Capitulo 2:

Él

Abre los ojos. Le duelen la cabeza y los músculos entumecidos. Hace días que no prueba un plato de comida caliente. No puede pagarlos.No tiene dinero. Está encogido en el interior de una caverna, envuelto en una capa que apenas le cubre. Tiene frío y un anhelo en el pecho. Sus ojos se han oscurecido. Sus pupilas carecen ya de brillo. Están muertos. Su corazón ha fallecido. Son cuevas congeladas en laderas nevadas.

Esta rodeado de sus mascotas. Tres perros lo protegen y lo arropan con sus cuerpos. Sus ojos son azules. Del mismo color del cielo de verano, un cielo que hace años que nove.Tienen el pelaje entre gris y blanco. No le gusta esta mezcla de colores. No quedan bien. Le horrorizan.

En su regazo se encoge otro de menor tamaño. No tiene un pelaje tan gordo como los otros. Es de un dulce rubio, claro, casi blanco. Sus ojos son marrones. Como lo han sido desde que recuerda. Siempre han estado juntos.

Más allá, se alza una débil columna de humo. La hoguera hace rato que se ha apagado. Ya solo quedan los rescoldos. Y de ellos, nace una pequeña humareda. Es gris oscuro. Casi negro. No le gusta ese color. Le recuerda la soledad que le habita el corazón.

Hace frío, demasiado. Se recuerda a sí mismo que todavía es febrero. Solo lleva un par de meses fuera y parece que han transcurrido años.

Caundo se marchó, llevándose solo a Akamaru y a los otros tres canidos que entrena, Konoha quedaba a su espalda. Disfrazada bajo un manto de tonalidades marrón y verde, oculta tras un vestido de hojas secas.

Ahora Konoha está delante de él. Ocultas sus gentes, al regufio de cálidos hogares, mientras sus tejados y jardines se cubren de nieve. Sin nadie que juegue en sus calles, parece una aldea muerta. Sin vida. Y es que para él, el mundo está desierto.

La ve en la distancia. Perfilada en el horizonte y le semeja una aldea dentro de una esfera de cristal. Y una mano gigante la está agitando sin importarle lo que pase, y la nieve está comenzando a caer.

Pero dentro de él, sabe que no existe diferencia entre la villa que dejo y la que le recibe. Konoha estaba muerta cuando se marcho. Konoha sigue muerta cuando regresa.

Tendría que haber ocurrido un milagro para que fuera diferente a la última vez. Y él sabe que esoes imposible.

Se levanta y sale a fuera. Ha dejado la capa cubriendo a sus mascotas. Hace frío y no quiere que enfríen. Su chaleco de jounin es lo único que lo protege del frío. No lleva el uniforme reglamentario. De todos modos, a su jefe no le importa este tema. Mientras cumpla con sus misiones le da igual que lleve sus vaqueros desgastados, sus botas militaresy sus camisetas de grupos músicales. Y la Hokage no pierde el tiempo en estos temas.

Se ha levantado algo de viento. Las temperaturas siguen bajando mientras, tras las nubes, el sol sigue subiendo. Mira el reloj que adorna su muñeca. Regalo de graduación por parte de su hermana. Son las 7:45 de la mañana.

Inconscientemente lleva los dedos pulgar y corazón a los labios y emite un prolongado silbido. Al instante los cuatro perros acuden a su llamada. De un salto Akamaru se sube a la cabeza de su dueño. Intenta animarle, es quien mejor le conoce. Sabe que su amigo está deprimido y quiere ayudarlo en todo lo que pueda. Pero también percibe, que él, no puede socorrerle.

Diablo se acerca a él con paso firme. Duquesa y Trotamundos le siguen pasos por detrás. Nunca osarían adelantarse al caminar del husky de mayor edad. En la boca del primero, se sostiene la capa. La deja en el suelo, a los pies del dueño, y se sienta, esperando ordenes.

