Se estaba haciendo de noche en los verdes paisajes de la epoca Sengoku... Inuyasha, sentado desde lo alto de una colina, observaba admirado el cielo despejado aproximándose a mostrar sus primeras estrellas. Él lo sabía: sería una noche de luna nueva... pronto, en cuestión de segundos, su apariencia se tornaría totalmente humana... Quizás por eso su corazón estaba más sensible y sus ojos se rendían ante la hermosura del cielo nocturno, que ya había completado su fase de transformación, al igual que Inuyasha: totalmente humano otra vez...
El clima era tranquilo, sólo se oía el chirrido de algunos grillos...Pero de pronto, el corazón del hanyou (que seguía sentado en la colina) comenzó a latir con fuerza... aún con la mirada en dirección al cielo, y sin darse cuenta, sus ojos ahora negros, lentamente se fueron cerrando y sus pensamientos se detuvieron ante la imagen que su inquieto corazón reflejaba en su mente: Kagome...
En otra escena, vemos a una jovencita sentada en el
escritorio de su habitación, atareada de carpetas, libros,
papeles sueltos... y con el miedo a reprobar (de nuevo
) reflejada en sus ojos... sí, la misma que están
pensando: Kagome, Kagome Higurashi... La misma Kagome que en esos
mismos instantes, pero en una realidad paralela, está viendo
en su mente aquel joven hanyou.
Cansada de leer tantos textos
aburridos e interminables, se permitió un pequeño
recreo, y apoyándose en sus manos, suspiró agotada...
sin querer, miró hacia la ventana y descubrió la figura
casi transparente de la luna semiescondida entre los árboles...
y lo recordó... -¨Inu...Yasha...¨, susurró con
un pequeño brillo en los ojos, anhelando cambiar ese contexto
estresante en donde se encontraba, por un instante al lado de ese
joven que hoy había cambiado la apariencia
involuntariamente... pero ella ignoraba que algo muy similar estaba
pasando en la otra época...
(nuevo cambio de escena, Inuyasha está ahora acostado sobre la hierba, apoyado en sus brazos y sin dejar de pensar en Kagome)...
-¨Kagome...
(pensando) ¿por qué pienso tanto en ella...? ¿por
que me cuesta entender lo que me está pasando?... pero... ¿qué
es en realidad lo que me está pasando? Feh! (sentándose
bruscamente, alzando la voz y hablándose a sí mismo)
¡deja de pensar tonterías! (bajando la mirada y
susurrando) aunque...
ya no me parece una tontería...
debería...
cambio de escena...
Debido a que ya era
muy tarde, el sueño pudo contra Kagome (a decir verdad, ella
no opuso resistencia
)...
cuando ya se encontraba en el quinto sueño ( es decir, estaba
tan dormida que no la despertarían ni con quince trompetas con
sonido estereo), una cabellera negra se asomó por su ventana,
y con extrema cautela para no despertar a la familia y evitar una
embarazosa catástrofe, entró lentamente (recordemos que
en estos momentos está mas torpe que de costumbre y le cuesta
más trepar una ventana) a la habitación.
Al verla durmiendo, se decepcionó, pues, quería encontarla despierta. Pero luego se acercó lentamente a ella y arrodillándose para estar más cómodo, le acarició el pelo, con suavidad y ternura. Al contemplar su dulce rostro de ojos cerrados, no pudo evitar acariciarlo también, pero en cuanto se dispuso a hacerlo, Kagome despertó sobresaltada (no la despertaría una trompeta, pero sí una pequeña caricia xD), y al ver a Inuyasha a su lado, por un instante pensó que estaba soñando... pero luego se dió cuenta de que él realmente estaba allí, de que su presencia era tan real como el enorme anhelo de besarlo que sintió al tener sus labios tan cerca, y que sin darse cuenta, él iba acercando más, sin poder evitarlo, sin poder retroceder... cada vez más cerca... cada vez más... hasta que chocaron suavemente con los suyos, y los dos se rindieron ante esa fuerza que los impulsaba a seguir con lo que sus corazones sentían y tenían la necesidad de expresar...
...mientras
desvestía lentamente y con dulzura a su amada Kagome, Inuyasha
sentía que el resto del mundo no tenía importancia...
en su mente, y en su corazón sólo estaba ella, y no
pensaba en nada más que en seguir besándola.
Sus
brazos se mezclaron con los de ella en un tierno abrazo... y sintió
que quería quedarse así para siempre, por lo que lo
intensificó aún más y se quedó así
por un momento, sin moverse.
