Capitulo 11:
Si a principios de curso todo habían estado sorprendidos por como era Potter. Ahora, después de que dejara finalmente caer todas sus mascaras, estaban mas que estupefactos.
Harry se había vuelto, mucho más abierto, seguía siendo igual de atento con todo el mundo. Pero desaparecía y aparecía cuando quería, tenía libertad de movimiento por todo el castillo y los alrededores. Un momento antes podías estar hablando con él, cuando de repente se marchaba corriendo diciendo que el profesor ya lo comprendería. Y era así, todos hasta el mismo Snape, no le decían nada a Harry; no que el oscuro profesor estuviera muy de acuerdo.
Las clases extraescolares de Harry pronto fueron quitadas, ya que el chico parecía igualar a los maestros en sus materias. Aquel tiempo con Ethel, lo había aprovechado bien.
De vez en cuando y para conmoción del alumnado, la mujer se presentaba en el gran comedor, a comer o a cenar. Hermione y Ron estaban más que sorprendidos por la elfa. Y que decir de Blaise o de Lisa y Hannah.
Las navidades se acercaban a pasos acelerados. Todos los alumnos estaban sobreexcitados y los profesores exigían mucho más que de costumbre. Los ataques habían comenzado, Voldemort después de no dar señales de vida, desde principios de curso, atacaba, destrozaba, devastaba con todo aquel que intentaba interponerse. De momento eran ataques aislados, pero todos sabían que pronto la cosa cambiaria.
Y como si fuera ajeno a todo aquel revuelo, Harry Potter se paseaba tranquilo en los terrenos del castillo, pese al frió congelador y las nubes tenebrosas que cubrían el cielo. Se dejó caer en el pasto húmedo de cerca del lago. Su cabeza estaba bastante lejos de aquella hierba húmeda y aquella brisa glacial, que hacía permanecer dentro a todos los alumnos, o a casi todos en todo caso.
El joven, acaba de visitar a Grawp, el hermano de Hagrid. El gigante se había vuelto más civilizado. Sobre todo desde que Harry lo visitaba, hacía ya más de una semana cuando por primera vez, Harry llego por casualidad a aquella parte del bosque, donde todos los árboles aprecian movidos de sus sitios. Se sorprendió, los elfos le habían otorgado su lazo con la naturaleza, más bien, habían hecho que el suyo propio aumentase un poco. No tanto como el suyo, pero algo era algo al fin y al cabo.
Harry se encontró con el gigante que enseguida fue a atacarle. Si bien, la mayoría de hechizos no funcionaban en gigantes. Aquel si lo hizo, el gigante se vio inmovilizado y sentado, en el suelo, haciendo que sobrepase a Harry ya de apenas 2 metros y medio.
El chico se elevó, gracias a un encantamiento y se puso a la altura del gigante, que le miraba atemorizado. Era la primera vez que un hombre le hacia frente y podía contenerle. El Gryffindor sondeo la mente del hombre titánico, y se encontró con que y no que fuera así en todos los gigantes, él pobre Grawp, era por así decirlo, ligeramente retrasado en materia inteligencia.
Dejando atado invisiblemente al gigante, Harry fue en busca de su instructora, para ver si se podía hacer algo, para que el intelecto del gigante aumentara un poco, y que este viviera tranquilo con el bosque. Además, serviría de mucho en la guerra... O por lo menos sería un aliado de peso, literalmente.
Ethel, le había dicho que no existía ningún encantamiento que aumentara la inteligencia en sí de un gigante, rechazaban con bastante facilidad los hechizos. Así que Harry estaba dando clases al gigante, bueno, hacia lo que podía en todo caso. No hace falta decir que aquellos poco encantamientos que había probado, efectivamente no habían funcionado.
Sin embargo, allí, tumbado en la hierba, se le acaba de ocurrir una muy buena idea. ¿Y las pociones? Habría que probar. Se levanto decidido, y se acerco hasta el castillo, en busca de alguna referencia de pociones extremadamente fuertes en aquel dominio. Sino, no le quedaría más que hacer él mismo las modificaciones, cosa que tampoco es que tuviera mucho tiempo para hacer.
Se dirigió a la vieja biblioteca, donde Madame Prince le miro con una de sus cejas alzadas. ¿Qué hacía Potter en la biblioteca si era horario de clase? Aun así, recordó que Dumbledor había convocado una reunión en la que dejaba bien claro que el niño de oro tenía libre albedrío en todo el castillo y sus alrededores. Aun recordaba lo furioso que Snape se había puesto. ¿Quién no lo recordaría?
Harry Por su parte dejo de lado la curiosa bibliotecaria y se dirigió a la sección prohibida, directamente. Ella le miro con malos ojos. Estaba segura de que Potter tramaba algo. Saco el libro Moste Potente Potions y se acerco a una de las mesas a ojearlo. No tardo mucho en encontrar algo. Sería peligroso, pero si las cosas se ponían feas, pensaba que lograría volver al gigante al mismo nivel que había tenido en un principio.
Con un poco de magia hizo que las paginas que había estado leyendo se duplicaran y aparecieran al lado. Menos mal que la bibliotecaria no se dio cuenta, no quería tener problemas. Así que rápidamente se metió las copias en un bolsillo de la túnica y salió de la estancia con un simple Adiós.
Saco los duplicados, miro los ingredientes, la mayoría de ellos serían fáciles de conseguir, los tenía en su propia reserva. Unos cuantos tendría que pedírselos prestados a Ethel y para los demás, tendría que dar una vuelta por el callejón Knockturn.
