Los personajes de esta historia no me pertenecen. Son propiedad de TSR o/y R.A Salvatore

No obtengo beneficio alguno por escribir esto salvo mi propio entretenimiento.

AVISO: Este fanfic es YAOI (y slash), si este género no te interesa o te resulta desagradable no lo leas, comprendo perfectamente esa postura.

Este capítulo contiene slash.

Capítulo 14. Lucha de voluntades

Entreri negoció hasta la saciedad con el comerciante que dirigía la caravana hasta conseguir un lugar en ella mientras Jarlaxle y Drizzt trataban de seguir pareciendo dos esposas ejemplares y no llamar la atención mas de lo necesario. Los rumores de que unos extraños elfos de piel negra habían sido vistos tras la destrucción de dos barrios y un dragón azul habían vuelto a todo el mundo paranoico. Si querían pasar desapercibidos en su viaje al desierto del Raurin necesitaban la máxima discrección.

"Vamos, tenemos transporte."

Subieron al carromato su modesto equipaje, cuando la caravana llegara al oasis de Erlam comprarían monturas y se internarían en el desierto del Raurin.

Entreri se sentó en las sombras, despues de la agitación en que se había sumergido la ciudad conseguir transporte y pasar desapercibidos había sido una odisea, su unico consuelo era que tenía un objetivo. Acabaría con todo aquel caos que estaba trastocando su vida, el orden era primordial para él, mantener el control era único que le permitía sentirse seguro.

Aunque ultimamente no tenía control alguno sobre su vida, no estaba seguro de lo que había ocurrido en el ataque del dragón. Pero sabía que no había sido él quien había causado todo aquello, algo había salido de él, manifestándose y defendiendole... defendiéndoles, tenía algo dentro de él, algo que siempre había estado allí y ahora había salido al exterior, aunque fuera momentaneamente.

Y se sentía bien, aunque aquello le había dejado agotado, tambien le había proporcionado una poderosa sensación de libertad, como quitarse un peso de encima, se había sentido libre y capaz de cualquier cosa.

Pero no le gustaba aquel descontrol, aquella falta de dominio sobre la situación, no estaba seguro de haber podido controlar aquello de haberlo intentado.

"¿Artemis?"

Entreri alzó la vista y comprendió que Drizzt debía haberle llamado varias veces sin que se percatase de ello. Cielos¿era el único que veía lo ridículo que era tomar a Drizzt por una mujer? Aun con el disfrad le resultaba imposible creerle una mujer, los demas debían estar ciegos. Aquel drow no tenía nada femenino excepto la falta de vello propia de los elfos y la forma mas estilizada de lo corriente, algo que Entreri compartía y nadie le hubiese considerado femenino.

"Lo siento¿decias algo?"

"No importa, Jarlaxle ha ido a por licor y te preguntaba si tu querías algo en especial. Pero ya se ha ido."

Entreri sonrió, se podía imaginar a Jarlaxle sisando el licor mientras contoneaba exageradamente las caderas y reía tontamente, si no tenía cuidado alguien le metería mano y descubriría el engaño.

Y no sería la primera vez que salían huyendo de algún sitio.

"¿Qué piensas hacer?"

Entreri arqueó las cejas confuso por la pregunta.

"Cuando lleguemos al Raurin y encontremos... lo que sea que haya allí."

Artemis Entreri no tenía respuesta. Ni siquera estaba seguro de lo sensato de ir allí, si realmente había algo tan poderoso como para enviar una sierpe azul... o manejar aquel poder en bruto... ¿qué iba a hacer contra él? Estaba claro que todo aquello era una trampa, Arma quería que fuese al desierto¿iba sencillamente a caer en la trampa? Luego estaba aquello...

Drizzt se sentó cerca de él, su presencia era reconfortante a su lado.

"Drizzt... hay algo dentro de mi."

El vigilante no dijo nada... de hecho no parecía sorprendido, lo que escamó a Entreri. Drizzt carraspeó y se apresuró a explicarse.

"Yo... Caderly y Jarlaxle descubrieron algo que podía indicar que podías... ser portador de algo llamado Arma Artema, que es quien liberará a Arma Omega, ese supuesto dios."

Entreri no cabía en sí, todo ese tiempo habían tenido ese conocimiento sin compartirlo con él. Había tenido que enterarse comunicándose directamente con aquellas... Armas. Apretó los puños con furia¿por qué lo habían ocultado?

