La Vida de un Elfo

El sonido de algunas hojas al ser pasadas. Un susurro rápido. Pasos furtivos. Apenas existía nada que perturbara la paz de la biblioteca. El olor a antiguo impregnaba cada rincón de la gran sala y el silencio acentuaba esa sensación de trasladarse a otras épocas.

El libro que descansaba frente a Fion narraba lo ocurrido durante la Guerra del Anillo y no dejaba de sorprenderle lo mucho que habían olvidado o mitificado los hombres. Estudiar Historia formaba parte de su adiestramiento, junto con el arte del combate, la música, herbología, alquimia... había tantas cosas, aunque lo peor era digerir el protocolo completo que se generó durante la Primera, Segunda y Tercera Edad.

Agotado, cerró el grueso volumen y dejó la Batalla de los Campos del Pelennor para más tarde.

Nada más salir de la biblioteca vio a Arathar conversando con una doncella de vestido trigueño. Seguramente había venido a buscarle para ir a divertirse, Thranduil ya se estaba arrepintiendo de haberle presentado al elfo más joven de palacio después del propio Fion.

- ¡Fion!, vengo a rescatarte – le llamó Arathar.

Al acercarse a su amigo reconoció a la elfa con la que conversaba.

- ¿Cyrene? -.

- Mi nombre es Narielle, mi señor – replicó ella acompañando sus palabras con una graciosa reverencia – Y haríais bien indicándole a mi compañero que os tratara con más respeto -.

- Ni soy señor ni deseo que me trate con respeto – sonrió Fion – Ya bastante tengo con saberme de la realeza como para encima tener a todo el mundo a mis pies todo el día, sería harto engorroso -.

- Como prefiráis, mi señor -.

- Narielle, por favor, llámame por mi nombre, no te resultaba difícil cuando nos conocimos -.

Arathar miraba alternativamente a uno y a otra luciendo una amplia sonrisa.

- Así que es por eso que estuviste castigada esta vez -.

- ¿Castigada? – interrogó Fion.

Si las miradas matasen Arathar habría sido desintegrado por la de Narielle, a parte de eso la doncella ni se inmutó.

- Desobedecí ordenes de mi capitán, permanecí dos semanas alejada de palacio y he estado recluida en mis habitaciones el mismo tiempo como castigo – explicó pausadamente – Además tengo prohibido salir si no es con acompañante -.

- Arathar y yo pensábamos salir a dar una vuelta, debo aprenderme los senderos del bosque, ¿te apetece acompañarnos? -.

- ¿Con vosotros? – interrogó altiva – No pienso hacer de niñera lo que me resta de la tarde, y no lo digo por vos, Fiondil, si no por el muchacho aquí presente -.

- Creo que esa es tu opción a no ser que prefieras quedarte encerrada entre cuatro paredes y que Farothol o Galion te encuentren alguna ocupación -.

Ella gruñó algo y consintió en dar un paseo con ellos.

- Te esperamos en el puente – dijo Arathar.

La doncella se marchó a la carrera con el vaporoso vestido trigueño flotando a su alrededor.

- Has nacido con estrella Fion -.

- ¿Por? -. Miró a su amigo, sorprendido.

- Le has caído en gracia a Narielle, es algo realmente difícil -.

- ¿Qué insinúas? -.

- Nada -. Y ese "nada" sonó a "todo".

- Es la primera persona de mi raza a la que he conocido y fue bastante cortés, si exceptuamos que me llevó de cabeza contra los Cazadores del Rey -.

- Oh, lo que habría dado por ver tu cara cuando te la encontraste –.

- ¡Arathar, no te burles! -.

- Mis disculpas, gran señor de los elfos de grandioso linaje -.

- ¡Arathar! -.

Poco después aguardaban a Narielle sentados en el puente. En el camino se habían topado con Farothol y consiguieron su permiso para que la muchacha les acompañase sin problemas.

- Hannad le, me quitáis un peso de encima – les agradeció ella en cuanto se enteró.

