Los personajes de esta historia no me pertenecen. Son propiedad de TSR o/y R.A Salvatore
No obtengo beneficio alguno por escribir esto salvo mi propio entretenimiento.
AVISO: Este fanfic es YAOI (y slash), si este género no te interesa o te resulta desagradable no lo leas, comprendo perfectamente esa postura.
Capítulo 15. Las ardientes dunas
Entreri se refrescó echándose un cubo de agua por la cabeza, sabía mucho de viajar por el desierto, había vivido mucho tiempo junto a uno y refrescarse la cabeza era tan importante como beber, una insolación era una de las peores cosas que podían ocurrir en un desierto, aunque demasiado a menudo fuese menospreciada.
Además le daba la impresión de que cuanto mas cerca estaba de su objetivo mas intensos eran los sueños. Cada día que pasaba eran mas reales y vívidos, estaba casi seguro de que la criatura que veía surgir de las dunas era la misma Arma Omega.
"Deja que te ayude."
Y aquí estaba el segundo motivo por el que necesitaba refrescarse.
Drizzt había cambiado las tornas del juego. El maldito drow tenía mas de la malicia de su gente de la que dejaba traslucir, y Entreri sospechaba que Jarlaxle de daba consejos. El vigilante siempre tenía excusas para estar cerca de él, pero jamas se propasaba. Filtreaba con él con mucha mas sutileza pero un efecto total. Como ahora.
A simple vista lo unico que su "esposa" estaba haciendo era recogerle la melena negra y secársela con toda delicadeza, pero Drizzt le pasaba las manos por el cuello, casi accidentalmente, pasaba los esbeltos dedos por su cuello y hombros.
Era algo completamente inocuo, o debería serlo. Pero Entreri se estremecía al sentir aquel simple contacto, no entendía porqué, sabía que algunas personas, sobre todo las mujeres, se deleitaban en los mas insignificantes gestos, una caricia, un besito, un masaje... Entreri nunca había perdido tanto el tiempo.
¿Por qué le afectaba tanto? Estaban en un oasis, todos los miembros de la caravana estaban allí recogiendo agua, lo único que Drizzt hacía era secarle el pelo y... acariciar su cuello.
"Ya está."
Y tan pronto como había llegado se fue, Entreri miró de reojo como Drizzt regresaba a la carreta con Jarlaxle que estaba dando vueltas a un colgante que había adquirido de un par de medianos comerciantes.
Entre Drizzt y Arma Omega acabaría volviéndose loco.
"Buen ataque."- Comentó Jarlaxle con una sonrisa.
Drizzt suspiró y se sentó. Se sentía torpe cuando hacía esas cosas, pero al parecer estaba obteniendo resultados, Entreri no había vuelto a usar contra él su lujuria, de hecho incluso parecía mostrarse cauto en su presencia.
"No estoy seguro de que le importase."
"Bromeas, he visto desde aquí lo tenso que se ha puesto, no habrías obtenido un resultado mejor poniéndole una daga al cuello."
El vigilante no estaba muy seguro de si todo aquello llevaría a alguna parte, pero algo sabía, Entreri se las pagaría por haberle hecho aquello. Seducirle, excitarle de ese modo para despues... dejarle tirado.
Bastardo prepotente y egocéntrico. Se creería muy importante y poderoso con su control sobre el deseo, yendo de un lado para otro con el ceño fruncido y el cuerpo en permanente tensión, y el pelo largo y suelto cayéndo sobre sus hombros y ese seductor modo de andar, y el gesto al pasarse la mano por el pelo retirándolo del rostro...
Un codazo le sacó de su descarada observación y se apresuró a sobreponerse bajo la crítica mirada de Jarlaxle.
"No iremos a ninguna parte si te pilla babeando¿verdad? Por cierto¿por qué de repente me pides ayuda? Antes no querías ni oir hablar de mis sabios consejos."
Drizzt se ruborizó y parloteó algo sobre aburrimiento y no perder el tiempo. Jarlaxle no se lo tragó, pero no necesitaba indagar más, probablemente Entreri se había propasado y Drizzt quería vengarse... a su muy especial manera por supuesto.
Él se estaba divirtiendo desde luego, Entreri, tal y como sospechaba, no tenía el menor conocimiento acerca del sutil arte del galanteo y la seducción salvo en lo mas básico y por supuesto estaba completamente perdido ante las tácticas que estaban usando los drows.
"No se si es conveniente todo esto, en esta situación..."
"¿Esta situación?"
Drizzt gruñó y hizo un amplio gesto con la mano.
"Estamos en medio de un desierto buscando una secta que trata de despertar a un antiguo ente muy poderoso, y pretende hacerlo por medio de Artemis. No creo que sea la situación mas..."
"¡Es la situación perfecta! Artemis está ocupado en varias cosas a la vez, de modo que no tiene tiempo de concentrarse demasiado en sus problemas ni tampoco de reaccionar ante tus... avances."
