Bueno, poco a poco, nos acercamos al final del Fic. Os aviso que ya quedan pocos capítulos... Y el próximo será "La madre de Vegeta". Como veis Vegeta tiene que salir en todas mis historias...

Shadow, deseo concedido, este capítulo será muy bonito para Bra, aunque comenzará un poco chungo...

Shadir... te ordeno que dejes de fantasear con mi niño... Raditz es mio, mi... tesorooo... (voz de Gandalf femenina), jajajaja mmm la otra linea... más adelante contaré que pasó con ellos...

Linna, Bra... tanto como su nieta, no podría, pero su hija... ejem, pobretico mi Raditz... Bra no deja de enredarse más y más... terrible, pero tiene que salir de esa mierda.

Saturno, vas a tener tu deseo concedido, espero que estés feliz y contenta... mmmm va a ser apoteósico... jejejeje

Capítulo 39: Sueño hecho realidad.

Unas horas mas tarde, Bra despertó, era noche cerrada. Las 12. Ella rebuscó en un cofrecito que utilizaba de joyero. Sacó unos pendientes con forma esférica y se los puso. Activó un objeto redondo que colocó en su cama. Puso varios cojines y la almohada como bultos. Se cambió de ropa y salió rápidamente por la ventana en dirección a la fiesta...

Después de dar unas vueltas con la moto de su hermano por algunas calles, al fin llegó a una casa que tenía unas luces en la puerta destelleantes. La música podía escucharse desde lejos a bastante distancia.

Bra entró con algo de inseguridad, tratando de localizar el diminuto ki de Karin. Por fin dió con ella.

- Ehhh Braaaa, pensé que no vendrías. - Dijo muy animada. - Ven, te presentaré a mi gente. - Bra sonrió un poco siguiéndola. Lamentaba no haber traido unos tapones para sus sensibles oidos saiyajins. La música hacía que retumbase toda la casa. Hasta el suelo parecía vibrar.

- Amin, esta es Bra. - El muchacho de ted morena y ojos claros la saludó con alegría.

- Eh, muy guapa tu amiga... - Una chica le dedicó una mirada de rabia tirando de su brazo. - Tranquila baby... relájate... por qué no te lias uno de estos, y yo voy ahora a acompañarte... - La chica tomó lo que le pasó.

- ¿Qué le ha dado? - preguntó Bra con interés.

- Ay, que inocente eres, de verdad, no se qué haces aquí... ¿te escapaste de casa para venir? - Bra la miró gélidamente. - Bueno, tienes caracter... hay que reconocerlo, chica... mira, le ha dado para hacerse un canuto, ¿sabes lo que es eso, María... - Bra arqueó una ceja.

- ¿Quién es María? - Karin se largó a reir estrepitosamente y Bra se dió media vuelta para marcharse, estaba claro que se burlaban de ella. pero Karin la agarró del brazo muerta de risa. - Es el diminutivo de Marihuana... de verdad, que risa, perdona, es que... jajaja. - Por fin utilizaba una palabra que Bra conocía.

- Deja de reirte de mi, ¿quieres?. - Bra se cruzó de brazos.

- Ok, perdona - dijo ella poniéndose seria.

- ¿Quienes eran esos dos?. - Preguntó Bra de nuevo.

- Amin y Mina, la parejita del año. Mina era una chica bien como tú, pero se enamoró de Amin, bueno, en realidad Amin la enamoró a ella. La verdad es que no creo que Amin la quiera, pero tienen un enganche raro esos dos. Lo malo es que Mina creo que lo está pasando algo mal, porque el le hace muchos desplantes, la trata como a una fulana, y ella ha dejado muchas cosas por él. Imagínate, hace unos días se fue a vivir con él. Ella tiene ya 19 años. Hasta ha dejado sus estudios en la Universidad y se dedica al negocio con él. -

- ¿El negocio? -

- Oye, de verdad no me entiendes o me estás bacilando. - Karin puso una expresión medio aturdida por tantas preguntas de evidente respuesta. Pero viendo la cara de enojo de Bra supo que no eran preguntas maliciosas. - El negocio, ya sabes... Amin vende... - Bra arqueó de nuevo una ceja. - Vende drogas... - Suspiró Karin.

- ¿Qué clase de drogas vende? - Preguntó Bra rápidamente. Ahora la que arqueó una ceja fue Karin.

- De todo, extasis, speed, maría, coca... anfetas... ¿probaste la que te regalé?. - Bra se sintió avergonzada pero contestó. - Si. Estaba bien. Quisiera probar algo un poco más fuerte que eso. - Realmente estaba comenzando a sentir el síndrome de abstinencia.

- No será gratis esta vez, te lo advierto, Amin es un buen tío pero... -

- El dinero no es problema. - contestó rápidamente la peliazul.

