Darth Maferius, el poema es mío 100. Yo siempre he tenido vocación de poetisa. Realmente mis únicos escritos hasta que empecé los fics hace 2 meses, habían sido poemas. También son míos los poemas del Libro Sagrado de los Saiyajins. Celebro que te gusten. Si, Trunks es un buenazo en el fondo, aunque es pelín cascarrabias... Bueno chica, "sigue el camino de la fuerza..." (insertar tono épico al pronunciar la frase) WoW, quedó bien ¿eh?.

Shadir, ya me extrañaba a mi que se te escapara algo. Eres un lince para los detalles, me encanta. Niña, ne me hables de piernas, que me lo como... le voy a poner un fanart de Raditz a mi marido en la mesita de noche y le voy a decir "así, cielo, así te tienes que poner tu de cachas..." ouuuchhhh me muerooooo. Besitos.

Shadow, si que estás estudiando ¿eh?. Preparate bien, que hay examen sorpresa... jajaja es broma, no te asustes. Ya... pues estos capítulos últimos han sido tranquilitos, prepárate, porque comienzan los follones. YA. Ufffffffffffffffffffffffffffffff.

Agaue, ¿tan sádica me encuentras?. Dios mio, es el fic, de verdad, lo avisé en cuanto Freezer comenzó con sus maldades... el hecho de que imagine a esos personajes sádicos, no me convierte en sádica, de verdad... quítatelo de la cabeza porfis, que me estás asustando... lo último que quiero es que piensen que soy sádica. Plof.

Bulma-Chan, no se que hacer con Goten, de verdad, me ha caido tan bien Raditz, que me he enamorado de ese personaje... joer y ahora Goten me cae peor también... yo que creía tenerlo claro como el agua... pero ya se que voy a hacer, está todo pensado y maquinado en esta cabecita... jejeje. Ya verás.

Saturno, mira, a mi Goten me encanta, pero el Raditz de esta historia lo amo. Tranquila, controla el pulso, respira, 1, 2, 1, 2... ya... ¿recuperada del susto?. Lo amo, lo siento, y será çel quien termine la historia... solo te diré eso. Jejejeee malaaa que soyyyyy... Besitos amiga mía.

Capítulo 38: Sentimientos desbordados.

- Karin, ya hemos hablado con tu tío, puedes marcharte, serás expulsada 3 días del Instituto. - Sentenció una profesora entrando en la sala con expresión apenada.

Karin sonrió y dedicó una mirada de triunfo a Bra - ¿Lo ves?. Mi tío me castigará sin cenar, y ya está. Oye, cuando vengan tus padres niégalo todo, di que fue culpa del profesor o los compañeros. Siempre funciona... jajajaja. - Bra asintió no demasiado convencida de ello.

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Pasó media hora más y Bulma llegó a la sala de castigados, junto con Vegeta. En otras circunstancias, no hubiera podido traerle con ella, pero teniendo en cuenta todo lo que había pasado, ambos estaban muy preocupados por su hija como para no darle importancia a este suceso. Los ojos de Bulma se clavaron en Bra de un modo serio. Bra apartó su mirada buscando los ojos de su padre. Estaba preocupado por ella. Esta vez su padre era más transparente que su madre, la cual parecía un tanto enojada por su comportamiento. Bra corrió a los brazos de su padre.

- Papi. No fue culpa mía. - Siguió el triste consejo de Karin, lo último que quería era que su padre se enfadase con ella en esos momentos. Bra siempre había sido 'la niña de papá'. Siempre había admirado y preferido a su padre, al contrario de Trunks, que había sido 'el niño de mamá', y había preferido a su madre. Esto es algo que todos en la familia veían ya hasta normal. Por supuesto que ella y su hermano querían mucho a sus dos padres, pero no podían evitar sentir ese pequeño apego especial sobre cada uno.

