NOTA IMPORTANTE: HE REFORMADO EL CAPÍTULO ANTERIOR. POR FAVOR, VISUALIZARLO, Y DARLE AL BOTÓN DEL EXPLORER QUE TIENE LAS DOS FLECHITAS PARA ACTUALIZAR LA PÁGINA. DE ESTA MANERA PODREIS VER LOS ARREGLOS.

Cuidado, este capítulo tiene escenas fuertes aludiendo a la tortura y violación de Bra. Si eres menor de edad no debes leer esto.

Agaue , gracias por tus comentarios y encantada de conocerte. Dentro de poquito Bra tendrá que volver a su tiempo, y cuando eso suceda... jejeje, sabrás lo que va pasando con Pan, Trunks, Mirai... incluso entrarán en escena Uub y Marrón. Espero que te gusten los capítulos próximos y disfrutes de la batalla que seguirá.

Shadir, de nuevo me haces ver un error grande, que acabo de subsanar, gracias amiga, parece que me hice un lío entre Porunga y Shen-Long. Eso me pasa por querer actualizar demasiado rápido, joer. Pero ya solucioné el fallo. De ahí me cuentas. Creo que en sí el capítulo anterior me quedó más coherente ahora, incluso.

Darth Maferius, papí Vegeta tendrá que llegar, pero por ahora el pobre ni asoma, así que se las tendrán que apañar sin él... Pero cuando vengaaaaa... oohh ohhh ohhhhh.

Demona, gracias por lo de 'morir de intriga'. Respecto a Bra, estamos deacuerdo, a partir de ahora se verá más su lado adolescente. Sobre todo cuando vuelva a su tiempo. Me alegra que te guste el 'Libro sagrado'. Yo también estoy entusiasmada con él. Quiero escribir más fragmentos. Besitos, me alegra que aún sigas mi fic.

Shadowhao, mira que ya me estás asustando, tu si que tienes vena sádica ¿eh, debí dejar que me asesorases en las escenas de tortura, joer, se te ocurre cada cosita...

Capítulo 33: La muerte de la esperanza.

Bra despertó de la máquina de regeneración. Sintió como el líquido templado se vaciaba de la cápsula. Su alma estaba intranquila. Había aguantado mucho tiempo sin tomar su dosis, y su mente no podía soportar más el estado de nerviosismo. Salió de la cámara regeneradora y corrió a sus ropas en busca de la cápsula que contenía su bebida. Al levantár las ropas vió que se desplomaba en el suelo un libro. Era el 'Libro Sagrado' de los saiyajins. Sobre él había una nota. - Raditz... - Bra se sintió turbada al recordar los instantes anteriores en los que le mordió el cuello. ¿Qué había hecho?. ¿Qué tipo de ritual era ese?. Tenía que leer la nota y salir de dudas. Estaba escrita en saiyajin, pero no fue escrita con tinta, sino con sangre. Decía así.

" Ha llegado la hora del tirano que destruyó nuestro pueblo Saiyajin. Vengaré sus muertes, le haré pagar por las torturas que soportaste, y cumpliré la promesa que te hice. Quiero que guardes este libro. Sabes cuanto significa para mi, y no deseo que se estropée mientras lucho con el maldito. Seguramente te preguntarás por qué vibraste de ese modo cuando hiciste el ritual. La respuesta se encuentra en este libro, en tu naturaleza saiyajin, en tus más íntimos secretos, yo mismo te recitaré los versos esclarecedores cuando termine la batalla y estemos sólos. "

Bra no terminaba de comprender lo que había leido. Su mano comenzó a temblar acusando la debilidad mental que empezaba a sufrir. No podía pensar ahora en tantas cosas a la vez. El libro se desplomó en el suelo muy a su pesar, sus manos sujetaron su cabeza y limpiaron un poco el sudor frío de su frente. Luego averiguaría que era aquel ritual extraño que ni ella misma sabía cómo es que fue capaz de hacerlo. Sus dedos se hacían torpes debido a los temblores de sus manos, por fin, después de varios intentos fallidos y desesperantes asió la cápsula que contenía las dosis y logró abrirla. Tomó un sorbo de uno de los tubitos, ni siquiera lo mezcló en agua, estaba demasiado alterada como para contenerse más, lo necesitaba urgentemente, aunque procuró no extralimitarse para evitar los terribles efectos secundarios de las dosis altas. Enseguida sintió el alivio que necesitaba. Se vistió rápidamente y guardó dentro de su armadura el Libro, junto con su cápsula más preciada.

Alzó el vuelo en dirección hacia la batalla.