- Un placer – dijo Arathar – Narielle, ¿dónde llevamos a Fion? -.

- ¿Qué tal se defiende con el arco? -.

- Ha mejorado pero debe practicar -.

- Lástima, podría haber sido divertida una visita a las arañas -.

- ¿Y el camino a Esgaroth? -.

- ¿Bandidos? – suspiró desilusionada.

- Algo es algo -.

- ¡Eh!, qué sigo aquí, ¿podéis dejar de hablar en clave? – intervino Fion.

- ¿Recuerdas los hombres a quienes ataqué?, te dije que eran bandidos -.

- Sí, me acuerdo -.

- En la frontera Este hay más todavía, el pobre gobernador de Esgaroth no da abasto y muchas veces contrata patrullas élficas para que le limpiemos las calles de gente indeseable – explicó Narielle – Así es como conseguimos objetos fabricados por los enanos de la Montaña Solitaria, a través de los hombres del Valle -.

- Parece emocionante, guiadme – resolvió Fion.

La primavera había llegado al bosque en todo su esplendor. Los rayos de sol atravesaban la espesa maraña de árboles creando un ambiente irreal en el que flotaban pequeñas partículas de polen. Narielle golpeó con su arco un macizo de dientes de león y llenó el aire de motas blancas.

- Dentro de poco es la Mereth Lotion – comentó Arathar.

- ¿Qué es? – interrogó Fion, curioso.

- Una hermosa fiesta, celebramos el equinoccio y la llegada de la Primavera – explicó su compañera, trenzando su cabello con flores sin perder el paso rápido de cazadora - ¿Intentarás invitarme otra vez este año, Tathar? -.

El interpelado frunció el ceño y dirigió su mirada ofendida hacia los árboles de su izquierda, ella rió y Fion sintió que se estaba perdiendo algo.

- Hace años que tu noble amigo ha solicitado ser mi acompañante en cada una de las fiestas del calendario – explicó Narielle, burlona.

- Y ella siempre me dice que no de la manera más humillante posible, por suerte es igual de rancia con todos sus pretendientes -.

- No a todos – dijo y dedicó una insinuante mirada de soslayo a Fion.

El pobre Fiondil sintió como su rostro se encendía.

- Vas provocando a todo elfo en quince leguas a la redonda, eso sólo lo hacen las mujeres de los edain y estás consiguiendo rebajarte a su nivel – la acusó Arathar, toda su simpatía se había esfumado.

- Y tú le vas cantando un linnod a cada doncella con la que te cruzas, no eres mejor que yo -.

- Chicos, por favor, ¿os importaría despellejaros cuando yo no esté presente?, esta situación empieza a resultar un poquito violenta – pidió Fion, atrapado en mitad del fuego cruzado.

Narielle se acercó al río y subió a una barca que había permanecido escondida.

- Vamos, daos prisa -.

- ¿Por qué la barca? – preguntó el joven halcón.

- Esta parte del bosque no tiene salida, es una ratonera, nosotros llegamos a Esgaroth por el río – indicó Arathar.

El paseo fue tranquilo. No encontraron a ningún humano merodeando por las fronteras del bosque y decidieron dar media vuelta.

- Qué aburrimiento – se quejó Narielle, tumbada indolentemente en la popa de la barca – Fiondil, cuéntame algo sobre ti -.

- ¿Sobre mí? –. Él sonrió sorprendido mientras remaba - ¿Qué quieres saber? -.

- ¿Cómo eran tus padres adoptivos? -.

- Fanyanara, Fany como todos la llaman, es mi madre; bajita, con el pelo rubio muy rizado y un carácter capaz de intimidar al más valiente de los guerreros. Yo no podía evitar echarme a reír cada vez que discutía con mi padre, Borvar, él es muy grande y con una gran cantidad de pelo negro, y casi tan cabezota como mi madre -. Fion esbozó una sonrisa nostálgica - ¿Cómo eran tus padres? -.

