Linna, encantada de conocerte, con lo rápido que actualizo no creo que mueras de impaciencia, jajaja, gracias por seguir mi fic y animarme con tus palabras. Besitos.

Agaue, a Raditz le resucitarán con las Dragon Ball dentro de un añito, por eso no te preocupes, lo malo es que se va a llevar el berrinche de su vida cuando vea que Bra no está en ese tiempo... mmm Si quieres saber por qué Bra está sufriendo tanto en este fic, lee mi perfil, en relación al estilo psicológico del fic Padre-hija. Te darás cuenta de que existe una mayor profundidad y trasfondo detrás de la mera historia. Así que mil años en leer el fic. Es que tiene ya casi las 100.000 palabrejas. Si sigo así, voy a tener que escribir una tetralogía, jo.

Shadir, deja los síncopes y hagamos mejor síncopas... que son más musicales. Gracias de nuevo porque debido a tu corrección quedó mejor el fic mucho más coherente y logrado. Me encanta como eres de observadora. Saber que eres tan meticulosa me hace apreciar más tus palabras de elogio a lo que escribo. Gracias amiga.

Karo, yo no se si Sheng Long puede conceder más poder al guerrero o no, de verdad que ahí no me meto, pero ya no puedo variar más el asunto. En cualquier caso, te agradezco de veras tus informaciones, porque son muy interesantes. Si te das cuenta, el capítulo 32 está reformado. Sólo dale a actualizar página y verás la versión que quedó. Shadir se os adelantó a Saturno y a tí indicándome el metidón de pata que hice al ponerle 3 deseos al dragón en lugar de uno, y al recordarme que no bastaba con juntar las bolas para que saliera. Mirai Vegeta está a una cuadra de salir. Y su reacción no te la puedo contar, mala escritora sería si lo hiciera. Mejor no me tires de la lenguaaaa jejeje

Saturno, con qué vengativa ¿eh, grrrrrrr, jajajaja, ¡si eres un sol de persona, como me voy a tomar a mal nada de lo que digas. Una pregunta, ¿qué te ha hecho Raditz a tí para que le odies tanto?. Si el pobre no ha dejado de pasarlas burras desde que nació, pobrecito mío, de verdad que me da una pena dejar a mi niño así muertecito... Pero que sepas que dentro de un año lo resucitan, conste. Pero si, Bra tendrá próximamente algunos capítulos con Goten. No te aseguro que sean precisamente románticos... pero todo llegará.

Shadowhao, miel con limón para la garganta. ¿Cómo podían caerte bien Freezer, Zarbón y Dodoria?. Por Dios, menos mal que hice algo al respecto para cambiar tu opinión... jeje Lo del tatuaje va a traer cola, si, ya verás... y no sólo eso, recordemos la nota de Raditz escrita con sangre y... con palabras tan comprometedoras para Bra, y el Libro Sagrado de los Saiyajins que está en poder de nuestra protagonista... Ese libro contiene más misterios en su interior de lo que nadie se pueda imaginar... y no adelato más. Por supuesto que habrá un final feliz, me linchariais colectivamente si no terminase bien la historia. jeje. Hasta pronto.

Son Vegetzu, te incluí en mi messenger. No lo tengo activo porque siempre hay mucho gamberro/a suelto, y no se, prefiero conocer un poco a las personas antes de darles mi email, aunque sea un hotmail. Me alegra que te gustase la escena del ritual entre Raditz y Bra, sabía que te iba a encandilar... de hecho tu petición me hizo reconsiderar la opción de incluir esa escena... Respecto a Raditz, siento haberle matado, pero tenía que ser así. Ahora, lo que se le ocurra hacer al loco ese cuando resucite, es cosa que ni se me ocurrió imaginar...

Capítulo 34: Al borde de la muerte.

Su puño se cerró rompiendo el tubo entre sus dedos y haciendo que la sangre brotara de los cortes producidos. Toda ella estalló en ira y se lanzó a atacar a Zarbón al límite de sus fuerzas.