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En la batalla...

Raditz trataba inutilmente de sobrepasar el poder de Zarbón, pero ahora su nivel era superior al suyo. Bulma llacía inconsciente cerca de Vegeta, el cual aún no se había recuperado de las heridas producidas por el terrible ataque de Freezer.

Goku se acercó a ellos dándole una semilla senzu a Vegeta y otra a Bulma. Las dos últimas que quedaban. Ambos despertaron inmediatamente observando horrorizados como ahora el cuerpo de Freezer se había convertido en un montón de despojos. En el aire luchaba Raditz, en inferioridad contra un Zarbón super poderoso.

- MALDITA SEA, ese sapo asqueroso ha debido pedirle al Dragón hacerse más poderoso... - murmuró entre dientes y lleno de rabia el príncipe. Un asonrisa se dibujó en su rostro, sin embargo, observando los restos del malvado tirano.

- Vegeta... - la voz de Bulma era desesperada.

- Déjame en paz, mujer, ¿no ves que intento seguir la batalla, ¿quieres marcharte de una vez de mi presencia?. Por tu culpa, ahora mismo estamos en desventaja con el enemigo, ¿te parece poco?. - Escupió con total enfado.

- VEGETA - Gritó ella armándose de valor. - Me iré, pero antes me vas a escuchar. - Bulma se cuadró con mano en la cintura y pié que golpea el suelo sacando el genio más saiyajin que una humana podría tener.

-Hmp - Esta pose si que era inesperada. Realmente en esos momentos era cuando Vegeta estaba seguro de qué era lo que le había hechizado en aquella mujer.

- Bra es nuestra hija. - Lo soltó de sopetón temiendo que de nuevo él la cortara y no la dejara explicarse. Vegeta arqueó una ceja, luego abrió los ojos, y después frunció el ceño. Estaba loca. ¿Cómo iban ellos a tener una hija con 16 años?. Tendrían que haberla concebido con 9 y 10 años respectivamente. Absurdo.

- Mujeeeerrr... - Él cerró los ojos en un esfuerzo por contener la ira desatada ante la estúpida afirmación, mientras que una vena se hinchaba en la frente. Por su parte, Goku y Piccolo seguían la batalla agenos a la conversación de ellos.

- Ella viajó del futuro Vegeta, en una máquina especial, por eso sabía todas esas cosas, es hija nuestra, ¿acaso no lo ves, tiene tus poses, tiene mi físico, es medio saiyajin. ¿Es que estás ciego?. - Vegeta estaba confundido. Viajes en el tiempo... Bolas de Dragón que conceden deseos... Zarbón más poderoso que un Super Saiyajin... Una hija que le aparece del futuro... espera... ¿Otra hija?. ¿Acaso él en el futuro no acabó con la vida de la mujer escandalosa y del bástago nacido, ¿acaso él no les abandonó sin más volviendo al espacio para seguir una vida de mercenario?. ¿Había formado una familia con esa humana débil?. Lo peor de todo es que él sabía que aquello que Bulma le había contado era cierto. Se había estado engañando a sí mismo todos estos meses, ignorando esas punzadas en el corazón cada vez que la chiquilla se derrumbaba llorando en el suelo después de algunas sesiones de entrenamiento especialmente crueles. Aquella niña que Raditz se había atrevido a tocar... era su propia hija. - RADITZ... - Un guerrero de tercera clase tocando a su descendencia. Un nuevo insulto a sumar a la lista de insultos de ese bastardo. Pero eso importaba poco, porque Zarbón le estaba dando una soberana paliza, y él no movería un dedo para ayudarle. Dejaría que le matasen, y luego se enfrentaría contra Zarbón. Después de recuperarse de las heridas producidas por Freezer, debía ser más poderoso que antes. Vegeta estaba seguro que ahora si que lograría convertirse en un Super Saiyajin, y sería mucho más poderoso de lo que había logrado aquel inutil de Raditz. Cuanto todo acabase interrogaría a Bra, esta vez sin tapujos ni tonterías, sin mentiras... Hija de Broly, menuda patraña... desde luego la chiquilla había salido con facilidad para inventar historias.Pero en el fondo a él no le había engañado, había demasiados cables sueltos en las historias que contaba... Y sobre todo, lo de Cárrotte, aquello fue la clave de la cuestión. Ella no pudo haber sabido que Cárrotte era su madre a no ser que él mismo se lo hubiera contado. Por otro lado, su estilo de lucha tan cuidado y elegante era digno de toda una Princesa de los Saiyajins. Sus técnicas, extrañamente similares a las de él mismo... Vegeta pensaba que la niña le estaba imitando durante los entrenamientos. Seguramente él mismo la entrenó en el futuro, y había hecho un buen trabajo con ella. De no haber sido destruida Vegetasei Bra sería la hembra mejor guerrera. Otra cosa a tener en cuenta... la chica dijo que su padre había logrado transformarse en Super Saiyajin y por eso sabía las condiciones necesarias para lograr la transformación. Eso quiere decir que él mismo lo había logrado en el futuro. Eso era una excelente noticia. Ahora si que estaba seguro, era su momento, se transformaría en super Saiyajin y vencería a Zarbón. Vegeta miró a Bulma. Lo mejor que podría hacer es marcharse de allí inmediatamente. Debía estar con su hijo.