- Ella se llama Nimlassiel, se marchó a los Puertos cuando yo era muy pequeña y apenas la recuerdo, sin embargo mi padre era el mejor elfo que puedas imaginar. Brilthorion... poderoso y fuerte, leal hasta la muerte en la que siguió defendiendo a su reina – los ojos grises se posaron en Arathar – Los tuyos no tienen problemas de ningún tipo, Tathar -.

- No son guerreros, si es a lo que te refieres – replicó él y añadió más afablemente en dirección a Fion – Son Señores de la Música, se encargan de recopilar los cantos y las historias de nuestra raza, seguramente has visto a mi padre, prácticamente habita en la Biblioteca -.

- ¿Neldorindo? -.

Arathar asintió.

La Guardiana, mientras ellos conversaban, había ido recogiendo lirios de agua y los trenzaba de manera frenética, parecía tener algún tipo de vicio con trenzar cosas.

La barca tocó la orilla, tras bajarse, la escondieron tal y como la encontraron.

En un gesto inesperado, Narielle coronó a Fion con los lirios y le dedicó su primera sonrisa sincera.

- Eres hermoso y noble como el ave de quién portas nombre, señor halcón, gracias por el paseo -.

El joven se quitó la corona y la miró estupefacto, era idéntica a aquella que Baya de Oro trenzó para él y para Rian... Rian...

- Ya sabemos con quien irás a la Mereth Lotion – señaló Arathar, riendo.

Fion contempló a la hermosa doncella que en ese instante les esperaba entre los árboles para volver a palacio, miró la corona e intentó convencerse a sí mismo de olvidar un cabello tan oscuro como las sombras de la noche y una risa que un día hizo vibrar su corazón.

Levantó la mirada un instante del pergamino a medio escribir para observar a su discípulo. El muchacho se hallaba sumido en una complicada lectura; desde que conociera su ascendencia había deseado aprenderlo todo sobre sus padres y su familia, en esos instante estaba leyendo la historia de Eärendil.

- ¿Una estrella? – interrogó súbitamente en voz alta - ¿Esto es real? -.

- Sí, Eärendil era un excelente marino, si alguien podía navegar por los cielos era él – sonrió Thranduil – Su reaparición como estrella fue realmente inolvidable, y mucho menos la guerra que vendría después -.

- ¿Le conocisteis? -. Fion parpadeó, anonadado.

- Nací poco antes de la fundación del reino de Doriath, antes que el Sol y la Luna se alzaran por vez primera – le reveló con la diversión bailando en la profundidad de sus ojos garzos.

Fion abrió la boca como para decir algo pero la cerró sin pronunciar palabra, no había nada lo suficientemente coherente que pudiera articular.

- ¿Cómo te desenvuelves en palacio?, he oído que haces amigos rápidamente -.

- Oh, eso, todo el mundo está siendo muy cordial conmigo, es fácil sentirse a gusto – respondió al momento.

- "Cordial", interesante palabra – rió Thranduil – Nildorindo me ha confiado que prácticamente las doncellas te asaltan por los pasillos para asistir a la Mereth Lotion contigo -.

- Soy la novedad – intentó quitarle importancia Fion – En cuanto lleve aquí más tiempo la cosa cambiará -.

- Me permitirás que lo ponga en duda -. El rey miró el viejo libro – Ve a divertirte un poco, tienes todo el tiempo del mundo para aprenderte las historias de los Días Antiguos -.

Con el libro bajo el brazo, Fion salió de las estancias del rey y se dirigió a su habitación. Si Arathar no tenía ninguna ocupación entre manos podrían salir a tirar un rato con el arco, o quizás en la Sala Común habría alguien con ganas de echar una partida al ajedrez.

Su planificación mental se fue al traste al ver quien le esperaba apoyada en la pared justo frente a la puerta de su habitación.

- Aiya Narielle -.

- ¿Me estás evitando, señor elfo? -.