- WOW, eres genial tía, me encanta tu estilo, de verdad, eres la caña... - Bra suspiró mirando en otra dirección. Vió a gente fumando en corros y con los ojos adormilados. Por otro lado vió a gente bailando alocadamente. Otros sin embargo estaban tirados en varios sofas como dormidos. ¿Dónde estaba ella?. Aquello era una mierda. Tenía que salir de allí, pero debía conseguir lo que necesitaba, así que dedicó a Karin una sonrisa hipócrita.

- Gracias, tu también eres genial. ¿Qué podría tomar?. -

- ¿Qué efecto quieres conseguir? -

Bra meditó unos segundos. Estaba comenzando a sudar. - Como con la anfeta, pero que dure más tiempo el efecto... -

- ¿Coca? - Bra sintió un escalofrío.

- Si. - Musitó avergonzándose de su respuesta.

- Bueno... no eres tan inocente según parece... - Susurró Karín. - Ven conmigo, se lo diremos a Amin. -

Después de colocarse bailó eufóricamente en la pista de baile durante una hora seguida. Poco a poco, fue sintiéndo que la euforia bajaba. Entonces recordó que se había propuesto algo, y lo iba a cumplir. Se despidió de Karin, Brad, Amin y Mina. Sintió pena por Mina, realmente esa chica no parecía feliz, además casi no podía hablar coordinadamente. Se marchó rápidamente sin saber por qué se quedó tanto tiempo, y por qué de pronto aquella fiesta le gustó tanto, en dirección al apartamento de Goten.

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Goten salió a abrir la puerta, eran las 2 de la noche. Sólo llevaba puesta la parte de arriba del pijama, que era tipo camisa, y unos boxer sin costuras - ¿Bra? - Sus ojos de sueño se despejaron de pronto al verla a esas horas en su puerta. - ¿Qué haces aquí?. Pasa. - Bra entró. El salón estaba decorado con muebles tipo diseño moderno italianos. Una alfombra peluda color beige adornaba el centro del salón, y sobre ella, una mesita. Un sofá justo detrás, un mueble delante con el equipo de música y la tele. Un ámplio ventanal que dejaba entrever las magníficas estrellas. El apartamento era bonito. Goten se impacientó un poco al ver que ella no hablaba.

- Bra, ¿saben en tu casa que has venido aquí? - Ella sonrió.

- ¿Sabes lo que es esto? - señaló a sus pendientes.

- ¿Unos pendientes? - Contestó él arqueando una ceja.

- Error... son un dispositivo que oculta mi ki dondequiera que esté. Mami me los hico cuando quise ir a un concierto con Pan y no me dejaba papá. -

- Pero si oculta tu ki, pensarán que estás muerta. - Dijo Goten poniendose azul.

- Error... en mi cama está un dispositivo repetidor de ki, que hace que todos piensen que estoy acostada en mi cuarto. - Bra sonrió maliciosamente. - He venido a terminar lo que empezamos. - Goten no sabía que hacer.

- Bra, no podemos así, mañana hablaré con tu familia, le diremos nuestra relación, será duro pero al final lo aceptarán. Así no me sentiría bien... - Bra le silenció con un beso apasionado mientras que hacía saltar los botones de su camisa por toda la habitación.

- No, no quiero que digamos nada por ahora, ¿comprendido, pero si que quiero hacer esto, y si me rechazas de nuevo juro que... - Bra estaba sumamente alterada y roja de furia. Esta vez Goten la silenció con un beso.

- Está bien... esta noche será nuestra, aunque mañana no viva. - rió él pensando en la clase de correctivo que aplicaría Vegeta de enterarse de lo que iban a hacer. - Pero deja que yo haga todo. Quiero que sea especial, quiero hacerlo especial para tí, Bra... siéntate un segundo en el sofá. - Bra hizo un gesto de complacencia al ver que se salía con la suya y se sentó. Goten tomó la mesita que estaba sobre la alfombra y la retiró a un lado de la habitación. Luego encendió una lámpara con unas tiras de fibra óptica de colorines y apagó la luz del salón. Seguidamente puso un cd en el equipo de música. Bach. Aquella música de ensueño sonaba como una fiesta de princesas y príncipes de cuento. Luego se arrodilló ante ella y besándo uno de sus pies retiró suavemente el zapato rojo, mientras deslizaba su mano recorriendo su pierna y hasta la altura de los muslos. Bra sintió una onza de placer al sentir los dedos acercándose a la cara interna de sus muslos. Luego, Goten hizo lo mismo con el otro zapato de tacón. Sus manos masajearon el pie de ella besándolo tiernamente. Quería que todo fuera mágico para ella, que su primera vez fuera perfecta e inolvidable. Ya habría tiempo para pasiones locas y morbosidades, ahora, debía ser tierno, hermoso, dulce y lleno de amor. Y lo estaba consiguiendo. Ella estaba excitada, se sentía tan c´moda y sencillamente feliz, que olvidó sus deseos de venganza, sólo disfrutó de la mágia del momento.

