"Hechiceros y demonios"

Por Sumire-chan

Capítulo 3: "El comienzo del viaje hacia Zakuro: tres hechiceros"

- H-Hola...

- Buenas noches, señorita, ¿se encuentra Kanayami-sama? - preguntó el muchacho que estaba enfrente suyo.

Ella se hizo a un lado para dejarlo entrar, sus cabellos castaños claros le caían sobre el rostro al igual que gotas, afuera llovía torrencialmente, sus ojos eran de un color azulado muy bello, y en su rostro se curvaba una sonrisa perfecta. Misao sintió su corazón agitarse.

- Pase... - le susurró y él entró quitándose una gran capa que llevaba mas que no había servido para cubrirlo del todo.

Kaoru, que había sentido esa presencia nueva en la casa, había salido del estudio de manera silenciosa. Kanayami se le había adelantado y ya estaba saludando al recién llegado, de forma amable y segura.

- ¿entonces irás? - alcanzó a oír Kaoru del posadero al salir a la recepción, el joven sonreía mientras le contaba.

- Sí, tengo todo planeado - dijo sacudiéndose el cabello alborotadamente- mañana saldré hacia Zakuro.

- Zakuro... - susurró Kaoru y él chico volteó a verle.

- Mucho gusto - dijo extendiéndole una mano, como hacía segundos lo había hecho con Misao- Seta Soujiro.

- Kamiya Kaoru, es un placer.

- Igualmente, ¿conoce Zakuro, Kamiya-san?

- no, demo... mi amiga y yo nos dirigimos precisamente hacia esa ciudad.

De pronto, la joven recordó que el viejo posadero había hablado de ese muchacho, su rostro se iluminó mientras lo analizaba detalladamente. Llevaba una espada en su costado derecho, le recordaba a su... "Kenshin..." también tenía varias heridas en sus muñecas por lo que llevaba unos protectores cubriendo parte de su mano, su rostro parecía experimentado y le miraba como si también intentara analizarle.

- Entonces... - dijo Soujiro- podremos marchar juntos.

- Sí, me parece bien. ¿A ti Misao?

- yo estoy de acuerdo - soltó ella saliendo del trance en que se encontraba mientras se sentaba tras el mostrador donde había pasado el tiempo desde que llegaran, volviendo a unos viejos papeles que Kanayami le había estado explicando, algo de unos hechizos.

- ¿Cuándo parten? - preguntó Seta.

- en cuanto podamos, seguramente mañana al salir el sol, esta noche se nos haría peligroso el camino - explicó Kaoru- además, necesito prepararme para el viaje, así que tengo que comprar unas cosas en la tienda local.

- Si quieres mañana podría acomparte - se ofreció.

- está bien... - susurró antes de volver a la biblioteca.

Kanayami la siguió con la mirada, mientras que Seta fijaba sus ojos azulados en la jovencita concentrada en la magia.

- ¿Quiéres una habitación?

- mmm... sí, está bien, la lluvia me impediría el paso.

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- El sol que arde por la noche, bajo el mandato de la magia blanca. El sol que brilla aún en la oscuridad y que muestra sus rayos bajo mi merced, aparece ante mi llamado y emerge llenando con tu luz este lugar. ¡¡AKAI!! - recitó Misao iluminando el oscuro ático donde se encontraba.

Kanayami le había pedido a ella y a Soujiro que subieran a revisar la habitación que se encontraba en el último piso de la casa, era un cuarto empolvado y que llevaba tiempo sin limpieza, ya que el anciano posadero no podía subir las últimas escaleras.

- eres una buena hechicera - comentó Seta mientras buscaban lo que el viejo les había encargado, un viejo libro de tapas marrones con una cerradura de oro.

- gracias - dijo Misao- supongo que también tu lo eres.

- Sí... quizás...

Ellos se separaron en el inmenso cuarto. Algo rozó de pronto el pie de Misao que inmediatamente se aferró a lo más cálido que pudo encontrar, el cuerpo de su compañero de búsqueda, él no dudó en apretarla contra sí, respondiéndole el abrazo. Ambos se separaron sonrojados.

- gomen - dijo ella.- algo me tocó el pie.

- debió ser una rata.

- ugh... espero que no - comentó ella asqueada volviendo a buscar el encargue - Kanayami tendría que contratar a alguien que limpie este lugar.

Sus manos se movieron intentando despegar una telaraña de una caja y abriéndola suavemente. Dentro se encontraba el viejo y empolvado libro, sus tapas eran del color que el anciano les había dicho y tenía una cerradura para llave de color dorado muy intenso.

- ¡lo encontré! - chilló Misao sacando el objeto de allí- ¡¡guau!! Es cierto, es de oro... debe ser muy valioso... ¿y la llave?

