Capitulo 1 "La carta del puma"

-Tres semanas de tormenta… tres semanas…- Decía Ojo loco Moddy mirando por el gran ventanal que daba a los jardines del colegio, en la lúgubre sala de reunión de la Orden del Fénix, que antiguamente había sido el lugar de encuentro del consejo escolar. –Esa es su manera de provocarnos…- mascullaba con aquella mueca de desdén dibujada en su demacrado rostro –es como si nos dijera "Mirad, tengo a mi merced incluso el tiempo, si yo quiero que os mojéis, os mojareis."- Harry miraba al viejo Moddy apoyado en la chimenea, con los brazos cruzados y gesto displicente.

-¿Cuándo piensa llegar Crouch?- Preguntó el mago con aquella voz apagada y sin vida que se había vuelto tan característica de su persona en aquellos tiempos.

-Ya debería de estar aquí- murmuró Sirius Black mientras se rascaba la oreja con aquel movimiento mas propio de hocicos que de él. Hacía tiempo que Harry había recuperado a su padrino de aquel mundo escondido tras el velo, pero cada vez que lo miraba sentía cierto júbilo, como si el día de su reencuentro hubiera sido ayer.

-Pues no tengo todo el día, mis hombres se impacientan, y tenemos misiones que organizar, y duelos que batir…- Sirius miró a su ahijado con orgullo, se había convertido en todo un hombre, serio, audaz y calculador, quizás demasiado serio, y además, realmente apuesto, no solo se parecía a su padre, sino que lo había superado en todos los aspectos.

-Pues puedes sentarte y esperar- añadió Tonks mientras cambiaba de color las largas uñas de sus manos y agitaba la cabeza descontenta –este color no me favorece…

Harry resopló y se acercó a la ventana después de que Ojoloco, resignado, se sentará en una de las butacas. El mago era observado por tres jóvenes aurores aprendices que habían acudido con Harry en plena instrucción al castillo, aquellos jóvenes soñaban secretamente en ser como el gran Harry Potter, pero Harry Potter no deseaba admiración, ni fama, ni siquiera se sentía complacido por ser considerado el mejor mago de todos los tiempos. Harry Potter tenía la mente lejos de aquellos asuntos ministeriales, de todas aquellas tácticas de guerra. El gran líder del ejercito de aurores pensaba en su segundo peor enemigo, una mujer envuelta en un halo de misterio, una mujer de mirada enigmática y tremendos poderes de magia negra, conjuros, maldiciones… ella que, como él, no necesitaba varita para batirse a duelo. Ella que era el eje de sus tormentos, de sus pasiones, de sus deseos, de sus mejores sueños y de su peores pesadillas, ella que era dulce y amarga a la vez, ella, que no dejaba de ser un veneno con aspecto de licor suave. Ella, tan peligrosa y dócil… al mismo tiempo. ¿Dónde estaría ella?

El mago sentía el deseo de correr a través del bosque, cruzarlo y buscarla, encontrarla y huir donde nadie decidiera su vida por él, donde a nadie le importara que el líder del ejercito estuviera profundamente enamorado de Ginebra Weasley, cabecilla de la rebelión, la principal culpable de la sublevación del norte.

Harry suspiró con resignación, pensando en Ginny en aquella noche de diluvio, en su cuerpo sobre el andrajoso colchón del algún hostal de mala muerte, con sus suaves piernas dibujándose debajo de sus ropas y su largo cabello deslizándose por su espalda, dormitando con sus frágiles manos cruzadas bajo la mejilla, con aquella pose que adoptaba, tan dulce… para conciliar el sueño. Ella sola, expuesta a que cualquier desalmado intentará abusar de su aparente inocencia, creyendo que Ginebra Weasley era una joven muchacha indefensa. Porque como líder de la rebelión del norte, ella había sido cauta en mostrar su rostro… ¡De cuantas maneras había sabido ocultarse incluso del propio Harry!

El mago se frotó los ojos cansado. Como deseaba llegar a su humilde guarida y encontrar a Ginny entre sus sábanas, protegida, y solo para él. ¿Por qué su vida tenía que basarse en la más absoluta frustración y resignación?

-Discúlpenme- una voz apática pero profunda hizo que el mago regresara de sus ensoñaciones –no es fácil llegar hasta aquí de incógnito, ya saben…

-Ya sabemos- Dijo Harry cortante -¿Para qué nos ha reunido aquí con tanta urgencia?

-La rebelión blanca ha organizado una revuelta al norte de Kirkwall, han prendido fuego a los estandartes de la delegación de la armada.

-¿En la delegación¿Por qué en la delegación? Ahí ni siquiera hay nadie.- Inquirió Tonks extrañada.

-Es que ellos no quieren hacer daño a nadie- murmuró Harry, que ya podía imaginar a Ginny cubierta con su capucha clara cruzando con los miembros más valerosos de su legión toda Escocia hasta llegar a aquel enclave.

-¡Faltaría más! Solo queda que nos quemen a nosotros. –gruñó Bartemius Crouch con su rancio y crónico gesto, mezcla de sobriedad y asco.

-Bueno¿y que pretende que hagamos?- Harry quería, ante todo, terminar con aquella pesada cuestión.

-Están atrayendo la atención de los mortifagos y, por otra parte, no nos conviene que consigan extender su movimiento suicida por Kirkwall, las gentes de la ciudad siempre han sido fieles al ministerio.

-¿Ha hablado con todas ellas?- Inquirió Harry con indignación, el ministerio nunca se había preocupado por las pequeñas poblaciones, y si habían asentado allí alguna de sus delegaciones era porque los ciudadanos de Kirkwall estaban demasiado ocupados en llegar a fin de mes para alimentar a sus familias, y no tenían tiempo para meterse en política. ¿Cómo se podía ser tan cínico? Bartemius lo miró con profundo desagrado -¿Nos va a decir ya cual es nuestra misión?

-¡Paliar ese foco, por supuesto! Calculen cuantos hombres necesita, y dejen a los demás asentados en la frontera escocesa.

