N/A: Creo que no he sido lo bastante clara (o por lo menos pensé que lo había sido): este es un Sesshoumaru/Kagome. NO habrá reconciliación entre Kagome e Inuyasha, y SI el final será entre Sesshoumaru y Kagome. Por favor lean las Notas de Autor, no quisiera que ninguno quedara desilusionado porque su pareja favorita no terminó junta.

Habiendo dicho todo esto espero que disfruten el fic! Y muchas gracias a todos por los reviews!

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Origen Desconocido

Capítulo 14: Mentira blanca

La bruja del viento se dejó llevar por el viento frío de la mañana, sus ojos todavía no podían creer lo que había visto en el bosque. Nada le parecía claro ahora, y seguramente algo terrible estaba a punto de suceder una vez que su amo se entere de lo ocurrido. De todo lo ocurrido. Pero aún así nada parecía encajar, nada estaba tomando el rumbo que debía y ahora todo estaba confuso y extraño, todo desde que la muchacha comenzó a actuar extrañamente. Kagura llegó al palacio lúgubre de Naraku y se precipitó a la recamara de su amo, la figura de Naraku se podía ver a través del papel de arroz, Kagura aguardó que éste la dejara entrar.

"Bruja infórmame." Ordenó Naraku con una voz fría como el acero, sus ojos brillaron cuando la youkai entró en la alcoba con la mirada fijada en el suelo, algo andaba mal.

"Naraku, no creerás lo que presencie esta noche." Comenzó la bruja temerosa de la reacción de su amo. Naraku irritado, se levantó y miró por la ventana, el mismo paisaje oscuro y tenebroso y la niebla púrpura nublaban su vista a las montañas. Kagura, sabiendo que Naraku no le pediría dos veces continuó "La sacerdotisa Kikyou está muerta." Fue lo que anunció esperando la reacción de su amo. Naraku volteó bruscamente hacia ella, como verificando si no se trataba de alguna broma de la bruja del viento.

"De que estas hablando Kagura?" la interrogó. Kagura lo miró a los ojos.

"Inuyasha la mató, lo vi con mis propios ojos."

Naraku la tomó por el cuello y la sujetó fuertemente levantándola de su asiento, el enojo visible en sus ojos rojos, su cara confundida y llena de odio hicieron que Kagura cerrara sus ojos. Ella podría soportar el dolor de ser asfixiada, pero verlo a los ojos era algo que no podía hacer, lo repugnaba sin límites.

"Bruja mentirosa!" gritó Naraku lanzando el cuerpo de Kagura contra la pared de concreto "Eso es ridículo, Inuyasha está enamorado de Kikyou, nunca se atrevería a hacerle daño!" vociferó el malvado tomando el cuerpo roto de Kagura por los hombros y sacudiéndola, todavía respiraba y podía oírlo.

"Su…cuerpo está en el bosque, una… tumba al pie de un árbol." Fue lo último que dijo la bruja antes de caer en la inconsciencia. Naraku se detuvo y dejó de un lado el cuerpo de la bruja, tratando de calmarse caminó de un lado al otro de la habitación. Nunca antes una noticia lo había estremecido tanto. Decidiendo verlo con sus propios ojos Naraku se dirigió hacia la entrada de su palacio y con sus demonios creó una nube púrpura de veneno. Debía averiguar si lo que Kagura decía era la verdad.

'Si Kikyou está muerta…' comenzó a pensar pero se detuvo, su parte humana no lo detendría.


Sesshoumaru llevaba algunos minutos caminando por los largos pasillos de su palacio, todo esto para buscar a Kagome y continuar con la conversación que había interrumpido la sirvienta. Después de haber leído e interpretado la información que había recaudado al miko, Sesshoumaru había llegado a una conclusión: la única manera de impedir que algo sucediese era averiguando lo que los espíritus de Kaiya, Kyujo y Eikan querían.

Siguió buscando pero no la encontraba ni en el salón, ni en los jardines, ni siquiera en la cocina. Finalmente mientras se disponía a buscarla en el ala para los empleados divisó una sirvienta de limpieza y se acercó a ella.

