Ahí donde estés

Autora: Sekari Sumeragi
Escrito: Julio de 2005
Revisado: Septiembre de 2005
Disclaimer: Gundam Wing y sus personajes son propiedad de Bandai, Sotsu Agency y Sunrise. Si Gundam Wing me perteneciera, créanme que no lo hubieran transmitido en horario infantil.
Tiempo: Después de Endless Waltz.
Parejas: Trowa+Quatre
Clasificación: Heavy angst, drama, shounen-ai
Advertencias: Shounen-ai, no sé, estoy de ése humor.
N/A: Ahora sí, sucede algo en este capítulo. Por mucho, creo que es el que más me ha gustado.
- ... - lo que se dice
" ... " lo que se piensa



Capítulo 3.

"Esta será la última vez. Ven a mí, Trowa, ven pronto para no olvidarnos."

Otra duna. Desde hacía días que no veía otra cosa, pero no se detendría, ya estaba tan cerca, podía sentir cada vez con más fuerza los deseos de Quatre. Y a la vez estaba tan lejos, que podía sentir a su propio cuerpo reclamando descanso, pero su mente sabía que si se detenía no podría volver a retomar el paso, tan elevada era la temperatura.
Aún se preguntaba por qué había elegido aquél medio para llegar a Quatre. Habría sido más sencillo aunque sea en automóvil, incluso en camello o a caballo. Pero había decidido recorrer medio desierto a pie. Era verdad que su condición física seguía mejorando, pero aquello tenía más qué ver con una prueba para sí mismo que con afanes de dificultarse la vida. Sólo esperaba no estar equivocado al dirigir sus pasos hacia la base a donde lo había llevado hacía tanto tiempo, era particularmente extraño para él pensar en algo así, después de todo¿no acertaba todas y cada una de las veces en que pelearon juntos para hacer el equipo más sincronizado¿No había acertado cuando tomó el transportador para alcanzar a Quatre aún sin sus memorias y lo reconoció en Sandrock¿No había acertado también en Libra cuando lo encontró después del duelo y lo sacó de aquella nave?

Hubo días, sin embargo, cuando se arrepentía con más fuerza, y ésos eran justamente aquellos cuando dejaba de sentir a Quatre. Nunca era por un largo tiempo, pero alcanzaba para hacerlo pensar lo peor. Claro que después, volvía con más fuerza, y eso hacía pensar a Trowa que tal vez estaba jugando con él para apresurarlo. O tal vez era que sus esperanzas se acortaban con cada día que pasaba.


"Resiste un poco más, Quatre."

Otro día. Desde que había lanzado al aire su deseo y promesa acerca de sus recuerdos, no podía evitar escuchar pasos a donde fuera en aquella casa. Cuando lo hacía, no podía evitar sonreír y dar vuelta, pero se encontraba con un pasillo, una habitación, o jardines vacíos, y que lo que había escuchado, eran sus propios pasos.
Quería saber si de alguna forma había sido posible que su voluntad llegara a Trowa. Tal vez, si tan sólo pudiera tomar el teléfono... pero no sabía dónde encontrarlo, ésa era una ventaja y una desventaja de viajar con un circo. O tal vez podría haberlo buscado, pero eso le parecía una intromisión, y no quería molestar a su amigo para satisfacer sus deseos, si no se comunicaba con él, que tenía cualquier número de líneas telefónicas, que incluso estaban pintadas en publicidad en cada lugar de la Tierra y las Colonias, era porque simplemente no quería saber de él.

El sol salía y se ponía, y a pesar del tiempo que pasó, no deseaba cumplir su amenaza. Podía trabajar, sí, pero se trataba de un procedimiento establecido, de leer propuestas y aprobarlas o no, según los intereses de la compañía, y en ésos momentos, casi dejaba de sentir su corazón. Hasta que de nuevo terminaba, o alguna sombra le recordaba un peinado peculiar, y su corazón daba un salto.


No escuchó nada que lo alertara esa mañana.
No hizo ninguna advertencia de su presencia.
Solamente tiró de los pestillos a la vez.
Y se abrieron las puertas del mundo.

