Capítulo 37: Amistades peligrosas.

Bra siguió con su mascarada el resto del día y de la noche, la cual pasó casi desvelada dentro de su habitación. Se había acostumbrado a dormir apenas 3 horas, estimulada por los efectos de la droga que consumía. La noche se le hizo larguísima. Se sentía demasiado nerviosa como para estar acostada en la cama. Decidió que al día siguiente iría al instituto. Miercoles. No habían ningunas ganas de volver al instituto después de más de un año sin haber estudiado nada. Muchas cosas las habría olvidado. Por otro lado, en su clase estaba Pan. Bra había querido desde niña acudir a un colegio público, el mismo que su mejor amiga. Para que ambas pudieran estar en la misma clase, Bra se esforzó para ser adelantada un curso. Su nivel intelectual era bueno, así que no hubieron problemas para hacer tal cosa. Ya estaban en el Instituto, sólo que ahora Bra no quería tener que ver la cara de Pan cada día. Mientras se vestía, sus pensamientos divagaban en el modo de evitar verla ese día. Bajó las escaleras y entró en la cocina. Todos la miraron asombrados. Pensaban que volvería al Instituto el lunes, que descansaría el resto de la semana, recuperándose de todo lo que pasó. Después de todo, había llegado del viaje sumamente trastornada.

- ¿Qué? - Preguntó ella observando como todos la miraban. - Hoy es miercoles ¿no? - Se aseguró de no haberse equivocado de día.

- Si, claro, hija, ¿vas al Instituto? - Bulma fue la primera en reaccionar.

Bra arqueó una ceja y miró a su padre inquisitivamente para que dijera algo acertivo. Vegeta comprendió enseguida. Entre ellos, siempre habían tenido una cierta complicidad.

- Mujer, ¿es que no estás viendo?. ¿Dónde más podría ir un miércoles a esta hora?. - Pronunció tranquilamente.

- Gracias. - Susurró al darle un beso de buenos días justo antes de sentarse a desayunar. Él sonrió un poco detrás del gesto de duro que ponía siempre que su hija le abrazaba delante de todos.

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Por fin llegó a su clase. Todos le preguntaban si estaba mejor del catarro. Menuda excusa... 9 días sin clase por un catarro... (suspiro).

Allí estaba Pan. Sentada justo donde siempre lo hacía. Volvió su mirada levemente para comprobar el gesto de Bra al notar que la miraban. La peliazul miró en otra dirección haciéndose la tonta y se sentó en el otro extremo. Lo más distante posible de ella. La primera clase fue un examen sorpresa de matemáticas. GENIAL. Ni siquiera podía librarse de hacerlo alegando que había estado enferma, porque era de repaso del primer trimestre. Sólo que para ella el primer trimestre fue hace muuuchos meses atrás.

Segunda clase... Literatura... el señor Mutimoti entró en clase. Era un buen profesor, algo duro, pero justo con sus alumnos. Al igual que el resto de profesorado, tenían en buena estima a la joven Briefs, ya que era la mejor alumna del Centro. Lo malo es que siempre la ponían de ejemplo para los compañeros, y eso molestaba a algunas envidiosas. A Bra nunca le preocupó que la llamaran 'empollona', 'enchufada' y motes similares cuando sacaba las mejores notas. Ni siquiera se preocupaba de aquellas que se dedicaban a decir que si sacaba buenas notas era porque era la hija de Bulma Briefs, una millonaria escéntrica que tenía comprado al profesorado del centro. Miles de rumores se sentían acerca de Bra, su padre, y su extraña familia. Pero hasta el momento, la amistad con Pan había sido lo más importante, y aquellas historias estúpidas no habían amedrantado a la muchacha.

- Buenos días. - La voz sonora y grave del profesor resonó en toda la habitación. - Hoy leeremos un poema muy interesante. Por favor, señorita Briefs, usted siempre ha recitado muy bien los poemas. Haga el favor de leerlo a sus compañeros. - Bra se levantó de su sitio poniéndose delante de sus compañeros. Mutimoti le entregó un libro indicándole el fragmento a leer.

