"Hechiceros y demonios"

Por Sumire-chan

Capítulo XIV:"Momento de tomar una decisión, los recuerdos renacen"

Un sujeto de ojos dorados como el mismo oro sostenía una espada de samurai en su mano derecha mientras que la izquierda la cerraba firmemente, en su rostro se denotaba la ira que ese ser estaba sintiendo.

El espacio en el que se encontraba carecía de sonido y de color, pero no estaba solo. Su mirada ambarina se posó en otra persona, que con la cabeza gacha estaba de rodillas frente a él. Sus largos cabellos rojizos atados en una coleta baja estaban desordenados, el flequillo cubría su mirada.

Se escuchó, de pronto, el sonido que produce el agua al caer.

- ¿Estás llorando? – preguntó el primer sujeto, se puso en cuclillas y levanto bruscamente la cabeza del pelirrojo. Sonrió. Las lágrimas corrían por su rostro.- Es ridículo, pues es tarde para que llores. Nadie va a tenerte compasión porque llores, lo sabes bien, nunca te la han tenido.

- Ella... está muerta.

- ¿En serio? – soltó sarcástico – Fuiste tu quien la mató. No yo como tratabas de hacerles creer a todos, debes darte cuenta, tu eres el que ha estado fingiendo ser yo, te has empeñado en ser battosai para que nadie intente justificar tus actos. La mataste, como un idiota, a pesar de que ella nos aceptaba a los dos.

- Es imposible que tu me estés diciendo esto – se sentó hacia atrás y Battosai le soltó la cabeza.

- No, te lo estoy diciendo como verás. Y lo hago porque yo sí la amaba, y no estoy llorando como un idiota, estoy tratando de hacerte ver lo que has hecho, aún puedes cambiar las cosas.

Battosai también se sentó, y Kenshin, el mago, miró directo a sus ojos, había algo muy diferente en ellos desde la última vez que los había visto. Esta vez, él estaba sereno, había cariño en esos ojos, un cariño que no hubo desde la muerte de sus padres.

- ¿Te das cuenta que jamás podremos separarnos? Aquella vez...

- Lo sé.

- ¡Déjalo por favor! Es sólo un niño – suplicaba una mujer de ojos violetas y cabello negro como la noche. – ya mataste a su padre, y estás a punto de matarme, deja que se vaya. Ha sido suficiente.

- nadie me dice cuando es suficiente – bramó el sujeto que estaba frente a ella, llevaba un traje chino antiguo y sus ojos dorados brillaban en un rostro increíblemente atractivo. Tomó a la mujer de la barbilla – los demonios tenemos fuerzas que nadie va a poder amedrentar y siempre cumplimos nuestros objetivos, ¿Entiendes? Ese niño va a serme muy útil. – Y dicho esto destajó su cuello con una daga, luego se acercó al pequeño de ojos violetas y cabello como el fuego, estaba acurrucado en un rincón de su casa. Esa casa donde jugaba todos los días, donde su padre le enseñaba a ser un mago de verdad.

Ahí él había sido feliz, hasta que su padre consiguió el puesto en un grupo de magia humana, que se encargaba de la extinción de los demonios, raza que todo el mundo mágico odiaba. Pero él no los odiaba, y no sabía como decírselo a su padre. Pues su padre era comprensivo, pero también su padre era un gran asesino de demonios. Un buen mago.

Cuando el demonio estaba a punto de tocar al niño, una luz cegó sus ojos y sintió como la pequeña figura corría fuera de la casa. Él giró inmediatamente y corrió tras él. Era obvio que le alcanzaría, torpe niño, poco les afectaba a los seres como él no tener ojos.

Finalmente lo alcanzó, la casa estaba rodeada de un bosquecillo y al cruzarlo recién se encontraba la ciudad.

Lo tomó con una mano del cuello y le sonrió.

- Dije que ibas a serme útil.

Tiempo después, Seijuro Hiko, un hombre extremadamente guapo y con un carácter un tanto peculiar, caminaba por las montañas, estaba pasando por un entrenamiento muy especial antes de abrir su hogar para niños. Su mirada de pronto se cruzó con un bulto. El bulto parecía un conejo pues estaba cubierto de piel y se encogía entre la nieve.

- ¿Qué rayos...? – murmuró cuando de pronto el bulto giró encontrándose ojos dorados con ojos negros. Y Hiko supo que ese niño tenía un demonio dentro, pero también supo, al tocarlo, toda su historia, y se empeñó en hacer resurgir la parte buena del chiquillo, le enseñó, le ayudó a crecer. Y Hiko se convirtió en padre de un demonio, pues sabía que se avecinaba la guerra y todos deberían ser aliados de todos. Las razas eran un punto más que los separaba de entre sí.

- Nosotros estaremos unidos por siempre – explicó Battosai – pero podemos hacer que Kaoru sea feliz.