Kagome, al notar que él
se había quedado inmóvil de repente, pensó con
miedo que tal vez por alguna razón no estaba bien lo que
estaban haciendo, y supuso que eso mismo pensaba Inuyasha, por lo que
dejó de abrazarlo, tocó su cara guiándola hacia
ella para que la mirara, y, con preocupación reflejada en sus
ojos, le dijo:
-¨Inuyasha... no... no tienes que estar
conmigo si no quieres... (con tono de tristeza) creo que mejor... no
tendríamos que...(sin saber que más decir, estira el
brazo hacia su camiseta para ponérsela nuevamente, pero al ver
esa acción, Inuyasha apoya su mano encima de la de ella de
inmediato, ambos miran sus manos, y luego se miran a los
ojos)...Inuyasha... (una tímida sonrisa aparece en el rostro
de Kagome)
-¨Kagome... no sé por qué estarás pensando que no quiero estar contigo, pero... te lo diré sólo una vez y espero que lo entiendas... (un poco colorado, baja levemente la cabeza, cerrando los ojos, y la mira fijamente, esta vez con un rostro que refleja seguridad ) Kagome... yo... te amo...
Ante la mirada petrificada de Kagome, que no podía creer lo que sus oídos estaban escuchando, Inuyasha esperaba ansioso una respuesta, pero (por razones lógicas de ¨mudismo ¨ de Kagome), sólo obtuvo un silencio que lo puso incómodo... y lo estaba haciendo sentir un poco idiota... por eso, pensó que fué muy precipitado en decirle lo que sentía, y se arrepintió... sintió una repentina vergüenza que tiñó su rostro de color rojo, obligándolo a mirar hacia abajo...
Kagome
sonrió, y sin decir nada, abrazó al apenado hanyou...
él correspondió el abrazo, pero aún seguía
arrepentido de haber confesado su amor hacia ella, no por que no lo
sintiera realmente, si no por que el miedo a no ser correspondido se
había apoderado de él de repente, provocando que su
corazón latiera tan fuerte que no lo dejaba moverse. Al estar
cerca de él tan intensamente, Kagome sintió cómo
los latidos del corazón de su amado Inuyasha retumbaban en su
pecho (el de ella). Quiso saber qué estaba pasándole,
pero no se atrevió a desatar ese abrazo, y sólo cerró
los ojos, abrazándolo aún más. Inuyasha tampoco
quería dejar de abrazarla, ya que sentía una seguridad
absoluta, sin embargo, sin darse cuenta, sutilmente se separaron y se
miraron a los ojos... estuvieron así por un momento, hasta que
no pudieron evitar que sus labios se juntaran otra vez, y los besos y
caricias mutuas se hicieron presentes en esa habitación.
Finalmente, ese amor que sentían el uno por el otro se
reflejó en aquel acto tan dulce que comenzaron a realizar. La
jovencita jamás había sentido lo que ese dulce hanyou
le estaba haciendo sentir... en cambio, para él esto no era
nada nuevo...
mientras él sentía que era el hombre más feliz del mundo por que estaba dentro de la mujer que amaba, sin querer, recordó a la primera mujer que había sido suya... y su mente hizo que en lugar de ver el rostro de su querida Kagome, apareciera ella mirándolo fijamente a los ojos, expresando una gran tristeza... por lo que no pudo evitar apartarse de Kagome, y , mirándola asustado, pronunciar el nombre de esa mujer...
-Inuyasha:¡k-kikyou!... (aún viéndola en Kagome)... ¿qué.. estás..? (imagina que Kikyou lo interrumpe con un beso, pero en realidad, es él el que le da un beso a su imagen, reflejada en Kagome)
-Kagome: mhj! (apartándolo bruscamente) ¿qué... estás haciendo? (al borde de las lágrimas)... ¿por qué... (voz quebrdiza) por qué me llamaste Kikyou, Inuyasha?
Inuyasha, al escuchar estas palabras, en un parpadeo reacciona, y deja de ver a Kikyou, y en lugar de eso, ve el rostro preocupado y triste de Kagome .Trata de explicarle lo que le pasó, pero no puede, por que ni él lo sabe, y al tratar de pronunciar una palabra, enmudece, sin poder hacer más que mirarla sin entender absolutamente nada... y sin saber que hacer...
está muy confundido, por lo que se viste rápidamente y se va al pozo, dejando a la joven hundiéndose en un profundo mar de lágrimas, ya que ella estaba confirmando lo que nunca hubiese querido confirmar: él nunca había dejado de amar a... Kikyou.
