- Llegas con retraso. ¿He de castigarte para que seas puntual?
- Buenas tardes a ti también Severus – contestó Ginny, miró en la habitación y se dio cuenta de que no estaban solos, Draco también estaba. Sonrió, al no estar su hermano al acecho podría hablar tranquilamente con él.
- Buenas tardes – concedió Snape – Hoy necesito crear veritaserum, me lo han pedido, por lo que los tres haremos una cada uno ¿de acuerdo?
- Sí – dijeron los chicos. Comenzaron a hacer sus pociones, estaban en silencio, y no se sabía por qué, si porque estaban muy concentrados en su labor o porque hacía mucho que no estaban juntos, y no sabían de que hablar. Cuando llevaban más de la mitad de la poción hecha Snape se decidió a hablar.
- He corregido ya vuestros exámenes y trabajos. Estoy muy orgulloso de ambos, tenéis la nota más alta de vuestro curso, aunque… Draco, compartes el puesto con Granger.
- Normal – dijo Draco, miró a Ginny de reojo, y observó que tenía una expresión de asombro total - ¿Ginny? – preguntó para que reaccionara
- ¿En serio? – y funciono, la chica reacciono – Gracias – y saltó a abrazar a su profesor de pociones, dejándolo asombrado ante el entusiasmo de la joven, mientras, Draco sonreía por la escena.
- Ginny, vas a asustar a Severus – dijo Draco intentando aguantar la risa por la expresión de su tutor.
- ¡Huy! Lo siento… pero… muchas gracias – y le dio un beso en la mejilla retirándose a su caldero.
- He… sí… bueno, yo sólo he puesto la nota. EL trabajo era realmente bueno, es incluso mejor que el que me entregó su amiga Granger el año pasado, muy completo, y el examen, lo hizo francamente bien… sólo he hecho mi trabajo – dijo mientras poco a poco se recomponía.
- Srta. Weasley, ha logrado desmantelar al inmutable profesor de pociones, creí que no viviría para verlo. Me alegro de equivocarme – dijo una voz desde la puerta. Los tres se giraron y vieron a Dumbledore bastante divertido antes su propio comentario y detrás de él se encontraban Narcissa y Lupin, también sonriendo.
- ¡Mamá!
- ¡Remus! – ambos chicos se dirigieron a los adultos a abrazarlos.
- Hola preciosa, hacía muchísimo que no te veía… estás altísima, la última vez que te vi te sacaba casi dos cabezas, y ahora sólo dos dedos – e hizo un puchero que divirtió mucho a los presentes – estás echa toda una señorita. No me extraña que Arthur no pare de hablar sobre su querida hija – Ginny se sonrojó muchísimo – Hola Severus, hola Draco.
- Hola cariño – dijo Narcissa – cada vez estás más guapo, el amor te sienta bien – le susurró esto último al oído, sonrojando al joven – Hola Ginny – y abrazó a la chica sin soltar a su hijo.
- Hola señora Malfoy.
- Te dije que para ti era Narcissa y que me tutearas. Estoy de acuerdo con Remus, estás muy guapa.
- Gracias, tú estás guapísima como siempre.
- Adoro a esta jovencita – dijo mientras reía y la volvía a abrazar.
- ¿Qué hacéis aquí? ¿Ha sucedido algo?
- Cálmate Severus… por desgracia ha sucedido algo – dijo Dumbledore, mientras Narcissa bajaba la cabeza y apretaba a Draco del brazo de forma inconsciente.
- Papá – dijo Draco al notar el apretón de su madre.
- Así es Draco – dijo Dumbledore – me duele darle esta noticia, pero su padre falleció esta mañana.
- ¿Cómo? – preguntó Ginny sorprendida.
- No lo sabemos, pero parece ser que se suicidó, según algunos presos de celdas contiguas, llevaba varios días muy nervioso, comportándose de forma extraña, como más alterado de lo normal. Parece ser que ayer fue el peor de todos, no pudo resistir y se suicidó. Encontraron una pequeña botellita con un veneno muy potente, murió en el acto – dijo Remus.
- ¿Estás bien cariño? – preguntó Narcissa preocupada.
- Sí – dijo Draco mirando al vacío.
- El entierro es mañana, hemos venido a preguntarte si quieres ir – dijo Narcissa algo temerosa.
- Sí, era mi padre.
- De acuerdo – dijo Dumbledore – se irá dentro de un rato, pasará la noche en su casa con… - pero Narcissa le interrumpió.
