AVISO: Este capítulo es muy fuerte. Bra rememora escenas de torturas y son escenas que pueden herir tu sensibilidad. Si eres menor de edad no puedes leer esto.
Capítulo 28: Dolor y Fe.
Bra abrió los ojos lentamente sintiendo la luz entrar en sus pupilas azules, se sentía bien, era la primera vez en mucho tiempo que al levantarse no vomitaba o sentía un dolor de estómago y de cabeza tan enorme que corría a beber un poco de su 'medicina' para calmarlo. La alubia senzu había reparado su cuerpo, hasta su mente se sentía más libre ahora. No estaba curada de la adicción, pero al menos, había dormido bastantes horas y su cuerpo se había repuesto un poco. Se levantó de la cama, estaba vestida, aunque no llevaba las botas y estaba bajo las sabanas. Al levantarse algo se desplomó en el suelo. Era un pequeño librito, que parecía tener bastantes años. Estaba muy destartalado. Era de color oscuro. Bra lo abrió. Estaba escrito en idioma Saiyajin, con letras color rojo oscuro. Las páginas estaban amarillentas. Algo la sobrecogió al percatarse de que tenía entre sus manos un objeto único. Aquel librito constituía lo poco que podría conservarse del planeta de sus antepasados. Lo sostenía como si fuera una verdadera reliquia. - "¿Pero quién?... Raditz, ¡por supuesto!. El debió ponerlo aquí." - Bra salió fuera precipitadamente, quería encontrar a Raditz. Goku estaba entrenando en la sala de gravedad y el guerrero que buscaba parecía esperarla sentado en las escaleras. La expresión de su rostro era sonriente, bueno, sonrisa al estilo saiyajin.
- Por fin despertaste. ¿Sabés que has dormido 12 horas seguidas? - Bra abrió los ojos sorprendida. - generalmente duermes sólo 3 horas, hasta nos asustamos pensando que estabas enferma por dormir tanto. Pero comprobamos que sólo tenías un sueño muy pesado. - rió. - No quise despertarte. - sus palabras sonaban tiernas aunque fuertes, ya que su tono de voz y su forma de hablar era bastante ruda en sí.
Bra se acercó y sonrió levemente. Se sentó en las escaleras, no demasiado cerca de Raditz. Con expresión seria le enseñó el libro y le miró a los ojos como pidiendole una explicación. Él entendió perfectamente esa mirada.
- Es un ejemplar del 'libro sagrado de los saiyajins'. Pensé que querrías verlo. Anoche te quedaste dormida mientras te recitaba. - Sonrió levemente mirándola de reojo.
- Lo siento - Musitó ella bajando su mirada, sintiendo verguenza por haberse dormido mientras escuchaba algo tan significativo de sus antepasados. Raditz abrió los ojos en el choque, ¿ella le estaba diciendo que lo sentía?. Era la primera vez que aquella chiquilla le decía alguna palabra tan tímida y sentida. Y realmente se estaba disculpando por algo que para él fue hasta agradable. Tenerla entre sus brazos, con esa expresión de paz en su rostro, sentir la calidez de su respiración en su pecho. Aquella noche la sostuvo abrazada varias horas sólo para observarla, para tenerla cerca de sí. Ella podría haberse disculpado de meses de insultos y agravios... y se disculpaba por dormirse durante su recitado entre sus brazos. Raditz comenzó a reirse entre dientes. Realmente era algo muy gracioso. Bra frunció el ceño.
- Se puede saber... ¿de qué te ries? - dijo enojada ganando la seriedad forzada del guerrero.
- ¿Sabes leer saiyajin? - internamente esperaba que contestase que no, ¿cómo iba ella a saber saiyajin?.
- eh, si - volvió a decir tímidamente.
- ¿Sí, pero... ¿cómo? - no salía de su asombro.
- Me gusta cómo recitas, no quise quedarme dormida anoche, realmente me gustó lo que recitaste. - En el rostro de Raditz se volvió a dibujar una sonrisa - ¿Cómo es que tienes este libro? - ahora la sonrisa se borró hacia una expresión triste.
