"Hechiceros y demonios"

Por Sumire-chan

Capítulo 2: "La ciudad del gran árbol: Kuldahar"

*~*~*~*~*~* Han pasado los años en el Instituto Estrella Blanca, los estudiantes avanzados que terminaban sus estudios en el lugar marchaban hacia el exterior de la barrera que protegía el antiguo edificio, hacia la guerra que se extendía hasta más partes, cosa que los que permanecían dentro no sabían. El tiempo y las enseñanzas se movían rápidamente para los alumnos, y pronto a algunos les llegaría el momento de salir a luchar y conocer el enfrentamiento que se estaba dando en la tierra, demonios contra humanos, elfos, druidas, espadachines, todos luchando entre sí, buscando la supervivencia de su raza y la destrucción de cualquier otra que significase una amenaza para ellos.

Misao Makimachi y Kaoru Kamiya han llegado ya al último curso de magia, y saben que pronto se despedirán del lugar al que alguna vez llamaron Hogar *~*~*~*~*~*

- ¡¡¡Misao-chan!!!! - le llamó Kaoru entrando en los lavabos.

- ¡Estoy aquí! - respondió la ya no niña mientras se lavaba el rostro con impaciencia, desesperadamente.

Kaoru se puso detrás suyo, su amiga no había podido dormir en toda la noche, mas no tenía esas ojeras que les aparecían a las demás chicas, sino que sólo su rostro era más pálido. Hacía días que tenía sueños sobre una guerra, una masacre.

- ¿Cómo te encuentras? - le preguntó Kamiya mirándola por el espejo.

- Bien... - le respondió perezosamente y se terminó de arreglar su largo cabello azabache en una trenza mientras miraba de reojo a Kaoru salir al pasillo.

Ellas dos se habían vuelto muy buenas amigas, y sabían que al cumplir ahora los 18 podrían salir y ver así, a sus demás amigos. Habían pasado dos años desde que Takani, Sagara, Shinomori y Himura habían salido al exterior, la despedida había sido larga y amarga.

Misao comenzó a recordar lo bien que se había llevado con Aoshi, de un momento a otro eran amigos y mucho más allá una pareja de combate destructiva. Además, solían escaparse las cálidas y estrelladas noches de sus habitaciones y se juntaban a meditar, como él solía decirle. A la niña sólo le importaba estar con él, aunque fuera un segundo para poder sentir su respiración calmada y la música que provenía de su corazón.

*.*.*.* Flashback*.*.*.*

Era una de esas noches, hacía dos años ya que Misao se había incorporado al instituto estrella blanca y estaba, como veces anteriores, sentada en el patio principal de entrenamiento.

- ¿Escuchas? - le preguntó él mirando directo a las fozas esmeraldas, amaba reflejarse en ellas. Misao era con la única que podía expresar todo sin ningún tipo de ataduras, especialmente porque ella era sincera, amable y directa al hablar, decía todo lo que sentía y pensaba- Es una música...

- Sí, es hermosa... - dijo escuchando como él las canciones en la oscuridad de la noche.

- Misao...

- ¿mmm? - dijo embelesada por los sonidos.

- Sabes... que yo marcharé antes que tú...

- Sí, porque me llevas 2 años - le respondió como cualquier cosa.

- ¿me extrañarás?

La sangre le subió al rostro velozmente y le miró sonriendo, aún así.

- Sí, te extrañaré. - le contestó con voz queda- pero prometo buscarte... cuando sea mi turno de salir de aquí te buscaré.

- ¿sou?

- Hai

*.*.*.* Fin del Flashback*.*.*.*

- "Se lo prometí..." - pensó saliendo a los pasillos donde la muchacha de cabello ahora corto por arriba de los hombros le esperaba, mirando como muchas veces el piso, un vacío inexistente, seguramente pensando en Himura. Sus ojos azulados tan profundos como el mismo mar, que pocas veces ella había visto, parecían sin vida desde que él se había marchado.

Al sentirla caminar volteó a verle y le sonrió con cierte melancolía.

- ¿Vamos? - preguntó Misao, ella asintió con la cabeza. Tenían que encontrarse en la oficina del director, ya que se despedirían de él, pero antes tenían que pasar por sus bolsos. Ya no quedaba tiempo para la tristeza y pensar que abandonaban su hogar, tenían otras cosas por las que preocuparse.

Luego de recoger sus cosas, fueron hacia la oficina de Seijuro, este se encontraba, como de costumbre, sentado en su escritorio rodado de papeles. Les sonrió a las egresadas y aunque la despedida no fue extraordinaria, les costaba mucho.