- la tendrá él - aseguró Soujiro- mejor bajemos ya.

- Sí, este lugar es tenebroso.

Salieron rápidamente del lugar y volvieron a la biblioteca donde Kanayami y Kaoru estaban probando unos hechizos. El salón lucía más iluminado que antes y los estantes de libros estaban coloreados de diversos colores, la minúscula ventana ahora era un ventanal tras la hechiera donde se veía a la lluvia caer precipitadamente. También había varios candelabros que parecían de otros materiales y una alfombra roja que cubría todo el suelo.

- vaya - dijo la de trenza negra entrando en lugar sin soltar el libro- ¡Qué cambio! ¿Qué has hecho Kaoru-chan?

- ¿no te parece lindo? Kanayami-san y yo le hemos dado otra vista a este lugar mientras provabámos unos hechizos de los libros... ¿Qué es eso?

- Ah! ¡el libro señor!

El anciano tomó el objeto en sus manos y lo colocó en la mesa apoyando la palma de la mano en la cerradura, esta hizo un ruido que aseguró que estaba abierta. Luego la volvió a cerrar.

- este libro es un gran tesoro para los hechiceros, es la obra completa de hechizos, peligrosos, curativos, de onfesiva y defensa. Pero sólo pocos pueden abrirlos, sólo aquellos que están destinados - explicó- Aquellos que tienen grandes poderes.

- ¡oh! Misao-chan!! Prueba tú, estoy segura que puedes - dijo Kaoru esperanzada, no tenía intensiones de hacerlo ella, ya que sabía que la mujercita le había ganado millones de veces y era mucho mejor que ella en el arte de la magia.

Misao no objetó nada y acarició con la palma de su mano la cerradura. Nada sucedió. Le siguió Seta e hizo lo mismo pero tampoco se abrió el libro, la sonrisa no se borró de su rostro, sabía que era bueno que no consiguiese abrir ese mágico tesoro sólo significaba que aún tenía mucho por aprender. Se sintió conforme. Kaoru se adelantó, no tenía muchas ilusiones mas cuando apoyó su mano suavemente contra el libro este emitió una fuerte luz y la cerradura crujió, estaba abierto.

- ¡¡¡Maravilloso Kaoru-chan!!! - exclamó Misao abrazándola y sonriendo.

- ¿porqué yo? - preguntó mirando a Kanayami.

- el libro te escogió, ahora te pertenece. Yo conozco ya todos sus hechizos... o por lo menos los suficientes para mí... cuando tu logres lo mismo, deberás encontrar a otra persona que sea digno de poseerlo. Por suerte... sólo poseen el libro aquellos puros de corazón y con grandes poderes... y no caerá en malas manos.

Kamiya se sintió aliviada, se acercó al ventanal y miró hacia fuera. "Grandes poderes..." pensó viendo cómo caía la lluvia, los demás la dejaron sola. "Me gustaría que Kenshin estuviera aquí para poder contarle que poseo grandes poderes... me gustaría compartir el libro con él..." Sus ojos se empañaron en lágrimas que jamás dejó caer. Contrahechizó la habitación quedando en total oscuridad y salió de allí.

- Tengo sueño, ¿Dónde podemos dormir? - le preguntó al posadero.

- tomen las 3 habitaciones de arriba, la mía es la que está al lado de la biblioteca, sólo avísenme si necesitan algo - comentó él metiéndose en su cuarto.

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Kaoru estaba recostada sobre su cama boca arriba mirando las sombras que se reflejaban en el techo, sus ojos azulados fijos en un punto absurdo, porque había sido mentira que tenía sueño, sí estaba agotada pero hacía días que no podía conciliarlo, y no lo haría hasta que volver a ver el bello cabello pelirrojo de su Kenshin.

- Kenshin... - susurró llamándolo, casi para sí misma. Realmente le extrañaba, ella jamás había podido decirle cuan importante era para ella su hechicero con espada sin filo. Su Sakabatou nunca se separaba de él, y él tampoco de ella. Rió ante tal pensamiento- si tan sólo aquel día...

*.*.*.* Flashback*.*.*.*

- Vamos Ken, ¡¡¡Aún no estoy cansada!!! - exclamó una niña de largo cabello negro azabache, tendría doce años y su sonrisa no se borraba de su rostro. Frente suyo, en una posición rara con una espada en mano- ¿Acaso tu si estás cansado?

- ¡¡claro que no!! ¡Vamos Kaoru-dono!

La niña frunció el ceño, odiaba ese apelativo con el que siempre Kenshin se refería a ella. Apretó la espada luminosa que mantenía firme frente sí y se acercó al muchacho, con destreza, su cuerpo más pequeño comenzó a moverse ágilmente a su alrededor, y haciendo movimientos de todo tipo, había aprendido esa técnica junto a Misao.