Ahí estaban de nuevo, mirándose fijamente, como nunca habían hecho.
Notaron los leves cambios, uno aún más alto, mejor formado sin llegar a ser musculoso, aún con el cabello castaño sobre una mitad de su cara, los ojos verdes cansados por el viaje, aún llenos de tristeza, pero con otro mensaje al tiempo, un 'he vuelto' mezclando con arrepentimiento y esperanza. El otro había ganado altura aunque seguía mirándolo hacia arriba, en conjunto, conservaba su complexión, tal vez los hombros sí se habían ensanchado dándole un aire de elegancia del que no carecía de cualquier manera, y en sus ojos del color que hacía que el desierto se transformara en costa, se leía el 'te esperaba' que ambos conocían.

- He vuelto - finalmente las palabras sonaron en ambos pares de oídos. Y después de ellas, se dejó caer su gastada valija.
- Te esperaba - murmuró Quatre al oído de Trowa, quien finalmente, rendido del viaje, se había dejado caer ligeramente sobre él.

Caía la tarde, y ambos se encontraban en la misma habitación, casi como en un momento en el pasado, cuando uno esperaba que el otro volviera en sí después de su última batalla en el espacio abierto. Sólo las posiciones estaban invertidas, era ahora Quatre quien estaba a la espera, aunque tenía que reconocer que su situación no era tan desesperada como había sido para Trowa tiempo atrás.
Era de esperarse. Acostumbrado como estaba a territorios con algún tipo de vegetación constante, y temperaturas considerablemente más bajas, los días de viaje sobre la arena lo habían dejado exhausto.
Pasaron algunas horas, durante las cuales Quatre no se había atrevido a separarse de aquella cama, sentado en un sillón a su lado, se inclinaba con la barbilla descansando en su mano, y el codo sobre una rodilla, mientras repasaba las facciones del hombre que finalmente había vuelto a su vida, de la persona a quien más quería. A ratos, sintió un hormigueo en sus ojos, pero se contuvo, no podía permitir que nada se interpusiera en su contemplación.
Finalmente, sus ojos fueron correspondidos.
- Hola extraño - dijo.
- Hola - respondió el recién despierto, mientras intentaba incorporarse a una posición sentada.
- Descansa, Trowa, lo necesitas - y aunque era verdad, no se acercó para impedirle el movimiento.
- Hay algo... he venido para decirte algo.
- Lo sé. Pero por ahora sólo permíteme estos momentos.
Pasaron segundos, tal vez minutos enteros, en los que sólo se habían mirado, casi seguros de que el único sonido que alcanzaban era el de un corazón latiendo. Uno solo.
- Te traeré algo de comer, debes estar hambriento.
- Un poco.
Quatre salió de la habitación, sonriendo de nuevo.

Llegó a la cocina, y sentía que así había sido por largo tiempo, el estar juntos con tanta comodidad.
Buscó en las repisas de las alacenas, en el armario de víveres, y en el refrigerador, encontrándose con la noticia de que pronto debería ir a hacer las compras. Había pasado ahí desde principios de año y antes no había repuesto lo que se había consumido cuando se ocultaba ahí del enemigo, y ya se comenzaba a notar un cierto abandono en la propiedad.
Hizo sopa, sabía que cuando alguien estaba enfermo o en cama eso era lo que debía tomar, al menos así se lo habían dicho sus hermanas y varias veces estuvo en ésa situación, sólo que le había tocado comer más veinte platos al día. Por eso sabía que aunque la sopa no fuera en sí una cura, sí lo eran la preocupación y las atenciones. Se aseguró de que la sopa estuviera caliente y tuviera buen sabor. Pensaba acompañarla con pan y algo con proteínas, seguramente las necesitaba. Tal vez pescado, o carne salada...

Presión. La sintió rodeándolo.
Pero era reconfortante. La presión de un brazo alrededor de su cintura, con una mano sobre su costado derecho. La presión de otro brazo a través de su pecho, de hombro a hombro, con la otra mano sujetando el izquierdo. La leve presión sobre su cuello de una sien castaña.
Si al principio se había tensado por la sorpresa, ahora sentía como si siempre hubiera pertenecido ahí.

