"Hechiceros y demonios"
Por Sumire-chan
Capítulo XII:"Falta de fe"
¿Es posible que los besos duelan? ¿Realmente es posible? Hay cosas que se escapan a la simple comprensión y a veces, ni la magia, ni los embrujos pueden lograr cambiar ese tipo de cosas.
Su cuerpo se sentía de pronto muy débil y comenzó a escurrirse literalmente de los brazos de quien la mantenía aferrada, se sentía como una muñeca de trapo dispuesta a ser besada y quizás, poseída allí mismo. Sus labios eran líderes en esa batalla que ambos mantenían, él podía con ella. Su mano bajó una y otra vez por su espalda y la otra se aferró a su cintura acercándola a él, impidiéndole poner resistencia.
- Kaoru... - murmuró suavemente y de pronto se separó de ella y la arrojó hacia atrás. Cayó contra Enishi, quien no había podido hacer nada hasta entonces.
- ¡¡Demonio!! ¡¿Porqué le haces esto?!
- No te metas - gruñó el pelirrojo limpiándose la saliva de la comisura de sus rojos labios.
- Por supuesto que voy a meterme. Primero abandonas a Kaoru-chan y luego te sientes con todo el poder como para venir y tomarla de esa manera, ¿qué te ha sucedido en todo este tiempo? Yo no conocí a esto que veo ahora.... Kaoru amó a un sujeto distinto.
- ¿Amó? Kaoru me amará por siempre, así que tendrás que conformarte con eso, Enishi.
Al menos recordaba su nombre. El de melena grisácea, casi blanca se acercó más, sin perder su honor.
- Tu no eres más que parte del pasado de Kaoru, ella ahora es distinta y...
- Ja, Ja, Ja, ¿Distinta? ¡Pero si lo viste! - la voz del sujeto de ojos dorados, amenazadores, bajó a un tono lúgubre - ella jamás dejará de sufrir por mí, es sólo una marioneta que vive para mí, siempre a mi disposición.
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Kaoru bajó los ojos con pena, con sufrimiento; Misao la rodeó con los brazos y Sanosuke se puso frente a ellas esperando cualquier movimiento de parte de los bandos. De pronto, hubo muchas voces que hablaron.
Natsu, que estaba a un lado, tembló un poco y habló en voz baja.
- Sus espíritus están hirviendo, se desatará en cualquier momento la batalla. No duden en matar... hay que defender la ciudad.
- de acuerdo - dijeron todos.
Pero ella no quería matar. Ella... dios, no sabía lo que quería. Se tocó los labios instintivamente, con tristeza, su Ken había regresado pero ese, realmente, no era su Ken. Sino una cruel realidad de otro Kenshin: Battosai. Una realidad que ella no necesitaba en ese momento a su lado, alguien a quien jamás esperaba volver a ver.
Pero ya una vez le había aconsejado Atakai que el día en que Kenshin, ella y Battosai tuviesen la última batalla, ella tendría que demostrarles a ambos la verdad de su corazón y hacerles entender lo que le costaba. Claro, ella aún no comprendía a qué se refería pero haría, sin duda, todo lo posible para que su Kenshin de ojos violetas volviera hacia ella.
- Pronto - susurró Natsu.
- ¡¡¡Deja de decir esas cosas de ella!!! - siguió Enishi.
- Deja tu de defenderla.
Los ojos dorados del joven de cabellos rojos estaban muy brillantes pero envueltos en una mata de odio y venganza que ellos jamás habían esperado ver; estaba furioso. En cualquier momento, la espada de su lado derecho sería desenvainda y atacaría a Yukishiro, y este no vería tal acción. O quizás sí.
- ¡Ya deja de pelear, Battosai! - dijo una voz a sus espaldas.
Un lobo aulló...
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Misao se puso de pie y ayudó a que Kaoru hiciera lo mismo, todo había quedado en silencio. Sus ojos verdes pasaron por entre los batallantes, allí había elfos, como Natsu, hechiceros que protegían Zakuro como ellos y que a la vez representaban a los humanos y habia demonios.
Todos luchando para ver quién era el mejor. Quizás, nadie sobreviviría y eso jamás se sabría. Por eso, ellos estaban allí para detener y si les era imposible, triunfar. Necesitaban proteger la ciudad y la vida de sus propios compañeros.
