CAPITULO 7
La casa ahora estaba reluciente y aunque aún quedaban muchas pertenencias de los Black, de Sirius realmente había muy pocas. Una mañana, armado de valor, entró en la habitación que él había ocupado mientras estuvo allí y se sentó en la cama. Tenía intención de mirar un poco entre sus cosas para ver si algo lo podía acercar más a él. Tocó la colcha con sus dedos y pensó que allí había dormido su padrino… "¿A saber qué pesadillas y sueños habían cobijado aquellas sábanas? ¿Habría sufrido de noche recordando sus años prisionero, o habría invertido sus sueños en idear un futuro para ambos?"
Entre aquellas cuatro paredes Harry sentía más pesada su alma y su corazón y, sin embargo, también sentía alivio. No sabía porqué pero se sentía mejor. A penas era media mañana pero un sueño reparador lo embargó, se tendió en la cama y, por primera vez en todo el verano, soñó algo diferente.
Tuvo una visión de Sirius, en aquella misma habitación. Lo vio con el mismo aspecto demacrado que tenía en los días en que lo conoció, allá en su tercer año, cuando recién había escapado de Azcaban. Supo por ello que las imágenes de su sueño pertenecían a los primeros días en los que él había vuelto a esa casa.
Lo vio despertar de lo que parecía un sueño intranquilo, pero su cara no reflejaba nada más allá de aquella expresión triste e indescifrable que había mantenido mucho tiempo, hasta que él también fue a vivir allí el verano anterior. Con serenidad se había levantado de la misma cama en la que él yacía ahora y se había dirigido hacia una polvorienta cómoda situada frente al lecho. Instintivamente Harry la buscó con su mirada, ahora parecía impecable, no como en su sueño donde a pesar de la suciedad se mantenía tan majestuosa como siempre; era un mueble antiguo, probablemente de gran valor. En su sueño Sirius había abierto el cajón superior y había rebuscado entre unas camisetas blancas hasta que, en el rincón derecho, encontró una pequeña caja roja encarnada. La había tomado entre sus manos con gran cuidado y, por primera vez, Harry vio en su sueño que la cara de su padrino se había transformado cruzada su faz por un amago de sonrisa, en sus ojos una chispa de luz había brillado. Acarició la cajita con suma delicadeza y le pareció verle murmurar algunas palabras. No lo sabía a ciencia cierta, pero en su sueño, Harry pensó que parecía una especie de ritual diario.
Perdido en el recuerdo de su sueño Harry ignoraba que se había levantado y, la vista fija en la cómoda, había avanzado hasta ella. Sólo cuando notó sus manos sobre ambos tiradores del cajón tomó conciencia de lo que hacía. Dejó el cajón medio abrir y por un momento se sintió como si estuviera violando algún secreto de su padrino, como si aquel gesto fuera tan delicado como leer el más íntimo diario de Sirius. Se disponía cerrar cuando una voz resonó en lo más profundo de su mente "Adelante". Sonaba como la voz de Sirius, se giró impresionado por la claridad con la que lo había escuchado. "Sirius"-murmuró- pero evidentemente allí no había nadie, estaba solo en la habitación. Pero otra vez oyó sus palabras en su mente... "Tómalo Harry. Es para ti". Decidido abrió el cajón ansioso ante la visión de su sueño y por aquellas palabras, y buscó entre la ropa en el rincón derecho. No tardó en hallar lo que buscaba. Una pequeña caja cuadrada, de terciopelo encarnado. Estaba algo ajada por el paso del tiempo pero aún conservaba su suavidad; era ésta, sin duda, la que había visto en su sueño, pero Sirius no la había abierto. "¿Qué contendría? ¿Qué significado podía tener para explicar aquella especie de ritual?" Nervioso la tomó en su mano izquierda y alargó los dedos de su diestra hacia la tapa.
Algo brillante salió disparado hacia él justo al abrirla, casi rozándole el hombro. Sorprendido se giró velozmente y, con los reflejos de un buscador experimentado, alargó la mano para atrapar cualquier cosa que fuera aquello que huía. A pesar de la sorpresa no podía permitir que algo tan preciado por Sirius se le escapara. Anonadado por el tacto de lo que ahora revoloteaba en su mano bajó la cabeza para observarlo. No lo había visto, pero el tacto de una snitch era una sensación inconfundible para él, antes de echarle un primer vistazo ya sabía que lo que había en su puño cerrado, era una de esas pelotitas doradas y aladas que tanto costaban cazar. Durante los pocos segundos que esperó a que la snitch se sintiera atrapada y dejara de batir sus alas, pensó qué haría Sirius con una snitch guardada de ese modo. Pero la respuesta le llegó por sí misma. Cuando abrió la mano y atrapó la snitch entre sus dedos para observarla se sintió mareado. La pequeña pelota, algo desgastada, aún conservaba sus símbolos; sobre el oro, a un lado, el escudo de Hogwarts, al otro lado de la esfera unas siglas, "L. E."
Bamboleándose fue hasta la cama y se sentó en el borde aún mareado por la impresión. Esas siglas sobre la snitch… Lily Evans, sin duda, le hicieron recordar uno de los peores momentos que vivió el año anterior, cuando imprudentemente entró en el pensadero que Dumbledore había prestado a Snape para sus lecciones de oclumancia y, en uno de los recuerdos del profesor había visto a su padre en el lago, bajo el haya que él también gustaba frecuentar, admirando cómo su madre se refrescaba los pies en el agua, mientras que él se divertía y chuleaba atrapando una snitch. "¿Esa snitch? ¿Por qué sino habrían grabado esas iniciales en ella, cuando no era algo normal? ¿Y porqué iba a guardarla Sirius como un tesoro?".
