Los personajes de esta historia no me pertenecen. Son propiedad de TSR o/y R.A Salvatore

No obtengo beneficio alguno por escribir esto salvo mi propio entretenimiento.

AVISO: Este fanfic es YAOI (y slash), si este género no te interesa o te resulta desagradable no lo leas, comprendo perfectamente esa postura.

Capítulo 5. Corazones detenidos.

Drizzt se sentó junto a la ventana mientras Jarlaxle iba a por comida. Habían llegado a una aldea y alquilado una habitación para poder pasar la noche a cubierto por el bien de Entreri. El humano ya no tenía fiebre, pero estaba muy debílitado por la pérdida de sangre y apenas si había podido permanecer consciente mientras cabalgaban. De hecho no había podido cabalgar y Jarlaxle había montado con él, manteniendole en la montura sin caerse.

Volvió la vista hacia la cama de la habitación, Artemis estaba sobre ella, durmiendo. Recuperando fuerzas despues de la fuga a marchas forzadas.

Drizzt recordó la furiosa voz que había oido al retirar el medallón, probablemente el desangramiento no era lo único que había dejado en ese estado a Artemis, ningún dolor físico habría hecho que el humano mostrase un dolor tan profundo como el que habían visto al entrar en la sala.

Un murmullo le sacó de sus cavilaciones. Drizzt se levantó y se acercó a la cama, inclinándose por si Entreri estaba intentando pedirle algo.

.-. ¿Entreri?

El humano entreabrió los ojos y trató de enfocar. Drizzt se acercó más y esperó a que Entreri le reconociera.

.-. Do'urden... ¿qué haces aquí?

Drizzt se preguntaba lo mismo, ya debería haberse marchado, Jarlaxle podía ocuparse de Entreri. Él no pintaba nada allí.

.-. Hacer guardia.- Se limitó a contestar.

El humano le escrutó con la mirada, abandonada toda debilidad anterior, volviendo sus ojos frios como el acero de un arma. Se incorporó levemente y buscó sus armas con la mirada. Estas se encontraban sobre la mesa de la habitación, como las había dejado Jarlaxle, a la vista de Entreri si este despertaba.

.-. Estaban a tu lado, por suerte pudimos recogerlas.- Explicó Drizzt.

Entreri sintió que el corazón se le detenía. Drizzt le había rescatado, le había visto... así, debil, roto, indefenso... patético. Sintió una fria furia, no contra el vigilante sino contra sí mismo. Se había dejado vencer, había sido debil. La Voz le había embaucado y había destrozado sus defensas para despues pasar sobre ellas y escarbar en su mente. Aun sentía aquel contacto frio y vacio horadando en su alma, arrancando sus recuerdos, todos sus recuerdos, mostrándoselos mientras los sacaba a la luz.

Sintió nauseas.

Literalmente.

Drizzt apenas si logró apartarse de un salto cuando Entreri se volvió hacia el costado de la cama y vomitó lo poco que contenía su estómago. El vigilante le pasó un vaso de agua y Entreri se enjuagó el sabor acre o volvería a tener arcadas.

Jarlaxle entró en la habitación y arrugó la nariz.

.-. Ugh... alguien ha echado hasta la primera papilla.

.-. No exageres.- Gruñó Entreri.

Entreri se tomó una sopa caliente mientras Drizzt y Jarlaxle daban cuenta de su propia comida, despues claro de hacer una pequeña limpieza. Empezó a calmarse un poco, lo primero era recuperar fuerzas, despues volvería a por aquellos... siervos de Arma, y les mataría a todos. Si tenía que ir hasta Mulhorand para dar con los líderes que así fuera, no iba a estar tranquilo hasta que sus recuerdos volvieran a ser exclusivamente suyos.

.-. Bueno¿cuál es nuestro próximo movimiento?

Entreri dejó su plato y miró a Jarlaxle y después a Drizzt. No le gustaba la presencia del vigilante allí. ¿por qué no se había marchado ya¿Y por qué parecía que Jarlaxle le incluía al decir "nuestro"?

.-. Mulhorand. Iremos al centro del asunto.- Respondió.

Jarlaxle asintió y despues mostró una falsa expresión de súbita alegria por una idea. Que actor tan exagerado era.

.-. Si mal no recuerdo, Caderly tiene magníficos conjuros de teletransporte. Drizzt¿podrías acompañarnos hasta Espíritu Elevado, seguro que tu tienes mejor relación con él que nosotros.

No sabría decir que reacción fue mas hipérbole, la expresión asesina de Entreri o el pasmo de Drizzt ante la petición.

.-. No necesitamos su ayuda.- Masculló Entreri, fusilándole con la mirada.

.-. Vamos, dudo que Caderly quiera prestarnos ayuda siendo quienes somos. Drizzt¿nos ayudarías a convencerle de nuestras... buenas intenciones?

La expresión de corderito que ponía Jarlaxle era realmente buena, Drizzt podía afirmar que si Jarlaxle no fuese un drow esa expresión hubiese convencido a cualquiera de su inocencia.

.-. No se si el conjuro de teletransporte os llevaría tan lejos.

.-. Pero nos acortaría mucho el viaje.- Replicó Jarlaxle, dirigiendose mas a Entreri que a Drizzt.