De pronto, un sujeto de ojos dorados, de rostro serio, muy serio, extraño, pasó entre los demonios, hacia donde Kenshin hablaba con Enishi, se acercó a su lado y sonrió con malicia. Había mucha maldad en su mirada. El cabello negro le caía hacia el rostro y su cuerpo era un tanto más alto que el del pelirrojo.
- Deja de parlotear con este chiquillo, pronto tendrás la oportunidad de destajarlo en batalla.
- De acuerdo, señor Saito.
- se ha vuelto un cobarde - murmuró Sano viendo como Ken acataba tranquilamente las órdenes de ese sujeto - recibe órdenes de cualquier tipo.
Con sumisión Kenshin se iba retirando pero en un momento inesperado giró y desenvainó su espalda llevándola al cuello de Enishi quien hizo lo suyo y detuvo la katana con la propia. Su lucha comenzó en esa instancia, e inmediatamente los demonios se lanzaron hacia los elfos y humanos que tenían cerca.
Misao reaccionó rápidamente deteniendo una flecha que iba justo a la frente de Sanosuke y la sostuvo en la mano segundos después, tenía veneno escurriendo de la punta. Miraron hacia su ejecutor. Aquel sujeto extraño...
- No soy cualquier tipo - dijo este con voz firme - soy un demonios guerrero, patético cabeza de gallo. Ven... voy a demostrarte...
Sano se sintió enrojecer, y prácticamente se abalanzó hacia él, comenzando una lluvia de patadas y golpes que iban y venían, mientras ambos se acercaban y alejaban al otro. Misao comenzó a lanzar flechas adormecedoras a los demonios y a los elfos que se les acercaban, mientras que Kaoru no podía quitar la vista del combate de Enishi y Kenshin.
Quizás era su culpa...
¡No! Después de todo. Ken siempre había sido muy inseguro con su parte demoníaca, él había logrado que finalmente Battosai tuviese el control de su cuerpo y se apoderara de su corazón. Sus sentimientos habían sido demasiado débiles, al parecer.
Ella sólo había sufrido.
Olvidando por completo tanto dolor que le causaba verlo así, desenvainó su katana y detuvo la espada de un demonios que estaba cerca. Y comenzó su pelea, pero demasiado distraída, ella no podía quitar la mirada de Kenshin...
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- ¡¡La traicionaste!! - bramó Enishi dando una estocada.
- ¿Y qué te importa a ti si lo hice? - le respondió él defendiéndose y volviendo a atacar.
Kenshin tenía una pequeña herida debajo del mentón pero Enishi tenía varias en el estómago y en los brazos, mientras que la sangre escurría de su nariz, sin que él se percatara.
- ¡¿Porqué no te alejas de una vez?! ¡¡¿Porqué la besaste?!!
- Ella es mía, pareces no entender, chiquillo estúpido. Quizás su consciencia te ame un poco, pero su corazón, su alma, su cuerpo... son totalmente míos.
- ¡¡Callate Callate!!
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- Hermano... - murmuró Tomoe viendo como Enishi cada vez perdía más el control de sus sentimientos.
- ¡¡Niña tonta!! - gritó una voz muy cerca suyo mientras evitaba una espada.
Akeru rasgó con sus garras el cuerpo de un demonio y ella vió con cierto sentimiento como él se lamía la sangre que escurría de sus garras, pero tampoco le dio asco o algo de ello.
- ¿Acaso quieres morirte?
- Es que...
- ¡Él sabe lo que hace! No es un niño ya...
El hanyou se alejó de ella, dejando a Tomoe meditando esas palabras. Entonces comprendió que su hermano era grande, que no necesitaba de su ayuda y que su preocupación sólo complicaba las cosas. Levantó las manos señalando a unas personas y comenzó a proferir conjuros para adormecer o maldecir a los demonios. Había quienes no podían ser salvados.
Akeru, que la había estado observando, notó su nueva determinación y sonrió mientras penetraba con sus garras la piel del brazo de un demonio que cayó al suelo revolcándose de dolor, la sangre se deslizaba por la herida.
- ¡Kaoru! ¡Reacciona! - gritó Misao deteniendo una flecha, miró a su amiga y la abofeteó, Kamiya se quedó en shock observándola, Misao jamás le había golpeado antes - perdona, pero lo necesitabas. Si no piensas interferir en la batalla no te quedes ensimismada observándola, sólo lograrás que te maten.