- Albus, Remus, Severus… ¿nos pueden dejar solos? – los tres asintieron y fueron saliendo. Ginny también se dirigió hacia la puerta – No cielo, tú quédate – dijo en tono dulce, la chica regresó y se sentó junto a Draco – Lo que te voy a contar Draco, debí decírtelo hace tiempo, pero nunca me atreví o siempre me excusaba en la idea de decírtelo al día siguiente – hizo una pausa larga, como meditando lo que iba a decir, suspiró y siguió hablando, mientras les daba la espalda – Tu padre y yo nos divorciamos hace dos años – Draco dio un respingo ante la noticia y miraba a su madre asombrado – Fue justo unas semanas antes de que lo encarcelaran – volvió a callarse – Sabes que nuestro matrimonio fue pactado por nuestros padres cuando éramos muy jóvenes. Ninguno de los dos nos amábamos, ni siquiera creo que nos hayamos querido. Sé que tu padre ha tenido muchas amantes a lo largo de estos años, y desconozco si amó a alguna de ellas… si te soy sincera nunca me importó saberlo. Esto es muy difícil de explicar – dijo esto último más para ella que para sus oyentes – Cuando nos casamos Lucius me hizo firmar un papel en el que me prohibía acercarme a cualquier hombre…
- ¿Por qué lo firmaste? – preguntó Draco con un deje de resentimiento.
- Por que si me negaba me dijo que mataría a Remus
- ¿Qué tiene él que ver? – preguntó Ginny.
- Todo, yo estaba enamorada de él, y no soportaría perderlo – se dio la vuelta y miró a los chicos, por su cara corrían una lágrimas rebeldes – firmé y me casé con él – cada vez lloraba más – al principio fue horrible, me pegaba, me insultaba, me maltrataba e incluso me obligó a tener relaciones con él a la fuerza. Pagaba conmigo todas sus frustraciones, cada vez que el señor tenebroso le castigaba… él hacía lo mismo conmigo, o cuando su padre le recriminaba algo… también – cada vez le era más difícil hablar. Draco no sabía que hacer, estaba paralizado, al final reaccionó y se acercó a su madre y la abrazó - … después llegaste tú y me llenaste de felicidad, eras lo más hermoso que tenía en mi vida, pero por desgracia, otra debilidad ante tu padre. Tuve que criarte como el dictaba porque me dijo que si le desobedecía tú sufrirías su ira. Estaba angustiada, eras mi hijo y me dolía verte cómo te convertías en una réplica suya. Por suerte estaba Severus, y gracias a él, aún eras un chico normal, dulce y cariñoso, un ser humano, no alguien como tu padre. No sabes cómo me alegré el día que le dijiste que no al compromiso con Pansy – Narcissa sonrió recordando – ese día me di cuenta que tu padre no podía hacerte daño y fue en ese momento en el que me di cuenta de que no tenía que soportar más a tu padre, fue cuando decidí divorciarme. Me costó mucho conseguir el divorcio
- ¿Cómo lo lograste? – preguntó Draco, que seguía abrazado a su madre.
- Bueno, después de tantos años juntos… algo aprendí de él – sonrió maliciosamente – a tu padre no le interesaba que se descubrieran cosas, incluidos algunos objetos que guardaba en casa.
- ¿Por eso no aparecías por casa?
- Sí, tu padre concedió a darme el divorcio pero me prohibió acercarme a ti. Cómo has podido comprobar… no le hice caso, pero debía tener cuidado siempre tenía a alguien vigilándote, por suerte siempre era Severus.
- ¿Dónde has vivido estos años?
- Con Remus – dijo entre sonrojada y preocupada ante la posible reacción de Draco.
- ¿Puede venir Ginny con nosotros? – preguntó Draco, para cambiar de tema.
- Si ella quiere y Albus está de acuerdo, no hay ningún problema
- De acuerdo – se separó de su madre y se acercó a Ginny, mientras Narcissa los miraba.
- Draco, si te he contado esto, es para que no te sorprendas que Remus se quede con nosotros, para que no te extrañes ante los comentarios y por que quería que supieras toda la verdad. La mayoría de la gente se ha enterado recientemente del divorcio, era algo que no queríamos que se supiera, mejor dicho, no quería que se supiera hasta que te lo contara yo. No quiero que sufras más por esto.
- No te preocupes… gracias por avisarme – la dedicó una sonrisa que se notaba bastante forzada, pero con la que quería tranquilizar a su madre. Narcissa sonrió ante el gesto.