Con una melancólica sonrisa, él se agacha y la recoge. Acaricia la cabeza de los tres perros en señal de agradecimiento. Ellos cierran los ojos, complacidos. En el pelaje grisáceo que cubre sus lomos ve un color que antes amaba y que ahora le horroriza.

Se coloca la capa sobre los hombros y levanta la vista al cielo. Si no se apresuran a llegar a la villa una tormenta de nieve les cortará el paso. Y desde allí a Konoha no hay más cuevas en las que resguardarse. Con un suspiro cansado, baja la vista hasta posarla sobre la ciudad amurallada. Aún le queda mucho camino por recorrer.

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Corre. El corazón le golpea el pecho. Es verano. Hace calor. La hierba está cálida. Brilla. Refleja el sol. Su corazón palpita. Esta cansado. Pero sigue corriendo.

Hace calor. Suda bajo el chaleco. El cielo está despejado. Ni una nube lo enturbia. Sus pasos resuenan sobre el suelo. Levanta pequeñas nubes de polvo. Reconoce olores familiares. Acelera el paso.

Lleva casi medio año fuera. Ya no le importa. Han desaparecido todos esos amaneceres fríos. Esas nochesen las que andaba sobre lanieve para no congelarse.

Acaba de olvidar todos esos días de invierno. Los despertares al aire libre ya no tienen valor. Se ha sometido a un entrenamiento intensivo y ha estado seis meses solo con los perros. Ha mejorado. Se siente más fuerte. Pero está inseguro. ¿Cómo reaccionará?

Su corazón golpea con más fuerza. Le va a reventar. Ya respira un olor demasiado familiar como para olvidarlo. El aire está impregnado del perfume de las "no me olvides". Huele exactamente igual que ella. Que su pelo. Su piel. Sus labios. Su cuerpo.

Al fondo divisa una figura femenina. Alta y delgada. Melena negra, larga. Vestido corto y ojos rojos. Está hablando con un muchacho de su misma edad. Tapado, a pesar del calor, por una gabardina gris. Unas gafas de sol ocultan sus ojos negros y sensibles.

No se resiste. En su rostro se dibuja una sonrisa. Los perros ladran a su lado. Levanta un brazo y lo agita intentando llamar su atención. Y grita.

Grita. Lo más alto que puede. Los llama con todas sus fuerzas mientras se acerca corriendo. Respira agitadamente. Está nervioso. Por fin está en casa. Ellos se vuelven y lo miran. Ella le sonríe. Él hace un ademán con la cabeza. No para de correr hasta que llega a su lado.

-¡Kurenai-sensei¡Shino!

-¡Kiba! – ella lo abraza feliz. Le deja la marca de un pintalabios carmesí en la mejilla.

-Bienvenido.

Busca con la mirada a su alrededor. Falta alguien y no la encuentra. Siente que ellos intercambian una mirada nerviosa.

-¿Y Hinata? Todavía no la he visto.

-Kiba... cariño... – la sonrisa desaparece de su rostro. Algo malo ocurre.

-¿Dónde está Hinata¿Qué ha ocurrido?

-Deberías sentarte...

-¿Kurenai-sensei?

-Ella... Ella se ha casado.

-¿Ca-casado?

-Con Yakimi Shoujo.

"Ella se ha casado". No lo ha esperado. No ha esperado a nadie. Se ha casado con un Yakimi. Ha renunciado a vivir. A la opción de elegir. Y su corazón comienza a romperse en diminutos trozos de cristal.

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"Ella se ha casado" Las palabras todavía resuenan en su cabeza mientras corre. Cierra los ojos. Su corazón no late. Está muerto. Roto. Desecho.

Posiblemente, hoy corra por el mismo camino. Sobre la misma hierba. Hacía las mismas personas. Con los mismos perros. Y ella, al igual que aquel día, no estará.

Deseaba tantísimo volver a verla, abrazarla, protegerla... Deseaba tanto besarla, acariciarla, amarla. Tener una sola oportunidad para verla, para decirte lo que sentía, todo lo que descubrió durante aquellosaños... Su rostro, su mirada, su voz, su perfume era lo único que se había mantenido grabado a fuego en su memoria.

