AVISO: lo prometido es deuda y, como tal, he publicado mi primer fic de Harry Potter basado en los Merodeadores (Sirius :)____ ). Espero que lo leáis y me dejéis tantos reviews como por aquí, porque me hacen happy happy y ahora q estoy de exámenes se agradecen mucho.^^
La Compañía GrisUn estremecimiento recorrió a Kervo. Se encontraba en una pequeña sala vacía, a excepción del tapiz que mostraba la insignia de la Orden de Nógard. Siempre se repetía a sí mismo que era un estúpido por sentirse inquieto en aquel lugar, pero inevitablemente acababa siendo asaltado por un extraño e irracional miedo.
La puerta se abrió y asomó un novicio.
- Capitán en-Moerian, el Supremo Mantenedor de la Llama os espera -.
Kervo siguió al novicio por los fríos pasillos de piedra hasta una puerta custodiada por dos sacerdotes de alto rango.
Aquella habitación no cambiaba. Las mismas paredes cubiertas por tapices, la chimenea encendida arrancando sombras al escaso mobiliario, un hombre sentado al escritorio concentrado en un pergamino. Bien podría tratarse de la sencilla celda de un monje, pero su dueño distaba mucho de ello.
Sargars era un hombre de rostro enjuto, delgado hasta parecer frágil bajo la gruesa túnica. El pelo negro empezaba a ralear en su coronilla y a encanecerse en algunos puntos, quizá por las responsabilidades de su cargo. Alzó la mirada y Kervo sintió como si una gélida cuchilla le hubiese traspasado.
- Ah, capitán en-Moerian – dijo Sargars, una afirmación que contenía todo un mundo de consideraciones posibles.
- Solicitasteis mi presencia, monseñor -.
- Sí, sí... acabo de leer los informes acerca del incidente en nuestro habitual lugar de reunión, quería conocer vuestra versión y opinión de los hechos -.
Kervo notó la boca alarmantemente seca.
- Unos amigos buscaban a la muchacha llamada Naraka -.
- ¿Esa esclava que tanto te gustaba? -.
- Sí, monseñor, la misma; organizaron todo de manera que, aprovechando la confusión, pudieran llevársela de El Templo – explicó Kervo, cada vez más preocupado.
El sacerdote esbozó una sonrisa que habría bastado para congelar la chimenea.
- Al parecer no eran unos simples amigos, algunos Elegidos de la Llama juran que un niño fue capaz de contrarrestar sus hechizos y que otro era una de esas odiosas criaturas que intentamos extirpar de Bosqueverde e Ithilien, un elfo -.
- ¿Un elfo?, pero ¿quién...? – una repentina luz de entendimiento iluminó la expresión de Kervo - ¡Fion! -.
- Así que le conoces -. Sargars enarcó una ceja.
- Cuando yo era un crío llegaron a la aldea un matrimonio y su hijo, un niño del que todos se burlaban por su excepcional atractivo y su aparente docilidad; no obstante, algunos años después, mostró abiertamente sus poderes y huyó de la aldea, supongo que temiendo que le quemaran en la hoguera por hechicero... todos pensamos que habría muerto durante el invierno, y de eso hace ya unos... seis años -.
- ¿Cuál habéis dicho que es su nombre? -.
- Fiondil -.
Sargars se retrepó en la silla y cruzó las manos sobre el escritorio. El silencio se prolongó durante varios minutos, hasta que el sacerdote lo rompió.
- Capitán, será mejor que volváis a Annúminas -.
- Aguardaré noticias vuestras en la capital – asintió Kervo y abandonó la habitación todo lo rápido que le permitía su dignidad.
- ¿Qué te parece? – inquirió Sargars.
Las sombras se movieron. Una figura salió al círculo de luz proyectado por la chimenea, un túnica roja.
- Que por fin empiezo a acercarme a la presa que he estado buscando estos años – respondió una voz grave pero joven.
