Disclaimer: yo no soy JK y los Reyes Magos no existen. Perdón, eso se me ha colado. Los personajes no son míos, excepto tres o cuatro que sí que me pertenecen, así que si se os pasa por la cabeza la absurda idea de demandarme, vais mal porque esta semana no he acertado ni una en la quiniela.

Ya era hora de cambiar el disclaimer, que llevaba mucho tiempo con el mismo.

Bueno, con el primer capi no habéis andado muy finos en el tema de los reviews. Debéis entender que si no me dejáis reviews yo no sé si la gente lee el fic o no. Espero que a medida que avance el fic os animéis a dejar reviews, que no es malo para la salud ni nada de eso Ahora vamos a contestar a esas 4 amables personas que ha tomado unos minutines de su preciado ejemplo y me han dicho que les pareció el primer capi (los demás ya podéis ir tomando ejemplo):

- Carla Gray: pozi, decidí que ya era hora de subir este fic en la página. Lo que pasa es que lo dejé olvidado por un tiempo y ya sabes, el hecho de tener tan pocos reviews no anima a subir los demás capis � Gracias por desearme suerte, nunca está de más. Besitos.

- Ariel Magdur: uff, pues si el primer capi te pareció distinto a los demás fics, ya verás a medida que avance la historia, es un verdadera locura. Respecto a los de si va a haber Harry/Ginny ya te digo de antemano que no; y no es porque no me guste la pareja (que sí me gusta) si no porque en este fic Harry es un poquito… especial. Ya verás en el capi 3 lo especial que es. A mí la Molly marujona también me gusta, es tal y como yo me la imagino (un poquito exagerada, eso sí). En fin, que me alegro que te gustara el primer capi y espero que el resto del fic también te guste. Un abrazo.

- KriSs-MySeLf: me alegra que te gustara el principio el fic y si el primer capi te pareció alocado, ya verás los siguientes. En serio, este fic es una locura y de la gordas ) Besos y no te preocupes, que a partir de ahora voy a tratar de actualizar más rápido. Bye.

- Iraty Rowling: maldito word, que cada vez que escribo tu nick me lo corrige y me pone Iratí… que coñazo � En fin, a lo que íbamos, que me alegra que te gustara tanto el principio del fic. ¿En serio te gusta Ron? Mmm… pues la verdad es que yo no le trato muy bien que digamos. Es que desde el 4º libro me cae un poco mal, y en este fic exteriorizo lo que me pasa con el pelirrojo. Pero si a ti te cae bien, procuraré no hacerle sufrir mucho ) Pero bueno, para compensarlo que sepas que a mí los gemelos también me gustan. Pues el director de los 40 no es Draco… jeje, ya verás cuando te enteres de quien es. De todas formas Draco tiene muchas papeletas para aparecer en el fic, con lo que me gusta a mí el rubio. Pues el anterior capi me parece que fueron 15 hojas o así, y este por el estilo, igual un poco más largo. Besos y disfruta con el capi.

Ahora sí, el segundo capítulo de esta nueva locura.

Capítulo 2. ¿Dónde has estado?

Hermione estaba deseando que llegaran las ocho para salir del despacho, pero todavía faltaba media hora y Gwen le estaba hablando de que el nuevo ministro de magia, Ludo Bagman, quería exterminar a todos los duendes de Inglaterra o algo así. Veinte minutos… ahora su jefe acababa de llegar diciéndole que mañana tendría que hacer horas extras para ponerse al día. ¿Horas extras? ¡Qué explotación! Quince minutos… Gwen había vuelto recordándole la reunión con el director de los 40 Magistrales. Diez minutos… ¡joder! Que lento va este reloj, habrá que cambiarle la pila para ver si va un poco más rápido. Cinco minutos… imposible aguantar un poco más.

La joven se levantó como el espuni y tras despedirse de Gwen, salió a la calle como alma que lleva el diablo.

- ¡Por fin! – exclamó la chica al pisar el suelo de la calle.

El día se había hecho completamente insoportable y Hermione no había podido coordinar bien. Había estado toda la tarde pensando en la manera de descubrir si el chico que había visto en la tele era Harry en realidad o simplemente alguien que se le parecía mucho.

Al llegar a casa, ni siquiera fue capaz de cenar, así que se desvistió, llenó la bañera de espuma y se dispuso a darse un baño súper relajante. Pero justo cuando se estaba desvistiendo…

¡RING! ¡RING!

El timbre sonó.

- ¡Joder! – exclamó Hermione mentalmente con fastidio – ¿Quién será el imbécil que viene a estas horas a molestarme?

Hermione volvió a colocarse la ropa en su lugar y se dirigió a abrir la puerta. Pero se llevó una gran sorpresa al ver a la maruja, digo, a la mujer que esperaba tras ella a que la abrieran.

