un hermoso animal blanco como la nieve, y con unos ojos tan profundos como el mar. - No tardaré... te lo prometo...
Con una última mirada dulce se despidieron los dos amigos, y el corcel blanco se perdió en busca de un caballo negro que le llevaba una buena delantera. Shaka se quedó de pie y mirando al suelo con sus dulces celestes. ¿Por qué él se tenía que quedar mientras los que más quería peligraban? Por la orden...
Triste, preocupado y confuso miró el horizonte mientras los primeros rayos del sol despejaban la neblina y cubrían de calidez su cuerpo.
Dentro del recinto de la orden dorada, tres muchachos discutían en voz baja la decisión del concejo. Se encontraban en la celda de un joven apuesto de cabellos castaños y ojos sumamente verdes. Los otros dos se encontraban sentados en la cama mientras el de ojos verdes caminaba de un lado a otro.
- No puedo creer que esto esté pasando...
- Pues comienza a creerlo. Esto efectivamente está ocurriendo y nosotros nos quedamos con los brazos cruzados... - dijo amargamente un muchacho fuerte de cabellera rubia y ojos color turquesa.
- Yo sigo sin entender porque el concejo no ha enviado a alguien a investigar... - dijo ahora un joven esbelto de mirada profunda y severa. Su rostro era adornado por un flequillo pelirrojo que caía espontáneamente a un lado de su rostro alargado y hermoso.
- Creo que todo esto es pura basura política - declaró el joven de ojos verdes que se llamaba Aioria, quien era el caballero de Leo.
- ¡Las muertes de miles no pueden ser una treta política! - dijo furioso el caballero de acuario, al que hemos descrito como pelirrojo y al que llamaremos Camus.
- Camus tiene razón Aioria... – aceptó el caballero de escorpión, Milo, el único rubio que estaba sentado en esa habitación.
- Entonces... ¿Qué demonios está pasando? - fue la pregunta al aire que lanzó el caballero de leo.
- Ése es el problema. No tenemos idea. Y aún sin saber el grado de la amenaza el concejo ha juzgado innecesaria nuestra participación en los acontecimientos que borran las vidas de inocentes del sur de Medín... - dijo ofuscado el pelirrojo.
- Todo esto es un caos... El sur es invadido y colapsa, el centro está podrido en corrupción e ineficacia y el norte, ya se cree independiente... - Milo negó con su cabeza en señal de desolación. - Medín está cayendo...
- Y nosotros, tal parece que nos quedamos sentados esperando su caída... - dijo muy amargo el joven Camus.
- Debe haber una razón Camus... Te estás mostrando demasiado desconfiado... El concejo tiene que tener sus razones...
- ¿No te das cuenta Aioria? Esto no es sobre si el concejo tiene razón o no. El concejo pasa de ser importante en esta circunstancia. – dijo lentamente el pelirrojo. El de ojos verdes miró con incredulidad a su amigo. No podía creer que alguien que pertenecía a la orden dorada pudiera hablar de esa forma del Concejo que los regía. - Esto es sobre nosotros, sobre si elegimos quedarnos sentados o sobre si elegimos actuar.
- Ahora Aioria tiene razón Camus. Estás radicalizando las cosas demasiado. El concejo tiene que tener sus razones, por algo se nos ha ordenado esperar... - juzgó el rubio.
- ¿De verdad crees que al final esas "razones" que tú esperas que existan, importan? No Milo, al final, cuando nos encontremos con una pila de cadáveres e imágenes de un despiadado sometimiento será lo que menos importe. ALGO se tiene que hacer, sin importar las repercusiones.
- Te equivocas. El concejo sabe porque hace las cosas. Que ni tu, ni yo sepamos comprender es otra cosa Camus. – dijo Aioria.
El pelirrojo "radical" se puso de pie sin expresar ninguna emoción en su rostro. Cruzó la habitación y antes de abrir la puerta y salir por ella dijo - Tú mismo lo has dicho Aioria. Si fuéramos debidamente informados no tendríamos porque comprender... tendríamos que entender y lo haríamos... Lo único que el concejo está logrando es que los miembros de la orden dorada se dividan y que esto se convierta en ultraje para las poblaciones ya muertas del sur...
Milo se acostó frustrado en el colchón y se pasó las manos desesperadamente por sus rubios cabellos. ¿Por qué Camus tenía que ser así¿Por qué era tan apasionado y radical en muchas cosas y tan apático y solitario en otras?
- Se está pasando Milo... – interrumpió Aioria sus pensamientos.
- Lo sé...
- Tendrá problemas si sigue así...
Milo se puso de pie, sonrío a su amigo y dijo - Hablaré con él y trataré de tranquilizarlo. – salió de la celda de Aioria y dejó a éste con muchas dudas en su cabeza. ¿Actuar o no actuar¿Pelear o no pelear?
CONTINUARA...
espero que más cosas hayan quedado claras, y espero tener pronto la segunda parte de este capítulo...
no coman ansias pronto saldrá Mu... y veremos más de Milo y Camus... y que pasará con Saga y Kanon
y aaaaaa... la amenaza no es nada fuera de lo común... o al menos hasta ahorita así lo veo...
besos
pd) ya me voy a trabajar en el capítulo de "los caballeros de..."
