Aviso importante: este capítulo y los siguientes tendrán escenas en las cuales habrá intentos de manipulación mental por parte de Freezer hacia Bra, no se narrarán escenas sexuales fuertes, pero en si, algunas situaciones serán depravadas (bueno, depravadas según yo lo veo, que a lo mejor a alguien le parecen normales... juas juas juas si ese es el caso aconsejo asistencia urgente al psiquiatra). Puntualizaré que Freezer para mi punto de vista es una especie de psicópata, alguien sin escrúpulos, comparable al protagonista de 'El silencio de los corderos' o cualquier thriller de asesinos en serie, pero que para colmo tiene un poder físico y político ilimitado como pudiera tener el emperador romano Calígula (si quereis leer atrocidades consultar su biografía). Freezer en mi forma de entenderle es cínico, retorcido, con desviaciones sexuales y mentales... Quiero explotar esa visión del tirano, tenía muchas ganas de darle un toque thriler a alguna de mis historias y creo que he encontrado al malvado perfecto. De todos los que aparecen en la serie, este es con diferencia el más retorcido y asqueroso. Bueno, si alguien siente que esto ofende su sensibilidad, es mejor que no lea. Tampoco os asusteis, Jo.
Capítulo 8: El escuadrón saiyajin.
Tan pronto como Bra quedó a solas con Freezer sintió un escalofrío por todo su cuerpo, el miedo se apoderó de cada célula de su cuerpo y la lucha por guardar una expresión tranquila y firme se hacía insoportable en su interior. Esto no pasó inadvertido para el malvado, que sonrió de satisfacción. Pero el no quería inspirar miedo... lo que realmente quería es que ella tomara confianza con él, por ahora esta era la primera parte de su plan. De hecho el haber permitido que participase en el escuadrón saiyajin sólo había sido una treta magistral. El sabía lo que le pasó al anterior espía que intentaron infiltrar, acabó muerto en la antepenúltima misión y no era la primera vez que esto sucedía... pero esta vez sería distinta, el se encargaría de darles un toque lo suficientemente fuerte al escuadrón de monos, como para que no se atrevieran a matarla, ni a tocarla, pero aún así, era seguro que iban a hacerle la vida totalmente y absolutamente imposible... y cuando eso sucediera, la pequeña huerfanita, por muy guerrera que fuera, iría al gran Maestro Freezer y le pediría dejar de participar en el escuadrón saiyajin... entonces el la protegería y la haría parte de su guardia personal, muy pero que muy personal... bien es cierto que podría tomarla por la fuerza sin tanta parefernalia, pero no tendría gracia, el quería hacerse cercano a ella, ganarse su confianza, a su vez utilizarla para averiguar acerca de la fidelidad del escuadrón más rebelde de su ejército, y por último quería seducirla, sentir el placer de conquistarla... hacerla suya... y luego... ¿matarla? ¿conservarla? ¿importaba realmente eso?. Todo dependería de si realmente como sospechaba Freezer esta jovencita guerrera era un 'bicho raro' digno de su colección, una especie de mutación, o quizás un cruce extraño, o una nueva especie a la que extinguir si era demasiado poderosa, guardando, no obstante una pequeña muestra para su placer personal. Si, a Freezer le gustaba coleccionar rarezas, por eso su ejército de élite estaba conformado por los seres más extraños y diversos... Podría drogarla, violarla, torturarla, matarla, si quisiera no tendría que esperar para ello, pero entonces no sería lo mismo, a este malvado le gustaba hacer las cosas sin prisa, le atraían sobremanera los juegos lentos... tortuosos... retorcidos...
- ¿Me tienes miedo? - esa pregunta dejó congelada a Bra totalmente, incapaz de contestar acertivamente. Si contestaba que no provocaría su ira y si contestaba que si, ella misma quedaría al descubierto...
- ¿Debería tenérselo, Maestro? - fue su mejor respuesta.
- Eso depende... - sonrió cínicamente.
De nuevo el silencio se cernió en la sala. Bra no se atrevía a tragar saliba siquiera para no enturbiar el silencio con un sonido que delataría su extremo nerviosismo. Sólo quería que apareciera alguien, fuese quien fuese, todo con tal de dejar de estar sola con la bestia inmunda. Bra comenzó a imaginar situaciones, a pensar en lo fácil que sería para una mente tan depravada violarla o quien sabe qué más, entonces lo pensó bien, si el intentara tal cosa ella optaría por hacer estallar su ki y matarse en el acto, jamás le daría la satisfacción de arrebatarle su vida, su cuerpo y su alma libre saiyajin.
