Disclaimer¿os había dicho alguna vez que nada de esto es mío? Bueno, pues como ya lo sabéis ahora no vale demandarme.
¡Si! Alegraos todos chicas/os, lectoras/es que leen mis locuras, lectoras/es que dejan review, incluso lectoras/es que nunca dejan review ¬¬ porque… ¡estoy de vuelta! Lo sé, soy un caso perdido, un desastre sin remedio, una calamidad sin pies ni cabeza que tarda años, qué digo años, siglos en actualizar. Y os pido mil perdones. Pero para compensarlo, que sepáis que tengo cuatro capis nuevos para subir y depende como se me dé la cosa (traducción: depende de cómo andemos de reviews) subiré más o menos rápido.
Pues hala, después del rollo, a contestar los reviews:
- Srta-Lunatica: muchísimas gracias por tus reviews. Me alegra un montón que te guste el fict y que te diviertas con él. a ver si los próximos capis también te parecen divertidos. Besines.
- CaRoLiNa de BLaCk: que bueno que te guste el fict. Sí, menudo marrón que le ha caído a Sirius con Lockhart persiguiéndole, pero son los inconvenientes de ser taaaaaan ligón, jejee. Un besote.
- .-.ViVi.-.: Bueno, ya veremos al final que pasa con el tema de Harry/Hermi… yo de momento no aseguro nada. Un besazo y ojalá este capi también te guste. Chao.
- Iraty Rowling: alaaaaaaa, pedazo review, como a mí me gustan. Si es que no me lo merezco por ser tan tardona, sois unos buenazos. A ver, que respondo a tus preguntas (si es que te acuerdas de ellas, porque hace tanto que me dejaste el review… que desastre soy): 1. La Martinica (el sitio ese raro donde se apareció Ron) no tengo ni idea de donde está. Sé que es una isla y que el día que escribí el capi la había oído en clase de Biología, así que la metí por ahí. 2. Lo de Hermione yo tampoco lo entiendo. Debe de ser una confabulación de los planetas a favor suyo… vamos, que tiene una suerte de la ost. Un abrazo, guapa.
- ro: me alegra que el fict te parezca original y sobre todo que te haga reír, que es lo que intento. Un besote.
Ya está. Respirad tranquilos, porque por fin ya podéis leer el nuevo capi. ¡Que lo disfrutéis!
Capítulo 5. ¿Quién me echa una mano?
- ¿Qué quieres? – repitió Narcisa al ver que la chica no contestaba, a la vez que se apoyaba en el marco de la puerta.
- ¿Puedo pasar? – pidió Hermione poniendo su mejor cara de niña inocente.
Narcisa frunció un poco el ceño, pero había algo en la expresión de la chica que la indicaba que era de fiar (N.A. Narcisa cielo, afina la intuición). Justo cuando se estaba separando para dejar paso a la joven, cayó en la cuenta de algo.
- Tu cara me resulta familiar – comentó la rubia.
- ¿S… sí? – preguntó la otra temiendo ser descubierta – Es que mi cara es muy común.
- Un momento – dijo Narcisa de pronto - ¿Tú no eres… Granger?
- Eeeeh… sí¿cómo lo sabes?
- Mi hijo Draco – al nombrar a su hijo, el rostro de la mujer se ensombreció, pero rápidamente volvió a recuperar su mirada fría – Hablaba mucho de ti.
Hermione sonrió con nostalgia al recordar a Draco. Hacía tanto tiempo que no le veía… ¿cómo estaría¿Seguiría igual de guapo?
De repente las dos mujeres se dieron cuenta de lo absurdo e irreal de la situación: Narcisa Malfoy hablando con Hermione Granger de cosas irrelevantes.
- Entonces¿qué querías?
- De momento pasar – respondió la más joven – Y luego contarte mi historia.
- ¿Qué historia?
- Los hombres y yo – reveló Hermione adoptando su postura de mujer despechada. Al oír esto, Narcisa se interesó, por lo que la castaña añadió para meter más cizaña – Les odio.
No faltó oír más. Narcisa se apartó en seguida de la puerta y dejó pasar a Hermione. Según entró a la casa, a la joven le dio la sensación de que ese no era el refugio de mortífagas que pretendía atentar contra la vida de todo ser masculino que se cruzara en su camino; es más, era un lugar pequeñito y acogedor. Narcisa la condujo hasta una pequeña sala de estar y la ofreció sentarse en el sofá.
