Capítulo 06: Esencia Maligna


Cabello desordenado, de forma rebelde. Semblante firme y con una sombra extraña en las pupilas de sus verdes ojos. Su pose intimidante (de brazos cruzados sobre el pecho) parecía no funcionar con la esencia valiente de Harry, aún así se mantenía en esa posición.

Su camisa negra, de mangas largas, se hallaban remangadas a la altura de los codos. Mostraba una contextura delgada, pero no parecía que su fuerza se radicaba en el físico. En la mano derecha tenía bien aprisionada una varita de veintiocho centímetros de largo proveniente de la pluma de un Fénix, la cual seguro que usaría sin duda alguna.

No sonreía. Parecía que nunca antes lo ha hecho. Quería mostrar indiferencia, pero las venas de las sienes le palpitaban, demostrando la rabia que corría por su ser.

No usaba lentes, sin embargo la cicatriz en forma de rayo brillaba y era tan rojiza como la del estado depresivo de Harry.

A ti es quien no incumbe esto — expresó duramente mientras posaba su mirada en la joven castaña.

No la vas a tocar.

Y sin embargo tú puedes ponerle todos los dedos encima ¿No? ¿Qué es lo que seguía después? ¿Se iban al cuarto obscuro a fo...

— ¡Cállate! — le ordenó el otro apretando los puños. Instintivamente Hermione se había tapado las orejas con sus manos.

Quítate de mi camino — expresó fastidiado la parte maligna en Harry.

¡Enfréntame! — le desafió el otro poniéndose en guardia, haciendo aparecer mágicamente su varita y sin moverse un sólo milímetro de su sitio.

Puedo lanzarte una maldición ¿Lo sabías?

Pero no lo harás. Conozco más técnicas que tú. Tengo más experiencia, reflejos más rápidos. No todo es lanzar conjuros al azar. Por ello me necesitas aún.

Pronto serás parte de mí — replicó el otro fríamente en respuesta — El verde no puede contra el negro. Mi esencia es mayor a la tuya, y al final tendré tus técnicas y experiencia y me habré deshecho de ti.

Esa es tu forma de actuar: Deshacerte de quien te estorba.

Excelente deducción. Y ahora quítate de mi camino, antes de que se me acabe la poca paciencia que tengo.

¿Harry sabe que estás aquí? ¿Sabe que Hermione está aquí? — indagó el otro sin moverse tan siquiera un milímetro — No, no lo sabe. ¡Interesante! ¡Sería bueno enviarle esa información y que él decida lo que se debe hacer!

El otro soltó una palabrota, maldiciendo sin magia alguna.

Hermione — el joven se volvió ligeramente hacia ella — Hazle entrar en razón. Todo lo que me dijiste. Todo lo que me hiciste sentir.

Lo haré — contestó ella con firmeza, desafiando con esta actitud a la parte maligna en su amigo que la miraba con ansias de sangre y violencia.

Hermione volteó el rostro, no por miedo, sino por repugnancia ante esa parte, patético intento de ser humano, que Harry quería interpretar.

Vamos, Hermione — el joven la rodeó con el brazo izquierdo mientras con la mano derecha mantenía levantada la varita de veintiséis centímetros en contra de su agresor — Vamos a ver a Harry.

Ambos avanzaron hacia otro largo pasillo. Harry vigilaba constantemente el camino recorrido a causa de que la parte maligna les seguía a cierta distancia que ni aumentaba ni disminuía.

Hermione se mantuvo lo más cerca posible del cuerpo de su protector, no sólo por la seguridad que él le brindaba sino que también a causa de que mientras más avanzaban hacia el centro, más se sentía una brisa helada que traspasaba su piel y huesos, queriendo invadir su alma, muy diferente a la que existía en la zona de la depresión.

Al cabo de un largo trayecto se apareció ante ellos la imagen intelectual de Harry, acomodándose las gafas que portaba y el mandil blanco.

Ambos sobresaltaron ante la presencia del intelectual.

