Linna, muchas gracias por lo de escribir un libro. Ahora, como verás, comienza una nueva fase en la vida de Bra. Lo que leerás en este capítulo será sólo el preludio de los capítulos siguientes.
Bulma-chan, tenía que ser corto el cara a cara de Vegeta vs Mirai Vegeta, porque de lo contrario, le hubiera contado que la torturaron, y eso no hubiera sido bueno para el fic. Mira, me has cogido respecto a la cola de Goku, no me acordaba que la tenía cortada, pero bueno, hazte caso que le creció. La linea del pasado... quizás se vea alguna referencia breve acerca de ella más adelante, pero poco más.
Shadir, ya se lo dije a Bulma-chan, se me coló lo de la cola joer. Aunque a tí se te coló señalarme otro error, pensaba que te darías cuenta, releí el capítulo y en una parte hice referencia a 'su esposa'. Debí decir 'su compañera', ya que Bulma y Vegeta habían tenido un niño sin estar casados... jeje fallitos. La que tiene alzeimer soy yo, será la edad chica...
Agaue, suerte con tu examen, espero que saques un aprobado super saiyajin, jejeje. Si, pobre Raditz... yo le amor, de verdad... si fuera Bra creo que mandaba a Goten a freir espárragos, pero el amor es ciego, ayyss y Bra ama a Goten. Bueno, ahora más bien le odia... en fin, nadie es perfecto.
Darth Maferius, por Dios, ¿de verdad que estabas llorando?. ¿No me engañas?. Te agregué al Messenger, a ver si te pillo en una de esas en linea y hablamos un ratillo.
Majin Lu, encantada de conocerte. WoW. Brasilll. Tienes un país maravilloso, de verdad, he visto imágenes impactantes. Me encanta la naturaleza salvaje. Un abrazo.
Irina, naaa no te comas las uñas mujer, que eso está muy, pero que muy feo... Yo ya digo, que Raditz al final me lo quedo yo... me encanta también, tan alto, tan fuerte... ¿Vegeta? Naaa, paso de príncipes, me quedo con Raditz. Mi tesoroooo...
Shadowhao, que gracia tienes para expresarte. Te imagino como un personaje de animé puro por como escribes, jajaja. Bueno, tal y como dices, ahora viene la parte dura. A ver quien saca a Bra de la droga, porque la cosa se va a liar de lujo...
Son Vegetzu, me encantó hablar contigo por messenger. Besitos, espero que te guste el nuevo capítulo.
Capítulo 35: La máscara.
Era noche cerrada. Bulma despertó de pronto debido a una pesadilla.
En su sueño, su hija volvía a casa, rescatada por Vegeta, todos eran felices, pero cuando ella corrió a abrazarla, escuchó la risa sádica de Freezer, y Bra murió en sus brazos. - Que horrible pesadilla, Dios mio, que mi niña esté bien, por favor - Rezó en alto bajando las escaleras en dirección a la cocina.
Allí encontró que no era la única con problemas para dormir. Trunks y Mirai tomaban té y algunas pastas. Ella se sumó conformando un terceto no muy feliz. Vegeta llevaba ya 3 días fuera. Debería haber vuelto con Bra hace tiempo. El no tendría problemas para vencer a alguien como Freezer con su fuerza actual. Le debería haber llevado a lo sumo unas horas, pero 3 días... era demasiado tiempo como para tener un mínimo de esperanza. Ninguno quería derrumbarse ante los demás, pero esa noche nadie podía dormir en así que el hambre nocturna fue la mejor excusa para pasar el rato.
De repente, un sonido ensordecedor se escuchó fuera. Todos sabían qué significaba eso. Había vuelto. ¡Vegeta había vuelto!.
Corrieron al jardín con el corazón en un puño, Trunks abrazó a su madre temiendo lo peor. Mirai agudizó la vista adelantándose un poco, se veían dos siluetas. Rezó interiormente para que la otra silueta no fuera el cuerpo sin vida de su hermana. Su respiración se congeló unos segundos incapaz de concentrarse siquiera en sentir el ki de los tripulantes, presa del miedo. Los ojos de Bulma escudriñaban las siluetas del interior. Nadie parecía querer respirar o moverse siquiera. Los ojos de Mirai brillaron observando movimiento, el movimiento de las dos figuras. Volvió la vista a Trunks y su madre queriendo enticiparles la alegría. Sus rostros se iluminaron cuando la puerta de la máquina se abrió. Vegeta salió de la cápsula con su niña abrazada como una lapa a él. Los rostros de todos volvieron a ser terribles al observar el estado en que se encontraba la chiquilla. Si en algún momento ella había parecido toda una mujer, ahora sólo aparentaba ser una niñita de 3 años asustada y llorosa. Las almas de todos se estremecieron al ver las ropas de combate quemadas, y el armazón de combate otrora color claro, ahora negro, no estaba roto, pero si casi calcinado. Bra no les miró siquiera, ella estaba demasiado preocupada aferrandose a su padre. Necesitaba sentirse protegida, había soñado tantas veces que su padre la salvaría y la sacaría de ese infierno. Su sueño se hizo realidad. Tenía miedo de que si le soltaba despertase de ese maravilloso sueño y volviera a la horrible batalla. Vegeta la abrazaba con fuerza sin saber bien qué hacer o qué decir para hacerla reaccionar. Bulma corrió a abrazar a su niña. En el último instante recordó su pesadilla y sintió miedo de hacerlo.
