Capítulo II: Pérdidas de tiempo

Dos botes precisos. Miró al frente, concentrado y lanzó. La pelota delineó el aro en perfecta trayectoria y cayó al suelo, antes de que volviera a botar de nuevo, la cogió e hizo una entrada. Estaba agotado pero no era suficiente por hoy. Volvió a centrarse en la canasta, deteriorada por el viento, sin red, marcada por miles de inscripciones a permanente negro y punta afilada de navaja. Se tambaleó ligeramente, la empezaba a ver difusa.

Apoyó ambas manos en las rodillas, mientras su abdomen ascendía y descendía a ritmo frenético, tanto como aquel corazón que latía acelerado. Optó por sentarse. Excesivo, exhaustivo y probablemente innecesario, al fin y al cabo, así eran todos sus entrenamientos matutinos. Porque tenía la sensación de haberse estancado. Pasarse media vida entrenando, obsesionado por una ambición que acabó con todas las demás, había logrado convencerle de que había llegado al límite de sus capacidades, de no poder mejorar más, de haber acabado su aprendizaje con el triste consuelo de ser un mediocre más alto que la media. Miró la pelota. No había hecho un sólo progreso en meses. Derrotar a rivales más débiles le sabía a poco, encestar una canasta y ganar un partido por más de diez puntos era ya inercia, rutina. Y dormir le parecía perder el tiempo, tiempo necesario para llegar más lejos que la media, para llegar a sentirse realmente un prodigo. Pero aquello ya pasaba de la cuenta, llevaba toda la noche y gran parte de la mañana entrenando. Jugando a algo que, a fuerza de costumbre, le acaba aburriendo.

Hablando de pérdidas de tiempo, vio a la causa de la mayor que había durante el último trimestre en el instituto. Un cabellera roja, que se acercaba a grande pasos, tatareando alegre una canción cualquiera.

.- Hey, zorro! – vociferó desde el otro extremo de la cancha. Corrió hacia él. Levantó la vista. Al menos le había servido de algo, perder el tiempo, no eran amigos pero al menos podían pasar un mínimo de tiempo juntos sin tan exteriorizadas deseos homicidas, cosa que el equipo agradeció bastante. No le caía mal, sólo que era diferente. Despertó sus pocas ganas conocer a alguien, sus pocas palabras e incluso su afán de superación. Porque era todo lo contrario a él. Kaede Rukawa no tenía fuerza alguna de voluntad, practicaba por vicio y orgullo, sin querer realmente dedicarse en cuerpo y alma a aquel deporte. Era como muchos otros, cuándo empezó su vocación por él, no lo sabía. Era una vía de escape, un mundo donde el daño mayor es perder, o caer víctima de un amago. Nada importante, frío e indiferente como él. Le hacía sentirse seguro.

.- Rukawa! – A paso ligero había llegado a su altura, se puso en pie. – Oye, Rukawa…

.- Mn? – Continuaba perdiendo un valioso tiempo

.- Esto…- Su voz empezó a vacilar- Gracias.

.- Qué? No te he oído – Mentía, pero le gustaba verle sufrir.

.- Que… que muchas gracias

.- Por? – Al ver la cara de desconcierto de Hanamichi, estuvo a punto de sonreír.

.- Pues, por darme clases, ya sabes… He aprobado matemáticas. Básicamente, porque soy un genio, no? Pero de todas formas…

.- Idiota – Murmuró ignorando la mirada del pelirrojo

.- Qué te debo?

.- Qué?

.- Que qué te debo… ya sabes, te dije que te pagaría…

.- No hace falta – Dijo tajante botando la pelota de nuevo.

.- Estúpido! – Asió su hombro y lo atrajo hasta él.- Te he dicho que te voy a pagar, y te voy a pagar!

.- Que no hace falta!- Dijo en un tono más alto.

Mantuvieron un duelo verbal durante varios minutos, recriminándose el uno al otro los motivos que tenían, Hanamichi para pedirle el dinero y Rukawa para no dárselo. Este, agotado, empujó a Hanamichi haciendo que cayera al suelo. Él no se quedó atrás, al mismo tiempo le hizo una zancadilla. Viéndose ambos tirados sobre la cancha, habiendo olvidado ya de qué motivo surgía aquella pequeña batalla, se abalanzaron el uno sobre el otro. Parecía soberanamente absurdo verlos pelear por unas simples clases particulares, todo surgía de algo más profundo. La ansiedad, la añoranza del contacto, el recuerdo de viejos tiempos. La acumulación de la tensión y los problemas. No era la nostalgia a las peleas de sus primeros encuentros, el origen de aquella extraña relación, tan sólo una vía de escape, donde el daño del golpe suplía al del alma. Ninguno de los dos lo supo bien del todo, sólo continuaron hasta quedar extenuados, jadeando con los ojos cerrados, visualizando un nuevo ataque que ya tenían fuerzas ni para realizar, ni esquivar.