- Kaoru-dono... - susurró.

Y su furia aumentó, pero con el objetivo de que él no sintiese su energía la despedigó por todo el patio, disolviénse en el aire. De pronto atacó repetidas veces el cuerpo del pelirrojo hasta que se detuvo en seco, quizás había exagerado. Él respiraba agitadamente y se había apoyado en su sakabatou al piso para mantenerse en pie.

- ¡Oh Kenshin! ¿Estás bien? - le preguntó preocupada acercándose a él, y quitando sistemáticamente sus cabellos de sus ojos violáceos para poder mirarle mejor.

Ambos se quedaron mirando, él sin poder quitar la vista de los ojos angustiados que le miraban de aquella forma, sentía su respiración en sus mejillas y su mano tocando su frente con dulzura, era una caricia que hacía saltar todos sus músculos. Ella bajó su mano hasta uno de sus pómulos, donde comenzaba una cicatriz. Una cicatriz en forma de cruz que él siempre había tenido, desde muy pequeño.

- gomen nasai... - susurró Kaoru muy suave y Kenshin pensó que iba a desfallecer, su corazón estaba a punto de saltarle del pecho.

- no te preocupes, Kaoru - de pronto el rostro de la muchacha se iluminó- estoy bien.

Se puso de pie y envainó la espada, ella le rodeó con los brazos llevándole hasta una de las bancas para que descansara.

- Kaoru...

- ¿mmm? - ella estaba embelesada porque se encontraba rápidamente envuelta en los brazos del pelirrojo, acurrucada en su pecho cálidamente.

- Sabes... que en algún momento tendré que marcharme...

- oh no Kenshin! No hablemos de eso, ahora, ¿si? No quiero... pensarlo. - soltó ella velozmente y se abrazó más a él.

*.*.*.* Fin del Flashback*.*.*.*

- esa noche... - se le escapó a la jovencita de los labios mientras acariciaba un mechón de sus cabellos, le miró atentamente- recuerdo que decidí cortármelo porque él me sugirió que quedarían bellos así... pero... no estuvo para verme... - sollozó las últimas palabras.

- Kao-chan, ¿estás bien? - dijo una figura parada en el umbral de la puerta.

- ¿uh? Sí, Milla-chan, estoy bien - contestó rápidamente mientras se secaba las lágrimas con el dorso de la mano- ¿tú?

- estoy bien, pero te sentí desde mi cuarto, ¿de verdad estás bien?

- Sí, no te preocupes, vuelve a dormir.

Misao se le acercó hasta sentarse con ella en su cama, cabizbaja.

- no puedo dormir - susurró agachando el rostro. A Kaoru le llamó la antención un brillo extraño que colgaba del cuello de su amiga.

- ¡Que kawaii!! - exclamó tomando el medallón en sus manos. Misao sonrió.

- Me lo regaló Okon, ¿Es hermoso hontou?

- Hai, muy hermoso. - se acurrucó en las cama- durmamos Milla, mañana será un gran día.

La jovencita corrió la trenza que caía sobre sus hombros y se acostó junto a su amiga, ambas cerraron los ojos y dejaron que el sueño les envolviera en un dulce abrazo.

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La luz que atravesaba la ventana golpeó en el rostro de Kamiya, se encontraba sola en su cuarto. Se alistó con la velocidad de un rayo y bajó las escaleras lista para marcharse. Misao, Kanayami y Soujiro estaban desayunando sentados alrededor de una pequeña mesita en el centro de la recepción. El lugar no tenía muchos clientes por lo que permanecía cerrado a tan tempranas horas.

- Ohayo!!! - canturreó Misao con una sonrisa de oreja a oreja.

- Ohayo gozaimasu minna! - exclamó Kaoru sentándose ella también al lado del posadero, este volteó a verle, tenía una mejor expresión que el día anterior, su rostro había adquirido un poco más de color, su mirada era mucho más azulada y profunda y llevaba, aferrada a su cintura, una espada, que seguramente había sacado de su bolso. También lo llevaba colgado de uno de sus hombros, lo dejó a un costado en el suelo.

- ¿Cómo te encuentras? - le preguntó Seta - la noche anterior te noté que estabas mal.

- oh, arigatô por preocuparse Soujiro-san, pero estoy bien. Dígame, ¿partiremos esta tarde?

- Sí, es menester que iniciemos el viaje en cuanto podamos - le explicó él- supongo que antes querrán pasar por la tienda de Pomad, es un buen sujeto... nos proporcionará un mapa, armas, yo hablaré con él. La gente se comporta muy amable si uno les dice que va a formar parte del ejército de hechiceros.

- entiendo, todos buscan la paz... - susurró Misao- entonces terminemos cuanto antes, quiero ir a ver a ese hombre.