- ¿Molly? ¿Qué haces aquí? – se extrañó la castaña.

- ¿No puedo venir a visitar a mi querida nuera? – preguntó Molly entrando hasta la cocina.

- ¿Nuera? Pero si Ron y yo ya nos hemos separado.

- Pero volveréis – vaticinó la mujer.

- No – negó rotundamente Hermine comenzando a enfadarse de verdad por tanta intromisión en su vida privada.

- Sí – la contrarió su ex-suegra.

Las dos mujeres mantuvieron durante varios segundos un duelo de miradas. Pero Molly apartó la mirada de la chica para gritar escandalizada:

- ¡Qué horror! ¿Cuánto hace que no barres el suelo, querida? ¿Y el salón? Lo tienes completamente desordenado. ¿Quién te enseñó a hacer la cama? Te voy a tener que enseñar a llevar una casa, porque quiero que la mujer de mi hijo sea una perfecta ama de casa. Además… me parece que vas a tener que dejar de trabajar. Sí, porque si no, no vas a poder atender a mi Ronnie. Y no quiero yo que te conviertas en una de esas pilinguis que descuidan a su marido porque dicen que tienen que ir a trabajar.

Hermione había decidido dejar a la mujer que terminara con su particular mini-discurso sobre como ser una perfecta ama de casa en diez simples pasos y aparentaba estar sumamente interesada en lo que Molly estaba diciendo. Pero la verdad es que por dentro estaba recurriendo a los consejos sobre autocontrol que una vez le había explicado Carmiana. Y en ese momento estaba claro que la joven iba a necesitar dosis de autocontrol en cantidades industriales.

- ¿Algo más? – preguntó la castaña con desdén.

- Pues ahora que lo dices, sí – admitió la otra sin haberse dado cuenta del peligroso tono que Hermione acababa de utilizar – Me gustaría que esta vez os casarais por la Iglesia, yo me encargaría de todo así que no te preocupes. He visto un vestido de novia maravillosísimo que…

- Molly – la interrumpió Hermione con una mirada que, si las miradas mataran, en vez de la "posible" segunda boda de Hermione y Ron, lo que habría que estar preparando era el funeral de Molly – me acabo de separar de tu hijo.

- ¿Y? – preguntó Molly como si aquello fuera un detalle sin la más mínima importancia.

- ¿Cómo que y? ¿Cómo que y? – se desesperó Hermione, pero rápidamente volvió a pensar en la palabra "autocontrol" – No me voy a volver a casar con Ron. Es una idea completamente absurda.

- Volverás con él.

- ¡No voy a volver con él! ¡No le quiero!

- ¡Ja! – se jactó la mayor – Eso es lo que dicen todas, pero tarde o temprano vuelven a los brazos de Ron. Y eso es lo que harás tú.

"¿Todas? ¿Qué todas?", pensó Hermione perpleja, "si la única novia que ha tenido Ron he sido yo".

- Querida – habló Molly sacándola de sus pensamientos – Me voy porque todavía tengo que hacer la cena. Y haz el favor de fregar esos cacharros ¡Cochina!

Y con esa despedida tan particular, la madre de Ron se marchó dejando a Hermione completamente asombrada.

- ¡Será maruja! - exclamó la chica en voz alta y al vacío.

oooooooooo

"Piiiiiii – Piiiiiiii – Piiiiii"

- Dígame – contestó una voz femenina y de barbie al otro lado del auricular. Y no me preguntéis como sé el tono de voz de las barbies.

- Buenas tardes – saludó Hermione con toda la amabilidad del mundo.

- Buenas, ¿en qué puedo ayudarla?

- Me preguntaba si podría ponerme en contacto con el señor Charles Higsfield – pidió la castaña.

- ¿El señor Charles Higsfield? – repitió la otra para hacer tiempo – Pues me temo que no va a ser posible, el señor se encuentra en una reunión.

- Ya ¿Y no podría hacer nada para sacarle de esa… reunión? – quiso saber Hermione sin creerse ni una palabra de la excusa barata que le había puesto su interlocutora. Más que nada porque era la misma excusa que su secretaria Gwen utilizaba cuando Hermione le decía que no quería que le molestara nadie.

- No, señorita.

- ¿De verdad?

- Sí – se reafirmó la otra mujer al otro lado de la línea.

- Es que mire, yo soy una fan acérrima de Charles.

- ¿Y? – preguntó la otra como dando a entender que miles de fans acérrimas del joven presentador llamaban todos los días intentando ponerse en contacto con el chico.

Hermione no perdió la calma pero al ver que por el camino de la amabilidad no conseguía nada, decidió poner en práctica medidas más drásticas.