No deberían tomarme como su enemigo. El verdadero peligro les ha venido siguiendo durante todo este pasillo — contestó el otro en su normal tono solemne y actitud aparentemente racional — Simplemente trato de ser neutral y ciento por ciento razonable.

La indiferencia duele tanto o más que el odio — comentó el joven de camisa verde haciendo pasar a Hermione frente a él y así vigilar más a los dos que ahora les seguían.

Pronto no tardó en cruzarse en el camino un rincón especialmente obscuro, sirviendo de soporte para un joven de vestimentas grises y apagadas. Al ver a Hermione, él no pudo evitar cierto sonrojo en su rostro, y ella no supo interpretar si era por los sentimientos ocultos (ahora ni tan ocultos porque ella tenía una idea más amplia) que Harry tenía o era por el temor de su reacción por prácticamente descubrir casi todos sus secretos.

Hermione suspiró aliviada al darse cuenta que también comenzó a seguirlos, y apenas se volvió hacia la ruta a seguir cuando sintió que alguien la abrazaba con intensidad.

Bueno — comentó el joven de camisa verde — Al menos alguien que me apoya verdaderamente.

¿Cómo has estado?, mi chiquita — Harry le plantó un beso en la mejilla como saludo. Y esta acción más lo que anteriormente casi sucedía, iluminó una parte en la mente de la joven, interpretando por primera vez de una forma correcta las emociones e intenciones de Harry.

¡Oh! ¡Por los demonios del quinto infierno! — protestó el de negro — ¡Déjense de estupideces!

MI chiquita — Declaró el otro el voz más alta — MI complemento, MI otra mitad, MI amiga, MI compañera, MI confidente...

¡Ya cállate! Pedazo de idiota.

Bueno, para que me llames idiota completo — expresó el otro con burlona sonrisa — MI Hermione. Y es que tu nombre encierra tantos significados para mí.

Continúa el camino... — declaró con firmeza el de negro — ...o comienzo una masacre en estos mismos instantes.

Está bien, está bien — pareció ceder el joven de camisa púrpura como si obedeciera de malas ganas una orden de Snape, el odioso pelo grasiento de Pociones — Vamos, Hermione.

Y ante sus palabras, el joven de camisa púrpura la tomó entre sus brazos y la acomodó para llevarla en los mismos todo este tiempo.

¡Qué mier..— gimoteó fastidiado el de negro.

No le hagas caso — le susurró el joven feliz, en forma de contarle un secreto — En el fondo está envidioso, se muere de ganas por hacer lo mismo.

Ahora avanzaré más calmado — declaró el lado valiente.

¿Y estas son todas las personalidades de Harry? — indagó Hermione buscando con la mirada a más seres, pero parecía que eran todos.

Pues... ummm... me pareció que éramos más — admitió el joven valiente.

Sí, pero el cretino de atrás las ha ido eliminando una a una. — respondió el joven de personalidad despreocupada y feliz — Su error fue fusionarse con el lado amable de Harry, sino hubiese sido por eso, ahora estuviésemos luchando...

Puedo caminar sola — le expresó Hermione al joven que la llevaba en brazos.

Todo lo que digas, corazón, pero ya te dije que actúo lo que me hace feliz.

Generalmente no actúas así — murmuró Hermione, como para que sólo él le escuchara.

Es por culpa del miedoso de allá atrás — se justificó el joven de camisa púrpura — Teme quedar en ridículo, o sentirse rechazado.

Eres un autocrítico muy duro — comentó Hermione disimuladamente queriendo bajarse de los brazos del joven.

¡Bah! ¡Es la verdad! ¿Qué es lo peor que podría pasar? Un rechazo, desmoronamiento del mundo por una temporada.. y el tiempo se encargará de curar — replicó divertido el joven aferrando más el cuerpo de ella entre el suyo, evitándole cualquier escapatoria — ¿Te has dado cuenta que encajas perfectamente aquí?

Hermione sonrió suavemente.

De pronto se detuvieron en un inmenso sitio en el cual sólo existían rocas. De diferentes tamaños, formas y estructuras. El viento que circulaba en este sitio era estremecedor. No existía algún signo de vida, no existían ríos, ni flores, ni animales de cualquier especie, dando la impresión de un ambiente simplemente desolado y terriblemente solitario.