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-¡Hinata! – se levanta del tronco en el que estaba sentado. Encima de su abrigo doblado, dormita Akamaru, quien, a modo de saludo deja escapar un quedo ladrido. Agita un brazo en el aire, llamando la atención de la morena chica que se acerca hasta él.

-¡Kiba-kun!

Los mechones negro azulados que lleva más largos que el resto, vuelan alrededor de su rostro. La luz del sol incide sobre ellos soltando reflejos de color que provocarían la envidia del mar. Sus ojos brillan más que nunca. En su muñeca izquierda, bajo la manga de su vestido, tintinean algunas pulseras de plata, lisas sin muchos detalles. No sé podía esperar más de un Neji, ya demasiado avergonzado de sus actos, ya demasiado generoso. Seguramente TenTen, su compañera de equipo, le ayudaría en la elección. O tal vez, Hanami, su prima más pequeña, la seria hermana de Hinata, fuera quien las eligiera.

Eso daba igual. Ahora adornaban sus delgadas muñecas. Solo en las ocasiones especiales. Como el día de hoy.

-Kurenai-sensei y Shino todavía no han llegado. ¿Qué tal estás?

-Bien, gracias.

La invita a sentarse. A su lado. Ella prefiere descalzarse y echarse sobre la hierba. Cierra los ojos. Le gusta la paz que se respira. Tiene quince años y esta más bella que nunca. Parece un querubín bajado del cielo. Un hermoso ser celestial enfundado en un vestido blanco. La mujer perfecta. Una diosa. Aspira su perfume con total nitidez. Huele como deben oler los ángeles.

-Esto, Hinata...

-¿Sí, Kiba-kun?

-Esto, yo... – sus mejillas se sonrojan cuando sus miradas se cruzan. Por un momento, su respiración se corta. Se siente perdido en medio de un paraíso color gris perla. Rápidamente aparta la vista hacia su mascota, a la que despierta intentado disimular. Ella semeja no darse cuenta de nada. El no lo hace. No sabe que le ocurre -, yo... bueno, que... toma.

Le lanza una pequeña cajita de cartón, envuelta en un papel de regalo azul cielo, atada con un lazo azul marino. Ella la coge al vuelo mientras se sienta. El escote de su vestido se mueve peligrosamente cuando se levanta. Él siente su corazón latir con fuerza ante la vista de aquella imagen. Solo se vislumbra un poco más de su pálida piel pero el simple movimiento de la tela provoca que se sonroje todavía más. No puede evitar controlarla de soslayo. Quiere ser el dueño de todos sus movimientos y todavía ignora el por qué. Su alma se lo dice a gritos. Pero sus oídos no oyen nada.

-Vaya... gra-gracias, Kiba-kun – agradece con su voz dulce y serena mientras un leve rubor da color a su rostro de porcelana. Agarra una de las tiras del lazo azul marino que mantiene cerrada la caja y pegado el papel. El papel cede y ella abre la caja -. Kiba-kun... es... ¡es preciosa¡Gracias! – afirma mientras sonríe y sujeta una pequeña orquilla blanca en la palma de su mano.

-Feliz cumpleaños, Hinata.

-No tenías que molestarte...

-No lo es...Pensé que te quedaría bien... solo eso.

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Konoha se ve cada vez más cerca. Hoy ya sabe lo que siente, y no tiene ocasión de decírselo.

Sigue corriendo. Los perros van tras él. Konoha está cada vez más cerca, en lo alto del acantilado y abajo, un enorme lago cuya superficie se rompe en placas de hielo.

Es la primera vez que no está completamente cubierto. Algo o alguien las rompió durante la noche. No importa el qué.

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El cielo está totalmente lleno de nubes. Cuatro muchachos las observan desde el campo. Tumbados en circulo, con las cabezas juntas, recordando viejos tiempo.

-Shikamaru... Temari viene hoy¿verdad?

-Sí... ¿por qué me lo preguntas?