"¿Y cuando pensabais compartir eso conmigo?."- Gruñó mas que habló.

"Artemis... en ese momento estabas muy tenso, no queríamos cargarte con mas..."

"¿Qué? Y no te atrevas a decir que lo hicisteis por mi bien."

Entreri no cabía en sí, fue a incorporarse pero Drizzt, en vez de apartarse, se plantó ante él.

"No, Entreri, dejame explicarme."

"No necesito explicaciones, se perfectamente lo que queríais."

"¿Qué?."- Drizzt no sabía si estaba mas indignado que preocupado, Entreri era imposible.

"Pensasteis que el poder me seduciría¿no es así? Por supuesto, ahora que se que soy tan importante voy directamente junto a Arma Omega¿verdad¿No es por eso por lo que estas aquí?. ¡Para vigilarme!"

Drizzt no disimulo su desesperación, Entreri era tan paranoico. Habían traicionado su confianza, todos le habían odiado siendo niño y aun pensaba que era así, su padre le había traicionado y ahora esperaba traiciones de cualquiera que pretendiese su confianza. Era arisco y testarudo...

De pronto la imagen del Entreri-tejón se apareció en su cabeza y Drizzt no pudo contener una risilla ahogada que dejó totalmente perplejo a Entreri.

"Lo siento."- Se apresuró a disculparse.- "Es que... de pronto me he acordado de algo y... es que cuando te enfadas así... pareces un tejón."

Entreri no daba crédito a sus oidos, estaba a un paso de coger sus armas y matar a Drizzt y este le salía con que su enfado le hacía parecerse a un tejón. Y tenía el rostro de reirse.

De acuerdo quizá esa no había sido la forma mas inteligente de calmar a Artemis. Drizzt consiguió apartar de su mente la unión licantrópica de Entreri y un tejón y se centró en la situación actual.

"No estoy aquí para vigilarte, estas tergiversando la situación."

Detestaba el modo en que Drizzt le estaba hablando, Entreri le agarró por el frente de la túnica y tiró hacia él, acercando al vigilante a su furiosa expresión.

"¿Ah si? Conozco tu juego, estas aquí para controlar la situación, esperando que yo no pueda manejarla para..."

"¡Estoy aquí porque me importas tú, cretino paranoico!"

Entreri se quedó claramente desconcertado, Drizzt no sabía si era por la declaración o por el insulto, pero no le importaba, estaba demasiado enfadado. Él se preocupaba, se moría de preocupación pensando en lo que podía ocurrirle a Entreri, no dejaba de pensar en lo ocurrido en la ciudad y a lo largo de aquel viaje, por no hablar de las emociones que habían despertado en su interior. Había momentos, por escasos que fuesen, que realmente estaba convencido de estar enamorado de Entreri, cuando hacía un chiste, cuando sonreía, cuando trataba que encasetar a Jarlaxle el sombrero hasta los ojos... o cuando habían hablado en aquel estanque. Nunca olvidaría ese momento, Artemis haciendo botar piedras en el estanque, y aquel sincero agradecimiento...

Pero a veces, como ahora, era insoportable.

Drizzt se soltó bruscamente del agarre, y se incorporó para marcharse, si Entreri quería estar solo allá él, no pensaba aguantar sus acusaciones.

Pero antes de que hubiese dado un paso, Artemis le aferró una muñeca y tiró de ella con fuerza, haciendole trastabilear hacia atrás y perder el equilibrio. Drizzt cayó bruscamente al suelo y Entreri se abalanzó sobre él con expresión furiosa.

"Nadie me insulta y se marcha dejándome la palabra en la boca."

"¿Y que vas a hacer?."- Replicó Drizzt con furia.- "¿Matarme?"

Artemis le sonrió con un toque de crueldad que no presagiaba nada buena.

"Ese no es modo de hablarle a tu esposo."

Drizzt se quedó completamente descolocado ante aquello y apenas si pudo reaccionar cuando Artemis le sujetó las muñecas por encima de la cabeza con una mano y usó la otra para levantarle rápidamente el vestido y la túnica.

"¿Qué estas...?"

Drizzt se estremeció al sentir la mano libre de Artemis entre sus piernas, acariciando la suave piel del interior de los muslos, cubriendo despues el bulto de sus genitales protegidos unicamente por la ropa interior.

"¡Artemis!"

"Ssssh... querida esposa, no querras que los demas viajeros descubran que no tienes nada de mujer¿no es así?"

