Muchas gracias por los reviews. Y Sacralo lo de la sntich evidentemente no sería como me lo inventé pero en fin, así me viene mejor para la historia, por eso dije donde era que me había inspirado. Auque verás que este fic tiene muchas cosas que no siguen la norma de los libros, más adelante vendrán. Para algo son los fic no? Para expandir la imaginación. Pero me encantói el comentario, eso hace que vea que os despierto preguntas o pensamientos. Y a todos los demás gracias por seguir leyendo a todos! (También a Missi y Selene aunque no sois nuevas, espero que os guste recordarlo amigas! ALMAS!)
Para todos os dejo capitulo, sé que algunos son más cortos pero es que como dije el fic ya está hecho, por eso en parte, es que lo puedo actualizar tan rápido!
CAPITULO 8
Agosto avanzaba inexorablemente. Las cartas de Hogwarts con el material necesario para el curso había llegado y, sin embargo, ninguno de ellos había recibido la notificación oficial de sus notas de los TIMOS. Los ánimos en la casa estaban algo subidos, pero sobre todo para Hermione a quien ésta falta de notificación la había afectado mucho, no paraba de quejarse de que aquello no era nada bueno para su expediente académico. Ron, contento de verse libre de esa preocupación algún tiempo más y, viendo que a sus padres no parecía importarles en lo más mínimo el no haber recibido la carta, se relajó y comenzó a quitarse de en medio cada vez que Hermione sacaba el dichoso tema. Al fin y al cabo la casa era lo suficientemente grande para poder perderla de vista un buen rato hasta que se le pasara el arranque de ansiedad. "¿Cómo podía ponerse alguien así por algo cómo eso?".
Harry hacía días que se había mudado al dormitorio de Sirius. Aquella habitación tenía efectos contradictorios sobre su estado de ánimo y, aunque era sorprendente que fuera así, normalmente conseguía animarlo más que deprimirlo. Se había pasado varios días rebuscando entre las cosas de su padrino y halló algunas interesantes, como la pareja del espejo cuadrado que Sirius le había dado el año anterior y que nunca llegaron a usar. Hacía dos días que lo encontró y, desde entonces, su carácter parecía empeorar por momentos, incluso estaba recluido casi todo el día en el dormitorio, evitando a todos los habitantes de la casa. No hacía más que permanecer allí mirando el espejo pensando que todo lo que había conseguido animarse aquellos días no era más que la sombra de un espejismo de felicidad imposible para él. No podía dejarse olvidar y encontrar aquel espejo le hizo recordar todo. Y volvió a sentir la sensación de culpabilidad y tristeza tan fuerte como al finalizar el curso; y volvieron las pesadillas y el sueño del Ministerio que no había vuelto a tener desde que se fue a dormir allí.
Tres eran los días que hacía que había encontrado el espejo, y ese día se sintió particularmente rabioso consigo mismo. Desafortunadamente esa mañana Hermione decidió que ya era hora de hacerlo volver a su vida normal. Todos en la casa estaban de nuevo preocupados por él al ver el paso atrás que había dado su actitud, y eran conscientes de que el chico volvía a dormir mal pues su cara tomó un aspecto muy demacrado entre las profundas ojeras que mostraba y la casi ausencia de comidas que Harry tomaba. Así que la chica, esperanzada en lograr hacerlo entrar en razón, subió directa a su cuarto y llamó a la puerta cerrada, siempre cerrada a cal y canto en los últimos días, cuando Harry siempre gustaba de dejarla abierta o solo entornada. Parecía reflejar en ese hecho su estado anímico.
Oyó llamar a la puerta y respondió algo alterado.
-¿Quién es?
-¿Puedo pasar Harry?
-No, no puedes- respondió mal humorado. "Seguro que su amiga venía a tener una de 'sus charlas' con él y hoy no le apetecía nada"-
-Puedo esperar si te estas cambiando- dijo ella tímidamente.
-No lo hago. Simplemente quiero estar solo- continuó diciéndole a través de la puerta.
-Pero no puedes seguir así Harry…
-¡Te he dicho que quiero estar solo!- le gritó.
Hermione parada en la puerta se mordió el labio inferior conteniendo la impotencia. Puso la mano sobre la manivela de la puerta y se quedó mirando el labrado de ésta a modo de serpiente, igual que en toda la casa. Tras unos segundos, impulso el mango hacia abajo pensando que sería inútil intentarlo, pues él habría cerrado con llave. Pero para su sorpresa, la puerta se abrió, y vio a Harry sentado en la cama, su espalda apoyada sobre los almohadones y las piernas cruzadas. Simplemente llevaba unos vaqueros azules y una camiseta blanca, bastante grande, con cuello de pico y manga corta. En una mano tenía el espejo, en la otra, aquella caja encarnada que le enseñara días atrás.
-La puerta estaba cerrada Hermione- le dijo en tono seco y desafiante, sin mirarla.
-Pero no con llave- le respondió intentando conectar su mirada con él.
-¿Y eso te da derecho a entrar en mi cuarto?- dijo mirándola fijamente con ojos y cara molesta- Lo recordaré si alguna vez me hace falta Mione- dijo sin mirarla y descargando toda su ironía al llamarla por su diminutivo- No te olvides de echar la llave en el tuyo- le advirtió levantando una ceja- alguien podría "molestarte".