- Me lo dió mi padre - pronunció dolorosamente. - Bardok... él nunca me educó como si fuera un niño de tercera clase. Siempre me dijo que la clase se lleva dentro de cada cual. Fue un gran guerrero. Logró ascender a puestos insospechados para un guerrero de tercera clase. Antes de que Vegetasei fuera destruido, yo fui enviado a una misión muy difícil. Las esperanzas de sobrevivir eran bastante escasas. Antes de marcharme mi padre me dió este libro y me prometió que cuando volviera de la misión me enseñaría a leer. Él sabía leer. Era un gran saiyajin, y un gran guerrero. Por desgracia... Vegetasei fue alcanzada por un meteorito y... fue destruida... durante años, sentí envidia de mis compañeros muertos en aquella batalla, sentí rabia de ser el único superviviente... no se por qué te cuento todo esto... - medio sonrió siguiendo aún con la mirada triste. - Fue una deshonra para mi pueblo acabar así, fue injusto... indigno... -
- Raditz... - el la miró aún con los puños apretados y el ceño fruncido de la rabia. - Vegetasei no fue destruida por ningún meteorito... - Bra hablaba sin mirarle, con sus ojos fijos en aquel viejo libro.
- ¿Qué dices? - Él preguntó muy suavemente, porque no sabía qué pensar. ¿Estaría Bra desvariando de nuevo, o sabría algo que él ignoraba?.
- No me mires así como si estuviera loca, te aseguro que ahora mismo se muy bien lo que digo... - gruño ella al percatarse de la expresión de su acompañante. Él suspiró aliviado, pero enseguida supo que conocería una dolorosa verdad. - Fue Freezer... el destruyó a los saiyajins porque tenía miedo de que se hicieran demasiado poderosos como para poder controlarlos. Eso fue lo que pasó... Luego os dijo que había sido un meteorito para humillaros... - Raditz sintió una rabia inmensa. ¿Por qué el había creido lo del meteorito?. Había sido un estúpido. Aquella explicación era mucho más lógica. Sin darse cuenta se había transformado en Super Saiyajin.
- Será mejor que reserves tus fuerzas para Freezer... - Afirmó ella seriamente.
- Acabaré con él, lo juro, aunque me cueste mi propia vida, ¡juro que vengaré la sangre de nuestro pueblo! - gritó él.
- Toma. - Bra le entregó el libro y se dispuso a marcharse a entrenar, pero entonces se dió cuenta de un gran detalle...
- ¿Dónde está la otra Cámara de gravedad? - una gota de sudor se dejó ver en su frente.
- Se la llevó Vegeta. Esta madrugada recogió algo de provisiones y la cámara. Se marchó a entrenar lejos del campamento. Creo que no puede soportar que un guerrero de tercera clase le superase... - él se sentía muy orgulloso de su logro. - Me temo que tendrás que entrenar con nosotros. No creo que debas ir a entrenar con él, no debe estar de muy buen humor... - rió.
En efecto Vegeta se había marchado kilómetros lejos del campamento saiyajin. No soportaba tener que ver la cara orgullosa de Raditz clavándose en la suya. Él era el Príncipe de los Saiyajins y demostraría que él era el guerrero más fuerte. Superaría a ese insecto de tercera clase.
- Veamos qué sabes hacer... - Bra increpó a Raditz incitándolo a un combate al aire libre. Este accedió de buena gana.
Después de la transformación Raditz había aumentado su poder de combate en estado normal, y ahora superaba a Bra, aunque sin transformase, no la superaba por mucho. La diferencia de entrenar con él, era que al contrario de Vegeta, Raditz no la mortificaba insultándola ni humillándola, sino que la alentaba mostrándole los fallos propios de su inexperiencia.
Pasaron varias horas de combate. Bra estaba al máximo de su poder, y no cedía ante Raditz. Siguieron combatiendo dentro de la cámara de gravedad mientras que Goku fue a comer algo. Gravedad 300. El combate era rápido y trepidante.