Vegeta se levantó del suelo sacudiendo el polvo y los escombros que tenía encima por causa de la terrible explosión. Goku y Piccolo le imitaron. De pronto, los ojos de los guerreros se abrieron de par en par. Bra apareció de la nada acudiendo rabiosamente a atacar a Zarbón. ZARBÓN. El sacrificio de Raditz no había servido para matarle, pero al menos estaba algo herido. Había que aprovechar esa momentanea debilidad.

Bra encajó una serie de fieros golpes en el guerrero. Zarbón estaba aturdido aún por la tremenda descarga de energía que había soportado. Tenía algunas heridas en el cuerpo, pero no las suficientes como para detenerle en sus propósitos. El problema era que aquella mona le estaba atosigando a golpes, y él aún no recobraba siquiera sus sentidos. Una tremenda patada lo lanzó hasta el suelo. Luego una serie de ki blast, al más puro estilo paterno, salieron de las manos de Bra alocadamente, fuera de control, golpeando contra el suelo intempestivamente a Zarbón. Vegeta observaba la escena con cierto agrado al notar que su hija tenía ese dominio de las técnicas. Sin embargo, esta no era la batalla de ella, esta era su batalla, así que él se enfrentaría y derrotaría a Zarbón.

- BRAA. No te metas, esta pelea es mía. - Amenazó el Príncipe. Sin embargo ella no parecía escucharle en absoluto y seguía machazando contra el suelo a Zarbón con infinidad de bolas de energía. Estaba fuera de control. No era consciente de sus acciones. Los demás notaron también el estado de ira que inundaba su batalla.

- Si continua gastando su energía de esa manera alocada va a terminar muriendo. - Aseguró Piccolo.

- Hay que hacerla entrar en razón, ha vuelto a enloquecer. - Goku ya la había visto en alguna otra ocasión en estado de locura. Al final acababa colapsandose su cuerpo y caía al suelo casi al borde de la muerte. Pero en esta ocasión parecía aún más enloquecida. Estaba más fuera de control de lo que jamás antes lo había estado.

Vegeta escuchó los comentarios. No, su hija no iba a morir de un modo tan estúpido. Con gran velocidad se situó a la espalda de ella, incapaz de reaccionar siquiera ante su aparición. Ni siquiera lo vió. Él le propinó un golpe inofensivo pero certero en la sien haciendo que perdiera el conocimiento. Ahora seguiría el mismo la lucha contra Zarbón.

El malvado aprovechó el cese momentaneo de la lluvia de bolas de energía para atacar a Vegeta. Bra se desplomó inconsciente en el suelo de la batalla, mientras que ahora su padre era duramente enfrentado por Zarbón. Las tornas se volvieron a invertir. Zarbón había logrado recobrar sus sentidos y estaba dando una paliza al Príncipe, que estaba ya en las últimas de sus fuerzas. En un rápido movimiento lo atrapó del cuello. - Vegeta... me rechazaste... no supiste lo que te convenía... me humillaste tratandome de mal guerrero por deleitarme con los placeres de otros machos... ya ves que no tiene nada que ver, las preferencias... con el combate. Te ofrecí la oportunidad de ser mi amante, y la rechazaste cruelmente, pero ahora es demasiado tarde para tí. Por más que me supliques que te perdone la vida, por más que clames para gozar de mis placeres, nada va a arruinar mi venganza. Vas a morir. - Zarbón lo arrojó contra el suelo

- Ja, mira sapo, preferiría ser el amante de un gusano antes que rozar siquiera a un bicho tan feo y repugnante como tú. - Se burló Vegeta.

- Lo pagarás caro... - Murmuró entre dientes el aludido mientras preparaba un terrible ataque contra él.

Goku intervino atacándole por la espalda, pero causando muy poco efecto en su ataque.

