EL CIELO ESTÁ CERCA IV
"Las gotas de lluvia caen tímidas desde el cielo, está nublado y gris, de un color que borra las esperanzas poco a poco. La tristeza se cuela entre mis palabras y el papel... hoy he tomado la decisión más importante y dolorosa de mi vida.
Harry, estoy enferma de nuevo, siento que no va a haber otra oportunidad para mi, siento que tengo que recorrer este camino sola...
Soy consciente de que querrías con todo tu alma estar junto a mi. Estoy allí, en tus brazos, parte de mi está a tu lado, mezclada contigo, se llama Jimmy y me gusta imaginar que está sonriendo.
No te enfades con el destino...¿De qué serviría? No le pegues al tiempo, es invariable, es constante y fugaz. Tú y yo estamos juntos para siempre, lo sabes, lo sé...
Sólo quiero que sepas que te quiero y cada vez que lo leas sabrás que te sigo queriendo. Sé que cuidarás bien de Jimmy...Lo son todo para mi...
Nada puede separarnos...
Hermione"
El papel cayó desde mis manos al suelo seguido de una lágrima. No sentía dolor, era algo más primitivo y más amargo. Mi hijo estaba en mis brazos, mirándome con sus ojos, consolándome y volviéndome loco a la vez. Las ganas de verla, de huir, de correr hasta ella eran inmensas, pero el respeto a sus palabras era más grande y la cordura ganaba terreno al instinto. Ya había amanecido del todo y la habitación estaba sumergida en la claridad. Tras el cristal de la ventana se sentía el barullo del amanecer de la pequeña localidad. Cientos de despertadores sonando, cientos de días corrientes...sólo uno distinto.
No era capaz de pensar. Era imposible asimilar lo que acababa de suceder. ¿Y si era una pesadilla¿Y si era un sueño¿Quería despertar? Por supuesto, daría lo que fuera porque ella estuviera bien. Pasaría lo que me queda de vida viviendo así solo, con la única ilusión de cerrar los ojos y soñar con que ellos estuvieran juntos.
Ahora, mi mente se colapsa al verse invadida por su imagen en la noche en la que lloré a su lado...estaba perdido, ella iba a irse y yo no podía hacer nada. Ahora tampoco puedo hacerlo...
Centro mis ojos en el pequeño. Me mira anonadado, pero no se siente incómodo, eso me halaga. Le pongo de pies sobre el suelo. Le miro. Se tira a mis brazos y le abrazo demasiado fuerte. Me separo, toco su carita y sus manos, veo sus ojos, me miro en sus pupilas...
Es entonces cuando me doy cuenta realmente de lo que está pasando. La mañana serpentea en la habitación y yo lloro abrazando a nuestro hijo
Marco el número de teléfono del Señor Fragel tremendamente rápido, como si de repente algo me hubiera hecho despertar.
- Verá, lo siento, no podré ir hoy a trabajar, tengo un resfriado de mil demonios y no sería conveniente contagiárselo a todo el que entre en la tienda...
Mi jefe es más comprensivo de lo que yo esperaba. James sigue quietecito, sentado en el suelo.
- Ava-ava-ava
Me emociono muchísimo al oír su vocecilla. ¡Cómo ha crecido mientras le he echado de menos! Señala el grifo a la vez que lo dice, supongo que lo que quiere es agua. Le sonrío y le tomo en brazos. Cojo uno de los biberones que hay en su bolsa y lo lleno de agua, Jimmy lo sujeta con sus manos y se bebe más de medio.
- Sí que tenías sed ¿eh?
Su expresión se está tornando cada vez más triste hasta que comienza a llorar y a gritar mientras agita sus pequeños brazos.
- ma-ma-ma-ma
Entonces yo también lloro.
- Yo también la extraño...pero te prometo que no te va a pasar nada, que cuidaré de ti...Soy tu papá.
Se calla, me mira, aún pueden verse lagrimillas en sus ojos. Me señala.