- Este poema se titula "La máscara" - Pronunció Bra con voz seria. Ella adoraba recitar, le encantaba la interpretación. Había hecho los papeles principales en todas las obras de teatro de su colegio durante la Primaria, pero la poesía era su fuerte. Le encantaba recitar.

- Cerré los ojos anoche

y quise no despertar mañana...

Dos surcos de dolor callado,

me asolaron cuando llegó el alba.

Quise ser el viento...

huir lejos...

o ser agua y renacer de nuevo

en el rocío tras la batalla.

Ser una rosa moribunda,

hermosa...

efímera...

tranquila...

ingenua...

pura...

Pero soy carne devastada por la pena.

Soy un erial de sueños imposibles,

de recuerdos que atormentan

el alma...

la vida...

dolorosa...

Cerré los ojos,

sonreí mientras lloraba.

Y nadie vió el dolor que tras la risa se ocultaba.

Engañosa...

Veo mi cara...

¿quién soy yo?

cuando muera y sea enterrada,

¿a quién llorarán la lápida?

Me llorarán a mi, o a la máscara...

Quise ser...

y nada soy tras esta infamia.

Ya no se quien me gobierna,

ni si soy yo quien habla...

¿Quién soy yo tras esta máscara?

No soy nada.

Nada más que...-

La voz de Bra se quebró incapaz de continuar el poema. Todos en la clase tenían las bocas abiertas por la impresión de el dramático recitado. De pronto unos cuantos aplaudieron. Pensaron que había sido una de las interpretaciones magistrales de Bra. Ella siempre se metía en su papel cuando recitaba, pero esta vez, había sido demasiado genial. Les había logrado sobrecoger. Hasta las envidiosas de la clase aplaudieron por no quedar mal, aunque sin muchas ganas.

- Eso ha estado muy bien Bra, por favor, continúa. - Alabó el profesor.

- ¿Cree que soy su mono de feria? - La voz de ella se hizo fría tratando de ocultar las lágrimas que luchaban por asomar en sus ojos. Todos dejaron de aplaudir. El profesor de congeló tras esta contestación.

- Señorita Bra, MAS RESPETO - gritó enojado el viejo profesor.

- UNA MIERDA - Gritó ella más fuerte. - Estoy harta de sus estúpidos libros de poesías. Esta es su clase, no un teatro de actuaciones. Si quiere verme actuar, haré una sesión y cobraré la entrada. -

- BRAA, te advierto que si no pides perdón por tu comportamiento te abriré un parte de incidencias y tendrás que asistir al aula de castigo. -

- Que miedo me das viejo... - Bra salió corriendo de la clase en dirección al cuarto de baño. Ya no podía soportarlo más, tenía que llorar.

Una hora más tarde, Bra estaba en el aula de los castigados, haciendo tareas extra. Otra chica entró en la habitación. Su pelo era castaño oscuro, sus ojos marrones. Era un año mayor que Bra.

- Hola... tu debes ser la chica que puso al cascarrabias de Mutimoti en su sitio esta mañana. Todos hablan de tu hazaña en los pasillos. - Rió la recien llegada hablando en bajo para que no les regañasen más. Bra se limitó a ignorarla. No estaba de humor para tonterías. - Ahora avisarán a tus padres, lo típico. ¿Estás asustada?. Mi nombre es Karin. - Sonrió.

- Menos charla Karín, Bra... teneis deberes que hacer mientras localizan a vuestros padres. - Karin levantó una mano.

- Perdón, pero me niego a hacer tareas mientras que localizan a mis padres. - se burló. Bra la miró arqueando una ceja, y el profesor que atendía la clase especial frunció el ceño a punto de contestar, pero la chica siguió su discurso.

- Es que mis padres están muertos, señor, así que si pretenden que haga tareas hasta que les localicen... ¿debería pasar el resto de mis días en esta sala?. - Aunque su tono era irónico y divertido, aquella afirmación era demasiado fuerte como para contestarla a la ligera. El profesor tragó saliba.

- Karin, se avisará a tus tutores legales. Ahora continua con la tarea. - De nuevo la chica levantó la mano.

- Disculpe... no tengo lápiz. - Sonrió.