- Mujer, márchate, aquí corres peligro. - Bulma se conmovió con esas palabras, aunque rudas y pronunciadas sin mirarla siquiera. Por primera vez de verdad reconocía que se preocupaba por su seguridad.

- Prométeme que cuidarás de nuestra hija y no dejarás que le pase nada malo por favor... - Pidió ella con mucha angustia. - Y prométeme que volverás... - Pronunció con lágrimas en los ojos.

Vegeta cabeceó con una leve sonrisa y expresión seria. Bulma accionó la cápsula del aerocoche y salió a toda velocidad de allí.

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- No podrá vencerle. - Aseguró Piccolo observando la paliza que estaba recibiendo Raditz.

Goku asintió. - Tenemos que ayudarle. Vegeta... si unimos nuestras fuerzas quizás tengamos una oportunidad de derrotarle. - El príncipe le miró despreciativamente y se cruzó de brazos.

- No tengo por costumbre meterme en las peleas de otros... si es tan inutil que no es capaz de vencerle es su problema. - Rió burlonamente. Vegeta estaba completamente seguro de que lograría convertirse en Super Saiyajin y acabar él mismo con Zarbón. Toda la gloria sería suya. No iba a pelear junto con esos insectos.

- VEGETA - Goku estaba indignado. Con tal de contentar su orgullo era capaz hasta de consentir que el enemigo ganara la batalla.

Piccolo le miró con igual desprecio. - Goku, olvídalo, no podemos contar con él. Tendremos que hacer algo nosostros. Además, siento el ki de Bra acercándose, ya debe estar repuesta. - Vegeta frunció el ceño. Nadie iba a utilizar a su hija para contradecir sus planes. De pronto sintió un ápice de culpabilidad por como la había tratado todo este año. Palizas, desaires, humillaciones, golpes, gritos, insultos... No había tenido piedad de ella. Sin embargo Bra había soportado todo eso estoicamente, no había duda de que era su hija. Sintió una ira terrible al recordar en qué estado la había encontrado cuando la rescató en la sala de Freezer. Era una gran guerrera, no había duda, soportó las torturas más terribles, torturas durante horas y horas, Vegeta sabía demasiado bien en qué consistían esas torturas, él mismo había realizado algunas cuando apenas era un niño. A Freezer le divertía tanto ver como un niño podía ser de cruel y despiadado... Un escalofrío recorrió su cuerpo pensando que su propia hiz fue víctima de técnicas de tortura que él mismo ideó cuando era un mocoso. No obstante, a pesar del horror que vivió y aún después de cómo la trató el en la Sala del tiempo, Bra estaba dispuesta a luchar valientemente. Se sintió orgulloso de ella. - Mi hija... - Jamás pensó que tendría una hija. Las leyes saiyajin prohibían a los descendientes de la familia Real tener más de un hijo, y este debía ser varón. El varón más fuerte nacido en vegetasei. De lo contrario debía ser eliminado. Y él había tenido dos hijos en el futuro... Increible.

Raditz se desplomó en el suelo con el último golpe de Zarbón. - "Noo, padre, tengo que vencerle... me he transformado en Super Saiyajin, debo vencerle... no puedo dejar que me derrote así... aunque me cueste la vida tengo que acabar con él..." - El guerrero conservaba aún sus cabellos dorados, pero tenía un terrible dolor en todo su cuerpo. Sin duda no podría mantener ese estado mucho más tiempo.

- KAAMEEEE HAMEEE HAAAAAA - gritó Goku.

- Bakurikiiiiiiimaaaahaaaaaaa - Ambos guerreros intentaron combinar sus ataques más poderosos contra Zarbón. Los haces de ki se unieron en un tremendo disparo potentísimo. Zarbón se rió al desviarlo como si fuera tan sólo un balón lanzado por unos chiquillos.