Vegeta se quedó inmovil, pero desde luego iba a averiguar por que su niña estaba siendo castigada. Y mejor que fuera por una buena razón. - ¿Qué ha pasado?. -

- Papi, es que el profesor quería que leyera un poema, siempre me pone a recitarlos, parece que le gusta verme, es un viejo verde. Me puso en evidencia con mis compañeros, el poema era terrible, y como él no dejaba de mirarme 'raro' - ese 'raro', fue enfatizado para que sonase 'raro' y Vegeta se puso rojo de furia sólo con escucharlo. - pues me negué a continuar. El se enfadó y me gritó. Yo le contesté, se que no debí hacerlo, pero tu me dijiste una vez que no debía dejar que nadie me faltase el respeto, y él lo hizo. Y para vengarse fue y me envió al aula de castigos... Ha sido horrible... - Bra comenzó a gimotear abrazada a su padre, que tenía una vena salltada en la frente y estaba a punto de estallar. Bulma sin embargo, conocía lo suficientemente bien al señor Mutimoti como para saber que no era ningún viejo verde, y que jamás hubiera castigado a su hija de no haber sido un caso serio de indisciplina. Sin embargo, la cara de su marido requería una actuación rápida.

- Ohh, señorita - dijo a la misma chica que había anunciado a Karin la noticia de la expulsión. - nos marcharemos ya, no la traeremos en 3 días, no se preocupe, la regañaremos, no se volverá a repetir y... -

- ¿COMOOOOOO? - Rugió el príncipe. - Mi hija no volverá a este Instituto de perdedores y carcamales obscenos... Debería destruir este lugar por completo por...mmmmm - Bulma tapó su boca antes de que continuara mientras que le susurró al oido a su marido.

- Si no te controlas, yo tampoco me controlaré y acabaré destrozando tu Cámara de Gravedad cuando llegue a casa... - Vegeta sabía que la amenaza iba en serio. - NOS MARCHAMOS YA. - Gritó ella sobresaltando a medio instituto con el eco repentino y haciendo que padre e hija se tapasen los sensibles oidos saiyajins.

- Si, papi, vamonos. No ha sido para tanto... - Terminó de convencer Bra, con algo de remordimiento de conciencia.

- Bien, pero mi hija no volverá a este Instituto para insectos y es mi última palabra. - Su voz era baja y heladora. Vegeta siempre tenía que decir alguna frase apoteósica... Bulma había ganado una mano, pero la otra la ganaba él. Así era siempre, empate, tablas... Ninguno de los dos cedía, ni Bulma, ni Vegeta, aceptaban una derrota moral. Lo más que aceptaban es una doble victoria. Así que en esta ocasión Bulma asintió dócilmente, sabiendo que de no hacerlo él tampoco se atendría a razones respecto a lo de destrozar el Instituto... Vegeta sonrió un poco y dió media vuelta con su hija abrazada para marcharse de allí. Bulma sonrió también recordando que ella había logrado salirse con la suya amansando a la bestia... y se sumó a la retaguardia de la familia dejando a la profesora con una expresión de horror en la cara.

- ¿Que le vamos a pedir a los chicos?... con estos padres... - Suspiró.

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Bra no fue castigada siquiera. Bulma hubiera sido dura con ella, pero pensó que era demasiado pronto después del 'accidente', había pasado una situación traumática y se trató de acomodar demasiado rápido a su vida anterior, siendo que llevaba más de un año perdida, entrenando con una panda de brutos y sufriendo quien sabe qué. Sería mejor darle un respiro.

Después del almuerzo, Bra comenzó a sentirse mal, pero no se atrevía a gastar su último tubito, de modo que decidió probar la pastilla. El efecto fue similar, aunque algo más liviano. Se sintió capaz de todo. No era insensible al dolor como con la bebida, y sintió que pronto necesitaría otra pastilla de esas, pero por el momento, le había calmado la ansiedad y los temblores que comenzaban a aparecer. Tenía que ir a esa fiesta como fuera... y ella sabía muy bien como hacerlo.