-No me tiene que dar instrucciones de guerra, solo le preguntaba qué, cuando y donde. El cómo déjemelo a mí y a mis compañeros. –Harry cogió su capa esmeralda del pechero y se la puso sobre los hombros con gran revuelo, después hizo un gesto a los tres muchachos aprendices, que cogieron sus respectivas túnicas del mismo color. En ellas brillaba la poderosa insignia de auror, un fiero león con su mirada fija tras un relampagueante rayo rojo. Harry y los muchachos se dispusieron a salir de aquella fría y lóbrega sala.

-¿Cuántos hombres va a llevar?- Insistió Crouch. Harry se puso la capucha, bajo la cual sus ojos penetrantes se clavaron en él.

-A todos los aprendices que deseen incorporarse en estos momentos

-¿Aprendices?

-Exacto.

-¿Cree que estarán preparados?- Harry empezaba a cansarse de la insistencia de Bartemius Crouch -¿Cuántos aprendices tiene a su disposición?

-¿No sabe cuantos aprendices hay en la orden?- Bartemius se quejó, alegando que era imposible que supiera la cifra exacta –supongo que más o menos tendrá una idea –el viejo Crouch no contestó, Ojo loco Moddy sonreía ligeramente, satisfecho, parecía que no había nada mejor en el mundo que ver como humillaban a personajes como Bartemius –para ser del ministerio, tiene muy poco conocimiento de lo que a el atañe, tan poco como de las gentes de Kirkwall.- Harry dio la espalda al ministro y salió al pasillo seguido de los jóvenes aurores, sus cuerpos ataviados con aquellas capas esmeralda se sumieron en la oscuridad. Bartemius, encolerizado, siguió a los muchachos, pero Harry ya estaba lejos, dispuesto a dirigirse a la costa de Kirkwall lo antes posible.

-¡Harry Potter, me es igual quien sea, no le voy a permitir que continué con esa actitud!- en el rostro de Harry se dibujo una sonrisa sarcástica cubierta por la sombra que proyectaba la capucha de auror.

-Sino esta contento conmigo mande a sus ministros a la guerra.


Harry reunió exactamente a diecisiete aurores aprendices y dos aurores experimentados de rango cinco, a los aprendices se les llamaba Harrods, cuando conseguían llegar a aurores simplemente se les llamaba aurores de rango uno y luego iban ascendiendo, un auror de rango máximo, es decir, de rango diez, era denominado Conroy, y podía optar a jefe de regimiento, eran los aurores más experimentados, y eran muy pocos, en el ejercito solo habían cinco Conroys, y había que tener en cuenta que el ejercito estaba formado por cientos de aurores tan solo en Inglaterra y Escocia. Aunque en la orden de aurores se trataba de instaurar una gran disciplina, respeto y seriedad, lo cierto es que si un Harrods pasaba demasiado tiempo siendo Harrods, comenzaba a tener mala fama y a ser criticado, la presión había hecho que muchos jóvenes principiantes abandonarán. Ocurría lo contrario en tanto un auror se acercaba al rango de Conroy, aquellos llegaban a ser venerados.

Sin embargo no era nada fácil subir de grado, implicaban grandes méritos, peligrosas misiones, y un nivel muy alto de conocimiento de artes oscuras, a Harry le había costado mucho tiempo llegar a Conroy, una gran batalla le impulso a sobrepasar incluso aquel grado, algo oficial y burocráticamente imposible…

El grupo de aprendices se apiñaba formando una "U" alrededor de Harry, a ambos lados del mago se encontraban los aurores de quinto rango Pat Clusser y Susan Levy. Harry montaba un gran caballo alado de color negro y daba instrucciones sobre la posición de los aurores, y lo que se iban a encontrar. Era una misión fácil, a no ser que la rebelión blanca optara por luchar. En principio Harry creía que solamente era un aviso, un intentó de intimidación, pero nunca se podía saber con exactitud, no obstante, era una buena misión para que los aprendices lograran pasar del grado Harrods. Harry les indicó que ante todo tenían que respetar a las gentes, y que jamás atacaran a no ser que ellos fueran atacados, o que el ataque fuera inminente.

Harry dio las instrucciones necesarias, y con un movimiento envolvente de su mano un mapa se dibujo en el aire, era vaporoso, pero nítido, y se distinguían perfectamente las zonas a ocupar. Iban a utilizar una maniobra envolvente que evitara que ningún miembro de la rebelión escapase, después formarían una uve invertida y el vértice estaría constituido por los soldados de rango quinto, que se adentrarían hasta la delegación intentando poner fin pacíficamente a aquella provocación. Por otra parte Harry intentaría detectar a los mortifagos, una vez detectados estos, se encargarían de seguirlos para descubrir su guarida en Kirkwell.

-¿Alguna pregunta o sugerencia¿Tenéis alguna información de relevancia?- Harry miró por encima de las cabezas, su capucha caía en aquel momento sobre su hombros, muchos interrogantes se respiraban en el aire, pero la figura de Harry imponía tanto por sus hazañas, que los jóvenes aprendices no osaban abrir la boca por miedo a que sus requerimientos fueran considerados absurdos. Sin embargo Clusser tenía algo que decir, Harry le concedió la palabra con un ademán cuando este elevó la palma de su mano.

-Señor Potter, permiso. –Harry volvió a asentir acostumbrado al protocolo –fuentes del norte me han informado de algunos datos sobre la identidad del líder de la rebelión- Harry le sostuvo la mirada invitándolo a continuar –dicen que es una mujer de cabellos de fuego.

-¿Mujer, cabellos de fuego¿Eso es lo que le han dicho?- Clusser se ruborizó ¿Estaba insinuando el gran Harry Potter que aquello era una tontería?

-Si señor- dijo bajando la cabeza –eso me han dicho.

-¿Y como saben que es una mujer?