Hermione se quedó perpleja por unos segundos mirándole allí sentado. Nunca lo había escuchado usar ese tono de voz antes, y tampoco palabras tan sarcásticas e irónicas y… "¿ofensivas?"- pensó por un instante- De pronto se le vino algo a la mente.
-Has sonado como Malfoy, Harry- dijo ella apenada.
-¡¿QUÉ?!- se sorprendió él, esperaba cualquier reacción de ella, pero no que lo comparara con Malfoy…
-Que me has recordado a Malfoy, cuando… trata de herirme, ¡eso!- contestó firmemente.
-¡Bien!- casi le gritó- no lo pretendía y ahora ¿qué quieres…?
-Venía a decirte que estábamos…
-"Preocupados", "queremos que bajes", bla, bla, bla, bla- le interrumpió.
Hermione lo miraba cada vez más sorprendida y con expresión claramente airada. Harry pudo ver como la furia comenzaba a apoderarse de ella.
-¡Pues NO!, no era eso- le reclamó- Pero ya que tocas el tema… ¡Sí! Estamos preocupados Harry, no podemos dejar que vuelvas al estado de antes. ¿No te das cuenta lo que estás haciendo?- le dijo rápidamente sin tomar aliento para evitar que la cortara de nuevo.
-Lo que menos necesito ahora es una de tus charlas Hermione.
-Sí, si que la necesitas y vas a tenerla aunque no quieras- le dijo aún de pié frente a los pies de la cama.
Con una agilidad sorprendente Harry se irguió y, de rodillas frente a ella, la miró desafiante. Se mantuvieron la vista unos instantes, en un duelo de miradas, ninguno de ellos dispuesto a rendirse antes que el otro. Entonces la mirada de Harry se tornó aún más oscura y velada y, desviando los ojos, se bajó de la cama dejando el espejo que tenía en sus manos a los pies del lecho. Se encaminó a la cómoda y con mucho cuidado guardó la caja en el cajón. Hermione lo vio cerrar el cajón y permanecer ahí quieto, pensativo, de espaldas a ella. Pasó un rato, entonces él volvió a romper el silencio sin mirarla.
-¿Aún sigues ahí?
-¡Harry!- le interpeló su amiga cada vez más sulfurada.
-¡Quiero-estar-solo!- dijo contundente, volviéndose hacia ella, con un volumen de voz excesivamente alto.
No aguantó más, la furia la invadió totalmente y poniendo sus manos sobre sus caderas le espetó.
-¡Harry! ¡HARRY JAMES POTTER!- gritó- Tú...
Pero en ese instante varias cosas pasaron. Harry la miraba sorprendido de que ella hubiera usado su nombre completo cuando nunca nadie en su vida lo había llamado así antes. Un amago de sonrisa asomó a su boca, pero ella no lo vio. Algo a los pies de la cama llamó su atención. Una luz blanquecina le hizo desviar la mirada de él, para fijarse bien de dónde es que provenía aquel destello. Sorprendida bajó los brazos. Venía del espejo. Absorbida por lo que en él veía no escuchó a Harry. Miraba fijamente a los pies de la cama, totalmente anonadada por la sorpresa.
-Por favor Hermione, déjame solo- le escuchó decir apenado.
-Harry, deberías…
-Debería ¡nada!- volvió a interrumpirla, pero esta vez la voz de su amiga le replicó no airada ni ofendida como él esperaba, sino con lo que le pareció un toque de temor.
-Deberías ver esto Harry…
Fue entonces que él se dio cuenta que ella ya no le ponía atención y que miraba por encima de la armadura de madera de los pies de su cama, con una expresión indefinida. Algo intrigado por el cambio de actitud tan radical en su amiga se acercó a ella un poco más calmado. Al llegar a su altura ella cambió de posición, se puso frente a él y tomándole las manos lo miró fijamente. Dudó.
-Hermione, ¿qué pasa?- preguntó indagando aún en la expresión de su cara qué era lo que le había provocado ese estado… insólito.
-Creo que tienes que ver algo Harry- le dijo muy seria- pero quiero que me prometas que lo tomarás con calma.
-Hermione…- resopló Harry.
Alargó su mano izquierda y, sin soltar la otra mano de Harry, tomó el espejo y se lo mostró. Harry tardó unos segundos en descifrar lo que veía. En principio pensó que el espejo le mostraba una visión distorsionada de él mismo, pero luego comprendió que no era eso. El cristal no lo reflejaba a él, parecía haber cobrado vida propia, pero en él podía verse una imagen idéntica a la suya, o muy parecida.
Aún no había salido de su sorpresa cuando la imagen desapareció. Oyó a Hermione producir una respiración entrecortada. Él aún sin reacción. Hermione le tomó también la otra mano y se las colocó sobre el espejo mirándole fijamente, buscando algún signo de reacción en él, pero con una calidez impresionante reflejada en sus ojos cuando momentos antes solo había habido ira en ellos.
-¿Qué fue eso Hermione?
-No lo sé, pero creo…- calló dudosa- Creo que podía ser tu padre.
Os dije que vendrían más recuerdos!