- Bra, ¿tienes un minuto? - Trunks apareció en la puerta.

- ¿Qué quieres imbecil? - El recibimiento fue terrible.

- Quiero que me aclares por qué de pronto Pan y yo somos tan despeciables a tus ojos... ella está sufriendo mucho ¿sabes?. Estás actuando muy extraño, Pan me ha llamado hace unos minutos y me ha contado lo que... -

- Ah, así que ahora anda cotilleándote cosas de mi esa idiota... pues déjame decirte que lo que te dijera me trae sin cuidado, y si, sois despreciables, mientras que yo podría haber estado muerta vosotros os dedicasteis a daros besitos y a hacer declaraciones de amor, y por mi, podeis pudriros en el infierno, porque lo que es para mi no existís. - Sus palabras fueron súmamente gélidas.

- Estás siendo injusta, no sabes... - Trunks fue interrumpido con un portazo en sus narices y una advertencia.

- Como me sigas molestando se lo diré a papá... - Trunks saltó de sus casillas, ese comentario de niña pequeña era el colmo. ¿Qué le iba a decir a papa?.

- Oye, si piensas que te va a servir esa treta como cuando eras pequeña... - su tono se hizo más agresivo mientras que giraba el picaporte de la puerta rompiendo el cerrojo.

- PAPAAAAAAAAAAAAAAA - Gritó ella.

Vegeta estaba en su habitación, se había duchado y puesto la equipación de entrenamiento para volver a la sala de gravedad.

- ¿Qué pasa aqui? - Rugió haciendo que Trunks soltara de golpe el pomo de la puerta, el cual acabo en el suelo debido al forcejeo de uno tratando de abrirla y de otra tratando de que se mantuviera cerrada.

Bra salió del cuarto. - Papá, mira lo que ha hecho el idiota de Trunks, acaba de romper la puerta de mi habitación... - Acusó con brazos cruzados.

Vegeta arqueó una ceja mirando a su hijo mayor. - ¿Qué ha pasado aqui? -

- La 'niña' esta, que está actuando de un modo extraño todo el rato, no se que pasa con ella, quise arreglar las cosas y me recibió con insultos y un portazo... - Se defendió con pose ofuscada.

- Y tu decidiste que lo mejor era forzar la puerta de la habitación... ¿verdad? - Ahora la pose ofuscada de Trunks se tornó a una de desconcierto.

- Papá, ¿has escuchado algo de lo que he dicho? 'Bra'... 'está'... 'actuando'... 'raro'... - Separó cada una de las palabras con una pronunciación acentuada como si quisiera demostrar la incapacidad de su padre para captar mensajes claros. Bra omitió una sonrisa en sus labios al sentir el ki de su padre elevarse.

- ¿Qué edad tienes Trunks? - Tono helador en la voz... y un hijo que traga saliba.

- 29 años - Contestó mánsamente bajando la mirada.

- Bien... 29 años... ¿y qué debería hacer para que dejaras de comportarte como un retrasado mental?. - Trunks frunció el ceño ante ese comentario, pero no se atrevió a contestarle. - Estás actuando como cuando tenías 17 años. Debería darte verguenza ser tan hombre para algunas cosas y tan infantil para otras. No se qué diablos pasa por tu cabeza Trunks, pero ya que actúas como un mocoso, tendrás un castigo de mocoso. Te quiero ver en la sala de gravedad en 5 minutos. Entrenarás conmigo después del trabajo toda la semana. - Bra contuvo la risa. Ella sabía que el castigo era ineludible con un padre como Vegeta. Si se negaba a cumplirlo le haría entrenar aún más duramente de lo que le tenía pensado entrenar. Y eso significaba de por si, que en la próxima semana, su hermano tendría 0 vida social, 0 Pan, 0 Goten, 100 por cien sufrimiento... Trunks miró a su hermana enojado y se marchó a su habitación cerrándola con un portazo. Bra se abrazó a su padre nuevamente.

