"Hechiceros y demonios"
Por Sumire-chan
Capítulo VI: "Pasado,Futuro y Presente"
- ¿Quién pasa primero? - preguntó Natsu mirando el escudo.
- Creo que es mejor que pasemos todos juntos- sugirió Misao algo preocupada.
- ¿Sucede algo malo? - le preguntó Kaoru.
- No, nada... vamos.
Se acercaron lentamente a la fuente de energía, esta pronto les llenó el cuerpo y estremeció cada rincón de él al sentir el contacto con la luminosidad. De pronto, ya no se encontraban a las afueras de la ciudad, les habían transportado a otro espacio donde los colores se matizaban entre sí. Sintieron que caían hasta tocar fondo en las calles poco transitadas de Zakuro.
- Ugh... que viajecito - murmuró Misao poniéndose de pie, habían aterrizado sentados en la acera de un edificio viejo, de paredes grisáceas y ventanas cristalizadas en tierra- ¡¡Guau!! ¡¡Pasamos el escudo!!
- -______- Natsu... - balbuceó Kaoru.
- ^____^ ¿Si Kaoru-chan?
- ¬¬* ¿Puedes quitarte de encima mío?
- oh... gomen nasai - dijo la muchacha sonriendo y poniéndose a la altura de Misao que miraba las calles con total asombro.
Kaoru también se levantó del suelo, y miró todo a su alrededor, sentía algo oprimir fuertemente su pecho, la sensación de que su querido pelirrojo estaba cerca y que pronto volvería a verle. Por un momento sintió pánico, de que él no la recordara, de que no la reconociera, de que no le gustara su cabello corto, miedos insufribles. Pero ella sabía que el miedo era lo que impedía avanzar, sacudió su cabeza despejando los malos pensamientos y sonrió con dulzura. Soujiro la miró de reojo. "es una chica valiente" pensó el muchacho, nadie sabía de sus habilidades para leer los pensamientos.
- ¿A dónde vamos? - preguntó Natsu acomodándose las ropas, viendo como Misao acomodaba su velo frente a sus ojos y cubría su cabeza con la capucha de su vestimenta.
- Vamos a ese edificio - decidió Kaoru- tengo un presentimiento.
La muchacha de ojos azulados corrió hasta las enormes puertas de roble con diferentes grabados en dorados, había una placa "Consejo", relucía brillantemente. Ella se reflejó ahí antes de avalanzarse contra la puerta que se vió empujada hacia ambos lados. Kaoru, al tener menos fuerza, cedió de su lado y cayó sentada al suelo. Un muchacho salió con cara de preocupación, no esperaba que hubiese alguien del otro lado, se acercó a ella reflejándose en su mirada; tenías alborotados y cortos cabellos grisáceos casi blancos pero era joven, y unos bellos ojos azulados oscuros. Su estatura era mucho mayor que ella y llevaba una espada en su cintura. Vestía ropas diferentes también. Él le tendió una mano para que se levantara.
- lo siento, señorita, no fue mi intención hacerla caer- se disculpó con dulzura.
- no se preocupe, ha sido también mi culpa - sonrió.
- Enishi Yukishiro - le estiró la mano para estrechar la suya en una caricia que le hizo comprobar que el joven tenía poderes mágicos, fuertes oleadas de magia recorrían su cuerpo- un gusto.
- igual, mi nombre es Kaoru Kamiya - sonrió nuevamente.
Los demás vieron las acciones enmudecidamente hasta que por fin se acercaron a la pareja.
- ¿Estás bien Kao-chan? - preguntó Misao mirando al sujeto desconfiadamente.
- Sí, Milla, no te preocupes - volteó a ver al chico- Enishi, estos son mis amigos, Misao Makimachi, Soujiro Seta, Akeru y Natsu.
- Natsu Niiyama - corrigió la muchachita sin darle mayor importancia mientras terminaba de amarrar su cabello castaño en una cola de caballo baja que reposo en un hombro- mucho gusto.
