NOCHE PRIMERA:

¿Alguna vez quisieron que una noche pasara lo más rápido posible? Pues a mí si me paso. Y la noche que pasé con Ryuichi Sakuma se llevó todos los premios.

Nunca había visto que alguien pudiera correr saltar y gritar por más de 3 horas sin cansarse ni un poquito...Pero ese tipo era la excepción que rompe la regla.

¿Se supone que tiene 31 años? Pues se comportaba como si tuviera 5.

- Sakuma-san...se lo suplico, tenemos mucho trabajo por delante...- Sentía que hablaba con las paredes, pues el no se inmutaba ante lo que yo decía.

Finalmente, decidí ignorarlo. Me puse a trabajar por mi cuenta. No podía gritarle, no podía atarlo, amordazarlo y obligarlo a trabajar, de modo que la única salida que me quedaba era ponerme a trabajar como yo creyera que era lo mejor.

No puedo explicar el sueño que tenía a esas horas de la noche...

En tanto, mis compañeros y los muchachos de Bad Luck habían decidido salir a tomar algo. Fueron a un bar karaoke que Hiro conocía.

Pasaron una velada de lo más divertida. Especialmente por la inmensa cantidad de chicas que reconocían a los tres integrantes de la banda sucesora de Nittle Grasper. Si hay algo que no soporto son esa clase de chicas...son fanáticas, son las que compran los discos y asisten a los recitales, pero definitivamente no saben respetar la intimidad de alguien. Pareciera que no se dan cuenta que los músicos también son seres humanos, no solo figuras bonitas que cantan sobre un escenario. Llegan a ser algo realmente molesto cuando se pasan de la raya, cuando de un autógrafo tratan de besarte o intentan cortarte un mechón de pelo.

Sin embargo, a pesar de estos incidentes, fue otra la razón por la cual esa noche fue algo especial. Shuichi Shindo vio pasar por la ventana del karaoke a un sujeto alto, increíblemente apuesto, de cabellos dorados y apasionantes ojos del mismo color...

- YU...YUKIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII!- Fue todo lo que le escucharon gritar antes de que saliera a través del vidrio, rompiendo por completo el marco de la ventana.

Todos, a excepción de Hiroshi, se lo quedaron mirando como quien mira a un demente, a través de los restos que quedaban de la antes existente ventana. El dueño del local seguro querría una buena remuneración por semejante daño, pero parecía bastante acostumbrado a ese suceso, pues según Kira, no dejaba de reír nerviosamente rascándose la mejilla.

Yuki Eiri decidió quedarse con ellos durante el resto de la velada. Lo que nunca supe fue si se quedó por gusto o fue atado a la mesa con esposas de acero y Shuichi se tragó la llave. Pero sinceramente, nadie puede negarse a las peticiones de ese pelirrosado...

Fue esa misma noche que, mientras estos incidentes ocurrían en el bar karaoke, el señor Seguchi y Sakano conversaban en otro lugar, tomando un café con ligero aroma a ron, en un bar increíblemente elegante, a la altura del dueño de NG Records.

- Se...Señor...usted perdonará mi impertinencia con esta pregunta, pero ¿no cree que se precipita demasiado al poner a Nittle Grasper junto al grupo de esos muchachos neozelandeses?.- Sakano no dejaba de mirar a Tohma en ese momento.

El rubio de ojos verdes solo levantó la vista, dejando en su lugar la taza de café que antes tocaba sus labios. Sonrió.

- No...realmente no. Esos muchachos me sorprendieron. Tienen talento nato, y este concierto será una buena inversión en ambas bandas, tanto Nittle Grasper como NeverMind. Además su manager estuvo completamente de acuerdo con eso.-

Era verdad, nuestro manager, el histérico que siempre cargaba su adorada mágnum y nos perseguía con ella, había hecho el trato con Seguchi-san casi segundos luego de aceptar conducirnos.

Aceptémoslo, el tipo es un genio en lo que hace. Nadie critica eso, pero vamos, nos perseguía con una mágnum si se nos ocurría ir al baño cuando estábamos grabando. Si me preguntan, eso se llama demencia.

Y demencia era también lo que estaba por ocurrir conmigo cuando, mientras todos y cada uno de mis amigos estaba riendo y cantando, yo me encontraba escribiendo con un sujeto saltándome alrededor.