Imponente, magestuoso se alzaba el instituto de magia estrella blanca y al alejarse de él su presencia parecía no desvanecerse. Con sus mochilas sobre sus hombros y su trajes de hechiceras, cubrieron sus rostros con velos que les habían enseñado a portar y las capuchas de la vestimenta. Marchar de allí no les era sencillo, y fue hechar un último vistazo al lugar antes de tomar el camino al pueblo más cercano: Kuldahar.

- ¿Crees que les encontremos? - preguntó Misao viendo un talismán que llevaba colgado del cuello, se lo había regalado Okon antes de marcharse, hacia tan solo un año. Algo ansiosa había estado la niña ese día esperando encontrarse con su hermana en el camino, rápidamente el recuerdo volvió a su mente...

*.*.*.* Flashback*.*.*.*

- Toma Misao-chan - dijo la joven de cabellos negros y una sonrisa en su rostro. A pesar de que por sus mejillas corrían grandes surcos cristalinos de lágrimas su mirada se mantenía tan alegre como siempre. Le colocó la piedra de color rubí en forma de una estrella y una luna entrelazadas con una gema verde en el centro, que brilló hermosamente.

- ¡¡OH!! ¡¡Es hermosa Okon!! - exclamó la jovencita- ¡¡te voy a extrañar!!

Se estrecharon en un inmenso abrazo y cuando se separaron se miraron largamente hasta que la mayor atravesó la puerta de madera que las separaría.

*.*.*.* Fin del Flashback*.*.*.*

- ¿En qué piensas? - le preguntó Kaoru cuando se detuvieron a beber agua en un arroyo cristalino, era raro el encontrarlos, les habían advertido que la mayoría estaba contaminados y que incluso los peces se lanzaban a sus aguas a morir.

- En nada... - susurró Misao- Demo... dime... ¿Crees que les encontraremos?

- Claro Misao-chan - le respondió ella con una sonrisa mientras bebía un poco de agua- Escúchame, Kuldahar no se encuentra muy lejos... tenemos que seguir este camino y luego llegaremos al bosque.

- está bien, será mejor que nos apresuremos.

Ambas se esforzaron para llegar hasta el bosque a donde podrían acampar con mayor seguridad, tenían la información que los ladrones asaltaban a quienes buscaban asilo por los caminos desolados en la noche y también a quienes dormían a orillas de ellos. El bosque, por lo tanto, era más seguro y les resguardaba de varios peligros.

Montaron el fuego y se acostaron inmediatamente a dormir, esperando llegar lo más antes posible a la ciudad.

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Misao Makimachi miró con los ojos dilatados en sorpresa el inmenso árbol que se alzaba en el centro de la ciudad de Kuldahar, sus ramas se abrían formando una capa por encima de las casas, resguardándolas de cualquier ataque aéreo y según rumores, de las tormentas peligrosas. Las raices sobresalían de la tierra por lo que las viviendas habían sido construidas a orillas de ellas, mientras que las calles serpenteaban por el pueblo de manera irregular.

- ¡Es gigantesco! - exclamó la joven de trenza mientras miraba de reojo a Kaoru que buscaba con la mirada entre la gente que pasaba a su lado- lo mejor es que preguntemos en la Cantina del pueblo.

- Está bien, vamos.

Marcharon hacia el lado norte del árbol donde vieron el carte de la que debía ser la cantina: "Matsuri" Entraron y sus narices se encogieron al sentir el cambio de olores que se produjo dentro, miraron detenidamente. Había un grupo de sujetos reunidos en una mesa, pero parecían de desconfiar así que no se atrevieron a preguntarles mientras que más allá una joven bebía en una gran jarra, sus ojos posados en ella, ojos grises. El cantinero atendía en la barra a dos tipejos, uno más alto que el otro que a simple vista no eran del lugar, por su forma de hablar.

- Buenos días - le saludó Kaoru acercándose a la barra- ¿le puedo hacer unas preguntas?

- ¿No son de aquí verdad? - les preguntó él como respuesta.

- No... acabamos de llegar - contestó Misao- ¿Ha visto, por casualidad, a un sujeto de cabellos rojos y ojos violetas acompañado de otros dos sujetos y una mujer?

- mmm... ¿Cabellos rojos? - llevó la mano a su mentón, pensando detenidamente- me parece haber visto a un sujeto así... hace mucho tiempo... bastante ya...

- ¿de verdad?

- Sí, pero sólo lo ví, porque otro tipo habló conmigo,uno alto de cabellos en picos, llevaba una banda en su cabeza de color... roja, si no mal recuerdo - habló el cantinero.

- Oh! Sí, son ellos... - susurró Kaoru entusiasmada- ¿Recuerda por donde se marcharon?

- Puede preguntar en la Posada de Kanayami, ellos se ospedaron allí... seguramente les podrá dar más información que yo - dijo el hombre sacando de debajo de la mesa un trapo viejo y limpiando una jarra que tenía desde hacía rato en la mano.