Hanamichi fue el primero en ponerse en pie. Le tendió una moreno, que yacía agotado en el suelo. Este la ignoró y se levantó con el simple apoyo de sus manos.

.- Estás… bien? – Se aventuró a preguntar mientras su mirada castaña escrutaba tramo a tramo sus heridas

.- Sí… - Respondió a media voz. Le faltaba el aire, el pecho le oprimía. Pero para remediarlo un abandono diurno a los brazos de Morfeo le bastaría.

.- Eh… Te invito a cenar? Ni para ti ni para mí. – Rukawa asintió desganado mientras escupía una mezcla de sangre y saliva, no valía la pena seguir perdiendo el tiempo.

Empezaron a caminar sin rumbo alguno, hasta que dieron con el primer bar de apariencia fiable que encontraron a su paso. Kaede se dejó caer sobre el taburete abatido, emitiendo con ello un sonido sordo. Hanamichi le imitó tras haber pedido un par de ramens.

.- Qué imbéciles… - Murmuró para sí el pelirrojo al tiempo que observa la sangre seca de su ceja

.- Ya… - Correspondió su improvisado acompañante

.- Mayo no está? – Intentó buscar algún tema de conversa

.- No.

Hanamichi se lo imaginaba, la hermana de Rukawa era un ave nocturna, se iba de casa al atardecer y no volví a hasta la madrugada. Por lo que ella le había contado (habían tenido tiempo pues los despertares de Rukawa eran algo lentos), tenía 21, dos años más que ellos, y había estudiado derecho en la universidad, pero le aburría, así que lo dejó. Trabajaba en un bar noctámbulo de la otra punta de la ciudad, y según ella esa era su verdadera vocación. Descontando lo fría que podía llegar a ser en según que asuntos, y la mirada, algo relacionada con la genética, que caracterizaba a Kaede, no se parecía mucho a él. Era bastante simpática y abierta, cosa que hizo que a Hanamichi le cayera muy bien.

.- Y... que vas a hacer?

.- Cuándo? –Le miró interrogativo

.- Ahora… quiero decir, como ya hemos acabado el instituto… irás a la universidad, o algo? - inquirió

.- Sí. A la de Kanawaga. Estudiaré derecho y me apuntaré al equipo de básquet

.- Derecho? No te imagino de abogado! – Rió

.- Ya. Y tú?

.- Yo iré a la misma universidad, así que no te vas a librar de mí tan fácilmente… pero estudiaré educación física. Quiero ser profesor.

.- Eso sí que es inimaginable –musitó – no me gustaría ser tu alumno.

Pero Hanamichi no se inmutó ante la provocación para una nueva disputa de Rukawa. Tenía la mirada perdida en un punto cualquiera de la barra.

.- Esto… Rukawa… Te importaría pagar? Es que me he dejado la cartera.

N/a:

Lo sé desastroso, pero recuerden que soy una pobre mortal que hace lo que puede…

Ok, llegué a un conclusión, no actualizaba porque el inicio de la historia era tan absurdo que me aburría, así que me he tomado la libertad de saltarme unas cuantas clases más que pudieran tener y pasar a la acción. Nada de capítulos innecesarios o de transición porque entonces tardo siglos en actualizar. Ahora que ya estoy más motivada (Gee recuerda que en casos extremos de inconstancia (véase: yo) los Reviews ayudan mucho) supongo que tardaré menos en actualizar. Creo que mucha gente pensaba que la trama central del fik se basaba en las clases, ya dije en el primer capítulo, eran solo una excusa para juntarles. Y como soy incapaz de desarrollar bien una relación tanto en la vida real como en la ficticia, dejaré parte de ello a los lectores (que luego no digan que no soy interactiva xD). Muuuuuchas gracias a los Reviews que me dejaron a pesar de aquel desastroso segundo capítulo, prometo que los contestaré en el próximo capitulo junto a los que me dejen en este (porque me dejaran verdad?), ahora voy (para variar) falta de tiempo (Qué? Naru con prisas? Nunca creí que viviría para verlo…). Que les ha parecido este capitulo? Es más largo, tiene más acción y algo más estructurado (Dije que mejoraría pero en medida de mis posibilidades, que no doy para tanto UU'). Algo más? Ah, sí, para quien siga Casualidades de la vida, prometo (yo siempre estoy prometiendo…) que actualizaré el fin de semana que viene, sea como sea. Lo tengo bastante avanzado… Nada más, gracias nn'!

Bye

Naru.