- Señorita, mi vida es una mierda. Mi novio me ha dejado embarazada y se ha pirado con otra. Mi padre es un borracho. Mi madre acosa a sus vecinos porque les tiene envidia. Mi única salvación es… es… hablar con Charles – finalizó Hermione sollozando de manera melodramática.

- Lo siento, el señor no esta disponible en estos momentos – repitió la voz inflexible.

Hermione se extrañó al ver que esa faceta de chica al borde del suicidio no había funcionado, cuando normalmente era muy eficaz. Así que decidió adoptar otra actitud completamente diferente a la anterior.

- De acuerdo – aceptó Hermione cambiando su tono de voz radicalmente a uno de mafiosa – tú lo has querido. Si no me dejas hablar con él, olvídate de ver otro amanecer más. Sayonara, baby – agregó ella al más puro estilo hollywoodiense y mafioso.

- Así que ahora se dedica a amenazar a pobres e indefensos muggles. No conocía yo esa faceta suya, señorita Granger – río una voz fría a espaldas de la joven periodista.

Lo chica colgó rápidamente el teléfono completamente asombrada. Reconocería esa voz en cualquier rincón del mundo, pero la cuestión era… ¿qué hacía él aquí?

- ¿Profesor Snape? – dijo ella dándose la vuelta y comprobando que sus suposiciones eran del todo ciertas - ¿Qué hace usted aquí?

- ¿Recuerda que hoy tenía una reunión con el nuevo director de los 40 Magistrales?

- Sí, claro pero… - Hermione interrumpió su contestación – Un momento, usted es…

- El nuevo director de los 40 Magitrales, en efecto – completó Snape la respuesta – Veo que su capacidad de deducción no ha disminuido en estos años.

Y para sorpresa del hombre, Hermione no pudo hacer más que estallar en carcajadas.

- Señorita, ¿quiere dejar de reírse? – se asombró Snape por la reacción de su antigua alumna – Granger, deje de revolcarse por el suelo.

Hermione dejó de reírse y de revolcarse por el suelo para fijar sus ojos castaños en lo negros de Snape. Por un momento pensó que su ex profesor le iba a quitar puntos y sintió como si se encontrara de nuevo en Hogwarts. Al pensar eso, la chica volvió a reír con más ganas.

- Lo… lo siento – se disculpó la joven recobrando la compostura – Pero es que no me imaginaba que usted podría acabar… así – la castaña volvió a estallar riéndose.

- Vaya, y eso que me habían dicho que era la periodista más seria del periódico – ironizó Snape.

- Y lo soy – aseguró Hermione poniéndose sería de repente. Odiaba que cuestionaran su calidad como periodista.

- ¿De veras? – preguntó burlón. Sabía que Hermione odiaba que cuestionaran su calidad como periodista.

- ¿Y para qué ha venido? – se interesó ella - ¿Para que publiquemos en el diario la lista de ventas de los 40 Magistrales? ¿O para que escribamos cada semana una columna musical?

- No – negó Snape – He venido porque me lo ha pedido Dumbledore.

- ¿El profesor Dumbledore?

- Ajá. El profesor Dumbledore quiere que se reúna con él dentro de una semana en Hogwarts.

- ¿Para qué? – preguntó ella con curiosidad.

- ¿Esperas que lo sepa todo? – se desesperó él olvidando de tratar de usted a la chica.

- No, por supuesto que no – se retractó Hermione rápidamente. Todavía recordaba el carácter de su antiguo profesor.

- La contraseña es "caramelo de limón" – dijo Snape colocándose su abrigo - ¡Ah! Y una cosa más. Deje de intentar contactar con Potter.

Dicho esto, el hombre desapareció del despacho de Hermione.

- ¿Cómo sabe que estoy buscando a Harry? – se preguntó Hermione para sí misma.

oooooooooooo

- ¡Mamá!

Un chico de unos 24 años acababa de llegar a casa después de un "duro" día de trabajo. Y es que tratar de encontrar por todo Londres cinco malditas cucharillas de café que cada vez que intentabas usarlas desaparecían, era un trabajo realmente agotador. Como buscar una aguja en un pajar.

- ¡Mamá! – repitió el chico. Pelirrojo, alto y de ojos azules, para más señas.

- ¡Ronnie! – dijo otra voz a su vez, tremendamente empalagosa.

La dueña de esa voz, o lo que es lo mismo, Molly Weasley, salió de la cocina y se lanzó a los brazos de su hijo. Y es que estar siete horas y media seguidas sin ver a tu querido hijo era verdaderamente difícil de soportar.

- Hola, mamá – saludó el joven sin entusiasmo.