Entreri trató de buscar un argumento que rebatiera aquel plan, pero por mas vueltas que le dio parecía que era una buena idea. Acudir a algun mago para realizar un teletransporte siempre tenía sus riesgos de eficacia y Caderly podía ser un clérigo y por tanto un necio idealista, pero era poderoso, de eso no cabía duda.

.-. Así podremos agradecerle personalmente su ayuda.- Añadió Jarlaxle.

Entreri rechinó los dientes, era la peor semana de su vida, salvado por Drizzt, derrotado por unos sectarios, su mente violada por una especie de deidad y nuevamente rescatado por Drizzt en un estado lamentable. Si encima tenía que agachar la cabeza ante algún clérigo podría denominar aquello como La Terrible Semana en su cómputo de la vida.

Finalmente se negó a decir nada y se cruzó de brazos. Al final Jarlaxle haría lo que le viniese en gana y él no podría hacer nada por evitarlo.

.-. No refunfuñes.

.-. No estoy refunfuñando.

.-. Si lo estas haciendo.

.-. No.

.-. Si.

.-. No.

Drizzt intentó asimilar la idea de ver a aquellos dos discutiendo como crios pero su mente se resistía a aceptarlo.

.-. Bueno.. supongo que podría acompañaros.- Murmuró dudoso.

.-. ¡Magnifico! Nos ahorraremos muchas millas si Caderly accede a ayudarnos.- Exclamó Jarlaxle.

Por su parte, Entreri se limitó a refunfuñar.


Paciencia.

Supongo que despues de pasar siglos adormilado, entre la vida y la muerte, debería haber aprendido a tener paciencia.

No es el caso. Pasar siglos en una forzada inactividad solo me produce furia, me remuevo en mi prisión y bramo contra los mortales que claman servidumbre. Idiotas. Creen que glorificarme y adorarme les salvará de lo que está por venir.

Me dan asco.

Me alaban como a un dios. Me divinizan con sus clamores y cánticos. Amo, me llaman, Gran Señor, dicen... dios supremo, exclaman.

Un dios. ¡Yo no soy un dios, ignorantes¡Los dioses son mis enemigos! Prenderé fuego a sus templos y derrumbaré sus panteones, yo soy mas que un dios, los dioses son insectos que aplastaré tan pronto como escape de esta carcel. Seré libre.

Yo lo seré todo, y no habrá nada mas.

Yo soy Arma. Tengo nombre, tengo cuerpo, y pronto tendré libertad.

Mis marionetas estuvieron muy cerca de mi llave. Casi la consiguieron para mi. Pero la perdieron miserablemente.

Pero me han puesto en contacto con ella, por unos instantes pude sentir su presencia, como un soplo de aire fresco en una esquina de mi mente. Mi Voz en los reinos se puso en contacto directo con la llave, y después me informó de todo cuanto había logrado averiguar.

Mi llave está ahora lejos, pero la conozco bien. Mi Voz ha taladrado en su corazón y me ha revelado todo lo que fue y todo lo que es. Y yo sé lo que será.

La llave vendrá a mi y me liberará.

Ya sea por su propia voluntad o por la mia.

Pues ahora he visto la llave de mi libertad... y he de alargar mi mano hacia ella.


Los acólitos mas jóvenes aun estaban ocupados en sus rezos.

Amenoth supervisó los preparativos para la ceremonia de iniciación, los principiantes descenderían a lo mas profundo del templo y se encontrarían con La Voz. El clérigo se estremecía cada vez que recordaba su propia iniciación, en la cual La Voz ponía a prueba la fortaleza de sus fieles. Mas de la mitad de los acólitos moriría allá abajo.

La Voz había sido antaño el sumo sacerdote Aknon, un adorador de Seth, el dios serpiente mulhorandino.

Pero ahora solo había un dios, Arma, y Aknon era solo la voz de esa deidad. Su cuerpo humano había sido modelado hasta transformarse en una manifestación de Arma y abandonar por completo su vida anterior. Resultaba dificil pensar en aquella criatura como el algo remotamente humano.

Amenoth dio su bendición a los acólitos y estos descendieron a su encuentro con La Voz.

El clerigo había sido antaño un miembro de la iglesia de Seth, al igual que Aknon, pero en su búsqueda de antiguos templos de dicha deidad con objetivo de reconstruirlos, habían dado con algo mucho mas preciado. Una entidad de poder mucho mayor y magníficas promesas de futuro. La despiadada y enigmatica divinidad les había dado mas poder del que hubiesen imaginado y pruebas reales de lo que podía otorgarles su servidumbre. Todas las razas se arrodillaban ante Arma, al tiempo de que Aknon se transformara en La Voz, todo tipo de criaturas habían respondido a la llamada, Yuan-tis, elfos, gnomos, sagas... desde todo el mundo se respondía a la llamada de Arma.

Si tan poderosa era estando prisionera¿cuánto poder tendría cuando la liberasen de su encierro? Muy pronto todo Faerun estaría a sus pies.

Amenoth se frotó las manos con entusiasmo mientras los gritos de los acólitos llegaban desde las catacumbas.

La Voz había hablado. Muy pronto llegaría la llave.

Tenían que prepararse para recibirla.

Nota de la autora: Aclaro algun detalle por si acaso, Mulhorand viene a ser en los Reinos el Antiguo Egipto. Arma es creación propia, aunque me inspiro en los Final Fantasy.

Ciertamente Drizzt es un buenazo, Zekhen, pero sobre todo es cierto lo de Jarlaxle, ese le vendería un helado a un esquimal.