Zarbón se volvió para acabar con él. Esta acción era perfecta para los planes de Vegeta. El príncipe se puso en pié mientras que Goku recibía una terrible paliza. Extendió una mano, sujetándo su brazo a la altura d ela muñeca con la otra mano. Con un gran esfuerzo, creó una extraña bola luminiscente y la lanzó hacia arriba, elevándola en el cielo haciendo que brillase como si fuera una luna. Sus ojos se concentraron en la luz, sus dientes comenzaron a crecer, su mirada se tiñó de rojo intenso, su cuerpo palpitaba terriblemente ante la transformación que estaba a punto de obrarse. Su talla fue haciéndose más grande cada vez, hasta que por fin el Ozaru surgió. su poder de pelea había aumentado ahora 10 veces. Había pasado de 350.000 unidades de fuerza, a 3.500.000 unidades de poder. Goku por su parte, comenzó a transformarse también, adquiriendo un poder de pelea de 1.400.000 unidades. Zarbón, por su parte, contaba con un poder de 4.000.000 unidades de poder.

Vegeta, en su nuevo estado como mono gigante, atrapó en un puño al malvado esbirro del ahora muerto Freezer. Lo comenzó a presionar entre sus dedos con el fin de romperle los huesos antes de enviarlo al infierno.

- Ops, parece que ya no eres tan gallito... oh, que tonto soy, debí haber dicho... sapito... jajajaja - la risa grave y sonora de Vegeta sonaba realmente tétrica.

Zarbón trataba en vano de zafarse del agarre.

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Goku también finalizó su transformación entrando en un estado de locura irracional, arrasando todo a su paso. Poder controlar el poder cuando se está en la fase de Ozaru requería, sin duda, un entrenamiento especial. Goku no lo había recibido, razón por la cual ahora estaba fuera de control. No era útil para la batalla, por mucho poder que alcanzase en ese estado, ya que, un poder sin una inteligencia que lo gobierne, difícilmente podría perpetrar una acción dañina para el enemigo. Incluso podría ser dañino para el bando aliado. - Tengo que cortarle la cola a Goku, de lo contrario va a acabar con el planeta. - Piccolo se dispuso a frenar a su otrora enemigo. Sabía muy bien que para frenarle debía actuar rápida y concisamente. Con todo su poder envió un rayo de energía cortante que sesgó la cola de Goku haciendo que volviera de inmediato a su estado original, perdiendo el sentido al hacerlo.

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El ahora en desventaja, suplicaba con desesperación por su vida - Vegeta, déjame vivir y te daré lo que me pidas, ¿quieres poder?. ¿Quieres gobernar el Universo?. Yo te ayudaré, te serviré fielmente, olvída mis palabras pasadas... - Zarbón podía llegar a ser tan rastrero... ahora suplicaba por su vida. Vegeta se reía viendo como había vuelto la tortilla, y mientras se carcajeaba aflojó un poco la mano. De repente, sintió una energía estallándole en la mano y lo soltó de inmediato. Zarbón se había transformado en un horrible sapo berrugoso. Ahora su nivel de pelea ascendía a 7.000.000 unidades de poder y superaba en mucho al confiado Príncipe.

De nuevo retomó el ataque contra él. - ¿De verdad te creíste mis palabras mono? - Se burló ahora Zarbón enviandole terribles golpes por todo el pecho. La mole enorme en que se había convertido Vegeta se desplomó en el suelo adolorido. En ese instante su cola fue cortada despiadadamente, perdiendo por completo su fuerza, y volviendo a sus 350.000 unidades de poder. Zarbón pisó su pecho restregandole la suela de los zapatos al romperle las costillas. - AHHHHHHH - El grito era desgarrador al sentir como era aplastado vilmente. No, no se había transformado en Super Saiyajin. ¿Cuál era su fallo?. ¿Por qué Raditz lo logró y él no pudo hacerlo?. La rabia inundaba su corazón inmensamente de verse en tan deplorables circunstancias, al borde de la muerte...