-Encontraron a un hombre de la rebelión al borde de la muerte, lo último que dijo fue que la mujer de cabellos de fuego lideraba la rebelión, y que ella lo había atacado. Suponemos que debió ser un traidor, y lo exterminaron. –Harry guardó silencio, estaba aterrorizado, por una parte no quería ni imaginar que Ginny pudiera tener suficiente sangre fría, por la otra, no deseaba bajo ningún concepto que se diera con la identidad de la bruja, y corriera algún peligro.

-Muchas gracias por la información soldado, gracias a hombres como usted la unión confidencial es fuerte en el ejercito. Sin embargo, no creo que sea conveniente dejarnos llevar por tal confesión, es muy posible que una mujer rebelde fuera la encargada de darle muerte, y aquel hombre, en su delirio, la identificara como líder. –Clusser no dijo nada. Harry volvió a darle las gracias y después se dirigió a todos con unas últimas palabras –Me gustaría que todos tomarais ejemplo de Clusser, sin embargo, en este caso no quiero que su comentario os condicione, es decir, si veis alguna mujer pelirroja, no mostréis especial interés, ni mucho menos la detengáis. ¿Bien?- Un asentimiento general recorrió el grupo. –Muy bien. Partiremos mañana, pasar la noche con vuestras familias, descansar, y comer bien. No os preocupéis, será una misión fácil.

Harry hizo una señal con su mano en alto y los aurores se dispersaron, algunos de ellos se desaparecieron, otros montaron en sus caballos. Harry cabalgó lentamente, el día tocaba a su fin, la noche sería una noche oscura y vacía como otras tantas de las que pasaba solo en su guarida, sentía su alma inquieta y su corazón nervioso. Deseaba tanto encontrarse con la rebelión, que pensó partir en aquel mismo momento.

Su joven y atlético Pegaso azabache comenzaba a tomar velocidad dirigiéndose a Falmouth, en el sur de Inglaterra, allí cerca de la costa se encontraba su pequeña guarida, invisible a los ojos de cualquiera que no conociera su secreto, allí estaría seguro siempre que el guardián del secreto se mantuviera en silencio. Atravesó el boscoso monte de Scorrer rodeó el delta de Flushing y por fin llegó a su modesto hogar retirado.

Su casa no era otra cosa que una poco amueblada guarida de madera, estrecha pero alta, de dos pisos, con una sala de estar que hacia las veces de comedor, una pequeña cocina con horno de barro y cacerolas colgadas a un lado, un baño en el que entraban el water y una estrecha bañera, y una habitación llena de libros, con un baúl a los pies de una cómoda cama y un armario justo a la medida del joven mago. En la planta superior se encontraba una sala de estudio, donde Harry cavilaba sobre la posición de los mortifagos y el paradero de Voldemort, y donde a veces escribía alguna que otra carta… aquella habitación era la única que se podía considerar algo desordenada, pero ello se debía a la cantidad de trabajo que Harry tenía que cumplir. Su casa era la representación de sí mismo, ordenada, práctica, pero vacía y sola, no había a quien amar, no había mujer a la que besar bajo las mantas…sin embargo se respiraba el anhelo en cada rincón, la necesidad de pasión, de calor…

Harry liberó de las riendas al caballo alado, le acarició, revisó el abrevadero y le dispuso el alimento necesario al lado, aunque el animal rara vez comía alfalfa. El mágico equino rozó su rostro con el hocico en un gesto de cariño y Harry lo acarició.

-Vamos Odín, te gusta la noche, ve a cazar.

El mago entró en su casa cansado, le dolían las posaderas de tanto tiempo cabalgando, pero en lugar de tumbarse a descansar cogió una cacerola grande y algo de carne y patatas y las echó en el cacharro poniéndola al fuego de la chimenea que prendió con un potente hechizo, después de añadir los condimentos que le pareció necesario, se sentó, dejando su mente volar, e imaginando que quizás un día él no preparara la cena solo, que quizás un día tuviera a una mujer de cabellos rojizos besándolo en la mejilla y regañándolo por ser tan poco cuidadoso en el arte culinario. Se sonrió a sí mismo.

-Quizás alguna vez… -se dijo –…se me permita una vida normal.

El joven Harry se quedaba dormido en el sillón, agotado, entre mil pensamientos de amor y guerra, mientras la cacerola borboteaba en el fuego, un ulular insistente y un picoteo en la mano le hicieron despertar. Lo primero que hizo fue retirar la olla del fuego, después contempló a Hedwing y la agradeció aquella carta que le entregaba, la pobre ave acababa de llegar de un largo viaje desde el norte, dejó caer la carta y después se dirigió a la ventana, donde Harry la tenía varios ratones muertos en el alféizar.

Querido mago…

Una vez la luna se puso sobre nuestras cabezas, en cierto lugar, no había más luz que su luz, pero tampoco nos hacia falta. Tu me besaste y yo tenía miedo. No nos descubrieron aquella madrugada, esta tampoco lo harán.

Quieres acabar con los blancos, pero los verdes sois débiles, el estandarte arde, y donde el humo se pierde el puma te espera. No tengas miedo, no te morderé.

Harry dobló la carta y la tiró al fuego, desde luego sería imposible que alguien entendiera lo que quería decir aquello, escribirse con Ginny no tenía peligro alguno en caso de que captaran el correo. Harry pensó en la proposición de la bruja. ¿Debía de buscar al puma¿O sería mejor dedicarse a su misión? "Los verdes sois débiles…" Harry rió con sarcasmo mientras llenaba su plato de barro con la carne guisada y las patatas, seguramente estaría insípida o demasiado salada.

-Así que los verdes somos débiles…- masculló. Ginny y sus provocaciones, ella era, francamente, incorregible.


A las seis de la mañana el joven mago era seguido por los aprendices y los dos aurores de quinto rango, era temprano y la gran mayoría no podían evitar que se les cerraran los ojos, era un viaje largo, pero sus caballos volaban a la velocidad de la mejor de las escobas, llegaron a Kirkwall cerca de las cinco de la tarde, parando lo necesario para beber y templar sus cuerpos, pues el frío aquel día producía cortes en sus rostros, y en sus manos, y era esencial llegar en buen estado.

