Capitulo 12: ¿Profesor Potter?
- ¡Severus tranquilízate!- ordenó con voz autoritaria Dumbledor.
- ¿Cómo demonios quieres que me tranquilice, Albus?- bramó el ex mortifago.
Al lado Fay chascó la lengua con desaprobación.
- Bien, cuando te serenes, seguiremos la conversación.-concluyó Dumbledor después de darle un sorbo a su taza de té verde.
- ¡No! Albus, tienes que entender, no quiero que ese mocoso de clases y muchísimo menos a Luise. ¡MERLÍN ES POTTER!
- Severus, si vas a continuar gruñendo, te sugiero que abras la puerta y salgas de mi despacho.- dejó Dumbledor antes de meter uno de esos deliciosos caramelos de limón en su boca.
- ¡Albus! En nombre de la cordura...- empezó Severus con una voz más baja.
- ¿Una taza de té?- preguntó Dumbledor cortando de llenó al profesor.
- ¿Café?- pidió Fay.- ¿Unas galletitas?
Dumbledor hizo aparecer lo que el profesor de Defensa le había pedido.
- Yo también tomaré café, por favor.- dijo una malhumorada Diana, lanzando miradas asesinas a Severus.
- Bien. ¿Algún asunto más que les trae a mi despacho?- preguntó Dumbledor mirando atentamente dentro de uno de los cajones de su mesilla.
- Albus. Me niego totalmente a que Potter de clases a Luise.
- De acuerdo, estoy más que convencido de que Olympe le admitirá en Beauxbatons... O Cliodna en Durmstrang...
- Sabes que si Luise entra a Hogwarts, después de tanto tiempo, es precisamente por que primero la educación es mejor que en otros centros, segundo la seguridad y tercero estar conmigo.- Diana resopló.
- Bien, pues si quieres que entre a Hogwarts son con las condiciones que impone el director, y ese hasta nuevo aviso soy yo, así que tu sabrás lo que haces. Ahora si no tienes nada más que decirme.- el premiado mago señalo la puerta con una de sus estropeadas manos.
Snape gruñó antes de salir de la habitación circular dando un portazo.
- Debería tomar alguna poción tranquilizante. Los nervios no le hacen ningún bien.- soltó Dumbledor, tras un prolongado suspiro.
Barra- ¿Me llamabas?
- Si, Harry, siéntate.
El Gryffindor hizo lo que le pedía y miró atentamente con sus ojos verdes chispeantes a los azules orgullosos del director de la escuela.
- ¿Qué quería director?
- Bien, he recibido los resultados del tus EXTASIS...Permíteme felicitarte.- Dumbledor le pasó un sobre a su nombre.
- Gracias.
- Bien, y tengo unos cuantas ofertas que... míralas tu mismo.
Dumbledor le pasó diferentes sobres la mayoría de ellos con el sello del Ministerio, Harry alzó una ceja mirando directamente a Dumbledor.
- Los resultados de los EXTASIS son entregados a los diferentes departamentos, y cuando encuentran a alguien que les interesa, le mandan una proposición... Aun sin haber prolongado sus estudios y haberse especializado...
Departamento de Accidentes Mágicos y Catástrofes: Fuerza de prueba de la invisibilidad, Oficina principal de Desmemorizantes, Escuadra de Inversión de magia accidental... Departamento de Cooperación Mágica Internacional: Oficina de la ley mágica internacional, Confederación internacional mágica (asientos británicos)... Departamento de Entrada en Vigor de la Ley Mágica: Escuadra de la entrada en Vigor de la Ley Mágica, Cazadores de Magos Oscuros, Oficina del Uso inapropiado de la Magia Control de equipamiento mágico... Comité de experimentación... Departamento de Educación... Departamento de Misterios... ¿¡Departamento de misterios¡?
- ¿Qué demonios es esto?- preguntó Harry tras haber leído todos los encabezados de las cartas.
- Ofertas de empleo, Harry.
- ¿A mí?- inquirió el supervisador con una ceja alzada.
- Abre tus notas de los exámenes y lo entenderás. Además y por si fuera poco eres Harry Potter.
Harry bufó molesto.
- Esas eran las del ministerio. Pero la información debe de haberse filtrado. - el anciano sacó otro tacó de cartas cerradas.- Estas son las de empresas y instituciones privadas.
Harry miró otra vez todos los encabezados de las cartas y se sorprendió bastante. Había unas diez de equipos profesionales de Quidditch.
- ¿Quidditch?
- El torneo de los tres magos.- dio como explicación el hombre. – Muchos ojeadores pasan en los torneos más reconocidos para ver si alguien merece la pena.
Harry miró estupefacto al hombre de barba blanca.
- ¿En serio?- preguntó el muchacho incrédulo.
- Totalmente.
- ¿Todo esto son ofertas de empleo? ¿Para mi? Y yo, que ni siquiera sabía que es lo que quería hacer...
- ¡Oh! Y Amelia me ha mandado decirte que si tu intención de hacerte Auror sigue en tu cabeza... Estará más que encantada de hacer que la sección de Aurores te coja, mientras completas tu formación.- completó Dumbledor con la mirada apagada.
- ¿En serio?
- Si.
- ¡Genial! Me lo tendré que pensar. Con tú permiso, Albus.
- ¡Harry! Espera, siéntate, por favor.
El chico hizo lo que le pedía.