- Dios mío ¿Está herida? - Preguntó al ver de cerca los restos de sangre.
- Está bien. - Vegeta contestó rápida y certeramente.
- ¿Freezer...? - siguió mirando a los ojos a su esposo y besando a Bra en el pelo sucio y enmarañado.
- Está muerto. - Contestó él seriamente. Vegeta no había estado en la batalla, pero mentalmente había podido seguir los acontecimientos últimos desde la nave espacial, en cuanto se comenzó a acercar al Sistema Solar. Bulma posó su mano en la cabeza de su hija menor.
- Bra... cariño... cielo... mi niña, no llores, ya pasó todo... - Trataba de reconfortarla, pero ella seguía refugiándose en el pecho de su padre con ansiedad. No escuchaba a nadie, sólo lloraba como una niña pequeña.
No hacía falta ser un psicólogo para darse cuenta de que estaba en un estado mental deplorable, propio de alguien que ha vivido experiencias sumamente traumáticas. Debió haber pasado un infierno, y para ser sinceros, por sus reacciones, parecía que no estaba en su sano juicio.
Mirai se estremeció comparándo la niña que había ante sus ojos con la chica desenfadada y risueña que conoció al llegar. Sintió deseos de subir a la máquina del tiempo y marcharse de allí. Todo esto había pasado por su culpa. Nunce debió haber venido, o de haberlo hecho, no tenía que haber intervenido en sus vidas... Pero no debía hacer tal cosa ahora mismo, era mejor esperar algunos días más, al menos hasta estar seguro de que su hermana se recuperaba un poco.
Vegeta clavó su mirada en su hijo del futuro, y como si hubiera leido sus pensamientos, pulsó el botón de encapsulado de la máquina y la hizo añicos entre sus manos. Ningún hijo o hija suya viajaría en el tiempo nunca jamás. JAMÁS. Mirai Trunks le miró desconcertado y hasta furioso, pero decidió que no era el momento para encararlo.
Trunks no sabía que hacer o decir, se acercó a Bra tratando de hacerla razonar de algún modo. Le tocó el brazo suavemente, ya que toda ella era acaparada por el abrazo de sus padres. - Ehh, hermanita, ya no llores más ¿quieres?. Estás en casa y no dejaremos que te pase nada malo. No sabes como te hemos extrañado. Mañana vendrán Pan, y Goten... y... - Bra reaccionó al escuchar la palabra Goten. GOTEN. Goten... El no la vería llorar... no iba a permitir que la viera llorar, su orgullo ya había sido suficientemente dañado como para que ese bastardo se alegrase la vista viendola llorar por él. Goten tenía que encontrarla risueña como una princesa, despreocupada por su rechazo. Iba a demostrarle lo poco que le importaba como hombre. Goten no era nada para ella. Mentira... era demasiado para ella, por eso lo odiaba... Con un esfuerzo enorme se separó de su padre, tomó aire. Si era un sueño, no servía de nada pasarlo llorando. Si era realidad y la veían llorar así, comenzarían a hacerle preguntas, PREGUNTAS. NO, ella no podía contarles lo que pasó. Nadie tenía que saber lo que hizo. Tenía que fingir, pondría una careta feliz, sonreiría aunque se estuviera muriendo por dentro. Nadie debía saber lo que pasó. Secó sus lágrimas con las manos. Todos se aliviaron al verla recuperar su tono.
- Cariño... - Susurró Bulma.
- Hola. - Sonrió Bra fingiendo estar bien. - disculpadme por lo de antes pero es que os he extrañado tanto... - su voz sonó lo más convincente que pudo a pesar de las lágrimas que aún fluían de sus ojos.
- Mi niña... ¿quieres comer algo? - Ofreció Bulma con su voz más cariñosa y melosa.