Los jóvenes aprendices estaban realmente excitados, Harry, en la posada escocesa de Dalvey, los observaba cuchichear nerviosos, y se acordaba de sí mismo a su edad, con tan solo diecisiete años y recién graduado, saltándose todos aquellos grados de una sola vez. No había pasado tanto tiempo, pero la guerra parecía alargar las vidas de las gentes, vidas pesadas y amargas que hubiesen deseado que pasaran más breves.

Cabalgaron unos veinte kilómetros y llegaron al pueblo marítimo, lo que encontraron fueron cenizas y las banderas del ministerio prendidas con fuego mágico que se resistía a ser extinto, unos veinte rebeldes con sus atavios blancos y sus capuchas cubriéndoles el rostro miraban a los aurores con aire provocador, Harry se preguntaba si bajo alguna de esas capuchas estaría el rostro pálido y los ojos celestes de la pelirroja.

El mago bajó del Pegaso y se dirigió a los blancos, lo cierto es que no había sido necesaria maniobra alguna.

-No queremos verdes en nuestras tierras- dijo uno de los encapuchados.

-Ni yo revueltas sin sentido- dijo Harry disgustado -¿Por qué hacéis esto?

-¿No lo saben, es que todavía no se han enterado? Sucios traidores… -Harry se mordía la lengua con el rostro cubierto por la sombra que proyectaba la capucha.

-¡Maldito indeseable!- Exclamó Clusser echando mano a la espada que tenía en el cinto, Harry alzó una mano pidiendo tranquilidad.

-No queremos pelear, solo apagar este fuego y alcanzar un acuerdo, no deseamos la violencia, y aquí todos corremos peligro.

-¿Por qué¿Acaso por los mortífagos¿Quizás es que el gran ministro les ha sugerido la posibilidad de que aquí se encuentre una de sus guaridas?

-Lo cierto es que pensamos que si. Y creemos que están destacando demasiado esta zona, de gente humilde y trabajadora que no desean correr peligros. –El fornido rebelde se quitó la capucha con un movimiento de cabeza, dejó su rostro al descubierto, una mandíbula cuadrada y unos ojos oscuros y muy juntos al puente de la nariz, aquel rostro era el de un hombre rudo que seguro se ocuparía de la herrería o de algún trabajo de ese tipo.

-Aquí las gentes llevan capas blancas, por muy humildes que sean, están con la rebelión. Y todos estamos dispuestos a echaros de estas tierras, no os queremos aquí. –Harry empezaba a peder la paciencia.

-Sino nos quieren aquí¿Por qué nos provocan?- él hombre balbuceó.

-Luchemos

-Ni hablar, en nuestro tiempo solo debe de darse una lucha, y esa es la que se librará contra Voldemort, aquel que disfruta de nuestra debilidad, la incapacidad de unir nuestras fuerzas.

-Eso dígaselo al ministerio- contestó el hombre hoscamente a la par que se llevaba su enorme y sucia mano al cinto, bajo su capa. Tras Harry los aurores comenzaban a sacar sus varitas, alguno de ellos dio un paso al frente, Harry volvió a pedir calma. Sus manos se dirigieron a su capucha esmeralda, y se descubrió el rostro lentamente moviendo sus flequillos, dejando ver su cicatriz en forma de rayo, una muda exclamación recorrió a los rebeldes y a los pueblerinos y pescadores que observaban la situación a una distancia prudencial. El hombre había sacado una enorme espada que había sido claramente forjada por él, y que no parecía tan buena como su tamaño intentaba insinuar.

-¡Harold, por Dios¡Es Harry Potter!- gritó la voz de una mujer que vestía el atuendo de una simple campesina.

-¡Es un traidor¡Es un farsante¡No me importa quien sea, esta con el ministerio, por tanto es un corrupto!

-Yo, señor, no soy del ministerio, soy un auror. Y jamás pelearé con otro mago que no sea un mortifago, o el mismísimo Lord Voldemort –los presentes se estremecieron ante aquellas palabras, alguno de los rebeldes comenzaron a desencantar el fuego, Harry se fijó en donde el humo se perdía. –Os ruego os disolváis, solventemos esto como aliados. –Los rebeldes, sin mostrar su rostro fueron marchándose.

-No buscan la alianza, buscan someternos. Soy consciente de mis limitaciones, y soy consciente de la profecía, sino quedaría satisfecho dándole muerte… Harry Potter. –Aquel hombre tan grande y fornido como una montaña guardó su espada con un ruido cortante en el cinto y se alejó mirándole desdeñosamente. Harry no se movió ni un ápice. Cuando estos estuvieron lo suficientemente lejos se dirigió a sus soldados, les indicó sus posiciones, y les pidió tres días de vigilancia.

-Estáis a un paso de abandonar el rango de Harrods, una buena misión sería la de dar con algún mortifago… Recordad, no herir a los blancos, intentar resolverlo de forma pacífica- Harry se dispuso a montar en Odín cuando una voz lo detuvo.

-Señor, necesito formular una pregunta- Harry reconoció la voz de Clusser y sintió unas arrebatadoras ganas de negarle la petición, sin embargo lo miró y le indicó con un ademán que hablara. -¿Es prioridad dar con el líder de la rebelión?- Harry pudo notar como en su interior burbujeaba un ardor irrefrenable¡que testarudo podía llegar a ser aquel soldado!

-Ya os dije que no quiero que aquella confesión os condicio…

-No me refiero a la mujer- dijo Clusser, interrumpiendo al mago, algo que le sorprendió mucho, pues jamás ningún soldado había osado interrumpirle, aunque no le dio más importancia. –solamente quiero saber si es prioridad…

-Claro que es prioridad- dijo Harry con desgana –obviamente, pero no hoy. ¿A caso cree que el líder de la rebelión se encontraría aquí¿En este enclave tan poco significativo? No perdáis el tiempo. –Harry estaba realmente molesto, aquel soldado le sacaba de sus casillas, el mago podía sentir el recelo de Clusser cada vez que se dirigía a él, aquel soldado no era lerdo, sabía que Harry ocultaba algo, o al menos, la benevolencia del mago frente a la rebelión le daba mala espina.