Guenhwyvar se acercó a ambos, Drizzt la había llamado unos cuantos días durante el viaje a petición de Jarlaxle, que adoraba al animal. Drizzt apreciaba la compañía de su amiga, pero no la llamaba tan a menudo como le gustaría porque a Artemis no parecía agradarle el animal. Aunque Guenhwyvar no le molestaba en absoluto ni era amenazadora con él. Probablemente a Artemis no le gustaban los animales en general.
"¡Hola gatito!".- Exclamó Jarlaxle encantado.
Guen recostó la cabeza en el regazo de Jarlaxle y se deleitó en las atenciones que le dedicaba el mercenario, acabaría volviéndose una mimada si se acostumbraba a tener la permanente atención de Jarlaxle acariciándola.
En ese momento Entreri se acercó con las riendas de dos dromedarios.
"Tenemos que separarnos de la caravana aquí. He conseguido dos monturas."
Inmediatamente Entreri dedicó una mirada desconfiada hacia Guenhwyvar. La pantera se limitó a mirarle y seguir ronroneando bajo las atenciones de Jarlaxle rascándole tras las orejas. Drizzt sonrió y se levantó.
"Bien, vamos entonces."
Y por supuesto no perdió oportunidad de rozar su mano con la de Entreri al pasar por su lado.
Yairshalajaresh había muerto.
A Arma Omega no le importaba lo mas mínimo, de hecho se regocijaba en ello. Todo iba conforme al plan. Perfecto. Despues de todo la rueda del destino giraba, y el viento estaba a su favor. Tarde o temprano todo volvía al principio y a su lugar.
El dragón había sido dificil de doblegar, pero no imposible. Había sido un gran esfuerzo, un gasto importante de poder, pero necesario. Lo mas parecido al poder primigenio de Arma era la fuerza mágica y elemental que se unía en el arma de aliento de los dragones. Atacando a Artemis Entreri con ese arma, había desencadenado nuevamente su poder. Esta vez de forma externa de en vez de interna, de modo que le fuese imposible controlarlo. Por un instante Arma Artema había sido completamente libre antes de volver a revertir en el humano tras acabar con la amenaza.
Arma Artema estaba ahora completamente despierta, guiando a Entreri hacia Omega con toda exactitud, manipulando sutilmente, sin doblegar su voluntad, solo guiándole, algo facil para quien era parte de él.
Pronto se reunirían. Si. Tan pronto. Serían una familia. El humano no tardaría en sucumbir y Arma Artema dominaría ese equilibrio. Entreri había demostrado cierta valía, quizá fuese util mas adelante. Introduciéndole una parte de Arma, por supuesto. El libre albedrio era una ilusión que mas valía romper pronto.
La criatura había salido por completo, era inmensa. Su forma resultaba visible ahora, una criatura extraña, una quimera primigenia, completamente acorazada, negra y plateada. Parecía una extraña unión, un torso levemente humanoide unido a una bestia cuadrúpeda, una cara inferiorcon dientes y una superior con rasgos de casco completo y tres cuernos como placas de aleta, grandes alas draconiles saliendo de su... ¿espalda¿lomo?
Las arenas se hundían, desplazándose y cayendo mientras la criatura se elevaba. Y él estaba allí sobre un vieja estructura, parecía el techo de un viejo templo de roca, que se resistía a hundirse mientras miraba a aquel ser.
"¿Eres Arma Omega?"
"Lo soy, y tu eres Arma Artema."
"No es cierto, soy Artemis Entreri."
"Tu resistencia a cambiar es lo que te limita."
" ¿Por qué habría de cambiar? No lo necesito."
" Lo que ves ahora es solo una imagen en un espejo... mas tarde nos veremos, cara a cara."
Artemis vió la gigantesca mano de Arma Omega extendiéndose hacia él, pero no sintió miedo, tenía la extraña sensación de estar volviendo a casa...
Artemis se removió medio dormido, sabía que su instinto le había despertado por algo pero no estaba seguro de porque, había tenido otra vez aquellos extraños sueños, aunque al menos ahora no eran amenazadores, extraños y desconcertantes, pero ya no eran pesadillas.
Volvía a tener aquella sensación de ser fuerte, seguro de si mismo, de hecho en ese momento se sentía arrullado y cómodo. El cuerpo a su lado le reconfortaba y...
Y... un momento, Artemis abrió los ojos y vió que su jergón tenía un intruso. Drizzt se había colado bajo su manta y estaba junto a él. Era la primera noche lejos de la caravana, habían viajado todo el día por el desierto y pasaban la noche entre las dunas del Raurin, en un par de días el desierto se transformaría en una llanura rocosa en vez de arenosa y sería un viaje aun mas duro.
Los ojos lavanda del drow resplandecieron al abrirse.
"Lo siento, es que tenía frio¿te importa?"