- Enishi Yukishiro, igualmente- dijo él.
Un pequeño silencio se fue formando por lo que Misao se apresuró a hablar, odiaba el silencio.
- Será mejor que entremos - dijo con voz tranquila aún sonriendo- Ja ne, Yukishiro-san.
- Por favor... dígame Enishi, Misao-san.
- Yoshi - susurró abriendo la puerta y entrando en el lugar.
- Creo que no le agrado - comentó Enishi mirando por donde ella se había marchado.
- mmm... no creo que sea eso... - le dijo Kaoru- pero es cierto, debemos irnos. Hasta pronto.
- Hasta pronto, Kaoru-san, si necesita un lugar donde quedarse venga a mi casa, tengo a varios residentes allí, me imagino que usted y sus amigos vienen a formar parte del ejército.
- Es probable que eso busquemos - susurró ella, no le parecía correcto dar informaciones a una persona que acababa de conocer.
- entonces venga a mi casa, está calles abajo - señaló por un sendero- tiene el apellido de mi familia estampado en un cartel
Dicho esto, él salió corriendo en la dirección que le había señalado. Los demás entraron en el edificio y Kaoru se quedó viendo la lejanía de casas agrupadas, tenía una sensación extraña con respecto a ese sujeto. Suspiró largamente y entró, sin duda se estaba poniendo tonta al estar cerca de encontrar a Kenshin.
Por dentro el edificio era una estructura de muchos años, había un recibidor con sillones de madera y una mesita delicadamente barnisada y pintada de gris, tenía el cristal resquebrajado y un poco castaño por la suciedad. Había unos inmensos ventanalas adyacentes a unas escaleras de marmol platinado. Ella vió a sus amigos sentados en los sillones pero no le siguió, sino que avanzó por un pasillo al frente del recividor, había gran cantidad de puertas sin gafetes para identificar las oficinas. El corredor terminó y Kaoru entró en la última puerta, había una bella oficina con bastante luminosidad.
- ¿Quién es usted? - preguntó la mujer tras el escritorio mirándola intensamente, sus ojos eran de un color rarísimo, matizado en rojizo y anarajando- ¿Cómo ha llegado aquí?
- me gustaría hablar con los organizadores del ejército de Zakuro - dijo casi incoscientemente.
- Ah! Ya veo... una hechicera- murmuró la mujer- mi nombre es Hikari Tsukayami, mucho gusto.
- Kaoru Kamiya.
- bueno, yo soy una de las organizadoras, es realmente extraño que haya llegado hasta este cuarto. La mayoría de los aspirantes a los puestos tardan días en llegar, pues se entretienen en las demás oficinas, donde claro... o no hay nada o hay otro tipo de estimulaciones para que no continúen.
- yo no abrí ninguna de las otras puertas - comentó seriamente, en verdad ella no había sentido ningún tipo de energía en ellas, por lo que sólo se detuvo en la que sintió el aura de una persona.
- venga conmigo, los llevaremos con Atakai-sama - dijo Hikari saliendo de la oficina.
Kaoru y la mujer volvieron hasta el recibidor donde los demás comenzaban a impacientarse, Misao caminaba de un lado a otro en intentos de cavar una zanja, mientras que Akeru discutía con Natsu y Soujiro simplemente se mantenía callado, esperando sin duda su regreso.
- ¡¡Ya callate!! - se desesperó Natsu y se puso de pie- ¡¡Kaoru-chan!!
- ¿Nos llevarán con el consejo? - preguntó Misao alzando la vista.
La muchacha de cortos cabellos volteó a ver a Hikari, esta asintió. Los condujo por la escalera de marmol hasta una puerta de matiz distinto a las otras, tenía franjas blancas por sobre un fondo negro y para los hechiceros brillaba intensamente, era protegida por un poder espiritual que provenía del interior. Entraron silenciosamente, y se encontraron con un bello paisaje.