Era el sitio en donde se encontraba el joven que Hermione ansiaba tanto ver, Harry James Potter Evans.


Continuará


Notas finales: ¡Les quiero a montón! Gracias por sus mensajes alentadores, por el tiempo que se toman. Y bueno, esta es la entrega del antepenúltimo capítulo ::Hikari brinca de emoción:: Este es el primer fict de varios capítulos del fandom potteriano que voy a terminar de publicar. Que conste, los demás ficts siguen en pie, pero este será el primero en acabar. Y ya no habrá más revueltos mentales en Harry... y no más capítulos del púrpura... y el de gris... y yo adoro al intelectual (aunque sea seco y directo) y el valiente... y la esencia maligna... pues... no, esta última no echaré de menos.

Y hasta ahora espero que no hayan resuelto lo que sucederá ::Hikari brinca más aún de felicidad!:: espero sorprenderlos en el siguiente capítulo cargado de... y de más... y al final... Y les aseguro que el próximo capítulo será más largo, espero que les agrade.

Dejen sus reviews que alegran mucho el día de esta, su servidora.


Harry Potter y Hermione Granger pertenecen a la escritora Joan K. Rowling, y la cuestión es que creo que ni a ella le pertenecen. Harry es propiedad de Hermione y viceversa XD. Bueno, Jo Rowling es la causante (para bien o para mal) de que pase parte de mi existencia escribiendo ficts (principalmente sobre estos dos), todo lo escrito y utilizado es hecho sin fines económicos, sólo quiero entretener (y de unir más partidarios al ya saben qué n_n)

Y ahora les dejo con la parte preciosa de El Cáliz de Fuego. Capítulo 20: La primera prueba. Adoro este fragmento porque es de los más Hr/H que existen: Sólo los dos, aprendiendo el encantamiento que después le salvaría la vida a Harry. Ah! Y me encanta que Hermione sacrifica horas de sueño por Harry. Y lo mejor es que está satisfecha por los resultados. Momentos y más momentos. ¡Cómo les amo!


Se obligó a cenar algo después de Adivinación y, poniéndose la capa invisible para que no los vieran los profesores, volvió con Hermione al aula vacía. Siguieron practicando hasta pasadas las doce. Se habrían quedado más, pero apareció Peeves, quien pareció creer que Harry quería que le tiraran cosas, y comenzó a arrojar sillas de un lado a otro del aula. Harry y Hermione salieron a toda prisa antes de que el ruido atrajera a Filch, y regresaron a la sala común de Gryffindor, que afortunadamente estaba ya vacía.

A las dos en punto de la madrugada, Harry se hallaba junto a la chimenea rodeado de montones de cosas: libros, plumas, varias sillas volcadas, un juego viejo de gobstones, y Trevor, el sapo de Neville. Sólo en la última hora le había cogido el truco al encantamiento convocador.

Eso está mejor, Harry, eso está mucho mejor — aprobó Hermione, exhausta pero muy satisfecha.

Bueno, ahora ya sabes qué tienes que hacer la próxima vez que no sea capaz de aprender un encantamiento — dijo Harry, tirándole a Hermione un diccionario de runas para repetir el encantamiento— : amenazarme con un dragón. Bien... — Volvió a levantar la varita — ¡Accio diccionario!

El pesado volumen se escapó de las manos de Hermione, atravesó la sala y llegó hasta donde Harry pudo atraparlo.

¡Creo que esto ya lo dominas, Harry! — dijo Hermione, muy contenta.

Espero que funcione mañana — repuso Harry—. La Saeta de Fuego estará mucho más lejos que todas estas cosas: estará en el castillo, y yo, en los terrenos allá abajo.

No importa declaró Hermione con firmeza. — Siempre y cuando te concentres de verdad, la Saeta irá hasta ti. Ahora mejor nos vamos a dormir, Harry... Lo necesitarás.


Hikari no piensa 'nada' en especial respecto a esto último resaltado.