- Espera un momento, que llamó a Bella.
Hermione asintió con cara de quejumbrosa. En cuanto la rubia desapareció por la puerta, Hermione se puso a fisgonear por la estancia. Aún así no había nada, más bien parecía la sala de estar de dos solteronas sin nada que hacer en la vida que la de dos asesinas en potencia: fotos, cojines de ganchillo y olor a repollo. Hermione se preguntó en qué tipo de misión se estaría metiendo.
Minutos después, la puerta se volvió a abrir dejando paso a Narcisa acompañada por Bellatrix Lestrange. Hacía mucho que Hermione no veía a la prima de Sirius, pero parecía como si por la mortífaga no hubieran pasado los años; la figura imponente, la melena espesa y oscura, los párpados caídos y el mismo brillo demente en sus ojos. Sin quererlo, un escalofrío recorrió la espalda de Hermione al observar ese mirada.
- Tú dirás – la animó Narcisa, invitándola a hablar a la vez que ella y la recién llegada se acomodaban también.
- Buenooooo… es una larga historia – aseguró Hermione para ganar tiempo – Todo comenzó cuando me casé con… él.
- ¿Con… él? – repitió Narcisa.
- ¿Y quién es… él? – se interesó Bellatrix con curiosidad.
- Solo os puedo decir que… él es pelirrojo – dijo la castaña con dramatismo.
- Aaaaaah – dijeron las dos hermanas a la vez.
- Me casé con él y… malgasté los mejores años de mi vida – sollozó Hermione – Al principio todo era muy bonito… pero… sniff… pero después…
Hermione rompió a llorar desconsoladamente, lo que hizo que el duro corazón de las otras dos mujeres se ablandara un poquito. Narcisa y Bellatrix miraron a la chica con tristeza.
- No te preocupes – trató de consolarla Narcisa a la vez que su hermana le tendía un pañuelo a la chica – Cuéntanos¿qué pasó después?
La joven aceptó el pañuelo y se enjugó las lágrimas antes de continuar con su relato.
- Como iba diciendo – prosiguió Hermione, ya más calmada – al principio todo era de color de rosa: me llevaba a restaurantes caros, me regalaba ramos de flores, estaba todo el día pendiente de mí, pero… - el rostro de la castaña se ensombreció – después de nuestro primer aniversario, todo cambió.
- Suele pasar – aseguró Narcisa.
- Sí – corroboró Bellatrix – Al principio todo parece muy bonito. Te casas con un hombre perfecto, maravilloso, de buena familia, que comparte tus ideales… pero luego el trabajo le absorbe, dedica más tiempo a su jefe que a ti, empieza a echar barriga cervecera…
Bellatrix suspiró recordando a su difunto marido.
- Lo bueno es que cuando se muere puedes cobrar su herencia.
- ¿Lo dices por experiencia? – preguntó Hermione, por lo que la morena asintió rápidamente.
- Eso te habrá pasado a ti – intervino Narcisa – pero yo no he visto ni un mísero knut.
- Porque tienes un hijo – le recordó su hermana – Además en su testamento Lucius dijo expresamente que tú no podías cobrar nada de nada.
- Maldito bastardo – murmuró la rubia, más para sí misma que para las otras dos. Luego, recobró la compostura y miró a Hermione directamente - ¿Por dónde íbamos?
- Por nuestro primer año de casados. El mismo día del aniversario, llegué a casa y me lo encontré en la cama¡con mi mejor amiga!
- ¡Será cabrón! – exclamaron Narcisa y Bellatrix al mismo tiempo.
- Así como os lo cuento – insistió la más joven – Y el tío tiene la cara de decirme que no es lo que parece.
- O sea, que encima te trata por tonta.
- Eso es imperdonable – sentenció Narcisa - ¿Y tú qué hiciste?
Hermione vaciló al contestar e intentó ponerse en la piel de Narcisa y Bellatrix¿qué harían dos mortífagas al encontrarse a su marido en la cama y con su mejor amiga el día de su primer aniversario de casados? La respuesta estaba bastante clara.
- Le eché un cruciatus allí mismo – soltó Hermione toda chula.
- Bien hecho – sonrió Bellatrix.
- Eres de las nuestras – dijo Narcisa, por lo que la joven sonrió interiormente. Lo estaba consiguiendo.