Una semana después, Harry se encontraba, confinado en una de las mazmorras más oscuras (y sucias) de la escuela, iluminado por una vela que se encontraba bastante lejos, la poción no podía recibir luz directamente. El Filtro de Herbet, en su complicada elaboración, requería de la menor luminosidad posible. Harry esparció un extraño ingrediente de color naranja fluorescente encima del filtro, y lo dejo reposar, apagado el fuego.
- ¿Qué demonios haces aquí, Potter?- preguntó Zabiny extrañado, haciendo que el supervisador de Gryffindor se sobresaltara.
- Nada que te incumba.-respondió Harry, haciendo que un velo negro cubriera la entrada, para evitar que la luz se filtrara.
Blaise le miro con cara extraña, cosa que Harry pese a la poca claridad pudo sentir.
- No mires así, la poción necesita la menor luz posible, Blaise.
- De acuerdo. ¿Qué es?
- Si lo sabes, me parece que vas a pensar equivocadamente, así que, si no te importa, no te lo diré.- dijo el moreno mirando directamente al Slytherin, con el que conecto las miradas.
- Vamos, Potter, dímelo.
Harry no respondió, mientras sacaba un recipiente de hierro en el que metió la pócima y cerro inmediatamente antes de lanzar un hechizo limpiador. Las cosas se recogieron a la vez y entraron a la mochila del Gryffindor impulsadas por magia invisible.
- ¿Te vas a quedar todo el día ahí?- preguntó el Gryffindor desde el quicio de la puerta.
- Bien, vamos. Pero me tienes que contar que es lo que vas a hacer.
- Ahora voy hacia el bosque prohibido. ¿Me acompañas?- preguntó Harry con todo de broma.
- ¿Vas al Bosque?- consultó a su vez el Slytherin, mirando incrédulo al otro adolescente.- ¿De noche?
- Eso parece, Zabiny.- contesto el Gryffindor tranquilamente, antes de hacer desaparecer su mochila, asegurándose de que el filtro se quedaba con él.
- Estas loco, Potter. Totalmente loco.
- Si, si, lo que tú digas.
- ¿No es cierto, verdad?
Harry alzo una ceja al más puro estilo Snape. Mientras miraba fijamente a su interlocutor.
- No será verdad...
Potter le miró aun más fijamente.
- ¡Oh! Es cierto...
- Sabes que llevas aproximadamente 3 minutos repitiendo frases exclamativas para decir lo mismo. ¿Verdad, Blaise?- preguntó con sorna el Gryffindor.
- Pero... No puedes ir al bosque prohibido... Y menos en luna llena.- Blaise y Harry acababan de pasar cerca de una ventana desde la cual se veía, fulgurante, la luna perfectamente redonda. – Además, está lloviendo...
- No eres mi madre, Zabiny... No te preocupes por que pueda resfriarme... Y sé cuidarme solito.
- Pero... pero...
- Ni lo intentes, serpiente.
- ¡Oh! Claro, como olvidarnos de el sentido de la valentía del leoncito.- contestó el Slytherin molestó.- Potter... No sé como lo ves, pero aquí la gente te necesita vivo...
- ¿Y lo estoy, no?
- No es tan seguro si entras al Bosque.
- ¿Alguna vez te han dicho que eres un pesado?
- No.
- Bien , pues lo eres.
- ¿No saldrás?- preguntó el chico con temor oculto.
- No me va a pasar nada Zabiny. Tranquilo, el mundo mágico no se va a quedar sin "salvador".
- Sabes que no me importa eso, Potter. El que me importa eres tú. Estás muy poco tú últimamente.
- ¿Muy poco, yo? Lo que me faltaba... has estado haciéndome un análisis de personalidad. ¿O qué? Me parece que muy poca gente puede presumir de conocerme, así que... ¿Quién te dice que yo no he sido así desde siempre?
Blaise no respondió.
- ¿Y ahora enmudeces? Si lo hubiera sabido antes, te hubiera hecho una pregunta en cuanto nos hemos encontrado.- suspiró Harry.
- No deberías internarte en el Bosque.- dijo Blaise mostrando su preocupación. No quería que a Potter le pasara nada más.
Los dos habían tenido largas charlas, pese a las miradas indignadas de las serpientes y de los leones. Se habían vuelto muy amigos y ahora no quería correr riesgos en perder a su amigo. Era bastante extraño, pero desde aquella noche en verano, sentía como si tuviera que proteger al joven... que le superaba en todo. Aun así, recordar la angustia que se sentía aquella noche en el aire, le hacía reflexionar de lo que pasaría si algún día Potter faltaba. Y lo que ideaba, no se le hacia nada agradable. No por nada el joven león era la esperanza del Mundo Mágico.
- ¿Blaise?- llamó la atención el joven Gryffindor antes de abrir el porton de madera que le llevaría al exterior.
- ¿Si, Harry?
- ¿Has hecho tus compras de Navidad?
- No.
- Bien... ¿Te parece si mañana vamos a hacerlas?
- Pero mañana no hay...
- Dumbledor nos dejara, no te preocupes por eso. A las 9.30 de la mañana aquí, Zabiny.- citó Harry antes de salir corriendo hacia al Bosque Prohibido.
Harry corrió hasta llegar al claro donde Grawp, le reconoció más o menos y con una voz tranquila le dio las buenas noches. Harry se sorprendió a is mismo. ¿Tanto había conseguido? Aun así, sin pensarlo mucho, se acerco a la cabeza del gigante (por medio de hechizos elevadores), y hizo que bebiera la mitad del filtro... Sería más que suficiente.