- pa-pa-pa-pa
Y me siento de una forma extraña, especial, tanto que mis labios de curvan para formar una pequeña sonrisa. Hacía demasiado tiempo que no sonreía. En multitud de sueños su boca pronunciaba esa palabra, sueños perfectos y preciosos que ahora son inalcanzables.
"Ha pasado un mes y mi vida ha cambiado por completo. No sé cómo estás y cada segundo tengo que hacer acopio de todas mis fuerzas para no correr a buscarte.
Ahora mismo, Jimmy está dormido, he comprado una cuna para él. Pasa las mañanas en la guardería del pueblo, mientras trabajo. Después de comer le recojo y nos vamos al parque. Le estoy enseñando muchas cosas y cada noche, le cuento historias sobre nuestras aventuras...y le hablo de ti. Sé que me entiende porque me mira con más atención cuando lo hago. Tiene tus ojos y cuando se posan sobre mi, un escalofrío me recorre la espalda.
No aguanto más sin verte, me aterra la idea de que mis ojos no vuelvan a encontrarse con los tuyos.
¿Está todo perdido? No podemos rendirnos sin luchar, no podemos renunciar a ese sueño que un día tuvimos tú y yo...Te prometí que volvería y que seríamos felices.
Las estrellas intentan plagar la noche de luminosidad, pero la luz de las farolas de la ciudad se lo impide.
Mi niño duerme y el movimiento de su pecho bajo las sábanas me hace creer en un mañana. El aire que entra por su nariz se pone de rodillas y nos susurra que no nos rindamos, que no está todo perdido, que lo hagamos por él."
Cerré mi cuaderno y me tumbé en la cama, sobre la colcha, no tenía ninguna intención de dormir.
Pero algo raro sucede, una luz muy intensa empieza a rodear el pequeño departamento, la luz entra por la ventana haciéndome levantarme inmediatamente, tomo mi varita, que por cierto llevaba mucho tiempo sin ser usada, y aunque la tenia en mi mesita de cama, hacia ya mucho tiempo que no la buscaba, entonces fue cuando la luz tomo una forma fantasmal, la imagen poco a poco tomaba mas claridad, y yo apuntaba hacia ella, lo único que pasaba por mi mente es que me habían encontrado, y que esto era algo enviado por Voldemort, pero mi sorpresa fue inmensa al ver que la luz se transformaba en...
- ¡SIRIUS!
Mis ojos no daban crédito a lo que se aparecía delante de mi, sin embargo no baje mi varita, podía ser una trampa, pero si mi sorpresa fue inmensa al ver a Sirius, mi desconcierto fue aun mayor al oír su voz.
- Baja la varita Harry soy yo, Sirius, - le hablo en un tono que le causo un escalofrió, ya que su voz era como de ultratumba, pero al miso tiempo le hizo sentir un calor muy extraño, que recordó aquel día en Hogwarts, cuando se vieron en la chimenea.
- Sirius ¿eres tu, si tu, tu, estas...
- Muerto, si lo se, pero en esta ocasión, no pude resistir la tentación de venir a visitarte, principalmente al darme cuenta, en lo que se a convertido tu vida, y a decirte que todavía hay esperanza.
- ¿de que hablas¿cuál esperanza es esa?.
- Dime Harry ¿qué es lo que mas desearías en este momento? . Harry medito las palabras y su única respuesta fue...
- ¿Hermione¿me estas hablando de Hermione?
- Si de ella te hablo. Se que hay muchas respuestas aun escondidas, solo tienes que buscarlas, tienes que saber buscarlas, tienes que salir de aquí, y buscarlas.
- Pero Sirius...
- Mira Harry, se por que estas aquí, se que es por amor a Hermione y a el – señala la cuna de James – pero a llegado tu momento, su momento, es hora de decirle a esa serpiente ¿quién eres? y lo mas importante ¿quién es tu hijo? - Harry no comprendía las palabras de su padrino.
- ¿mi hijo¿qué tiene que ver Jimmy en esto? – la figura de Sirius, empezaba a desvanecerse en el aire, y Harry comenzaba a preocuparse y desesperarse, pero Sirius alcanzo a decirle casi en un susurro.