- ¿Podemos? – murmuró Kenshin con cierto temor - ¿A-aún podemos?

- Sí, pero sólo eres tu quien puede.

Kenshin bajó el rostro, temía, Dios, estaba aterrado, si Battosai tenía alguno de sus ataques de locura, Kaoru podría salir lastimada y él se odiaría, porque Kaoru era su principal adoración.

De pronto, él no miraba a battosai, miraba un pasado que se le hacía muy lejano...

El rostro de la niña admiraba todo y él la miró de reojo, sentado en rincón oscuro del patiecito central. Estaba sola, y le parecía muy triste. Él había sido el primero en llegar, Sanosuke y Megumi habían aparecido juntos, siempre peleando, por lo tanto ellos se habían adaptado bien, eran una pareja de amigos excepcional. Aoshi, por su parte, era un buen chico, imposible que no se adaptara. Y él estaba contento al decir que tenía amigos.

Se acercó a ella, y tuvo miedo, se veía tan frágil, era sólo una niña.

- Buenas tardes, señorita Kaoru. – hizo una reverencia.

- ¿Quién eres? ¿Cómo sabes mi nombre?

- Mi shishou Seijuro Hiko me lo dijo. ¿Le molesta que le llame por su nombre? Puedo decirle...

- ¡No! Está bien. Puedes llamarme así. – miró a su alrededor - ¿Porqué esto está tan vacío?

- Es que el año escolar mágico ha concluido, los alumnos que no están internos marchan a sus casas y el resto se queda aquí, aguardando un nuevo comienzo.

- Ah...

- ¿Cuántos años tienes?

- 7 años. ¿Y tu?

- nueve – suspiró.

- Espero que seamos amigos.

- ¿Cómo?

Por primera vez, la niña sonrió con infinita ternura, y él se quedó flechado por esa primera impresión.

- espero que seamos muy buenos amigos... er... ¿Cuál es tu nombre?

Finalmente saliendo de su asombro, el niño contestó:

- Kenshin – y sonrió el también, como hacía mucho no lo hacía – Kenshin Himura.

Y Kaoru supo que sí serían buenos amigos, pues ella también se quedó flechada con esa bella sonrisa que el niño de cabellos rojos que había visto escondido al entrar, le había dedicado.

- Ella siempre te quiso, y es el momento para que te des cuenta lo que tienes que hacer.

- Ya lo sé y estoy dispuesto a luchar por ella, que nos ama a los dos, que nos ha aceptado. De verdad, ¿nos lo merecemos?

- Debemos creerlo.

- Battosai...

- ¿Qué?

- No permitas que la lastime.

- igualmente para ti – dijo asintiendo.

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- ¡¡¡Vete, aléjate de mí!!! – bramó Misao sosteniendo la cabeza de Kaoru, no quería que nadie le hablara, ni siquiera Aoshi. ¡Él..! Dios, Él había matado a su mejor amiga, no sabría sobreponerse de eso. El cuerpo de Kaoru comenzaba a sentirse muy frío y Atakai se acercó a ellos.

De pronto, Kenshin despertó de su ensimismo y todos miraron directo a los ojos violáceos, y se sorprendieron pues también descubrieron algo de dorado en ello.

- Atakai-sama – murmuró Ken, haciendo que todos voltearan a verle. Su mirada estaba dirigida hacia Kaoru, solamente a ella, sabiendo que debía enfocarse en la mujer que amaba – estoy dispuesto a darle una ofrenda para que el alma y la vida de Kaoru regresen a su cuerpo.

- ¿Porqué lo harías? Tu eres un demonio... – habló fríamente.

- En realidad – miró a Akeru de reojo – soy mitad demonio mitad mago, así según la ley de la naturaleza. Pero lo que realmente soy... es Kenshin Himura, un hechicero. Así me bautizaron mis padres, y así también lo aceptó mi shishou. Y soy un hechicero que ama a esta mujer, con la fuerza suprema de mis dos lados, del bueno y del malo, por eso la necesito a mi lado.

Misao supo inmediatamente que Kenshin había vuelto, pero también había vuelto su lado malo, eran ambos. Depositó la cabeza de su hermana del alma en las rodillas de Himura y le sonrió con dulzura. Y este le devolvió la sonrisa.

Entonces entendió que todo estaba bien.

- De acuerdo, aceptaré tu ofrenda.

- pero yo aún...

- Tu ofrenda, querido Kenshin – sonrió – es el amor que sientes por esta niña, y es de esperarse, por todos, que un ser como yo lo necesite para que todas las almas regresen. Porque no es justo que sólo tu Kaoru vuelva – sonrió más – a todos... – miró a cada uno de ellos – quiero hacerles ver que esta guerra ha sido inservible, sólo ha traído sufrimiento como todas las guerras, pero también quiero devolverles a sus seres queridos.