Harry notó como Grawp se desmayaba. La tierra debajo de los dos retumbo con fuerza... Los pájaros abrigados debajo de las ramas de los árboles, para protegerse contra la feroz lluvia y el intenso viento, salieron volando, espantados.
Los ojos esmeraldas se posaron en el enorme bulto que yacía a sus pies, y con un movimiento de mano, creo una especie de esfera de energía que los protegería de los aguaceros del tiempo durante la noche. Conjurando una cama, Harry Potter se durmió al lado del hermano gigante del guardabosques, guardián de las llaves y profesor de Cuidado de las Criaturas Mágicas de la escuela Hogwarts de Magia y Hechicería.
Los primeros rayos de sol, despertaron tanto al mago como al gigante. Los dos se levantaron, y se miraron. Grawp masculló un:
- Buenos días Harry. ¿Qué ha pasado?- en un ingles perfecto.
Harry se sorprendió y felicitó a si mismo por su logro.
- Pues gracias a una poción, he acelerado el proceso de civilización...
El gigante pareció reflexionar unos segundos.
- ¿Podrás decirle a Hagrid que pase a visitarme? Creo que me voy a construir una pequeña casa... O encontrar una cueva lo suficientemente grande y habilitarla.
- Bien. Yo se lo diré, si necesitas algún tipo de ayuda, ropa, comida, material, no dudes en llamarme... Pasaré a verte lo más pronto posible. Ahora me tengo que ir.- el chico conjuró algo de comida, bajo un hechizo conservador.
- Gracias. Adiós Harry. Que pases un buen día.
- Igualmente Grawp, igualmente.- Harry sonrió, antes de desaparecer del lugar.
Eran cerca de las ocho de la mañana cuando el joven Potter, se digno a bajar a desayunar. El Gran Comedor estaba lleno y el ambiente en general era bastante bullicioso, pese a ser ciertamente temprano. Las vacaciones de Navidad se acercaban, pronto la mayoría del colegio se iría del castillo, cosa que los que se quedaban encontraban no menos que estúpida, por que Hogwarts, si no el más seguro de los lugares en Inglaterra, estaba entre los más seguros. Harry se sentó en la mesa de Gryffindor y saludo a todos cortésmente, antes de ponerse el mismo a desayunar.
Hermione explicaba a Neville algo sobre un hechizo de trasformaciones que según ella era:
- " Es un hechizo de extremada importancia Neville... Aun no me explico como no lo sabes... La profesora dijo explícitamente que en los EXTASIS lo preguntaban con bastante frecuencia... ...."
Harry sonrió. No habría persona más responsable y estudiosa que Hermione en todo el colegio, de aquello no había duda. En frente suyo, vio como el prefecto de su casa, comía como si en vez de estomago tuviera un saco sin fondo. Si aquellos eran sin duda sus amigos, sus mejores amigos. Se había distanciado de ellos, pero no había otra forma de actuar.
Su línea de pensamientos se vio interrumpida al sentir la presencia de una furiosa, no muy furiosa Ethel, Lomëwen, Dama de la Oscuridad, princesa Elfica. Puso la cara de inocencia que mejor le salió y miró fijamente a la mujer que acababa de hacer su entrada y con un tono de voz bastante elevado, empezó en su idioma natal:
- ¿Dónde te habías metido? ¡Te he estado buscando toda la noche!
- He estado en el bosque.- respondió el chico con fluidez en el idioma de su interlocutora.
- ¿¿En el Bosque?? ¿Estás loco? En luna llena y con el tiempo que hacía... No deberías haber ido al bosque... ¡Y mucho menos haber pasado la noche allí!
- Vamos, vamos, no es para tanto.- intentó tranquilizar Harry.
- Eres un descerebrado.- contestó ella, mientras se llevaba las manos a las sienes y comenzaba a masajearlas suavemente.
- ¿Desayunas?
- Soy incapaz de comer eso...- contestó Ethel enseñando la pesada comida que estaba servida en la mesa.- Aun no entiendo como podéis desayunar, comer cosas tan grasosas y poco equilibradas.
El chico se encogió de hombros, antes de terminarse un vaso de zumo de naranja .
- Tenía que advertirte, ésta noche hay un asamblea, en palacio... Se requiere tu presencia.
- Allí estaré. No te preocupes.
- De acuerdo, nos vemos Potter.- la mujer termino de decir aquello y salió de la estancia, rumbo al bosque prohibido.
Harry se levanto para ir a hablar con el director, respecto a la salida que había planeado anoche con Blaise.
- Albus, me preguntaba, si tendrías unos minutos para hablar conmigo.
- Claro Harry, vamos a mi oficina. En el trayecto me lo puedes contar, ¿no?
- Si, claro.
- Además, tengo que hablar contigo para ciertas peticiones...
- Por supuesto. ¿Ya tienes una respuesta?
- Si, si... Me parece que te va a agradar.- los dos ya estaban a la altura de la puerta.- Empieza tu primero...
- Me preguntaba, si no te importaría, que Blaise y yo, ya que ningún sexto curso tenemos clase los miércoles por la mañana, fuéramos a Hogsmeade, a hacer unas compras...
- No creo que sea correcto, pero dado que sé que vas a hacer lo que quieres, firmaré el permiso. – concluyó Albus con mala cara.
- No es para tanto, solo vamos a comprar los regalos de Navidad.
- No es que me consuele...- dijo el director sonriendo a mitad.- Un carruaje estará esperando...
- Gracias, Albus.
