"Hechiceros y demonios"
Por Sumire-chan
Capítulo V: "Fantasmas... mitad youkais... comenzando a interferir en la batalla"
- ¿Sucede algo? - le preguntó Misao en un susurro.
- Duele mucho... - respondió la muchacha con voz titubeante- yo...
De pronto su resplandor aumentó y cegó a Misao, quien cuando pudo volver a mirar vió a la joven desmayada en la acera. Se agachó a su lado para comprobar que su pulso era estable pero estaba completamente sumida en un profundo sueño. La cargó sobre su espalda de modo que sus largos cabellos azabaches tocaban su rostro provocándole un cosquilleo, pero no le resultaba molesto; no le era pesada es mas, su peso era sólo comparable con el de una delicada pluma.
Al fin, siguiendo la presencia de Soujiro llegaron a una posada, el lugar que más cerca les había quedado. El muchacho de constante sonrisa estaba parado en la entrada mirando a la gente pasar, sin quitar esa expresión de su rostro. Corrió a su encuentro al verlas llegar.
- Vino hasta a mí cuando estaba de paseo - dijo entregándosela, él la tomó entre sus brazos y la joven se acurrucó en su pecho- debemos ayudarla.
- Vamos a mi cuarto.
Entraron en la obscura habitación, Soujiro prendió una vela amarillenta que había en un cajón y recostó a la muchacha sobre la cama.
- ¿Quién es? - le preguntó a Misao que estaba del otro lado, sentada al lado de la incosciente.
- no lo sé...
Entonces, la joven comenzó a despertar, moviendo su cuerpo lentamente hasta que al fin abrió sus grandes ojos en totalidad, eran de un matiz celeste profundo que apenas se dejaba entreveer por los mechones de cabello castaño oscuro que caían en su rostro.
- ¿Te encuentras bien? - preguntó Misao mirándola intensamente.
- ¿uh? ¿Dónde estoy? ¿Quién eres? - dijo ella inmediatamente sosteniéndose la cabeza con una mano- ¿Qué ha sucedido?
- Estabas en la calle... - le contó Milla- te desmayaste, emitías una fuerte luz y llorabas desconsoladamente. Por eso te traje hasta aquí. Me llamo Misao Makimachi. Y él es Soujiro Seta.
- ow - soltó ella- mi nombre es Natsu
- Natsu... que nombre más kawaii - suspiró- y dime... ¿Porqué llorabas? ¿Qué fue lo que pasó?
- Es que... ellos la asesinaron - sollozó.
Misao la cobijó en un abrazo muy dulce y Natsu se escondió en él llorando amargamente.
- Okaasan trató de defenderme - continuó- mas ellos la asesinaron mientras huía, yo tuve que huir... aún teniendo poderes mágicos.
- ¿Ellos? - preguntó Soujiro quien se había mantenido callado hasta el momento.
- Sí, sirvientes del reino de los demonios, asesinaro cruelmente a mi madre sólo por ser un humano, sólo por encontrarse en las tierras que ellos pretendían dominar.
- ¿Demonios? - exclamó Misao.
- Hai, demonios...
La voz de Natsu era dulce pero llena de tristeza, sollozando, no tardó en caer profundamente dormida. Misao y Soujiro salieron del cuarto para dejarla descansar y hablar de lo ocurrido.
- Su fuerza espiritual es poderosa - comentó él- deberíamos unirla al grupo.
- ¿Crees que sea posible? Se encontraba muy mal.. y los peligros que nos esperan de ahora en más son demasiados - comentó reflexiva.
- Es posible, debemos unirla, estoy seguro que el destino la cruzó en nuestro camino por algo en especial.
- De acuerdo... si tu lo dices.
- ¡¡Hola chicos!! - exclamó Kaoru entrando contenta y arrimándose a ellos, traía un dulce en la mano sobre el cual Misao se avalanzó. Su rostro alegre se entristeció levemente al escuchar el relato de los hechos.
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- ¿Están listas? - susurró Soujiro desde la puerta, llevaba puesta su ropa de siempre, con la capucha cubriendo su rostro, por lo que ellas al salir, no notaron el sonrojo que cubrió las mejillas del chico.