El profesor estaba al borde del histerismo con tantas ocurrencias. Rebuscó en los cajones y no había ni un sólo lápiz de repuesto. - Bien, enseguida vuelvo... Espero que os comporteis bien... - Sentenció duramente con mirada inquisitiva.

- Claro profesor, somos buenas chicas, de verdad. - Dijo con pose de santa Karin. Bra sonrió un poco viendo el desparpajo que tenía.

El profesor salió d ela clase dejándolas solas.

- Ayyss por fin se fue el muermo ese... pero no importa, si piensa que localizando a mi tío va a lograr algo... jajajaa - Bra estaba intrigada por aquel último comentario.

- ¿Qué has hecho?. -

- Por fin hablaste, pensé que eras muda... - Bra frunció el ceño. - Es broma, mujer. No lo tomes a mal, jajaja. Yo no he hecho nada malo, pero una idiota malnacida se chivó de que en mi maleta tenía de estas cosas. - La chica de pelo castaño rebuscó en su bolsillo y sacó unas pastillas. - Y ahora van a avisar a mi querido tiito... somo si le importase, JA. - En el tono de voz de Karin se leía cierto resentimiento escondido.

- ¿Qué es eso? - Preguntó Bra estrechando los ojos.

- ¿No sabes lo que son?... mmmm, eres más inocente, mejor que ni lo sepas, no sea que me acusen de corromperte... niña... - Se volvió a burlar.

- Oye, ya está bien de idioteces, no soy ninguna niña, sólo quería hablar contigo para pasar el rato, pero no merece la pena. - Rugió Bra.

- Tranquilaaaa, fiuuu, pero que geniecito. Mira, son anfetas, ¿no has tomado nunca una de estas?. Toma, si quieres probar una... te regalo esta, para que veas que me has caido bien. - Karin sonrió mientras le daba una de las pastillas a Bra. - Pero como digas que yo te la di... - Advirtió.

- ¿Qué hacen estas cosas? - Preguntó intranquila tomándola en sus manos.

- Te hacen sentir bien. En las nubes, son mágicas. Eh, pero si no quieres no tienes que tomarla. Dame, será mejor que no lo hagas, no sea que luego digas de mi que te incité a tomar cosas prohibidas... - Bra cerró el puño. - Ah, así que quieres probar... oye, ¿sabes qué?. Me caes bien. Si quieres pasarlo bien ven esta noche a la fiesta de Brad. Será genial. -

- ¿Quien es Brad? -

- ¿No sabes quien es Brad?. Bueno, es mi amor platónico. En realidad hemos tenido ya algún roce, pero nada oficial... en una de esas lograré que sea mi novio. Organiza las fiestas más chulas del Instituto. Aunque claro, no se si el ambiente sea adecuado para una 'niña bien' como tú. - Bra volvió a fruncir el ceño para contestar, pero antes de que lo hiciera la chica respondió sonriente. - Mira, si te animas a venir, este es mi teléfono movil. -

- Dijiste que no tenías lápiz. -

- Bah, Sólo lo dije para librarme del 'perro' -

- Ah, muy habil. -

- Toma, si quieres venir me llamas y te indico como llegar a la fiesta. Aunque será un poco tarde, a eso de las 11 de la noche. Pero dado que seguramente te expulsarán 3 días... mañana no tendrás que madrugar. Bueno, eso contando con que tus padres no te encarcelen. -

Bra no sabía demasiado bien donde estaba pisando, pero sabía que si se juntaba con aquella chica tendría acceso a un sustitutivo posible para su adicción, y ya que sólo le quedaba un tubito de dosis, aquella chica le vino en gracia totalmente.

- Iré. - Contestó con displicencia la peliazul.

- Pssstt que viene, haz como que estudias. - Ambas chicas se pusieron en pose estudiosa y concentrada.

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Mientras tanto... en el Cielo...

- Mire, me acaban de comunicar que no se encuentra en el infierno, y como tampoco está en el cielo, es de suponer que debe estar con vida. - Aclaró Enma.

- Entonces lo logré, logré acabar con él. - Raditz se sintió sumamente aliviado y feliz.

- ¿Cómo puedo hacer para verla? - Enma volvió a secar el sudor de su frente con el pañuelo ante la nueva petición.

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