- ¿Dónde estamos? - susurró Akeru mirando la inmesidad de los pastizales verdes, había un enorme árbol de cerezo que le trajo irremediablemente el recuerdo del aroma de Misao. Las aves trinaban desde diferentes puntos y había flores en el suelo que pisaban, también una lluvia de pétalos les envolvió al ingresar.
Vieron, lejanamente, a cuatro mujeres sentadas bajo un cerezo, todas de diferentes colores, con largos vestidos de mangas transparentes cubriendo sus manos. La que tenía puesto un vestido rojo intenso volteó a verle, sus ojos eran de un negro profundo casi innanimado ya que parecía inerte y esculpido en su rostro. Sus largos cabellos eran negros azabaches y caían sobre su espalda de manera rebelde, al igual que los mechones en su frente.
Hikari se acercó más. Luego, otra mujer levantó la vista de un pétalo para mirarles intensamente, sus órbitas eran anarajandas y tenían el mismo aspecto que la anterior, vestía ropas verdes y sus cabellos eran cortos de color castaño claro casi rubio, estos se elevaban mientras que una brisa parecía acariciarle las mejillas.
- Disculpen deidades... - susurró Hikari, su voz había cambiado a una muy angelical y suave- estos hechiceros han venido a unirse al ejército...
- puedes marcharte Hikari - le respondió la mujer de ropas verdes.
- con su permiso - dijo antes de volver por donde habían venido.
El silencio les quemó en la piel, la mujer de rojo tenía sus ojos puestos en ellos y la de verde acariciaba con sus lechosas manos un pétalo. Otra de las mujeres levantó la vista de un libro de tapas rosadas y hojas amarillentas y lo cerró levantando polvo levemente. Sus ojos eran de un color esmeralda muy intenso, parecido al de Misao, y su vestido era azulado, estaba sentada al lado de la última mujer; recostando su larga melena azulada contra el tronco del árbol. Su cabello estaba entrelazado en una trenza como la que Misao llevaba oculta con su capucha, sobre su traje de Onmitsu llevaba aún su vestimenta del insituto. La mujer le miró y extrañamente sonrió.
- ¿De verdad desean unirse al ejército? - habló con una voz sumamente melodiosa, interrumpiendo el delicado silencio.
- Sí, señorita... realmente lo deseamos - explicó Kaoru.
- Haru... - susurró.
- ¿perdón?
- los hechiceros me laman Haru...
- Oh, sumimasen- susurró Kaoru- ¿nos dejará pertenecer al ejército?
- en realidad - comentó- no es mi decisión.
Haru miró de reojo a la última de las deidades, estaba sentada sobre una manta de flores silvestres de diferentes colores que otorgaban mucha vida a su semblante callado y serio. Mas su rostro era sumamente hermoso, con o sin flores, sus largos cabellos plateados estaban recostados sobre un hombro y sus ojos eran de un matiz muy cálido, un dorado muy intenso, aún más que el de Akeru.
- es mi decisión - susurró, su voz parecía la de una niña.
- Ustede debe ser... Atakai-sama; ¿no es así?
- así es - le contestó a la muchacha y volteó a verle, estiró una de sus manos acariciando sus cabellos que caían sobre su frente, los quitó con suavidad y pasó su mano a una de sus mejillas- eres muy valiente, Kaoru.
- ¿¿¿Conoce mi nombre??? ¿¿Cómo??
- Yo conozco muchas cosas - susurró- conozco los lados más oscuros... pero también los más puros.
- "lados oscuros..." - pensó mirando las órbitas doradas- ¿¿¿usted sabe acerca de battosai???
- es un lado oscuro sí, demo también uno que fluye junto al puro, fluyen ambos de la misma manera - dijo ahogando un suspiro- porque son uno mismo, sólo que uno ha sido dañado por la maldad.
Kaoru se quedó en silencio.
*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*
Misao miró de reojo el edificio envejecido por el paso de los años, Atakai les había comentado que hacía décadas que la edificación se encontraba allí y que ellas cuatro eran las deidades protectoras de la ciudad de Zakuro. Una lágrima se escapó delicadamente recorriendo sus mejillas con calidez y murió en la comisura de sus labios. La conversación con la deidad suprema había sido larga.