De pronto ella comenzó a notar escalofríos en su cuerpo, se comenzó a sentir mal, su desconcentración momentanea le valió un golpe fortísimo en la espalda. Se quedó en el suelo tendida por el dolor. De nuevo esa sensación... era débil, Raditz la había superado, su padre también la había superado, aunque no había alcanzado el S.S., con el entrenamiento, estos meses, se había hecho más fuerte que ella. Al final todos lograrían transformarse en Super Saiyajin menos ella. Era una inutil. Le dolía la espalda y sólo tenía ganas de llorar y dejar de combatir. No era tan fuerte como los saiyajins de aquel libro sagrado. Era una verguenza de guerrera y de mujer. Ellos no abandonan en la batalla y ella quería salir corriendo. Ella cedió a la presión de Freezer... ¿debió haberse dejado torturar hasta la muerte?.
FLASH
Bra estaba en la horrible sala del tirano. Su cuerpo lleno de heridas, varios huesos rotos, la habían sometido a las torturas más terroríficas inimaginables. Todo en ella era dolor, sangre, horror. Sus manos estaban destrozadas. Su frente ardía por la fiebre. Le costaba respirar. Pero aún no había muerto. Internamente rezaba para morir pronto y no soportar más dolor.
- ARRRGGGG - el gruto desgarrador resonó en toda la sala cuando Dodoria comenzó a atornillar un objeto en su rodilla. El dolor era demasiado insoportable, pero no se desmayaba, no se moría, le habían administrado algo para evitar que se desmayase. Las lágrimas brotaban de sus mejillas escociendo sus ojos morados y ensangrentados, casi cerrados por la inflamación. Su rostro era irreconocible.
- Bastardos. AAAHHHHHRRGGG - sus insultos sólo hacían que el dolor que le causaran fuera más fuerte.
- Vamos... tu podrías acabar con esto sólo si nos dijeras la raza y el planeta de tu madre... - susurró Zarbón melosamente.
- No se nada... ARGGGGHHH - Su otra rodilla comenzó a sentir el mismo tormento con la nueva negativa, haciendo que el nuevo dolor se sumase a los cientos de dolores de todo su cuerpo.
- HABLA - Dodoria estaba crispado. Nunca habían tenido una víctia tan exasperantemente resistente.
- JAJAJAJJAA AAARRRGGHHH - rió ella.
- ¿De qué te ríes? - gritó Zarbón.
- Aún así... soy... más bonita... que tú... AARRRRGGG - Susurró. Ya no importaba soportar más dolor, pronto acabarían con ella si seguían así. Y les iba a empujar a ello. Les sacaría de sus casillas hasta lograr que la matasen.
Pero no moría, luego vino la tortura con descargas eléctricas, el ácido, y ella seguía sin morir.
- No sabes como estoy disfrutando de esta tortura, niña. - Se burló Freezer. - estás resultando ser mi mejor víctima. Considera eso como un gran honor. Pero por desgracia tengo que averiguar lo que quiero, y estoy complacido de ver que tendré diversión durante semanas... meses... años... no dejaré que mueras, te tendré en una mazmorra llena de ratas, curaré tus heridas para que no mueras, y seguiré torturándote un día, trás otro, trás otro... hasta averiguar lo que deseo... es, sencillamente, perfecto, serás mi nueva diversión... a no ser que hables, por supuesto. Si me cuentas todo dejaré que vivas.
Bra estalló a llorar. Soportar días, meses así, AÑOS... eso no podía ser cierto. - Por favor... no lo se... os he dicho cuanto se... matadme... haced lo que querais... yo no se nada... por favor... - sus palabras eran casi suplicantes. Freezer sonrió. Había logrado quebrar su mente. Por fin algún resultado después de horas de tortura. Sus ojos brillaron.
- Está bien, niña, para que veas que te aprecio después de todo, te daré un pequeño respiro. - Bra sintió que le inyectaban algo. Debía ser un calmante porque dejaron de dolerle las heridas. Cerró sus ojos, que sólo podían ver figuras borrosas y ensangrentadas. Sintió algo de descanso. Despertó desorientada. Sus ropas habían sido cambiadas a una especie de bata de hospital de color blanca. Algunas de sus heridas habían sido vendadas. Sus huesos rotos estaban entablillados.