- ¿y dónde es eso? - preguntó Kaoru viendo a Misao salir nuevamente a las calles.

- En el este del pueblo, frene al puente que atraviesa el río, el que corre por el medio de Kuldahar... - dijo el viejo casi sin prestar atención.

Kaoru murmuró un simple 'arigatou' y salió de allí para encontrarse con su amiga, estaba pensativa mirando hacia las demás casas.

- tenemos pistas... - susurró Misao.

- Iremos a esa Posada - decidió la joven de ojos azules marchando hacia allá.

La edificación era bastante modesta y contaba con dos pisos donde se encontraban las habitaciones, la parte baja era la recepción, en la que, detrás de un mostrador, se encontraba Kanayami, mirando unos papeles teñidos de marrón claro.

- Buenos días... - dijeron ambas en unísono.

- Buenos días, jovencitas, ¿en qué puedo ayudarles? - Kanayami sonó bastante amable y considerado, mostrando en su sonrisa sus grandes dientes blancos, su mirada verdosa se les clavó en el rostro mientras que su aspecto era bastante pasados de años.

- Buscamos información sobre unas personas- se explicó Misao.

El anciano escuchó atentamente las palabras de las hechiceras, murmurando un 'ajá' de vez en cuando hasta que terminaron de contarle.

- Sí, ellos se marcharon hacia a Zakuro, el pueblo que se encuentra bajo las montañas de Naraku. Es extraño que hechiceros vayan allí - les comentó el hombre y ellas se sobresaltaron. ¿cómo sabía él...? - Porque... ¿Ustedes también son hechiceras, no?

- Cómo es que usted... - comenzó Misao.

- yo sé muchas cosas - les explicó- pero no se preocupen, sé porqué razón se esconden bajo esos velos y las capuchas de sus ropas. Y déjenme decirles que mi ayuda les será muy útil.

Ambas se miraron y luego voltearon a ver al hombre que había salido de detrás del mostrador y se dirigía a una puerta al otro lado de la habitación.

- Acompáñenme... - les dijo y entraron en el cuarto.

Se trataba de una especie de oficina, que en vez de paredes tenía hileras de estantes con libros rellenando espacios, un escritorio pequeño con una vela roja encendida, que iluminaba toda la habitación del mismo color. Por detrás, se abría en la pared una ventana con barrotes.

- Zakuro es una ciudad peligrosa, pero supongo que podrán enfrentarse a sus peligros - comentó él sentándose tras el escritorio, ellas hicieron lo mismo por delante en dos sillas que rechinaron bajo su peso- se ha desatado, como sabrán, una guerra entre razas y ahora todos han decidido participar. Para ellos, se juntarán dentro de dos meses en la ciudad que les he nombrado. Los hechiceros eligieron ese lugar como punto para su reunión porque sólo los más poderosos pueden ingresar a través de las barreras mágicas.

- ¡Diablos! - se puso de pie Misao de repente- ¿Y Himura y los demás fueron hacia allá?

- El insituto Estrella Blanca manda sus hechieros al mundo exterior para que defiendan la paz que debe existir, que intenten que se conserve el equilibrio entre las razas, pero... fuera, ellos deciden qué camino tomar - tragó saliva y respiró profundo - sus amigos decidieron marchar allí... fue su elección.

- ¡Maldita sea! - exclamó nuevamente ella.

- y dígame, Kanayami-sama... ¿hay algo más que no nos esté diciendo?

- Sólo una cosa más... los hechiceros que pueden entrar por la barrera inmediatamente se ven obligados a formar parte del ejército mágico de hechiceros.

- no me importa formar parte de eso... yo sólo quiero que esta guerra termine y que encontremos pronto a los demás- exclamó Misao con mucha ira retenida- ¡¡Partamos ya mismo!!

Kaoru se puso de pie inmediatamente, su amiga siempre había sido decidida en todo lo que hacía, no la podría hacer cambiar de oponión, por mas que pensara que tendrían que pasar la noche ahí y salir apenas despertara el sol.

- ¡¡Esperen!! Jovencitas, escuchen a este viejo que sabe lo que dice... aguarden la salida del sol para que puedann llegar a Zakuro a tiempo, la ciudad se encuentra lejos de aquí y los peligros en los caminos son millones. Además faltan aún dos meses para la reunión de hechiceros y si parten mañana no afectará su tiempo.

- creo que Kanayami-sama tiene razón, Misao-chan, además me gustaría leer unos libros de magia que he visto aquí - le dijo Kaoru- claro, si usted me lo permite.

- Será un placer...