- ¿Qué tal el trabajo? ¿Estás cansado? ¿Quieres cenar? ¿Cómo es tu nuevo jefe? ¿Has visto a Ginny? – bombardeó su madre.

- Una mierda, cansadísimo, no tengo hambre, todavía no le conozco y hace tres meses que no la veo – contestó Ron cansinamente mientras se dejaba caer en el sofá.

- ¿Sabes dónde estuve ayer? – preguntó Molly mientras doblaba cuidadosamente la túnica que el chico se había quitado.

- ¿Dónde? – dijo el joven intentando aparentar interés. Pero la verdad es que no le importaba lo más mínimo donde había estado su madre ayer.

- En casa de Hermione.

Al oír la palabra "Hermione", Ron abrió los ojos desmesuradamente y prestó atención a la historia.

- Fui a convencerla para que vuelva contigo.

- Mamá… - intentó protestar el chico.

- Deberías agradecérmelo en lugar de quejarte – le riñó la mujer blandiendo un dedo amenazadoramente. Vamos, todo la amenazadoramente que pude blandir un dedo Molly Weasley, que no es mucho o

- Pero es que yo no quiero volver con ella – mintió el pelirrojo.

- Ya – murmuró Molly sin hacerle mucho caso – Voy a preparar la cena, que se me hace tarde.

Así que la mujer se levantó de la butaca en la que se había sentado y se dirigió a la cocina, dejando a Ron solo y sumergido en sus pensamientos.

Hacía por lo menos más de una semana que no sabía nada de Hermione, concretamente desde el día que habían acudido a los juzgados para firmar los papeles de su separación. Y la verdad es que Ron echaba bastante de menos a su ex mujer. Porque no era lo mismo llegar a la lujosa casa en la que vivía cuando estaba soltero y que una chica de 24 años, guapa, inteligente y a la que quería con locura te recibiera con los brazos abiertos, que llegar a la más bien modesta casa en la que vivía temporalmente y que te recibiera tu madre. No había ni punto de comparación.

Por mucho que se empeñara en negarle a su madre la realidad, Ron deseaba volver con Hermione. Ansiaba más que nada volver a su cómoda vida de casado. Lo que daría por no haber encontrado a Hermione aquel día enrollándose con su hermano Fred. Si eso no hubiera ocurrido, a estas alturas todavía estarían juntos (N.A. "no me llames iluso, porque tenga una ilusión…")

¡RING! ¡RING!

El timbre de la casa sacó a Ron de sus pensamientos sobresaltándole.

- ¡Ron! – gritó su madre desde la cocina – Abre tú la puerta.

- Ya voy – obedeció él levantándose del sofá y yendo hacia la puerta de entrada para abrirla.

Ni siquiera se molestó en mirar por la mirilla (algo que su madre adoraba) para descubrir quien esperaba tras la puerta. Pero su sorpresa fue mayúscula al abrir la puerta y ver al hombre que había tras ella.

- ¿Profesor Lupin?

ooooooooooooo

- Entonces enciendo la tele y veo que es él – relataba Hermione.

- Pero… ¿de quién me estás hablando? – preguntó su amiga Kelly sin enterarse de nada.

Hermione llevaba 15 minutos hablando de un tipo que había visto en la tele y Kelly todavía no sabía ni quien era.

- Pues Harry, ¿quién va a ser si no?

- Ah, claro, Harry – respondió la otra como si conociera a Harry Potter de toda la vida.

- Bueno, en realidad no estoy segura de si es él o no – confesó la castaña – He llamado a la cadena de televisión en la que trabaja y no me han dejado hablar con él.

- Mándale una carta – sugirió su amiga.

- Ya lo he hecho, pero nada.

- Vete a los estudios de televisión.

- ¿Y si no me dejan entrar? – preguntó Hermione.

- Vete a su casa – contestó la morena.

- ¡Qué radical eres! – rió la joven bruja – Pero aún así tienes razón.

- Como siempre – murmuró Kelly sonriendo.

Hermione y Kelly paseaban tranquilamente por el centro de Londres. Charlaban animadamente de cualquier cosa y de vez en cuando se paraban a mirar algún que otro escaparate.

- ¿Sabes quién se reunió conmigo el otro día? – Hermione le iba a contar a su amiga el encuentro que había tenido con Snape, pero de repente vio como una persona se dirigía hacia ellas - ¡Oh no! ¡Molly!

- ¿Molly? – se extrañó Kelly - ¿Molly Weasley? ¿Molly tu ex suegra?

- No, no, el que vino a visitarme fue Snape – explicó la castaña atropelladamente, aunque de nada sirvió, ya que Kelly no tenía ni idea de quién era ese tal Snape.

- ¿Entonces por qué dijiste Molly?

- Porque viene por allí – dijo la otra señalando a una mujer ya entrada en años cargada de bolsas del supermercado y que se dirigía directamente hacia las dos chicas.