- Una ultima pequeña cosa. Una nueva alumna va a ingresar en la escuela. Minerva no la quiere en sus clases, Diana tampoco, aun que seguramente estará en clase con Ferdinand, Filius ha prometido intentarlo y Pomona no sabe que es lo que va ha hacer. Luego tenemos a Rubeus, Vector, Sinistra que le van a dar una oportunidad. Me preguntaba si querrías ingresar en el cuerpo docente de la escuela.
- ¿Es una oferta?
- Si. Del sueldo, podremos hablar si aceptas. Así como de tus obligaciones y derechos.
- Lo que no entiendo es por que no le admiten en sus clases.
- Si te quedas podrás descubrirlo. Luise es todo menos una persona fácil.
- ¿Luise?
- La alumna nueva.
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- ¡Es, es, es, es increíble Harry!- dijo una voz extremadamente emocionada.
- Ya...¿Qué hago?
Unos ojos avellana le devolvieron la mirada seriamente, mientras la dueña de estas se mordía en labio inferior y torcía la nariz en una mueca muy extraña.
- Tio, es increíble. ¡Los Kenmare Kestrels, los Caerphilly Catapults, los Murciélagos de Ballycastle y los Monstrose Magpies...! Y esos los de aquí cerca...
- Ron, existen más cosas que el Quidditch... Harry creo que deberías...
- ¡Existen más cosas que el estudio, Hermione!
- Ronald...
Desde ese momento Harry ni siquiera prestó atención a la conversación, sin embargo haciendo que todos los sobre abiertos se aparecieran en la habitación que había ocupado en verano, salió de la sala común rápida y sigilosamente.
- Buenas tardes, Harry.- suspiró Blaise al entrar a la habitación poco después que el Gryffindor. - ¿Qué haces?
- Mirar ofertas de empleo.
El Slytherin alzó elegantemente una ceja.
- ¿Qué quieres decirme con eso?
- Bueno, hace semana y media estuve faltando varios días.
- Llevas faltando desde principios de curso.
- Detalles sin importancia. Estuve pasando los EXTASIS.
- ¿Me tomas el pelo?
- Para nada.
- Pero...
Harry se encogió del hombros sin quitar los ojos del los pergaminos que sostenía entre sus manos.
- ¿Tienes tus calificaciones?- preguntó Blaise curioso.
- Míralas tu mismo. – Harry el pasó uno de los pergaminos que tenía por ahí.
El otro supervisador, examinó el papel y no pudo menos que exclamar.
- Increíble. Para ser tú, increíble.
- ¿Qué pasa conmigo?
- Bueno, nunca se te han dado bien los estudios. ¿No?- dijo avergonzado Blaise, dándose cuenta de lo que había dicho.
- Tienes razón.
- ¿Y quien te ha mandado una oferta de empleo? ¿No se supone que tienes que especializarte antes?
- Parece ser que da igual.
- Déjame ver.
Minutos después Blaise exclamó de nuevo.
- ¡Doblemente increíble! ¡Los Monstrose Magpies! ¡El Departamento de Misterios!
- Dumbledor también me ha ofrecido un puesto en Hogwarts. Y Amelia Bones le ha dicho al director que podría ingresar en la sección de Aurores, mientras completaba mi formación.
- ¿En serio? No te lo montas nada mal, eh, Potter... Ya me gustaría a mi tener semejantes influencias...- dijo en tono burlón el Slytherin.- Siendo el niño que vivio...
- ¡Calla Blaise o te parto la cara!- dijo medio en serio el Gryffindor.
- No serás capaz.
- No me tientes mucho, Zabiny.
Los dos jóvenes se echaron a reír, felices.
- ¿Y qué vas a hacer?- preguntó Blaise tras unos momentos de silencio.
- No lo sé. ¡No lo sé! ¿Quién decía que encontrar trabajo era difícil? Mucho más difícil elegir entre tantos...
El Slytherin comenzó a reírse para llevarse una mirada asesina de parte del Gryffindor. Alguien llamó, aporreó, la puerta, haciendo que Harry se levantará para abrir la puerta.
- Te estaba buscando, Harry.- dijo la voz extremadamente tranquila de Dumbledor, ante la mirada aturdida de Blaise.
- Toma asiento, Albus.- dijo burlonamente Harry imitando al viejo director.
- Si, si descuida, contaba hacerlo. En fin... Me preguntaba si aceptabas mi propuesta... Es para ponerme a buscar a un sustituto.
- Creo que... no...
El director le miró con sorpresa.
- No dejaría pasar una oportunidad así. Al fin y al cabo, Hogwarts es mi hogar.
- Me alegro mucho, Harry.
- De todas formas, después de que ella se gradué, podré hacer lo que quiera... Y teniendo en cuenta eso... Prefiero decidirme junto a todos mis compañeros...
- Supongo que la mayoría de las ofertas que te han hecho son de por vida. ¿No?
- Si. Exactamente.
- Chicos, un placer haber charlado con vosotros. Hablamos después de la cena, Harry.
El Mago Jefe del Wizengamot salió por la puerta tan rápidamente como había entrado. Para tener la edad que tenía, andaba realmente rápido.
- ¿Ese era Dumbledor?- preguntó anonadado Blaise.
- Si, creo que si.- contestó con el ceño fruncido su interlocutor.
- ¿El director de la escuela?
- Que yo sepa y de momento si.
- ¿Tuteas a Dumbledor?