- Después de eso le di otra oportunidad.
- Grave error – negó Narcisa con la cabeza – A los hombres les das la mano y te cogen el brazo.
- No hace falta que lo jures – suspiró Hermione – Porque me volvió a hacer la misma jugarreta hasta tres veces.
- Tu marido era un reincidente de primera.
- O eso o era tonto – siguió la castaña – Porque las otras tres veces que le pillé con las manos en la masa, le volví a torturar.
Narcisa y Bellatrix miraron a la otra con ansiedad, como esperando más detalles escabrosos de esas torturas. Así que Hermione, que interpretó correctamente la señal, no vaciló al decir:
- Todavía recuerdo como el muy cabrón se retorcía en el suelo gritando: "No Hermione por favor¡si soy buena persona!" Buena persona ¡ja! Buena pieza es lo que era.
Las dos hermanas parecieron quedarse satisfechas con el relato y constataron con satisfacción que Hermione odiaba a los hombres tanto o más que ellas.
- Lo que todavía no entiendo es como decidiste venir aquí – explicó Narcisa mirando a Hermione calculadoramente - ¿Cómo te enteraste de la existencia de esta organización?
Hermione, que ya se esperaba la pregunta y tenía una coartada perfecta, esbozó una sonrisa antes de decir:
- Trabajo en El Profeta. Ya sabéis que allí te enteras de todo. Me llegaron las noticias de ciertas torturas a hombres, indagué un poco y me topé con vuestra asociación. Pensé que era el lugar perfecto.
- ¿El lugar perfecto para qué exactamente?
- Para vengarme, por supuesto.
Las intenciones de Hermione parecieron ser más que válidas para las dos cabecillas del M.A.P.U.N.C.
- ¿Serías tan amable de esperar un momento fuera? – pidió Narcisa sonriendo – Mi hermana y yo tenemos que hablar unos minutos a solas.
La chica asintió en hizo lo que le pedían.
- ¿Qué te parece? – preguntó Narcisa en cuanto la puerta de la sala se cerró suavemente.
- Me parece que es perfecta – calificó la otra – Nunca había visto a nadie con tanta determinación, con tantas ansias de vengarse, con tanto odio hacia los hombres como tiene ella.
- Pero… no sé. Hay algo que no me cuadra – murmuró la rubia a la vez que se levantaba del cómodo sofá y comenzaba a pasearse intranquila por toda la sala de estar.
- ¿El qué?
- Esa chica… es amiga de Potter – explicó, como si eso lo dijera todo.
- ¿Qué problema hay con que sea amiga de Potter?
- Bellatrix, por favor – se desesperó Narcisa – Estamos hablando de Harry Potter, el mocoso que derrotó al Señor Oscuro.
- Potter lleva desaparecido seis años – le recordó su hermana – No creo que siga en contacto con ella.
- ¿En serio?
- En serio – sentenció Bellatrix – Esa chica se mueve por odio, no puede ser mala.
- Está bien – suspiró Narcisa, dirigiéndose a la puerta tras la que aguardaba Hermione pacientemente - Al fin y al cabo, siempre has tenido buen criterio para estas cosas.
Tras esa puerta, Hermione esperaba al "veredicto". Estaba contenta, sabía que lo había conseguido y además había sorprendido a las dos hermanas. Su talento para mentir había salido a flote una vez más.
- Hermione – la llamó Narcisa asomando la cabeza por detrás de la puerta – Pasa.
La joven hizo paso y entró una vez más en la estancia. Se quedó de pie, esperando a que una de las otras dos hablara.
- ¿Y bien? – rompió la castaña finalmente el silencio.
- Estaremos encantadas de acogerte – dijo Bellatrix con una sonrisa de oreja.
- Estamos seguras de que tu colaboración será muy importante para nuestra misión.
Hermione no pudo hacer otra cosa que sonreír. Lo había conseguido.
- ¿Por dónde puedo empezar? – preguntó la chica.
- Bueno, como es lógico empezarás con tareas de menor importancia – explicó Narcisa – Ya sabes, ordenar papeles, encargarte de las facturas… todas esas cosas.
- Pero te prometo que pronto pasaras a la acción – intervino su hermana – Tienes madera para ello.
La otra chica esbozó una sonrisa. Y tanto que lo había conseguido. Narcisa y Bellatrix habían quedado encantadas con ella.
- ¿Tienes casa? – se interesó Bellatrix.
