Los personajes de esta historia no me pertenecen. Son propiedad de TSR o/y R.A Salvatore
No obtengo beneficio alguno por escribir esto salvo mi propio entretenimiento.
AVISO: Este fanfic es YAOI (y slash), si este género no te interesa o te resulta desagradable no lo leas, comprendo perfectamente esa postura.
Capítulo 3. El principioDrizzt se recostó sobre la hierba, observando el nuevo amañecer, siempre procuraba contemplarlos, era su pequeña ceremonia personal.
Hacía cinco días de su encuentro con los dos cazarrecompensas. Cuando Caderly se había comunicado con él con un conjuro de escrutamiento y le había hablado de lo sucedido, Drizzt había tenido un conflicto interno al respecto. Volver a encontrarse con su archienemigo, el hombre que casi había logrado matarle, no era algo que deseara precisamente.
Aun así había decidido aceptar la petición del clérigo. Movido por la confianza en el clérigo y en... su propia curiosidad.
Hacía años había podido matar a Artemis Entreri, y sin embargo no lo había hecho. Mucho mas tarde había oido hablar de las... hazañas, por llamar de algun modo las contradictorias acciones de un mercenario drow y un ex –asesino.
Drizzt no estaba seguro de si había hecho mal o bien, pero empezaba a pensar que no tenía mucho por lo que preocuparse después de haber visto a Entreri, no se había lanzado a matarle, sino que había seguido su camino.
Era una buena señal¿no?
De pronto, como una senal del cielo, una figura con un característico sombrero emplumado apareció corriendo con la luz del amanecer recortando su silueta.
.-. ¿Jarlaxle?
.-. ¡Drizzt¡Gracias a las cavernas que aun estas por aquí!
Cuando el mercenario llegó junto a él, practicamente se desplomó en sus brazos. Jarlaxle estaba herido y exhausto, con graves marcas de curación acelerada y otras aun curándose.
.-. Menos mal que no fuiste muy lejos.- Jadeó Jarlaxle, acelerado.
.-. ¿Qué ha ocurrido¿Qué os pasó?... ¿Dónde está Entreri?
Jarlaxle se calmó un poco y le miró con unos ojos que reflejaban verdadera preocupación.
.-. Fue una trampa, nos esperaban... Artemis... tienen a Artemis.
Entreri entreabrió los ojos, dolorido. No era la primera vez. La inconsciencia iba y venía como la marea, con el dolor siempre presente.
Había sido una encerrona. Una trampa perfectamente preparada. Los guerreros-escorpión eran prescindibles, la secta había preparado un plan en caso de su derrota, fingiendo que querían mantener oculto su escondite pero esperando que les encontraran. Muy sutil, muy enrevesado, para que ni el ladino Jarlaxle sospechase nada.
Habían ido directos a la trampa, un pueblo abandonado, una zona de magia muerta, y decenas de sectarios esperándoles.
No habían tenido ninguna oportunidad... mucho menos cuando apareció el yuan-ti, un hombre-serpiente que había luchado contra él con habilidad notable.
Y le había escupido veneno a la cara.
Mientras las oleadas de nauseas le dejaban a merced del guerrero reptiliano, Jarlaxle había tratado de abrirse paso hasta ellos, solo para ser retenido por los demas sectarios.
Lo último que recordaba era el grito de dolor de Jarlaxle y un brutal golpe en su nuca que le había mandado a la oscuridad.
Ahora apenas era capaz de pensar con claridad, probablemente le habían drogado. Tenía los sentidos embotados, el mundo era borroso, su cuerpo estaba dominado por una sensación de dolor sordo y deslocalizado.
¿Estaría Jarlaxle muerto¿Le habrían capturado como a él¿O habría huido?
Sangre demi sangre, carne demi carne.
La voz sonaba distorsionada, como si la oyese debajo del agua, apenas podía distinguir de donde venía y dónde estaba el hablante. Trató de mover la cabeza y enfocar la mirada, pero el mundo era un doloroso torbellino y su cabeza solo pudo temblar y caer de nuevo sobre su hombro.
Estaba amarrado a un poste, con los brazos extendidos en un travesaño horizontal, atado por manos, pies y cintura, en cruz. Notó algo frio en la muñeca.
Le estaban cortando.
Intentó quejarse, maldecir o mover la mano. Pero solo pudo gruñir levemente.
Iba a morir allí, desangrado.
No, no vas a morir, no temas.
Entreri no supo si sentirse aliviado o nó. Porque de seguir vivo era probable que le esperase la tortura. Y si ahora le desangraban no tendría fuerzas para intentar escapar.
Se acabó.
No es el fin.- Volvió a oir.
Es el principio.
Nota de la autora: Si, es un capítulo muy corto, pero es que me voy de vacaciones y quería dejar al menos este tentenpié. Hasta la vista, mientras esté fuera escribiré para colgar mas capítulos a la vuelta, palabra de honor.