Drizzt enrojeció de rubor, enojo y deseo a partes iguales, sabía que si se dedicía podía quitarse de encima a Artemis, pero cuando su ropa interior fue desatada y su hombría desnuda acariciada todos aquellos pensamientos desaparecieron.

Maldito fuera. Entreri era un torturador. Le excitaba poderosamente, recogiendo sus testículos, maleándolos con energía pero sin hacerle daño, haciendo lo mismo con su duro miembro. Drizzt abrió las piernas y alzó las caderas sin poder evitarlo, pese a que no deseaba dar a Entreri la satisfacción de saber como le deseaba.

"Bien... creo recordar que me has insultado¿no es así?"

Drizzt se mordió levemente el labio inferior cuando la pregunta fue acompañada de una firme y brusca masturbación que le robó el aliento de puro placer, aquella rudeza le gustaba mas de lo que había imaginado.

"Y no me gusta en absoluto, eso de llamarme cretino paranoico no ha sido nada amable."

Artemis dejó de hablar para apartar por completo la túnica y deslizar la lengua sobre el entonado torso del vigilante, que empezó a jadear al compás de las atenciones sobre su hombría. El humano sonrió victorioso, y pensar que todo lo que necesitaba para derrotar a Drizzt era un simple trabajo manual.

Aunque no podía negar que sus propias necesidades empezaban a ser acuciantes, no sabía cuanto tiempo podría contener su urgencia. Los pantalones eran terriblemente ceñidos, aunque no lo habían sido hacía unos instantes. Y Drizzt era tan... cielos, sus movimientos debajo de él y sus apagados suspiros eran terriblemente eróticos.

Soltó las muñecas de Drizzt, había dejado de ser necesario, el vigilante apoyó las manos en sus hombros y agarró su camisa con fuerza, Artemis descendió aun mas y dedico especial atención al perfecto ombligo de Drizzt con su lengua, deleitándose en las suaves ondulaciones de la cadera y el calor de aquel cuerpo.

"Ah... Artemis... mas..."

Su voz era como seda, Artemis descendió obediente, deseoso de complacer aquella petición, aquella criatura era demasiado hermosa, tan sensual... era un pecado que Drizzt ocultase aquel cuerpo con ropas. Saboreó la piel deleitándose en el sabor levemente salado por el sudor y el sabor que era puramente de Drizzt, no podía negarle nada, se lo daría todo, le...

Súbitamente Artemis se percató de lo que estaba haciendo, se suponía que estaba castigando a Drizzt, demostrandole quien mandaba, era él quien estaba al mando y no al reves.

Con un sobervio esfuerzo se incorporó, con un sonoro quejido de protesta por parte de Drizzt, que le miraba con una mezcla de deseo y confusión que hizo que Artemis estuviese a un segundo de ceder a los insistentes gritos de sus partes bajas.

"Espero que no vuelvas a faltarme el respeto de ese modo, y desde luego no volveras a ocultarme información¿de acuerdo? Creo que es razonable."

Drizzt no podía creer lo que oía, estaba teniendo una experiencia sexual con el ser que mas había deseado en su vida y este no solo detenía cruelmente sus atenciones sino que le salía con exigencias y como si estuviesen jugando una mano de cartas.

"¿Qué?"

"Me contentaré con esto, no fuerces mi buena voluntad para contigo."

Entreri sonrió ampliamente, se levantó y arregló su arrugada ropa. En un momento había bajado de la carreta y se dirigía a un apartado... a ocuparse lo mas intimamente posible de la urgente necesidad de su hombria.


No volvieron a verse hasta la cena en torno al fuego con el resto de los viajeros, Jarlaxle, que había desaparecido todo el día, apareció para volver a jugar el papel de esposa caprichosa. Entreri mordisqueó su comida y se percató de la intensa mirada que le dirigía Drizzt, sonrió con prepotencia y respondió a su mirada.

Drizzt parecía realmente enfadado, de hecho sus ojos tenían un brillo casi salvaje, Entreri sintió un estremecimiento en la nuca... había visto antes esa mirada, esa expresión seria y salvaje a la vez, pocas veces, pero la había visto, como una furia fria.

Drizzt movió los labios sin pronunciar palabra pero ambos sabían que Entreri sabía leer los labios como nadie.

"Te vas a arrepentir, no creas que me has ganado."

Entreri se limitó a sonreir. Para su sorpresa Drizzt le respondió con una sonrisa igual de maliciosa.