-Porque últimamente tú estás más enterado de lo que hace que sus propios hermanos – le pica un muchacho rubio de ojos azules, mientras un cansado muchacho de ojos castaños se sonroja.

-Ha callar, Naruto...

-Que quieres, Shikamaru – se mete con él su mejor amigo -, es que es extraño ver al chico que más se queja de las mujeres enamorado...

-¿Enamorado? Yo no estoy enamorado... – replica nervioso -, nunca dije eso... solo es que... me gusta.

-Claro... solo te gusta, por eso tartamudeas y te sonrojas cada vez que la ves.

-¡Cállate, Kiba! El día que estés en mi situación me reiré bien a gusto...- el aludido se sienta en la hierba y dirige su vista hacia la entrada del parque. Agita su mano en el aire a modo de saludo. Alguien viene.

-Hablando de la reina de Roma... Por ahí viene tu amor, Shikamaru-chan - se mete con él mientras el moreno se incorpora de un salto, mientras se arregla el pelo y la ropa casi instintivamente. Se ha sonrojado y puesto nervioso.Busca con la mirada a la extranjera. Sus amigos estallan en carcajadas.

-¡Caíste!

-Problemáticos... - se queja avergonzado mientras saltaba encima de sus compañeros en busca de pelea -. ¡Ahora vereis!

-¡Hola chicos! - saludo una chica de veinte años con un extraño acento que la delata como extranjera.

Los chicos fuerzan y estiran el cuello. Sus cuerpos forman una pequeña bola. Las piernas de uno liadas con los brazosde otro. Todos se quedán quietos observandoa la extranjera. Boqueabiertos.

Unos pantalonesverde oliva se cababan poco antes de llegar a sus rodillas, pegandose a sus delgadas y largaspiernas. Una blusa amarilla está anudada a la altura de su cintura de avispa. Demasiado estrecha. La piel de su cuerpo es morena, cobriza por el sol del desierto. En su espalda destaca un enorme abanico. Sus ojos brillan arrogantes en tonos azules sobre un iris a juego con sus pantalones. En sus labios se dibuja una sonrisa de medio lado. Su melena de color avena se recoge encuatro coletas apartandole el cabello del rostro.

Ellos empiezan a tartamudear nerviosos mientras se separan. Las miradas de tres de ellos, se centran en el muchacho más escualido del grupo que se levanta torpemente mientras se sacude la tierra de la ropa. Entre risas, los tres amigos recuerdan la única vez que lohabían visto así de nervioso: en segundo año de la academia, cuando Iruka-sensei los había encontrado colocando petardos caseros,hechos por Shikamaru,en la sala de profesores.

Ven como empiezan a discutir amigablemente, mientras él juega con los dedos nerviosos. Kiba retrocede hasta colocarse entre Chouji y Naruto.

-Espero no estar nunca en su situación.

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Esperaba no estar nunca enla situación de Shikamaru. Y no lo estaba, estaba en una mucho peor. Él, años despues, había terminado teniendo una relación con la kunoichi. Una relación que según tenía entendido, iba bastante bien. Mientras que él se encontraba tan alejado de ella, que solo podía verla en sus sueños.

Levanta la vista y ve como por el camino que sale de Konoha se acerca una figura. Es una mujer. Anda con torpeza, mientras el cabello ondea como un manto a su alrededor. Oye como el viento le trae una nana lejana que escapa de aquellos lejanos labios de frambuesa... Se la cantaba su madre cuando era pequeño, la recuerda a la perfección.

Algo dentro de su pecho le sobresalta. Akamaru ladra nervioso. Se siente morir y, si aquella dama es la muerte¿quién tiene miedo a morir?


Oas! Aki teneis el siguiente capitulo y la aparición de Kiba. Espero que os guste, ya se que tarde en escribir pero me gusta como ha quedado al final, no?

Muchas gracias a Yuna Aoki, nagareboshi, Dark Ayame Asakawa, Nel-chan y Kathu por los reviews. Me animan muchisimo!