- ¿Te sientes bien? - la voz del lagarto era tan amable que era repulsiva. ¿Cómo podía cambiar de un momento a otro de esa manera?. - Lamento mucho todo esto, mi pequeña niña... pero no es algo que yo desee, es algo que tu originaste. Sin embargo, estoy pensando que si me demuestras de algún modo tu lealtad... dejaré esta horrible tortura. Sabes que te quería como una hija. - Dijo acariciando sus mejillas. - Incluso quería hacerte esposa de mi mejor guerrero... te quería, Bra, y tú... me traicionaste... deberías estar avergonzada de haber pagado mi buen trato hacia tí de esta manera. Pero... comprendo que no quieres que le pase nada a tu madre. Yo no le haré nada malo, créeme. Pero necesito saber que mis guerreros no me ocultan nada. No me molesta más que eso, que me ocultes cosas, hija mía... no debes ocultarle cosas a tu Maestro, porque yo puedo ver todo. Soy como un Dios viviente... puedo adivinar que tienes dentro de esa cabecita loca... Por eso se que sólo tratas de proteger a tu familia, así que te daré la oportunidad de elegir... entre seguir siendo torturada dutante días... semanas... meses... o años incluso, o bien demostrarme tu lealtad cumpliendo algunos de mis pequeños deseos... será agradable... lo prometo... ¿Qué dices? -
- MUERETE - gritó mientras lloraba. - ARRGGGGG - su brazo roto fue liberado del entablillado y vuelto a retorcer.
- No hables así al maestro - gritó Dodoria ofendido.
- Maestro, será mejor tenerla como mascota de tortura, la llevaré a la mazmorra... - Zarbón tomó a la chica del cuello. En la sala se abrió una puerta que conducía hasta un sótano lúgubre y oscuro. Todo era sucio y tenebroso. Zarbón sonrió cuando la encadenó a la pared con unas cadenas especiales que emitían descargas eléctricas proporcionalmente intensas cuanto más intenso fuera el ki del encadenado. La dejó sóla. Pronto las ratas se acercaron. Ella trató de lanzarles pequeñas bolas de ki, pero cuando lo intentaba las descargas de electricidad surcaban su columna vertebral recordándole de nuevo sus dolores padecidos. Una de las ratas comenzó a morderla. Pronto llegaron más, la acecharon, se defendía a pesar de las descargas, pero no podía, no podía seguir por más tiempo, las ratas se avanzaban hacia ella. Cuando perdiera el conocimiento ¿qué le harían?. Aterrada por esta idea comenzó a gritar desesperada.
- SACADME DE AQUIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII - gritó llorando.
- El maestro desea saber si aceptarás su proposición. - Preguntó burlonamente Zarbón.
- Si... - pronunció ella derrumbándose moralmente.
Ya en la sala de Freezer nuevamente, su alma se estremeció al saber lo que tendría que hacer para salvarse de aquellos tormentos.
Fin del FLASH
- Bra por favor, RESPONDE, ¿Estás bien? - Raditz estaba preocupado al ver que no se levantaba, y la zarandeaba tratando de reanimarla. - Es mejor que comamos algo y sigamos más tarde, ¿no crees?. - Ella no escuchaba lo que le decía. Sus ojos vagaban perdidos en aquellos terribles recuerdos.
- No tenía elección. No quería morir. No quería sufrir más. - dijo sujetando su cabeza con fuerza.
Estaba claro, que de nuevo estaba teniendo un ataque de locura. ¿Qué estaba diciendo?. Raditz la abrazó fuertemente. - Eso no existe, es sólo una pesadilla. Despierta, vamos.. DESPIERTA. - La zarandeó fuertemente para hacerla reaccionar. Ella abrió los ojos llenos de lágrimas. Necesitaba beber un poco, así dejaría de recordar su tormento... así obligaría a su mente a no pensar lo que vino después, fue peor que haber muerto comida por las ratas, fue mucho peor... Bra se incorporó para alivió de Raditz. Ella corrió a su habitación. El la siguió, pero ella no quiso dejarle entrar. Esperó pacientemente fuera. Bra preparó su bebida del día, la mezcla exacta. Tomó un sorbo. Se sintió bien, ahora estaba todo bien...