"Hai, Sesshoumaru-sama." Se refirió la joven youkai haciendo una reverencia. Esta youkai había estado en el palacio desde muy joven según podía recordar vagamente Sesshoumaru, pero aún así podría ser capaz de decirle en donde encontrar a la única empleada humana del palacio.

"Estoy buscando a la ningen." Simplemente dijo el taiyoukai estoicamente, lo último que necesitaba era que sus sirvientes pensaran que tenía alguna afinidad por la mujer. Por más que Kagome y él estuviesen en situaciones similares, esto no significaba que él debería tratarla con respeto. Nadie se merecía su respeto.

"Kagome-chan está en esa habitación, al fondo, mi señor." Yuri lo miró medio confundida y de repente recordó que Kagome estaba durmiendo en su habitación y que había pedido que nadie la molestara y, según sus palabras, "En especial ese arrogante y dominante Sesshoumaru!". Ahora que iba a hacer? De ninguna manera podía decirle a su amo que no fuera a menos que quisiera terminar sus días, no solo como una sirvienta de ese castillo sino también como parte del mundo viviente. 'Kagome me va a matar…' pensó mientras se escapaba de la escena.


Kagome estaba soñando, soñando que estaba en una cascada, una enorme cascada de agua tibia y cristalina, la más pura que había probado. Todo a su alrededor estaba sumergido en una neblina, parecía que el manantial estaba en una nube, no se podía ver a su alrededor. Kagome cerró sus ojos dejándose ensordecer por el sonido de la cascada cayendo y el movimiento de las pequeñas olas contra su piel desnuda.

'Que bien se siente.' Pensó sumergiendo su cabeza en el agua. El pozo parecía no tener fondo, y el agua era tan transparente que podía ver los rayos del sol a su alrededor apoderarse del agua.

De repente el aire le saltó, sintió un dolor punzante en su pecho y nadó rápidamente a la superficie, tomando largos respiros y sosteniendo su pecho. "I-Itai…!" exclamó en respiros cerrando sus ojos y presionando su pecho con sus dos manos.

"Un… ataque cardíaco?" se preguntó cayendo sobre sus rodillas en el piso de piedra del pozo, el agua se había puesto fría como el hielo y todos sus músculos vibraban por el frío. Kagome puso sus manos sobre el piso de piedra, tratando de mantenerse en la orilla y de respirar tranquilamente, pero el dolor era demasiado fuerte.

Retomando lo que le quedaba de fuerza se tomó de nuevo el pecho solo para sentir algo húmedo surgiendo de éste, abrió los ojos un poco pero lo suficiente para divisar en el agua cristalina del manantial un riachuelo de sangre que provenía de ella y oscurecía el pozo. Y en el lugar en donde el dolor estaba ahora estaba clavado algo extraño pero indudablemente familiar.

Kagome miró con horror como su daga, Colmillo de Luz estaba clavado en su pecho, sus manos comenzaron a temblar y su visión se volvió borrosa, la cabeza comenzó a pesarle en sus hombros hasta que no pudo sino dejarse caer en el agua. Pero el agua se volvió tiesa al instante de su caída. Gotas de agua caían en su espalda: lluvia, y sus piernas podían sentir la grama a sus pies, mojada en charcos de lodo. Se oyó algo parecido a un trueno, el manantial había desaparecido y era remplazado por lo que se sentía era un campo bajo la lluvia.

Con dificultad Kagome abrió un ojo y vio vagamente lo que estaba debajo de ella: una túnica extraña, mucha mas sangre y al final un largo cabello plateado y un rostro que solo pudo reconocer como el de Sesshoumaru.

"Sesshou… maru?" preguntó antes de caer en un sueño profundo de nuevo.


"Onna." Llamó discretamente el taiyoukai a la puerta. En los siguientes segundos por no tener respuesta decidió entrar en la pequeña habitación, únicamente iluminada por una vela apunto de terminarse. La ropa extraña de la muchacha estaba doblada en una esquina y un kimono tendido cerca de la pequeña mesa en la esquina esperaba por ser utilizado. Y ahí en el futón en el suelo estaba la muchacha durmiendo y temblando como un ratón asustado.