- Eso parece.
- ¿Te parece normal?
- Bueno, lo que se dice normal, mi vida no es, así que...
Barra
- Bien, alegrar esas caras chicos. El espíritu Navideño está presente en todas partes.- dijo Dumbledor, el día 20 al medio día, después de que la mayoría de alumnos volvieran a sus casas.
Snape bufó con desacuerdo. Quedaban unos pocos alumnos, más que otras veces... Pero no muchos más. En el castillo estaban alrededor de 30, contando a los profesores que se habían quedado, ya que unos cuantos de ellos, habían marchado a sus casas por navidad.
- El postre estaba delicioso, tendré que pedir que lo repitan más veces.- hizo una pausa.- ¿Qué les parece si decoramos el Gran Comedor, entre todos? Sería un buen entretenimiento.
Más de uno suspiro mentalmente, antes de asentir con la cabeza. Aquella pregunta a oídos de todos había sonado casi como una orden. ¿Quién se atrevería a decirle que no a Dumbledor: uno de los más excéntricos, locos por la navidad y el sentimiento de compañerismo? Pese a no pertenecer a la casa de los leones, honrados y valientes, alguien si que se atrevió.
- Albus, si me permites, yo tengo mucho trabajo en mi despacho. Muchos exámenes para corregir.
"Buen intento Snape" pensó Fay con una sonrisa burlona.
- Vamos, vamos Severus. Ya tendrás tiempo de corregir. Ya sé que te entregas mucho a tu trabajo. Pero estoy seguro de que con tu ayuda, iremos más rápido.
- No puedo dejar el trabajo, luego se acumula, Albus.- insistió el oscuro profesor.
- ¡Oh, si, si! Severus, ya sé que eres incapaz de dejar de lado tus obligaciones por un poco de placer. Por que estoy más que seguro que estás desolado al no poder decorar el Gran Comedor.- la mirada azul penetrante de Dumbledor se clavó en la azabache del profesor.- Como director te doy permiso para aplazar tu trabajo.
Snape maldijo un millón de veces a Dumbledor con sus estúpidas ideas, mientras escuchaba las risas ahogadas de todos aquellos niños impertinentes y ingratos.
- Severus, ya has oído. ¿Qué ponemos guirnaldas de color morado o rosa?- preguntó Ferdinand burlonamente.
- Vete a la mierda, Ferdinand.- respondió de inmediato Snape, aun furioso aun que con la misma mascara de mármol cubriéndole todo el rostro.
Day rió a carcajada limpia con la mirada exterminante del profesor de pociones sobre su figura.
- Señores, por favor. No creo que sea el momento de discutir.- paró Dumbledor.
El hombre hizo aparecer unas veinte cajas llenas de adornos a rebosar.
- Normalmente prefiero traerlos de la naturaleza, pero eso nos entorpecería así que...
Trazo varios círculos en el aire y cuatro enormes pinos aparecieron de la nada.
- ¿A qué esperan?- preguntó Dumbledor jovialmente.
Harry con una sonrisa, sabía que Dumbledor no cambiaría de idea, se acerco a una de la cajas, conjuro un Wingardum Leviosa y la trasportó hasta cerca de uno de los árboles. Con varios movimientos de varita, hizo que las guirnaldas comenzaran a enroscarse en el árbol.
- Magnifico, Harry.- exclamó Albus.- Aun que creo que si la tercera guirnalda verde pasará ligeramente por encima de la segunda roja, quedaría mucho mejor.
Potter entornó los ojos, antes de hacer lo que el director le había mandado. Poco a poco todos los alumnos que se habían quedado en la escuela, se animaron y comenzaron a decorar el Gran Comedor.
Las guirnaldas volaban de un lado a otro. Las bolas de colores pasaban de las cajas a los árboles increíblemente rápido. Las diferente figuritas de cristal que se movían alegremente, eran colocadas con cuidado por todas partes.
Y Dumbledor ayudaba a todos los alumnos, extremadamente impresionados por la alegría y la felicidad que desprendía el anciano y por la desenvoltura que mostraba.
El pequeño profesor de Encantamientos estaba más que feliz de poder dar consejos a todo el mundo sobre encantamientos, mientras que la estricta profesora de Transformaciones, iba de un lado para el otro, transformando objetos o haciendo que los objetos mostraran un aspecto navideño. Ajeno a todo ese ajetreo y esa "felicidad" Severus Snape, conocido por ser inflexible y serio, se encontraba poniendo espumillón haciendo pequeñas olas por toda la pared de la habitación. De vez en cuando lanzaba miradas asesinas al director que aumentaba su sonrisa.
Pasaron toda la tarde decorando en Gran Comedor y el vestíbulo. Todos estaban agotados, aun que satisfechos. Las decoraciones habían quedado extremadamente bonitas y muy navideñas. Además alguien, no se sabía quien, Harry, había encantado los árboles para que pareciera que estaba nevando y las ramas se llenaran de nieve de vez en cuando.
- Muy buen trabajo. Bien, todas las casas recibirán 20 puntos por cada participante en la decoración de navidad. Y otros 10 por persona por haber trabajado con tanta compenetración y sin altercados. Me siento enormemente orgulloso de su trabajo, señores. Si no me equivoco la cena ya está preparada.
Todos los alumnos volvieron a entrar al Gran Comedor con unas formidables sonrisas. Dumbledor sería un loco y un excéntrico, pero aun así, sabía reconocer el trabajo que había hecho todos.