- Gracias papa, eres mi heroe. - Tras el comentario le dió un beso en la mejilla. Vegeta la abrazó también, quería hablar con ella, tenía un mal presentimiento, sabía que lo que había contado a todos era sólo la punta del iceberg. El mismo había sentido unas punzadas en su alma por el sufrimiento que sintió en su hija. Pero ahora había castigado a Trunks con entrenarle en 5 minutos. Ya no podría hablar con Bra hasta mañana. Sin embargo, es verdad que estaba actuando extrañamente. Ella siempre se le abrazaba, pero desde que llegó en todo momento le buscaba para que la protegiera. En el instituto, en casa, en miles de pequeños detalles desde que llegó, ella buscaba su mirada cómplice y su abrazo protector. Seguramente le había hecho mucha falta en ese año que pasó, y su yo pasado, no debió ser demasiado amable con ella. Vegeta tenía un poco de miedo a hablar con su hija, a conocer quizás verdades dolorosas de sí mismo al hacerlo. Tenía miedo de descubrir cosas terribles que podrían haberle sucedido a su pequeña. En el fondo de su corazón sabía que Freezer debió haberle hecho algo malo, pero el grado de daño que pudo hacerle ni siquiera quería imaginarlo. Prefería pensar que intentó jugar mentalmente con ella. Si, eso debió haber pasado. Pero aquellas punzadas en el corazón... Padre e hija permanecían abrazados. De repente Bra abrió los ojos con expresión desesperada y llena de terror se aferró fuertemente a él con la mirada clavada en el fondo del pasillo.

- ¿Qué te pasa?. - Vegeta no sabía muy bien qué era lo que parecía asustarla tanto.

- Una rata... al final del pasillo... - Contestó aterrada respirando rápido. No era la primera vez que veía alucinaciones. Durante su estancia en la Sala, muchas veces había sufrido ataques de pánico, brotes psicóticos repentinos, paranoias. Sobre todo en los últimos meses de estancia. Raditz y Goku se las ingeniaron para lidiar con esas cosas lo mejor posible, pero Vegeta no estaba preparado para ver a su pequeña niña en ese estado. El miró al final del pasillo buscando lo que pudo haber confundido con una rata.

- Ahí no hay nada, Bra. Debió ser el gato de tu abuelo. - Bra comenzó a llorar desesperadamente.

- No, era una rata, una rata, me quiere morder, mátala. - lloró aferrándose al pecho de su padre. Mirai salió de su habitación y vió la escena.

- ¿Qué pasa? - Preguntó preocupado.

- Mátala, mátala, no dejes que se acerque a mi... - Seguía llorando Bra, mientras que Vegeta no sabía que hacer al verla en ese estado.

- Cálmate, ya... voy a matarla. - Dijo con su mirada desencajada y un golpe en el alma, entregando a su niña en los brazos de Mirai, que parecía tan desconcertado como él.

- ¿Qué pasa papá? - Preguntó el muchacho del futuro mirandole con extrañeza.

- Nada, quédate con ella, voy a comprobar algo. - Vegeta no quería reconocer que su hija estaba alucinando. No, debió ver algo y confundirse, y él averiguaría qué era lo que vió.

- Tranquila, hermanita, psss, ya está, no tengas miedo. - La consoló Mirai con tristeza. El era más consciente en esos momentos del estado lamentable de salud mental de su hermana.

Vegeta revisó el pasillo y volvió hasta ellos. - Ya se fue. - Dijo a su hija.

- No... ¿no la ves?. Está allí al fondo, me esta mirando... llamará a las otras para que vengan a comerme... - Bra hiperventilaba del terror que sentía. Padre e hijo se miraron con los ojos desencajados. Mirai la abrazó más fuerte.