Goten se levantó. - ¿Me concede este baile princesa Bra? - Preguntó en gesto galante. Ella sintió electrizársele la espalda al darle la mano y sentir su abrazo caballeroso, era como si ellos fueran Ginebra y Lanzarotte, bailando en la soledad de un castillo inmenso sólo para ellos. Las luces de colores, la música relajante, el ambiente limpio, que olía a frescura de la noche y jazmines. Todo era perfecto y maravilloso. Dos siluetas danzaban abrazados, sonreían con cada pequeño beso recibido. Goten besó sus labios dulcemente, léntamente, luego la comisura de sus labios, sus párpados, su cuello. Bra sintió otra nueva pulsión de placer al notar como rozaba su cuello chupándolo levemente. Pero esa noche no era noche para mordiscos, todo debía ser tierno y dulce. Luego bajó hasta su garganta y volvió a subir hasta sus labios. Ella puso su mano en la entrepierna de él, pero Goten se la apartó. - No tengas prisa... todo llegará, déjame hacer a mi, amor mío... - Bra se sentía totalmente a su merced. El hombre que había amado desde que era una niña de 10 años, el hombre que tanto había deseado, ahora era suyo. No podía pensar en nada más que en eso. Se dejó querer, se dejó acariciar cada milímetro de su escultural cuerpo. Léntamente las notas de la música, las vueltas de su baile, el tacto de la alfombra peluda bajo sus pies descalzos, los besos incesantes de Goten por toda ella, hicieron el efecto de un bálsamo en su alma. Se sintió amada, deseada... pero sobre todo amada, querida, soñada, como las princesas de los cuentos de hadas que tanto le gustaba leer de pequeña.

- Bra, te amo, eres la mujer de mi vida. - Susurró él en su oido. Bra se ruborizó furiosamente. El se apartó un poco y le sonrió mirándola a los ojos intensamente. Sus dedos se deslizaron por el vestido dejando que uno de los tirantes de desarmara sobre su hombro, luego el otro tirante. Con lentitud premeditada, al ritmo de la música embriagadora, bajó el cierre del vestido, el cual sólo necesitó un pequeño toque para desplomarse sobre la alfombra. - Dios... Eres tan hermosa... - Susurró él mirándola de arriba a abajo. Ella permanecía inmovil. No sabía qué hacer o decir, estaba tan nerviosa y a la vez tan emocionada, que temblaba, y no era por efectos de la droga, sino porque este momento lo había soñado infinitas veces, y ahora se cumplía su sueño maravilloso de amor.

Goten deslizó sus manos desabrochándo su sujetaror, se agachó besando sus pechos, luego bajando por su cintura, lamiéndola, soplando y haciendo que ella se estremeciera con el frío y el calor desatado. Luego bajó su tanguita lentamente, besando su sexo y sus vellitos azules, aspirando su aroma femenino que casi lo vuelve loco de pasión. Pero se contuvo, sería muy hermoso, sería inolvidable. Dulcemente volvió a subir. Ella tenía los ojos cerrados, el la besó sonriendo. - ¿Quieres que siga?. - Bra asintió. - Si... - Susurró abrazándolo. El se quitó su camisa destartalada por la acción anterior de ella, luego sus boxer. Se separó de la chica de sus sueños para que ambos pudieran mirarse, contemplarse desnudos.

Luego la volvió a abrazar y la cargó en sus brazos sentándose sobre la alfombra con ella entre sus piernas. Sus manos vagaron de nuevo por sus muslos, por sus pechos, por sus nalgas... sus labios en los suyos, su lengua golpeando suavemente la de ella. entrando léntamente en su boca, eróticamente... de nuevo bajó a su cuello, lamió y chupó el lóbulo de su oreja haciéndola escapar un gemido de placer. Su mano se deslizó al medio de las piernas de ella notando la humedad propia de la excitación intensa que sentía. Ella volvió a gemir, y Goten sintió una pulsión de placer al escuchar aquellos gemidos maravillosos en sus oidos.