Ya en el Sengoku, Inuyasha sigue confundido, y en lugar de concurrir a la aldea en donde los demás se hallaban, comienza a caminar sin rumbo, perdiéndose entre los árboles de la noche... y (como para que se confundiera aún más) no deja de pensar en Kagome, y no puede evitar sentir de nuevo ese anhelo de estar con ella, por lo que ya está a punto de enloquecer...
Cuando ya llevaba un tiempo de recorrido, y cuando su cabeza estaba a punto de explotar de tanto pensar, se topó con una serpiente caza-almas, e instintivamente volteó su mirada hacia atrás... se dio cuenta de que Kikyou lo había estado siguiendo... estaba parada detrás suyo, mirándolo tal y como él la imaginó en el rostro de Kagome... esa mirada cargada de tristeza...
-Inuyasha: kikyou...
El hanyou se queda inmóvil ante su presencia, y sólo se remite a mirarla sorprendido, no siente nada, pero no puede apartar sus ojos de ella... no comprende qué le sucede... de repente, los sentimientos vuelven a él, pero en forma de dolor: un dolor muy fuerte que se incrusta en su corazón, y lo obliga a caer arrodillado al suelo, sujetándose el lado izquierdo del pecho, con la mirada hacia abajo y apretando los dientes... es un dolor muy grande...
(en la época actual)
En la habitación que anteriormente había sido escenario de una dulce demostración de amor inconclusa, sólo se oyen gemidos que se atribuyen al llanto de Kagome...
(pensamiento de Kagome, acurrucada en su cama, con lágrimas en los ojos y abrazando a una almohada) nunca debí involucrarme así con Inuyasha... nunca debí liberarlo del árbol sagrado... nunca debí... (suspiro) nunca debí amarlo tanto... (arrojando la almohada violentamente, comienza a gritar) ¡¡¡¡¡¡por qué me tenía que enamorar de ti, Inuyasha! (se coloca boca abajo en la cama, apoyada en ambos brazos y llora) ¿¡¡¡por qué te amo tanto? (sigue llorando) ¿¡por qué no pude evitar esto (refiriéndose al amor que sentía)! ¡Si esto podía evitarse, por qué no pude hacer nada para que no pase!
De vuelta en el Sengoku...
Aún sintiendo ese gran y extraño dolor en su corazón (y sabiendo que, aunque lo siente real, no es nada físico), Inuyasha levanta la mirada en dirección a Kikyou, con odio, comprendiendo todo...
Todavía arrodillado, sin poder levantarse, clava fijamente su mirada en los ojos de Kikyou, y le grita, enojado:
- ¨kikyou...¡tú sabes muy bien lo que me está pasando! ¡tú estás detrás de todo esto! (vuelve a tratar de reincorporarse, pero cae inevitablemente al suelo)
La triste mirada de la miko se volvió una mirada fría, y de la frialdad inmediatamente pasó al odio. Un odio tan intenso como el que en ese momento estaba sintiendo hacia ella ese hombre que alguna vez la amó.
La miko no responde... sólo posiciona su arco, y apunta con una flecha sagrada directo al corazón del hanyou... y por su mente pasan una serie de recuerdos de aquel día en que estaban en el bote, y se abrazaron por primera vez... una canción triste suena de fondo...
¨Ese dolor que sientes... (apuntándolo, a punto de disparar) es el mismo que yo siento desde que supe que tú... (su pulso comienza a temblar, y en sus ojos pueden verse lágrimas a punto de caer) ngh! (baja la mirada, la cual refleja nuevamente esa tristeza que la caracteriza, y deja de apuntarlo)¨
¨¿Yo... qué? (aún sin poder levantarse, debido a que su corazón seguía doliéndole terriblemente, Inuyasha experimentó un gran alivio por dentro al ver que la sacerdotisa había bajado el arco, pero la inquietud ante ese comentario inconcluso de su primer amor, aumentó notablemente)¨
Habitación de Kagome, ya muy entrada la madrugada, a punto de amanecer.
La triste jovencita se encuentra aún despierta, sigue pensando en su amado Inuyasha, pero cada vez se convence más de que es imposible estar junto a él...
Al igual que con kikyou, Kagome recuerda momentos vividos junto a Inuyasha...
--------------Flash back1----------------
Inuyasha,
humano, luego de ser atacado por una araña gigante,está
apoyado en las piernas de Kagome... ella, se pone colorada.