Eran cerca de las 4 de la mañana cuando, finalmente, quedé dormida. Había terminado una de las canciones que nos habían solicitado, pero era un completo asco a mi simple parecer. No había podido hacer mucho.

No soñé nada, uno de esos descansos donde solo tienes una pantalla negra frente a tus ojos. Pero algo me despertó, o al menos, me volvió un poco al mundo conciente, por que lo que veía me parecía indicar que estaba soñando.

Ryuichi Sakuma había puesto sobre mis hombros su chaqueta, y ahora estaba sentado a mi lado mirando y corrigiendo la canción que tanto trabajo me había costado. Sus ojos habían vuelto a ser los ojos adultos que viera antes. Por alguna razón, se convertía en un sujeto adulto cuando el trabajo lo necesitaba. Solo me preguntaba por que demonios no lo había hecho antes.

Abrí los ojos y me enderecé. La espalda había comenzado a dolerme por la posición en la que me encontraba. Me despegué un papel que se había adherido a mi rostro, no quería más excusas para que ese tipo volviera a su estado idota-infantil.

Me miró con los mismos ojos serios de hace un momento, y me sonrió levemente.

- Siento mucho si te desperté.- Dijo con voz grabe.

- Siento mucho haberme dormido, no tienes que disculparte.- Era verdad, fuera lo que fuera que me pasara, estaba trabajando.

- No...soy yo el que debe disculparse, te dejé sola en medio de todo esto.- Lo miré completamente anonada. El tipo parecía sincero al disculparse.- La canción que escribiste me gustó mucho. Solo corregí unas palabras, espero que no te moleste.-

Bien...eso SI fue raro...parecía estar hablando con alguien completamente diferente. Incluso me gustaba mucho su tono de voz. La canción no estaba del todo bien, pero traté sin embargo de no salirme del estilo al que estoy acostumbrada a escribir.

- No... no me molesta. Al contrario, las criticas son buenas.- Dije mirándolo con desconfianza aún.

- Pero no entiendo por que escribes cosas tan deprimentes.- Volvió a llevar su vista al papel. Mis ojos se parecían a dos platos cuando dijo esas palabras.- Eres una chica joven, pero escribes cosas que hacen llorar de tristeza.-

¿Cosas que hacen llorar de tristeza?. Nunca nadie me había dicho esas palabras. Era cierto, no me gustaban las canciones cursis que hablaban de un amor eterno, dedicadas a novios o novias, prefería las canciones que de verdad llegaran al corazón de las personas, y esas definitivamente son las canciones tristes. Oops...acabo de decir algo más cursi que todas las canciones románticas juntas...

- Es...es que...me gustan las canciones de este tipo, eso es todo.- Le arrebaté el papel, y miré las pequeñas correcciones en lapicera azul.

Ese tipo si sabía lo que hacía. Con solo un par de cambios, una canción que no me gustaba me pareció estupenda. No me di cuenta de que me seguía mirando, con cierta tristeza en sus ojos azules.

- Espero poder lograr que escribas canciones mas alegres, Enya.-

Solo lo miré. No tenía palabras para responderle. Ninguno de los dos bajaba la vista de los ojos del otro. Me había dejado con la boca media abierta. ¿Qué me había querido decir con eso?. Esa frase me daba vueltas por la cabeza una y otra vez, y el sonido de mi nombre sonó tan raro saliendo de él. No entendía que estaba sucediendo. Sonrió.

- Tenemos trabajo. Luego podremos irnos a dormir.- Tomó otra hoja de papel y se acercó a mí. Comenzó a tirar ideas sobre distintos temas para escribir una canción diferente a la que ya teníamos, para marcar el contraste. Después de todo, decía, teníamos que combinar dos estilos de música muy distintos dado las procedencias y gustos de nuestras bandas.

Ryuichi mantenía esa mirada tan seria como hasta ese momento. No se que fue lo que cambió en el, pero precia dispuesto a remediar su error de ese día. Estaba esforzándose de verdad para poder escribir esas letras en el poco tiempo que teníamos. Solo faltaban pocas horas para que el sol saliera por el horizonte, y a Tohma Seguchi no le gustaban los retrasos.