Minutos después, estaban recorriendo la ciudad del árbol hacia la tienda que se encontraba a cuadras de la Posada, era un lugar bastante vistoso con un gran ventanal donde se exponían potecitos de colores, botellas, y diferentes paquetes que debían ser pócimas. Soujiro entró primero y rato después salió sin borrar la sonrisa de sus labios.

- Vengan, nos proporcionará lo que necesitemos.

Pomad era un muchacho alto, bastante joven con grandes ojos celestes muy brillantes y una sonrisa calmada y amable en su rostro. Tenía puesto una hakama y un gi, como los antiguos samurais de los que hablaban los libros que ellas habían leído en el instituto.

Él les entregó un mapa bastante viejo y Soujiro le pidió un arco con flechas, también se las dio.

- ¿para qué las quieres? - le preguntó Misao revisando unos kunais que Pomad le había dado.

- me especializo bastante en el manejo del arco, me gusta así - explicó él sonriendo.

Kaoru pidió unos pergaminos que había visto, contenían diversos hechizos y también llevó unas pócimas de matices verdes y anarajandos, que servían, según ella, para la curación de heridas y también de venenos muy letales, pensó que podrían necesitarlos.

Un rato después, salieron de allí dirigiéndose hacia Zakuro, cubriendo nuevamente con sus velos sus rostros, y encapuchando sus cabezas. Soujiro también llevaba así sus ropas, pero no borraba jamás su sonrisa de su rostro cálido. El camino se extendía colina abajo y lejanamente se podían divisar las montañas de Naraku, nombre tenebroso bajo las cuales se alzaba la ciudad protegida por barreras mágicas. Ciudad del encuentro de hechiceros que formarían parte del ejército mágico.

- Zakuro... - susurró Kaoru.

Fin del capítulo

Bueh!!!!!!!! Estoy feliz!!!!!!! Porque de pasar a no tener ningun review, solo algunos he llegado a los 11, jajajajajaja. Así que estoy muy feliz. Bueno, espero que les siga gustando. Como dato les cuento que Zakuro significa granadas, y que la mayoría de los nombres que aparecerán en japonés tienen un significado, lo he hecho así... pues.... porque estoy aprendiendo palabras en nihongo, jejeje.

Bueno, paso a los reviews:

Anny-chan: gracias amiga por tus comentarios y más te vale que sigas dejándome tus reviews porque sino... me enojo, eh!!!!!!jajajajaja. No, de verdad... me alegro que te guste el fic y que me avises si se va pareciendo mucho a Harry. Ah! No te olvides de tu promesa y yo tampoco me olvidaré de dedicarte muchas escenas de A/M, claro... siempre y cuando se encuentren, jojojojojo.

Asumi: bueno, te explico Asumi-chan... es así, ellos iban al instituto de magia blanca donde concurren aquellos chicos que de pronto resultan tener poderes mágicos, Misao-chan fue la última en llegar, con sólo 8 añitos. Pero luego... pasó el tiempo y como el instituto se encuentra bajo la protección de barreras mágicas no pueden saber que en la tierra, en el mundo normal una guerra se había desatado. Entre las diferentes razas que habitan el planeta. ¿Comprendes? Entonces... al salir ellos, los hechiceros, notan la guerra y está en ellos decidir si van a seguir haciendo vidas como normales, ajenos a toda la guerra, o formar parte del ejército y combatir honorablemente. El resto del Kenshin-gumi decidió viajar a Zakuro y luchar y por eso Milla y Kao van hacia allá. Bueno, creo que eso es todo. Si hay algo más que no comprendes sólo me dices, chi? Además para los demás también queda claro la temática que se desarrolla hasta ahora.

Gaby (hyatt): sí, los años pasaron amiga, pero igual aparecen los flashback con el pasado que no todos se enteraron. ¿qué te parece? Bueno, aprovecho para darte las gracias por dejar review en mi fic de Slayers "Nuevos viajes, nuevos amores", eres el único review ;_____; y por ti lo voy a continuar jajajaja ^______^ sip, era Sou-chan.

Amytk: gracias, me alegro que te guste, ojalá también este cap, lo he hecho con mucho amor, jajajajaja.

Chi2: Bueno, amiguita, gracias por tu review, bien acertado!!!!!! Pero no te preocupes... Sou-chan no será el típico, el es un hechicero sabio y amable, no morirá, porque me gusta jijijiji ^o^. Es muy kawaii!!!!!!!!!!! Ahora no me digas tú... ¿Acaso tu fic se llama El cuadro? Pues... entonce sí dime ^_______^

Eso es todo... ^_________________^

JA NEEEEE!!!!!!!!!!!!

Sumire-chan J

Naitemo iiyo donna kanashimimo tsubasa ni kawarunosa sono mune de