- Esta tarde a sido genial.- comentó Blaise, juntándose al trío de oro, junto con las dos supervisadoras.
- Y que lo digas Blaise.- dijo Hannah a su vez.
- Dumbledor no suele tener malas ideas, chicos.- declaró Harry relajadamente, reduciendo la tensión que se había acumulado.
- Eso depende del momento.- soltó Hermione con una sonrisa.- Pero tengo que admitir que decorar el Gran Comedor, ha sido muy divertido.
- ¡Ha sido genial!- manifestó Ron con mucha más énfasis que los demás.- Y ahora la cena. Espero que de postre haya el mismo pastel de limón que este mediodía. Estaba delicioso.
- Tenías que ser tú Ron. La comida te pierde.
- A ti los estudios y por eso no me meto contigo.
Las risas de los cuatro acompañantes hicieron que Ron y Hermione dejaran de mirarse con ganas de matarse.
- ¿Nunca habéis visto una pelea?- preguntó Hermione con una ceja alzada.
Ron se puso al lado de Hermione y asintió con la cabeza, haciendo que el pelo se le fuera para adelante.
- Es verdad. No sé de que os reís.
- Vamos, Ron. No merecen la pena.- contestó Hermione mientras pasaba su brazo por uno de los del otro prefecto y entraban al Gran Comedor triunfantes.
Las carcajadas que se oían aumentaron audiblemente, lagrimas corrían por las mejillas de las dos chicas, de lo que se estaban riendo.
- Es definitivo, son los dos iguales.- comentó Lisa, antes de entrar al comedor y ante la vista de los dos amigos sentados al lado hablando tranquilamente, volvió a echarse a reír. Como pudo llego hasta la mesa para sentarse y continuar riendo tanto, termino doblaba contra la mesa.
Los otros supervisadores no estaban mejor, solo que estaban repartidos en todo el trayecto hasta la mesa. Harry el que más cerca se encontraba, seguido de Blaise y Hannah que estaban bastante cerca.
- Parece que nuestros supervisadores han encontrado algo muy gracioso.- observó Dumbledor con una sonrisa.-¿Podrían compartirlo con nosotros?
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- Vamos, despierta. ¡Rapido! Harry... ¡POTTER!
El acebo, 28 centímetros, flexible y la sola pluma de fénix que componían la varita del mundialmente famoso Harry Potter, se encontraron apuntando directamente a la garganta del que se suponía era su mejor amigo.
- ¡Ah! Eres tú.
Harry se giró dejo la varita en la mesilla y se acurruco más contra las sabanas.
- ¡Levántate! ¡PEREZOSO!
- ¡Deja de gritar Weasley!- gritó a su vez Harry, mientras se tapaba los oídos.- Hay gente que quiere dormir.
- No, el día de Navidad.
- Si, después de una fiesta y su consiguiente y primera embriaguez.
- Vamos, vamos. Levanta.
- Déjame en paz, Ron. Y recuérdame que le diga a Blaise que la próxima vez que piense montar una fiesta, avise de que en vez de bebidas poco alcohólicas solo va a llevar Whisky. No me sienta bien.
- No haber bebido tanto.
- Ron. ¡DEJAME EN PAZ!
- Es Navidad, chicos. Tranquilidad.- comentó la voz serena de Zabiny, saliendo del cuarto de baño, apenas cubierto con una toalla roja, chorreando agua.
- ¿Qué haces tú aquí?- preguntó Harry abriendo uno de los ojos.
- Me quede a dormir aquí después de traerte. De todas formas solo estáis los dos... Deberías decir a Dumbledor que cambiaran los colores de vuestras toallas. Solo tenéis toallas en rojo y oro.
- Bueno eso es culpa de Fred y George, si sales con esa toalla fuera del "territorio Gryffindor", se volverá blanca, con su consiguiente escudo de Hogwarts, en vez del de Gryffindor. Ellos encantaron todas las habitaciones en uno de sus experimentos para que ocurriera eso.
Entonces Blaise se dio cuenta que de uno de los lados de la toalla, había un enorme león.
- Los elfos se volvieron locos cuando vieron lo que pasaba.- comentó Ron.
- ¿¡Vais a hablar toda la mañana!?- preguntó irritado Potter.
- Querrás decir la tarde. Son las 12. – replicó Blaise con una sonrisa.- Date una ducha, luego te daré algo para que el dolor de cabeza remita un poco. Pero date prisa, Potter.
El moreno hizo lo que le pedían más que por gusto, por que Blaise le había dicho que le daría lago para el dolor de cabeza si lo hacía.
¿A quién se le había ocurrido aquella maravillosa idea de montar una fiesta? ¡Oh! Si. Lisa y Hannah, no sabía que aquellas dos eran extremadamente animada y estaban encantadas de organizar fiestas. Así que se había apoderado de una de las inmensas aulas vacías. La habían limpiado a fondo y la había decorado. Luego había avisado a todo el mundo y pedido permiso a Dumbledor, que bajo la mirada desaprobatoria de Minerva McGonagall, se lo concedieron.
Blaise se había ocupado de la bebida. Él de la "publicidad". Hannah, Lisa y Hermione del decorado y la limpieza. Ginny y Luna de la música. Y para finalizar, Ron había insonorizado la sala con un hechizo que se había encargado de buscar.