- ¿Estás completamente seguro de lo que afirmas? -.
- Sí, Supremo Mantenedor de la Llama, no es un elfo normal, no se comporta como esas criaturas de los bosques, ni siquiera como aquellos que custodiaban a la reina – el resplandor del fuego se reflejó en dos brillantes ojos negros, cual carbones encendidos – Mi firme creencia es que pertenece a la Antigua Raza, a la estirpe que abandonó la Tierra Media tras la Guerra del Anillo -.
- Debe ser destruido, supone una seria amenaza para nuestros planes – aseveró Sargars – He enviado un contingente de hermanos para destruir su aldea, no tendrán a nadie que les ampare en estas latitudes -.
- Destruidla, pero el elfo no irá al sur -. El joven sacerdote sostuvo la mirada de su superior – Permitid que me mueva en solitario, sin las distinciones de la Orden; tendré la cabeza de ese elfo antes de que pase una luna -.
- No prometas lo que no puedes conseguir, llevas dos años tras su pista y apenas te has acercado a él -.
- Puedo conseguirlo, lo juro, os lo presentaré como ofrenda en el Templo de Annúminas para la ceremonia de la Sangre y el Fuego –.
- Toma aquello que necesites y márchate -. Sargars le hizo un gesto para que saliese de su presencia lo antes posible.
- Gracias, Supremo Mantenedor de la Llama – el sacerdote se inclinó y obedeció la orden.
- Una ultima cosa -.
- Decidme -.
- Un solo fracaso más y rogarás por tu muerte -.
- Vamos, no os detengáis -.
Fion animó a sus compañeros, agotados tras un día entero de huída sin apenas descanso. La noche se desvanecía rápidamente y los nogardianos podían seguir buscándoles.
- Pero ¿a dónde nos llevas? – inquirió Trandara, arremangándose el farragoso vestido de terciopelo.
- Vosotros no fuisteis los únicos que pasasteis una tarde entretenida, yo también me dediqué a mis asuntos -.
- ¿Asuntos? -.
- Renovar viejas amistades – sonrió el elfo.
Narwen reapareció trotando, ágil como una gacela y más escurridiza si cabe.
- Leben maethyr, athan tunn aen -.
- ¿Qué? – preguntó Malburg, en su espalda todavía portaba a su hermano pequeño.
- Digo que hay cinco guerreros, más allá de esa colina -.
Un halcón chilló alegre por encima de sus cabezas. Una amplia sonrisa iluminó el rostro de Fion, manchado de sangre y hollín.
- Seguidme -.
En efecto, había cinco hombres y siete caballos. Rochith saludó con un relincho a su dueño y advirtió de su presencia a los cinco desconocidos vestidos con ropas ajadas.
- Ya era hora, pensábamos que os había pasado algo -.
- Vimos el fuego desde aquí -.
Fion estrechó la mano de uno de los hombres e hizo las presentaciones.
- Estos son mis viejos compañeros de Fornost y ellos son mis amigos de la infancia -.
Cada cual fue diciendo su nombre, aunque los montaraces se mostraban distantes.
- Narush, ¿no pudisteis conseguir más monturas? -.
- Lo siento Fion, era lo máximo que podíamos tomar sin llamar la atención, habremos de compartirlas -.
Malburg montó con su hermano. Trandara eligió a Narush como acompañante, para consternación de éste. Los cuatro montaraces restantes tomaron otros tres caballos.
Primer problema. ¿Quién cabalgaría con Fion?. Por suerte para el elfo, fue su propio caballo quien escogió. La suave risa de Rian se dejó oír cuando Rochith se acercó a hacerle carantoñas, aún recordaba el olor de aquella muchacha que siempre tenía una manzana o un mendrugo de pan para él.
- Lo lamento Roch, hemos salido precipitadamente y no llevo ni un bocado, pero me alegro de verte -.