- Busca a Bellatrix, en ella están las repuestas...
-
- Harry miro la figura de Sirius incrédulo ¿qué tenia que ver Bellatrix en esto?. Sin embargo un lucecita ilumina su camino, es la luz de la esperanza que renace en mi. El momento de duda y de reflexión pasa mientras la figura de Sirius se esfuma entre las penumbras de la habitación. Estoy realmente sorprendido por lo ocurrido que no me dio ni tiempo de despedirme de Sirius, quien sabe si volveré a verlo, su presencia me impacto tanto que ni siquiera, tuve oportunidad de hablar de el, de ¿como fue posible su presencia, solo espero que llegue el día que nos volvamos a encontrar.
Tomo una decisión rápida, sin pensar, la excusa que estaba buscando para volver a Londres, al mundo mágico, esta aquí, espero que esta vez todo salga bien.
Tomo algunas cosas de Jimmy y a este lo tomo entre mis brazos mientras le digo.
- Nos vamos a ver a mama. – Jimmy parece que a comprendido mis palabras que al escucharme me sonríe.
El corazón me late muy deprisa. Dejo atrás el apartamento sin pensármelo dos veces. Espero no volver nunca. Me siento lleno de energía. Lucharé, lucharé por ella, lucharé por nuestro hijo. No está todo perdido.
Viajar en una ranchera a las tres de la mañana, por una carretera no es lo más agradable del mundo. Jimmy está dormido en el asiento de atrás en su silla. Las rayas amarillas de la carretera resaltan cuando las luces de mi coche se deslizan sobre ellas. Su continuidad me hace pensar...¿Cómo puede esa horrible bruja de Bellatrix darme respuestas para poder salvar a Hermione?.
En estos momentos de incomodidad en mi automóvil, solo desearía encontrar una chimenea que estuviera conectada a la red flu que lo conducirá a los brazos de Hermione.
Después de varias horas de viaje empiezo a sentir que el cansancio se adueña de mi cuerpo, observo que Jimmy empieza a desesperarse y creo que es el momento de parar el viaje para descansar en algún sitio. Sigo manejando alrededor de media hora hasta encontrar un motel de carretera.
Entro a la recepción y pido una habitación, no es muy grande ni cómodo, pero... algo es algo.
Durante casi toda la noche llegaron a mi muchas pesadillas, haciéndome recordar todos los sucesos del pasado, que me han hecho daño.
A la mañana siguiente, busco un lugar para desayunar para después reemprender nuestro camino.
Después de tres días al viaje, por fin habíamos llegado a Londres. No habíamos tenido ningún percance y aparentemente nadie nos estaba vigilando. Era reconfortante ver las calles conocidas, sentirse como en casa. Jimmy parecía pensar lo mismo.
Instintivamente, guié el coche hasta la casa que Hermione me había señalado como la que compraría, tenía unas ganas enormes de verla, no me importaba quien intentara impedirlo esta vez.
El lugar parecía tranquilo y no se veía que nadie estuviera paseando por las calles. Estacione el automóvil y bajamos, Jimmy iba en mis brazos y estaba muy contento.
Eché un último vistazo a mis espalda y parecía que no nos seguía nadie solo esperaba que no hubiera nadie bajo una capa de invisibilidad. Los momentos que pasamos en el trayecto de el auto a la casa se me hicieron eternos.
Como obviamente no tenia la llave de la casa, saque mi varita y susurre
- Alohomora. – la puerta hizo "clic"
El sonido nos indicó que podíamos entrar. Entré y sentí que estaba en mi hogar.
- ma-ma-ma-ma.
Nadie contestó.
- ¿Hermione, estás ahí?
El silencio acogió mis palabras mientras que yo me asusté. Conocía ese sentimiento; lo había vivido en mis propios huesos hace más de cinco años.
Nos quedamos estáticos...silencio, sólo silencio...
Continuara...
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No les custa nada dejar un revies, espero que les guste este capitulo.
Muchas gracias.
