- -¤--] Harry Potter: Sexto curso [--¤- -
By MiRuG
Summary: Este Fic es mi continuación del 5 libro oficial de Harry Potter, Harry Potter y la Orden del Fenix. Harry esta algo trastornado después de esa muerte y eso afecta en su humor y en su forma de ser.
Disclaimer: Nada mio, todo de Rowling y de quien ella quiera!!!! Bien ya que he dejado esto claro... No lo voy a repetir mas en el fic... Con lo que este apartado sirve para todos los caps y bueno para todo...
Nota de la Autora: Pues nada, haber si os gusta, eso espero...
Capitulo 1: Numero 4 de Privet Drive.
Había pasado ya una semana desde que Harry Potter se había vuelto a instalar en el nº4 de Privet Drive. No estaba muy contento, pero por lo menos eso era mejor que volver a Grimmaud Place, estaba seguro de que allí, los recuerdos de Sirius lo atormentarían.
No había salido de su habitación mas que para lo justamente necesario. Y desde luego había cruzado las mínimas palabras con sus familiares. Dudley lo miraba de forma extraña cada vez que lo veía y Petunia se ponía histérica.
El moreno se encontraba tumbado en su cama, mirando al techo, metido en sus pensamientos cuando una cabeza asomo por detrás de la puerta que acababa de abrir. Era su tía, que lo miraba con algo que pudo reconocer Harry como pena y tristeza. Con una voz melosa y algo insegura su tía le pregunto:
- ¿Ha pasado algo en los últimos tiempos? Estas demasiado callado, para tu carácter alborotador de siempre.
- Sirius ha muerto.- contesto vagamente su sobrino sin quitar la vista del techo.
- ¿Tu padrino, el delincuente?
- ¡SIRIUS NO ES NINGUN DELINCUENTE, NI UN ASESINO! ¿ESTA CLARO?- bramo Harry sin ni siquiera mirar a su tía.
- Lo que tu digas mocoso.
- ¡Y yo no soy ningún mocoso!- replico Harry.
- Como quieras. En fin, intenta no molestar. Nosotros nos vamos esta tarde. Y no quiero encontrarme nada fuera de su lugar. ¿Entendido?
- Si.
Esa tarde, Harry estando seguro de que Sirius no habría querido que su ahijado se confinara en su habitación, lamentando su muerte. Se vistió rápidamente y bajo a la calle, antes de que ninguno de sus tíos se diera cuenta, ya había girado en la esquina que conectaba Privet Drive con el resto de la cuidad. Vago lentamente por la cuidad hasta que se paro delante de una tienda de tatuajes. Se quedo fijo delante del escaparate hasta que minutos después decidido entro a hacerse uno.
En ese momento no había nadie dentro así que armándose de valor eligió un motivo y se sentó a esperar a que le marcaran con el. Mas o menos media hora después salía de la tienda con un precioso tatuaje que le cubría la mitad superior de su brazo izquierdo, después de haber pagado con un poco del mucho dinero que había convertido en libras, que había traído Hedwig hacia unos cuantos días.
Poco después se paro para completar su nueva imagen delante de una tienda de piercings, entro decidido y se agujereo la ceja derecha, quedando dos pequeñas perlas plateadas a cada lado de la ceja.
Siguió recorriendo la calles y las tiendas de la cuidad en busca de ropa nueva y cuando por fin se decidió por volver a casa de sus tíos, ya que estaba anocheciendo, estaba tan cargado de bolsas que a duras penas podía cargar con ellas.
Cuando llego a la casa, justo antes de que Dudley llegara, su tía se sorprendía al verlo tan cargado de bolsas y no pudo evitar la tentación, pese al gran enfado que tenia en contra de su sobrino de intentar echar una ojeada y de preguntar con un tono hostil:
- ¿De donde has sacado tu tantas bolsas llenas de cosas?
- Pues de las tiendas. Sabes suelen tener el pequeño detalle de darte bolsas para llevarte las cosas que te has comprado, y la verdad se lo agradezco.
- ¡No te hagas el listo conmigo! ¿Quien te a dado el dinero?
- Yo tengo mi propio dinero, gracias. ¡No he robado nada! ¡Y ya déjame en paz de una vez!
- A tu habitación y no salgas de ella hasta nuevo aviso. ¡Ya!
- Vaya novedad, ni que me importara en lo mas mínimo salir de mi habitación. Por si no te has dado cuenta, querida tía, no he salido de ella toda esta semana menos cuando oía tus berridos.
- ¡No quiero oír tu asquerosa voz en lo que queda de verano así que cállate, ya!
Sin decir nada mas, Harry subió encolerizado a su habitación, para recoger poco a poco toda su nueva ropa y sus nuevos objetos.
La mañana siguiente se levanto soleada. Como volvía a ser costumbre en Surrey, ese verano. Harry Potter había podido ser espectador de un magnifico amanecer, ya que otra vez, sin remedio alguno, había tenido pesadillas, como ocurría desde la muerte de su padrino. Determinado bajo enérgicamente las escaleras, antes de que ninguno de sus parientes se despertara. Con sumo cuidado y precisión preparo el desayuno para los cuatro y limpio todo lo que había ensuciado, para ponerse a desayunar justo ante la mirada incrédula de sus tíos. Vernon, que estaba adquiriendo un color morado, pregunto con su voz chillona:
- ¿Fenómeno, se puede saber que es lo que estas haciendo?