Harry volvió a montar en su caballo alado, se cubrió con la capucha de auror y siguió el camino que el humo del fuego extinto le indicaba, decidido a dar con aquel puma, tal y como le había dicho Ginny en su carta, en aquel lugar donde ya se encontraron una vez… No tardo mucho en llegar a una especie de paraíso tropical que recordaba perfectamente, entonces, tras unos altos helechos vio sus ojos felinos.

-El puma no es precisamente una especie autóctona de este país¿No crees?- Inquirió Harry sobre su caballo negro, que, aunque ya conocía al extravagante felino no podía evitar sentirse inquieto y agitado.

El animal se movía de una manera exuberante, lento pero implacable, con sus ojos celestes clavados en el mago, y su silueta perfecta y cubierta de aquel manto brillante y rojizo que se apoderaba egoístamente de toda la luminosidad del sol. Ciertamente, era el felino más bello que cualquiera hubiera podido contemplar jamás, sería sin duda el animal más llamativo de cuantos había de su especie, era peculiar, su mirada no era del todo animal, tenía cierto atisbo humano, cierto secreto no rebelado, y aquello inquietaba hasta al más sobervio de los soldados, era sin duda misterioso e inquietante.

Aquel felino tan sinuoso, ágil y discreto, se dirigió al mago, que se apeó del caballo, el puma frotó su cabeza con su pierna emitiendo un leve ronroneo y Harry se agachó para mirarle los profundos ojos.

-Vuelve a tu forma original- le susurró. El puma emitió un pequeño gruñido salvaje que hizo que algunos pájaros volaran asustados de las copas de los árboles. -¿Ahora no?- el felino volvió a expresarse con un bufido que Harry comprendió, aunque sino fuera porque lo conocía, hubiera interpretado aquello como una amenaza.

Siguió al felino que se contoneaba serpenteando entre los troncos de los exóticos árboles, entonces llegaron a cierto lugar donde la vegetación daba lugar a una pequeña cala en la playa de arena fina y donde las rocas lejanas formaban el acantilado, con las olas rompiendo contra la piedra caliza… sin ninguna duda aquel lugar era completamente virgen, y Harry se sintió mucho más seguro, a pesar de que Odín no hubiese querido seguirles.

Hacia un viento frío, pero el sol era cálido, así que existía cierta compensación, Harry se quitó la capa, bajo ella su indumentaria oscura de auror se ajustaba a su cuerpo, se deshizo del cinto donde brillaba la espada de Godric Griffindor, y allí de pie, totalmente expuesto a la decisión del animal que lo rodeaba, espero lo que tanto ansiaba.

-Vuelve… a tu forma original… -El puma rugió y Harry lo observó cabalgar hacia la lejanía.

Allí a lo lejos se puso a dos patas, su silueta se estiraba y deformaba, mejor dicho, se formaba en una nueva figura, ondeante, lánguida, brillante…desnuda… la figura era la de una mujer delgada, alta, la lejanía no permitía distinguirla con nitidez, le daba la espalda lo que le creaba cierta aprensión. La luz que daba de lleno en su cuerpo era cegadora, cogió algo del suelo y Harry contempló como sobre su silueta se deslizaba una túnica ligera y blanca, clara como un amanecer. Era el atavio característico de la rebelión blanca, de ahí su nombre. Harry sintió como el vello de su cuerpo se erizaba, mientras ella recogía su cabello rojizo en un frondoso moño a un palmo por encima de su nuca. Entonces ella se volvió hacia él, y la ansiedad se hizo aun más notable. La joven rebelde se acercaba a él caminando con aquel movimiento hipnotizador más propio del felino cuya forma acababa de abandonar, llego hasta el mago y poniéndose de puntillas beso sus labios suavemente. Harry exhaló un suspiro, todo su cuerpo parecía palpitar emocionado.

Harry estaba feliz, era una felicidad amarga, como si hubieras encontrando montones de dinero en la calle, pero supieras que no es tuyo y que debes de devolverlo, por un momento imaginas lo que podrías hacer con él, pero sabes que no puedes tocar un galeón, así se sentía él. Ginny era en parte suya, y en parte de las gentes del pueblo¡Pero no era justo, porque era él quien la amaba! Era él quien entre sueños sudaba y gemía exasperado, creyendo que era cierto que tenía su cuerpo entre las manos, era él quien se despertaba tembloroso y muerto de miedo, pensando en su paradero, atormentándose imaginando situaciones hipotéticas en las que el cuerpo de otros hombres era su morada. ¡Era él, por Merlín! Solo él…

Todos aquellos sentimientos contradictorios de alegría y amargura que se confundían se unían con una nueva sensación, la que surgía al contemplar los cambios de la bruja desde la última vez que se fueron.

Ginny era hermosa, de aquello no había duda, y aunque no hubiera sido hermosa él la hubiera visto igualmente como una obra de arte, porque la amaba, pero aquello no podía ocultar la realidad, y es que la muchacha estaba más pálida de lo normal, su piel parecía deshidratada, y su cuerpo, aunque guardaba sus curvas, esta algo consumido, parecía encorvada, y pudo comprobar que la túnica no se ceñía a su silueta como hacia unos meses, sino que a penas se ajustaba a su bonito pecho, pero quedaba holgada, como un saco, en el resto del cuerpo.

-Estas delgada- dijo Harry con un tono de voz casi de indignación –estas esquelética- exageró, lo cierto es que no era tanto el contorno de su figura lo que delataba su estado de inanición, sino el contraste con su gesto enfermizo, las ojeras bajos sus ojos y sus labios tan pálidos como la cera.