*.*.*.* Flashback*.*.*.*
- Quiero saber qué sucederá con nosotros - intervino Misao en la conversación, su mejor amiga estaba en un estado de shock que le impedía continuar hablando.
- Pueden pertenecer al ejército - dijo Atakai- pero no les puedo asegurar que participar en una guerra que es inevitable sea seguro para ustedes, que su futuro sea favorable. Nunca podría asegurarles tal cosa. Su futuro ahora es incierto, existe la posibilidad de que la muerte se les presente en el camino pero aún así... existe la posibilidad de que triufen y queden esculpidos en el futuro.
- nuestro futuro... - susurró Misao.
- yo puedo mostrártelo si deseas- contestó la mujer de azul, Haru.
- no - contestó inmediatamente- no quiero saberlo, prefiero vivirlo yo misma.
- eso está bien - le sonrió la mujer de verde a la que llamaban Fuyu y le tocó suavemente la mejilla- pero aveces... es mejor no vivirlo.
Misao sintió escalofríos recorrer todo su cuerpo, su mirada se tornó borrosa y de pronto, ya no se encontraba en ese hermoso pastizal sino en un campo de batalla.
*~*~*~*~*~* - ¡¡Huye Milla-chan!! - gritó una voz ahogadamente, pese a ello la reconocía a la perfección, era Kaoru. Vió a su amiga reptar hacia donde ella estaba. Se tocó suavemente la sien, sus manos quedaron completamente manchadas de sangre y el olor metálico a ella inundó su ser. Kaoru estaba sollozando, las lágrimas rojizas brillaban en sus mejillas y la sangre fluía de una herida en uno de sus costados.
Miró a su alrededor... había gente huyendo, edificios demolidos consumiéndose en terribles incendios. Ella se encontró asustada, su corazón se detuvo levemente al ver caer a metros suyo una figura conocida. Se acercó corriendo, temblorosa, un rayo le había atravesado cerca del corazón.
- Aoshi-sama... - susurró tomando como pudo el cuerpo del muchacho, sus cortos cabellos negros cubrían sus ojos azulados como el hielo, ella los quitó con sus pequeñas manos ensangrentadas, temblaba al ver el cuerpo de su amado convulsionarse.
- huye - dijo él con voz queda- huye... antes... de que... te atrapen.
- ¡¡No!! ¡¡No le dejaré!! - dijo aferrándose a su pecho, sintió la mano de Aoshi acariciando su cabeza- ¡¡no me dejes!!
- Misao... - le llamó con voz suave. Ella se separó y le miró directo a los ojos.
- Aishiteru... Aoshi-sama... - susurró ella rozando sus labios suavemente con los de él, un suspiro se le escapó entre el beso y se entregó a él, sintiendo como la vida se disolvía de su cuerpo. Ella se separó de él y le miró, ya no había rastro de su respiración, ni tampoco del sonido melodioso que producía su corazón...
Misao sintió que caía en un mar de desesperación al ver muerto a su ser amado, todo giraba a su alrededor en un remolino del caos y su mirada volvió a tornarse borrosa. *~*~*~*~*~*
- ¡¡¡Misao!!! - sintió que le gritaban, abrió los ojos lentamente y se encontró con las órbitas azuladas de Kamiya.
*.*.*.* Fin del Flashback*.*.*.*
- ¿Milla? ¡¿Me estás escuchando?! ¡¡Yuju!! - le llamó Kaoru desde plena calle.
- ¡¡Oh sí!! Ja, ja, ja - rió uniéndose al grupo que la esperaba, algo en su interior se desvaneció, una duda, pero no quería preocupar al resto con sus problemas.
- ¿Está todo bien, Milla?
- Eh... Sí, Kao-chan...
- Me parece que luego de lo que viste con Fuyu-sama quedaste mal...
- no, estoy bien - dio por terminada la conversación- vamos con Enishi-san.