Piccolo observaba la escena aterrado, no podía hacer nada, el enemigo era demasiado poderoso como para que un Namek le hiciera frente. Él tenía sólo 3,400 unidades de poder. ¿Qué podría lograr contra los 7.000.000 de Zarbón?. Bra seguía inconsciente al igual que Goku. Ellos dos eran la única esperanza. Vegeta estaba demasiado malherido en estos momentos, siendo machacado cruelmente. Estaba sufriendo mucho, sus gritos de dolor asolaban el macabro escenario. La noche había llegado, el viento arrastraba ese olor inconfundible y metálico a sangre, y vísceras... La destrucción, los escombros a su alrededor, los remolinos de cenizas, transportaban quizás los restos desintegrados de Raditz y Freezer, aún luchando en la atmósfera. Allí estaba él. Años atrás se había creido poderoso, había sido terrible, malo, el Príncipe del mal. Ese había sido Piccolo, pero Goku le cambió el alma. Había llegado a amar algo de un modo poderoso, el Planeta Tierra. Amaba cada minúsculo resquicio en él, desde el infierno de los volcanes, hasta la frialdad de la cumbre de las montañas más escarpadas. Su alma había encontrado la paz que ansiaba, se había apartado del mal, pero... ahora todo estaba perdido, al menos, su alma moriría con paz, al menos, había logrado darse cuenta de tantas cosas que antes eran estúpidas e insignificantes para él. Pero no... no se rendiría hasta que se jugaran todas las cartas. -Goku... GOKUUUU - Gritó zarandeándolo en el suelo. Goku se revolvió musitando remolonamente - Chi.Chi, déjame dormir un ratito más, vamos... - Su súplica fue contestada con un fuerte puntapié en la cabeza. Al fin el guerrero despertó, con un sonoro - AYYY - y dos lagrimones en los ojos, mientras que Piccolo observaba su última esperanza con una gota de sudor en su frente.

Vegeta escupía sangre con cada aplastamiento. Si seguía torturándole así lo mataría en breve espacio de tiempo. Goku apareció de pronto lanzando un disco cortante hacia Zarbón en su terrible forma de sapo berrugoso, que le cortó de cuajo un brazo. Piccolo y vegeta sonrieron un tanto al ver aquello.

El monstruo verde avanzó hasta Goku muy enojado incrustándole un puño en el estómago. El golpe terrible atravesó al guerrero de parte a parte. La pequeña esperanza, se transformó ahora en desesperanza de nuevo, en apenas unos segundos. Goku estaba casi muerto.

Pero no era su momento aún. La joven saiyajin que momentos antes había estado sin sentido en el suelo fue despertada por Piccolo. La visión de la luna artificial le causó el mismo efecto que a sus congéneres y se transformó en Ozaru, un mono gigante, sólo que de color azulado verdoso. El problema era que si bien en su forma humana estaba fuera de control, ahora, en su forma ozaru, estaba más fuera de control aún. Sin embargo, la providencia, o su fijación terrible contra aquel maldito que la torturó, hizo que avanzara con terrible fuerza hasta Zarbón. Ahora ella tenía un nivel de batalla de 400.000 unidades. Por desgracia, no bastaba para superarle. Un nuevo y rápido golpe de este hacia ella le arruinó la cola, haciendo que volviera de nuevo a su estado humano, perdiendo otra vez el conocimiento.

Goku se retorcía en el suelo de dolor, agonizando. Vegeta era incapaz de moverse debido a que tenía rotos casi todos sus huesos. Bra, llacía de nuevo inconsciente. Piccolo veía llegar su hora cada vez más rápidamente. Sin embargo Zarbón no lo tomó en cuenta.

- Ahora acabaré contigo de una vez, Principe de los monos... luego me encargaré de tus amiguitos... - Se burló.

Zarbón ascendió en el cielo portando un terrible haz de energía en una de sus manos. Iba a arrojarlo contra Vegeta. Lo iba a matar. Piccolo volvió a despertar a Bra, era la única opción, esa niña tenía más poder del que demostraba, sólo tenía que dejarlo salir, desbloquear su mente.