Vegeta permaneció impasible aunque desagradablemente sorprendido por el poder demostrado por el sapo.

Raditz voló hasta Zarbón tomándolo por la espalda. A sabiendas de que no podría vencerle pensó que si se hacía estallar acabaría con la vida de él.

- Goku, Piccolo, lanzad vuestros ataques a mi señal - Gritó mientras que Zarbón sonreía vilmente.

La energía de Raditz comenzó a crecer espeluzanantemente. Todo a su alrededor comenzó a desintegrarse. Las piedras se quebraban, un crater comenzó a formarse a los pies del guerrero. Zarbón intentó zafarse, se había confiado y ahora estaba en un serio apuro.

- Va a sacrificarse. - Exclamó Vegeta retirándose del lugar. Piccolo y Goku le imitaron apartádose un poco de la zona y dispuestos a lanzar un ataque final.

Raditz pensó en su padre, en el día en que le entregó el Libro Sagrado, en el día en que le entrenó, sus enseñanzas, sus ideas tan distintas a las de los demás saiyajins. Todo lo que le quiso inculcar... Bra... su ansiada compañera... "Hijos de Vegetasei, dondequiera que esteis, ¡Sentid su fuerza!. ¡Llegó la hora del tirano!. " - YAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA - Todo el cuerpo de Raditz se hizo una bola de energía luminosa inmensa. Piccolo y Goku lanzaron sus respectivos ataques contra ambos guerreros. - HAAAAA - La explosión asoló todo en kilómetros a la redonda. La onda expansiva hizo que los guerreros fueran empujados con terrible fuerza, muchos metros mas atrás de lo que ya estaban.

Bra llegó en ese preciso momento - NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO - gritó ella sintiendo como la energía de Raditz era totalmente aniquilada tras esa explosión. Puede que ella le tratase mal, puede que ella le evitase, pero Raditz había sido su único amigo allí dentro, la había cuidado aún cuando ella rechazaba su ayuda. ¿Por qué ella le trató así?. Estaba demasiado rabiosa, a pesar de los esfuerzos de él por ganarse su confianza, ella tenía un miedo atroz a que ser seducida. Tenía miedo a ser tratada como una puta, que sólo la quisiera para un rato. Tenía miedo a que le hiriera del mismo modo que la hirió Goten. Goten... había estado presente en su mente todos estos meses, cuánto le había odiado. Por su culpa ella había pasado el infierno más terrible que pudiera imaginarse. Raditz... él estaba muerto, ¿cuáles eran las verdaderas intenciones de él hacia ella?. ¿De verdad quería ser su amigo?. ¿De verdad su amabilidad no estaba basada en un deseo meramente sexual?.

El humo se disipó. Visiblemente herido, pero en pié apareció Zarbón, que se desplomó en el suelo de repente. Bra abrió los ojos incrédulamente. - Zarbón... - No, no era Freezer quien estaba allí delante, sino Zarbón... El ejecutor de gran parte de sus más horribles torturas. Se ensañó con ella, disfrutó torturándola, y ahora había acabado con Raditz... Raditz... Bra comenzó a llorar. No podía soportar esa situación, era demasiado para ella. Zarbón había acabado con Raditz... Era más poderoso que él. Ahora no había esperanzas. ¿Qué sería capaz de hacerle sufrir ahora?. Se lo dijo... cuando ella vomitaba desesperada por el asco de lo que hizo. Su mente se perdió en los recuerdos más terribles de su vida.