- Eeeeh… sí, claro. Un apartamento en Londres.
- Si algún día tienes algún problema, puedes venir aquí a pasar una noche o las que hagan falta – ofreció la morena.
- ¿Tienen camas?
- ¡Claro! – exclamó Narcisa – Esto parece pequeño, pero en realidad es inmenso. Muchas mujeres de la organización viven aquí. Pero bueno, ya te enseñaremos las instalaciones otro día, cuando tengamos más tiempo.
- De acuerdo – aceptó Hermione mientras se dirigía a la salida – Estad seguras de que serviré a la causa fielmente.
- Me alegra oírlo – dijo Narcisa, a la vez que la otra mujer se asomaba por detrás de la rubia y esbozaba una sonrisa.
oooooooooooooo
La tarde siguiente, Hermione se encontraba en su casa ultimando los detalles para un artículo del diario, cuando el timbre de la casa sonó.
- ¿Quién será? – murmuró la joven para sí misma mientras se encaminaba hacia la puerta.
- ¡Sorpresa! – exclamó Kelly en cuanto su amiga abrió la puerta.
- ¿Kelly? – se extrañó Hermione - ¿Qué haces aquí? Creí que estabas enfadada conmigo.
- Tú lo has dicho – replicó la morena, pasando hasta la cocina (nunca mejor dicho) y dejando su elegante abrigo sobre una silla – Estaba.
Hermione sonrió. Su amiga era así de imprevisible y, sobre todo, así de temperamental. Un día se enfadaba, se ponía hecha un basilisco y te soltaba cuatro gritos pero a los dos días se presentaba en tu casa, con cara de arrepentida y dispuesta a pedirte disculpas.
- Lo siento – soltó Kelly sin más rodeos.
- ¿Sabes que es lo que más admiro de ti? – preguntó su amiga sonriendo abiertamente – Lo directa que puedes llegar a ser.
- ¿Eso significa que aceptas mis disculpas?
- Pues claro – aseguró Hermione ampliando aún más su sonrisa y abrazándola.
Kelly se separó de ella y se fue hacia la cocina a preparar un té, como si estuviera en su propia casa. Mientras tanto, Hermione se había vuelto a colocar enfrente de su ordenador portátil, dispuesta a acabar de una vez por todas con aquel artículo sobre la degradación que seguían sufriendo la inmensa mayoría de los elfos domésticos hoy en día.
- Sé que no debería haberme puesto así – siguió Kelly desde la cocina – Pero es que me preocupaba mucho la idea de que te expusieras a un peligro tan grande como ese.
Hermione, que seguía absorta en el artículo, oyó lo que le decía su amiga más bien por encima.
- Además, me preocupo por ti. Sigo diciendo que no deberías aceptar ese trabajo – se reafirmó la morena, a la vez que depositaba una bandeja de té con pastas encima de la mesa del salón.
- Keeeeelly – advirtió su amiga con tono cansado.
- De acuerdo, de acuerdo – aceptó la otra finalmente – No hablo más del asunto. Pero prométeme una cosa.
La expresión de Kelly adquirió un matiz serio alarmante, por lo que Hermione posó su vista sobre la de su amiga con preocupación.
- Lo que quieras.
- Prométeme que te cuidaras mucho – dijo Kelly seriamente – Y que no harás ninguna locura¿entendido?
- De acuerdo – aseguró la castaña, sin saber muy bien a qué venía ese arrebato maternal por parte de su amiga.
- ¡Estupendo! – exclamó Kelly volviendo a adquirir su expresión alegre - ¿Qué haces?
- Escribir un artículo. Es sobre...
- No me lo digas – interrumpió Kelly con una sonrisa traviesa – Es sobre la degradación que siguen sufriendo la inmensa mayoría de los elfos domésticos hoy en día.
- ¡Sí¿Cómo lo adivinaste? – Hermione se hizo la sorprendida.
- Intuición femenina – bromeó la otra mujer, aunque la realidad es que aquel tema era el favorito de la castaña.
Hermione ya había abierto la boca para corresponder a la broma, cuando el timbre sonó por segunda vez en la tarde. La chica echó un vistazo por la ventana y vio que ya estaba oscureciendo. Esas no eran horas para molestar.
- ¿Es qué os habéis puesto de acuerdo para no dejarme escribir mi artículo en paz? – refunfuñó la chica a la vez que se dirigía a la puerta.
