"Hechiceros y demonios"

Por Sumire-chan

Capítulo X:"Cuando la esencia es la que llama..."

Enishi Yukishiro iba caminando hacia su casa, cuando el caer de lágrimas que no pasaba desaparcibido para sus sensibles oídos le alertó y descubrió una figura sentada en el suelo sollozando. Él se acercó.

- Kaoru-san... - murmuró.

Ella volteó a verlo, de sus ojos azulados caían gruesas gotas cristalinas muriendo prontamente en la comisura de sus labios, surcando recorrido húmedo hacia su cuello apenas descubierto por esas vestimentas opacas que llevaba. Sus manos estaban arrugando su ropa húmeda también y sus ojos se oscurecían cada vez más. Él se acercó con lentitud extendiéndole sus brazos, se sentó a su lado y permitió a Kaoru undir su rostro en el regazo del joven, sollozando en espamos dolorosos que aconcojaban a Yukishiro.

- "¿Quién le hizo esto Kaoru-san? Sea quien sea... no volverá a dañarla nunca más así, yo la protegeré..."

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- ¡¡Akeru!! ¿qué pasa? - preguntó Misao viendo al Hanyou que la había tomado en sus brazos.

- Hay peligro - murmuró él en casi un gruñido.

- ¿qué?

- Sí, los demonios no están dispuestos a esperar tres meses, estamos seguros que atacaran antes.

- Eso ya lo sé - hizo una mueca, no quería enojarse con Akeru, pero él había interrumpido, al parecer, a propósito, su momento con Aoshi - por eso mañana nos han convocado al recinto de las deidades para entrenar.

- ¿entrenar? - se preguntó Aoshi en voz alta - ¿Y quién va a hacer eso?

- Atakai-sama, supongo, es tarde ya... regresemos. ¿me escuchan? Oigan, regresemos.

Las miradas que se dedicaban Shinomori y Akeru eran de odio intenso, rencor ¿y celos? Misao estaba entusiasmada, aunque no le agradaba ese sentimiento, pues podía ir en contra de ellos en la batalla, incluso podía ponerlos en contra, ella no podía negar que le parecía muy adorable tener a dos muchachos peleando por ella. Corrección, un muchacho y un hanyou.

- De acuerdo Misao - dijeron ambos y se miraron con profundidad mientras Misao sentía un cosquilleo gracioso, ella sonrió caminando con tranquilidad.

Bueno, se sentía tranquila superficialmente, pues los problemas del corazón que en algún momento habría tenido ahora estaban arreglados y la embriagaba una profunda paz.

Suspiró, y cuando fueron llegando hacia la casa, vieron sentados bajo el alerito de ladrillo que daba una perfecta sombra en días de sol, a Enishi y a otra persona.

- "Kaoru..." - pensó la jovencita de ojos verdosos sin poder creer el aspecto terrible que tenía su amiga, había lágrimas resecas asomándose en sus acuosos ojos azulados, y sus cabellos estaban algo desalineados, su rostro era pálido, muy amargo.

Se acercó rápidamente y se agachó hasta casi tocar a Kaoru.

- Se fue, Misao - susurró esta.

- ¿Quién? ¿Quién se fue?

- Ken... se fue... no quiere dañarme - contestó entre sollozos lastimosos.

Kamiya se undió en el confortable pecho de su amiga, sintiéndose más cobijada y protegida, los brazos de esta la rodearon dándole consuelo, mientras trataba en vano de contener esos espamos. De pronto, como si fuera un rayo... una visión nubló la vista de Makimachi.

*~*~*~*~*~*- ¡¿Porqué siempre te vas?! ¿Porqué me dejas? - decía una voz muy triste, suave y a la vez con una fuerza de otro mundo.

- Usted no se merece un hombre como yo...

A lo lejos, se oían los gritos de una persona, mientras que la barrera que protegía su cielo, ya casi negro por la noche, brillaba intensamente, el cristal en el que se había transformado, debido a la magia, hizo un ruido de rotura, mientras se quebraba lentamente en una línea de luz. Así, se fue rompiendo como un verdadero cristal.

Pero ellos, no escuchaban lo que sucedía.

- ¡¿Porqué tienes que decir eso?! ¡¡Yo te amo!! ¿No te es suficiente?

- Señorita Kaoru, usted no entiende que no es el amor lo esencial en nuestra relación, por lo menos para mí, su seguridad va primera ante todo. No puedo brindarle un amor inseguro y lleno de peligros - respiró profundamente - prefiero tener que olvidarla.

- ¿qué dices? - preguntó incrédula - No puedes estar diciendo esto, tu... tu no estás diciendo esto.

- Lo siento.