----------------Fin flash back1-------------
Ante el primer recuerdo, una sonrisa tierna se dibuja en ella... y sigue recordando...
-----------------flash back2-------------
En una de las primeras peleas que ella presenció en contra
de Sesshomaru, es obligada a retornar a su época. Ante la
negativa que le da a Inuyasha, éste la toma por sorpresa con
un sincero abrazo... luego le quita la perla semicompleta, y ella
retorna a su época.
-----------------fin flash
back2----------------
El recuerdo de ese primer abrazo facilita el nacimiento de una lágrima en sus ojos... y esta lágrima, la lleva a recordar aquel momento en que Inuyasha lloró por ella...
------------------flash
back3------------------
Kagome despierta en brazos de un
preocupadísimo Inu... le pide perdón, pero el hanyou se
atribuye la culpa, con los ojos latentes, al borde de quebrarse...
¨¡¿qué estrás diciendo! ¡yo soy el que tiene la culpa de todo!¨
acto seguido, suavemente deposita la cabeza de Kagome sobre el suelo, y bruscamente se da la vuelta, ante un asombrado Shippo...
¨¿qué pasó, Inuyasha, no que los hombres no lloraban?¨
¨¡¡¡¡cállate! (pobre Shippo... se ligó un golpe)¨
Al escuchar
esto, la jovencita se asombró... y más aún
cuando, en el momento en que Inuyasha se voltea para decirle que no
está llorando, descubre el costado más sensible, tierno
y vulnerable de su querido hanyou: lágrimas en sus ojos.
----------------------fin flash back3-----------------
El
corazón de Kagome se ilusiona nuevamente... hasta ahora, todo
lo que ha recordado refleja que para Inuyasha, ella es la persona más
importante... pero...
las sombras de los recuerdos tristes se
hace presente...
Al recordar que Inuyasha estuvo a punto de pedirle que se fuera para siempre, la imagen de ese beso que le dió a Kikyou enfrente de ella... y sobre todo, asumir que esos dos se pertenecían mutuamente... y que ella nada podía hacer ante eso... se resignó a perderlo para siempre...
¨creo que todo ha sido mi culpa (sonriendo con tristeza), nunca debí interferir entre ellos dos... debí saber que... él no me amaba a mí por ser yo, si no por... ser la reencarnación de aquella mujer que tanto amó... pero... por un momento lo creí... (sonríe aún más, pero está más triste que antes) por un momento, esas palabras...
-----------Flash back4---------------------
¨Kagome,
no sé por que piensas que no quiero estar contigo, pero... te
lo diré sólo una vez y espero que lo entiendas:
Kagome... yo... te amo¨
------------Fin flash
back4------------------
Sonó tan sincero que... creí que lo estaba diciendo en verdad, pero ahora sé que nunca llegó a sentir eso por mí... pero... ¿por qué... (susurro) por qué yo sí lo amo a él? (mirando hacia la ventana, descubre que los primeros rayos de claridad se hacen presentes)... Inuyasha (nuevamente, susurrando)... ¨
En el Sengoku, simultáneamente también está amaneciendo... pero antes de que la luz del día haya dado la orden de cambiar la apariencia del joven hanyou, la miko que le había causado ese dolor insólito en el pecho, comienza a marcharse... pero no sin antes decirle algo...
¨Cuando una relación se marchita, es imposible que vuelva a florecer... sin embargo... (alzando la voz, en tono de reproche) ¡¡¡¡cuando tú le perteneces a alguien, lo imposible es desatar ese lazo!... ¨
( amaga a irse, pero apenas da unos pasos al frente, vuelve a voltearse hacia Inuyasha)
¨Inuyasha... eso nadie lo va a cambiar. Nadie puede evadir su destino... y nuestro destino es...¨
¨¿estar... juntos para siempre? (trata de adivinar, con miedo a que sea cierto)¨
¨... ¨
finalmente, Kikyou se va, insertando en los sentimientos de Inu una gran angustia, ya que éste ha comprendido que no puede contradecir a Kikyou, y por lo tanto, debe olvidarse para siempre de Kagome.
Con esa gran angustia a cuestas, se levanta, y camina (no tine ni ánimos para correr...) muy lentamente hacia la aldea en donde se encuentran Sango, Miroku y Shippo. Debe decirles algo muy importante: Kagome no debe estar nunca más en esa época...