-No… -sonrió ella con gesto cansado, semicerrando los ojos para luego volver a abrirlos como si realmente le pesaran demasiado. Harry estaba casi completamente seguro de lo que ocurriría unos segundos más tarde, no era la primera vez… -es solo que la transformación supone un gran esfuerzo… pero estoy bien…

-¿Desde cuando no comes?- Harry la agarró de los brazos, no se estaba dando cuenta, pero estaba ejerciendo demasiada presión.

-Yo… yo… Harry… ch…!

-¡Desde cuando demonios no comes!- gritó Harry dando verdadera impresión.

-…Llevo cuatro días deambulando en forma de puma… ayer estuve a punto de comerme una liebre cruda, iba a cocinarla, esa era la idea… pero convertida en un animal salvaje y pasando hambre… fue horrible…- Sus ojos volvieron a entrecerrarse y sus piernas se doblaron, intentó tenerse firmemente en pie, pero aquello la estaba delatando, y Harry supo que al menos llevaba semanas sin probar un bocado en condiciones, y también supo que en cualquier momento perdería el conocimiento, y así ocurrió.

Ginny cayó sobre él desfallecida, y el mago sintió una ganas arrebatadoras de gritarla, reprenderla y obligarla a abrir los ojos, pero por supuesto no podía hacer aquello, porque Ginny podía cometer el más grande de los errores y él sería incapaz de tratarla con agresividad, a pesar de que alguna vez montara en cólera, en menos de dos segundos se encontraba amándola desenfrenadamente, besándola dulcemente y ofreciéndola todo lo que estuviera en su mano.

¡Por Merlín que odiaba a toda la maldita rebelión! Si tanto veneraban a su líder¿Cómo es que se encontraba muerta de hambre?

Harry la cogió en sus brazos y se dirigió a la orilla del mar, se agachó flexionando las rodillas, y cuando las suaves olas acercaron el agua salada a él, alargó una de sus manos y formando un pequeño cuenco con los dedos y la palma recogió agua con la que mojó el rostro y la frente de Ginny, y un poco su escote. Después silbó, y en unos minutos una figura negra aterrizó blandiendo sus vigorosas alas.

El mago consiguió apañárselas para poder coger las crines del Pegaso sin que Ginny dejara de apoyarse en su pecho, y así sobrevoló Kirkwall, mientras el atardecer bañaba sus siluetas. Tenía que encontrar un lugar donde nadie pudiera descubrirlos, un lugar donde él pudiera proporcionarla comida, donde pudieran darse un buen baño y donde pudieran descansar, pero él no conocía Kirkwall. ¿Qué iba a hacer? Maldita sea, era un mago¡Tenía que haber una solución mágica para aquello! Harry se rió de su propia ingenuidad…

-Ya llegamos cielo…- le susurró a Ginny cuando vio que ella entreabría los ojos débil y cansada –vas a comer montones de cosas deliciosas, y jamás vas a volver a pasarlo mal. –Harry se inclinó y la besó la frente y ella sonrió, con una sonrisa enferma y poco alentadora, y volvió a cerrar los ojos. Entonces el mago recordó un viejo encantamiento, un truco poderoso pero difícil. Había una manera de crear una guarida en el lugar que él decidiera… pero tenía que concentrarse, dejar su mente en blanco y solo imaginar… sino era capaz de crear integralmente una imagen exacta y lógica de lo que quería, aquel encantamiento no podría realizarse. Harry se alejó de los islotes y entonces vio una extensa zona descampada en la que se alzaba una cordillera de montañas rígidas y neblinosas.

-Al pie de esas montañas…- se dijo intentando convencerse de que aquello daría resultado –allí nos espera una casa de piedra, que tendrá únicamente lo que necesitamos…- Harry imaginó todo lo perfectamente que pudo aquel lugar, era modesto y parecido a su casa, construido en piedra y con todos los muebles de madera, había una cama amplia y unas mantas gruesas, una bañera grande que proporcionaba agua caliente, y un sofá con almohadones de pluma… Harry rezó porque aquel hechizo funcionara, y entonces voló al pie de la montaña… ¡Si¡Hay estaba¡Lo había conseguido! Había creado aquella guarida a imagen y semejanza de sus pensamientos, aquello le recordó a la sala de los menesteres, sin embargo Harry sabía que aquello permanecería ahí siempre que lograra permanecer en su mente. Aquel encantamiento era genial, pero no se podía tomar a la ligera, no era algo tan sencillo como decir "¡Quiero una casa ahí!" había que mantener su imagen en algún lugar de su mente mientras durara la estancia y aun así desaparecería nada más poner un pie fuera. El mago sintió como Ginny se removía con las manos pegadas a su abdomen -…Ya- susurró él acariciándola el cabello –Ya estamos Ginny, mira abre los ojos, esa será nuestra guarida… ¿Quieres verla Ginny? –Ginny negó con la cabeza y escondió el rostro –venga, no te pongas tonta- bromeó Harry, y el Pegaso tocó el suelo con sus sólidas pezuñas.

El mago se encontraba más optimista, sonreía levemente mirando el dulce rostro de aquella joven que tanto amaba en sus brazos. Cuando entró acomodó los almohadones, llenó la bañera de agua caliente y espuma, cogió pan, embutido, y vegetales de la despensa y preparó una de sus poco exquisitas comidas, se dijo a sí mismo que debería haber imaginado un gran festín sobre la mesa, y así al menos no hubiera tenido que cocinar. Mientras la carne y las patatas se hacían en una cacerola de bronce sobre el fuego, Harry sumergía a Ginny en el agua caliente, y tiraba su túnica blanca por algún lugar, ya se preocuparían de la ropa la mañana siguiente.

Harry limpió su rostro con delicadeza, tan solo por tocarla, y después se acercó con pan y embutido.

-Toma…- la dijo dulcemente –come esto de momento… el resto se esta preparando –Ginny comió lentamente de las manos de Harry, pues las suyas se encontraban bajo el agua.

-Gracias Harry… -susurró –me encuentro mucho mejor…

Harry esperó qué terminara de comer para levantarse y apartar el caldero del fuego, probó aquel plato y pensó que no estaba tan malo, y entonces se dispuso a envolver el cuerpo mojado de la pelirroja en una gruesa manta.