- ¡Sorpresa! – gritaron dos hombres en cuanto Hermione pudo ver quien eran sus visitantes.
Remus y Harry eran los que habían gritado y detrás de ellos se encontraban Snape y Ron, ambos con cara de pocos amigos que delataba que hubieran preferido estar en cualquier otro lugar del globo terráqueo antes que en casa de Hermione.
- ¿Qué hacéis aquí? – se extrañó ella.
- Es que todavía no había visto tu apartamento de soltera – se excusó Harry rápidamente, a la vez que entraba en la casa con paso decidido y seguido de los otros tres – Necesitaba echarle un vistazo.
Hermione le echó una mirada fulminante a su amigo como queriendo decir que eso no había colado.
- En realidad Lockhart nos echó de casa – confesó Remus con fastidio.
- Sí, en ocasiones Gyl puede llegar a ser muy temperamental – había un claro sarcasmo en la voz de Snape.
- Desde luego – sarcasmo que al parecer Harry no notó. O por lo menos no dio constancia de ello.
De repente, los ojos verdes esmeralda del moreno se posaron sobre Kelly, que miraba divertida la escena.
- ¿Ya tenías invitados? – preguntó Harry.
- Es mi amiga… - empezó a decir la castaña.
- Kelly Donaldson. Abogada. Un gusto conocerte – se autopresentó la joven estrechándole la mano a Harry - ¿Y tú eres…?
- Harry Potter. Eeeeh… desempleado por el momento. Un gusto conocerte también – dijo el chico a su vez con una amable sonrisa - ¿Así que eres abogada? Pues no me vendría mal uno.
Antes de que la propia Kelly pudiera contestar, Ron abrió la boca sorprendido.
- ¿Así que tú eres la famosa Kelly? – pregunta retórica por parte del pelirrojo.
- Eeeeh… sí, claro – respuesta confusa por parte de la aludida.
- Entonces tú eres la que le llenó la cabeza de pájaros a Hermione con ideas tontas sobre separarnos. Te parecerá bonito. Acabas de destrozar un matrimonio perfectísisimo y maravillosísimo y estáis ahí, tan pancha. ¿No tienes remordimientos? – le acusó Ron con la cara encendida de rabia.
Ante tal acusación, Kelly se quedó sin habla. Sabía que el ex de su amiga era tonto, pero no hasta esos extremos. Rápidamente Hermione, que ya se olía la escenita, acudió en ayuda de la morena.
- Ron, por favor¿no te das cuenta de que estás haciendo el ridículo?
- ¿Y tú no te das cuenta de que estás haciendo el tonto? – replicó el hombre con tono áspero, que luego cambió a uno más suave – Si volvieras conmigo, todo sería mucho mejor.
- ¿Por qué? – gritó Hermione, sin dirigirse a nadie en especial - ¿Tan mala he sido¿Tan mala he sido para merecerme esto?
Mientras tanto, Remus y Snape miraban la escena alucinados. Creían que el trío maravilla seguía llevándose así, de maravilla, pero la realidad es que ni Ron ni Hermione se podían ver y Harry, que andaba en las nubes, no era de gran ayuda. Y pensar que habían confiado a esos tres jóvenes la misión de desarticular el M.A.P.U.N.C.¿en qué estaría pensando Dumbledore cuando se le ocurrió esa feliz idea? O mejor dicho… ¿con qué estaba pensando Dumbledore cuando se le ocurrió esa feliz idea? Porque con la cabeza estaba claro que no.
- ¿Cómo es eso de que Lockhart os echó de casa? – se interesó Hermione olvidando súbitamente su ataque de histeria. Se había sentado en el sofá e invitaba a los demás a que hicieran lo mismo.
- ¿No te acuerdas que había llamado a Sirius para cenar juntos? – como la chica asintió, Remus continuó con su explicación – Pues resulta que llegó a casa y como quería intimidad, no echó a todos de allí.
- ¡Es increíble! – se exaltó Snape visiblemente enfadado – Ese tío con rulos postizos llega y me echa de mi casa.
- No seas tan posesivo, Severus – le regañó Remus. Aunque su tono era serio, se notaba claramente que estaba bromeando, y eso puteó bastante a Snape – La casa no es solo tuya.
- Cállate Lupin. Bastante tengo con aguantarte a ti y al pesadito de tu amigo como para que no pares de putearme.