... Sango advierte su llegada, ya que los otros dos están muy ¨entretenidos¨ con unas sobritas de youkan (postre japonés hecho a base de porotos dulces) que les había dejado Kagome antes de irse...
la joven exterminadora nota en el rostro de Inu una inquietud que le despierta curiosidad... y no puede evitar preguntárselo...
¨Inuyasha... ¿e...estás bien? ¿pasó algo con Kagome o..?¨
El hanyou se inquieta al escuchar ese nombre, e interrumpe el cuestionario de Sango muy violentamente:
¨¡Deja de preguntar estupideces! ¡A ti no te interesa lo que yo hago! ¡no eres mi madre!¨
Aún masticando el youkan, Miroku levanta la mirada en dirección a Sango e Inuyasha con cara de sorpresa. Para él (para nadie) no era ninguna novedad que el hanyou tuviera mal carácter continuamente... pero nunca le había gritado así a Sango. Percibió que algo raro y nada agradable estaba pasando. No dijo nada, y siguió comiendo (después hablaría con él).
Sango, aunque al principio se indignó muchísimo, comprendió que había hecho una pregunta inapropiada... y trató de cambiar de tema.
Inevitable e involuntariamente, en cada comentario de la exterminadora, se hacía presente el nombre de aquella chica que Inuyasha quería olvidar. Pero lejos de golpear a Sango (lo único que le faltaba era pegarle a una mujer!), él decidió salir afuera... tal vez sentándose un poco a pensar se calmaría, ya que se sentía muy nervioso...
Miroku sintió que ésa era una oportunidad para averiguar qué lo inquietaba tanto (o, mejor dicho, averiguar los detalles, por que ya se imaginaba que su ¨problema¨ se llamaba Kagome Higurashi), y (por las dudas, con la guardia alta) salió detrás de Inu.
No estaba sentado... si no parado, apoyado contra el tronco de un árbol dándole la espalda a la casa y mirando el horizonte. Miroku se le acercó, y fue muy sutil al preguntarle qué le pasaba...
¨¿problemas con la srta. Kagome?¨
¨(voz desganada) ah, Miroku... no molestes... (mirando para abajo, y jugueteando desganado con los pies con una ramita que había en el suelo, para calmar los nervios) ¨
¨...¨
El monje estaba a punto de entrar nuevamente, pero... sin levantar la vista, Inuyasha, en vista de ¨prevenirlo¨, trató de darle un consejo...
¨Oye, Miroku...¨
¨mh?¨
¨ Tú sí tienes oportunidad... no la desperdicies... sabes a lo que me refiero ¨
Lo sé: deben estar pensando lo mismo que pensó Miroku al oír esto:
¿¿¿¿Ese era en verdad Inuyasha, o una copia extraterrestre?
¿¿¿¿desde cuando el hanyou cascarrabias era tan sincero?
¿¿¿¿qué acaso no era que Inu era tan ignorante en cuestiones románticas, que no se daba cuenta de los sentimientos que Sango y Miroku tenían entre sí?
Pues, parece que en el fondo sí lo sabía... Y también parece que de verdad se había enamorado de Kagome... Pero, resignado a su ¨destino con Kikyou¨, había decidido disfrazar esos sentimientos... y actuar contrariamente a lo que sentía: desde ese momento, y a la vista de todos, Kagome Higurashi no sería para él más que un par de ojos que le serían útiles para poder hallar los fragmentos de la Shikon no Tama...
Eso significaba: No más ¨carita sonrojada¨ ante un acercamiento cariñoso por parte de ella, no más celos hacia atrevidos lobos rabiosos, no más demostraciones de ¨me importas demasiado¨ frente a situaciones límite (en caso de que se diera una, claro que acudiría en su ayuda, pero le ordenaría a su mente que en lugar de ver a esa hermosa jovencita dueña de su corazón, se concentrara en que estaba viendo a... la anciana Kaede)... y, por supuesto, nunca más volver a tocar el tema sobre lo que había pasado ¨esa noche¨... ni siquiera acordarse él mismo...
Pobre Inu... eso sí que es reprimir emociones...
Así que, entonces pasaron dos días... dos días extremadamente normales, dos días sin Kagome en la vida de Inuyasha, ya que ella aún permanecía en su época... Inu parecía muy tranquilo, ya estaba olvidándose de todo aquello que hasta hace poco lo estaba matando por dentro... ya estaba sobrellevando demasiado bien la situación... y el que Kagome se encontrara lejos de él era de gran ayuda.
Ahora olvidemos un poco a Kagome y a Inu...