- VAMOS DESPIERTA, TIENES QUE LUCHAR - La increpó. Bra abrió los ojos. En sus pupilas cansadas se vislumbró la imagen de su padre, a punto de ser masacrado por su torturador. El haz de luz salió de la mano de Zarbón. Ella desapareció del suelo y apareció interponiéndose entre su padre y la llamarada de ki, aguantando con los brazos cruzados al frente en pose defensiva la terrible descarga que quemaba sus brazos.

Vegeta abrió los ojos, allí estaba su hija, iba a morir por salvar la vida de su padre. El, que la había tratado tan mal, él, que no lo merecía siquiera... era salvado por ella. Su pose firme, sus dientes apretados, aquella muchachita endeble aguantaba al límite de sus fuerzas sin quejarse. En realidad ella no sentía dolor alguno a pesar de estar casi calcinándose, pero no podría aguantar más, estaba condenada, nadie podía ayudarla ahora, moriría desintegrada en pocos segundos más, Zarbón sólo tenía que aumentar un poco la potencia de su ataque. Pero no lo hacía, y no la aumentaba porque quería que ella sufriera, que muriera lentamente abrasada por el fuego. Ella no se movía ni un ápice. De los ojos de Vegeta brotaron lágrimas, él iba a morir, su hija iba a morir, no había logrado ser el Super Saiyajin, no había logrado proteger a su propia hija, no vería crecer a su hijo Trunks, ni vería de nuevo a la mujer escandalosa que le había robado el alma. Unos segundos más y morirían todos, el planeta quedaría destruido. Su propia esposa, su hijo, serían también destruidos junto con el planeta. Por un segundo sintió amor, y una energía poderosa se instaló en su corazón purificado con el sacrificio de Bra. Sus cabellos se tornaron dorados, su cuerpo ganó fuerza, pero sus huesos no respondían a su fuerza, intentó levantarse, pero no podía... casi estaba en pie, sólo un poco más. Piccolo lo observaba estupefacto. Goku rezó en su interior para que lo lograse. Todas las esperanzas estaba puestas en él ahora mismo. Su fuerza, el amor, su furia desatada al ver como mataban a su hija. Pero no podía, tantos huesos rotos le impedían siquiera levantarse a pesar de sus muchos esfuerzos. Si tan sólo hubieran guardado una aluvia senzu más, ahora habría una esperanza, pero las gastaron todas, fueron unos inconscientes. Bra se los advirtió, que no las gastaran tontamente, ellos no hicieron caso de sus advertencias, no las gastaron tontamente, pero podrían haberlas ahorrado utilizando la cámara de regeneración al menos en el caso de Bulma. Vegeta se desplomó al suelo con abundantes lágrimas, ¿es que iba a morir así?. Desesperación, se leía en las mentes de todos, mientras la risa del tirano inundaba con un eco ensordecedor kilómetros y kilómetros de debastación, muerte, destrucción...

- NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO - Bra se desplomó en el suelo con la mirada perdida, su cuerpo estaba seriamente dañado, aunque la armadura del ejército de Freezer la había protegido el tronco de las quemaduras abrasantes de su piel. No respiraba, el rayo de ki había cesado. Los ojos de Zarbón eran enormes, locos, sádicos, terribles... Una sonrisa se dibujaba en su rostro... luego, la sangre, la sangre brotó de su boca aún sonriente, justo antes de estallar.

Piccolo no daba crédito a lo que presenció. Goku veía apenas borrosamente la imagen del Super Saiyajin que acababa de matar a Zarbón. Vegeta no podía creer lo que sus ojos estaban presenciando. Una llamarada de ki poderosísima desintegró lo que quedaba del cuerpo de Zarbón. Mirai Vegeta había llegado.

El padre desesperado abrazó a su pequeña niña, no importaba si ella era ya casi una mujer, siempre sería su princesa, su niña pequeña a la que proteger de todo, a la que cuidar. Estaba destrozada por salvarle la vida. Sus fuertes manos temblaron al abrazarla creyéndola muerta. Pero un pequeño pulso demostraba que vivía, más al borde de la muerte que de la vida, pero aún estaba viva.