- Ay, Sev – intervino Harry – Noto que estás muy estresado, te voy a apuntar a clases de yoga. Además mi profesor está buenísimo y… - de repente el chico se paró en seco - ¿Por qué tengo la sensación de que esto último lo he dicho en alto?
- Porque lo has dicho en alto – contestó Ron, que se acababa de enterar de las supuestas tendencias homosexuales de su mejor amigo. Estaba confuso… ¿a Harry no le gustaba Hermione?
- ¿Eres gay? – intervino Kelly maravillada. Siempre había deseado tener un amigo gay.
- Buenooooo… gay lo que se dice gay… - empezó a decir Harry.
- Sirius me contó que te acostaste con Lockhart – soltó Remus sin darle mucha importancia al asunto. Él era un licántropo, así que estaba más que acostumbrado a sobrellevar conductas que, por decirlo de alguna manera, se salían de lo normal.
- ¿Te acostaste con Lockhart? – se escandalizó su amigo pelirrojo.
- Buenooooo… acostarse lo que se dice acostarse… - volvió a decir el aludido sin saber como salir del paso.
- Por lo menos te desinfectarías después¿no? – metió baza Snape, entre asqueado, divertido y asombrado.
- Os agradecería que dejarais de lado el tema de mi orientación sexual y os centrarais en otro más interesante. Por ejemplo, un ejemplo… el ritual de apareamiento de las mantis religiosas – propuso Harry - ¿no os parece fascinante?
Ron miró a su amigo con los ojos como platos. Ahora resultaba que además de gay, Harry era rarito… ¿quién demonios encontraba fascinante el ritual de apareamiento de las mantis religiosas¡Cuánto había perdido Harry!
- ¿Qué tal en el M.A.P.U.N.C.? – cambió Remus de tema descaradamente.
Antes de contestar, Hermione miró de reojo a Kelly, que disimulaba mirándose las uñas.
- Bien – contestó la castaña simplemente. No le apetecía mucho hablar del tema delante de su amiga porque sabía que ésta todavía estaba molesta por ello aunque tratara de disimularlo.
- ¿Bien¿Solo bien?
- Bastante bien. Les mostré mi faceta más sádica y creo que me he convertido en la chica predilecta de Bellatrix.
Al oír esto, Kelly miró fugazmente a la chica y torció el gesto, pero rápidamente volvió a bajar la mirada hacia sus manos.
- Aunque creo que Narcisa duda un poco de mí porque soy amiga de éste – completó Hermione señalando a Harry con la cabeza.
- Narcisa siempre fue muy perspicaz – sentenció Snape con una pequeña mueca que pretendía ser una sonrisa.
- ¿Lo dices por experiencia propia? – se burló el licántropo.
- ¿Experiencia propia? – preguntó Harry extrañado - ¿A qué te refieres?
- ¿No lo sabíais? – rió Remus sonriendo y paseando sus ojos dorados por Harry, Hermione y Ron – Severus estuvo liado con Narcisa.
- ¿Con Narcisa? – dijeron los otros tres a la vez.
Kelly se atragantó de repente y tosió armando mucho escándalo. Hermione miró preocupada a su amiga y le preguntó:
- ¿Estás bien?
- Sí, sí – contestó la otra rápidamente y sonriendo de una manera bastante falsa – Es solo que… ¡me entró el aire por mal sitio! Sí, eso es.
- Lupin, reza todo lo que sepas porque en cuanto lleguemos a casa te mato –amenazó Snape peligrosamente ignorando la interrupción; amenaza que por cierto, Remus no se tomó muy en serio.
- ¿Y qué hizo Malfoy¿No te castró? – se interesó Ron.
Hermione miró al pelirrojo reprobatoriamente como diciendo "¿cómo me pude casar yo con semejante bestia?", pero el chico no pareció notarlo.
- No – contestó Remus por Snape – pero casi. Todavía me río a horrores cuando recuerdo el día que os pilló. La cara de Malfoy era un poema, pero… XD… pero es que la tuya… XD… la tuya era de foto, Severus.
- Ja ja – rió el moreno irónicamente – Mira como me parto.
- Vamos Sev, seguro que no es para tanto – comentó Harry.
- ¿Qué no es para tanto? – repitió Snape perplejo - ¡Pero si el tío bestia casi me deja sin carné de padre! Y el tontolaba éste dice que no es para tanto.