- ¡No me las des! No lo hago por placer... En fin... Te he dicho que tenía que comentarte ciertos asuntos. "Merengue"- la gárgola les dejo paso.- Bien... He hablado con el ministerio... Fudge no estaba extremadamente contento, pero con un poco de persuasión lo he conseguido. Toma asiento, por favor.
Dumbledor se sentó el también, y abrió uno de los cajones para sacar un montón de pergaminos.
- Este es el certificado de mayoría de edad.- le paso un pergamino amarillento con muchas letras.- Este es el carné.- una pequeña tarjeta con la foto de Harry le fue entregada al mismo.
- ¿No había otra foto?- exclamó Harry al ver que su cicatriz aparecía de pleno y perfectamente visible.
- No fui yo, quien la eligió, tendrás que pelearte con Sophie Stephans, la responsable en el ministerio.
Harry bufó.
- Bien... Tienes que firmar estos papeles, para que quede claro que has recibido la documentación y que eres totalmente consciente de que todos tus actos están bajo tu entera responsabilidad.
El director de la escuela le paso una pluma, junto con unos cuantos pergaminos con el sello oficial del ministerio. Harry garabateó su firma en los sitios que el anciano le indicaba, mientras le iba comentando para que servían exactamente los papeles.
- Para todo lo que se refiere herencia, está todo solucionado, pero deberías hacer un testamento, por si acaso... Todos los magos mayores de edad lo hacen en cuanto reciben algo que está puesto a su nombre. Aun así, no hay prisa... Otra cosa...
- ¿Si?
- Sé que no me lo pediste, pero dado que sé que estás avanzado en lo que se refiere a estudios si te comparamos con los alumnos de sexto... Pienso que podrías pasar los EXTASIS... Con todo lo que ello supone.
El chico le miró interrogante.
- Nada de Quidditch, nada de puntos, nada de clases, libertad absoluta para moverte, no sé... Tu verás... Y otra cosa, me pase por el departamento de Transportes Mágicos, cuando fui al ministerio... Y me encontré con el jefe del Centro de Test de Aparición, Jack Villen, un conocido. El caso es que me ha prometido pasarse por aquí, con un examinador el sábado, para hacerte la prueba. ¿Te parece?
- ¡Genial!- respondió Harry que parecía realmente entusiasmado.
- Bien le escribiré ahora mismo. En cuando a tu salida a Hogsmeade, me parece que el señor Zabiny te espera en la entrada.- comentó el anciano, firmando la autorización.
- Gracias Albus. Un placer hacer tratos contigo.- dijo Harry antes de salir con una medio sonrisa del despacho cilíndrico.
Como Dumbledor había predicho, Blaise esperaba en la entrada, cubierto de una gruesa capa negra con el escudo de Slytherin.
- Buenos días Zabiny. ¿Qué tal has dormido?
- Mejor que tú, supongo.
- Si es posible. Toma la autorización.
- ¿Cómo lo consigues?
- ¿El qué?
- ¡Convencer a Dumbledor! Por supuesto...
- Uno, que tiene sus trucos. Digamos que tenemos unos cuantos acuerdos, el director y yo.
El Slytherin alzó una ceja a expensas de que el Gryffindor continuara explicando, cosa que no ocurrió.
- ¿Subimos al carruaje?- preguntó Harry, saliendo del hall, para encontrarse con el carruaje tirado por Thestrals.
- ¿Los ves?- preguntó Blaise mientras emprendían camino hacia el pequeño pueblo mágico.
- Si.
- ¿Quién fue?
- Mi madre, Cedric, Sirius.- enumeró Harry sin inmutarse, aun que por dentro le dolía mucho.
- ¿Sirius Black?
- Me sorprende que siendo un Slytherin, no sepas que Sirius Black, supuesta mano derecha de Voldemort, era inocente y que está muerto.
- No todos los Slytherin tenemos padres mortifagos, Potter.- contestó Blaise, entendiendo perfectamente lo que el moreno quería decirle.- ¡Y evita decir ese maldito nombre!
- Tenerle miedo a un nombre es lo más estúpido que se le pueda ocurrir a cualquiera. Si le tienes miedo al nombre, que harás cuando te lo encuentres de frente.
- Procuraré evitar encontrármelo de frente.- respondió Blaise.
- Algunos podéis elegir.- contestó Harry en un suspiro.
Entonces algo reacciono dentro de Blaise y por solidaridad hacia su amigo, se decidió que diría el nombre, costase lo que costase.
- ¿Bueno y a donde vamos a ir, primero?
- ¿A quién le vas a comprar regalos?- preguntó Harry a su vez, una vez los dos estuvieron en el pueblo.
- Bueno pues, a mis padres, a mi abuela, a mis primas Carla y Mary, Jack, a Draco, Pansy (me ha tocado en el amigo invisible, entre Slytherins hacemos eso, menos Draco y yo que siempre nos hacemos regalos) y bueno unos cuantos más. ¿Y tú?
- Pienso que Hermione, Ron, y los Weasley, Remus, Tonks, um, Ethel, Nathal, Fay, Albus y bueno unos cuantos más.- dijo Harry imitando a su amigo.
- ¿Tienes algo pensado para las chicas?