Ella sonreía tranquila, la tensión de sus brazos cruzados bajo las amplias mangas de su vestido verde lo desmentía.

- Es posible -.

- ¿Por qué? -.

- No quiero ir con nadie a la Mereth -.

Narielle se plantó ante la puerta impidiéndole el paso.

- No lo entiendo -.

- Aún no me siento del todo cómodo entre gente de mi raza, me educaron para comportarme de una forma muy distinta –. Fion la apartó con suavidad pero firmemente – Tú misma dijiste que soy raro -.

- Si no pones nada de tu parte te será más difícil asimilar nuestras costumbres – le recriminó ella – Fiondil, tus padres eran elfos, tú eres un elfo, no puedes negar algo que te pertenece tanto como el color de tu pelo -.

Una mano ligera le apartó del rostro un mechón dorado que se empeñaba en escapar de la coleta.

- Ve con Arathar a la Mereth, le harías muy feliz y no creo que a ti te resultase tan enojoso como quieres mostrar a todos – replicó el joven.

Aquella fue la primera vez que una emoción asomó con claridad al rostro de la siempre imperturbable elfa, un sutil rubor coloreó sus pálidas mejillas.

- No quiero, es un crío -.

- De acuerdo, te acompañaré a la fiesta con una condición – cedió Fion.

- ¿Cuál? -.

- Bailarás con Arathar -.

- ¡Ni hablar! -.

- Entonces no cuentes con que yo... -.

- Espera -. Narielle pareció meditarlo unos instantes – Lo haré, le concederé un baile, ¡pero no más! -.

- Me parece justo -.

Fion entró a su habitación, dejó el libro y se marchó a la Sala Común en busca de un poco de diversión.

El Cuarto de Baños era uno de sus sitios favoritos. Las aguas termales formaban piscinas entre las piedras que los elfos habían tallado sutilmente, dándole al lugar un aspecto entre descuidado y elegante gracias a las plantas, estatuas y fuentes.

- Aún tenemos tres horas – calculó Arathar, recostado con los brazos apoyados en el borde del aljibe y el cabello empapado deslizándose suavemente por sus hombros.

- Yo estoy por quedarme aquí y convertirme en una pasa élfica – sonrió Fion, flotando lánguidamente en el agua – Gracias por las clases de tiro con arco -.

- Dentro de poco podré llevarte de excursión al sur del bosque para que practiques con arañas en lugar de esas sosas dianas -.

- Serán sosas pero están bien para aprender, al menos no te devoran mientras intentas apuntar -.

- Al final vas con Narielle -.

Fion miró a su amigo. Arathar sonreía de una manera sincera, es más, parecía encontrar una secreta satisfacción en todo aquel numerito.

- Es muy terca – dijo a modo de explicación – Pero a cambio he conseguido que acepte bailar contigo -.

- ¿Conmigo? – Arathar frunció el ceño – No quiero bailar con ella sabiendo que lo hace forzada -.

- Créeme, no la molesta, es todo lo contrario – sonrió el joven halcón sumergiendo la cabeza unos instantes.

- Narielle nunca ha mostrado aprecio real por nadie a excepción de su familia – replicó el sinda.

- Te aprecia Arathar, y no te imaginas cuanto -.

- ¿Cómo lo sabes? -.

- Porque te mira igual que cierta persona me miraba a mí -.

Aquello interesó al joven noble.

- ¿Cierta persona?, ¿quién?, cuéntamelo -.

- Eres demasiado curioso -.

- Pocas son las novedades en Amon Thranduil – se encogió de hombros - No imaginaba que con veinticuatro años habrías puesto los ojos en alguna muchacha -.

- Se llama Riannawyn, mi mejor amiga mientras permanecí con los humanos -.

- Olvídala Fion -.

Él alzó la mirada sorprendido ante la seriedad que mostraba su compañero, en aquel instante casi resultaba ominoso.

- Olvidarla es lo mejor que puedes hacer, las uniones entre elfos y hombres nunca acabaron bien -.