Todo había salido genial. Todos, de todas las casas, habían asistido. Para los jóvenes, Blaise había dispuesto un montón de cervezas de mantequilla, que estaban encantadas para que todos los de 5 en adelante, fueran incapaces de acogerlas... Obligándolos a coger, o té de Ortiga (realmente repugnante), Ron de grosella, Whisky envejecido de Ogden, Whisky de fuego o Whisky puro de malta.
No hacía falta decir que todos los mayores, habían terminado extremadamente borrachos o en un mínimo alegres.
El efecto de la música alta y la bebida, había cambiado radicalmente a todos. Harry había demostrado ser un autentico Don Juan, había terminado con una de las Patil, besándola con ardiente fervor.
Hermione, había dejado atrás toda su conciencia y se había dedicado a ligar de maneras muy descaradas con todo el que se le pusiera delante. Y el afortunado había sido, ni más ni menos que Blaise Zabiny supervisador y integro Slytherin que no se había olvidado de instalar unas cuantas cámaras por toda la habitación.
Que él supiera, sería realmente la primera fiesta que los Gryffindor de la quinta de Potter, celebraban... Y eso era algo que había que recordar.
Ronald Weasley por su parte, había terminado haciendo muy buenas migas con Hannah, que se había mostrado bastante cooperante en cuanto a meter mano al alto pelirrojo.
El resumen de la fiesta: un desmadre total, extremadamente divertido para todos los que se acordaban de él. Habían estado jugando a varios juegos de prendas, poco antes de que la mayoría fuera inconsciente de lo que hacían... Y había sido, por lo menos recreado.
Un ojeroso, pero ya sin dolor de cabeza, Potter, bajo por las escaleras que conducían a la Sala Común, con lentitud. En la Sala, estaban sentados todos los Gryffindors que se habían quedado: Euan Abercrombie; Lavender Brown; Andrew Kirke; Geoffrey Hooper; Ginny Molly Weasley; Parvati Patil,; Hermione Jane Granger.
Hay que decir, que en la casa Gryffindor, era en la que más gente se había quedado, y eran la mayoría de cursos altos.
- Buenos días, chicos.- soltó Harry reprimiendo un bostezo.
- Hola.- respondieron la mayoría, demasiado centrados en sus regalos.
- Te esperábamos para abrir los reglaos Harry.- dijo Hermione poniéndose roja al ver a Blaise que se sentó especialmente cerca de la morena premeditadamente.
- ¿Han traído mis regalos? Los elfos están en todo. – observó Blaise con una sonrisa, antes de pedir.- Hermione. ¿Serías tan amable de pasarme mis regalos?
- Claro.
La morena hizo lo que le pedían, y cuando le fue a pasar el ultimo de los regalos, las dos manos se rozaron levemente haciendo que Hermione casi dejara caer el regalo y se pusiera exageradamente roja.
- Gracias. ¿Abrimos los regalos? ¿O vamos a observar los envoltorios?- preguntó Blaise con sorna.
- Empieza tú, Blaise.
Empezó a abrir los regalos mientras iba soltando comentarios para recordarse que tenía que mandar cartas. En el que tardo bastante más fue en uno, envuelto sobriamente en un paquete verde, con un pequeño lazó plateado. Hizo que todos se apartaran ligeramente antes de desenvolver el paquete con cuidado.
- ¿Se puede saber que le pasa a ese paquete?- preguntó Ron de malas maneras, no le había hecho ninguna gracia tener que levantarse, bajo las ordenes del Slytherin.
- El año pasado le pasaban tres bombas fétidas y dos bengalas especiales. Y el año anterior, una capa de sustancia verde que si la tocabas, toda tu piel se volvía de colores intermitentes. El anterior una pequeña bomba, que estallo en mi cara... Y así continuamente.
Con extremada facilidad, saco el papel, y leyó la nota que se encontraba encima de la caja de madera en la que se encontraría el regalo.
- ¿Y bien?- preguntó Harry.
- ¡Este hombre está loco!- soltó Blaise antes de reírse y echar la nota al fuego, abrió la caja y vio entre diferentes capas de seda negra, un pequeño talismán, que contenía un medallón con una piedra azul cielo en medio.- En cuanto lo pille lo mató. Le ha tenido que costar un dineral.
Harry asomo la cabeza por encima del hombro de Blaise y vio para gran estupefacción suya el colgante.
- ¿Lapislázuli? ¿Un colgante del espíritu? –Hermione miró a Harry esperando que bromeara.- ¿Quién te ha regalado eso?
- Draco. Ya sabía que yo andaba detrás de uno de estos... Voy a tener que darle muchas veces las gracias. Aun que mi regalo precisamente no se queda corto.
- ¿Pero sabes las propiedades que tiene ese colgante?
- Piensa, Potter, piensa. Para que lo querría, si no supiera para que vale. ¿Eh?
- Pero... Un colgante del espíritu.- razonó Hermione en voz alta.-Es imposible... Solo existían dos... Uno se perdió con la Atlántida y el otro se entrego a un portador y a sus descendientes...
- ¿Colgante del espíritu?- preguntó Ron perdido, compartiendo su duda con su hermana.- Hay gente que no se pasa el día estudiando por placer, os recuerdo.
- Pues deberías hacerlo.- contestó Hermione.- ¿Estáis seguros de que es verdadero?
- Créeme, Draco podrá ser todo lo que tu quieras, pero raramente se deja engañar, mucho menos timar...- defendió Blaise.