Kaoru y Natsu llevaban bellos kimonos de seda de color azul claro la primera y rosado la segunda, tenían grabados los kanjis de las estaciones en las preciosas y delicadas telas y sus cabellos habían sido recogidos en un tocado perfecto con adornos llamativos. Misao, por su parte, llevaba ropas de Onmitsu, como nunca la habían visto, a excepción de Kaoru, un traje de color negro y azul y unos protectores de muñecas. Soujiro descubrió, entonces, la cicatriz que tenía en su brazo derecho, casi a la altura del hombro.
Mientras caminaban hacia el festival, Misao recordaba aquel día...
*.*.*.* Flashback*.*.*.*
- ¡¡¡Esto es imposible!!! - chilló la joven intentando nuevamente y fallidamente darle con sus kunais a los blancos móviles que Okon controlaba mentalmente.
- no lo es ¿verdad Aoshi-san? - dijo mirando al joven que observaba el entrenamiento silenciosamente.
- no es imposible - dijo quedamente.
- ¡¡KUSO!! - exclamó ella sintiendo como la energía corría más velozmente por su cuerpo. - ¡¡Claro que lo lograré!!
Comenzó a acumular su fuerza, hasta que sintió que le sería difícil errarle, respiró profundo, y localizó perfectamente el próximo lugar al que uno de los blancos se movería. Okon le había advertido que había uno de los blancos, el con menor velocidad, que rebotaba las armas. Pero era tal su deseo de acertar que olvidó por completo la advertencia, y desconociendo que ese era el más lento de todo lanzó su cuchilla.
El arma golpeó de lleno el blanco mas, antes de que pudiera festejar, el kunai había rozado su brazo derecho haciéndole sangrar inmediatamente.
- ¡¡Ay!! - gritó arrodillándose al suelo mas las lágrimas no salieron de sus ojos, sólo los cerró con fuerza intentando eliminar el dolor de sí.
Algo cálido la despertó y vió los ojos azul hielo de Shinomori, mientras que sus manos rodeaban la herida sin tocarla, dejándola completamente curada, salvo por una pequeña marca, una cicatriz...
*.*.*.* Fin del Flashback*.*.*.*
Misao rió levemente y se unió al resto que la habían dejado atrás.
- Gracias nuevamente por dejarme permanecer a su lado - susurró Natsu- a pesar de que soy peligrosa.
La muchacha les había explicado que a ella aún le costaba mucho trabajo utilizar su magia y sus demás habilidades, por lo que al enojarse esa misma fuerza solía salirse de su control.
- no te preocupes por ello - sonrió Misao- somos fuertes.
- Espero que con esa fuerza podamos llegar a Zakuro - comentó Kaoru comiendo un helado de chocolate.
- ¡¡De eso estoy segura!!
- ¡¡¡¡¡uh sacan fotos!!!! ¡¡¡Vengan!!! - exclamó de pronto la muchacha, en un rincón apartado de la calle, cerca de un puesto de juegos, había una de esas antiguas cámaras de fotos donde un hombre sacaba fotografías a los viajeros.
Kaoru le pagó y se sacaron un recuerdo para conservar.
- ow, mira... - comentó Misao en el puesto continuo- ¡¡Voy a participar!!
El juego consistía en darle a unos blancos, a ella no le costaría nada. Tomó las cuatro pelotitas que el dueño les ofreció y las lanzó acertando exitosamente cada tiro. Finalmente, salió de allí con una perla brillante y tan rojiza como un rubí.
- me recuerda a Kenshin... - susurró bajando el rostro y mirando de reojo la calle.
Después de divertirse, pudieron volver a la posada y descansar, tomando la resolución de partir nuevamente hacia la ciudad de Zakuro, no quedaba tanto ya.