- ¡Corre! ¡Escóndete! – exclamó Kelly ocultando a su amiga detrás suyo.

Demasiado tarde. Molly era de esas personas que decían "si la montaña no va a Mahoma, Mahoma irá a la montaña" No, creo que era al revés. Bueno, no importa. El caso es que aplicado a esta situación, debería de ser algo así como "si Hermione no va a saludar a la maruja, la maruja irá a saludar a Hermione".

Dicho y hecho. Molly apretó un poco el paso y cuando estaba a medio metro de las dos jóvenes, fingió darse cuenta de que estaba allí y gritó:

- ¡Hermione!

A la chica no le quedó más remedio que salir de su improvisado "escondite"y saludarla como es debido.

- Hola, Molly – saludó carente de entusiasmo.

- ¿Y ésta quién es?

- Mi amiga Kelly – presentó Hermione tirando de la morena hacia delante.

- Encantada – dijo Kelly tendiéndole la mano a Molly. Pero la mujer no pareció darse cuenta de ello, porque tan solo la miraba evaluadoramente.

- ¿Ésta es esa amiga tuya tan liberal? – obviamente era una pregunta retórica, ya que Molly no espero a que la contestaron y siguió hablando - ¿Trabajas?

- Sí.

- ¿Estás casada?

- No.

- ¿Prometida?

- No.

- ¿Tienes novio?

- No.

- ¿Piensas formar una familia decente algún día?

- ¿Cuánto hace que no echa usted un buen polvo?

Hermione miró a su amiga reprobatoriamente y Kelly tan solo sonrío inocentemente. No había podido evitarlo. Le había salido del alma.

- ¿Cómo? – preguntó Molly evidentemente escandalizada.

- ¿Qué cuánto hace que no mantiene usted relaciones íntimas con un hombre? – la joven decidió que lo más adecuado era suavizar la frase.

- Pe… pero…

- Nos tenemos que ir, Molly – interrumpió Hermione.

- Encantada de haberla conocido – aseguró Kelly falsamente.

Las chicas no esperaron a que la otra mujer contestara y comenzaron a alejarse de allí.

- ¡Ron está dispuesto a volver contigo! – oyeron como gritaba Molly.

- Ya decía yo que estaba tardando – murmuró por lo bajo Hermione, para luego darse la vuelta y gritar - ¡Pero yo no!

Kelly se echó a reír por la respuesta de su amiga.

- Me gusta mucho tu ex suegra – aseguró.

- ¿En serio?

- Sí – afirmó la morena todavía riéndose – Es muy… pintoresca XD XD

- Es insoportable – calificó Hermione.

- Sí, bueno. Eso también.

ooooooooooo

Hermione se había tomado el día libre por "asuntos personales". Pero la verdad es que lo necesitaba para ir a los estudios de televisión y comprobar si había encontrado a su amigo perdido o no. (N.A al final va a resultar que la chica tiene complejo de Marco)

- Buenos días – saludó un mujer de la misma edad que ella aproximadamente a la entrada - ¿En qué puedo ayudarla?

- Me gustaría hablar con el señor Charles Higsfield – pidió Hermione.

- Acompáñeme.

La joven bruja hizo lo que le pedían asombrada de su buena suerte. No pensó que sería llegar, decir que quería hablar con Charles Higsfield y que por su cara bonita accedieran a su petición. Era como llegar y besar el santo.

La señorita la condujo por un largo pasillo hasta que al final llegaron a una puerta negra, sin ningún rótulo o algo por el estilo.

- Pase – le indicó la señorita después de haber llamado a la puerta.

Hermione entró en la estancia seguida por la mujer. Sin lugar a dudas era un despacho e incluso podía afirmar que era el despacho de alguien bastante importante dentro de la cadena. Estaba bien iluminado, decorado a la última, con un sillón de cuero negro y una gran mesa de madera, llena de papeles y documentos, que presidía la estancia. A la izquierda había otra puerta en la que Hermione no había reparado, hasta que la mujer que la acompañaba desapareció tras ella.

La chica, al quedarse a solas en la estancia, comenzó a curiosear. Aunque no le dio tiempo a mucho, ya que minutos después, la puerta se volvió a abrir dejando pasar a uno de los hombres más atractivos que Hermione había visto en su vida. Sin saber porqué, a Hermione le resultó tremendamente familiar, la elegancia de sus gestos, su mirada penetrante, sus delicados rasgos… le recordaban a alguien, pero no sabía con certeza a quien.

- Buenos días – saludó el hombre – Siéntese, por favor.

El hombre se quedó mirando a Hermione con una deslumbrante sonrisa mientras ella tomaba asiento.