Trowa no había podido esperar, y cuando al encontrar a su compañero lo vio haciendo esas tareas simples, dedicada y devotamente, sólo para hacerlo sentir mejor, no lo pudo evitar. Prácticamente había olvidado respirar. Debía tenerlo más cerca, fuera sólo para asegurarse de que estaban ahí.
Silenciosamente, avanzando con pasos cuán largos alcanzaba, libró la distancia, y antes de poder soltar el aire, lo tenía entre sus brazos.
Pensó que había sido un error, cuando Quatre se irguió, pero más pronto sintió cómo se recargaba contra él, y soltando la cuchara subió sus manos hasta tocar y sujetar el brazo que cruzaba por el pecho, la fuerza que ejercía era mínima.
Con la frente recargada en el hombro, comenzó.
- Quatre...
- ¿Por qué? - pero fue interrumpido.
- ¿Por qué que?
- ¿Por qué has venido hasta ahora¿Por qué has tardado tanto?
- Porque el amor no es suficiente.

Dándose vuelta, Quatre se separó del abrazo empujando a Trowa, poniendo la distancia de sus propios brazos entre ellos, ya que había quedado de espaldas a la estufa.
- ¿Qué dijiste?
- Que el amor no es suficiente.

No lo podía creer... ahí estaba él, pensando que ya todo saldría bien, que todo seguiría el curso que había tenido establecido en su mente, que en el mundo real las fantasías podían existir.
No lo podía creer, y comenzó a reír. Leve y sarcástica, sólo era para evitar echarse a llorar.
- Muy creído te lo tienes... ¿de dónde sacas que yo siento así por ti de entre toda la gente?
- Te escuché.
Lo había escuchado, y aún así no había hecho nada, no le dijo nada.
- Escuché cuando estabas en Sandrock aquella vez. - siguió Trowa - Escuché cómo me llamabas, que por alguna razón, me necesitabas.
- ¿Y entonces, todo éste tiempo...?
- Yo no tenía pasado entonces. No sabía cómo debía actuar, estaba volviendo a aprender de mí. De todas formas, te seguí, porque algo dentro de mí me hizo ver que si podía saber lo que sentías, era por una razón.
- No sabía que me habías escuchado.
Quatre no podía relajarse, aunque había bajado sus brazos, había más que tenía que preguntar.
- En Libra ¿también sucedió? Quiero decir¿cómo supiste dónde estaba?
- Sólo te encontré. Creo que los dos tuvimos suerte.
- ¿Pasó lo mismo ahora? De entre todos los lugares donde pude haber estado¿cómo escogiste venir aquí?
- Sentí de nuevo que me llamabas. Así que seguí tu mensaje, tenía que verte, y pensé que sería lógico buscar desde el principio, aunque no hubiera sabido a dónde ir si no te encontraba en este lugar.

Siguió un momento incómodo de silencio. Al menos para Quatre era incómodo, aunque a juzgar por la expresión de Trowa, éste mantenía su calma habitual.
- ¿Y ahora qué hacemos?
- Ahora estoy aquí.
- ¿Qué quieres decir? - miró en otra dirección, no podía ser...
- Estoy aquí contigo ahora, y estaré contigo mañana. Y si me dejas, estaré contigo el tiempo que quieras tenerme.
- ¿En... en serio? - Quatre cerró los ojos para evitar descubrirse - Trowa, no prometas lo que no puedes cumplir.
- Tengo unas cosas qué contarte. ¿Podemos comer algo?
Quatre sonrió, recordando lo que había quedado sobre la estufa a sus espaldas.



N/A:
Pasó algo¿no es verdad?
¿Ya vieron por qué puse que es shounen-ai y no yaoi?
No quiero salirme del canon, o hacerlo lo menos posible. Ya están ahí, juntos de nuevo donde todo comenzó... pero éste no es el final. El siguiente capítulo sí lo será.
¿Lo será? Depende...