13.- Consecuencias del ataque.
Dumbledore estaba casi frenético cuando llegó a la puerta del baño. No tenía ni la más remota idea de que era lo que le estaba pasando al muchacho ya que parecía que se estaba mejorando. Sirius y Remus llegaron justo unos segundo más tarde y Dumbledore no pudo evitar el desear que no los hubiera invitado a quedarse; no podía ver como estaba Harry de forma apropiada con los dos justo detrás de él. Sin respiración, Dumbledore intentó abrir la puerta, solo para encontrarla cerrada con pestillo. Permitiendo que su preocupación lo alcanzara, golpeó la puerta con fuerza mientras Sirius y Remus compartían un ceño preocupado.
¡Alec¡Alec, abre la puerta!
No recibió ninguna respuesta; en realidad, no podía escuchar que hubiera ningún sonido de dentro de la habitación. Frunciendo el ceño, se giró a los otros dos, tenía que librarse de ellos antes de entrar, solo Merlín sabía como se encontraría a Harry.
Sirius, por favor, ves a la habitación que hay al lado de mi oficina y consigue la cama lista, también coge algún pijama que hay en una de las bolsas. Remus, ves…- Dumbledore suspiró lleno de frustración.- Ves a hacer cualquier cosa que quieras, pero déjame durante un rato.- Los otros dos lo miraron con incredulidad y volvió a suspirar mientras trataba de dar una excusa aceptable.- Mirad, Alec ya es bastante difícil cuando no se encuentra bien; nunca quiere explicar que es lo que le pasa porque no quiere molestar. Ahora, debo saber que es lo que le ocurre y si vosotros dos estáis aquí no se relajará, así que por favor, dejadnos un ratito.
Los dos hombres asintieron comprendiendo, aún cuando Remus no parecía estar totalmente convencido, y salieron para tener la habitación de Alec lista. Una vez que Dumbledore estaba seguro que se habían alejado bastante, se giró hacía la puerta y sacando su varita susurró.
Alohomora.
La puerta se abrió silenciosamente y Dumbledore entró con rapidez, cerrándola tras de si. Su corazón salto cuando vio a Harry tirado en el suelo. Corrió hasta el muchacho se agachó a su lado. Colocó la mano contra la sonrojada cara del muchacho y unos cansados ojos azules se abrieron y lo miraron. El muchacho trató de sonreír un poco en el momento que vio la familiar figura del director.
Voldemort no se encontraba muy feliz, y no podía permitir que Sirius y Remus lo averiguaran.
Dumbledore lo comprendió de inmediato. Habiendo corrido al cuarto de baño, podían decirle a los dos hombres que Alec había vomitado y así no le preguntarían. Dumbledore se puso en pie e invocó un paño y tras mojarlo durante unos segundos, volvió a agacharse y comenzó a lavar el sudor de su cara.
¿Estás ahora mejor?- Harry parpadeó.
Ahora tan solo es un dolor muy débil.
El muchacho trató de sentarse, pero todos sus músculos protestaron y pudo evitar gemir ante el dolor. El viejo director colocó una mano en su hombro y le hizo permanecer en el suelo. Volviendo a colocar un poco de maquillaje, miró la famosa cicatriz pero no pudo ver absolutamente nada. Miró otra vez a Harry y pudo ver que el muchacho había cerrado sus ojos, aunque dudaba que estuviera durmiendo.
De repente, un suave golpe en la puerta atrajo su atención. Dándole a la cisterna, echó una mirada a su alrededor para asegurarse que todo estuviera en su sitio y luego abrió la puerta.
Entra.- Sirius entró en el baño de forma vacilante.
Albus, Minerva y Moody están aquí para informarte sobre el ataque.
Dumbledore suspiró. Otra vez tenía que dejar a Harry para ocuparse de otras cosas. Miró hacía abajo y vio que el pequeño muchacho lo miraba fijamente; el dolor en sus ojos se reemplazaba muy rápidamente por determinación, diciéndole "Debes ir, no te preocupes por mí, estaré bien.
Harry volvió a tratar de sentarse, pero Dumbledore lo impidió. Asintiendo ligeramente, se giró al otro hombre que los había estado observando desde la puerta.
Sirius¿podrías llevar a Alec a su cuarto, por favor?
Puesto que Sirius asintió, Dumbledore acarició un poco la cabeza de Harry y se puso en pie, mientras abandonaba el cuarto para regresar a su oficina rápidamente. Cuando pasó por delante de Sirius, este pudo observar la mirada resignada del director, y girándose en los ojos del muchacho que todavía permanecía inmóvil en el suelo vio la misma mirada en los ojos azules, pero esta vez, acompañada de comprensión. Parecía que ese niño estaba acostumbrado a todo esto. Se arrodilló a su lado y le sonrió ligeramente.
Eh… ¿Cómo te sientes?