La acostó sobre la alfombra cálida, siguió besándola tiernamente y se colocó sobre ella. La pénetró con lentitud. Ella no hizo gesto de dolor ninguno con la primera entrada, muy al contrario de lo que cabía esperar siendo su primera vez, pero Goten no se preocupó de eso. Ella era feliz, ella supiraba y susurró. - Goten... Te amo... - El la abrazó fuerte contra sí. - Te amo, mi bella princesa. - El ritmo siguió siendo tortuosamente lento. Ambos gemían de placer al sentir tantos oleadas de placer. Era como si cada contacto de sus manos les hiciera llegar al extasis. El ritmo fue acelerándose imperceptiblemente. La música se mezcló con sus gemidos constantes y sus húmedos besos . Era poesía pura, era sublime. La primera vez que Bra sintió algo así, tan maravilloso, tan hermoso. Tanto amor derrochado en cada susurro, en cada caricia, en cada beso. Sus manos se entrelazaron. Las fuertes y grandes manos de Goten, enredadas en las delgadas y artísticas manos de su amada, sosteniéndolas detrás de su cabeza. Ella arqueó su espalda para acercarse más a él. El aumentó el ritmo. Sus gemidos eran más rápidos, su respiración entrecortada. Ella sintió la sensación más maravillosa de su vida liberando su excitación con oleadas de placer intensas que recorrían su cuerpo. El al mismo tiempo, sintió el culmen de su amor. Ambos gimieron fuertemente, con un sonido que parecía mas animal que humano, más saiyajin que humano. Goten se contuvo para no morder su cuello. Bra le abrazó. Sus cuerpos sudorosos y calientes permanecieron abrazados besándose intensamente.

Pasados unos minutos, Goten la hizo sentarse sobre sus rodillas a horcajadas. La penetró de ese modo y hicieron el amor de nuevo.

Cuando terminaron esa segunda vez, maravillosa, y hermosamente tierna, Goten se percató de un pequeño detalle.

- Bra... amor mío... no sabía que tenías este tatuaje en el hombro... ¿Cuándo te lo hiciste?. - Preguntó dulcemente sin dejar de besarla.

Bra comenzó a llorar en sus brazos.

- ¿Qué te pasa, ¿te hice daño?. ¿por qué lloras?. - Preguntó abrazándola.

Había sido tan hermoso, tan distinto a lo que vivió con Freezer y sus secuaces. Hacer el amor era algo hermoso. Pero ese tatuaje le recordó que no era pura y virgen como Goten imaginaba, que había vivido cosas horribles que nadie debía saber... Si goten lo supiera no la querría. Freezer se lo dijo "ahora ningún hombre te tocará, porque sabrán que eres mía".

- Bra, no llores por favor, TE AMO, ¿Qué puedo hacer para que dejes de llorar?. - Goten desesperado la abrazaba besándo su cara con ternura y acariciando sus largos cabellos azules.

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Mientras tanto... en el cielo...

- Mira, cuéntame un chiste, algo así como este: "un hombre va a comprar puntillas, pero es tartamudo y pide... Deme pun, pun, pun, pun, pun, pun, punnnnntilllas... Y el señor que atiende le contesta... no puedo, las clavaste todas, JAJAJAAJJAJAAAA, que bueno... ¿lo coges? PUN, PUN, PUN, las clavó, era... jajajaja tartamudo, jajajajja y al pronunciar puntillas, jajajaja . - Kaito no paraba de reirse con las lágrimas saltadas. Raditz estaba horrorizado por semejante chiste horrendo, pero si quería ver a Bra tendría que contar un chiste como fuera... así que respiró hondo y...

- "Padre, si supieras lo que voy a hacer renegarías de mi como hijo..." - Su frente se llenó de sudor. su mandívula se contrajo... sus ojos se agrandaron en el horror... él, un guerrero que había llegado a ser el Super Saiyajin de leyenda, iba a contar un chiste... Su respiración se congeló, su cuerpo se tensó, se transformó en Super Saiyajin. Kaito le miró perplejo sin saber muy bien qué pensar de sus gesticulaciones faciales de horror. Sus dientes temblequearon, sus músculos se hicieron más voluminosos, su ceño se frunció... - Una vez, un guerrero era tartamudo. - tragó saliba y volvió a fruncir el ceño mientras el sudro le recorría a mares la frente. - En una batalla... le dijo a su exterminador... no me ma, ma, ma, ma, ma. - Cada repetición de ma era acompañada por gestos de dolor en su cara a punto de llorar por tener que hacer algo como aquello. - mates. - sonrió tontamente. - Y su exterminador contestó: está bien, no mataré a tu mamá... - Raditz suspiró al terminar de contar el chiste, fue el mejor chiste que se le ocurrió inventar, siguiendo el patrón del bicho de antenas. Kaito se puso azul, tragó saliba y le miró seriamente.

- Ese chiste no es nada divertido... no me gusta el humor negro... tendrás que contarme otro. - Pronunció serio con brazos cruzados nuevamente en pose inamovible. U.U Raditz directamente se desmayó.