- Desayunar, obviamente, como podrás comprobar. Os he preparado el desayuno, si lo queréis bien, y si no también.
- ¿Y como podemos estar seguros de que no los has envenenado?- pregunto mordaz su tía.
- Por que si lo recuerdas querida tía, necesito que sigas vivita y coleando, así que seria de necios envenenarte. Y por lo que se refiere a ti Vernon. Podrás comprobar que cambiado tu plato con el de tu mujer, la cosa no va a cambiar mucho. Ahora si no os importa, me gustaría seguir desayunando.
Los Dursley se quedaron atónitos al ver como su sobrino, tan campante, como si no pasara nada. con sumo cuidado se acercaron a la mesa, se sentaron y cuidadosamente empezaron a desayunar. Cuando Harry termino y después de pasar su servilleta cuidadosamente por encima de sus rojos labios, pregunto:
- ¿Podría usar el sótano para hacer los deberes? Como no hay ventanas nadie podrá verme.
- ¡Ni hablar! ¡No, no y no!
- Sirius dice que tendría que hacerlos. Pero en fin.
- Tu padrino esta muerto, muchacho así que no nos vengas con ese cuento.- bramo Vernon.
- Claro Vernon. ¿Acaso los fantasmas no están muertos?- pregunto Harry sonriente.
Los tres Dursley, ya que el ballenato se les había unido, se quedaron petrificados del miedo. Si un asesino les daba miedo, parecía que la idea de acoger a un fantasma en su casa era mas terrorífica que la de un asesino en serie.
- De... de acuerdo. Pero no entrar ningún fantasma a mi casa. ¿Entendido muchacho? ¡Y no quiero ver nada de eso que tu haces! Así que ya puedes cerrar bien la puerta del sótano.
- Si señor. Sabia que lo entenderíais, muchas gracias por la colaboración.
Y diciendo eso el muchacho de oro se levanto tranquilo y con una pequeña y débil sonrisa en los labios, una sonrisa de algo así como "resignamiento".
Después de esa charla fue como Harry Potter, bajo todas sus cosas al sótano, donde le esperaban montones de cajas, un espacio de unos veinte metros cuadrados libres en los que Harry deposito todas sus pertenencias. Para su suerte, había una pequeña cocina allí abajo, así que para las pociones no tendría problemas, no mas de los que tenia de costumbre. Volvió a subir ya envuelto en la capa de invisibilidad y salió de la casa por una de las ventanas, ya que Arabella Figg se encontraba mirando fijamente hacia el numero 4, ya que seguramente le tocaría hacer guardia a ella.
Harry se movía rápido, sabia que los gatos de la squib podían detectarlo, y no quería que nadie supiera a donde iba, eso por descontado así que después de atarse bien a la capa salió lo suficientemente rápido como para llegar a uno de los oscuros callejones en los suburbios de la ciudad. Levanto la varita y como por arte de "magia", un autobús se paro delante suyo, era sin duda el autobús nocturno, aun que ahora se podía ver claramente un bus rojo de dos plantas que tenia un cartel enorme de letras amarillas fluorescentes que resplandecían: AUTOBUS DIURNO.
Harry se subió en seguida y antes de dejar decir nada a los dos trabajadores, pago y se sentó después de indicar claramente que quería ir al Callejón Diagon. se sentó y en menos de diez minutos, ya estaban delante de la taberna, Harry bajo y con sumo cuidado se introdujo en el bar, sin despertar las miradas de ninguno de los ocupantes, entonces después de comprobar que nadie lo miraba se volvió a poner la capa. Rápidamente salió del establecimiento y se metió en el callejón. Había muy poca gente, una cosa muy rara. Aun que pensándolo bien, las vacaciones acababan de empezar, y ningún alumno de Hogwarts había recibido las cartas de material, y además todavía era muy pronto, la mayoría de la gente en el Caldero Chorreante no había tan siquiera empezado a desayunar y estaban esperando confinados grupos pequeños en cada pequeña mesa.
Sin miramientos entro a Túnicas Madame Malkin y allí, se despojo de la capa, detrás de uno de los armarios.
Rápidamente, por que la tienda estaba vacía, se compro otro montón de ropa y pidió amablemente a la dueña que le encogiese los paquetes. Y se los metió en el bolsillo del ancho pantalón negro, que contaba con unos amplios y cómodos bolsillos. Una cadena plateada ataba finamente el bolsillo delantero con el trasero. Pero ya que hacia frió aun no se podía admirar el fabuloso tatuaje que se había hecho el día antes, por que lo llevaba tapado por un pegado jersey de color negro también. Su pelo había crecido mucho en muy poco tiempo... y eso le ayudaba a esconder su cicatriz. Ya que si se lo dejaba suelto, le tapaba a la perfección la cicatriz y no dejaba mucha visibilidad del color de los ojos, aun que desde luego llevarlo así era incomodo.
La verdad, es que el asunto de su pelo había sido raro, era magia accidental y de eso estaba seguro, como había pasado tantas veces antes cuando su tía mandaba a que le cortaran el pelo al 1 o al 2, y este crecía solo. Harry tenia la convicción de que el pelo había crecido por su voluntad, ya que seria útil para esconder la maldita cicatriz.
Camino con cuidado, mirando a su alrededor y hizo muchas compras.
Gracias por leer,
Saludos,
¸.·¯·.¸¸.·¯· MiRuG ·¯·.¸¸.·¯·.¸