- Les diré a los chicos que pueden entrar – Draco aprovechó el momento de intimidad junto a Ginny y le cogió la mano.
- Por favor… no me dejes solo – dijo mientras apretaba su mano. Ginny iba a contestar cuando entraron. Snape, no se encontraba con ellos, se había ido.
- Creo que lo mejor es que os vayáis ahora, así podréis descansar en casa, mañana os espera un día duro y bastante largo – dijo Dumbledore.
- Albus… me preguntaba si Ginny podría venir con nosotros.
- Suponía que me lo diríais… si ella quiere, puede ir – todos se giraron hacia la chica menos Draco, que aún sujetaba la mano. Ginny apretó con cariño la mano del chico y asintió – bien, no podrán recoger nada de sus dormitorios, lo lamento pero no hay tiempo el traslador se pondrá en marcha dentro de poco ¿Remus? – el aludido sacó de su bolsillo lo que parecía la tapa de una caja de madera, los cuatro la tocaron – les espero pronto – se despidió Albus y los cuatro fueron jalados por el ombligo hasta llegar al salón de los Malfoy.
- ¿Habéis cenado? – preguntó Remus
- No – contestó Draco
- ¿tenéis hambre? – volvió a preguntar
- Un poco – dijo Ginny
- Draco, acompaña a Remus a buscar a Kobe, decidle que prepare las habitaciones y algo para cenar.
- Si mamá – el chico se soltó de la mano de Ginny con pesar – sígame, por favor – le dijo a Remus
- Cielo, tú ven conmigo, tenemos que buscar algo de ropa para ti. No creo que tengamos muchos problemas, por suerte eres muy alta
- Sí – sonrió un poco – es de familia, todos mis hermanos son altos …
- Y apuestos – dijo Narcissa- e igual de encantadores, sobre todo los gemelos.
- ¿Los conoces?
- Sí, he estado dos años con Remus, y a tu familia la quiere muchísimo, sobre todo por haber cuidado también de Harry. A los únicos que no conocía era a tu hermano Ronald y a ti… hasta estas Navidades.
Llegaron al dormitorio de Narcissa, Lucius y ella tenían cuartos separados. Ginny cada vez que entraba, se quedaba sin habla. La habitación era inmensa, bastante minimalista, pero decorada con muy buen gusto. Lo que más llamaba la atención en el cuarto eran: la cama, en ella podrían dormir cómodamente cuatro personas si molestarse, y el armario, ocupaba toda una pared, compuesta por 10 puertas, y lo mejor de todo, repleta de ropa. La primera vez que Ginny vio lo que había en el armario, pensó que en una tienda normal, no tenían tantas prendas.
- Mira lo que quieras, tienes ropa interior, camisones, pantalones… de todo, así dormirás cómoda, y te puedes cambiar de ropa. Yo ahora vuelvo y te ayudo con la ropa para mañana.
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
- Ehhh… ¿Draco? – dijo Remus cuando salió del salón con el chico.
- Dígame profesor – contestó el chico.
- Oh, no, no… llámame Remus o Lupin y tutéame por favor.
- De acuerdo – y miró al adulto.
- Buff – resopló – esto es muy difícil y embarazoso, pero creo que necesitamos hablar – Draco paró y miró de nuevo a su ex profesor, movió la cabeza, indicándole que estaba de acuerdo.
- Kobe – dijo Draco. El elfo apareció y saludó – necesito que prepares la cena para cuatro personas, y acomodes el dormitorio de mi madre, el de Ginny y el mío.
- ¿La Srta. Weasley?
- Exacto. El mismo de la última vez.
- ¿Algo más, señor?
- Nada más, puedes retirarte Kobe.
- Si te soy sincero… tenía una impresión tuya muy equivocada, creo que me influencié mucho por Harry y Ron. Me alegro equivocarme
- Normal – dijo un poco indiferente – siéntate por favor – y él hizo lo mismo en el sofá de en frente a Lupin.
- Supongo que me odias ¿no? – Draco se sorprendió – Disculpa mi franqueza, pero creo que lo mejor es hablarlo de frente – se hizo un silencio.
- No, no te odio. Mi madre te quiere, la haces feliz… no podría odiarte por eso – ahora el sorprendido era Lupin - ¿Vendréis a vivir aquí?
- No lo sé, eso depende de vosotros
- ¿Nosotros?
- Sí, si tu madre quiere volver o no es decisión suya, yo estaré con ella de todas formas. También depende de ti, ahora tú eres el dueño, tú debes decidir quién vive o vivirá aquí y quién no, o si quieres vender la casa o… no sé, es tuya.