- ¿Interferir?
No lo había pensado siquiera.
- Eres la única que puede traer a Himura de regreso.
- ¿Y si él no quiere regresar?
- Esa no es una pregunta que me haría Kaoru Kamiya. Pienso que tu puedes lograr que regrese y simplemente lograr que quiera regresar.
- El ya no me ama.
- ¿Y ese beso?
- No... no significó nada para él, fue un acto de posesividad... nada más...
- ¿Estás segura?
Megumi pasó a su lado blandiendo un bastón y lanzando maldiciones, miró hacia donde estaba Sanosuke y se preocupó al verlo sangra de la boca, tenía el labio cortado pero seguía lanzando patadas hacia Saito quien se movía hacia atrás.
- No estoy segura de nada - prosiguió Kaoru - Tampoco estoy segura de que quiera seguir luchando. Pienso que nada de esto tiene sentido y que vamos a morir finalmente.
- ¡Dios! ¡No quiero escuchar esto! - la presión en sus manos aumentó y apartó el rostro para no mirar a Kaoru y golpearla - tu no eres mi amiga. Kaoru jamás se rendiría, lucharía por todas las cosas que la motivan a triunfar.
- Esta vez no me motiva nada - murmuró con tristeza.
- ¡¿Y Kenshin?! ¿No te motiva pensar que pueden volver a estar juntos?!
- No.
- Hay muchas cosas buenas que deberían motivarte.
- No veo ninguna.
- Entonces, te las tendré que decir yo. Aunque tu falta de fe me sorprende, tampoco es este el momento para tener esa debilidad, todos están luchando muy duro - suspiró con cansancio - ¿no te motiva saber que existe amor? Como el de Sanosuke y Megumi...
Kaoru volteó a ver como Sano se alejaba un poco de Saito y protegía a Megumi con su cuerpo de un ataque por la espalda. Saitó soltó una risa sarcástica y la zorrita un grito ahogado.
- ¡Tori-atama! ¡Eres un bobo! ¡Un gran bobo! - gritaba mientras ponía sus manos sobre las heridas de Sano.
Pero entonces llegó Saito nuevamente y corrió a Megumi de un empujón para levantar a Sanosuke quien, hasta entonces, disfrutaba del tacto de su novia. En su cara se notaba, de pronto, el enfado por haber visto echada de esa manera a su mujer, pero había una gran sonrisa curvada en sus labios.
- Ahora me las pagarás, lobo infeliz. Nadie... absolutamente nadie, toca a Megumi de esa manera.
- ¡Sano detente! ¡Cálmate, estás muy herido!
- Estoy bien, kitsune.
- Sano...
- ... te amo - articuló él y luego volvió su rostro hacia el demonio para sonreírle ahora él, con malicia.
- En todo caso - dijo Kaoru con tristeza mirando como Sanosuke volvía a dejar sobre su contrincante una lluvia de patadas y golpes - será una motivación para ellos.
- Ugh, Kaoru, no puedes pensar acaso que si existe el amor todo vale la pena. Eso hasta yo lo entiendo, yo que no soy correspondida por mi amor. Pero me vale eso, yo quiero luchar para aunque sea tratar de estar a su lado, buscar su calorcito por más que él no note que estoy junto a él.
- Tu tienes oportunidad Misao, ¿pero yo...?
- ¡¡KENSHIN TE AMA POR DIOS!! ¡¡DEJA DE SER TAN TERCA!!
- ¡¡No puedes comprenderlo!! - gruñó Kaoru astiada - ¡¡No tengo fe en esta vida!!
Misao gritó frustrada, de pronto tensó su arco y atravesó con una flecha a un demonio que se acercaba hacia ellas.
- Eres una idiota, Kaoru. Antes, yo te admiraba, por tu fe y tu esperanza hacia todas las cosas que nos esperaban. Pensaba que todo saldría bien si seguíamos sintiendo que lo haría, pero ahora que te veo así me siento muy enojada por haber sido tan estúpida. No debí confiar en ti. Ahora sólo confío en mí y sé que saldremos bien, porque quiero que sea así. - cerró los ojos un segundo - sólo quiero decirte que vale la pena luchar por los que queremos, yo voy a luchar por Aoshi-sama, por Himura, por Megumi, por Akeru, voy a ayudar a Natsu porque ella es fuerte y quiere estar con Soujiro, ella se ha enfrentado a más que nosotros. Voy a luchar por Tomoe y Enishi, que nos han ayudado. Voy a luchar por ti, que siempre serás mi amiga pero también voy a luchar por mí, porque deseo con todo mi corazón que haya paz y que esta guerra sin sentido termine.