- ¿Qué miras insecto? - gruñó observando a Raditz esperándola. El hizo un gesto de incomprensión. No parecía la misma. Ella había sido maravillosa, desde que él se había transformado. Ahora volvía a ser desagradable, volvía a insultarle. ¿Qué le pasaba?. ¿Sería culpa de su enfermedad?. El la sacaría de los horrores de su mente. No importa cuanto de cruel sea ella con él. Raditz era un guerrero curtido y fuerte, no de dejaría impresionar por su trato. El la curaría y la haría su compañera.Además, siempre le gustaron las mujeres fuertes y difíciles.
Raditz comenzó a pensar después en su padre. - "Padre... ahora todo encaja... tu despedida... lo sabías, tu sabías lo que venía, por eso me diste este libro, por eso me dijiste todas aquellas cosas, todos esos consejos... PADREEEEE yo hubiera preferido pelear junto a tí, ¿por qué me alejaste de allí?. Tu debías saberlo, se que sí, nunca me dijiste antes de ninguna misión las cosas que me dijiste aquel día. Pensé que fue cosa del destino aquel discurso, pero ahora lo veo claro, tu sabías que Freezer iba a destuir nuestra raza. " - Los ojos del fuerte guerrero se llenaron de lágrimas con estos recuerdos tristes de su pasado. - "Pero sobreviví, y ahora, ahora te vengaré. Vengaré a nuestro pueblo... quisiera que pudieras verme transformado en Super Saiyajin. Estarías orgulloso de mí. Padre, siento tanto dolor dentro de mi alma. Tantos años sirviendo a tu verdugo, tantos años de humillaciones... pero yo haré justicia. Donde quiera que estés Bardok, padre... donde quiera que estés, siente mi fuerza..." - se transformó en Super Saiyajin y fue a entrenar duramente lejos de allí.
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Mes 11º de entrenamiento en la Sala del Tiempo. 9º Més de embarazo de Bulma.
- "No puedo creer que esté haciendo esto... esto no puede ser cierto... no puede ser... estoy... ¡atendiendo el parto del primer hijo de mi propia madre!... Quizás me he vuelto loca, y todo este viaje en el tiempo sea una creación de mi mente, quizás todo esto no está sucediendo en realidad y yo estoy soñando una pesadilla, y quizás me despertaré de pronto... y estaré en mi cuarto..." - Bra cerró los ojos fuertemente esperando despertar de aquella pesadilla.
- AHHHHHHHHHHHHH - el grito de Bulma le hizo recobrar la noción de la realidad. Sueño o no, locura o no, había una posibilidad de que aquello fuera real, así que no tenía más remedio que hacer frente con valentía.
Bra trató de recordar lo que le enseñaron en el instituto acerca del aparato reproductor femenino y el tema de la maternidad. Ella sacó sobresaliente el ciencias. Sabía cómo nacían los niños, cómo era un parto, y qué hacer básicamente, a grandes rasgos... pero realmente los detalles concretos no los conocía... En su mente sabía que había que esperar hasta que se dilatara por completo, luego comenzaría a salir la cabeza, luego ella tendría que tratar de coger la cabeza con cuidado ayudando a que salga un brazo y luego el otro y por fin el cuerpo, después tenía que cortar el cordón umbilical y sacar la placenta, y luego desinfectar todo muy bien, bañar al bebé y dárselo a su madre para que le de de mamar... pero ¿era tan sencillo como eso?. NOOOOOOOOOO. Bulma no dilataba aún y llevaban cuatro horas con contracciones, CUATRO HORAS. ¿Habría algo mal, ¿era esto normal, ¿y si el bebé venía de culo, ¿y si hubiera que hacer cesaria?. Un brillo azul se aglutinó en el rostro de Bra. Definitivamnte necesitaba beber un poco... pero no podía, se lo debía a su madre y a su hermano. Si bebía y perdía la cabeza... ¿qué sería capaz de hacer?. Pero ya sentía los efectos del sindroma de abstinencia. Era insoportable.
- MMM... BULMA, ¿Quieres hacer el favor de DILATAR YA? - Gritó Bra exasperada y roja de verguenza después de mirar por donde debería salir el bebé.
Sólo consiguió que Bulma se pusiera a llorar desesperadamente y a temblar de miedo.