- ¿Qué se le ofrece? – se interesó él, todavía sonriendo.

Esa sonrisa, pensó Hermione, le recordaba a alguien. Pero… ¿a quién?

- Verá, yo lo que necesito es hablar urgentemente con el señor Charles Higsfield – explicó Hermione – Es un asunto de suma importancia.

- ¿Y usted es…? – quiso saber el otro, aunque daba la impresión de que ya sabía quién era Hermione y qué hacía allí.

- Hermione Granger.

Durante unas décimas de segundo, la mirada del desconocido pareció revelar sorpresa, pero Hermione no estaba segura de aquello, ya que en seguida volvió a recobrar el aplomo que la caracterizaba.

- Hermione Granger – repitió – ¿Y decía que quiere hablar usted con Charles?

La chica asintió sonriente. Estaba muy cerca de conseguirlo… o eso era lo que creía ella.

- Pues me temo que no va a ser posible.

Todo su gozo en un pozo. Las ilusiones de Hermione se desvanecieron en seguida.

- De todas formas le notificaré que usted ha estado aquí – aseguró él.

- De acuerdo.

- ¿Hay algo más que pueda hacer por usted?

- No – aseguró ella levantándose y dirigiéndose hacia la puerta – Aún así le agradezco su ayuda.

- Ha sido un placer – se despidió el hombre sonriendo de nuevo.

Pocos segundos después, el hombre observaba como Hermione se alejaba por el pasillo.

- Por los pelos – murmuró para sí mismo.

ooooooooo

- ¡Hermiony!

Solo había una persona sobre la faz de la tierra que osara llamar a Hermione de ese modo y todavía viviera para contarlo. Y esa persona era…

- ¡Molly! – exclamó Hermione fingiendo alegría.

- ¡Hermione! – gritó Gwen entrando en la oficina jadeando y con pinta de haber intentado convencer a Molly de que su jefa estaba ocupada. Era evidente que no lo había conseguido –Tienes… visita.

- Ya veo, ya – contestó la otra – Un poco tarde, ¿no crees?

- Tiene una fuerza bruta – murmuró su secretaria intentando que Molly no captara el mensaje.

Pero Molly tenía el radar puesto y, aunque aparentaba mirar distraídamente por la ventana, se estaba enterando de todo.

- Podías ser un poco más discreta, ¿no? – preguntó la pelirroja dirigiéndose a Gwen – Es que lo estoy oyendo todo.

- Tengo trabajo – contestó Gwen retirándose.

- Tu secretaria es una incompetente.

- ¿Se puede saber por qué?

- Pues porque no me permitía ver a mi nuera.

- Ex nuera, Molly, ex nuera – puntualizó Hermione seriamente.

- De eso venía a hablarte – informó la otra.

La joven periodista suspiró sonoramente preguntándose qué querría esta vez Molly.

- Ya he hablado con el cura y he reservado hora, pero tienes que venir a hablar con él.

Hermione optó por quedarse callada y dejar que la mujer hablase sola.

- Y también tienes que venir a probarte el vestido. Y a mirar un restaurante. Además, ¿quieres que la boda sea por la mañana o por la tarde? Yo creo que sería mejor por la mañana, como los príncipes de España. ¿Sabías que el príncipe y la Leti se casaron por la mañana? Pero les cayó una chaparrada… Para que no nos pase lo mismo que a ellos tendremos que ir a ponerle unos cuantos huevos a las clarisas.

- Molly – la llamó Hermione levantando la vista de unos papeles – No me voy a casar. Y menos con Ron.

- ¿Cómo que no te vas a casar?

- ¡Joder! – se desesperó la chica – No me voy a casar con Ron y se acabó. ¿Tan difícil es de entender? Además, si me he separado de él será por algo.

- Tú te vas a casar con Ron y punto en boca – sentenció Molly saliendo de allí rápidamente y sin darle tiempo a Hermione para replicar.

- Tengo que pararle los pies a esta mujer en seguida.

Hermione revolvió en su bolso hasta que sacó su teléfono móvil. Marcó un número y espero a que la contestaran.

Mientras, en otro punto del Londres muggle

- Deberemos dividirnos en grupos de tres para llevar a cabo la redada – explicaba Remus Lupin, el nuevo encargado del departamento.

"Dale a tu cuerpo alegría Macarena,

que tu cuerpo es pa darle alegría cosa buena,

dale alegría a tu cuerpo Macarena,

eee Macarena… ¡aaaaahhhh!

Una melodía polifónica con la voz de los del Río resonó en todo el salón. Remus paró en seco su explicación y miró divertido al dueño de ese móvil. Mientras, el dueño de ese móvil (que por si os pica la curiosidad era Ron), revolvía en su túnica para sacar dicho móvil.