- ¿Venderla? No lo había pensado, la verdad es que es mi casa, me gusta estar aquí, me gusta mi habitación – sonrió pícaramente recordando las últimas Navidades – he tenido buenos momentos ahí.
- ¿Cómo te encuentras? – preguntó Lupin, descolocando de nuevo a Draco
- Bien
- ¿Y lo de tu padre?
- No lo sé, supongo que es pronto, no lo he asumido del todo
- Os estaba buscando – dijo Narcissa entrando en la sala - ¿Le has dicho todo a Kobe?
- Sí, mamá
- Bien… Remus ¿necesitas ropa?
- No te preocupes, voy a ir un momento a recogerla, tengo que hablar con Dumbledore para preparar lo de mañana.
- ¿Te vas ahora?
- Sí, no tardaré, estaré para la hora de la cena – se levantó y se dirigió hacia Narcissa - ¿polvos flu?
- Allí – y señaló un bol que se encontraba al lado de la chimenea.
- Bien – miró a Draco – espero poder volver hablar contigo – dijo sonriendo, a lo que el chico afirmó con la cabeza. Se giró a Narcissa – te quiero – ambos sonrieron, la besó y se fue por la chimenea.
- ¿Dónde está Ginny?
- Arriba, eligiendo ropa.
- ¿Os quedaréis aquí?
- Claro, ya te lo he dicho el funeral es mañana.
- No mamá, me refiero si os quedaréis a vivir aquí.
- No lo sé ¿tú qué quieres?
- Que te quedaras conmigo – Narcissa le miró, estaba sorprendida por el cambio de Draco, Ginny había sido lo mejor que le podía haber pasado, no pudo evitar comenzar a llorar.
- Pues eso haré.
- ¿Dónde has estado viviendo?
- Con Remus – y se sentó junto a su hijo
- Ya, pero ¿dónde?
- En muchos sitios, Remus pertenece a la Orden del Fénix, ha viajado mucho y yo he estado con él… - y calló
- Mamá, no hace falta ser muy listo, no calles… imagino lo que viene ahora.
- Yo le ayudaba, aunque Lucius nunca me hizo partícipe de nada, conozco bien todo, y he sido de gran ayuda. Hacía mucho tiempo que no me sentía útil, ayudarlos ha sido muy gratificante.
- Entonces, volveré a estar solo.- afirmó triste, recordando el verano anterior.
- No, no pienso dejarte solo. Este año acabas las clases, tienes que decidir tu futuro, y hacer lo que quieras, pero hasta que lo decidas estaré contigo.
- Tienes razón… lo siento, estoy aún un poco descolocado con todo esto – Narcissa le abrazó. Le encantaba abrazarlo, siempre sabía qué le pasaba, y en este notó algo - ¿Qué te pasa Draco?
- Nada
- No me mientas… ¿qué te preocupa? – Draco dirigió la vista a las escaleras - ¿Es por Ginny? – y su hijo bajó la vista – me comentó algo Dumbledore, quise hablar con Severus, pero Remus no podía… estar, se puso enfermo.
- No te preocupes, sé que es un licántropo desde tercero.
- Me alegro… pero contéstame. ¿Qué te pasa con Ginny?
- Hemos roto.
- ¿Roto?
- Bueno, no sé si ha sido ruptura o qué, pero hace un par de meses que no estamos juntos, su hermano nos encontró en una situación… algo… comprometedora, y desde entonces la ha prohibido verme, la sigue a todos lados y no hemos podido hablar ni estar mucho tiempo juntos, escasos diez minutos en todo este tiempo.
- No te preocupes, todo saldrá bien… aprovecha estos días y habla con ella. Ahora vete a cambiar, sé que el uniforme es un estorbo, mientras yo voy con Ginny.
Remus llegó justo en la cena, llegó con una mochila y una cartera con un montón de documentos, aunque no comentó nada de ellos. Cenaron tranquilamente y después comentaron cómo sería la llegada al cementerio. Antes de retirarse a dormir, llegó Dumbledore.
- Hola de nuevo.
- Buenas Albus, ¿has cenado? Nosotros acabamos de terminar, pero te podemos poner lo que quieras.
- Muchas gracias Narcissa, pero no hace falta. Quería hablar contigo y con tu hijo.
- Ginny, ¿me acompañas a mi dormitorio? No quisiera perderme.