Por un momento Sesshoumaru creyó que estaba temblando de miedo por su presencia pero la respiración tranquila le indicó que estaba solo durmiendo y probablemente pasando por frío.

El lord no tenía tiempo que perder esperando que la mujer humana se despertara así que con una mano delicada sacudió un poco sus hombros hasta que un ojo adormilado le respondió. Kagome lo miró un segundo creyendo que todavía se trataba de un sueño. Sesshoumaru sabiendo muy bien que la muchacha todavía no estaba del todo despierta le habló un poco más dulcemente.

"Kagome es necesario hablar." Simplemente dijo con una voz monótona.

"Estoy cansada." Respondió Kagome tratando de volver a dormir. Sesshoumaru ya fácilmente molesto la volvió a sacudir, pero solo recibió un quejido de la muchacha arropada en sábanas. Finalmente el señor tomó las sábanas y de un movimiento rápido se las quitó, revelando una mujer en un yukata muy mal puesto. Piernas largas y esbeltas reveladas y la línea de sus pechos a la vista lo detuvieron momentáneamente. La ningen tenía un cuerpo. Kagome se levantó en un grito y le arrojó su almohada a Sesshoumaru como reacción ante tal situación. Por supuesto al ver un objeto acercándose peligrosamente a su cara el taiyoukai lo desgarró elegantemente en segundos.

De no haber estado acostada le hubiese pegado una cachetada.

"Que diablos crees que haces!" gritó la miko enfurecida y sonrojada hasta los pies. Rápidamente se sentó y buscó las cobijas antes de que Sesshoumaru decidiese tomar otro vistazo. El taiyoukai la tomó por el cuello retomando su naturaleza peligrosa y predadora. Kagome sintió sus rodillas debilitarse haciéndola caer en su espalda y llevándose a el lord con ella, sus garras todavía en el vulnerable cuello de la miko. Su cabello plateado caía como una cascada de plata a los lados de su cabeza, sus ojos fríos y dorados tomados levemente por sorpresa y sus labios ligeramente abiertos, signo de sorpresa.

Ahí se mantuvieron. Kagome no se había sentido tan vulnerable, ni siquiera cuando Inuyasha la había visto bañándose desnuda. Ahora estaba bajo el poder de un poderoso youkai, su mano cálida presionando su cuello pero no maltratándolo, sus ojos penetrando su yukata y hasta su piel, la curvatura de su pecho visible y la tela del yukata resbalada hasta la parte alta de sus muslos, todo la hacía sentir sumisa pero de alguna extraña manera protegida.

Sesshoumaru la soltó del cuello, listo para levantarse e irse.

"Aquella vez," comenzó Kagome mirándolo a los ojos "Aquella vez que sostuviste a Colmillo de Luz, lo pude sentir." El siguió observándola, sintiendo como en cada movimiento sus cuerpos se rozaban casi imperceptiblemente. Kagome se sentía morir bajo su mirada, sentía la urgencia de decirle todo en ese instante con o sin miedo a su rechazo. Había echo tantas cosas por él. Había vuelto voluntariamente a él por necesidad. Le había pedido que la ayudase y él la aceptó nuevamente en su palacio sin quejas.

Sesshoumaru no se pudo contener, bajó su cara hacia el cuello de Kagome y olfateó el ligero perfume que usaba la miko. Kagome cerró sus ojos por la sensación, sintió su corazón saltar en su pecho al oír su respiración y sentir su aliento en su cuello.

Los escalofríos fueron inevitables.

Sesshoumaru llevaba ya algunos meses sin la compañía de una hembra, y Kagome lo había estremecido desde el principio de su encuentro sorpresivo en el bosque. Lo había sorprendido al ver en su poder un arma como Colmillo de Luz, un arma que su mismo padre había creado a partir de su colmillo. Algo tan poderoso no debía ser custodiado por un humano, pero ella había podido desenvainarla, podía sentirla y controlarla.