- Bra, ahí no hay nada, ven, vamos a acercarnos, y verás que no hay nada,¿deacuerdo?. - Mirai intentó que su voz fuera suave y tranquilizadora, a pesar de estar muy nervioso y alterado.

- No, no, no, papi, papi, no quiero acercarme... mátala - Ella se zafó del abrazo de Mirai y corrió a los brazos de su padre.

Vegeta volvió a mirar al final del pasillo. - ¿Dónde está?. - Bra señaló con el dedo tembloroso. El extendió la mano y envió una ráfaga de ki en esa dirección a sabiendas de que no había nada allí. - Ya está muerta. - Mirai miró a su padre con más miedo aún pensando que aquello estaba llegando a ser locura colectiva, pero la expresión descompuesta de su rostro mientras abrazaba a su niña, delataba que él era bien consciente de la situación.

Vegeta conocía perfectamente las torturas de Freezer. Una vez, cuando el tenía 7 años, lo llamó a una de esas sesiones horribles. La víctima era un espía de la resistencia planetaria contra el Imperio de Freezer. ¿Cómo podían hacerle hablar?. Vegeta pensó una solución, meterlo en una sala llena de gusanos. Su peor pesadilla... pero al final en lugar de gusanos metieron ratas. Resultó ser muy efectiva aquella tortura. ¿Sería la locura de Bra originada por esa experiencia traumática?. Pero si eso fue así, significaba que la habían torturado previamente. Lo de las ratas se hacía después de horas de torturas.

- Cuida de ella. - Vegeta entregó a Bra en los brazos de Mirai sin mirar siquiera a su hijo y se marchó de la C. Corp. En sus ojos habían cientos de lágrimas rabiosas que él luchaba vanamente por encarcelar dentro de su alma.

Mirai la llevó a su habitación y la acostó, se quedó cuidándola un buen rato.

Trunks por su parte había bajado a la Cámara de gravedad encontrándola vacía. Se puso a entrenar el sólo pensando que si no lo hacía, su padre al volver pensaría en un castigo peor. Definitivamente tenía que independizarse. Ya tenía edad para vivir solo. Era cómodo vivir en casa de sus padres, y el tenía ya un apartamento por ahí que utilizaba con sus ligues, ahora con su novia formal, pero era más cómodo vivir con mamá y papá, sin preocuparse de nada más que ir a su trabajo y divertirse.

Vegeta apareció media hora más tarde por la ventana del cuarto. - ¿Cómo está? - Preguntó observándola dormida.

- Al final se calmó y se quedó dormida. - Afirmó arropándola.

- No digas nada de esto a nadie más, ni siquiera a tu madre. - Vegeta no quería tener que dar explicaciones, él solucionaría ese problema, hablaría con su hija y averiguaría qué le hicieron. La ayudaría a superar esos fantasmas que la atormentaban, pero ahora era mejor dejarla descansar. Mañana la vería.

- Déjala descansar. ¿Quieres entrenar?. - Mirai, encantado de poder sacar parte de su rabia interior y de su sentimiento de culpabilidad, accedió de buena gana.

Unas horas mas tarde, Bra despertó, era noche cerrada. Las 12. Ella rebuscó en un cofrecito que utilizaba de joyero. Sacó unos pendientes con forma esférica y se los puso. Activó un objeto redondo que colocó en su cama. Puso varios cojines y la almohada como bultos. Se cambió de ropa y salió rápidamente por la ventana en dirección a la fiesta...

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Mientras tanto... en el cielo...

Raditz había llegado al planeta diminuto de Kaito.

- Si quieres algo de mi tendrás que contarme un buen chiste... - Sentenció el hombrecito regordete con antenas y gafas de sol.

- ¿Está de broma? No estoy de humor para chistes... - Replicó Raditz enojado.

- Entonces olvídalo... me gustan la gente con sentido del humor... O me cuentas un buen chiste... o nada. - Sentenció U.U.

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