En un lago rodeado de árboles, Sango y Miroku juntan agua. Están solos: Kirara, Shippo e Inuyasha se quedaron en la casa. El monje cesa su actividad: observa a Sango juntando agua y recuerda las palabras de Inuyasha...
¨tú sí tienes oportunidad, no la desperdicies... (cerrando un puño) de acuerdo, Inuyasha¨, se comenta a sí mismo, mientras se acerca a la exterminadora, con intenciones de afianzar sus sentimientos, ¨¡ya es hora de sentar cabeza!¨, pensaba. Pero, al acercarse unos pasos, (y sin que Sango lo advierta) retrocedió rápidamente. Hacía ya mucho tiempo que soñaba con el momento de estar con Sango, pero a pesar de ser un moje pervertido con fama de pícaro, y ganarse las mujeres con facilidad, esta situación no era una más... no era tan simple...
Comenzaba a pensar que tal vez era una mala idea sincerarse, ¿por qué no esperar... cien añitos más? Pero se le ocurrió una idea...
¨¡oh, no! (fingiendo peligro) ¡Sango!¨
¨(sobresaltada, interrumpiendo su actividad) ¿q-que ocurre, excelencia?¨
¨ ¿qué acaso tú no lo percibes? ¡es muy poderoso, no podremos luchar contra él!... Lo mejor será...¨
Miroku toma de la mano a la joven y ¨huyen¨ del pseudopeligro. Sango no comprende qué está pasando, pero confía en las palabras del monje, por lo que puede notarse que está asustada.
Luego de haber corrido un largo tiempo, se detienen, agitados. Como al momento de salir de la aldea estaba cayendo el sol... ya era de noche. ¡Ese era el día de suerte de Miroku!
¨Ya es de noche... debemos quedarnos aquí hasta mañana, Sango. Por seguridad... (señala una humilde casita que se encuentra cerca) podríamos pedir refugio allí... (se encamina hacia la vivienda)¨
¨ mhj! (imaginando el cuentito típico de Miroku para obtener asilo: -exorcizar espíritus que en realidad no hay- lo sigue resignada)...¨
Ya lo saben: ese cuentito dio resultado una vez más... por lo que los dueños de casa (una amable pareja de ancianos), luego de convidarlos con la cena, asignaron una habitación para cada uno.
Esas dos habitaciones eran originalmente ocupadas por sus hijos y nietos cuando venían de visita, pero ese día estaban disponibles.
Hasta ahora todo marchaba a favor de Miroku...
si todo seguía así, finalmente el monEn
la casa de Kaede, donde se encontraban Shippo e Inuyasha, había
un clima bastante aburrido: El zorrito; durmiendo la siesta con un
asqueroso hilito de baba recorriendo la parte inferior de su cara...
Inuyasha; como un idiota, sentado y cruzado de brazos, mirando al
vacío. Pero su mente no estaba tan tranquila como el ambiente
de esa casa: la imagen de Kagome y su dulce sonrisa no dejaban de
atormentar su corazón...
Nuevamente, en la casa de los ancianos que dieron asilo a Sango y Miroku:
A
punto de acostarse, Miroku se decidió: iría a hablar
con Sango.
Se dirigió entonces a su habitación, y
al correr la puerta de papel, se encontró con que la cama
estaba vacía.
La buscó por toda la casa,
sigilosamente para no despertar a nadie. No la encontró. No
tenía idea de dónde se había metido. Comenzó
a asustarse. Salió afuera, ya entrando en preocupación
¨¿Dónde estás Sango?¨ se preguntaba el
monje.
No hizo falta que la buscara muy lejos: muy cerca de la casa, sentada y apoyada en el tronco de un gran árbol, estaba ella. Mirando las estrellas. Parecía pensativa. El monje se le acercó, y se sentó a su lado.
¨Sango... ¿qué haces aquí?¨
¨ah... Excelencia... creí que ya se había dormido...¨
¨...¨
¨excelencia... (al notar al monje un tanto pensativo, tal vez más que de costumbre) ¿sucede algo?¨
Miroku juntaba fuerzas... el ver a su querida Sango tan hermosa bañada con la luz de la luna, y tan cerca de él, lo animaba aún más, pero todavía le faltaba motivación para ir de frente con sus sentimientos hacia ella. Temía arruinarlo todo con algún comentario torpe, por lo que ensayaba una y otra vez mentalmente lo que quería decirle...
Hasta que por fin encontró una frase coherente para ¨romper el hielo¨ que generaba tanta tensión en él.