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*~*~*~*~*~* Hacía una semana que habian dejado la ciudad de okashi, el clima no les había favorecido mucho porque aún continuaba la lluviosa tormenta que había terminado por desbordar los ríos y lagos. La montaña de Naraku se seguía divisando por el largo camino que recorrían, mas este parecía no acortarse nunca. Finalmente, luego de que el tiempo hubiese pasado, llegaron a un castillo viejo, prácticamente en ruinas, donde se detuvieron a descansar*~*~*~*~*~*
- ¿Creen que haya alguien? - preguntó Kaoru empujando la gran puerta de madera, que crujió levemente.
- no es probable... - susurró Misao mirando en el interior del lugar- ya llamamos y nadie salió a atendernos.
- Da miedo - le siguió Natsu por detrás.
Caminaron lentamente por el resividor de la residencia, era extensa y había una inmensa mesa de roble en el centro de ella. También un candelabro en una mesita continua y una araña de luces caía desde el techo iluminando un poco el cuarto.
- "¿Cómo puede ser...?" - pensó Kaoru- "Mejor no digo nada... no quisiera que se asustaran, luego el miedo no nos dejaría dormir a ninguno"
Entraron en otro salón donde vieron unas largas escaleras de marfil manchadas de diferentes tonos y varios agujeros en los peldaños, el piso estaba tapizado de colores rojizos de matices variados.
- ¿Qué hacemos? - preguntó Natsu mirando en dirección al piso superior.
- Coloquemos nuestras cosas aquí - dijo Soujiro bajando su bolso de su hombro- no creo que sea correcto dormir en las habitaciones. Por lo menos por respeto a los antiguos habitantes de este castillo.
Se acomodaron en el suelo, tendiendo una manta para que la frialdad de la madera no les tocara el cuerpo. Rato más tarde, estaban durmiendo. La brisa del viento aullaba entre las ramas de los árboles cercanos, la madera dentro de la casa crujía y la obscuridad habían invadido totalmente la estancia donde ellos resposaban. Kaoru estaba envuelta en sus frazadas, escondiéndose de las sombras que se proyectaban en los muebles y el techo a causa de la luz de la luna, que también penetraba allí. Gracias a eso, podía ver el temblar de sus mano y no solo sentirlo.
- "Que miedo..." - pensó escondiéndose bajo las mantas.- Misao-chan...
La tocó levemente con la mano pero esta estaba, como de costumbre, inmersa en sus sueños con una leve sonrisa esculpida en su rostro apacible. Tan sólo cuando dormía adquiría esa expresión.
De pronto, sintió leves golpes que provenían de las escaleras y vió con horror sombras prácticamente transparentes bajar hasta llegar al piso tapizado. Cerró los ojos con fuerza haciendo que las lágrimas brotaran y cayeran por sus mejilla. "me siento como una cobarde... ¡¡eso no puede ser" pensó velozmente poniéndose de pie y en guardia, las figuras voltearon a verle.
- ¿ummm... qué pasa? - preguntó Natsu poniéndose de pie ella también y contempló horrorizada las ánimas que estaban frente a ellas.
Una de ellas, era sólo una niña vestida de blanco con un kimono de épocas pasadas, sus ojos eran de un celeste traslúcido y sus manitos abrazaban a sí misma. A su lado, había una anciana de cabellos grisáceos despeinados, su ceño estaba fruncido levemente y vestía ropas viejas, también arruinadas como si el tiempo hubiese pasado para ella.
- ¡¡¡Misao-chan despierta!!! - le ordenó Kaoru sin bajar su guardia.
- ¿Eh? ¡¡¡¡¡¡¡KYA!!!!!!!!!
El grito de la muchacha despertó a Soujiro que pronto estuvo sosteniendo una katana frente a los espíritus, estos no se movían de su posición. Kaoru se sorprendió, jamás había visto el arma que Seta llevaba consigo, mucho menos esa mirada fría sin borrar la sonrisa.
- ¿Quiénes son?- preguntó el alma de la niña con dulzura, su voz era titubeante.
- me llamo Kaoru - susurró dando un paso al frente- ¿Qué les ha sucedido?
- somos almas... ¿Qué más? Vivimos en este castillo por años, pero los youkais llegaron un día y nos atacaron cruelmente, asesinándonos en nuestra misma casa. Nuestros cuerpos fueron destruidos, creo que por esa razón nuestras almas no tienen descanso - habló la anciana.