- Entonces, es verdadero...- concluyó Hermione.
- ¿Qué vas a hacer con él?- preguntó Harry con una ceja alzada.
- Por de pronto ponérmelo.
- Si te lo pones el colgante te puede considerar indigno.- comentó Potter.- Y las consecuencias...
- ¿Matar? Pero que dices Potter... Este colgante...
- Ese colgante es igual que este.- cortó Harry.
Se puso una mano a la altura que se encontraría un colgante y un pequeño brillo azul salió por los bordes de la mano. Entonces Potter quitó la mano, para descubrir una replica exacta del que Blaise tenía entre las manos.
- ¿Tú tienes el otro?- preguntó Hermione con los ojos casi fuera de sus orbitas.
- Eso parece.- contestó Harry mirando a Blaise.- Si el colgante, no te considera digno de tenerlo, morirás.
- ¿Y a ti te considera digno?- preguntó Ron incrédulo.- Pero que digo, un colgante no te puede juzgar, es un objeto.
- Objeto mágico, Ron.- corrigió Hermione.- Si que te puede juzgar.
- ¡Entre todos, vais a terminar por volverme tarumba (loco)...!
- ¿Cómo conseguiste el colgante?- preguntó Blaise a Harry seriamente.
- Me lo regalaron... El día de mi presentación en sociedad.
- ¿Presentación en sociedad? Y no nos has invitado... Es que, que amigo...- comentó Ron.
- Lo siento, después de haber pasado un mes entre rejas, torturado y totalmente aislado, haber estado entrenando como un poseso, imposibilitado de decir cualquier cosa, bajo pena de muerte... Tienes razón, se me tenía que haber ocurrido montar una fiesta.- soltó con voz desagradable Harry.
- ¿Qué acabas de decir, Harry?- preguntó Hermione asustada.
- Nada, que te importe.- contestó de malas maneras Harry enfadado y con resaca.- Blaise, solo ten cuidado al ponértelo. ¿Ok?
- Descuida.- dijo Blaise.
- No, no.- Entonces Harry silbó de una manera tan aguda y fuerte que todos se giraron a mirarle.
Una enorme águila se coló por la ventana de la sala común. Harry le susurró unos cuantas palabras en elfico y está volvió a salir volando, rumbo al Bosque Prohibido.
- Abramos los regalos. ¿No os parece?
Todos se pusieron delante de sus regalos, con el pensamiento realmente en otra parte.
- ¡Harry!- exclamó Blaise incrédulo.- ¿Es para mí?
- Claro, ya que no tenías lechuza, me dije que no te vendría mal. Es un Augurey del Pacifico... Así que no debería darte muchos problemas, en lo referente a prever la lluvia. De hecho no debería hacerlo. Por lo demás, tendrás que buscarte la vida para cuidarlo... Seguramente Ethel sabe como hacerlo... En fin, ya te pasaré algún libro bueno, si es que no encuentras uno en la biblioteca.
- ¡Es precioso!- exclamó Ginny, al ver el pequeño pollito.
Era como un pequeño pajarito, rojo, con algunas franjas azules, en realidad no tenía nada que ver con el Augurey que se encontraba en las zonas de Inglaterra y Irlanda. Pero, sin embargo, como eran de familia, y tenían en general las mismas características, se les llamaba de aquella forma. De echo el Augurey era considerado como el Fénix Llorón.
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El Gran Comedor estaba precioso, como anteriormente ya se ha dicho. La enorme mesa ovalada en el centro, hacia que la estancia se viera mucho mayor y imponente. Unas graciosas guirnaldas de colores pendían en forma de V por toda la vuelta de la mesa de madera maciza. Los Huevos Sorpresa habían sido dispuestos como años anteriores. Poco a poco la estancia se fue llenando.
Dumbledor abrió su Huevo Sorpresa, un enorme gorro con una especie de careta, salió de este, junto a un pequeño bastón de colores, el perfecto dulce. Lo primero que hizo el director fue ponerse el extraño y horrible gorro, y lo segundo fue comerse el caramelo.
Poco a poco todos le imitaron. Todos los comensales parecían salidos de carnavales. Los diferentes gorros y antifaces adornaban sus caras. Hasta Snape llevaba un pequeño gorro de colores fluorescentes, que le había puesto Diana, y un antifaz con millones de pequeño brillantitos de colores. Con aquellos objetos, parecía una persona, por muy increíble que se pueda considerar.
- ¡Feliz Navidad a todos!
Todos respondieron de la misma forma al director.
- Por cierto, Harry... Muchas gracias por los calcetines.- comentó el director, al chico que se encontraba muy cerca suyo.- Espero que el diario te haya gustado.
- Mucho. Gracias... Es bueno tener algo así.
- No sabía que comprarte... Eres alguien difícil, Harry.
- No lo digas muy alto, por que tú no eres mejor.- soltó Potter antes de echarse a reír con el director.
Todos pasaron un día de Navidad extremadamente agradable. El pequeño percance de los amuletos, ligeramente olvidado. Todos los alumnos, acompañados de los profesores, jugaron a una batalla de nieve. Aun que al principio, solo Fay y Diana se había atrevido a jugar, tras una cuantas bolas bien lanzadas, todos, hasta el director, luchaban.