Harry lo miró cansadamente; no sabía como debía actuar delante de su padrino, así que cerró los ojos tratando de descansar antes de levantarse para ir a su cuarto. Por su parte, Sirius, como veía que no iba a conseguir una respuesta del niño enfermo, lo cogió en brazos suavemente y lo levantó hasta que estuviera descansando contra su pecho. Harry se tensó un poco, pero no abrió los ojos, tan solo se apoyó contra el ancho pecho, demasiado cansado para importarle que se suponía que Sirius era un extraño.
Por suerte para él, Sirius no le dio muchas vueltas. Después de todo, desde su punto de vista, tan solo estaba llevando a niño enfermo y era muy normal que el muchacho buscara el consuelo que Albus no podía darle en ese momento.
Cuando Dumbledore llegó a su oficina, otra vez tenía una mirada neutral, aunque esta vez sus ojos no centelleaban. Saludó a sus dos amigos y se sentó detrás de su escritorio. Sin necesitar que se le incitara, Alastor comenzó a explicar lo que había sucedido durante el ataque de los mortífagos a Privet Drive. Aún cuando el propio Voldemort no había aparecido, el ataque había sido dirigido por una buena cantidad del círculo interno del mismo. Habían sido capturados con mucha facilidad por los aurors y tan solo unos pocos habían logrado huir. A media explicación, Sirius entró llevando en sus brazos la forma floja de Harry; Dumbledore los ignoró completamente, mientras intentaba con todas sus fuerzas concentrarse en lo que Alastor le estaba explicando para que pudiera tomar las decisiones correctas. La profesora McGonagall miró al pequeño muchacho y entonces miró directamente a Dumbledore. Si no fuera porque les había visto interactuar el día antes, pensaría que el director no se preocupaba nada por su nieto. Les llevó dos horas tenerlo todo listo y después de que Dumbledore le prometió al auror que iría al Ministerio en cuanto le fuera posible, se marcharon. Una vez que Moody había salido por la puerta, el director salió disparado de la silla y se dirigió rápidamente hacía la puerta cerrada, incluso no notando que el otro profesor había abierto la boca para preguntarle que qué le había pasado a Alec.
Cuando entraron, vieron a Sirius y a Remus que estaban de pie en una de las esquinas de la habitación mirando intensamente a la pequeña figura que se sentaba en la cama. Harry se había cambiado en uno de sus pijamas y se sentaba en la cama. Ante esto, Dumbledore frunció el ceño, mientras se preguntaba porqué Harry no se había dormido. Se dirigió a la cama, haciéndole señas a los otros dos adultos para que se marcharan, algo que hicieron un poco reacios. Se sentó junto al niño, al cual envolvió en un suave abrazo.
Niño¿por qué no estás durmiendo?- El muchacho lo miró y se encogió de hombros ligeramente.
No puedo, yayo.
Los ojos de Dumbledore se entrecerraron. Podía ver con mucha facilidad que el muchacho estaba exhausto, y aún así le sería imposible dormir si no se relajaba; todo su cuerpo estaba tenso e incluso temblaba ligeramente. Apoyándose contra las almohadas, Dumbledore cogió a Harry por la cintura y, con más fuerza de la que alguien de su edad debería tener, puso al muchacho en su regazo. Harry se tensó aún más si eso era posible, y se sentó rígidamente en sus brazos mientras Dumbledore lo mecía ligeramente y frotaba su espalda, intentando lograr que se relajara. Después de quince minutos, al fin Harry comenzó a relajarse en los brazos de su supuesto abuelo.
Cuando al fin una voz rompió el silencio, Harry ya estaba casi dormido contra el director. El anciano miró a Minerva cuando lo llamó.
¿Sí, Minerva?- La bruja entró en el cuarto y le dio una taza.
Severus está aquí y necesita hablar contigo. También pensó que tal vez necesitarías esto.
Dumbledore miró la taza y vio la familiar poción para dormir. No sabía si debía sentirse feliz o fastidiado, pero aún así, se la dio a Harry. El niño necesitaba un descanso pacífico, y con todos los demás entrando en la oficina, no podría arriesgarse a que el muchacho se despertara gritando por sus pesadillas.
Una vez que estaba seguro que Alec se había quedado completamente dormido, lo sacó de su regazo y lo dejó en la cama, para que pudiera descansar de forma cómoda.
Nota traductora: Hola! vuelvo a dejar una nota aunque no sea lo habitual en mí, al menos no en las traducciones. En el último cap. os comenté que había comenzado un blog en msm… bueno, después de algunos comentarios (tanto de review como de otras amigas) he creado otro en livejournal, para poder entrar en este no será necesario que inicieis sesión (que es una lata). Os espero por allí, al menos dejadme un comentario para saber que funciona ok? Además, recordad que cuando vaya a actualizar o crear algún otro fic os avisaré por ahí.
Hasta pronto!