- ¿Y qué hay de mis abuelos?, Arwen y Aragorn -.

- Él murió feliz entre grandes honores y habiendo escogido cuando irse, aún se cantan sus hazañas; sin embargo Arwen vagó por el mundo como una sombra, perdida su inmortalidad y su esperanza, murió sola, en el Bosque Dorado -.

- Que triste – musitó Fion.

- Ahora lo sabes, si un elfo desposa a un humano su destino es sufrir, ver como el ser amado se agosta, como una flor bajo el radiante sol, y luego convertirte en un muerto en vida sin encontrar consuelo a su dolor -.

Cair vith, cair vith, lastal hain canel,

Navío gris, navío gris, ¿no escuchas la llamada,

lamath in-gwaithen i gwennin no nin?

las voces de los míos que antes que yo partieron?

Gwannathon, gwannathon taur i onnant nin;

Partiré, dejaré los bosques donde vi la luz;

dan midui orath vín a dennin inath vín.

Nuestros días se acaban, nuestros años declinan.

Trevedithon 'aear land erui ciriel.

Surcaré siempre solo las grandes aguas.

Falvath enainn bo Mathedfalas dannol,

Largas son las olas que se estrellan en la playa última,

Lamath vilui vi Tol Gwannen cannen,

dulces son las voces que me llaman desde la Isla Perdida

Vi Tol Ereb, ned Bar-in-Edhil i Edain ú-gennir,

En Eressëa, el Hogar de los Elfos que los Hombres nunca descubrirán.

Ias lais ú-dhannar: dôr en-gwaith nín an-uir!

Donde las hojas no caen: la tierra de los míos para siempre.

- Éste es nuestro destino Fiondil, partir al Oeste o extinguirnos como un viento de primavera en la Tierra Media -.

Y Fion no pudo evitar pensar que para él había otro camino.

Para olvidar aquella desagradable conversación, los dos jóvenes salieron del baño y fueron a ponerse sus ropas de gala.

Fion descubrió en su habitación esperándole sobre la cama un jubón de terciopelo granate, calzas de un verde oscuro casi negro y botas blandas de media caña. Al mover la ropa encontró un aro de oro para la cabeza, formaba un extraño triángulo ondulado en la frente.

Tras cambiarse se miró en el espejo que había en su mesa de aseo y se sintió raro, tan elegante y el cabello dorado resplandeciendo más que la corona si cabe.

Arathar entró después de dar un par de toques en la puerta, su ropa era verde y gris plata, y sonrió satisfecho con el aspecto de su amigo.

- Parece que no has tenido muchos problemas para arreglarte, conociéndote pensé que te liarías con los broches -.

- Muy gracioso – dijo removiéndose dentro del jubón – No me siento cómodo con esto -.

- No te entiendo -.

- Sólo este aro supera al dinero que mi familia ganaba en un año, tantos lujos... -.

- Te abruman – sonrió Arathar – No son lujos, en Amon Thranduil siempre hemos vivido así, cierto que hay niveles sociales pero sólo influyen a la hora de soportar responsabilidades, verás como hasta el último de los criados hoy viste con oro y plata -.

Por el pasillo se encontraron con la acompañante de Arathar. Salieron de Amon Thranduil en dirección al claro donde se desarrollaría la fiesta. El sonido de la música, las melodiosas voces y el aroma de los alimentos les guiaron a través de la arboleda.

Ante Fion se desplegó una escena que le hizo olvidar sus problemas con el lujo; hogueras, mesas llenas de exquisitos manjares, farolillos de plata colgando de los árboles como frutas maduras y elfos, jubilosos y despreocupados, reían y bailaban al son de los instrumentos y las límpidas voces. Los caballeros lucían los más elegantes jubones y túnicas, colores sobrios que imitaban a las hojas de los árboles, sin embargo las doncellas se vestían con telas vaporosas y tan variadas como lo eran las flores del campo.

- Aiya Fiondil -.

Al volverse se quedo de piedra.