- No... Pero la cosa, me parece que es bastante difícil, Hermione un libro y algún detalle, Ginny, pienso que todo menos un diario, la señora Weasley, bueno un perfume no estaría mal, Tonks, tendré que pensarlo bien, Ethel, me va a costar mucho, Nathal, me parece que con una joya estará contenta, y bueno no sé que les voy a comprar a Lisa y Hannah. Por otra parte para los hombre, Remus, quizás consiga hacer funcionar uno de los espejos, si, eso es... Fay, va a tener que ser un algo gordo... Después del libro que me regalo, Ron, un regimiento de caramelos y un ajedrez nuevo, Fred y George, les daré un pequeño diario que encontré en el cuartel, Bill y Charlie, no lo sé, y el señor Weasley algo muggle, quizás una televisión o un móvil...
- Lo tienes bastante pensado... Yo solo sé que ha mi padre le voy a regalar un juego de escritorio mágico, con una vuelapluma especial serie 3B... En realidad es como una pluma a la que dictas, pero en vez de exagerar las cosas, solo las redondea y embellece las palabras, jamás verás un insulto en el papel que escribas. Mi madre, supongo que algún juego de tocador le vendrá bien. Carla y Mary, querrán como tu amigo Weasley un autentico regimiento de caramelos y bromas. Jack, un juego nuevo de Gobstones de oro que ha salido con los dibujos de los mejores jugadores de Quidditch. Draco... ya me acuerdo... Pansy para mi es un total misterio... y bueno Lisa y Hannah también.
Entre los dos discursos que eran realmente más para si mismo que para el otro, había llegado a Zonko. Donde los dos se abastecieron de caramelos y juegos de los más novedosos, para regalo. No hay que decir que también lo hicieron para ellos mismos.
Luego fueron tranquilamente a una boutique del pueblo, donde gracias a la amable, hermosa y joven, dependienta, lograron comprar la mayoría de los regalos para todas las mujeres a las que tenían que comprar algo.
Más tarde los dos se separaron, para hacer más compras. Harry y Blaise aprovecharon entre otras cosas para comprase el regalo el uno al otro.
Era la hora de comer, cuando unos satisfechos aun que agotados, supervisadores, llegaron a la entrada del castillo, los dos se separaron para dejar sus paquetes en sus habitaciones, antes de bajar a comer.
El comedor estaba, muchísimo más bullicioso que a la mañana. Todos parecían extremadamente excitados. Y los profesores por el contrario, parecían malhumorados. Severus y Diana que normalmente se sentaban juntos y charlaban amenamente, estaban sentados cada uno en una equina diferente y tenían caras de matar al primero que se interpusiera en su camino. Minerva parecía discutir seriamente con Flitwick y con Dumbledor. Pomfrey parecía muy en desacuerdo con Sprout. Y Fay estaba bastante normal, si se exceptuaba que acaba de escupir todo la bebida de la boca, ante unas palabras de Vector, la profesora de Aritmancia.
Harry suspiró, cuanto más felices estaban los alumnos, peor estaban los profesores. El Gryffindor entendía a los profesores, adolescentes con las hormonas por las nubes, sobrexcitados, no tenía que ser genial, para enseñar algo. Pero parecía que algo más molestaba al cuerpo docente. No lo pensó mucho, ya que Hermione le interrogó con la mirada. Harry abrió los ojos con sorpresa, había olvidado que iba a hablar con la chica aquella mañana, sobre el libro. Sonrió culpablemente antes de pedirle disculpas.
Todo seguía normal en Hogwarts. Los exámenes ya preocupaban a todos. Y en las salas comunes se notaba la tensión en el ambiente, sobre todo para los de quinto y séptimo año, que tendrían la preparación a los TIMOS y EXTASIS aquella semana.
Harry suspiró, era viernes a la noche. Y aun seguía dándole vueltas a lo que había acontecido en el concilio el miércoles. El aran (rey), sus consejeros y los príncipes habían llegado a Arandor (Tierra de Reyes). La noche había sido muy larga, una de las más largas de la vida del ojiverde. Todos, pese a ser pacíficos, estaban bastante exaltados. No estaban del todo de acuerdo en respecto a la guerra. Harry después de oír durante casi dos horas, gritos por un lado y por el otro y saltándose todos los protocolos comenzó a gritar a su vez, haciendo que todos aquellos seres que le superaban muchísimo en edad, callaran para mirarle.
Con todas las miradas posadas en su figura Harry había explicado más o menos bien, lo que acontecía fuera del territorio elfico. Todos reflexionaron acerca de la situación... Pero la pregunta fatídica llegó:
- Ningún elfo puede enfrentarse directamente contra el Valarauco. Nuestra unión con la naturaleza nos hace sentir mucha magia, y con tanta energía negativa, podemos perder la cabeza. ¿Quién lo hará?
- El que ha sido predestinado para ello.- respondió Vanimeldë, prima y consejera del rey.- ¿Os acordáis de aquella profecía de Elemmíre?
- Eso solo son leyendas.- refutó uno de ellos.
- No son leyendas.- contestó el rey mirando severamente a Súrion, uno de los príncipes más jóvenes. – Yo mismo vi los escritos, y créeme, son reales.
- ¡Oh! Si insistís, acepto... – se dejó vencer el rubio elfo.- Supongo que podrás revelar la profecía, la integral...
- Claro que si... De entre las sombras saldrá la salvación, entre los mortales una divinidad y entre los ancianos un simple mortal. Pero desde lo más profundo de su ser, algo cambiara, cuando tras muchas penurias, su aura torne al gris. El demonio que reside en todas partes se afianzara ante la falta de reacción y aquellas esmeraldas volverán a brillar con resolución.
Harry se sorprendió al oír las palabras del anciano. Si no se equivocaba, aquello también hablaba de él, suspiró bajo, cosa que no paso desapercibido para los oídos extremadamente desarrollados de todos los presentes.