- Oye, no te metas con Harry – saltó Remus a la defensiva.
- Yo me meto con quien me da la gana – replicó Snape.
- Que no.
- Que sí.
- Que no.
- Que sí.
- Hagamos un pequeño paréntesis en esta interesante discusión – intervino Hermione con hastío mientras los dos adultos seguían "conversando amigablemente" – porque tengo una duda.
- Tú dirás – la animó Harry.
- ¿Desde cuándo llamas Sev a Snape?
- ¡Oh! – rió el moreno – Es que últimamente le cojo confianza a cualquiera.
Aquello era demasiado para Ron, que constató que Harry que ruaro, ruaro, ruaro de verdad. Una cosa era tomarle confianza a cualquiera y otra muy diferente era tomarle confianza a Snape.
oooooooooooooo
Mientras tanto, en un famoso restaurante para magos en Londres, Gilderoy Lockhart trataba de reunir el valor suficiente para alargar la mano y rozar la de la persona que compartía mesa con él y Sirius Black, el hombre que compartía mesa con Lockhart, trataba por todos los medios de mantener al rubio a raya.
- Bueno… pues entonces… - Lockhart no sabía como empezar una conversación con el merodeador - ¿Qué tal te va la vida?
- Bien – contestó el otro encogiéndose de hombros.
"Ay que ver", pensó Lockhart mientras sonreía tontamente, "estará bueno y todo lo que tú quieras, pero no he visto hombre más soso en la vida. Aunque claro, igual es que está cortado. No me extraña, teniendo a un hombre tan imponente como yo delante, es lógico que le de vergüenza hablar. Creo que lo mejor va a ser que yo me lance. Pero… ¿y si resulta que no le gusto? Nooooo, imposible¿cómo no le voy a gustar¡Pero si soy perfecto!"
"Joder, que pestiño de tío", pensaba Sirius a su vez mientras veía como el otro le sonreía tontamente, "¿tan malo he sido yo para tener que aguantar esto¡Pero si soy un cacho de pan! Además… ¿a este tío no le gustaba Harry? A propósito de Harry, tengo que hablar con él. El otro día le dejé el CD del Fary para que lo grabara y todavía no me lo ha devuelto"
- Pueees… se ha quedado buen día – comentó Lockhart mirando por la ventana, por decir algo y romper el incómodo silencio que había en el ambiente.
Sirius dirigió sus ojos grises hacia la ventana. Aquel día era de todo, menos bueno: hacía frío, llovía y había un viento de 50Km/h por lo menos. Definitivamente aquel tío estaba loco.
- Sí – pero como a los locos había que darles la razón, Sirius hizo lo propio con el rubio.
"Esto no puede seguir así", siguió Lockhart sumergido en sus pensamientos, "o me lanzo yo o no me como ni una rosca. Pero… ¿me tiro a la yugular o no? Ay, es que es taaaaan guapo. Decidido. Voy a saco a por él".
"¿Dice que se ha quedado buen día?", Sirius continuaba en su mundo, sin darse cuenta de que su acompañante iba a por todas, "este es tonto y en su casa no lo saben. Buen día, dice. ¿Quién me mandaría a mí venir a cenar con él¡Ah, sí! Remus y su maldita buena educación".
De repente, Lockhart se levantó de su asiento y se acomodó en una silla al lado de Sirius.
"¿Pero qué hace?", Sirius, como por acto reflejo, se alejó disimuladamente, "¿para qué coño se sienta a mi lado¡Joder! Y ahora se está acercando a mí. Ay, dios mío, que este me quiere solo por el sexo. Ay, ay, ay, que me besa… ¡aaaagh¡Qué asco!
Milésimas antes de que los labios de Lockhart hicieran contacto con los suyos, Sirius se levantó de la silla como si llevara un petardo en el culo.
- Lo… lo siento – se excusó el moreno sin acabar de creerse lo que acababa de pasar. Hombre, sabía que Lockhart iba detrás suyo pero ignoraba que fuera tan directo – Pero… a mí no me gustas. Joder, que a mí me gustan las mujeres más que a un tonto un caramelo.