Kaoru no había dicho ni una palabra desde que Misao había comenzado a hablar, la siguió con la mirada cuando se unió a una deidad y la cubrió con su arco, Akeru se acercó a sus espaldas y siguió destajando fieramente. Ella sólo se quedó allí.
Su amiga tenía razón... Pero ella no era una idiota, era una cobarde que temía enfrentarse a Battosai, odiaba sus ojos dorados sabiendo que algún día habrían sido violetas. Pero no podía... no podía odiarle porque Battosai era su Kenshin, y si él tenía que convivir con esa esencia dentro suyo, ella también lo haría. Los amaba, de alguna forma, a los dos.
- Eso es - murmuró - los amo a los dos.
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Natsu corrió con desesperación pero rápidamente el demonio había destajado a una de sus amigas, dejando a otras dos sin protección de escudo mágico que los elfos podían usar. Se puso frente a ellas y utilizó magia para inmovilizarlo, este gruñía con locura y se movía descontroladamente.
- Deja de hacer eso, vete... vete con los humanos - le dijo Ninfa que estaba allí.
- ¡¿Porqué no entienden?! Yo estoy enamorada de un humano, sí,pero no voy a renegar de mi raza, jamás los dejaré morir.
- ¡No moriremos, estúpida engreída! No necesitamos de ti.
- Yo lo sé - dijo sonriendo dulcemente.
El demonio se quedó sin aire a la vez que Natsu apretaba sus manos como si estuviera realmente en el cuello del demonio. Ella desató el enganche de sus dedos y el cuerpo cayó inerte al suelo. Lo pateó con desdén y caminó mirando hacia todos lados, buscando a Soujiro con la mirada.
- ¿A quién buscas? ¿Es a ese humano?
- Su nombre es Soujiro, Ninfa.
- ¿Porqué lo amas?
- Porque es dulce conmigo, porque no le importa lo que yo soy o las cosas malas que he hecho. Él me guía y quiere estar a mi lado siempre. Nunca nadie ha querido simplemente estar. A la mayoría de los elfos le interesaba de mí los placeres maritales y los beneficios de un matrimonio.
- Hay elfos buenos también.
- No lo dudo. Me imagino que tu encontrarás uno bueno - sonrió un poco - pero yo amo mucho a Soujiro.
De pronto se escuchó un grito y unos pasos más allá estaba Akeru sobre el suelo, Misao peleaba a unos metros de él y buscaba mirarlo pero estaba peleando con un elfo que usaba los puños y eso le exigía más concetración. Tomoe se lanzó sobre Akeru.
- No... - murmuró Natsu y hechó a correr hacia ellos.
El joven hanyou tenía un herida en el pecho hecha por garras de demonio y se retorcía levemente gimoteando. Aunque trataba de no hacerlo, pues su orgullo se lo impedía, el dolor era inmenso. Tomoe trató de curarle las heridas pero su magia no funcionaba.
- Hay demonios... - murmuró él dificultosamente - que tienen en sus garras... ciertos... hechizos, que les impiden a los heridos... curarse.
- Y entonces, ¿Cómo se curan? - preguntó la hermana de Enishi.
- Sin magia.
- pero...
- Si, tardan...
Natsu lo miró preocupada y se agachó hacia él acariciándole los cabellos blancos con dulzura. Akeru era como ella. Un sujeto de otra raza que se había unido a los hechiceros y que de alguna forma, habia traicionado a los suyos. Pero Akeru, por su parte, no se sentía parte de ningún bando hasta que los conoció. Él mismo le había confesado que nunca nadie le había tratado bien y que Misao había sido la primera, por eso... había terminado queriéndola tanto.
- ¿Está... ella... bien? - preguntó el hanyou suspirando, cerró los ojos fuerte.
- Sí. Está bien - le contestó Natsu mirando hacia Misao que, cada tanto, le enviaba miradas de preocupación - un tanto angustiada por ti.
- Dile que... estoy bien... Que pelee duro.
- No hace falta que le diga, ella siempre pelea duro, Akeru. No hables... descansa, yo voy a cuidarte un ratito.
