Nota: Este es un capitulo introductivo, ahora ya dejamos atrás a los otros personajes para centrarnos más en Severus, Lucius... Aunque no nos olvidaremos de los otros que aún tienen un papel muy importante en la historia. Este capitulo, más que nada es para presentar la nueva situación, así que no esperéis una gran maravilla de capitulo. Empieza en el sexto curso de Severus y Lucius. Ya se que estos dos no van al mismo curso, pero tuvimos un pequeño error en el primer capitulo y se ha quedado así, supongo que no os importará mucho este detalle.
(II)
El joven tiró con todas sus fuerzas el libro que llevaba en las manos. Su compañero se alejó de él rápidamente temiendo ser la siguiente víctima de la rabia de su amigo que continuó destrozando todo lo que encontraba a su camino.
-Les odio, maldita sea. Les odio a todos.- gritó el moreno.- ¿Se puede saber que le he hecho yo para que siempre vengan detrás de mí molestándome?
-Eso es porque desde el principio les sigues el juego, Severus. Si no te pusieras histérico, como estas ahora, cada vez que te hacen algo, se cansarían de meterse contigo.
-Me las van a pagar, Lucius. Lo juro. Voy a vengarme de ellos. Y el peor de todos es Lupin. Primero es muy amigo tuyo y después te clava el cuchillo por la espalda. Lo odio.
-Yo más bien diría que te gusta.
-Calla, no digas eso. ¿Como te atreves? Es... es un...
-Si, es lo que tu quieras, pero no puedes negar que te pasas el día mirándolo y solo hablas de él. Por lo menos se lo podrías decir a Ann para que no se haga falsas ilusiones contigo. Deberías decirle que te van más los chicos.
-Que no me gustan los chicos, Lucius. No me confundas contigo. Además, estoy con tu prima¿no?
-Yo a eso no lo llamaría estar con alguien. Lo vuestro no es mas que una amistad con derecho a roce. A ti no te gusta ella, no se porque continuas engañándote y engañándola a ella. Ann te quiere de verdad. Así solo vas a conseguir hacerle daño. Pero tranquilo, no voy a decirle nada. Eso es cosa vuestra.
-Deja de decir tonterías.- dijo Severus intentando cambiar de tema, cosa que no era fácil con la cabezonería de Lucius.
-No son tonterías, es la verdad A ti te gusta Lupin y tú a él también, por cierto.
-Basta ya, Lucius. Yo no le gusto, él no me gusta y no me engaño respecto a Ann.
-A veces me preguntó donde tienes los ojos. Tan listo para unas cosas y tan tonto para otras. ¡Qué voy a hacer contigo, Sev?
-¿Se puede saber porque insistes tanto con Lupin? Cualquiera diría que quieres que me líe con él.
-No es eso, solo digo lo que es obvio.
-Déjame ya, Lucius. No te soporto.
-No me digas eso, Sevy. Sabes que soy tu mejor amigo.
-No se si eres peor tú o ellos.
-Pero Sev...- el chico rubio se quedó con las palabras en la boca. Su compañero había desaparecido dando un fuerte portazo en la puerta.- No me extraña que les guste meterse contigo, la verdad es que es muy divertido.
Severus bajó a la sala común enfadado. Estaba cansado de las bromas de su amigo. No tenía suficiente con el cuarteto gryffindor, que encima él también se había hecho el propósito de fastidiarlo. Nunca se cansaba. Cada día era igual. Pero era imposible enfadarse con Lucius. Simplemente él era así y Severus ya lo conocía.
Se acercó al sillón que había delante de la chimenea. Cuando llegó, los chicos que estaban sentados allí, se fueron de golpe dejándole a solas con una bella chica rubia. Era la viva imagen de Lucius pero en mujer.
-Severus, tienes mala cara. No me digas que te has vuelto a pelear con aquellos gryffindors.- dijo la muchacha dejando espacio para que el chico se sentase mientras él le daba un beso en los labios.
-Han empezado ellos. Te juro que un día me las pagarán todas juntas.
-¿Por qué no hablas con Lupin y le pides que te dejen en paz? Es tu amigo¿no?
-Jamás le pediría eso. Además, hace mucho que dejamos de ser amigos. Es igual que Potter y Black. Seguro que aprovecho mi amistad para descubrir cosas sobre mí y después contárselas a sus amigos.
-Eres demasiado desconfiado, Sev. Deberías tener fe en los demás de vez en cuando.
-¿Para qué¿Para que me traicionen? Debería haber hecho caso a Lucius y alejarme de Remus.
-No digas tonterías. Lucius solo estaba celoso porque pasabas mucho tiempo con él. No le gusta compartir, ya lo sabes. Si fuera por él nos tendría encerrados y solo podríamos hablar con él.
-Eso es verdad.
-A mí, Lupin me parece una buena persona. Y, tú deberías relacionarte con alguien más a parte de Lucius y de mí.
-Quizás tengas razón, Ann.
-¿Donde va Lucius con tanta prisa?- preguntó la chica al ver a su primo salir corriendo de la sala común.
-Adivina.
-¿Una de sus citas?
-Premio.
-Y ¿quién es esta vez?
-Aquella de cuarto de Ravenclaw. Una morena, muy alta.