- No. - Contestó ella tratando de contener la emoción y las lágrimas de su voz. - Gracias. -
Bulma le propuso algo que sonaba bien. - Será mejor que tomes una ducha calentita, te cambies de ropa y descanses un poco. - Bra miró a los ojos a su padre dedicándole una cálida sonrisa, pero se estremeció cuando notó la expresión turbada de él. Estaba preocupado por ella. Esa mirada significaba 'preguntas', quizás no ahora mismo, pero... no... tenía que evitar contestar a sus preguntas. Ya idearía algo. Su padre no podía saber la verdad, la odiaría si lo supiera. Bra volvió a abrazar a su padre cariñosamente, esta vez sin llorar, con una gran sonrisa. Vegeta pareció salir del trance con ese nuevo abrazo. Sonrió un poco al notar que su pequeña estaba mejor. Todos en realidad se sintieron aliviados al notar eso, aunque fuera sólo una máscarada.
Bra entró en el baño de su habitación, se sobresaltó al ver sus ropas quemadas en el espejo. Ni siquiera recordaba que pasó después de tomar aquella dosis. Entonces recordó su cápsula, ¿se habría dañado con los golpes?. Tembló sólo de pensarlo. Rebuscó en el bolsillo interior de su armadura. Por suerte o por desgracia, el material era tan resistente a altas temperaturas, que había protegido la cápsula, y no sólo eso. También el 'Libro sagrado' que le dejó a recaudo Raditz. Bra sintió mucha pena en su alma al sacar aquel libro. Ahora jamás lo recuperaría su dueño. Era una pena, ese Libro significaba demasiado para él. Lo mejor que podría hacer es cuidarlo, pero debía esconderlo. Si su padre viera el Libro le haría preguntas, y ella no quería tener que mentirle... Además, era casi imposible mentirle al Príncipe de los Saiyajins. Con 25 años le pudo engañar, pero con 63 años, imposible. Y pensar que su papá sólo aparentaba unos 40 años... Bra se desvistió y entró en la ducha. Por primera vez en más de un año podía tomar una ducha calentita. Era tan reconfortante. Estaba en casa. Dios mio, estaba en casa. Comenzó a llorar de nuevo, procurando hacerlo silenciosamente para no ser escuchada. Estaba agotada. Sus ojos casi se cerraban mientras el agua limpiaba los restos de sangre y polvo incrustados en su piel. Olió el perfume de su champú preferido, de su gel de baño. Estaba en casa... Salió de la ducha relajada. Se puso un precioso pijama color celeste de material muy suave y cálido. Le encantaba ese tacto. Guardó dentro del bolsillo del pantaloncito el Libro y la cápsula. Cerró el botón y salió del baño. Todos la esperaban fuera. Ella se sintió avergonzada al ver a toda la familia con expresión seria en su cuarto. El rubor subió a sus mejillas.
- ¿Es que no teneis otra ocupación que hacer esta noche? - Se quejó cruzándose de brazos en pose paterna. Todos recordaron que era hija de Vegeta, no podía negarse.
Mirai y Trunks le dieron un beso de buenas noches. Bulma y Vegeta se quedaron con ella un rato más.
- Tienes el pelo mojado, ven, te peinaré. - Bra se sentó en su cama. Vegeta se sentó junto a ella con mirada escudriñadora. La observaba con esos ojos profundos como queriendo averiguar qué le habían hecho. Bra lo tomó del brazo y apoyó su cabeza en él mientras que su madre la peinaba y secaba su pelo con el secador canturreándole una canción que no había escuchado desde que era una bebé casi. Poco a poco, el ronroneo del secador, el aire calentito, el canto de su madre, sumado al fuerte brazo de su padre, la hicieron caer en un profundo y plácido sueño.
-------------
Abrió los ojos. Había una cálida luz en la habitación. Miró el reloj de su mesita de noche. Las 4 de la tarde. Había dormido como 12 horas seguidas. Se sentía bien despertar en su cuarto. Hizo la cama y depositó el Libro debajo de las sábanas. Se vistió con unos jeans ajustados azules y una camisa rosa de fantasía. Los pantalones le quedaban algo sueltos. Había adelgazado. Genial, tendría que remediar eso, o de lo contrario parecería un suspiro. Ella ya era bastante delgada. Pintó sus labios de color rosa, la línea de sus ojos en negro, resaltando aún más con el contraste el azul de sus pupilas. Se fijó bien. La camisa le quedaba más ajustada en la parte del pecho. Claro, había pasado un año, ella ya tenía 16 años. Ya era una mujer. Eso si que tenía que decírselo, para que dejaran de tratarla como a una cría. Un temblor involuntario se asentó en sus manos al depositar la barra de labios en la mesilla. Ella sabía lo que eso significaba. Cerró su puerta con pestillo y abrió la cápsula apenas mojando sus labios con la bebida funesta. No quería que nadie notara nada. Sólo serían unas gotitas. Nadie se daría cuenta de eso.
