By The Fox.
EPILOGUE:
Amethyst Remembrance.
Y así caminaremos para siempre. Fundidos en un solo paisaje, con nuestros cuerpos como herramientas sensoriales de lo que en verdad es más viejo que el tiempo: el viento y el agua jugando en el oleaje, lo que es eterno y lo que es siempre renovado, los lazos que unen a las personas y lo que les da vida. El amor y la eternidad; inmutables y serenos, invulnerables y frágiles e inaprehensibles.
Cuando el mar, la lluvia, la niebla, el rocío me inunda sé que es Shiryu, gentil y poderoso, eterno y sereno, cuyo Cosmo siempre me acompaña: cuando el viento agita sus cabellos
No importa dónde estemos: ya estemos separados por medio mundo, o unidos en íntimo abrazo, nuestros cuerpos moviéndose el uno dentro del otro, nuestros Cosmos están entrelazados como los eslabones de una cadena, imposibles de romper, eterna red de seguridad que nos sostiene, contenidos como huevos en sus cáscaras.
Cuando él muera o yo muera, nuestro Cosmo se quedará con el que quede, como un recuerdo. Pero quisiera morir yo primero, antes de perder a mi amado, noble dragón: dejar que mi Cosmo sea una memoria en amatista que lo acompañe a todas partes, siempre.
Porque siempre estaremos juntos. Siempre seremos dos, pero complementos que forman un todo: el agua, el viento, los árboles. Yo soy la vida y todo lo que late y respira, fugaz y sin embargo interminable: él es todo lo que me rodea, todo lo que es inmutable. Pero él me da vida y yo lo transformo, en un ciclo perfecto de ying y yang, entropía y resurrección, todo a la vez.
Somos la voluntad de Athena, eterna. Shiryu, Seiya, Hyoga, y también Ikki y yo: somos para Athena y por Athena, el todo que envuelve la llama eterna de Ikki, el espíritu humano de Seiya y las nieves eternas de Hyoga.
Y estamos juntos, como los eslabones de mis cadenas. Cuando no quede nada de nosotros, aún seré el recuerdo en amatista, una marca de agua en el tiempo.
Para siempre.
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