¨Sango...¨
¨mhh?¨
¨recuerdo haberte dicho hace un tiempo... que si la maldición de mi mano se desvanecía... podría llevar una vida normal... y también te pregunté si... estabas dispuesta a vivir conmigo...¨
¨Sí, yo también lo recuerdo... pero... aún no hemos derrotado a Naraku, y usted aún carga con ese agujero negro... no entiendo por qué me está diciendo esto si...¨
Tal vez el monje no fue muy directo con sus palabras... pero parece que ¨indirectamente¨ le sirvieron: en cuanto Sango respondió, no la dejó terminar : un dulce beso la silenció. Un dulce y sincero beso.
Lejos de empujar a Miroku y pegarle un cachetazo, la joven exterminadora cedió. Pero no se conformó con un beso (por dulce que fuera éste): suavemente, extendió su mano hacia la túnica púrpura del monje, y (ayudada por él) se la quitó. Siguieron con ese beso, el cual comenzó a sumar caricias, abrazos y demás traviesos gestitos de amor.
Por un instante separaron sus labios... pero sólo para mirarse tiernamente... la joven ya no pudo dirigirse al monje con esa formalidad con la que acostumbraba... sólo se limitó a acariciar su cara con una mano y decir una sola palabra... un susurro...
¨Miroku...¨
Época de Kagome...
Ese día que había transcurrido, la jovencita debería haber ido al colegio... pero decidió no ir: Lo dedicó a pensar (que suerte, algunos trabajan todo el día y la señorita se da el lujo de ¨pensar¨... en fin). Equipada con su vieja mochila, se dirigió al pozo para hacerse presente en la época antigua. A pesar de lo que había pasado con el hanyou, pensó que no era justo para Sango, Shippo y Miroku ¨borrarse¨ de esa forma. Además, la necesitaban para la búsqueda de los fragmentos restantes. Y, debido a que hacía unos días que se había ausentado, tenía ganas de ver a sus amigos... y a pesar de todo... a Inuyasha...
Pero había decidido que no iba a tratarlo como antes... y mientras más lejos, mejor... para evitar que ¨eso¨ pasara de nuevo. De todas formas, se encaminó tranquilamente al pozo del templo, dispuesta a marchar al Sengoku, sin reparar en la hora (ya era bastante tarde, casi entrada la madrugada)
Estaba mucho mejor de ánimo que la última vez: al no verlo por una semana, y aunque pensó en él, sus heridas parecían estar cicatrizando...
Lo mismo le estaba pasando a Inuyasha.
Parece que la técnica ¨ piensa sólo en sus defectos ¨ da mucho resultado...
Pero a corto plazo...
Volviendo al bosque con Miroku y Sango:
Podemos ver que están abrazados (en
realidad, es Miroku el que la está abrazando a ella), y
acostados en el suelo, con las miles de millones de estrellas del
cielo como sábanas.
Las prendas de vestir están
esparcidas alrededor, en el suelo.
Sango está dormida, pero Miroku se la pasa dándole besos mientras la abraza. Él está feliz. Ella también lo está, pero... quedó un poco cansadita... (por eso se durmió...)
Amanece... ha comenzado un nuevo día...
Sango abre los ojos... primero ve todo borroso, pero enseguida recupera la nitidez. Y lo primero que ve es al monje parado enfrente de ella, sonriente. Bosteza para desperezarse y, como chica educada que es, se tapa la boca. Al hacerlo, descubre que su mano está desnuda (recuerden que ella siempre tiene una cobertura negra, propia de su traje de exterminadora)... y no tarda mucho en darse cuenta que todo su cuerpo también lo está. Atina, entonces, a taparse como puede, un tanto avergonzada (que haya pasado la noche con él no necesariamente quiere decir que no se avergüence de mostrarse así. Miroku, comprensivamente, aunque con una risita pícara de por medio, se voltea, dándole la espalda. De esta forma, Sango comienza rápidamente a vestirse.
Se preguntarán que habrá pasado con Inu y Kagome... pues, resulta que la jovencita no pasó la noche en el Sengoku: se quedó dormida antes de entrar al pozo.
Su abuelo la descubre allí por casualidad, y la despierta. Le pregunta qué estaba haciendo ahí, a lo que ella responde que sus amigos de la otra época le habían encomendado montar guardia toda la noche para evitar que un monstruo cruzara el pozo.