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Misao salió a la puerta de la Posada, Kanayami estaba arreglando unas habitaciones mientras que Kaoru seguía encerrada en la oficina leyendo una pila de libros de magia. Miró el cielo, estaba peligrosamente nublado y se escuchaban los murmullos de tormenta. Las calles paralelas al edificio estaban prácticamente vacías a excepción de unos cuantos vendedores ambulantes y ciertos mercaderes que cerraban sus negocios más temprano que de costumbre. 'Se acerca una gran tormenta' murmuraban entre ellos.

Ella volvió a entrar para encontrarse con el anciano.

- ¿Puedo preguntarle algo?

- Si, ¿Qué? - le dijo él escribiendo cosas en sus papeles.

- ¿Hay alguien más aparte de ti que conozca la magia en este lugar?

- Sí... claro que hay, aunque somos muy pocos. En total somos 4 personas. Un hechicero prácticamente hermitaño que vive con una mujer más joven, supongo que es su empleada porque es la que maneja la tienda de magia que le pertenece. Un archidruida que vive en el templo sagrado de Kuldahar. Un muchacho y yo.

- ¿Un muchacho? - preguntó Misao - ¿Y qué sabes de él?

- Es un chiquillo cuyos padres murieron hace poco, heredándole su casa y su fortuna, es muy hábil con los hechizos, ha venido ha leer varias veces mis libros de magia, quizás hoy venga... claro... si comienza la tormenta.

- ¿Si comienza la tormenta?

- Hai, él piensa que el mejor clima para leer acerca de la hechicería en cuando llueve, es un poco extraño... nunca le he visto dejar de sonreir.

- Eso es bueno - reflexionó ella acercándose a la ventana y viendo como comenzaba a llover levemente.

- Sí, tal vez...

Misao entró en la oscuridad del cuarto apenas iluminado por la vela rojiza, Kaoru se encontraba tras el escritorio leyendo un libro interesadamente.

- ¡¡Esto es increíble!! - exclamó Kaoru sin mirarla- aquí se explayan con millones de hechizos que son más destructivos que el mismo Satán, demo... a la vez... las formas de controlarlos son tan dificultosas que nadie ha osado jamás a intentarlos.

- ¿Te divierte, no es así? - le preguntó mirando un libro sin darle mucha importancia.

- Sí, estoy copiando algunos hechizos... esto es fascinante... - dijo moviendo su pluma con agilidad- ¡¡Kanayami-sama!! Dômo arigatô por esto... la verdad... me han sido de mucha utilidad sus libros.

Él sonrió y ella le devolvió la sonrisa, regresando rápidamente a su traslado de magias, realmente le interesaba todo aquello.

De pronto, golpearon a la puerta y Misao corrió a atender. Su corazón se paralizó en seco para luego comenzar a galopear descontroladamente intentando saltar de su pecho. Parpadeó varias veces mirando a la figura empapada que estaba frente suyo.

- H-Hola...

Fin del capítulo

Bueno, no ha muchos les gusta mi fic... ya que sólo tengo 2 reviews, jijijijijijiji, pero me alegro de que sean esas dos personas. Este es el segundo cap. y espero muchísimo que les guste, no se olviden de dejar reviews. Como siempre... Rk no me pertenece, hacía mucho que no lo decía es de Watsuki-sensei a quien admiro profundamente.

Ahora... contesto los reviews:

Makimashi Misao (F.D.S.S): bueno, muchisimas gracias amiga, me alegro que te haya gustado mi fic, espero que también te continúe gustando con el segundo cap. Con respecto a Misao... ya verás qué es ella, jojojojo, es algo inesperado pero te aseguro que no es tanto mejor que Kaoru, sino que las dos se igualan con sus poderes, ya verás que en todos estos años... Kao-chan ha mejorado bastante en el arte mágico. Bueno, me despido, espero seguir contando con tus reviews.

Gaby: gracias por dejar review, pero en realidad nunca he visto ni leído nada de Harry así que si se torna parecido me dices, porque no me gustaría que se pareciera. Simplemente siempre me ha gustado escribir acerca de la hechicería, conjutos y viajes en busca de algo, en este caso... detener la guerra entre razas y encontrar al resto del Kenshin-gumi.

Shihali: ¡¡¡Muchisimas gracias!!! Había equivocado el idioma y menos mal que me dejaste review y pude ponerlo en español. Espero que aún así... puedas leer mi fic.

Kyo-Terayashi: I'm really grateful with you, by helping me to change my history of type of languaje. I would like to count with your comments if it's possible that you read it. Bye bye.

Sol: bueno, gracias por dejar review. Espero a pesar de haber cambiado de lugar la historia me dejes un review.

Eso es todo...

JA NE!!!!!!!!!!!!!!!!!!

Sumire-chan J