- Princesa, soy papá, tóma esto, vamos... - Susurró dulce y angustiosamente dándole a comer una semilla senzu. - Vamos... - Ella no reaccionaba, incapaz siquiera de tragarla, el presionó un poco su mandívula obligándola a masticarla y la inclinó hacia atrás para que la tragase, mientras le daba un poco de energía para evitar que muriese. Durante unos segundos nada pasaba, ella seguía sin respirar, sus ojos seguían abiertos, perdidos en una mirada de horror, quemados aún por la energía abrasadora que soportó para salvarle. Por fin su piel volvió a regenerarse, por fin sus ojos se cerraron, su cuerpo se relajó en los brazos de su amado padre. Mirai Vegeta respiró profundamente a sabiendas de que sólo un segundo más tarde la hubiera encontrado irremediablemente muerta. Sus ojos vidriosos se contuvieron, una sonrisa se dibujó en sus labios al ver como su pequeña volvía a abrir los preciosos ojos azules que siempre que miraba llenaban su alma de ternura, amor y paz.

- Princesa... - Susurró acariciando su pelo azul.

Ella por fin lo vió, debía ser un sueño, había muerto, estaba en el cielo... no... no podía ser el cielo porque su padre no estaba muerto... entonces ella estaba loca, y confundía al Vegeta de este tiempo con su padre. Pero la había llamado princesa. Bra le miró con ojos confundidos y aterrada ante la idea de estar siendo presa de las alucionaciones de la droga. ¿Y si estaba abrazando a Zarbón?. Ella se apartó temerosa de esa posibilidad, pero Vegeta la abrazó como nadie más sabía abrazarla en este mundo. - Soy papá, ya está todo bien, no tengas miedo princesa...- Bra comenzó a llorar sin creer aún que fuera cierto. - Tu madre construyó una máquina del tiempo y vine a por tí. Ya está todo bien. - La consoló sin importarle las miradas indiscretas de su yo del pasado, Piccolo y el mismísimo Kakarotto (Goku). Piccolo apareció para mirar de cerca al nuevo guerrero, era el padre de Bra, pero era igual a Vegeta, sólo que con algunos años más de edad. Realmente la naturaleza saiyajin evitaba que acusara los 38 años de diferencia que separaban a ambos Vegetas.

Mirai Vegeta frunció el ceño sin dejar de abrazar a su hija y le dió el resto de semillas senzu, clavando una mirada furiosa en su yo pasado, que presenciaba la escena con la boca abierta.

- Papi, llevame a casa, quiero irme a casa, sácame de aquí, me quiero ir a casa... - Gritó la muchacha entre lágrimas, muy angustiosamente, haciendo que el corazón de Mirai Vegeta se estremeciera de pena de verla tan afectada. - Llevame a casa con mami, con Trunks, con Mirai, quiero irme a casaaaa. - Siguió llorando. Mirai Vegeta quería encararse a sí mismo, quería encarar a Goku por permitir que su pequeña casi muriera, pero no podía eludir la petición desesperada de ella. Sólo dijo una frase a alguien, que estaba tan asombrado que enmudeció sólo observando.

- Descubrirás que la vida te deparará muchas sorpresas, ofreciendote oportunidades que jamás pensaste. No desaproveches esas oportunidades para reformar tu vida. - Con este último consejo abrazó fuerte a su querida niña, y se elevó en el aire sosteniéndola, para alejarse en la distancia.

Cuando llegaron a un descampado lejano hizo estallar una cápsula, y de ella surgió la máquina del tiempo que construyó Bulma. Subió acomodando a su hija, que no quería ceder en abrazarse a su papá, temerosa de que al hacerlo desapareciera, y accionó la máquina volviendo a su tiempo.

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Próximo capítulo... en la línea del tiempo real...