Freezer se acercó a ella - Excelente, lo has hecho muy bien, has sido una puta muy obediente y excitante. - le susurró en su oido lascivamente mientras acariciaba su cabeza como si fuera un buen perrito. - Zarbón, estás haciendo un buen trabajo enseñándola como hay que hacer estas cosas... hasta creo que en apenas una clase te ha logrado superar... - rió el lagarto mientras pasaba su cola por todo el cuerpo dolorido de la chica. - Inyéctale un poco más de afrodiciaco. Dejaré que disfrutes de ella un buen rato. Se buen chico, quiero ver si eres capaz de hacer algo excitante con una hembra. ¿No la encuentras raramente hermosa? jajaja - Zarbón frunció el ceño, estaba alteradísimo. Primero le había dicho que ella era mejor que él, luego, a sabiendas de que a él no le gustaban las hembras, le pedía que le hiciera una demostración de 'hombría'. Y encima con un ser tan horrible para él. Pero encima la encontraba hermosa. En todo este rato sólo la había halagado. La había tratado incluso con delicadeza administrándole un calmante para el dolor, un reconstituyente para darle un poco de energía y luego un afrodiciaco para excitarla. ¿Qué pretendía conseguir con eso?. Se trataba de torturarla... ¿Acaso Freezer la estaba prefiriendo?. ¿Pensaría el Maestro dejarle por ella?. Los pensamientos de Zarbón eran insanos. Realmente el lagarto sólo quería quebrar la mente de la chica del mejor modo posible, y este era, haciendo que disfrutase de su propia violación, que después de tanto dolor soportado en las torturas, sintiera alivio, deseos y hasta excitación por hacer de puta. Pero Zarbón no veía esto, estaba demasiado alterado por los constantes desprecios de su amante. - Claro, Maestro. - Sonrió Zarbón dispuesto a realizar una sádica acción macábramente excitante con aquella hembra. - ¿Tengo carta blanca para disfrutarla como deseo? - Preguntó tramposamente al Lord. El asintió muy intrigado por saber hasta donde sería capaz de llegar Zarbón empujado por sus celos. Bra no supo que fue peor, si sentirse una verdadera puta obediente del lagarto, o continuar con la tortura a manos de Zarbón. Después de su intervención horrible, todo su cuerpo era un erial de sangre y dolor de nuevo. Luego vino el turno de Dodoria, que optó por la línea de Freezer, sólo que ahora su cuerpo estaba tan destrozado después de lo que le hizo Zarbón, que el dolor se hacía insoportable. De nuevo no la dejaron desmayarse, y el culmen fue de nuevo el lagarto. Ella lloraba, suplicaba que la dejaran, suplicaba que la matasen, horrorizada por lo que estaba padeciendo rezaba internamente para morir. Gritaba, lloraba, jadeaba, nadie la ayudaría, estaba sóla, sóla por completo. Ellos se reían, la atormentaban con sus humillaciones. Ya la habían quebrado la mente por completo. Ahora sólo cabía el desprecio. Zarbón la hizo sentir el ser más despreciable del mundo, recordándola lo obediente, lo rastrera, lo puta que había llegado a ser, lo indigna que era, lo estúpida y horrible. Durante toda su intervención le decía palabras y frases envenenadas que la hacían sentirse terriblemente culpable de no haberse dejado comer por las ratas, de no haberse quitado la vida cuando estaba a tiempo. Pero no la dejaban morir, Freezer, después, la tomó sin piedad. De nuevo la obligó a hacer cuanto quiso hasta hartarse de satisfacer sus deseos. Bra cedió ante él, al menos le administraba calmantes, hasta se sentía agradecida porque con él dejaba de sentir ese horrible dolor. Pero no, era peor, era peor, porque se sentía más sucia, más indigna. Luego, Bra sintió que le marcaban con algo punzante la espalda. La tatuaron... como si fuera una cabeza de ganado, justo en el hombro izquierdo. El sello de Freezer. Era su esclava personal, su puta, su nada... y permanecería con él días, meses, años... ya no había esperanza para ella, había muerto, estaba muerta en vida... - Ahora ningún macho te tocará, porque todos sabrán que eres mía. - Susurró el lagarto mientras la embestía despiadadamente. Por fin su cuerpo llegó al límite y se desmayó.

- Ojalá hubiera muerto aquel día - Lloró ella sintiéndo un terrible dolor en su alma. Bra necesitaba más de su dosis. No había esperanza. Ahora todo estaba perdido. Por suerte había dejado el tubito fuera, sujetado con su cinturón. Ella había aguantado todo este año sujetándose a la vana esperanza de que pudieran vencer a Freezer. La vana esperanza de salvar el planeta, de salvar a su padre, a su madre, a su hermano. Quería ser tan valiente como todos en su familia. Quería demostrar que ella también era capaz de salvar el Universo. Pero no, ella logró justo lo contrario. Por querer vivir había arriesgado la vida de su familia, y ahora su planeta sería destruido. - Soy una inutil, soy una débil, una puta - Lloró ella desesperadamente. Alcanzó la bebida roja como la sangre y bebió todo el contenido. Al menos, si enloquecía, dejaría de ser consciente de la realidad. Ya no había esperanza. Raditz había muerto, y pronto morirían todos. Ella misma moriría atacando a Zarbón. No le daría el placer de capturarla con vida. Había tomado una dosis tan fuerte que su cuerpo se acabaría colapsando en la batalla y moriría sin remedio. Su mente comenzó a perderse terriblemente inmersa en la locura. Su puño se cerró rompiendo el tubo entre sus dedos y haciendo que la sangre brotara de los cortes producidos. Toda ella estalló en ira y se lanzó a atacar a Zarbón al límite de sus fuerzas.

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