Dicho esto, Sirius se puso el abrigo y se alejó de allí como alma que lleva el diablo, dejando a un Lockhart bastante confuso por la reacción del moreno. Pero rápidamente, recobró la compostura y dijo:
- Ya lo entiendo. Lo que pasa es que el pobre se ha enamorado perdidamente de mí y no quiere ir tan rápido por si para mí él solo significa un capricho. Pero no pasa nada. Si lo que quiere es tiempo… yo le voy a dar tiempo. Y si lo que quiere es espacio… pues también se lo voy a dar.
oooooooooooooooooooo
Hermione ya llevaba casi una semana compaginando su trabajo en El Profeta con su "colaboración" en el M.A.P.U.N.C. Todas las mañanas, iba allí, charlaba un poco con Bellatrix (estaba confirmado que era la favorita de la prima de Sirius), pagaba unas cuantas facturas y se dedicaba sobre todo a ordenar papeles. Pero de momento no había logrado sacar nada nuevo.
Una tarde, tras salir de la oficina en el diario, a Hermione se le ocurrió una brillante idea. Así que, en lugar de dirigirse a su apartamento, la chica se dirigió a la taberna de El Caldero Chorreante. Una vez allí, tomó un puñado de polvos flu y apareció en el pueblecito de Hogsmeade. Sin más, Hermione enfiló la calle principal hasta el castillo de Hogwarts, concretamente hasta el despacho del director de ese importante colegio de magia.
- Adelante – pidió la voz del profesor Dumbledore en cuanto Hermione llamó a la puerta.
La chica entró en el despacho y se encontró con que el director estaba inmerso revisando un taco enorme de papeles.
- ¡Señorita Granger! – exclamó el anciano con alegría al levantar sus vivaces ojos azules y posarlos sobre la mujer - ¿Qué hace usted aquí?
- Verá, profesor – empezó ella – Es que quería pedirle un favor…
No había sido difícil convencer al profesor Dumbledore. Aunque la verdad es que el director o era muy ingenuo o se dejaba convencer fácilmente. Hermione era de las que se decantaban por la segunda opción.
El caso es que la chica se encontraba delante del cuartel del M.A.P.U.N.C., esperando por sus dos acompañantes. De repente, al vislumbrar una cabellera larga y pelirroja, comprobó que una de las personas a las que esperaba, ya había llegado.
- ¡Hola! – saludó alegremente Ginny Weasley, la dueña de ese pelo rojo – Lamento el retraso¿llevas mucho tiempo esperando?
A pesar de que Ginny había cambiado bastante durante esos años, la chica seguía conservando vestigios de su antigua personalidad. Seguía conservando esa genuina ingenuidad que podía sacarte una sonrisa, pero que en ocasiones podía resultar desesperante. De todas formas, el aspecto físico de la joven era más o menos el mismo: algo más bajita que las demás mujeres de su edad, pelirroja con el pelo largo y liso hasta la cintura, ojos marrones y piel blanca salpicada por alguna que otra peca, aunque no tan numerosas como cuando era una adolescente.
- No, no te preocupes, llevo aquí poco tiempo – aseguró Hermione – Por cierto¿y Luna?
- Me dijo que no podía venir – contestó Ginny encogiéndose de hombros – Tenía hora en la peluquería o algo así.
- No importa. ¿Llevas todo preparado?
- Sí.
- ¿Estás dispuesta a mentir como una bellaca?
- Sí.
- Pues allá vamos.
Hermione llamó al timbre de la casa, y una mujer rubia las abrió la puerta. Pero no la mujer rubia que Hermione esperaba. No. Aquella no era Narcisa. Aquella mujer era rubia, sí, pero tenía el pelo mucho más largo, sucio, descuidado y su cara siempre iba adornada por una expresión de continuo despiste.
- ¿Luna? – preguntó Ginny extrañada.
Pues ya está. Un capi más ventilado. Y para el próximo…
- ¿Qué hacía Luna en el M.A.P.U.N.C. cuando se suponía que estaba en la peluquería?
- ¿Se creerán Narcisa y Bellatrix la mentira de Ginny?
- ¿Lockhart le dará tiempo y espacio a Sirius o se lanzará a saco a por el merodeador?
- ¿Volverá Lucius desde la tumba para cumplir con su cometido y capar a Snape? Dejadlo. Haced como si no habéis leído esto.
Pues todo eso y mucho más en el próximo capi, que os aseguro que no tardará tantísimo.
Besines
bars9
Miembro de la Legión de las Lupinas
Miembro de la Orden Siriusana
Hermana de Mina Black
Miembro de las 15 de Mey