- Así que un mortal, nos salvará de la penuria.- concluyó Súrion, ligeramente burlón.- ¿Y donde está o hay que sacarlo de la oscuridad?
- Habla con más respeto.- amenazaron Ethel y Nathal al unísono, hablando las dos por primera vez en la noche.
- Bien, hablaré con más respeto en cuanto me podáis demostrar que "el mortal" es real y vale la pena.
- Te hemos dicho que tengas más respeto.- se enfureció Nathal, ella le tenía un enorme apreció a Harry, lo consideraba entre su hijo y su hermano pequeño.
Súrion miro a la mujer retadoramente.
- Hijos.- dijo con un tono conciliador el rey, que era el mayor de los presentes.- Luchando entre nosotros no llegaremos a ningún sitio. Y Súrion, me consta de que "el mortal" como tú dices, es muy digno y que no hay más indicado para acometer la tarea.
Harry adquirió un profundo tono carmesí, que paso más o menos desapercibido, ya que todas las miradas estaban puestas en su majestad. Que aquel día iba vestido con una túnica azul celeste y plateada, una ligera tiara de algún metal desconocido para Harry, su pelo, rubio platino estaba trenzado simplemente, y su cara llevaba la mascara fría de costumbre.
Era realmente imponente, alto, de espaldas anchas, fracciones muy marcadas para ser un elfo, ojos azules tormenta, nariz ligeramente sobresaliente. Y sentado, allí, en la única silla que tenía un respaldo ligeramente sobresaliente, con aquélla mirada sería y critica, expresión cerrada y autoritaria, las manos apoyadas en los apoya brazos, era la imagen de lo que todo rey aspiraba a ser.
Harry se quedó muy sorprendido la verdad, al darse cuenta de que aquel hombre amable, prácticamente desde el principio (excluyamos el hecho de los calabozos). Aquel hombre que junto con sus hijas le había enseñado tanto de la cultura de su pueblo, con paciencia, tranquilidad y habilidad asombrante. Se mantuviera allí, entre todos los suyos, tan frió y distante, como una estatua del más pulido y fino de los fríos mármoles.
- Podemos deducir que lo conoces.- afirmó Eärendur
- Mi querido sobrino, lo tienes en frente tuyo.- dijo el rey apenas moviendo la cabeza señalando a Harry.
- ¿Él?- había preguntado con incredulidad Vanimeldë,
A partir de allí, todo se había vuelto un caos. Harry se había desaparecido del lugar, haciendo para la mayoría de los presentes, una burla ante ellos y sus familias. Ethel y Nathal estaban muy disgustadas con él y con los demás. Las dos entendían lo que Harry había tenido que hacer, todos allí se estaban burlando de él, y el Gryffindor no era de la clase que deja que se burlen de él, por que le apetecía... No por nada era un orgulloso león. Pero para el pueblo elfico, hacer algo así, era el suicidio social en toda regla. No sé podía dejar plantado al Rey, a 8 príncipes, 7 princesas y los 4 consejeros del rey y no esperarse ninguna consecuencia. Pero a Harry aquello le importaba bastante poco.
Estaba mucho más inquieto por la reciente hiperactividad de Voldemort. De no hacer nada, en dos días, había asesinado a dos familias enteras y creado el caos en más de tres poblaciones muggles. Y parecía que la cosa no iba a cambiar mucho en los próximos días.
Suspiró mientras intentaba prestar atención a la clase de Duelo. Fay estaba explicando no sé sabía el que sobre un escudo permanente, para protegerse de los posibles ataques traseros en una batalla.
Sin desearlo, sus pensamientos viajaron de nuevo a la reunión del miércoles y desconecto totalmente de la clase, recibiendo una mirada molesta por parte del profesor y un interrogatorio a final de clase.
- ¿Se puede saber que demonios te pasa Potter? Llevas en ese estado unos cuantos días. Y no solo conmigo, si no con todos los profesores... Más bien, tendría que decir a las 3 clases que has ido... Más te vale tener una buena explicación jovencito.
- No creo que seas mi padre, Ferdinand. Evítate un discurso. Tengo unas cuantas cosas que pensar. Entre la oferta de Dumbledor y todo ese rollo del concilio.
El profesor le miro pidiendo una explicación.
- Ya te informaré más tarde. Ahora... Necesito ir a desahogarme un poco con algo de entrenamiento.
- ¿Te ayudo?
- No, mejor no. Gracias de todas formas.
Y Harry salió de allí con una rapidez asombrosa.
Todo había pasado a velocidad de vértigo. Harry había aceptado la proposición de Dumbledor tras haber hecho el examen de aparición, ante un examinador que era la copia clavada de Percy, sin pecas y rubio. Había sido una pesadilla. Que si, no es el sitio exacto, falta medio centímetro. Que si esto, que si lo otro. A Harry le daba dolor de cabeza solo de pensarlo. Lo único importante es que ya tenía el permiso de Aparición.
Sin embargo ahora su prioridad eran los EXTASIS. Iría junto a uno de lo profesores hasta el ministerio, donde, delante de los examinadores, haría la parte práctica. Y más tarde en la oficina del director del Departamento de Estudios y Exámenes Mágicos (N/A: No sé si existe, hagamos como que sí), haría la parte escrita de las pruebas. Tendría que ir allí todos los días de la semana.
Por decimoquinta vez, volvió a leer la "apasionante" frase del libro de texto de Astronomía de séptimo.
Lo cerró con fuerza haciendo que varios en la sala común se sobresaltasen. Con muy mal genio salió de la estancia, dando un portazo. Todos se miraron incrédulos.