- "Necesito algo para calmar mis nervios, necesito calmarme, no puedo seguir así... no puedo..." - Bra rebuscó por la habitación nerviosamente algo que pudiera tranquilizarla. Encontró un paquete de cigarrillos y lo abrió nerviosamente. No era lo más ortodoxo, pero tenía que hacer algo rápido antes de correr a beber de lo que su mente le pedía, o de perder los nervios y pagarla con Bulma.
Yamcha entró a toda velocidad en la habitación haciendo que el cigarro en la boca de Bra se consumiera de inmediato en una sóla calada por la rabia que suscitó su presencia en esos momentos.
- Bulma, ¿cómo estás?. Sabía que ese maldito te iba a dejar sóla en esos momentos. No te preocupes, estoy aquí. - susurró abrazándola mientras que Bra sentía que se ponía cada vez más nerviosa presenciando aquella escena. Su padre era quien debía estar allí abrazando a su madre, y no ese Yamcha...
- Y tu, no deberías fumar en esta sala. - gritó a Bra.
Cómo se atrevía a gritarle. Ella estaba allí plantada desde hacía 4 horas mirándole sendas partes íntimas a su propia madre, atendiendo un parto sin saber nada de partos y él llegaba ahora a imponerle normas y... ahora le quitó el nuevo cigarro de la boca. - INSECTO. ¿QUIERES ATENDER TU EL PARTO? - amenazó Bra al borde de su histerismo.
Yamcha tragó saliba volviendo a colocarselo en la boca y abrazando de nuevo a Bulma para tranquilizarla. Bra miró llorar a su madre. Realmente ella estaba haciendolo todo mal. En lugar de reconfortarla, la estaba tratando mal. - "¿Pero que me pasa?. ¿Por qué actúo así?. Yo no era así. ¿Qué clase de monstruo soy?. " - Bra se mortificó pensando su mal proceder. Apagó el cigarro con su mano temblorosa ansiosa por tomar su bebida, y fue donde estaba Bulma.
- Bulma, todo va a salir bien - dijo suavemente - disculpa mi rudeza de antes, esto es tan difícil para mi... -
- No te preocupes Bra, eres tan jovencita. - Bulma sin saber por qué le acarició la cara. Bra mordió sus labios antes de comenzar a llorar ante este gesto que ella añoraba tanto. - Yamcha, déjanos sólas, por favor. - Dijo Bulma tratando de calmarse ella también. El se alejó d emala gana, pero no se atrevió a contradecir a una parturienta. - No llores por favor... - Bra contuvo sus lágrimas lo mejor que pudo abrazándose a su madre. - Quiero preguntarte algo... me dijiste que en el futuro estaría con Vegeta, que nos casaríamos y llevabamos juntos más de 30 años... pero, ¿cómo puedo creer eso?. Dime, ¿en el futuro también fué así? - lloró Bulma aferrándose a la muchacha sin saber que era su propia hija.
- Si, la relación comenzó así también, él al principio no aceptaba que había dejado de ser un asesino y... -
- ¿ASESINO? - se alarmó Bulma.
- Vegeta era un asesino a suelto del ejército de Freezer, pero al conocerte cambió, Bulma, se que él te ama. Pero dale tiempo, él volverá a tí, y será un padre para Trunks, y un esposo. Tendreis vuestras discusiones, pero estareis juntos, creeme. A él nadie le enseñó que hacer daño a los demás estaba mal. Desde que tenía 5 años sufrió cosas horribles. A los 5 años ya los mandaban a conquistar planetas y aniquilar poblaciones. Comprende que tiene muchas luchas internas. En el futuro lograste cambiarlo. Se que lo lograrás ahora también. Ten fe. - Aquellas palabras reconfortaron a Bulma sobremanera.
Después de varias horas más, se escuchó el llanto de un bebé con colita de mono color lavanda.
Mes 12º de entrenamiento. Hora de salida de la Sala del Tiempo.
Los guerreros se reunieron junto a la puerta de salida... Bulma llevaba al pequeño bebé de un més en sus brazos. Vegeta fue el último en llegar. La puerta aún no se abría. Sus ojos se clavaron en la mirada de Bulma y en los ojos atentos del bebé, que ondeaba su colita despreocupadamente.
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