- No deseo que me tengas miedo... - pronunció con ánimo calmado y falsa voz de aprecio levantándose al tiempo y acercándose a ella - yo cuidaré de tí... - dijo rozando su pelo levemente mientras permanecía de pie a su lado sin mirarla más que de refilón - siempre y cuando me seas leal - añadió severamente sosteniendo un mechón de pelo en sus manos - lamentaría mucho que me traicionases... sería... trágico... - siguió diciendo suavemente con sumo cinismo mientras palpaba el tacto del cabello de la muchacha con sus dedos. Ella no quería ni moverse, su mirada permanecía perdida en un punto extraviado de la habitación tratando de contener su rabia y su terror. Cuando por fin logró tranquilizarse habló.
- Maestro, yo no le traicionaría nunca, mi mayor deseo es servirle. - Bra mentía muy bien, se odiaba por cada palabra pronunciada, se daba asco a si misma por no atacarle ahora mismo, aunque ella muriese en el intento, al menos, su orgullo permanecería intacto, pero ahora mismo no podía hacer otra cosa si quería mantenerse con vida, y quizás cuando se lograse transformar en Super Saiyajin podría vencerle y desquitarse por la humillación que sentía. Sin saberlo, Bra había caido en el mismo razonamiento maldito que atrapó a su padre a las órdenes del malvado y lo convirtió en un asesino sin escrúpulos.
Freezer avanzó hasta ella, Bra abrió los ojos en la confusión, el entonces la tomó y la abrazó tiernamente. Ella tembló al contacto de su piel, dio gracias por llevar el traje de spandex de mangas y pantalones largos para no tener que sentir directamente ese roce. Por supuesto este abrazo era parte de su juego... Su mente trabajaba a mil por hora, sus reflejos estaban exaltados esperando el momento en que intentara violarla, el momento en que ella lucharía hasta que no le quedara un sólo aliento, pero ese momento no llegó...
- Sssss - susurró en su oido - no debes tener miedo de mi, no voy a hacerte daño, yo no tengo hijas ¿sabes? cuidaré de ti como si fueras mi propia hija ¿qué te parece? - dijo soltando la cola de caballo observando como la larga melena caía en cascada hasta la altura de la cintura y acariciando su pelo paternalmente - eres un ser súmamente precioso y extraño ¿sabías? ahora no tienes que temer nada, si tienes algún problema sólo tienes que venir a mi, siempre tendré tiempo para mi pequeña guerrera... - Bra permanecía con cada milímetro de su cuerpo tenso e inmovil, no respiraba, su corazón latía furiosamente amenazando con salirse de su pecho, pero de algún modo las palabras del tirano eran tranquilizadoras, realmente no parecía ni siquiera un tirano abrazándola y hablándola de esa manera, no es que le pareciera sincero, pero era un abrazo paternal, no lascivo, al menos se sentía más tranquila viendo que las actitudes que despertó en el malvado eran paternales y no de otro tipo. Por supuesto esta era una ilusión que el quería crear, el era un maestro en el juego mental, disfrutaba manipulando las mentes de sus animales, sus 'mascotas' como el las llamaba. Y Bra ahora, se había convertido en la novedad, su mascota preferida. Cuando sintió que ella por fin se había relajado entre sus brazos sonrió satisfactoriamente y depositó un beso en la frente de la chica para liberarla del abrazo.
Ella estaba desconcertada de nuevo por su proceder, pero pensó que eso era mejor que tenerle cabreado.
Entonces él tomó un scuter y midió su nivel de pelea.
- 8.000 unidades - pronunció secamente.
- ¿Qué? - musitó Bra aún turbada.
- El nivel de pelea que marca este scuter es que 8.000 unidades, sin embargo hace un rato era de 0 unidades, y cuando peleaste contra Kiwi, llegó a medir 10.000 unidades. ¿Utilizas algún aparato para camuflar tu nivel? - preguntó tranquilamente procurando no asustarla.
- No, realmente - ella recobró la compostura de nuevo - mi ki se incrementa y se disminuye sólo.
- ¿Y qué lo hace elevarse?
- Una pelea, mi estado anímico...
- ¿Y qué estado anímico ha producido que suba a 8.000 unidades? - preguntó sabiendo la respuesta.
- Yo... no... en ocasiones fluctúa sin más, no tiene mayor importancia, Maestro - mintió lo mejor que supo.
- ¿Cuál es tu nivel máximo de pelea?
- El que marcó durante la pelea contra Kiwi.
