Autora:
Sekari Sumeragi
Escrito:
Julio de 2005
Revisado:
Septiembre de 2005
Disclaimer:
Gundam Wing y sus personajes son propiedad de Bandai, Sotsu Agency y
Sunrise. Si Gundam Wing me perteneciera, no tendría necesidad
de estar escribiendo esto, y de hacerlo ganaría algún
dinero.
Tiempo:
Después de Endless Waltz.
Parejas:
Trowa+Quatre
Clasificación:
Heavy angst, drama
Advertencias:
Shounen-ai
N/A:
Mucho angst para estos dos chicos. Sólo se mencionan a los
demás personajes, así que acerca de otras parejas, no
hay material en este fanfic. Como ya he puesto en el Profile, a
partir de ahora, las historias que vean que comienzo a subir, YA ESTÁN terminadas, escritas, y en proceso de revisión.
- ... - lo que se dice
" ... "
lo que se piensa
Capítulo 1.
Es el año
198 D.C., a mitad de la primavera.La guerra
es aún un vivo recuerdo en las mentes de las personas, de los
sobrevivientes y las familias rotas por el mayor absurdo de la
humanidad.
La paz
entre la Tierra y las Colonias se mantiene, frágil y sin
embargo, prometedoramente estable.
-¿Cuánto
tiempo ha pasado¿Cuánto, desde la última vez
que nos vimos?
Quatre se
hallaba sentado ante una computadora en su oficina dentro de su
mansión en la Tierra.
Había
escogido ése preciso lugar, un oasis en medio del desierto,
para establecer su centro de trabajo, más que por su
estratégica situación, de lo que realmente carecía
en todo sentido, por los recuerdos que solía escuchar en
cierta habitación.
-Más
de un año... exactamente, sería un año, 4 meses
y 22 días.
Dándose
cuenta de que una vez que sus pensamientos hubieran flotado en ésa
dirección no podría recuperar su ritmo de trabajo,
decidió hacer su habitual recorrido de descanso, a pesar de
que fuera demasiado temprano para ello.
Pero no lo
podía evitar, y lo que era todavía peor, es que cada
vez sucedía más frecuentemente, más temprano y
por más tiempo.
-¿Qué
es lo que me pasa? Y justo ahora, después de tanto tiempo,
después de lo que sucedió...
O de lo
que no sucedió. Siempre había deseado conocer a todos
los que trabajaban con él, conocer a sus compañeros en
el lugar donde fuera. Pero de alguna forma, con aquél chico
había sido diferente, casi una urgencia, algo que sentía
que le apretaba el corazón con un hilo fino.
Apenas si
había pasado algo de tiempo con él, y la conversación
que tuvieron fue, por decirlo con sutileza, inexistente.
¿Tal
vez era el misterio que lo rodeaba lo que lo atraía tanto¿El
halo de oscuridad que emitía?
Porque
estaba seguro de que culpabilidad ya no era. Eso había quedado
atrás.
Y siguió
recordando.
"¿Pero
por qué? Si yo realmente amo a Trowa"
Lo había
dicho. En la soledad de su Mobile Suit, después de haber
destruido a las tropas de Tauros que atentaban contra la colonia
donde estaba viviendo aquella persona, en la soledad del
campo de batalla, al fin puso en palabras lo que no pudo momentos
antes, cuando sus motivos para haber buscado a Trowa habían
sido cuestionados por la autodenominada hermana de éste.
Y
entonces, detrás suyo, había aparecido. De alguna
forma, había encontrado en su interior el valor o la confianza
para creerle y seguirlo.
"Trowa"
El
sentimiento que lo atacó en esos momentos había sido
indescriptible, mayor que la esperanza que sintió cuando Duo
le había dicho la ubicación del circo, mayor que el
alivio que sintió cuando vio al responsable de la salvación
de su alma, vivo y frente a él. Ese sentimiento que provocó
que aquél hilo se cerrara más alrededor de su corazón.
Quatre caminó fuera de su despacho, hacia los jardines de la planta baja. El sol estaba casi en su cenit y salió, dejándolo que tocara su piel, irremediablemente pálida. Se paró en medio del jardín, cerró los ojos y echó la cabeza hacia atrás, con lo cual los rayos daban directamente sobre su rostro. Abrió los brazos y respiró profundamente. Sintió deseos de girar, y dudando, lo hizo, de tal suerte, que al detenerse y recuperar una posición normal, se encontró viendo el cuarto de música, ahí donde la memoria se escuchaba.
"Trowa
fue quien me enseñó eso, por eso es que lo amo"
Durante el
tiempo que estuvieron en Peacemillion, antes y después de que
Trowa recuperara la memoria, no tuvieron el tiempo para hablar. O tal
vez ninguno de los dos quiso hacerlo.
Quatre
estaba en la frontera entre la gratitud hacia el Sistema Zero, y los
restos del resentimiento por su propio episodio y sus actos. Después
de todo, fue por este programa que terminó de darse cuenta de
la intensidad de sus sentimientos por Trowa, pero a qué
precio...
No le
quedaban dudas de que su compañero guardaba sentimientos
importantes hacia él, pero no podía decir si eran
correspondientes a los suyos. De alguna forma, Trowa siempre había
podido mantenerse distante durante los pocos ratos que tenían
solos, y dada su natural tendencia al silencio... no había
mucho qué decir.
Sentimientos...
Quatre sabía que Trowa era diferente, después de todo,
fue en su ayuda siempre que lo necesitó, o como le gustaba
pensar, iba a él respondiendo sus llamados.
Sabía
que era una tontería pensar que algo así era posible,
pero la calidez que encendía en su pecho era suficiente para
retar a la razón.