- Jejeje, está bien Remus. Hasta luego profesor, hasta mañana. – se despidió de los Malfoy, y salió del comedor junto a Remus.
- Siéntate por favor.
- Gracias, sé que no es un buen momento, pero… creo que lo mejor es poneros en aviso en seguida. Severus ha tenido una reunión, y al parecer algunos mortífagos han averiguado que tú eras la compañera de Remus en todas las operaciones, por lo que ahora eres una más de las personas puestas en su lista negra.
- ¿Severus está bien? – preguntó Draco preocupado.
- Sí, por suerte es bueno en Oclumancia, y les ha hecho creer que él no sabía nada. Lo malo es que lo más seguro es que a él también le tengan vigilado, como a vosotros dos.
- ¿Y por qué a Draco?
- Por que, él también puede ser un peligro para ellos. Lucius era un mortífago importante y vosotros vivíais con él, habéis recibido visitas de otros mortífagos… podríais descubrirlos.
- ¿Entonces? – preguntó Narcissa.
- Tendréis que estar protegidos, Remus es bueno, pero no podría protegeros a los dos, sobre todo si atacan en grupo. Os diría de ir a casa de tu primo Narcissa, pero cómo sabes quedó destrozada.
- ¿Aún no habéis encontrado un lugar para la orden?
- No, y es muy peligroso ir a casa de algún miembro, pondríamos en peligro a mucha gente. Si no hubiese sido por Bellatrix… - se quejó de esto último en voz baja.
- Venid aquí – dijo Draco
- Sí, esta casa está protegida, sólo puede entrar la familia y personas con autorización. Lo único que deberíamos hacer es modificarlo, podemos hacer el hechizo de nuevo, y así eliminaremos a las personas autorizadas por Lucius. Y con algún refuerzo tuyo, todo estaría solucionado.
- Mmm… no es mala idea. Pero – y miró a Draco – habrá muchos miembros de la orden que traerán a su familia, a todos los miembros de la familia, y vivirán con vosotros.
- Tenemos habitaciones suficientes – dijo Draco, evadiendo un poco lo que Dumbledore le quería decir.
- Y Harry, también vendrá.
- Lo sé, por mi no hay ningún problema – dijo seguro.
- Bien, entonces comenzaremos mañana con los preparativos. Ahora me retiro… iros a descansar. Hasta mañana.
Eran las dos y media de la mañana y era la sexta vez que se despertaba e intentaba de nuevo dormirse. No podía, estaba nervioso, bastante intranquilo. Cansado ya de dar tantas vueltas en la cama, se dirigió a la cocina a por un vaso de leche, pero cuando entró vio que no estaba solo.
- Hola – dijo Ginny - ¿Tú tampoco podías dormir? – Draco negó con la cabeza – Siéntate he preparado chocolate, está calentito – el chico se sentó enfrente suya y se sirvió una taza.
- ¿Llevas mucho tiempo aquí?
- No, unos diez minutos, lo que he tardado en preparar el chocolate.
- ¿Por qué no puedes dormir? – y Ginny se sonrojó
- Verás, Remus y yo, no fuimos al dormitorio, os estuvimos escuchando con unas orejas extensibles de mis hermanos.
- Nos habéis espiado – dijo algo divertido ante el comentario de Ginny
- Sí – dijo algo apenada – estoy nerviosa. Mi familia no sabe nada de esto, me refiero a nosotros, pero me preocupa más Ron.
- Entonces… todo acabó entre nosotros.
- No – gritó Ginny – no pienso romper por mi hermano – Draco sonrió.
- Gracias por venir – Ginny le miró con tristeza.
- No me las des, es un placer acompañarte, además…
- ¿Además? – Ginny cogió la mano de Draco.
- … además no podía dejarte solo – apretó la mano – no quiero dejarte solo.
Ginny se levantó y se abalanzó a abrazarle. Le había extrañado mucho y necesitaba sentirlo cerca.
- Te quiero mucho – dijo Draco en su oído.
- Y yo a ti, nunca lo olvides.
Estuvieron así un buen rato los dos abrazados hasta que Draco agarró a Ginny de la cadera y la hizo sentarse en sus piernas sin romper el abrazo. Estuvieron hablando, en esa postura, de todo lo que había pasado esos meses. Draco le dijo que estaba muy orgulloso de ella de cómo había manejado a Zabini, y ella de cómo había soportado a su hermano. Hablaron de todo hasta que apareció el tema de Lucius.