En ese momento la puerta se abrió, dejando acceso a la antrada de Dodoria seguido del imponente y temible escuadrón Saiyajin.
El primero en entrar fue Vegeta seguido a su derecha de Nappa y a su izquiera de Raditz, ambos algo más retrasados que su príncipe. Bra se asombró al ver a su padre, realmente hacía apenas unas horas que lo había visto por última vez, pero estaba distinto, era más joven, se veía con una expresión distinta a las que ella estaba acostumbrada, y el pelo lo tenía más largo y encrespado hacia arriba, no como lo llevaba en su tiempo, más recortado aunque aún de punta. Vegeta al verla estrechó sus ojos, sobre todo porque aquella hembra había captado su atención inmediata turbándolo durante un segundo como si la hubiera visto antes, le resultaba extrañamente familiar, pero enseguida se centró en la sala, no sin percatarse de que ella llevaba un traje de combate y no iba vestida como una de las usuales putas de Freezer. Aunque eso no era importante, después de todo, el había triunfado en su misión, se había hecho más fuerte después de esa batalla y cada vez estaría más cerca de transformarse en el legendario Super Saiyajin y vencer al tirano que le utilizaba como un simple sicario. Y cuando le venciera, el sería el amo del Universo. Durante los años que llevaba al servicio del lagarto, su escuadrón se encargó de las misiones suicidas, las más peligrosas y angustiosas, pero todas ellas de corta duración, en planetas cercanos a la base, ya que Freezer sabía de la naturaleza extraña de los Saiyajins y temía que si les enviaba a una misión más lejana no volviera a ver a sus perros de pelea, a sus monos... como el les llamaba 'cariñosamente'. El príncipe sonrió perdido en sus pensamientos gloriosos mientras se arrodillaba con esfuerzo mental por controlar su ira al hacerlo.
- Maestro, le comunico nuestra decisiva victoria en el planeta Urantia. Hemos eliminado a todos los insectos. - sonrió levemente.
- Bien, bien... aunque habeis tardado más de lo previsto... - regañó al escuadrón que brincaron de furia interna.
- ¿Cómo? - exclamó lleno de rabia por esa afirmación falsa pero conteniendose.
- Mi querido príncipe... habeis tardado 2 días... debisteis realizar la tarea en 1 sólo día... ns ns ns ns (sonido de negación efectuado con el chasqueo de la lengua contra los dientes). Quizás os envío a tareas muy difíciles, o mejor aún, quizás es que sois sólo 3 guerreros para tanta tarea.
Los 3 saiyajins temblaban de rabia interiormente. Vegeta ya sabía que todo este discurso era para volver a encajar dentro del escuadrón a un espía. Nappa por su parte no entendía la actitud de Freezer, y trataba de imitar al príncipe para no meter la pata, el no brillaba por su inteligencia. Raditz sin embargo había captado perfectamente la idea del tirano. A pesar de no tener una gran fuerza física en comparación con Nappa y sobretodo Vegeta, el hermano de Goku había procurado desarrollar sus habilidades intelectuales haciendose indispensable en el escuadrón, sirviendo como guerrero y mecánico para solucionar pequeños problemas de scuters o similares. Además, tenía una valiosa cualidad, era capaz de mezclarse con el resto de los soldados de la base y muy a menudo, averiguaba información interesante para el escuadrón. Era un barriobajero, un saiyajin de tercera clase, que se adornaba el cuerpo con aros de metal, y a diferencia de los otros dos guerreros de la clase más alta, disfrutaba en los ambientes bajos, mezclándose con la morralla para pasar el rato.
El escuadrón se levantó de su arrodillamiento sin imaginar siquiera que aquella insignificante hembra sería la nueva espía asignada. Realmente ver al escuadrón de pié era aturdidor, el cuerpo de Nappa era gigantesco, tan sólo uno de sus brazos era del tamaño del cuerpo de Bra (si alguien piensa que exagero, sólo tiene que buscar en google alguna foto de la lucha entre Goku y Nappa, o bien alguna comparativa de Vegeta y Nappa). Raditz era algo más bajo que el, pero seguía siendo gigantesco, no así Vegeta, que al lado de ellos parecía un niño a pesar de ser un guerrero aguerrido y musculoso. Ni que decir tiene que Bra, más pequeña que su padre, al lado de esas moles parecía más diminuta y desvalida que nunca. Ella estaba impresionada por la planta de los guerreros y no dejaba de mirarlos causando el desagrado del príncipe que la fulminó con la mirada para que desistiera de su observación.