"Baja
tus manos ¿quieres? Recuerda que fui yo quien se rindió"
Ahora, en
medio del salón de música, cayó en la cuenta del
sentido y la profundidad de aquellas primeras palabras.
No sabía
siquiera si podía existir o si era posible, pero ese
acontecimiento, y lo que sucedió después, la perfección
del dueto, y todo lo demás... si había algo llamado
destino, si era verdadero el hilo atado a los meñiques (1)
tanto como lo era el que ataba su corazón, entonces todo
parecía apuntar hacia Trowa.
"Trowa¿no recuerdas quién soy?"No, lo
había olvidado. Tal como ahora, lo había olvidado.
Había
sido su culpa, su irreparable error.
Entonces,
y también ahora, y de cualquier manera, Trowa no lo recordaba.
La
diferencia es que entonces había sido por factores ajenos a
él, en verdad había tenido amnesia, pero también
había tenido la voluntad para querer saber más y
arriesgarse. Pero ahora... después de tanto que habían
pasado juntos, después de tantos sacrificios que compartieron,
la situación era la misma, no sabía qué era de
Trowa.
-¿Por
qué Trowa? Ni una llamada, ni una carta, ni un correo. Es casi
como si hubieras muerto de nuevo.
Se
horrorizó por ese pensamiento, y se arrepintió casi de
inmediato. Pero ésa era la palabra clave, 'casi'.
En verdad
estaba un tanto resentido con Trowa por no mantenerse en contacto.
Todos los demás se dejaban ver de vez en cuando. Quatre sabía
que Wufei había tomado el puesto en los Preventivos con Sally,
que Noin y Zechs estaban trabajando en el proyecto Formación
Terra, Duo había regresado con Hilde a L2 por un tiempo antes
de unirse a los Preventivos hacía unos seis meses, incluso
sabía de Heero, quien después de haber desaparecido por
un tiempo, se incorporó al grupo de guardaespaldas encargados
de la seguridad de Relena. Hasta había recibido noticias de
Dorothy, que había decidido seguir estudiando, inclinándose
hacia Historia, con lo cual, según ella, seguiría en
contacto con su tema favorito. Relena no era alguien que pasara
desapercibida, y por los medios, se sabía que estaba a punto
de casarse. No era la primera vez, ya antes se había rumorado
acerca de un compromiso con el mismo Heero, pero ella lo había
desmentido. En privado, Quatre se enteró directamente de
Relena, que si hubo un tiempo en que estuvo enamorada de Heero, se
dio cuenta de que no era una relación que realmente deseara,
ya que si en su momento lo tomó como amor, había
llegado a la conclusión de que fue debido a la sensación
de responsabilidad y seguridad que emitía Heero, incluso
también pudo haber sido la búsqueda de novedad lo que
la inclinó hacia él. Relena reconocía la
fortaleza y determinación de Heero, y ahora sabía que s
lo había seguido fue para aprender de él, ya que en la
situación en la que se encontraba cuando se conocieron fue la
más adecuada para hacerla verlo como a un pilar al cual
aferrarse en medio de la confusión de la guerra. Ella le había
dicho, en resumidas cuentas, que había sido un enamoramiento
propio de la edad.
-¿Y qué si conmigo es lo mismo¿Y si ha sido lo mismo con
Trowa?
Si Quatre
sólo había sentido atracción por Trowa, algo que
hubiera sido sólo de momento, o que al madurar se probara
falso...
No podía
evitar pensar en algo así, y ahora, más que un hilo,
parecía que lo que encogía su corazón era un
bloque de hielo.
-¿Me has olvidado de nuevo, Trowa?
Caminando
en lentamente, había llegado a la pared de la vitrina, de la
cual sacó aquella flauta y su violín. Pasó sus
manos sobre la madera tallada, acarició las cuerdas y
tentativamente, lo colocó bajo su mejilla. Tomó el
arco, y procedió a afinar el instrumento. Le costaba trabajo
creer que con algo tan sensible como le violín, que se
destemplaba con el frío o con el calor, que con un poco de
humedad pierde el timbre, se hubiera podido crear aquello indeleble
en su alma.
Cerró
los ojos nuevamente, y con las cuerdas tensas una vez más,
recorrió las notas solitarias que alguna vez habían
sido pareja con las de una flauta.
-Entonces,
yo te olvidaré también.
Rompió
la melodía anterior, aún llena de la tibieza de los
primeros encuentros y del despertar de emociones tiernas, la quebró
con ésas palabras tristes y abandonadas, pero aún duras
y filosas.
Ahora
revivió la canción de su arrepentimiento, no menos
hermosa, que alguna vez había tocado en piano, nostálgica,
le producía un nudo en la boca del estómago.
De
repente, sintió algo sobre el dorso de su mano, justamente, la
mano que caminaba sobre las cuerdas. Abrió los ojos, al tiempo
que una media mueca se torcía en su boca ante el pensamiento
de algo, o alguien más, caminando sobre una cuerda. Abrió
los ojos, para darse cuenta de lo borrosa que estaba su vista, y lo
húmedas que estaban sus mejillas.
Bajó
su instrumento, dejándolo sobre la mesa cercana en el centro
del salón, y se llevó las manos en puños al
pecho. Cerca de su corazón, con los puños apretando el
metal que hasta ése momento había estado por debajo de
la madera, a lo largo del violín abandonado, y como si su vida
dependiera de ello, apretó aún más la flauta
contra su cuerpo.
-Esta será la última vez. Ven a mí, Trowa, ven pronto para no olvidarnos.
N/A: ¿Está muy dramático? Por lo menos a mí me gustó. Comentarios, críticas constructivas, lo que deseen, son bienvenidos.
(1) Una vez leí no recuerdo dónde, que hay una leyenda o una creencia acerca de que un hilo rojo está atado a los dedos meñiques de dos personas que están destinadas a estar juntas.