El mago la transportaba al sofá donde había acomodado los almohadones de pluma, se preocupó porque la manta no dejara de cubrir todo su cuerpo, a pesar de que deseaba que ocurriera todo lo contrario, y entonces puso en sus manos un cuenco de barro con carne y patatas.

Ginny estaba fascinada por la delicadeza y sensibilidad de Harry, que la observaba con toda la paciencia y ternura del mundo, la acercaba el agua, la servilleta, el pan… y luego continuaba examinando todos y cada uno de sus movimientos, a la par que parecía que su mente calculaba la proporción de alimento que debía de comer. Finalmente Ginny se comió todo, con un hambre voraz, y solo cuando Harry estuvo completamente seguro de que ella había saciado su apetito se dispuso a probar bocado.

-Eres un cielo Harry, un cielo…- murmuró Ginny, y él la sonrió.

No mucho más tarde terminaron de cenar, entonces Harry recogió la mesa y en la cocina hechizó los cacharros para que se lavarán solos, desde allí vigilaba si la joven pelirroja se quedaba dormida, deseaba con todas sus fuerzas que no estuviera tan sumamente cansada, sin embargo cuando llegó de nuevo al comedor pudo comprobar que finalmente había sucumbido al sueño.

La manta se había deslizado bajo sus hombros, y Harry se sintió frustrado, no obstante, a pesar de lo que su cuerpo y su alma deseaban profundamente, el mago no hizo otra cosa que acostarla en la habitación con el sigilo de un gato. Encendió un fuego mágico en un rincón del cuarto, se desvistió y después de darse un breve baño se acostó junto a Ginny, abrazándola, intentando equipararla entera y esconderla entre sus brazos, como si alguien amenazará con quitársela durante la noche.

Le resultaba muy difícil conciliar el sueño teniendo en cuenta que el objeto de su deseo se encontraba desnudo entre sus brazos, con su piel fresca y sus cabellos suaves rozándole y tentándole. El mago tragó saliva y decidió tumbarse boca arriba e intentar desviar sus pensamientos en algo menos lujurioso, aunque era ciertamente difícil, constantemente sus manos se lanzaban a investigar bajo las sabanas y él se sentía culpable.

-No se despertará…- se dijo a sí mismo mientras la acariciaba la espalda –tampoco estoy haciendo nada malo…- las yemas de sus dedos acariciaron su nuca y sus hombros y sus labios se posaron sobre su cuello, entonces ella se removió y el deseó que se diera la vuelta y le mirará.

El joven mago no estaba demasiado acostumbrado a que sus sueños se cumplieran, así que cuando ella lo beso profunda y pasionalmente tuvo que hacer un esfuerzo por asimilarlo.

Tanto tiempo de abstinencia lo tenía algo desbocado, porque lo cierto es que no había sido capaz de mantener ninguna relación, por esporádica que fuera, con ninguna otra mujer, aunque no le hubieran faltado proposiciones.

Mientras la besaba y se incorporaba sobre ella, no pudo evitar pensar en todos sus encuentros y en la maravillosa química que existía entre ellos, pero también albergaba un recuerdo horrible que lo hacía sentir algo inestable, y es que no recordaba ni un solo amanecer en el que el cuerpo de Ginny hubiera continuado a su lado.


N/A: Si, se que le falta acción, pero quería situar una serie de cosas antes de empezar con los verdaderos conflictos. Haber, lo importante de este capitulo es que Ginny es un animago, que Harry es algo… , que Clusser va a dar muchos problemas, y que el ejercito de aurores esta bajo las ordenes del ministerio y eso es lo que le molesta a la rebelión algo grave habrá echo¿No?. Por otra parte la orden del fenix tiene un papel muy independiente… ¡Y Sirius ha vuelto! (Y va a dar mucha guerra) pues nada pottercillos, espero que no os haya decepcionado… ¡Prometo que los siguientes serán mucho mejores¡Dejadme vuestros comentarios aunque sean de dos palabras!

REVIEWS

Lialy: Se que habia recibido algun otro RR tuyo, pero como han sido pocos pensaba que ya no seguias mis historias, asi que me ha echo muchísima ilusión que me escribieras. No te preocupes si tnes prisa al escribirme, solo necesito que me digas "He leido, y me gusta" en el caso de que te guste, claro. Cuando pdas me escribes más, pero porfi, no dejes de dejar simplemente una señal de que me lees. Muchas gracias, espero que este capitulo te haya gustado, prometo mucha acción, romance y emotivdad. Besos!

Marce¡Como estas? La historia es complicada y enrebesada, supongo que habrás entendido un poco más en este cap mientras surgen otras mil dudas, pero es normal, algunas veces mis fics son muy liosos, luego yo misma me siento atrapada a la hora de resolver la trama, jajaa. Muchos besos, no dejes de escribirme por favor. Chao.

Kaily-gw: Hola Kaily. Antes que nada mil gracias por apoyarme. Me alegra que te haya parecido interesante, y sobre todo que te haya dejado con la intriga y esto te anime a continuar leyendo. Ojala y este cap te haya gustado todavía mucho más. Yo creo que era necesario crear tensión entre Harry y Ginny, y por eso me venía como anillo al dedo una historia de amor prohibido. No te preocupes sino puedes escribir RRs más extensos, aunque me encantaría que fueran asi, yo comprendo que no tengas tmpo, solo espero que no dejes de escribirme, aunque fuesen dos palabritas. Un abrazo, gracias.

Gin-ynia¿Como estas? Gracias por tu RR, yo espero desarrollarlo todo lo mejor que pueda, y sin que os decepcione en ningún momento, en mi mente tengo toda la trama e incluso el desenlace, pensaba usarla para una historia original, es decir integramente mía, con mis personajes etc... pero finalmente voy a hacer un fic, ya que todavía no estoy preparada para crear mis propios personajes. Siento si he tardado en decidirme en publicar el primer cap, pero espero que no te haya defraudado y reciba algun comentario tuyo, aunque sea para decirme que lo sigues, te lo agradecería mucho. ¡Espero tus comentarios y críticas Gin¡Gracias!