- Con permiso – dijo Ron saliendo de la sala.

"Dale a tu cuerpo alegría Macarena,

que tu cuerp…

- ¿Sí? – preguntó Ron descolgando el aparato.

- ¿Ron? – dijo la voz de Hermione al otro lado de la línea.

- ¿Hermione? – se asombró el chico.

- Sí, soy yo – confirmó ella – Tengo que hablar contigo.

- ¿Hablar conmigo? – repitió Ron más asombrado todavía.

- Sí.

- ¿Por qué?

- Ron, ¿puedes hacer algo más que no sea preguntar?

- Sí, sí – dijo el avergonzado.

- ¿Te viene bien a las cinco en la cafetería que hay enfrente de mi oficina?

- Sí, claro.

- Estupendo – dijo Hermione – Hasta luego.

- Adiós – se despidió el pelirrojo.

Ron colgó el teléfono con una sonrisa de éxtasis. Ya se imaginaba a Hermione pidiéndole perdón por haberle dejado y rogándole para que volvieran juntos. Ahora veía a Hermione en el altar, pronunciando alto y claro "Sí, quiero" Ay, qué bonita era la vida, pensó el chico a la vez que volvía a la sala de reuniones.

ooooooooo

Llegaba tarde. Y lo peor es que sabía que Hermione odiaba que la gente llegara tarde. Y si llegaba tarde sabiendo que Hermione odiaba la gente que llagaba tarde, no era empezar con buen pie hacia una reconciliación. Entonces, ¿por qué llegaba tarde? Pues porque tenía el maldito reloj estropeado.

- Llegas tarde – le dijo Hermione en cuanto el chico se sentó en frente de ella (N.A. noooooo. Imposible. ¿De verdad llega tarde? �)

- Lo sé… - respondió Ron a duras penas y jadeando – y lo siento.

- No pasa nada – aseguró ella restándole importancia al asunto con un gesto despreocupado.

- ¿De qué querías hablar? – Ron fue directo al grano.

- ¿Qué quieres tomar? – la castaña evadió la pregunta descaradamente.

- Pues… un café con leche.

- De acuerdo.

Hermione llamó a la camarera y poco tiempo después, la mujer traía un café con leche y un capuchino para Hermione.

- ¿De qué querías hablar? – volvió a preguntar el pelirrojo con impaciencia.

- De… tu madre.

Ron dejó la taza sobre la mesa y miró a su acompañante con expresión de incredulidad. Estaba plenamente convencido de que Hermione le iba a pedir que volvieran juntos, que todo había sido un error, pero… ¿su madre? ¿Qué pintaba su madre en todo esto?

- ¿De mi madre?

- Sí – confirmó la joven dejando ella también la taza humeante sobre la mesa y mirando directamente a Ron – Tienes que hablar con ella.

- ¿Por qué?

- ¡Porque no hace más que acosarme!

- ¿Acosarte? – rió Ron, aunque intuía a lo que se refería su ex – Vamos Hermione, no digas tonterías.

- No son tonterías, Ron – explicó ella seriamente – Está empeñada en que volvamos juntos.

- ¿Y?

- El otro día se presentó en mi casa. Y hoy en la oficina. Tienes que pararle los pies.

- Yo no puedo hacer nada – aseguró el joven mago con indiferencia.

- ¡Ron! Es tu madre, algo podrás hacer.

- Mira Hermione – empezó Ron –, quizás tiene razón. Quizás lo mejor sería que volviéramos juntos, como antes.

Hermione se le quedó mirando con perplejidad. Si había acudido a Ron era para que le ayudara, no para que también él le pidiera que volvieran juntos.

- Ron, creo que esto ya lo hemos dejado lo suficientemente claro – le recordó la castaña levantándose y colocándose el abrigo – Habla con tu madre.

Y sin decir nada más, salió del local dejando a Ron con la palabra en la boca.

oooooooooo

Hermione sacó un papel del bolsillo de su cazadora y se aseguró de que estaba en la dirección correcta. Miró a su alrededor y comprobó que se encontraba en uno de los barrios residenciales más lujosos y famosos de todo Londres. En ese lugar te podías encontrar desde la casa del futbolista de moda hasta la mansión de un gran magnate de los negocios.

Paseó por la calle mientras observaba atentamente todo lo que le rodeaba. La verdad es que si la casa de su amiga Arsinoe imponía, éstas no se quedaban atrás. Hermione vivía muy bien, en una casa bonita y lujosa, pero aquello era demasiado incluso para ella.

Al llegar al final de la calle, pudo admirar ante sus ojos la casa más lujosa, nueva, bonita, grande, luminosa y todos los adjetivos que se os puedan ocurrir, que es que yo me canso.