Kaoru se hizo hacia atrás, abriendo sus hermosos ojos cristalinos azulados desmensuradamente, mientras sus piernas temblaban y un quejido suave se escapaba de sus labios. Su mirada se nubló y un haz de luz penetró en su pecho, sin arrancar ni un solo grito de dolor de sus labios, pero sí del pelirrojo que no contuvo un gran quejido de rabia. *~*~*~*~*~*

- ¡¡¡¡¡NO!!!! - gritó Misao separándose de Kamiya, ella, entre su dolor, le miró cofundida.

- ¿Qué pasa Misao?

- No... debes olvidar a Himura, Kaoru. - dictaminó.

- ¿Qué?

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Natsu estaba caminando por el pueblo, era de noche ya, había salido sin que Soujiro lo notase, y se sentía más tranquila que el día anterior. Su mirada iba fija en la montaña de Naraku, y luego volteó hacia el cielo, estaba convirtiéndose en un grisáceo, señal de que llovería. Al parecer, los elementos transpasaban con facilidad la nueva barrera. Atakai, había creado un crital que rodeaba como una cúpula toda la ciudad, protegiéndola de los demonios.

Aún así, ella sabía que eso no los detendría.

- ¡¡Natsu!! - escuchó a sus espaldas.

- Imposible... - se escapó de sus labios, sus ojos se ensancharon - ¿Q-Qué haces aquí?

- La reina me mandó a buscarte.

- Yo no quiero volver, soy parte de los humanos ahora.

- ¿qué? ¿Vas a traicionarnos?

La mujer que estaba frente a ella era casi una niña, sus ojos grandes y azulados miraban a Natsu como si fuera una criatura horroroza, se acercó lentamente a ella y tocó su rostro temerosamente.

- Es cierto - aseguró la niña - te has enamorado de un humano, lo dijo el jefe, y no quisimos creerle...

- Lo que crean o no, no es asunto mío.

- ¡¡No!! No te conviertas como ellos...

- ¡Tu no entiendes Ninfa! ¡ellos mantaron a mi otousan... a mi okaasan! Por su culpa estoy sola, sólo porque mis padres se opusieron a esta guerra sin sentido. Ahora... yo soy parte de alguien, y de personas que quieren que sea parte de ellos. Por eso... voy a luchar con ellos. No me importa los artilugios que usen ustedes para hacer que yo desista. - Ninfa la mirada asustada - ¿Crees que no lo sé? Ustedes no se quedarán tranquilos con mi decisión.

- ¿Cómo esperas que nos quedemos tranquilos? ¡¡Por dios Natsu!! ¡Te has aliado con humanos!! Es asqueroso... repulsivo.

- No tengo nada más por decirte.

Volteó, sin evitar escuchar lo que la jovencita seguía diciéndole.

- ¡La guerra... tus padres... son todas excusas! Tu escapaste del compromiso, no querías un matrimonio arreglado yo lo sé, y tu también lo sabes. Y tienes razón. ¡¡Ellos no se quedarán contentos con esto!! ¡¡Debes cuidarte!!

La muchacha se dio vuelta y Ninfa sonrió mientras una aura la rodeaba.

- Siempre fuiste mi mejor amiga, Natsu-chan, debes cuidarte, no te puedo asegurar que salgas bien de esta guerra... nadie puede asegurarlo.

Y desapareció, dejando muy intranquila a la joven. Era, en parte, mucha verdad, pues ella había escapado de su hogar en el reino mágico, muy lejano de la ciudad de Okashi, para evitar el compromiso que al nacer le habían asignado. Ella odiaba a ese sujeto que sólo buscaba la fuerza y la magia, por supuesto. Realmente, le detestaba y por eso, habia tomado, luego de morir sus padres, la disolución de viajar del reino, en busca de buena fortuna en otra parte. Manera también, de huir de la guerra.

Encontró en la entrada de la casa de los Yukishiro a Soujiro, esperándola, cuando al fin arrivó se encontró en sus brazos, siento besada, acariciada. ¿acaso no era esa la mejor solución a todo?

- Sou... - susurró ella a su oído.

- ¿mmm?

- Necesito contarte algo muy importante para mí. - hizo una pausa breve - algo que me sucedió en mi reino, mucho antes de que nosotros nos encontráramos. Algunas cosas que yo no me atreví a contarte.

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- ¿Bien? ¿Vas a hablar? - preguntó Kaoru sentada frente a Misao, el cuarto estaba apenas iluminado por una bola de fuego levitando sobre la mesa de noche.