Bajó las escaleras sintiendose bien. Estaba en casa. Olía bien. Ya debían haber almorzado todos. Entró en la cocina. No había nadie. Estaban en el salón todos. ¿Estarían hablando de ella?. Bra ocultó su ki dispuesta a espiar la conversación que sostenían. Siempre había sido hábil en ese tipo de cosas.
Su oido saiyan le fue muy útil cuando lo posó en la puerta del salón.
- ¿No ha despertado aún? - Preguntó Vegeta.
- No, acabo de ir a mirar, y dormía plácidamente. - Respondió Mirai.
- Vegeta, no has querido contarnos nada, dime... ¿cómo estaba cuando la encontraste?. - Interrogó Bulma.
Vegeta la miró inquisitivamente. Realmente no deseaba contarle que de haber tardado un sólo segundo más la hubiera traido de vuelta muerta, pero tampoco quería mentir. - Estaba luchando valientemente, ella sóla, contra el enemigo. - pronunció con orgullo. Era mejor decir la verdad, pero sin entrar en detalles escabrosos.
Bra se sorprendió al escuchar aquella afirmación orgullosa de su padre. ¿Realmente hizo eso?. No lo recordaba. Pero era genial. su padre hablaba con tanto orgullo de ella. Bra sonrió un poco.
- Anoche estaba tan afectada... ¿crees que le hicieron algo malo? - Esa nueva pregunta de Bulma dió justo en el clavo de los temores de toda la familia. Bra tenía que intervenir antes de que comenzaran a elucubrar cosas, así que entró en la habitación sobresaltando a todos, y sonriendo para evitar delatarse a sí misma en su furtiva escucha.
- Buenos días gente... bueno... mejor dicho, buenas tardes, parece que dormí más de la cuenta. - Sonrió ella. - ¿Hay algo de comer?. - Todos sonrieron con esa afirmación. No había sido una salida demasiado elegante, y por otro lado, era una pregunta más propia de Goku, pero Bra no encontró una mejor frase para romper el drama que aquella pregunta anterior había causado en los presentes.
- Venid, os conteré mi aventura en el pasado. - Era mejor ofrecerles una versión light para contentarlos, que no decir nada y dejar que se pusieran a imaginar dramas. Todos se miraron y la siguieron a la cocina.
- ¿Que va a querer de comer mi niña? - Preguntó Bulma cariñosamente. Ahora que la había recuperado, se permitiría mimarla un poquito más de la cuenta.
- ¿Puede ser un estofadito de ternera? - Por supuesto, su petición sería atendida enseguida. Bulma pegó la oreja a la conversación mientras cocinaba. Todos miraban fíjamente a Bra, esperando el relato prometido.
- Bien, jajaja. - Rió ella al sentirse tan observada. Bra pensó unos segundos. Hacía más de un año de los hechos que relataría, pero los recordaba como si hubieran pasado ayer mismo. - Pues, resulta que llegué al Planeta Freezer 79. Al principio no sabía muy bien donde estaba, pero cuando sentí los kis, y comprobé gracias al manual de mamá los kis del Planeta, me di cuenta de que aquello no era la Tierra. Un comentario de Mirai poco antes del 'accidente', me hizo pensar que pudiera estar en el planeta del lagarto. Bueno, pues al poco de llegar, vino Kiwi y quiso luchar contra mi, le dejé ciego, pero como vi que había espías por todas partes, pensé que era mejor acudir a la base y arreglar las cosas como si yo misma hubiera querido entrar en el ejército de Freezer. al principio pensaron que era una espía, pero les conté mil patrañas, y utilicé mis conocimientos acerca de aquel planeta que era desleal al Imperio, dije que la máquina que me trajo era de teletransportación. Lo malo es que me pidieron las cápsulas y me ví obligada a destruir la cápsula que contenía la máquina del tiempo para evitar que la utilizasen. - Todos se quedaron pasamados ante el desparpajo que había demostrado tener ante semejantes circunstancias. - Bueno, no me mireis así, ¿qué iba a hacer yo?. Total, que después de eso solicité incorporarme al Escuadrón Saiyajin. - Vegeta saltó de su asiento al escuchar aquello, mirándola con una expresión indescriptible.
- WOOOW - Susurró Trunks.