- Puedes irte, Natsu, yo no soy muy buena peleando, no serviré mucho en batalla, pero tu si - le dijo Tomoe bajando la mirada abochornada.
- ¡Claro que no! Sé tan poco de pelear... por eso quiero quedarme con él. Además, porque de esta forma puedo buscar a Soujiro tranquila y a la vez brindarle un poco de energía a Akeru.
Por primera vez, Tomoe notó que la mano que la muchacha tenía sobre la frente del hanyou brillaba dulcemente y que tenía su propia frente perlada de sudor.
- Deberías dejarlo - murmuró Akeru sintiéndose renovado.
- No, sólo un poquito más.
- ¿Tanto lo quieres? - preguntó una de las elfas a sus espaldas.
- Los amigos no se abandonan, Yukiho. Y él es amigo mío.
- ¿Porqué?
Natsu se encogió de hombros.
- No hay una respuesta para eso. Somos amigos y punto.
- Sabes bien que tu energía se agotará y que se desvanecerá en cuanto dejes de estar en contacto con su piel. - le dijo Ninfa.
- Lo sé.
- ¿Y entonces?
- Tengo fe en que le servirá para sentirse mejor por unos segundos.
- ¿Porqué los humanos tienen tanta fe?
- Yo... - habló una voz cercana - Yo pienso que tenemos esa fe porque amamos demasiado las cosas.
Kaoru sonreía muy levemente, su rostro era apacible y parecía iluminado por una energia que ellos no entendían. Se sentía tranquila, llena de esperanzas.
- Entonces todos podríamos tener fe.
- La fe es uno de esos tantos sentimientos que son universales - se oyó decir. Miró hacia arriba y suspiró - como el amor. Ahora... Natsu... Cuida a Misao, ¿Si?
- ¿Cómo? ¿A que... tu...?
- Dile que la quiero mucho y que se cuide. Dile a Soujiro que le quiero y también a Enishi, pídele disculpas de mi parte.
- ¿Disculpas? - preguntó Tomoe.
- Sólo díganle eso por favor.
Entonces, Kaoru miró hacia donde Enishi y Battosai habían decendido y estaban peleando con las espadas. Yukishiro tenía hasta entonces varios rapones y cortaduras en los brazos y la sangre se seguía deslizando por su nariz, ahora también juntándose con la que emanaba de su mejilla. Kenshin, sin embargo, seguía sin mayores cortes, sólo la cicatriz en su mejilla le sangraba de manera intensa.
Ella desenvainó su espada y se acercó a ellos, decidida, sabiendo que debía tener mucha fe... que todo iba a salir bien si ella se lo proponía y que sus amigos le darían la fuerza que necesitaba.
FIN DEL CAP. 12
HOLA!!!!! Ya vine... Antes que nada, comienzo a explicar que lo de Battosai se sabrá en el próximo capítulo y que ya queda poquísimo para que se termine el fic. AH! ¿Qué más? Sí... que les quiero agradecer a las tres reviewers que tengo Gaby (hyatt, que nunca me has fallado, Bizcochia U-u, que me dio la idea de incluir a Saito en el fic, cuando en realidad no tenía pensado hacerlo y de paso convertir a Kenshin en un demonio, jejeje. Así que si quieren matar a alguien... ¡NO! ¡Es una broma! Amigui, también te quiero mucho. Y a Ella-shin que me ha dejado un lindo review y que espero que siga leyendo el fic.
La verdad, pasando de alto a ellas tres, estoy un poco decepcionada con el fic, no por la calidad... porque me parece que ha mejorado a lo largo de la historia. Sólo un poquito pero ha cambiado y evolucionado como yo lo he estado haciendo al nutrirme de nuevas maneras de redactar. A lo que me refiero es a la aceptación, no ha tenido mucho éxito y no encuentro la manera en que lo tenga, jejeje. Quizás no es demasiado bueno y además no soy yo tan buena con historias fantásticas. Así que tendré que aceptarlo.
Bueno, no tengo mucho más para decirles, tengo que seguir escribiendo para subir los otros fics así que tendré que dejarles, los quiero mucho a quienes estén leyendo esto y muchísimas gracias a quienes dejan reviews.
JA NE!!!!!
Suu-chan
Naitemo iiyo donna kanashimimo tsubasa ni kawarunosa sono mune de
