LA NOCHE QUE NO RECUERDO Y EL CRUDO AMANECER


Aragorn despertó a las cuatro de la mañana y lo primero que sintió fue una punzada en la cabeza, había tomado demasiado; la luz de la luna se filtraba por la ventana iluminando tenuemente la estancia, estaba desnudo pero cubierto por unas calidas frazadas, miró el techo de madera largamente. Pronto los recuerdos llegaron a la mente del Dunedáin. Habían festejado la victoria sobre el ejercito de Uruk Hail de Saruman en la sede del poder de Rohan, el castillo Medusel, casi toda la noche.

Recordaba bien el espectáculo de Merry y Pippin y cuando Gimli cayó del banco de lo borracho que se encontraba; el enano jugó una competencia de bebidas contra Legolas, quien se tomó 23 pintas de cerveza y apenas sentía un cosquilleo en las manos. Él y Eomer habían salido como nuevos retadores, para defender el honor de los hombres, así que comenzaron una nueva contienda con el Elfo, evidentemente, él y Eomer no soportaron mucho y pronto no sabían ni siquiera donde se encontraban y Legolas aún seguía en pie, en total había bebido 57 pintas de cerveza, ya se tambaleaba, pero no fue suficiente para dejarlo inconsciente. Mientras Gamelin los levantaba para llevarlos a sus habitaciones, Merry y Pippin acudieron al reto para salvar el honor de los hombres mortales pero Aragorn ya no se enteró de cómo había terminado aquello.

Suspiró y se dispuso a acomodarse para dormir la siguiente hora y luego ponerse en pie pero cuando giró en le lecho se encontró con algo con lo que no esperaba. Alguien compartía la cama con él, se medio incorporo bruscamente en la cama, sólo ellos dos estaban en esa alcoba. Aragorn observó a la persona junto a él, quien se destapó un poco cuando él se movió tan rápido y que le daba la espalda; tenía la tez blanca, no tanto como la de Eowyn y Aragorn se alegró al notar que no era ella; su mirada bajó hasta la delgada cintura, el cabello largo cubría el cuello y el rostro de su acompañante por lo que Aragorn no pudo verle la cara, la figura ante sí tampoco tenía ropa. Extendió la mano y tomó algunas de las hebras de la melena que escaparon como seda entre sus dedos, apartó la mirada de inmediato preguntándose que había hecho, lo primero que decidió, fue que al día siguiente, a primera hora de la mañana iría a buscar a Legolas para contarle y pedirle consejo. Sintió una enorme curiosidad, se inquiría quien podría ser aquella que durmió con él, le tomó de los hombros y le giró para verle y así descubrir la identidad de su compañera, más le soltó en cuanto lo hizo¡no lo podía creer, su amante... era Legolas.


Notas de la autora: Buena está historia la escribi derivada de un sueño, más también podría ser una experencia por que conosco a ciertas personas que ya les ha pasado, así que aguas con lo que tomen!. (Aunque claro, yo no lamentaría si despertara al lado de Legolas)