- Bueno, he de reconocer que papá me lo puso difícil al principio, pero luego logré convencerle para que fueramos a la Tierra. Así que robamos la Corbeta de Freezer y... - Vegeta la escuchaba atentamente. Bra lo miraba de reojo y procuraba sonreirle al mirarlo para tranquilizarle. - y fuimos a entrenar a la Sala del tiempo, a sabiendas de que teníamos un día de ventaja sobre el lagarto y sus secuaces. - Ahora las expresiones de todos se congelaron. - Como podeis comprobar... - dijo ella poniendose de pié. - Ahora tengo 16 años. Pasé un año entrenando con papá y los guerreros Z. - Vegeta aún la miraba con los ojos fuera de ls órbitas. Bra le abrazó y se sentó en su regazo para que dejara de poner esa cara que podría delatarla ante todos. Sin duda él debía saber que todo no había sido tan sencillo, pero Bra rezaba interiormente para que no dijera nada a nadie de sus sospechas. - Y lo demás, para que entrar en detalles, es la parte más fea, la batalla se complicó un poco, pero bueno, al final vino papá, derrotamos a los malos y volví a casa. Eso es todo. - Toda la familia respiró tranquila. Sus mentes deseaban creer lo que la muchacha les contaba. En cambio Vegeta pilló un fallo en el relato. Kiwi le había dicho que Bra había sido declarada prometida de Zarbón. Y eso es algo que ella había omitido de su relato. Como si hubiera leido los pensamientos de su niña, prefirió no preguntar nada más en ese momento.
El plato de estofado estaba en la mesa. Los demás saiyajins se apuntaron a otra ración para acompañarla.
Bulma suspiró... - Saiyajins... Acaban de almorzar y repiten de nuevo... lo peor de todo es que encima, con todo lo que comen no engordan, y una haciendo dietas... ni tampoco envejecen... que suerte la mía... con lo joven y bonita que yo era... -
- Parece que mamá ya está refunfuñando. - Rió Bra dorándole la perdiz a su padre de nuevo, a ver si aplacaba sus sospechas. Vegeta sonrió un poco saliendo de sus pensamientos.
- AAAHH - La mesa salió volando hasta el techo con una patada conjunta de Vegeta y Bra al escuchar el grito de su madre. Todos los miraron asombrados.
- MUJERR. - Rugió el Príncipe. - MAMAAA - Rugió la Princesa al mismo tiempo. Ambos cruzándose de brazos sonrojados por su acción repentina.
- Perdón, ja ja ja. - Rió falsamente ella observando la mesa incrustada en el techo agrietado de la cocina. - Es que se me ocurrió... que Bra ha pasado un año fuera y ya ha cumplido 16 años, con lo cual no pudo celebrar su cumpleaños como Dios manda, de manera, que creo que sería una buena idea organizar una fiesta de cumpleaños. - Declaró resolutivamente.
Bra no tenía muchas ganas de fiestas en esos momentos, pero pensó que era mejor no desvelar su mascarada. Además, invitarían a Goten, y cuando el apareciera, ella se presentaría como la mujer más feliz del mundo.
- GENIAL, organízala cuando quieras mami. Pero... ¿podrías servirme otro plato de estofado? - Preguntó con pena Bra.
- Claro... - Susurró Bulma, incapaz de armar uno de sus berrinches por lo de la mesa, dadas las circunstancias. Su niña había vuelto, le concedería mimos extra, por como la trajo Vegeta, por como traía las ropas de combate, ella sabía que casi la pierde. Había vivido demasiados combates como para dejarse engañar fácilmente.
-----------------------
Mientras tanto... en el más allá... (cielo).
Un Raditz transformado en super Saiyajin y apuntando con una bola de ki, increpaba al señor que llevaba el libro de registros. - A ver si me he explicado correctamente... - Pronunció con voz sepulcral. - Le he pedido que compruebe... si ha ingresado una joven de cabellos azules llamada Bra... no es una petición difícil ¿verdad? - La laaaarga cola de almas que esperaba su turno para entrar en el cielo silbaron haciendose los locos cuando Raditz les miró con cara de 'aqui al que tenga prisa lo mando al infierno de cuajo'.
- Está bien, no te pongas así, ya lo miro... - Musitó él gigantesco encargado de las puertas celestiales consultando los últimos expedientes de entrada.
- Mmmm. No, no ha entrado. ¿No habrá ido al infierno?. -
- ¿ESTAS LOCO?. Compruébalo ahora mismo. - Amenazó aún más enojado Raditz.
- Espera... tranquilo... haré unas llamadas... ¿vale? - Susurró limpiando unas gotas de sudor de su frente con el pañuelo.
----------------------------------
Nota de la autora: Perdón... No pude resistirme... Amo a Raditz...