- "malditos youkais" - pensó Kamiya- ¿Podemos ayudarlos en algo?
- Sólo deben irse - dijo la niña- el destino ha marcado la muerte en este lugar... y ya no hay quien borre su huella...
- ni siquiera la guerra, que sólo causa más muertes... no sólo los youkais asesinan, los espadachines, los druidas... los hechiceros como ustedes acaban sus vidas mutuamente.
Las almas desaparecieron en el aire como si nada, dejando escalofríos en los magos, sus cuerpos sintieron una sensación rara recorrer sus cuerpos. Sin decir más nada y sin poner más lentitud a las cosas, marcharon de allí nuevamente en busca de su destino.
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- ¿Qué sucede Milla-chan? - le preguntó Natsu mientras caminaban entre la obscuridad de la noche, alejándose del castillo.
- me preguntaba... qué sentido tiene toda esta guerra, si realmente sólo trae más muertes, más sufrimiento, nadie saldrá ganando. - susurró casi para si misma. Los demás la miraron y continuaron la caminata.
Les despertó el sol tocando su rostro, habían decidido acampar en un bosque, cerca de la salida del mismo. Se asearon rápidamente y continuaron su viaje.
- Estoy cansada de caminar - se quejó Misao.
- Todos estamos cansados - dijo Kaoru- pero debemos continuar el viaje, si queremos llegar a Zakuro. ¿no crees? Debemos intentar avanzar lo más posible.
- ¡¡Esperen!! - exclamó Natsu. - tengo una idea...
Sacó de entre sus ropas una pluma pequeña que brillaba en matices rosados y anaranjados, bastante extraña. La agitó un par de veces y esta creció manteniéndose a flote en el aire.
- ¬¬ ¿y tenías eso desde antes? - preguntó Misao con una gota en su cabeza.
- je, je, je ^___^** lo había olvidado, ji, ji, ji - rió nerviosamente.
- Está bien, chicas, no se preocupen, ¡¡Subamos!! - exclamó Kaoru inquieta.
Soujiro las miró de reojo sonriendo encantadoramente mientras ayudaba a Kamiya a subir a la pluma mágica. Esta se movió levemente, pero el peso de los cuatro no era demasiado. Así, esta se movió en dirección hacia las montañas de Naraku.
Divisaron finalmente, luego de tiempo de viaje, las montañas nevadas, en sus picos más altos podían ver la niebla; y a sus pies una ciudad rodeada de un aura que brillaba como lava incandescente, del mismo matiz, se alzaba imponente. Era un poblado inmenso. Bajaron a tierra y la pluma volvió a su estado original.
- hemos llegado por fin...
- Aunque... si lo piensas... Aún falta tiempo para que la reunión entre hechiceros se lleve a cabo - susurró Misao.
De pronto, un rayo le golpeó en un hombro y cayó presa de un dolor terrible. Inmediatamente Kaoru la curó con sus poderes, mirando de reojo al sujeto que había lanzado el hechizo.
- ¿Quién eres? - le preguntó poniéndose de pie Milla.
- Mi nombre es Akeru, les aconsejo que no entren a la ciudad maldita. - susurró el joven dejándose ver por entre las sombras de los matorrales cercanos.
- ¿Ciudad maldita? - preguntó Kaoru.
- Sí, Zakuro es la ciudad maldita de los hechiceros malvados... asesinos de gente inocente... ¡¡no deberían entrar si se creen personas de bien!! - amenazó con furia, entonces ellos le vieron bien. Tenía ojos de color ámbar muy bellos, largos cabellos platinados amarrados en una coleta baja y un arco colgado en su hombro mientras que las flechas se mantenían en su carcaj en su espalda. Tenía apariencia pequeña y débil pero en realidad su fortaleza se observaba en sus órbitas doradas brillantes. Algo raro en él... tenía orejas de perro.
- ¿¿Qué eres?? - exclamó Natsu alejándose.
- Soy un hanyou... - susurró agachando la cabeza.