Mientras Potter fue rápidamente hasta la sala de requerimientos, paso por el pasillo varias veces, una enorme sala de entrenamiento se apareció delante de él. Harry sin dudarlo le corto la cabeza a uno de los maniquíes que se acercaba corriendo hacia él.
Llevaba tres días terribles. Suspiro con fuerza antes de asestar otro golpe a otro muñeco de entrenamiento.
Sus ojos verdes centelleaban con fuerza, mientras él, propinaba golpes mucho más fuertes. Sus brazos iban rápidamente hacia la cara y el torso de su oponente y sus piernas se ensañaban con la totalidad del cuerpo de su contrincante.
Tras unas serie completa de puños y patadas, el hechizo se desvanecio y Harry se sento en el suelo. Intentó pensar con claridad, pero era bastante difícil. No sabía que hacer en lo referente a los EXTASIS; aun no estaba seguro. ¿Debería hacerlos? Eso representaría libertad, como anteriormente ya se ha citado. Pero no podría jugar al Quidditch, sería relevado de su función como supervisador...
Y en cuanto a los elfos se refería, no sabía como actuar, lo más posible era que tuviera que disculparse con todos ellos. Pero no se sentía con ánimos de hacerlo, a no ser que quisieran a un Potter extremadamente poderoso, fuera de control.
6 – 2 – 4 – 4 –2
- Bienvenidos al Ministerio de Magia. Por favor, diga su nombre y el motivo de su visita.
- Albus Dumbledor y Harry Potter. Hacer un examen.
- Gracias- replicó la voz.- Visitantes, recojan las chapas y colóquenselas en un lugar visible de la ropa.
Dos chapas se deslizaron por la rampa metálica en la que normalmente caían las monedas devueltas. Dumbledor, más cerca, sacó las dos chapas y le tendió una a Harry que se la puso sin mirar.
- Visitantes del Ministerio, tendrán que someterse a un cacheo y entregar sus varitas mágicas para que queden registradas en el mostrador de seguridad, que está situado al fondo del Atrio.
El suelo de la cabina tembló, y Harry pareció estar de vuelta a aquella noche de Junio, en la que habían ido al rescate de Sirius. Sus ojos se cerraron fuertemente, no queriendo ver lo que sucedía. En su mente toda una sucesión de imágenes acontecía.
Sirius junto a la Orden. La profecía rota. La risa de su padrino. La horrible Bellatrix con una sonrisa maligna. Y aquella caída en aquel velo.
- Harry.- llamó Dumbledor amablemente.- Vamos, muchacho, nos están esperando.
De golpe, Harry retomó conciencia de donde se encontraba y que es lo que había ido a hacer. Bloqueó todos los recuerdos que se empeñaban en volver una y otra vez a su cabeza, mientras al lado de Dumbledor, se saltaban fácilmente el cacheo y el registro de varitas.
Tomaron uno de los ascensores dorados, junto con una mujer de estatura alta y porte elegante, que llevaba una sobria túnica gris, y un pasador negro en el pelo y junto a un montón de memorandos morados, que volaban sobre sus cabezas. .
El ascensor no tardó mucho en llegar hasta el piso al que director y alumno querían acceder. Las paredes eran de un color azul eléctrico realmente sorprendente, sobretodo por el exceso de luz, que se filtraba por las ventanas, desde las cuales se podía observar un caluroso día con un sol resplandeciente, pese encontrarse a finales de otoño, principios de invierno.
Los dos bajaron, mientras que la mujer continuó en el ascensor. Harry y Albus se dirigieron hacía la puerta del director de departamento, que era de un turbador color fucsia con unas estrellas amarillas que se movían por todas partes.
Harry entrecerró los ojos ante la falta de ¿seriedad? del lugar.
- Digamos que la directora de departamento es bastante especial, en cuanto a decoración.- soltó Dumbledor a modo de excusa.
- No hace falta que lo jure.-respondió el ultimo de los Potter.
- Buenos días Albus. ¿Qué tal has estado?- preguntó jovialmente una mujer bastante joven.
Su mirada era marrón y penetrante, sus ojos tenían una graciosa forma achinada y su piel tenía un ligero toque de broceado. Su pelo rubio estaba recogido en una coleta. E iba vestida con un ajustado pantalón negro de corte diplomático y un jersey de punto azul oscuro.
- Muy bien, Olive. ¿Y tú? ¿Pensando en renovar la decoración de tu departamento?
- ¡Oh! No... Está genial, tal y como está. Piense la gente lo que piense. Pero que maleducada soy, siéntense por favor.
Ella recogía unos archivos en un registro.
- Bien... Tú debes de ser el Señor Potter. ¿Verdad? – preguntó ella mirando al chico.- En las revistas sales diferente. Un placer conocerte.
La vista de la mujer inevitablemente se fue hacía la frente de Harry. Y se encontró con un tupido flequillo negro, desordenado.
- Bueno, Teresa te espera en su oficina, para el examen de Transfiguraciones. Más tarde tendrás Encantamientos y para terminar Astronomía.- la mujer le paso unos papeles y junto con un horario.- Cuando te toque la parte escrita, volverás a mi despacho. Suerte.
- Gracias por todo, Olive. Yo tengo que marcharme, tengo unos cuantos asuntos que atender con el ministro. Hasta el medio día Harry.
- Adiós, Albus.- respondió el supervisador mientras a su vez, el también se levantaba.
Los dos salieron de la estancia y Harry comento en apenas un murmullo.
- No parece del tipo de gente excéntrica.