¿Frio? Entreri frunció el ceño, Drizzt era del norte, acostumbraba a vivir en el Valle del Viento Helado, donde hacía frio de día y de noche, no solo de noche como en el desierto. Aquello era una de esas jugadas que le estaba haciendo el vigilante, pero esta vez no le iría tan bien.
"Claro que no."
Jarlaxle estaba allí, eso era una pega desde luego, Entreri valoraba mucho su intimidad, pero sabía ser extremadamente silencioso. Esperaba que Drizzt supiese serlo.
"Artemis..."
"¿Mmmh? Dime."
Drizzt se apretó mas contra él, y Entreri semisonrió abrazándole la cintura.
"¿Por qué no te gusta Guen?"
Aquello no era lo que había esperado desde luego. Entreri sintió espasmos en la ceja ante la pregunta, estaban abrazados bajo las mantas y se le ocurría preguntarle eso.
"No se de que me hablas."
"La miras mal y nunca te acercas a ella. ¿Por qué¿No te gusta?"
No era momento para esas estupideces. Entreri trató de evadir la pregunta deslizándo las manos por la cintura de Drizzt hacia las nalgas, acercó el rostro hasta el de Drizzt casi tocándose y le relamió.
"Me gustan otras cosas."
"Pero no te gusta Guenhwyvar".- Replicó Drizzt... ¿haciendo pucheros?.
"No es que... ¿a que viene eso?"
"Guenhwyvar es mi amiga mas querida. ¿Por qué no te gusta?"
El modo en que sacaba el labio inferior, esa mirada de corderito... Artemis no se habría esperado eso bajo ningún concepto, se sentía desorientado y Drizzt le miraba de ese modo tan dulce...
"No es que no me guste, no se trata de eso."
"¿Entonces? No te acercas nunca a ella."
"Es que... no me fio de los animales eso es todo."
"¿Estas diciendo que Guen es solo un animal?"
"No, no, no he dicho eso".- Artemis empezó a ponerse realmente nervioso.
"¿Y por que no te fías de Guen?"
"Bueno... no me fio de nadie."
"¿No confias en mi?"
Entreri sintió al segundo una punzada¿aquella conversación no había empezado porque no le agradaba Guenhwyvar¿Cómo habían acabado en eso? Nunca le habían interrogado de un modo tan singular.
"Eh..."
"No confias en mi."- Drizzt agarró su camisa con las manos, retorciendo la tela y bajando el rostro con tristeza.
Artemis sintió un fuerte peso, nunca había sentido un malestar como ese, no le agradaba, no le gustaba sentirse así y le gustaba aun menos que fuese Drizzt quien se lo hiciese sentir, menos por semejante tontería.
"Sabes perfectamente que no es así."
"¿Confias en mi?"
"Drizzt, estas entre mis brazos con mis mantas, y estoy desarmado. Y no es la primera vez que..."
"¿Pero... confías en mi?"
"¡Maldita sea, sabes que si!"
Entreri se sorprendió por haber alzado la voz, aunque mas aun al darse cuenta de que había admitido, mas para si mismo que para Drizzt, que confiaba tanto en alguien como para ponerse en una posición tan vulnerable ante otra persona.
Drizzt hubiera saltado de alegría, lo cierto es que se había sentido completamente estúpido actuando de un modo tan... bueno, irracional, saltando de un tema a otro tal y como le había aconsejado Jarlaxle, aunque había valido la pena ver la incredulidad de Entreri mientras le ponía contra las cuerdas.
Y había conseguido algo importante. Entreri había admitido confiar en él, plenamente y sin reservas. ¿Y no se trataba del primer y mas importante paso de una relación?
"Yo tambien confio en ti."
Pasó los brazos alrededor del cuello de Artemis y le besó profundamente, el humano le abrazó con fuerza y respondió al beso uniendo sus labios con ardor.
"Buenas noches."
Y ante el desconcierto de Artemis, Drizzt le dió la espalda recostandose contra él ytomando su brazo entre las manos como si de un osito de dormir se tratara. E humano aun no se había recuperado de aquello cuando notó la respiración acompasada de Drizzt.
¡El vigilante se había dormido a su lado! Como si nada. Entreri gruñó una larga mantra de maldiciones, tenía el brazo atrapado en torno a Drizzt y su cuerpo pegado al suyo... lo que le producía no poca excitación. Le interrogaba, le obligaba a admitir que... que confiaba en él, que... le besaba con innegable entusiasmo, y despues, hala, buenas noches y hasta mañana.
Drow cruel. Entreri suspiró y hizo lo único que podía hacer, se amoldó al calido cuerpo a su lado y hundió el rostró en la espesa mata de pelo blanco, aspirando el reconfortante aroma de Drizzt. Y también se quedó dormido.
En sus mantas, Jarlaxle sonrió, Drizzt había jugado sus cartas a la perfección. El resabiado mercenario se preguntó cuanto tiempo aguantaría Artemis antes de rendirse a lo evidente.