Estábamos en un cuarto de grabación. Alumbrado por varias lámparas. La puerta entre abierta dejaba ver una sombra que interpretamos como una planta. Pero luego me enteré para mi sorpresa, que nuestro queridísimo Mr. K estaba tras la puerta, cuidando que no nos pusiéramos a charlar de idioteces y termináramos pronto. Supongo que no intervino antes por que conocía a Sakuma-san. Después de todo, fue su manager por muchísimo tiempo.

Luego de horas y horas, café tras café para mantener los ojos abiertos, acabamos con las letras. Quedaron excelentes, y sin querer les pusimos ritmo, solo quedaba mostrárselas a los muchachos para que ellos se encargaran del resto.

A estas alturas los muchachos ya estarían durmiendo, o al menos llegando a casa en un estado catatónico después de todo lo que siempre, SIEMPRE, acostumbraban consumir en líquidos etílicos.

- Bueno, Sakuma-san...creo que lo logramos.- Esbocé una sonrisa, la primera esa noche. Tenía que agradecerle, después de todo, era todo un profesional y me ayudó mucho.

- Si. Hicimos un buen trabajo.- Sonrió de igual forma.

No tengo idea de cuanto tiempo nos quedamos mirándonos. Pero realmente, además del contraste entre su cabello y su piel, sus facciones casi perfectas, y su siempre linda sonrisa, lo que más me impresiona de ese sujeto son sus ojos. De ese azul difícil de describir, y su mirada intrigante por sobre todas las cosas. Como podía cambiar tanto su mirada cuando estaba en su otro estado. Tal vez pudiera cambiar por completo mi opinión sobre él después de esa noche juntos.

Algo me golpeó la cara con ternura, obligándome a cerrar los ojos por reflejo. Pero cuando los volví a abrir, tenía la nariz de Kumagoro pegada a la mía. Había vuelto...

- ¡¡¡¡¡Kumagoro también esta feliiiiiizzz!!!!!.- Por algún motivo su conejito parecía una extensión de él mismo. Y por alguna razón siempre lo ponía contra mi nariz.

Muchas cosas pasaron por mi mente. Pensé en insultarlo, en golpearlo, en arrojar su conejo por la ventana, en arrojarlo a él después de su conejo...Pero por alguna razón reí ante la ocurrencia. Habían sido muchas cosas para una sola noche, sin ninguna risa, y a esas alturas del partido cualquier cosa me venía bien para estirar los labios y contraer la cara en una risa.

Ryuichi comenzó a saltar por toda la habitación. Había vuelto a ser el niño de siempre.

- ¡¡¡¡¡Hice reir a Eny-A-chan, hice reir a Eny-A-chan!!!!!- Lo gritó una y otra vez.

No dejó de saltar, hasta que llegó a un sofá de cuero negro. Cayó como plomo sobre el, abrazando a su conejo rosado, y quedó profundamente dormido, como si un bebé de verdad fuera.

Solo atiné a mirarlo. Realmente, me faltaba mucho para comprender a ese tipo.

Me puse de pié. Apilé las hojas en una sola montaña. Junté los vasos de plástico vacíos y todas las envolturas, y los arrojé a la basura.

Entonces, quitándome la chaqueta de los hombros, fui hasta donde él estaba, y lo tapé con ella.

Cuando me alejaba, sentí un pequeño "gracias" a mis espaldas. Nunca supe si fue de verdad o solo producto de mi imaginación. El "de nada" fue interno. Casi como un susurro, inaudible totalmente.

Necesitaba algo fresco después de tanto café y golosinas. Había sido una muy larga noche de trabajo y sorpresas. Sin embargo, no estaba cansada, sino totalmente satisfecha. No había sido la tortura que creía iba a ser. Y por dentro, realmente estaba feliz.

Apagué la luz y cerré la puerta al salir de la habitación.

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Hola a todos!!!!. Perdon por el retraso, pero tuve muchas cosas que hacer, jeje.

alma maxwell, muchisimas gracias por tu review. Respondo tu pregunta, si, la protagonista se llama así por Enya. Es una de mis cantantes favoritas de todas, su musica me facina por eso le puse ese nombre.

Bueeeeno, me despido, espero que este capitulo les haya gustado, y espero reviews sobre que les pareció. Prometo actualizar mas rápido la próxima vez!!!. jeje.

Nos vemooooooooooosss