¨¿y como vas a quedarte dormida? eso es una irresponsabilidad... bla bla bla deberías haber bla bla ¨
El pobre abuelo se quedó hablando solo: Kagome se fue a su habitación, sin registrar ni una de las palabras de él. Pero parece que el anciano ni se dio cuenta: siguió con su sermón (este literalmente le estaba ¨ hablando a la pared ¨.
Kagome interpretó el haberse quedado dormida como ¨una advertencia¨ de que no debería ir al Sengoku por un buen tiempo...
Era cierto, ya estaba mejor de ánimos,
pero en el fondo sabía que al primer contacto visual con el
hanyou, ese mundo de mentiras con el que había disfrazado a su
corazón se desvanecería en un instante.
Pensó
en esto un rato, y concluyó que lo mejor (para ambos) era no
verse por un tiempo.
De esta forma... ha pasado un mes.
Es de mañana. La señora Higurashi prepara el desayuno, mientras que su hija sigue durmiendo. A esa hora, ella normalmente está despierta, pero últimamente se encontraba muy perezosa.
En el Sengoku, todos (menos Inu, quien se hacía el indiferente) hablaban de la falta que hacía Kagome.
¨Inuyasha, debes ir a buscarla. No sé que le habrá pasado como para que se esté demorando tanto en volver... (la joven Sango pone cara de ¨me imagino que tú la hiciste enojar, pedazo de idiota¨ mientras dice esto), pero ya no podemos seguir esperando.¨
¨¡¡¡por que debo ir yo! ¡¡¿¿por que no van ustedes si la extrañan tanto!¨
¨¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡No seas tonto, sabes que eres el único que puede ir a la época de Kagome! ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ve ahora mismooooo!¨
¨¡¡¡cállate!¨ :el zorrito vuela de una patada en el...:
¨Shippo tiene razón, Inuyasha :mientras habla, el monje toma tiernamente a Sango por la cintura. Ella se sonroja, pero lo deja: si nosotros pudiéramos ir, iríamos. Pero no podemos. Necesitamos sus habilidades para seguir nuestra búsqueda.¨
¨bueno... no sólo es eso... también es nuestra amiga y queremos verla¨ , acota Sango.
A pesar de que moría de ganas de ir a buscarla, el orgullo del hanyou hizo que tuvieran que seguir insistiéndole. Finalmente, cedió.
Aparentando fastidio, Inuyasha se dirigió rápidamente al pozo.
Mientras...
¨¡¡¡era hora, hijita:exclama simpáticamente la señora Higurashi al ver que Kagome se levanta de la cama:¨
¨ah... :espantosa cara matutina: buenos días... mhhh :desperezándose:¨
¨¿aún tienes sueño? Mh... qué raro... ayer dormiste todo el día... y hoy te levantaste un poco más tarde de costumbre...¨
¨mjh :asintiendo con la cabeza, desganada:¨
¨vamos, siéntate. ¡El desayuno está delicioso! Y no es porque lo haya hecho yo, pero...¨
Kagome se sienta, y come un bocado del ohagi que preparó su mamá (ajá, es otro bocadito japonés). Pero, antes de tragarlo, se tapa la boca con ambas manos, y se pone verde de las ganas de vomitar.
¨Kag... hijita... ¿estás bien? ¨
Ella, en lugar de responder, corre al baño. Su madre lo atribuye a que el desayuno estaba poco apetitoso.
¨parece... que no le gustó... ¡pero si era uno de sus bocaditos preferidos!¨
En el baño...
¨BLEEEEEERGGGGGG :vómito: WUOGHPHORF :otro vómito:¨
Al terminar de vomitar, Kagome se queda en silencio, respirando un poco agitada. Pero cuando ve el asqueroso líquido flotando en el retrete, dice ¨¡¡¡¡¡¡¡¡QUE ASCOOOOOOO!¨ y la orquesta de sonidos ¨vomitivos¨ vuelve a comenzar...
Cuando realmente acabó, sale del baño (sí, tiró la cadena, no se preocupen). No sabe qué le está pasando. Comienza a preocuparse.
Y como para preocuparse más al llegar al comedor, su corazón comienza a latir muy fuertemente: Inuyasha está allí, mirándola, esperándola.
¨Inuyasha... ¿que hac...¨
No termina la frase, ya que cae desmayada. El hanyou, olvidando su tonto ¨plan anti-Kagome¨, alcanza a tomarla en sus brazos antes de que ella se golpeara contra el suelo...
¨¡Ka... Kagome!¨ je iba a lograr eso que le costaba tanto...