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Era alta, delgada, su pelo era negro como el tizón, mientras que sus ojos eran de un azul mar, extremadamente fríos. Andaba recta, con la pose digna de la realeza. Aun así sus caderas se contoneaban dándole una gracia peculiar y un toque de sensualidad.
La falda, ligeramente acortada del uniforme le sentaba de maravilla, al igual que un jersey de punto blanco que se le pegaba perfectamente al busto. Los zapatos prescritos por el colegio, había sido ligeramente transformados, hasta quedar con un muy pequeño tacón.
Anne Luise Snape Zealt, se dirigía al despacho del director de su casa, que cumplía también la función de tutor legal y padre sobre protector.
De hecho, Severus Snape era todo lo contrario a lo que era su madre. Su madre Mónica Zealt, era liberal, rica, generosa, aun que un poco versada en las Artes Oscuras. Tenía una melena rubia totalmente rizada y unos ojos avellana achinados. Tenía un muy ligero sobrepeso y una extraña manía que le hacía llevar una ridícula pulsera hecha de margaritas verdaderas conservadas por un hechizo.
Aun que las dos, Anne y Mónica eran muy diferentes, se llevan muy bien, y producían el tipo de relación madre-hija modelo. La vida de la adolescente era perfectamente feliz, su padre biológico, le mandaba una manutención enorme todos los meses, y el nuevo marido de su madre, era sin duda una persona excepcional.
Pero su madre insistía en que debía de dejar sus estudios en Salem, para ir a Hogwarts, cerca de su padre, en la seguridad de los muros del antiguo castillo. Así que allí estaba ella, delante de la puerta oscura del despacho del más temido de los profesores.
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Todos los alumnos habían vuelto. El Gran Comedor estaba lleno, Harry disfrutaba de su ultimo día, como alumno del colegio, charlando tranquilamente con sus amigos.
- Bueno chicos... Tengo que deciros algo.
- ¿Si, Harry?- preguntó Hermione con una sonrisa.
- Es el ultimo día que paso en Gryffindor.
- Pero...
- Por eso, he sacado todas mis cosas del cuarto...
- ¡¿A dónde vas?!
- Bueno, Dumbledor, me ha contratado...
- ¿Qué que?
- Lo que habéis oído.
- Pero... pero...
- Voy a ser profesor de una nueva alumna.
- ¿En serio?- preguntó Ron, por primera vez en toda la conversación.
- Si.
- ¡¿Te vas?!- preguntó Neville que no se había enterado muy bien de la discusión.
- ¡¿Cómo?! ¿Qué te vas? ¿A dónde?- curioseó Dean con cara de sorpresa.
- ¿Eh?- dijo a su vez Seamus.
- No me voy a ningún lado.- contestó Harry moviendo negativamente la cabeza, haciendo que su pelo se moviera de una forma muy graciosa.
- ¿Entonces?- preguntó Lavender a su vez alzando una ceja.
- Me parece que la conversación se nos ha ido de las manos.- comentó Harry.
- Si.- respondieron Ron y Hermione al unísono.
- Pues como os iba diciendo, he aceptado.
- ¡Felicidades Harry!
- Pero... Eso quiere decir que dejas el Quidditch.- los ojos de Ron se abrieron con mucha sorpresa al darse cuenta de aquello.
- Si.- dijo molesto Harry al ver que todas las miradas se dirigían hacia él: Ron lo había dicho demasiado alto.
Un enorme barullo se montó en la mesa de Gryffindor. Y el rumor no tardo mucho en pasar a otras mesas, hasta llegar a Slytherin. Malfoy no tardo en acercarse hasta Potter para molestar, pero antes de que el Slytherin pudiera abrir la boca. Harry saltó y lanzó un hechizo insonorizador a todos los leones.
- Bien.
Harry salió rápidamente de la habitación, rumbo a sus nuevos apartamentos. Eran enormes, en comparación a los que había tenido en verano. La entrada era un cuadro de una esfinge que se movía por todas partes haciendo preguntas ilógicas a todo el mundo. Después de dar la contraseña, "Sugus", cortesía de Dumbledor; el nuevo profesor entro a sus habitaciones. Nada más entrar, había un salón, bastante grande, con una enorme mesa, una millonada de estanterías, unos cómodos sillones de tejido desconocido para Harry y como en la mayoría de habitaciones del castillo, no faltaba la enorme chimenea. Las paredes eran de un tono amarillento.
Desde el salón, salía una enorme escalera de caracol, que conducía a una habitación muy espaciosa y agradable, con su baño. Y a una sala de entrenamiento, cosa que Harry estaba seguro, había sido idea de Ferdinand.
El chico se tumbo en el sillón, esperando que el dolor de cabeza, que todos aquellos chillidos y protestas le habían causado, remitiera.
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Sus ojos azules chocaron con los verdes de Harry, mientras ella levantaba una ceja y dirigía sus ojos hacia la frente de Harry, donde no consiguió ver nada más que pelo.
- Bien. Ya os conocéis, Harry... Ya sabes donde está el aula...
- Si Albus, la señorita Snape y yo, nos vamos.
- Que pasé una buena tarde, profesor.
Los dos anduvieron en silencio hasta llegar al aula. Sanpe miro desafiantemente a su profesor, mientras que Harry sacaba unas hojas.
- Hm... ¿Profesor?
- Llámame Harry, no creo que haya problemas con eso.
- ¡Oh! De acuerdo, supongo que puedes llamarme Anne.- contestó ella con una sonrisa.-¿Qué es lo que vamos a estudiar?