- No es una persona excéntrica, simplemente le gusta lo "futurista".- contestó Dumbledor en el mismo tono de voz.
¿Algo futurista? Si, Harry había olvidado que estaba hablando con Albus Percival Wulfric Brian Dumbledor, rey de lo insólito.
Harry suspiro mientras se metía en el despacho de aquella mujer, "Teresa".
Los exámenes en general fueron mucho mejor de lo previsto, para Harry. Parecía que aquellos días eran los días adecuados para que Potter pasara las pruebas.
La mayoría de los examinadores con los cuales había tenido que hacer frente, eran muy agradables, aun que correctos y serios. Otros cuantos estaban bastante contrariados del por que Harry Potter, niño de oro, podría pasar sus exámenes antes que los demás. Sentían como dándole importancia al niño que vivió, y no les hacía ni pizca de gracia.
En definitiva, Harry Potter, mucho más relajado y tranquilo, volvía a Hogwarts, acompañado de la profesora de Transformaciones y subdirectora del colegio, charlando amenamente de lo que supondría que Harry ya no se encontrase en el colegio, por lo menos en lo que se refería a clases, por supuesto.
- ¿Y qué es lo que piensas hacer ahora?- preguntó Minerva con curiosidad.
Hola a todos,
Bien, después de siglos sin actualizar, aquí me tenéis, con un capitulo algo más largo, como regalo de navidad :D . En fin, espero que os haya gustado, no tengo mucho que decir, más que desearos unas muy buenas fiestas, y un feliz año nuevo.
Así que dejándoos unas cuantas traducciones de algunas palabras en Quenya del capitulo, me despido.
Aran: Rey
Arandor: Tierra de Reyes
Eärendur: Sirviente del Mar (nombre Masculino)
Elemmíre: Nombre dado a Mercurio, significa: "Joya de las Estrellas"
Súrion: Significa "Hijo del Viento" (Nombre Masculino)
Valaurco: Demonio de Poder
Vanimeldë: Significa "La Hermosa y Querida". (Nombre Femenino)
Gracias por todo,
BeSoS,
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Respuestas a los reviews:
Javi Fernández: ¡Eres un cielo! Jajajaja, pero no deberías dejar de estudiar por leer uno de mis caps (aun que me halague mucho)... No hay que descuidar los estudios ;) En fin, muchas gracias por tu constante apoyo. BeSoS.
Sacralo: ME alegra que encontraras finalmente el capitulo perdido. En fin, muchas gracias por leer. Hombre, la verdad es que es posible que algún día, en uno de los capítulos próximos, cuente algo más de lo que ocurrió con los elfos, pero por el momento. Muchas gracias. BeSoS.
Eva Vidal: Bueno este es bastante más largo... como 7 paginas del Word, así que espero que no te haya parecido tan mal. De momento pienso que Harry ya tiene demasiado problemas en la cabeza, como para que ahora empiece a pensar en una novia... (si que entiendo lo que quieres decir)... Pero no desesperes, todo llegara. BeSoS.
CMBLupin: Muchas gracias por todo, eres un sol... Te quiero mucho yo también. Cuidate. BeSoS.
MelinJJ: Me alegra que mi historia te guste. Gracias y BeSoS.
Kary Anabell: En fin, espero que este capitulo también te haya gustado. Saludos. BeSoS.
Garry: Espero no haberte dejado en estado de choc, otra vez, por haber escrito todo un capitulo en dos días... El otro día cuando te dije que no tenía nada es que no tenía nada de nada... XD XD... BeSoS.
LeoHagrid: ¿Niña prodigio? Niña si, pero prodigio... crumm... XD XD... Lo de Harry con Hermione es muy poco probable, por que no quiero caer en lo típico... En mis exámenes me fue todo lo bien que se puede... En fin, gracias por todo. BeSoS.
Nelly Esp: Bueno, te he agregado pro fin al messenger... Si te digo la verdad... Ni siquiera había visto tu dirección en el review hasta el otro día :( :( En fin... Ya te he agregado, a ver si hablamos... Esperando que te haya gustado el capi. BeSoS.
Lynn Kadyarse: Me alegra que te haya gustado la mezcla, por que la verdad nho estaba muy segura de si iba a funcionar muy bien. :S :S En fin... Espero que este capi también te haya gustado. BeSoS.
XaYiDe La MaS PiLLaDa: Bueno para que veas que sin presión trabajo también perfectamente... Ahora te avisaré... Voy a ver si estas conectada... En cuanto suba el capi... Para que luego te quejes :P En fin, me encanta que te guste el capi, y espero que este también te guste... Hay más elfos... En fin... Gracias, y BeSoS
DoXy-Lovegood: Bueno yo te dire que con las actualizaciones es según me venga... Soy muy poco extricta conmigo misma en ese aspecto. En fin, epseor que te haya gustado este capitulo... BeSoS.
Gandulfo: Bueno es más largo, y he tardado menos en actualizar. ¿No te parece? En fin, aun asi, epseor que te haya gustado. BeSoS.
Lalwen Tinuviel: Bueno, bueno, este capitulo es aun más largo... Y espero que continue siendo interesante, por supuesto. En fin... BeSoS.
Taigrin Dido : Me alegra mcuho que te encante este fic. Bueno yo para las actualizaciones soy muy poco rigurosa, soy incapaz de predecir si voy a actualizar, en una semana, en un mes o en seis. En fin... Espeor que este capitulo también te guste. Gracias. BesoS.
Gracias por todo a todos,
Saludos,
BeSoS,
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