Bajaron por la calle que él les había indicado anteriormente, las calles no estaban muy pobladas, la brisa había comenzado a soplar y el cielo se tiñó de pronto en un gris matizado en negro.
- "me recuerda..." - pensó Akeru.
*.*.*.* Flashback*.*.*.*
- ¡¡¡Musume!!! - gritó una mujer de largos cabellos negros, acercándose a la orilla de lago donde el pequeño hanyou se estaba reflejando, jugando con su propia imagen.
- ves okaasan - le dijo él dulcemente señalando el agua cristalina- soy yo, así soy yo.
- Sí, mi niño - susurró la mujer sonriendo.
*.*.*.* Flashback Número 2*.*.*.*
- ¡¡¡Okaasan!! - corrió con todas sus fuerzas, sentía el sudor cayendo por sus mejillas, ya no tenía más energía, pero no dejó de correr. Hasta que en su desesperación cayó de bruces al suelo, sollozando amargamente, estaba todo oscuro a su alrededor, el cielo se veía horroroso, pronto llovería, pues las nubes eran grises y negras, y el sol se había ocultado por completo tras ellas.
Una figura se le acercó lentamente, era uno de los hombres ayudantes de su padre.
- ¿tu eres el híbrido? - le preguntó mirándole con repulsión- no me imaginaba que mi señor pudiera tener un hijo como tú... no se le puede llamar hijo a esto.
- ¿Quién eres? - preguntó en vano, el sujeto no le respondió sólo le pateó aventándolo lejos.
- no vuelvas, porque allí ya nadie te quiere... - le dijo marchándose- tu madre también ha sido desterrada, por si desas saberlo.
Las lágrimas se acumularon en sus ojos, lloró, amargamente y hasta que no tenía más fuerzas.
*.*.*.* Flashback Número 3*.*.*.*
- "me las pagarán todos... los malditos humanos y también los demonios" - pensó un joven muchacho que a leguas demostraba no ser como cualquier otro, sus largos cabellos plateados estaban agitados por el viento y sus ojos dorados miraban el amanecer con melancolía pero también firmeza y valentía. Tenía rasguñones en sus pómulos, y sus ropas estaban un poco destrozadas- "ya que en ningún lado me aceptaron, terminaré con esta guerra por mi mismo, ya que así acabaré con ambos bandos... con todos los bandos que se dañan mutuamente" - sintió su corazón resquebrajarse levemente- " ya nadie debería dañarse..."
*.*.*.* Fin del Flashback*.*.*.*
- ¿Está todo bien Akeru? - le preguntó Misao agitando sus grandes ojos esmeraldas.
- Sí, Misao... está todo bien - respondió él con voz queda y continuó caminando.
La joven le miró de reojo, se encogió de hombros y le alcanzó segundos después. El semblante del semi-demonio era callado, más que de costumbre, serio y algo preocupado. Ella no le dijo nada, mas odiaba el silencio.
- me pregunto si encontraremos a los demás - dijo casi para sí misma.
- esas personas te interesan, ¿no es así? - preguntó él.
- sí, son mis amigos - sonrió y se adelantó hacia los demás.
Misao miró el cielo. "va a llover" pensó, ese estado del tiempo le traía bellos recuerdos. "Aoshi-sama..."
*.*.*.* Flashback*.*.*.*
- Milla, ¡¡Te vas a enfermar!! - le regañó Okon con sus manos en su cintura desde la parte cubierta del patio de entrenamientos. La joven de larga trenza corría bajo las gruesas gotas de lluvia, empapando ya su vestimenta.
- ¡Mou! - exclamó imitando la muletilla de disconformidad que su mejor amiga usaba. La miró de reojo aún corretiando, Kaoru estaba sentada en una de las bancas sonriendo amablemente mientras cepillaba su largo cabello negro.
- Deja de imitarme, Milla-chan - le contestó ella enfadada.