-La verdad es que no se de donde saca tanto tiempo este hombre para hacer tantas cosas. Las clases, los deberes, sus citas, los entrenamientos de quidditch y duelo, las largas horas que se pasa en la biblioteca... Me extraña que tenga tiempo para estar con nosotros, comer y dormir.
-Se pasa hasta las tantas estudiando por la noche. Hay noches que me despierto a las tres y todavía está su luz encendida. No duerme casi.
-Y siempre luce tan bien. Si yo hiciera lo que él me despertaría cada día con unas ojeras impresionantes y no tendrías fuerzas para nada. Lo que hay que hacer para tener a los padres contentos.
-Pues Lucius no se queja mucho. Él siempre ha querido ser el mejor en todo, ya lo sabes.
La conversación continuó un rato hasta que ambos se quedaron callados. Severus sentía que Ann no apartaba la mirada de encima de él. Eso era algo que le ponía nervioso. Nunca le había gustado ser el centro de atención. Tal vez Lucius tuviese razón. Ella siempre intentaba llamar su atención y no dejaba de observarlo siempre que tenía ocasión.
Ann, Lucius y Severus habían sido amigos desde muy pequeños. Siempre se habían llevado muy bien. Los padres de Ann habían muerte cuando ella era todavía muy pequeña y había tenido que ir a vivir con sus tios. Desde el primer momento, Lucius la había acogido como a su hermana pequeña, aunque fuesen de la misma edad. Siempre la protegía de todo y de todos.
Severus la observó mejor. Era tan parecida a su primo… tanto en el físico como en el carácter. Igual de orgullosos, testarudos, carismáticos… En definitiva tan… tan Malfoy. No había otra palabra que los definiese mejor.
Era una chica hermosa, de eso no había ninguna duda. Tenía una larga melena dorada y unos ojos de un azul profundo. Siempre mostraba ese gesto que le hacía parecer inalcanzable a cualquiera. Aunque eso cambiaba cuando estaba cerca de Severus que se convertía en una sonrisa sincera. Lucius tenía razón, ella estaba totalmente enamorada de él. Él en cambio...
-¿Vamos a dar una vuelta por el castillo?- preguntó la chica con una alegre sonrisa.- A ver si se te pasa ese enfado que llevas.
Ann se levantó y cogió la mano de Severus arrastrándolo hasta la puerta de la Sala Común. Esa chica siempre sabía como hacerle sentir bien. Quizá esa fue una de las razones por las que accedió a salir con ella. Él la apreciaba mucho, ella siempre había sido su mejor amiga y la quería mucho, pero en los tres años que casi llevaban juntos no había llegado a quererla en el mismo sentido que ella lo quería a él, quizá como a una hermana, pero no como a una novia. Y ella era conciente de eso.
Severus la siguió hasta el lago. Ann siempre había sido una romántica y ese lugar era su preferido. Se sentaba al borde del lago y se dejaba abrazar por él. A Severus no le gustaban esas muestras de afecto en público, pero después de todo lo que ella había hecho por él, era lo mínimo que podía hacer.
-¿Ya sabes que vas a hacer estas Navidades?- preguntó la chica.
-No lo se. Espero poder quedarme aquí.
-¿Tan mal están las cosas en tu casa?
-Cada vez está peor. No lo soporto. Se pasan el día gritándose el uno al otro. Y mi padre cada vez se ha vuelto más violento. Y mi madre, si no se deja ayudar, yo no puedo hacer nada por ella.
-Yo recuerdo que cuando éramos pequeños, tu padre era un hombre muy amable.
-Me gustaría saber que es lo que le ha hecho cambiar tanto.
-A ti no te habrá hecho nada¿no?
-No, tranquila. ¿Sabes?- dijo intentado desviar el tema.- Tom me ha invitado a su casa. Aunque me dijo que no era seguro.
-¿Tom?
-Sí, Tom Riddle. Aunque a mi mi madre no creo que le guste la idea, no le gusta mucho él. Me ha prometido que me va a enseñar muchos hechizos que no enseñan en Hogwarts.
-Yo pienso igual que tu madre. Ese hombre tiene algo... no se, algo oscuro dentro de él.
-Es un mago maravilloso, no te puedes ni imaginar todo el poder que tiene.- le explicó Severus lleno de admiración.- Siempre se ha portado muy bien conmigo.
-Bueno, si al final no tienes donde ir estas navidades, podrías venirte a mi casa, Lucius y yo estaríamos encantados. Estamos cansados de aguantar a esos niños repipis y mimados...
-Será que ustedes no son así.
-Oye, no digas eso. Se supone que me tienes que defender y apoyar. Te recuerdo que soy tu novia y Lucius es tu mejor amigo.
-Será que no tengo razón.
-Bueno... un poco sí, pero ellos son peores.- contestó riendo.
-¡Ey, Tortolitos! Os he estado buscando.- dijo una voz a sus espaldas.
-¿Lucius? Tienes... tienes el pelo azul.- Dijo Severus atónito.
-Ya lo se. Es cosa de Black y Potter, nos hemos peleado, pero os puedo asegurar que ellos han terminado peor que yo.- acabó de decir con una sonrisa triunfante.
Continuará...