- Siento lo de tu padre
- No lo sientas, ha hecho demasiado daño como para que alguien sienta su muerte, a mi madre y a tí por poco os mata.
- ¿Cómo estás?
- Mal… me siento mal porque cuando me lo dijeron no me dolió, tampoco me alegré… simplemente me dio igual, cómo cuando te dicen que ha muerto un tío segundo que no has visto en tu vida. Pero él era mi padre, se supone que me tendría que doler
- No te sientas mal por eso. Como tú dices se supone que un padre no se comportaría como el tuyo lo hizo con su familia, es normal que te pase esto – Draco recargó su frente con la de Ginny.
- Pero era mi padre – y suspiró.
- Draco, ¿Quién te enseñó a hablar?
- Mi madre y Severus.
- ¿A caminar?
- Ellos
- ¿Quién te cuidaba cuando estabas enfermo?
- Ellos también
- ¿A quiénes pedías ayuda?
- A Severus y a mi madre…
- Draco, sólo teníais la misma sangre… eso no le da derecho a ser tu padre, un padre no sólo pone sus genes, también debe cumplir y hacer otras cosas. Has tenido un padre, pero su nombre no era Lucius.
- Jejejeje – Draco rió ante la "revelación" – Es cierto, siempre le he tenido ahí, le aprecio muchísimo y le quiero como a mi madre, nunca me había parado a pensar o clasificar mi relación con Severus – sonrió recordando su niñez - me enseñó a leer, me felicitaba ante mis éxitos y me regañaba antes mis fracasos, también me castigaba si me portaba mal… sabes, me enseñó a hacer pociones con cinco años.
- ¿Ves? Eso es un padre. Draco, no te confundas, el hombre que ha muerto era un pariente tuyo, tu padre está en Hogwarts… seguramente suspendiendo a mi hermano o a Harry, o puede que a los dos. – ambos estallaron en carcajadas.
- Gracias – y le dio un beso en la frente
- ¿Por qué?
- Por quedarte conmigo, y sobre todo, por ser cómo eres – y la besó. Ginny se puso coloradísima, y se quedó algo cortada, pero le respondió el beso.- Creo que será mejor que nos vayamos a la cama – dijo Draco, a lo que Ginny sonrió pícaramente, y fue el turno de que el chico se sonrojara – no lo decía por eso, tenemos que descansar, son las cuatro de la madrugada.
- Bueno, esta bien – Ginny se levantó y se dirigió a la puerta. Draco por primera vez vio lo que llevaba puesto, un camisón negro de seda, con encajes… le quedaba de infarto. La cara que se le quedó al chico ante el descubrimiento era todo un poema – Draco, cierra la boca y ven.
El chico asintió y obedeció. Siguió a Ginny, sin hablar durante todo el camino, deleitándose con el cuerpo de su chica. Llegaron a sus dormitorios. Ginny se acercó y le dio un pequeño beso en los labios.
- Que descanses e intenta dormir – y se retiró a su cuarto.
Draco se quedó estático, no tenía ganas de meterse en su habitación, sabía que no podría dormirse, se había dado cuenta que el estar con Ron, iba a ser un gran problema, no podría resistirse ante la chica. Estuvo como unos diez minutos pensando en el mismo sitio, cuando se abrió de nuevo la habitación de Ginny.
– Ahhh – suspiró resignada le cogió de la mano y le metió en su cuarto – ya que no quieres dormir, descansarás y me aseguraré que lo haces – Lo empujó a la cama y luego se metió ella, le volvió a dar un beso – ahora sí… descansa – y se recostó sobre el brazo de Draco dándole la espalda.
El chico tardó en reaccionar, pero al final lo hizo, se acomodó en la cama y abrazó a Ginny de forma protectora, acercándola más a él, de esa manera velaba por su sueño.
A la mañana siguiente…
- Narcissa, tu hijo no está en la cama – decía Remus mientras sacaba la cabeza del dormitorio de Draco – parece que se ha levantado ya – Se giró y vio a Narcissa asomada en el de Ginny.
- No te preocupes, sé dónde está – se retiró un poco y abrió la puerta un poco más para que Remus mirara.
Buenas... no he tardado tanto una semana, no está mal. (SaraMeliss, no me eches la bronca)
En este capítulo hay mucho diálogo, de ehcho sólo haban y hablan y hablan... espero que os guste.
Ya sabeís, comentarios, quijas y sugerencias dejarme un review. A lo que me habeís dejado, muchísimas gracias y a los que no, espero que al menos os guste la historia. Saludos. Ciao