- ja, ja, ja - corrió cerrando los ojos hasta que chocó contra algo mucho más grande que ella y fuerte también. Sintió que caía pero unos brazos le rodeaban por la cintura evitándolo, acercándola a un pecho cálido y humedecido.- Aoshi-sama...
- ¿Estás bien, Misao? - preguntó él con un semblante frío.
- Eh... sí... ja, ja - murmuró sonrojándose por la cercanía de sus cuerpos- ¿puede soltarme? - "¿realmente lo quieres? Mou Misao... no lo quieres... entonces, ¿Porqué diablos se lo pides?" - le reclamó su conciencia- "Sólo es que no respondo de mí si sigo así de cerca" - contestó ella.
- sumimasen - se disculpó Shinomori.
*.*.*.* Fin del Flashback*.*.*.*
- "que cerca le había tenido a mi querido Aoshi-sama..." - pensó sintiendo un escalofrío recorrer su cuerpo- "Aoshi... su muerte..."
De pronto, el recuerdo de aquella visión le atacó la mente, había visto también a Kaoru desfallecer por las heridas en su cuerpo y Natsu morir con todo su ser mancillado, completamente destajado, incluso Akeru le había intentado defender.
- "¿Todos moriremos?" - se preguntó en el momento en que una nueva visión le golpeaba la mente...
*~*~*~*~*~* ¿Quién eres? - preguntó ella poniéndose de pie y dejando el cuerpo inerte de Aoshi recostado en el suelo. - ¿Quién eres? - repitió. Una figura corría hacia ella y de pronto le abrazaba con dulzura, le susurraba algo al oído y le acariciaba el cabello, corto... lo llevaba corto en aquel lugar, y los negros se matizaban en violáceos. Una fuerza recorría su cuerpo y todo este brillaba de dorado.
- ¿Quién eres? - preguntó a la figura nuevamente. El ente sonrió, ella podía ver su gesto por entre las penunbras de su joven rostro. Era una persona joven- ¿me conoces? - Asintió volviendo a tomarla entre sus brazos, de pronto todo se estremeció, y vió cómo se tocaba el costado derecho por donde la sangre brotaba descontroladamente. - ¿¿Doushite?? - preguntó casi incoscientemente- ¡¡De nuevo estoy sola!! ¡¡Sola!! - exclamó dejándose caer de rodillas al suelo, con el cuerpo de la persona en sus brazos.
- nunca estará sola - le susurró suavemente, era un muchacho. Este trazó las lágrimas que se asomaban por sus bellos ojos esmeraldas y sonrió cerrando los ojos para no volver a abrirlos. Ella sollozó amargamente, sintiendo como el dolor le estremecía cada rincón de su cuerpo, mientras que el del muchacho se desvanecía como si fuera de energía pura. Eso era lo que les sucedía a quellos espíritus que usurpaban un cuerpo con el único motivo de cumplir con su destino, con una misión u objetivo.- ¡¡¡No me dejes tu también, onegai!!! *~*~*~*~*~*
Ella caminaba ya por inercia, inconscientemente. Se detuvieron frente a una casa de varios pisos, una más en el aglomerado de viviendas que se asemejan ligeramente unas a otras. La voz de Kaoru la sacó de su trance cuando leyó en voz alta un cartel
- Yukishiro - decía el letrero pequeño pegado a la pared de la casa, conjunto a la puerta de entrada. Tocaron levemente. Misao tenía un presentimiento extraño, sentía una presencia diferente en aquella casa, una sensación de dejavú la invadió de pronto.
Fin del capítulo
Bueno, eso es todo, espero que les haya gustado el capítulo porque a mí sí ^___^. Me quedo muy bonito, jo, jo. Pero estoy triste por no haber tenido todos mis reviews, no importa, me conformaré con los hermosos mensajitos de Anny-chan, Gaby (hyatt) y bozcochita U-u. Realmente muchas gracias. Las quieto. Es todo.
JA NE!!!!!!!
Sumire-chan J
Naitemo iiyo donna kanashimimo tsubasa ni kawarunosa sono mune de