Jaz¡Hola! Gracias por tu RR, he decidido escribir la historia, es complicada, asi que necesito que no dejeis de escribirme para que me ayudeis si cometo fallos, principalmente estoy a un paso de comenzar historias propias y otros fics de trama complicada. Gracias, espero que no dejes de escribirme.

Dogma¡Hola Dogma! Espero que este cap haya despejado alguna de tus dudas, siento decirte que va a ser un fic de trama inconclusa continua, que pretendo hacer que le deis un poco al coco, y que todo quedará resuelto poooco a poco... Es decir, que siempre terminaras el cap preguntandote algo, pero no te preocupes porque tu me dejas un RR con tus preguntas y yo te contesto a lo que pueda. A ver, te contesto a las primeras ¿Por que creen que Harry es un traidor? Pues porque la rebelión es el grupo que se opone al ministerio, y Harry trabaja, en cierta forma, baja las ordenes del ministerio... ¿Que hace un grupo de Licantropos en la escuela? La escuela ya no es lo que era, y las criaturas se encuentran desbordadas... Besitos, a nuevas preguntas, nuevas respuestas. ¡Pero siempre dejame un RR por favooooooooooor!

Phoebe: Hola Phoebe, estoy muy contenta del apoyo que me estais dando comn vuestros comentarios, mil gracias :) Me alegro de que te parezca original y emocionante, porque es el objetivo del fic, es decir que principalmente quiero que tenga mucha acción y misterio, es decir que os de que pensar, y por supuesto tendrá romance. Por supuesto que lo voy a continuar siempre que tenga vustros comentarios que me guíen un poquito y me animen. Me he sorprendido cuando me has dicho que has leido todos mis fics, yo recuerdo algun RR tuyo, pero más bien pocos, por eso siempre pense que no te gustaban demasiado... nn ¡Cosas de la vida! Bueno, un abrazo y gracias de nuevo.

Sarah Keyko¡Hola Majisima! Me alegro con contar con tu apoyo tb en este fic, siento haber tardado en subir el cap, pero es que la verdad es que se me esta haciendo dificil la trama, que todo encaje¡No es tarea facil hacer un fic en donde parte de la comunidad mágica piense que Harry es un traidor! Estoy sudando la gota gorda con este fic de los... U jiji Besitos!

Anahí: Hola¿Que tal? Gracias por tu RR, espero que te haya gustado este capitulo y me dejes tambien un comentario, aunque sea muy breve¿Vale? Bss.

Ginna-Malfoy: Jajaja, no me extraña que no lo hayas entendido muy bien, esta echo asi adrede, jisjisjis. ¡Lo peor de todo es que ni yo lo acabo de entender, y eso que soy la que tiene que escribirlo! uee... uu A ver que te parece este primer cap eh? No se te olvide dejarme el RR porfassss ¡Un saludo!

Angel sin alas: Gracias por tu "WOUW" jajaja, me ha gustado mucho :P Me gustaria recibir más "WOUWS" tuyos¿Será asi? hasta pronto, mil gracias! (Por cierto un muy bonito nik)

Eri mond licht: Gracias por darme tu opinión sobre el capitulo piloto, la verdad es que era solamente una pequeña escena de breve contenido con el unico objetivo de crear ciertas sensaciones, en definitiva, de que os pareciera atrayente e interesante como proyecto de fic. Viendo que ha sido asi, escribire la historia como Dios manda (como bien me decias tu :) ) Espero seguir recibiendo opiniones tuyas. Gracias, un saludo.

Ginger¡Hola! Como ves sigo escribiendo, espero que tu tb continues leyendome:) Un abrazo!

Delaila: Hola Delaila, ya ves que he continuado escribiendo, me esta costando un poquito, pero no lo voy a dejar. Espero que tu tambien me sigas dejando RRs, ok? please. Bss.

Angela30: Hola Angela, me alegro de que te guste, se que era un capitulo pequeñito y bueno, no tan elaborado como me hubiera gustado, pero espero que este primer capitulo real (y no piloto) no os haya decepcionado... en fin, espero que me comentes que te ha parecido. Mil gracias, besos.

PibyWeasley¡Hola! nn ¿Que te ha parecido el primer cap? Uf! No sabes lo que me ha costado escribirlo, aunque no lo parezca --U Espero que me digas si es o no lo que esperabas, un saludo! y gracias!

Angls black¡El primer RR medianamente largo para el fic¡Bien! ;P nn Gracias! Muchas gracias! No te preocupes por la pareja, lo van a pasar muy mal, sobre todo Harry, pero ya sabes que el amor siempre triunfa¿O no:P Siento que la actualización no haya sido tan rapida como me habia planteado, y gracias por darme la bienvenida¡Os echaba de menos! Besitos. Pd: Si, me refiero a lo que crees que me refiero. :P

Luxx¡Reviews tuyos, siiiiiiiii! (me modero, ejem, ejem) Me ha encantado tu RR, me ha dado muchisimas ganas de continuar escribiendo sin parar hasta terminar toda la historia, ademas en este fic sn muy importantes las opiniones críticas, como la tuya, porque estoy aun paso de comenzar historias propias... yo la verdad es que pienso que todavía no escribo como escribiria alguien en un libro original, como tu dices, y la verdad es que ese es mi sueño, y me da mucho miedo pensar que no lo alcanze, pero en fin... no voy a aburrirte con mis inquietudes, jajaja. Gracias por escribirme, no solo en este fic, sino en todos en los que he recibido tus comentarios, me has animado mucho, espero que te vyan muy bien los estudios y saques el tmpo que pdas para leer, y pra dejarme un RR, no te preocupes sino pde ser largo. Besos, hasta pronto.

Katy: Hola Katy, pues bueno como lo prometido es deuda aqui esta el primer cap el día en que dije que lo subiría, espero que no te haya decepcionado, los próximos serán mejores. Muchos besos!