- ¿Narielle? -.

La doncella lucía un vestido níveo con el ceñidor y los bordados de cuello y mangas en oro. El liso pelo rubio caía en suaves ondas sobre sus hombros y espalda, tocado lindamente por una corona de margaritas.

- Mi señor, os veis realmente principesco esta noche – sonrió Narielle.

- Nada comparado contigo, pareces una princesa nacida de un cuento de los Días Antiguos -.

Él le ofreció la mano y ella la aceptó. Se adentraron en la fiesta contagiados del júbilo imperante. Comieron y bebieron hasta que Narielle insistió en bailar.

- No conozco los pasos – dijo Fion.

- Descuida, yo me encargaré de marcarte el ritmo -.

Se unieron a uno de los círculos de danza y rápidamente Fion aprendió los movimientos. Jamás había disfrutado tanto como aquella noche.

Llegado el momento los caballeros y las damas abandonaron el baile y se sentaron a observar uno de los más hermosos espectáculos de la Mereth Lotion, la Danza de las Flores. Las doncellas bailaban al ritmo de una música ancestral, un reflejo de aquella que se danzaba en los salones de los Noldor con la llegada de la primavera y que procedía de aquella que se realizaba ante la floración de Laurelin y Telperion en Valinor.

Sólo cantaban ahora dos voces, los Señores de la Música, guardianes de los poderosos cánticos élficos. La melodía de las arpas se entretejía con el canto de Neldorindo y Eithelas creando un hechizo; ya no estaban en un claro de Bosqueverde, en torno a Fion se desplegaba un paisaje que jamás había visto, un reino de luz pura donde no había ni sombra ni mácula, de ciudades deslumbrantes nacidas bajo el auspicio de dos Árboles padres del Sol y la Luna.

- Fiondil -.

La voz se abrió paso en su mente y le arrancó la visión. Ante él Narielle sonreía portando una copa de plata.

- Parecía que estuvieses en otro lugar -.

- Lo estaba... ¿qué traes ahí? -.

- Es para ti – le ofreció el cáliz – El mejor vino de Eryn Lasgalen -.

Al rozar las manos de la doncella un estremecimiento le recorrió el cuerpo. Miró aquellos ojos, grises como las brumas de un alba de invierno, y presintió que aquella noche ella le ofrecería más que una copa de vino.

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N. de A: Alé, capítulo de Año Nuevo ^^ Pasáoslo muy bien con la family y amigos, cuidado no os atragantéis con las uvas y tb calma con las copas que luego vemos orcos y elfos donde no los hay X^D. Nos vemos el año que viene ^^.

Os quería hacer una consulta a toa la panda que me leéis los fics. Aprovechando que estuve con gripe esta semana pasada me leí los 4 libros de Harry Potter y, para mi sorpresa, descubrí que no están nada mal; ¿os gustaría que intentara escribir algo sobre ellos?, hagan sus apuestas porque no sé que personaje coger, aunque particularmente me encanta Sirius.^^

Gracias por los reviews!!!!

Cari_chan, ¿me creerías si te digo que hasta que escribí el capi yo tampoco sabía quien era Fion? :P

Nariko, no me extraña que te gusten los elfos de Rhovanion, en el fondo son los mejores, si descontamos al loco de Glorfindel que vive en Rivendel X^D

Selene, has conseguido hacerle una genealogía completa al pobre muchacho, con lo agobiaó que está con eso de ser heredero de Arnor y Gondor como para decirle que tb le pertenecen los reinos élficos XD.

Anariel, tú y Nariko me habéis dicho lo mismo, ¿y por qué no?, ¡viva Thranduil! n_n

Isilwen, en cuanto a tu pregunta de si el chico tiene más secretos escondidos... ¿te refieres a su pasado o a otra cosa? X^D Qué mal pensá que soy ¬¬, aunque apuesto lo que queráis a que más de una quiere estar en el lugar de Narielle ^^.

Tenna rato!!!!