'Ella es definitivamente diferente.' Pensó Sesshoumaru sintiendo la agitación de Kagome debajo de él. Algo que le encantaba al poderoso señor de las tierras del Oeste era sentirse en poder, un poder irrefutable y saberlo. Saber que podía besarla y tomarla en cualquier instante y cuando quisiera. Saber que él la podía saborear y ella debería sucumbir, sin titubeos ni quejas. Ese era su efecto en las mujeres, humanas o no, todas admiraban y se dejaban llevar por ese poder. Muchas lo habían reconocido. Otras lo imploraban. Ninguna había podido escapar.

Y Kagome no sería la excepción. Sesshoumaru procedió a besarle el cuello a la miko en su poder, sintiéndola suspirar de delicia y temblar con deseo.

"Basta." Se oyó mientras Sesshoumaru seguía con sus caricias perversas. Pero no le hizo caso pensando que la orden era dirigida a su cuerpo deseoso más que al individuo torturándola.

"Sesshoumaru, por favor." Una súplica que en realidad no lo era lo hizo detenerse momentáneamente pero nunca alejando su boca de la clavícula de la miko.

"No quiero esto, Sesshoumaru." Comentó Kagome tratando de tomar control de sus brazos debajo del cuerpo del taiyoukai. Pero si quería, demasiado. Quería que le besara el cuello, que dejara marcas de sus dientes en su piel, que la hiciera suplicar que la besara y que al cabo de segundos lo hiciera. Que le quitara esta angustia y que llenara el vació en su cuerpo y en su corazón todo esto y mucho más.

'Si.' Suplicaba su cuerpo.

'No.' Suplicaba su mente.

"Onegai… yamete…" Sollozó bajo el cuerpo de su amo.

Kagome pudo sentir debajo de ella algo sólido que estaba tirado en el futón 'Colmillo de Luz' pensó tomando la daga en sus manos. El arma comenzó a vibrar al aproximarse a Colmillo Sagrado.

Sesshoumaru inmediatamente sintió una energía extraña formarse y luego sintió como Colmillo de Luz se movía por su voluntad y lo alejaba de Kagome fuertemente. Hubo un destello y al abrir los ojos Kagome se encontraba sentada, con Colmillo de Luz en su mano frente a su cabeza. Y Sesshoumaru por su parte estaba siendo apuntado por Colmillo Sagrado.

El filo a meros milímetros de su cuello.

"Sesshoumaru!" exclamó la miko al ver el peligro en que se encontraba el lord, después analizó la situación. Una espada, flotando, apuntando al cuello de Sesshoumaru peligrosamente. "Que está sucediendo?" preguntó Kagome mirando como a cada movimiento de Sesshoumaru la espada lo seguía parecía estar protegiendo algo, o mas bien a alguien.

"Al parecer mi espada se ha revelado en mi contra." Sesshoumaru dedujo enojado, todo estaba descontrolándose, a tal punto que su misma espada, la cual ha usado durante años se ha tornado en su contra. Kagome miró con pánico la situación, que se podía hacer? Pero de repente una voz, una suave pero asustada voz se escuchó en su cabeza.

Ayúdame. Kyujo.

Una voz indefensa que Kagome solo pudo identificar como la voz de Colmillo de Luz, la voz de Kaiya. "Kaiya eres tú?" le preguntó a la daga en su mano, Colmillo Sagrado no se movió ni un centímetro del cuello de Sesshoumaru, listo para cualquier eventualidad de su "dueño".

Me atacó, me quiso hacer daño.

"Eso no es cierto!" refutó Kagome a la daga, luego se dirigió hacia la espada peligrosamente cerca de Sesshoumaru "Kyujo no la escuches! Sesshoumaru no quiso hacerme ningún daño, déjalo en paz!" La espada se alejó lentamente de su presa y en una luz brillante una figura sosteniendo la espada apareció.

La viva imagen de Sesshoumaru: el cabello blanco pero corto, unos ojos negros cual carbón y la piel tatuada pero blanca como la nieve, una sonrisa amable y cariñosa se formó en sus labios al ver a Kagome. El corazón de la miko saltó en su pecho, se sentía extrañamente atraída a él, como si lo conociera de toda la vida. Kagome se sintió enamorarse locamente de ese espectro.

