CAPÍTULO UNO

LA DECISIÓN DE SANGO

Otra vez había escapado… otra vez comenzaba la búsqueda, que ya llevaba tres años… la exterminadora y el monje habían estrechado sus lazos en ese tiempo… ahora, Sango conversaba con Ahome sobre un tema muy peculiar..

-No se que decirte Sango…

-Solo dime lo que piensas Ahome, necesito una opinión que me ayude… y tú eres la más indicada…

-Solo puedo hablarte con la verdad de mi corazón, y espero que esto te ayude.

-Sé que si! Arigato, Kagome-chan!

-Mira Sango, sinceramente, yo opino que ya no debes esperar más. En éstas épocas, y por lo mucho que hemos batallado para encontrar al cobarde de Naraku, nadie asegura que Miroku dure mucho tiempo más. Su estirpe, su sangre desaparecerá. Y ustedes se aman tanto. Si yo estuviera en tu lugar, me entregaría a él. Y cuando esta estúpida guerra termine, me casaría feliz.

-Ahome…

-No te vayas a molestar… por lo directa que fui…

-Una pregunta… puedo?

-Claro! Dime?

-Si las cosas hubieran sido diferentes… tu lo hubieras hecho con Inuyasha?

-Claro que sí! Sabes cuanto lo amé Sango, pero me alegro de que no haya sucedido. Ahora que está con Kikyo, tal vez me hubiera vuelto aliada de Naraku…

-Ahome!

-Jajajajaja! Eso último fue broma!

-Entonces…

-Ya te dije, sí, lo hubiera hecho… tal vez me hubiera quedado aquí para siempre… pero eso ya es pasado…

-Gracias Ahome, y puedes estar segura que tomaré tu consejo, por que es algo que yo misma deseaba, pero me atemorizaba lo que ustedes pensaran…

-Todos pensamos que se están tardando!

Una vez terminada la charla, una ruborizada Sango se dirige a encontrarse con el hombre de sus pensamientos. Una vez mas la pregunta fue formulada… esta vez, la respuesta sería diferente….

Esa noche, Ahome, después de un pequeño ritual en el que les unió en un matrimonio simbólico, les ayudó a escaparse de los demás. Sesshoumaru enterado por accidente del asunto, gracias a su sobrenatural sentido del oído, quiso apoyarles, y les dio las indicaciones para llegar a una acogedora cueva de su propiedad… él la usaba en eventualidades como tormentas repentinas y cosas así…

Llegan al lugar, cargados con una mochila proporcionada por Ahome, conteniendo una serie de pequeños detalles para hacer más romántica la situación. Lo cual era casi imposible una vez que estuvieron en el interior de la cueva, y vieron su maravilloso esplendor… y las magníficas adecuaciones que su principesco dueño le había hecho…

Entonces, Miroku, con toda calma, sacó de la mochila una sábana blanca, de seda, y la extendió cuidadosamente sobre el lecho que había. Era un futón grueso, enorme, hecho con el mismo extraño objeto que el Tai youkai llevaba al hombro, pero mas grande y suave, de una pared de la cueva, hacia el extremo del futón, se extendían unos artísticamente tallados barrotes de lo que parecía oro… y de ellos colgaban cortinas de seda translúcida, con abalorios esmaltados que daban a la cama un aspecto realmente imponente. En otro extremo de la cueva una cascada natural caía en una fosa, al parecer tallada a mano, tal vez un certero y refinado golpe del poderoso dueño… lo que culminaba en una tina de baño sumamente bella, iluminada por un hoyo en el techo por el que la luna se vislumbraba, altiva y eterna.

Al fin, Miroku encendió el fuego en el hogar diseñado para ello, y se dirigió hacia su amada. Un dulce sentimiento le embargó cuando se acercó a ella, y la sintió temblar de nervios.

-Tienes miedo, Sango? – El la miraba como nunca, penetrante y amoroso

-Un poco… no lo sé… -Ella temblaba como una hoja, pero a la vez estaba expectante… deseándolo tanto como él

-No te preocupes, amor mío, sabes que seré gentil… jamás te dañaría …

-Si… lo sé

El monje se inclinó hacia ella, buscando su boca… al principio fue un roce dulce, cálido, dejando que ella se acostumbrara al contacto de sus cuerpos, pero poco a poco, lo fue profundizando, abriendo la boca y buscando suavemente su lengua. Ella correspondió, tímidamente al principio, pero luego, una sensación de calor en su vientre la hizo responder con una pasión desconocida… el contacto se hizo mas salvaje, casi retador… entonces comenzó realmente el juego…

Nunca imaginaron tantas cosas. Ni siquiera el libidinoso de Miroku pudo jamás pensar que algo así cambiaría hasta su alma… todos sus pensamientos, todas sus ideas, y todo su ser quedó concentrado en esa mujer, que ahora llamaba esposa, a la que ahora le prodigaba su devoción ciega…

Durmieron tranquilamente, uno en brazos del otro, hasta llegado el amanecer, cuando tenían que regresar al mundo real, a las batallas, y a los monstruos… pero ahora eso no les importaba tanto, se habían vuelto uno solo, y juntos sortearían todo…

Y después de bañarse juntos, y comer algo, retornaron a reunirse con sus amigos, que los esperaban ansiosos por ver sus rostros…

A su llegada, un grupo de miradas expectantes les recibió con la pregunta a flor de piel… bueno, todos menos Sesshoumaru, que por su edad y experiencia, no se impresionaba por esas cosas…

-Buenos días a todos -Miroku estaba mas alegre que de costumbre

-Buenos días - respuesta al unísono… el silencio siguiente se volvió mas pesado…

-Pasaron buena noche? -Kouga abrió una imprudente puerta para que todos los demás les miraran con cara de "cuéntenlo todo"

-Si… gracias, Kouga-kun -Sango lanzó una mirada de "vuelve –a-preguntar-y-te-mueres-muy-muy-pero-muy-dolorosamente"

-AAggghh! Dá miedo! -al fin, se comprendió la indirecta, y cuanto se retiraban para comenzar el viaje de búsqueda, Miroku dijo algo que los impactó a todos…

-Amigos, creo que ya se imaginan… pero quiero decírselos personalmente… como ustedes saben, hace mucho que mi corazón le pertenecía a Sango, por lo cual le había pedido, ya desde antes, que se casara conmigo una vez que derrotáramos a Naraku. Pero el tiempo transcurre, y nuestro enemigo se escabulle, así que le pedí nuevamente que se quedase conmigo. Quiero que todos sepan que ahora ella es mi esposa, que es mi mujer, y que de ahora en adelante, las cosas entre nosotros se desarrollarán de esta forma…

- ……..

-FELICIDADEEEEES!

La algarabía general dio paso a un buen número de abrazos de felicitación, entre los cuales, el mismo Sesshoumaru, se sintió embargado por el gusto y la felicidad del grupo, la gritería produjo poco a poco la certeza de que ésta ocasión había que celebrarla, por lo que los lobos salieron de cacería, mientras las mujeres, incluso Kikyo preparaban todo para una gran cena… y el Taiyoukai, creyendo necesario participar de los preparativos, partió velozmente en busca de algunas botellas de buen sake, de manera que pudiesen brindar por la felicidad de los novios… mismas que entregó ostentando su imperturbable rostro, y su mirada indescifrable…