- Creo que la mejor solución es que se integre de nuevo alguien más en el escuadrón - siguió diciendo el lagarto sin causar mayor estupor que el creado salvo para Nappa, que por fin entendió - pero esta vez, mi querido Príncipe, espero que tengais cuidado con ella... -
- ¿Ella? - preguntó Vegeta en su asombro estrechando sus ojos levemente. Los ojos de Raditz se abrieron expresivamente, el tenía una cara muy expresiva que delataba sus pensamientos al instante. Vegeta miró directamente a la chica de pelo azul y Nappa, perplejo observó la expresión de Raditz tratando de cazar algo de lo que pasaba allí.
- Os presento a vuestra nueva compañera, la guerrera Bra - dijo señalando teatralmente con una de sus manos a la chica. Entonces Nappa no pudo contener la risa. Esto tenía que ser una broma, una hembra, y tan flaquita y pequeñita... Los otros saiyajins no pudieron más que contagiarse de la risa de su hombre más viejo sonriendo levemente ante la nueva adquisición. Raditz pensó que quizás le dejarían quedársela un rato para disfrutarla antes de matarla, y Vegeta pensó que directamente la mataría en la siguiente misión sin complicarse más la vida, pero sus pensamiento fueron cortados por el tirano, que parecía haber leido las intenciones de los tres.
- Os advierto de antemano, que si se os ocurre violarla o matarla yo mismo me encargaré de eliminar a todo el escuadrón saiyajin. Esta hembra es un tesoro para mi, una pieza única y no permitiré que nadie la dañe. ¿Entendido?.
Vegeta intervino inteligentemente - Maestro, nosotros vamos a luchar en planetas con oponentes reales, y no creo que ellos tengan en consideración a la mocosa. Si la matan... - su razonamiento fue cortado.
- Si la matan me encargaré de que tengais una muerte dolorosa... -
- Somos guerreros, no niñeras - se defendió Nappa - la batalla no es lugar para esa niña endeble, no durará ni media hora.
- NO SOY NINGUNA NIÑA, ESTUPIDO - rugió la hasta ahora callada dejando perplejo y encantado al mismísimo Freezer. Ella no podía creer que incluso en esta situación se atrevieran a decir que era una niña, cuanto habia odiado esa afirmación en su tiempo y ahora, se repetía la historia... Freezer la abrazó como a una niña chiquita, su padre sin conocerla la trataba de mocosa... en su tiempo, al menos hacía varios años que logró que su padre dejara de llamarla así - Y PODRÍA DAR CON TUS HUESOS EN EL INFIERNO SI QUISIERA - añadió gritando a la mole de 2 metros y medio que quedó perplejo mientras que Freezer se reía entre dientes.
- Para vuestra información, su nivel de pelea es de 10.000 unidades, así que Nappa, deberías controlar tu lengua porque podría cumplir su amenaza... - musitó aún riendose el lagarto - Además, tu ya hiciste de niñero una vez... - agregó mirando divertidamente a Vegeta - no se de que te quejas... ¿acaso no te gustó la experiencia?.
Todos mantuvieron el silencio por unos instantes. Las caras serias delataban un humor pésimo. Entonces Freezer se acercó al escuadrón y agitando su cola contra el suelo velozmente hizo temblar la zona en la que permanecían de pie - recordad bien lo que os advierto, si le pasa algo, lo pagareis con vuestras vidas... - su tono de voz era realmente helador, frío, su mirada aturdía, la energía que transmitía hacía temblar todo a su alrededor. El mensaje había sido captado, no podían matarla, no podían violarla, pero no dijo nada de como tratarla, y ellos se encargarían de hacerle pasar los peores días de su existencia... hasta que suplicara al tirano que le asignase otro escuadrón que espiar. Vegeta sonrió casi imperceptiblemente.
- Marcharos ahora - el escuadrón salió del mismo modo que entró - Dodoria, acompáñala a la enfermería para que la vacunen. Te sorprendería averiguar, joven Bra, la cantidad de virus que circulan por esta base, es obligatorio vacunarse si no quieres morir en dos días. - rió.
Cuando se marcharon, Freezer se comunicó con Zarbón mediante el intercomunicador - Zarbón, mi nueva mascota va hacia la enfermería para ser vacunada, asegúrate de que extraen sangre, quiero que le realicen pruebas para averiguar su raza, estoy seguro de que debe ser una mezcla extraña "nunca había visto tanta fuerza en una hembra de aspecto tan endeble y hermoso..." tengo un buen presentimiento - sonrió
- Si, Maestro, pediré que lo realicen inmediatamente -
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