Kaiya, dijo estirando una mano delicada hacia Kagome. Estas viva koi, pero antes de que pudiera tener contacto con su piel, Sesshoumaru se abalanzó hacia la espada, tomándola por la vaina. La figura desapareció y todo lo que quedó era a Sesshoumaru tratando fieramente de contener a Colmillo Sagrado, Kagome por su parte detuvo el escape de su daga con más facilidad.

"Kagome!" gritó el taiyoukai mientras presionaba la espada al suelo "Busca a Jaken, dile que traiga el Seinshi no Kaho!(caja de espíritu)" Kagome lo miró por un momento, impresionada por la fuerza de la daga y el trabajo que le estaba costando a Sesshoumaru mantenerla en un solo lugar.

"Ahora, Kagome!" ordenó de nuevo el taiyoukai enfurecido, la sacerdotisa despertó de su sueño y corrió hacia el pasillo en búsqueda de Jaken.

"Kuso…" gruñó Sesshoumaru al ver que la espada no se quedaba tranquila.

SUELTAME! KONO YARO! Se oyó una voz ensordecedora en su cabeza, Kyujo estaba luchando. Sesshoumaru presionó más a la espada contra el suelo, el tatami estaba arruinado.

"Ya es suficiente!" ordenó Sesshoumaru a la espada, no podía sostenerla mucho tiempo y parecía que Kyujo nunca se iba a cansar. Al instante Kagome llegó cargando una enorme caja tallada en marfil. Jaken quedó petrificado, jamás había visto a su señor tan agitado.

"Amo bonito!" gritó Jaken acercándose cuidadosamente a la escena.

"Kagome, ábrela!" Gimió Sesshoumaru arrastrando a Colmillo Sagrado a la caja. Kagome la sostuvo en su lugar hasta que finalmente Sesshoumaru pudo tomar a Colmillo Sagrado en sus manos y meterlo dentro de la caja, sellándolo así. Todos quedaron perplejos mientras un humo extraño rodeaba a Sesshoumaru y la caja. Kagome, que se había caído hacia atrás dejando la caja se incorporó y comenzó a caminar hacia la figura de Sesshoumaru, temiendo lo peor.

"Amo Sesshoumaru se encuentra bien?" fue Jaken directamente hacia su amo con preocupación, ya en la entrada de la habitación había una gran agitación. Sesshoumaru se levantó de su posición en el piso y solo se dirigió hacia Kagome con una mirada fría.

"A la terraza, ahora." Le dijo tratando de sonar autoritario, pero ambos sabían que era una fachada que había algo mucho más profundo entre ellos. Kagome le cedió la oportunidad de mantener su reputación, y se una inclinación lo dejó pasar. Todas las sirvientas se acumularon instantáneamente alrededor de Kagome, miradas preocupadas y con ganas de un buen chisme. El señor se detuvo en medio del pasillo y sin ni siquiera voltearse

"Hai, Sesshoumaru-sama." Jaken lo siguió de cerca, los guardias cargaban con cuidado la caja.

En ese instante Kagome sintió las ganas de Sesshoumaru de verla a la cara, y Sesshoumaru podía oír todavía el latido acelerado del corazón de la miko, como si ningún ruido a su alrededor podía alterar lo que estaban sintiendo: una extraña resonancia.

Esto les parecía divertido.

Como un secreto. Una atracción clandestina se había formado entre ellos.

Sintieron una sonrisa crecer en sus rostros pero ninguno la dejó salir, ya habría tiempo para discutir lo que había pasado en la habitación. Jaken y otros sirvientes se llevaron la caja y Kagome fue a vestirse en el kimono antes de seguir a Sesshoumaru a la terraza, pero por supuesto después de haber explicado e inventado lo que había sucedido. Una mentirilla blanca.

'Fue una visita muy interesante.' Pensó Kagome cerrando finalmente su puerta corrediza.


N/A: El proximo capítulo es genial, les va a encantar. Tambien es super largo jajaja otro motivo para que les guste.

Cuidense todos

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