El aire angelical de la chica, ni siquiera hizo que Harry se inmutara, estaba seguro de que detrás de aquel aire, de yo no he hecho nada, de la chica, yacía el endemoniado espíritu Snape. Harry levantó una ceja y con soltura, se sentó encima de la mesa y respondió con otra pregunta.
- ¿Qué es lo que sabes?
- Creo que de momento se lanzar un lumus y un hechizo de elevación.- contestó ella con burla en su tono.
- ¿No? ¿Me hablas en serio? No sabía que iba a tener una alumna tan avanzada en la materia.- respondió Harry, sin cortarse para nada.
De un bote el profesor se puso de pie y examinó la cara de la chica. Parecía totalmente angelical, pero estaba seguro de que no por nada, varios profesores ni siquiera la admitían en sus clases. Los ojos de Harry estaban inexpresivos y su cara eran tan imperturbable, como la de Snape, padre, podía serlo.
Pensando en su siguiente "movimiento", Harry se paseo hasta el final del aula, que era realmente espaciosa, teniendo en cuenta que solo estarían allí, dos personas.
- Bien, como yo esperaba a tener a una alumna que tuviera el nivel de sexto, supongo que usted, debería pasarse por sus clases de 4 curso. Si no me equivoco, ahora mismo tienen Defensa con Diana Dubois.
Los dientes de la chica rechinaron ligeramente ante la mención de la mujer, aun así, Harry se dio cuenta y empezó a sacar conclusiones rápidamente.
Suponía que Anne, no soportaba a la novia de su padre, que seguramente según ella, solo buscaba el dinero de su "pobre padre". Y por lo que había podido observar, aquella mañana en la mesa de profesores, Diana y Severus estaban extremadamente separados y con la cara de haber pasado toda la noche discutiendo; Diana tampoco soportaba a la "niña mimada de papa".
- Me parece y si no me equivoco que te pagan para darme clases. ¡Damelas!
- Me parece y si no me equivoco que no estás autorizada para darme ordenes.
La chica se sonrojó, pareciendo casi molesta.
- Saca el libro de Transformaciones, pagina 35.
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- Maldito, maldito, maldito, malditos sean él y todos sus descendientes.- murmuró la chica con los dientes entrecerrados.
- ¿Se puede saber que pasa, Anne?- preugntó Draco mirando directamente a los ojos de su "prima".
- Ese maldito Potter. ¡¿Quién demonios se cree?!
- ¿Qué a pasado?
- Se a tirado la tarde respondiendo a todos y cada uno de mis comentarios. Y al final me ha mandado una redacción de 3 metros... ¡Para pasado mañana!
- ¿Te ha contestado a todos los comentarios? ¡No has tenido que ser muy dura!
- Claro que si. Pero es que es... parece que se esperaba todo. Y lo peor es que siempre respondía sonriendo. Estoy perdiendo facultades.
- No sera para tanto.
- Si, Draco, si... ¡He perdido todo mi encanto!- terminó ella con un tono dramático, quizás excesivamente catastrófico.
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Hola,
Felices Fiestas a todos, y Feliz Año Nuevo.
En fin, aquí os traigo mi pequeña actualización... No me convence para nada, creo que está vez me he pasado... Pero bueno, en fin... Todo es esperar a ver que es lo que os parece.
Gracias por todo,
BeSoS,
MiRuG
PD: Sé que lo de Blaise no ha quedado aclarado... Es el pequeño suspense de este capitulo... xD xD Y que tampoco he respondido a lo de los elfos... pero... hm ... .
Respuestas a los reviews:
Slyther88: Hola wapa... En fin... Gracias por todo... Como he dicho antes, sé que no respondí a lo de los elfos, ya veréis más adelante.
GaRrY: Bueno, pues toca de este, pero no desesperes, intentaré actualizar los demás.. xD xD :P:P
Gandulfo: Bien... Intentaré actualizar lo más pronto posible los otros... Gracias. :D
Kittychan: Me alegra que te guste. En lo referente al libro de Sly y Gry... Tranquila, en los capítulos siguientes, seguramente dé más detalles, pero no voy a decir nada más sobre el tema. A partir de ahora, y con el demonio que es Anne, veras seguramente a un Harry más Slytherin. Gracias. :D
m ru $ a (mar): Me alegra que te guste. En fin, muchas gracias por dejar el review. Gracias. :D
Eva Vidal: Bueno, eso espero, por que ya sabes que conmigo, otra cosa no sé, pero esperar está en el programa de todos los días. xD xD. Feliz Año. Gracias.
Lalwen Tinuviel: Me alegra que hayas tenido un 9 en Francés... Y espero que continúes así. ;) ;) En fin... la ortografía... es una causa perdida, aun que prometo que algún día, me pondré a volver a leer todo y intentar corregirlo u... Gracias. :D
Marinapotter: Me alegra que te guste. Gracias. :D
Juaniweb: Me alegra que te guste. Gracias. :D
Barby-Black: Bueno si, si es raro... Pero si te ha parecido raro, el capitulo anterior, no quiero ni saber que es lo que te va a parecer este. En fin... supongo que para ti, esta actualización, es genial, apenas unas horas después de que me dejarás el review... ;) En fin... Gracias. :D
Muchas gracias a todos, como de costumbre, gracias por apoyarme.
BeSoS,
MiRuG