- ¿Qué? - dijeron ellas en unísono.
- Es una raza - contestó Soujiro- mezcla de youkai con humano, si no me equivoco...
- no lo hace.
Ellas se apenaron un poco, sabían que en aquella época los hanyous se encontraban en el medio de los enfrentamientos, entre humanos y demonios.
- Mi familia me desprecia - comentó sentándose en el suelo- y para los humanos represento una amenaza, como elfos... los druidas en cambio parecen más amigables y les acojen en sus casas, luego aparecen muertos. Pero todos creen que son buenos, aún así.
- lo sentimos mucho - susurró Misao reflejándose en sus ojos, se sentía muy bello. Él aspiró su aroma, por un momento se dejó embriagar por él- pero en realidad... esta ciudad es importante para nosotros...
- Entiendo - susurró- sólo quería advertirles, señorita de aroma a cerezo.
- Puedes venir con nosotros si quieres, necesitamos ayuda - susurró sonriendo y sonrojándose por el comentario del hanyou.
- Está bien - aceptó sin pensarlo- iré con ustedes...
Luego voltearon a ver a la barrera que cubría Zakuro, en ese momento iban a descubrir si les era permitido entrar a la ciudad, si les era permitido intervenir en la guerra...
Fin del capítulo
Jojojojojojojojojo, se viene lo interesante amigos, ahora sí que sabremos qué rayos ha sucedido con Ken y los demás, esto ha pasado así por los reviews que me piden su aparición. Ha entrado nuestro Inu-chan de Inuyasha, jajaja, en acción con el nombre de Akeru. La verdad, la idea es que varias razas se mezclen, ya sabrán a qué me refiero. Bueno, también quiero pedirles sus reviews, no se olviden please. Ahora... a contestar sus comentarios:
Gaby (hyatt): ya te diste cuenta quién es esta muchacha... tendrá un importante papel en esta historia, pero lamentablemente no puedo decirte cual será ^o^ ni tampoco quién es la hermana de Sou-kun. Sólo te digo que ya falta muuuuuuy poco para que aparezcan los muchachos y que espero que te sigan gustando mis fics, me alegra siempre poder contar con tus reviews en ellos.
Hebe: Es el review más corto que he recibido!!!!! O quizás por algún error no ha salido el resto. Igual... me alegro que hayas dejado aunque sea review. Pero no te olvides de que me gustaría saber qué te parece mi fic.
Chi2: bueno, ya te enteraras quién es la hermana de Sou-chan, supongo que pronto... mmm... ¬¬ no sé... je, je. ^¬^ Espero que te siga gustando el fic, lamento muuuuuucho la demora, es que mi PC estaba en remodelaciones. Pero no te preocupes, porque ya tengo el cap. 6 y 7 hechos. Jijijiji. Todo depende de los reviews para subirlos, si tengo cierta cantidad... pues lo subiré!!!!!!
Koraima: Te aseguro que Sou-chan y Milla-chan estarán unidos, pero no te puedo decir cuál será esa relación. Por lo de tus visitas a FF.net, a mi me pasa lo mismo, yo subo caps. Y aprovecho para bajarme unos cuantos caps. a disquettes. ^___^ El encuentro... está prontísimo.
Anny-chan: bueno, amiga, como a todos... no puedo asegurarte quién es la hermana/o perdida/o de Sou-chan, (ya sabes... que no sabe qué sexo tiene) porque si te lo digo arruinaría el misterio del fic. Espero que te siga gustando y también este cap. Me alegro siempre de recibir tus lindos reviews, son adorables y me llenan de alegría para continuar escribiendo, por no mencionar que son bien largos. Te prometo prontísimo el cap. De reencuentro, y para que no digas que soy mala te lanzo un numerito: 7. ^o^ Para subir los caps... sólo pido una condición tener como mínimos 10 reviews. ¬¬*** YA está dicho... el que quiera ver el supeeeer reeencuentro ¡¡DEJE REVIEEWS!!!!
Sayounara!!!!!!!
Sumire-chan J
Naitemo iiyo donna kanashimimo tsubasa ni kawarunosa sono mune de