Atakai comenzó con un baile muy hermoso, que a todos dejaba hipnotizados, como si los estuviera encantando con cada paso, pero Kenshin, nuevamente, sólo tenía ojos para la mujer de sus sueños, ella que estaba recostada sobre su cuerpo. Le susurró muy bajito cuanto la amaba pero no se atrevió a besarla, sabiendo que luego Kaoru podría matarle.

Su Kaoru...

La misma, la misma que le observaba con los ojos bien abiertos, azulados, como el mar y brillosos por la luz que se reflejaba en ellos. Había tanto amor en esa mirada, la misma que se introdujo en su ser y de alguna manera él supo que ella le amaba tanto como antes.

Se inclinó lentamente y ella susurró:

- Tienes mucho que explicar, Kenshin Himura.

A Ken le pareció que se trataba de la misma Kaoru que había llegado el primer día de la escuela y que tenía la esperanza de ser amigos, la misma niña pequeña de ojitos azulados y cabellos negros azabaches; pero luego la contempló mejor y supo que esa niña se había convertido en una mujer, y era quien le miraba a hora, desde su mirada azulada, con sus cortos cabellos negros, con su tez media morena, esa mujer que tenía mucho amor para darle.

- Kaoru, realmente te amo mucho.

- Es bueno saberlo – sonrió.

- Y prometo no hacerte sufrir, lucharé para que hoy se cumpla todo lo que quisimos juntos ayer.

- Te ayudaré.

La levantó con cuidado y la abrazó, dejándose llevar por ese aroma tan delicado a jazmines que le embriagó de repente. Se sintió dichoso y triste a la vez. Recordó muchas cosas y no recordó nada, pues estaba junto a la reina de sus sueños. La mujer que siempre estaría en su mente, aunque él se convirtiera en un ser vil y despiadado, como a veces podía ser un demonio. A veces, porque existen demonios bueno, pero también demonios malvados...

- Y en cuanto a ti – dijo Atakai mirando decididamente a Saito. – tengo planes para ti... muy buenos planes – y luego soltó una risa, tomando al sujeto de la mano y desapareciendo. A lo lejos un lobo lloró.

Pero muy cerca, Kaoru y Kenshin se besaban finalmente, felices, enamorados, totalmente juntos, pues se aceptaban y se necesitaban así.

FIN EL CAPÍTULO 14

¿FIN? AÚN NO...

Nos queda un capítulo más amigos, y este fic se acaba, espero que les haya gustado tanto como a mí, yo realmente lo disfruté. Este cap. Me salió bastante chiquito, pues iba a ser más largo, pero si no iba a quedar muuuy largo e iba a ser el final. Así que les prometo que para el próximo que sí será el definitivo, tendrán un gran capi, donde habrá mucha emoción y amor, todavía nos queda por resolver:

- ¿Qué pasará con Aoshi y Misao?

- ¿Qué pasará con Akeru?

- ¿Aceptará Enishi que Kaoru ame a Ken?

- ¿Qué pasará finalmente con nuestros dos protagonistas? ¿Qué clase de sueños tienen juntos?

- ¿Se quedará solitariamente sola Tomoe? Muahahaha, ya veremos.

- ¿Aparecerá Inuyasha? No... esperen... esa no va.

- ¿Megumi y Sano dejarán de pelear?

- ¿Qué le hicieron a Saito? Muahahahahaha.

- ¿Habrá boda? ¿Y pastel? ¿De qué sabor será? ¿Dejaré de hacer preguntas idiotas?

Todo eso y muchísimo mas en el final....

Ahora, los reviews

Gaby (hyatt: ¿de verdad pensabas que iba a matar a Kaoru? ¡Oh vamos! Soy yo, Sumire-chan, jamás podría poner un final así. Espero que te haya gustado este cap, a pesar de lo cortito.

Ayaneko: me alegro que lo hayas seguido y que bien que te gustó , yo también tuve ganas de llorar, mas que nada por los recuerdos, fueron muy emocionantes. El próximo cap, te aseguro, también lo va a ser, y como no... no pueden faltar los recuerdos.

Ali-chan6: Misao se enfadó sí y bastante, Kaoru es muy importante para ella, así que era normal que se pusiera de esa forma. Estoy contenta porque me salió tal cual yo quería, eso no es común que ocurra, jajaja. Espero que te guste este cap. Y esperaré tu review. Beso.

Ella-shin: Happy end por supuesto, no soy una persona tan malvada, ¿O si? O.o Bueno, lo de los recuerdos estuvo así a propósito, se suponía que cada lector tiene que entender por sí mismo de qué se trataba el recuerdo, pero veré la manera de hacerlo más claro, me alegro que finalmente se haya entendido. Bueno, espero que te guste también este capítulo a pesar de que haya estado cortito. La verdad es que la forma en que se dieron las cosas me gustó bastante, espero que a ti también.

Nos vemos, a todos un beso grande.

BYEES!!!

Suu-chan