No supo cuanto rato pasó allí contemplando la pelota en sus manos. Las alas estaban algo estropeadas, "seguramente debido al uso de mi padre" pensó con una sonrisa, y se notaba el paso del tiempo en ella pues a pesar de salir disparada al abrir la caja no le había costado ningún trabajo hacerse con ella. El encantamiento parecía haber perdido parte de su poder en estos años. Imbuido en sus pensamientos no escuchó que llamaban a la puerta entornada, la cual se abrió lentamente.
-Harry, te estaba buscando. ¿Puedo?- la chica lo miraba interrogante.
-Pasa.
Hermione se acercó y se paró frente a él con cara preocupada, seguramente por encontrarlo en aquella habitación donde aún no había entrado desde que volvió a Grimmauld Place.
-Ya es casi la hora de comer.
Instintivamente Harry miró su reloj y al levantar la vista vio la sonrisa en la cara de su amiga.
-Me quedé dormido.
La sonrisa que momentos antes le había iluminado la cara desapareció de los labios de Hermione y en ella apareció de nuevo la preocupación.
-¿Aquí?
-Sí- dijo pensativo, mirando aún su mano dónde había ocultado la snitch. Su amiga se acercó y se sentó junto a él en la cama.
-¿Te encuentras bien Harry?- le preguntó cariñosamente. Nadie lo conocía como ella, sabía descifrar cada uno de sus sentimientos incluso mejor que él.
-¿Recuerdas aquella ves que Ginny pidió a los gemelos que montaran una distracción para que yo pudiera esquivar a Umbridge y entrar en su despacho para poder hablar con Sirius…?
- Aja- fue la respuesta expectante de su amiga. Nunca antes les dijo porqué tanto interés en comunicarse con él, aunque evidentemente debió de ser importante pues se había enfadado mucho al conocer sus planes, pero a él no pareció importarle aquella vez.
Hermione abrió los ojos sorprendida y él supo ver la desilusión en su cara de que no le hubiera confiado algo así hasta ahora. Harry se levantó de la cama y comenzó a caminar por la habitación.
-En aquel momento que vi, mi padre jugueteaba en el borde del lago con una snitch, dejándola ir y atrapándola antes de que lograra escapar- Se acercó de nuevo a su amiga y se paró frente a ella que permanecía sentada en la cama, observándole, sin saber porqué ahora le contaba esto- Creo que acabo de encontrar aquella snitch.
Hermione lo miró aún más sorprendida y distinguió en los ojos de su amigo una luz que hacía tiempo que no les veía y que les daba un brillo de verde claro tan intenso que inundaba su cara de felicidad. Harry alargó la mano y le mostró su tesoro.
-¿Crees de verdad que ésta snitch perteneció a tu padre Harry?- preguntó su amiga confusa.
-Si, no… bueno, no realmente. Según creo él… se la robó, a mi madre- dijo con una sonrisa pícara- antes de que ella aceptara salir con él. Creo que Snape tenía razón al decir que mi padre era arrogante y algo creído- añadió entristecido.
-Harry no…
-No Hermione, no te preocupes- dijo sonriendo.
Hermione tomó en sus manos la snitch muy temerosa de que se le escapara y la observó en silencio. Vio el escudo y las iniciales.
-L. E. ¿la reconociste por estas siglas?- le preguntó.
-Más bien lo supuse. L. E. bien podría ser Lily Evans ¿verdad?
-Si claro pero… ¿Se llamaba Evans tu madre?
-Si.
-No lo sabía, yo…- calló avergonzada- Nunca te pregunté su apellido.
- Uhmmm- se encogió de hombros Harry como sin darle importancia. Hermione alargó la mano y le devolvió la snitch
-Y ¿porqué crees que se la robó a tu madre?- le preguntó interesada.
-Tú sabes, mi padre era cazador. Creo que es posible que mi madre fuera buscadora, aunque realmente no lo sé. ¿Porqué si no tendría Sirius una snitch guardad con sus siglas?
-¿Porqué no le preguntas a Lupin? Acaba de venir para almorzar, el debe de saberlo.
-Buena idea- dijo mientras devolvía la snitch a su caja y la guardaba de nuevo en la cómoda- Será mejor que bajemos, deben de estar esperándonos.
-Si claro- dijo Hermione comenzando a andar hacia la puerta. Mientras que Harry la cerraba tras de sí, le preguntó...
-Hermione, ¿crees que Molly tenga inconveniente si me mudo a dormir a éste cuarto?
-Harry, ahora ésta es tu casa. No tienes que pedir permiso a nadie- le dijo risueña.
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Referencias: He dado a James por cazador, aunque no recordaba si en el libro lo ponían como cazador o como guardían, la opción de buscador de la película la deseché. Comentandolo con Mahe Guilmain (mi beta lectora y amiga) me dijo que era posible que hubiera jugado en varios puestos con lo cual me gustó la idea, puede que James cambiara su puesto igual que Ginny ha suplido a Harry en OdF como buscadora pero quiere optar al puesto de cazadora. Y bueno para lo de Lily pues me he basado en la idea de James dibujando una snitch en su examen de TIMOS y colocando sus siglas debajo. Supongo que eran sus "dos pasiones" las que pintaba pero para mí me hizo ver la posibilidad de que tal vez Lily también jugara quidditch, lo que a mi entender le habría dado a James otro motivo más para que le gustara. En fin.... mis queridos merodeadores
Espero que os haya gustado, es uno de mis preferidos, aunque vendrán más recuerdos.