Hermione dejó escapar un suave silbido de admiración y se adelantó un paso para llamar a la puerta. Al apretar el timbre, en vez del ding-dong corriente y moliente de toda la vida, sonó un pequeño retazo de la novena sinfonía de Beethoven.

- ¡Qué lujazo! – exclamó la chica.

Unos instantes después, una señorita joven, uniformada y con una sonrisa tan grande que parecía imposible que fuera natural, le abrió la puerta.

- ¿Qué desea? – preguntó la criada.

- Me gustaría ver al señor Charles Hihsfield.

La mujer pareció meditar por unos instantes lo que iba a decir a continuación.

- Lo siento mucho, pero el señorito no se encuentra disponible en estos instantes – contestó la criada con su enoooooorme y artificial sonrisa.

- Ya – contestó Hermione sin creérselo – Mire, yo soy una importante periodista de un importante periódico y vengo a entrevistar al señor Charles Higsfield.

Hermione no había mentido del todo, solo había dicho la verdad a medias.

- Ya – ahora era el turno de la otra mujer para mostrarse incrédula - ¿Y cuál es ese importante periódico en el que trabaja?

- Uno muy importante – aseguró la joven bruja sabiendo que no iba a colar. Pero lo que claro era que no podía decir "soy bruja y trabajo en el profeta, ¿algún problema?".

- Lo siento, no puede pasar.

- ¿Podría decirle al señor que Hermione Granger le está esperando aquí fuera? – Hermione pensó que si Charles Higsfield era en realidad Harry Potter, reaccionaría al oír que su antigua amiga quería hablar con él.

- No – negó la otra, inflexible.

Demasiado tarde. Hermione, aprovechando un momento de relajación de la criada, se coló en la casa ni corta ni perezosa. Mientras, la criada iba corriendo detrás de ella para detenerla.

La chica subió al piso de arriba sin pensárselo y tras atravesar un largo pasillo sin salida, se dio cuenta de que estaba acorralada. A un lado más de la mitad del personal que trabajaba en la casa, y al otro una gran y majestuosa puerta. Así que le echó morro al asunto, abrió la puerta y entró en la estancia.

Lo más curioso de todo es que acertó. Había entrado en la que, sin lugar a dudas, era la habitación del dueño de la casa. Era una sala grande, iluminada, amueblada a la última y con una cama de dos metros como mínimo que presidía toda la habitación.

Fue al posar su vista en dicha cama, cuando Hermione se llevó una gran sorpresa. Definitivamente había acertado al pensar que Charles Higsfield era en realidad Harry. Porque allí estaba su amigo Harry. Tumbado en la cama. Desnudo. Y acompañado por una persona. También desnuda. Rubia. Con ojos azules. Y que Hermione conocía perfectamente. Esa persona era…


Tatatachan… ¿Quién demonios será esa persona rubia, de ojos azules, desnuda, en la cama de Harry y que Hermione conoce perfectamente? En el próximo capi lo descubriremos. Mientras tanto, podréis ir contándome vuestras teorías, estoy muy interesada en oírlas.

Como veis, este capi ha sido más largo que el anterior así que si veis que tal, podíais agradecérmelo dejándome muuuuuuchos reviews ) El próximo ya lo tengo casi escrito y dependiendo del número de reviews que me dejéis vosotros, lo publicaré más o menos pronto.

Y para el próximo capi…

- ¿Por qué Harry desapareció, se cambió el nombre y presenta un programa de televisión?

- ¿Quién será ese hombre que le resultaba tan familiar a Hermione y que no la dejó ver a Charles/Harry?

- ¿Habló Ron con su madre? ¿Seguirá Molly "la maruja" acosando a la buena de Hermione?

- ¿Por qué Remus fue a hablar con Ron? ¿Y por qué ahora trabaja como jefe de su departamento?

- ¿Por qué Snape acabó siendo el director de los 40 Magistrales?

- ¿Qué coño querrá Dumbledore?

Todas las respuestas a estas preguntas, en el próximo capítulo de "Como en los viejos tiempos". Aunque mientras esperáis, los que estáis leyendo este fic y no habéis leído mi primera historia, "Una pelirroja muy legal", os aconsejo que la leáis si queréis reíros un poco. Y por cierto, no os olvidéis de dejarme vuestros reviews. Y bueno, ya que estamos pues quería agradecer a todas las personas que leyeron mi fic "Una pelirroja muy legal" y sobre todo a los que me dejaron review, quedé gratamente sorprendida por la cantidad de reviews que me dejasteis en el último capi. A ver si con este fic ocurre lo mismo.

Un beso y hasta el próximo capi.

bars9

Miembro de la Legión de las Lupinas

Miembro de la Orden Siriusana

Hermana de Mina Black