- Sí... - suspiró Makimachi - tuve otra visión, acerca de tu muerte Kaoru. - la otra se estremeció. ¿Y como evitarlo? Si de pronto, Misao tenía muchas visiones sobre su muerte. Eso no era agradable, para nada confortable sentirse prontamente para nada integrada al mundo - estabas discutiendo con Himura, ustedes no se dieron cuenta que la barrera se rompía y de pronto, un rayo te atravesaba el corazón.

- ¿De qué discutíamos? - preguntó como si el resto no importase.

- acerca de sus sentimientos... él te decía que lo más importante era tu bienestar, y que los demás no tenía cabida en su relación.

- M-Misao... ¿crees que Ken me ame realmente?

- Yo creo que está muy confundido...

Kaoru bajó la mirada y las lágrimas rellenaron sus gruesas y delicadas pestañas.

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Una figura con vestimenta desgastada y ojos vacíos caminaba casi sin rumbo por entre la espesura de un bosque, miró hacia atrás cuando a lo lejos un lobo aulló, y su mirada se llenó de melancolía al contemplar la ciudad de Zakuro. Estaba lejos ya.

Miró sus manos encalladas, debido a su entrenamiento con la espada mágica, mucho más pesada que la normal. Los años habían traído mejoras a sus técnicas, pero también sufrimiento a su corazón. Después de todo, su corazón estaba en la espada y el proteger a la gente que lo necesitaba era parte de su alma, y eso... complementaba su ser. No así, podría decir que era un ser completo y seguro, pues también le faltaban cosas, como el amor, los sentimientos... sentir correspondido había sido algo mágico. Y todo ya se había desvanecido.

- Kaoru... - murmuró al viento que movió sus cabellos rojizos - ¿Debí quedarme contigo?

- ¿Porqué te preguntas algo que ya no puede dar vuelta atrás? - dijo una voz, y un rostro sonriente apareció a la altura del tronco de un árbol, había una persona colgada de él.

- No lo sé, ¿tu puedes decirme porqué?

- Sore wa himitsu desu - dijo la otra. [*eso es un secreto]

- No me dices mucho - contestó Kenshin de mala gana.

- Se supone que las respuestas las ganas tu, no pienses que otros te van a responder todo.

Tenía, en cierto modo, bastante razón, no estaba bien que los demás le respondiesen sus dudas.

- Vamos, Kenshin Himura, yo te llevaré ante quien te responda muchas preguntas.

- ¿Qué? ¿Porqué habrías de hacer algo así?

- Ya te lo dije... Sore wa himitsu desu.

- Eso no me ayuda.

- Ya lo sé... - rió - te confundes, para que veas que me caes bien te comentaré que es porque tu tienes algo que nos interesas y nosotros tenemos respuestas que te pueden interesar. Ahora, contesta, ¿Estás dispuesto a arriesgarte?

- Sí, quiero las respuestas.

El otro rió y un nuevo aullido de lobo se escuchó mucho más cerca...

Fin del capítulo

JUAAAAAAZ!!! No sé de dónde saqué esa última parte, quería hacer algo con Ken y salió eso, el pobre busca respuestas. ¿las encontrará? Ya lo veremos mis amigos, jjajajaja.

Ahora sí, quiero contarle que no falta mucho para el final del fic y que, además, he empezado ya el fic que reemplazará a este, se llama 'El Reinado de Fuego' con protagonista a mi señor Aoshi, jijijiji. Espero que les guste mucho, pero paso rápido a los reviews porque no cuento con mucho tiempo:

Misao-19: Oh sugoi! Amiga, has vuelto, lamento tardar tanto, sabes ya que la escuela me fatiga bastante. Habrás más ratos de Misao y Aoshi, lo prometo, pero es que ya viste como es Akeru, se empeña en interponerse. Ya que te gusta el fic este el otro, (ver arriba) te gustará, ya que es especialmente M/A, en fin... sigue con tus fics, y todo mi apoyo.

Gaby (Hyatt): No entiendo a Ken tampoco, ahora se está involucrando en otras cosas... que tal vez tendría que ignorar, así que digamos que el tener la presencia de Battosai le está haciendo daño. Ups... estoy hablando de más, lee el cap. siguiente y todas las preguntas se resolverán, jeje.

Bizcochia U-u: mi queridísima amiga, ya nos veremos por MSN y te saco de tus dudas, jajaja, bien... ya viste quien era, realmente de esperarse que fuera el molesto de Akeru. Pero me has dado una idea estupenda, con tu simple review, ¿Qué te parece? Creo que ni tu lo sabes, jejeje, y si nos vemos te contaré qué idea es... pero ahora me voy, te quiero un montonaso, mi on-na-tomodachi y besos.

Eso es todo, amigos, esperen la actualización.

JA NE

Sumire-chan

Naitemo iiyo donna kanashimimo tsubasa ni kawarunosa sono mune de