El caballo le instó a montar y, una vez la tuvo bien agarrada de sus crines, miró interrogativo a Fiondil. Trandara pensó que era una lástima que aún no amaneciese, se estaba perdiendo la expresión de Cyrene oculta bajo la capucha.
La elfa se acercó al caballo ocupado por un montaraz, le hizo bajar, quitó las bridas y montó con una facilidad que dejó anonadados a casi todos.
- Guíanos Narush – le solicitó Fion.
La pequeña tropa se puso en marcha cuando el primer rayo de sol hendía la noche.
Cabalgaron hacia el Norte, dando algunos rodeos por tierras encharcadas que ocultaran su rastro. Cuando notaron el cansancio de los caballos buscaron un lugar resguardado, apenas un pequeño desnivel en medio de las estepas, y prendieron un pequeño fuego.
Ermon había despertado y aceptó agradecido la comida que le entregó uno de los montaraces. Malburg y Trandara se dedicaron a explicarles a sus nuevos compañeros lo sucedido durante el rescate. Narielle había desaparecido, seguramente rastreando la zona en previsión de posibles perseguidores. Por su parte, Rian estaba cepillando a los caballos con puñados de hierba y los animales se veían muy felices con sus atenciones.
- Deberías descansar -.
La muchacha sonrió a su amigo elfo.
- No estoy cansada... bueno, sí lo estoy, pero han pasado tantas cosas en tan poco tiempo que no podría pegar ojo – replicó ella, sin dejar de frotar al corcel castaño – En menos de dos días El Templo ha desaparecido, soy libre y tú has vuelto; todos no dejaban de repetirme que estabas muerto, que no volverías, pero yo sabía que no te había pasado nada malo y que regresarías a cumplir tu promesa -.
- No sé realmente si podré cumplirla, Rian -.
Ella arrugó la nariz. Aquel gesto de enojo tan familiar hizo esbozar una sonrisa al elfo.
- Eso es lo que tú te piensas; ¿dónde vamos ahora?, tus amigos montaraces no han soltado prenda -.
- A Fornost – informó Fion – Al parecer la ciudad fue arrasada por orden del rey y los fieles a la Compañía Gris fueron declarados traidores, sin embargo nadie sabe de la existencia de túneles bajo la fortaleza, así que la mayor parte de los montaraces sigue con vida y haciendo la vida imposible a la Orden de Nógard -.
- ¿Lo ves?, tu cabecita ya anda planeando maneras horribles de incordiar a los túnicas rojas – gorjeó Rian, alegremente – Y yo pienso ayudarte, tengo que vengar dos años de esclavitud -.
- Eres una cabezota -.
- No más que tú, elfo tontorrón... y no se te ocurra saltar con lo de "marimacho", que te conozco -.
Ambos estallaron en carcajadas.
- Fion – llamó Narush.
- Ve con él, en cuanto termine aquí intentaré dormir un poco – prometió Rian.
El elfo asintió y acudió a ver que deseaba su compañero. Ella siguió su labor con los caballos, aunque no tardó en sentir alguien observándola y escrutó la noche en busca del intruso; enarcó una ceja al reconocer a la enigmática encapuchada.
- Hola, ¿Cyrene, verdad? -.
- Sí -.
- Fion me ha dicho que eres una elfa de Bosqueverde – añadió Rian, en un intento de entablar conversación.
- Y tú eres la niña con la que jugaba en su infancia -.
Rian no pudo dejar de percibir el deje cínico que subrayaba la frase.
- Me parece que aquí hay algo que me he perdido – replicó molesta - ¿He hecho algo que te ofendiese?, de lo contrario no entiendo tu actitud -.
- No me ofendes, "humana", sólo quería advertirte de algo antes que empieces a aferrarte a ilusiones vanas -. Narielle se retiró la capucha y esbozó una media sonrisa - ¿Fiondil te ha dicho quién es él? -.
- No entiendo -.
- Fion no es un muchachito abandonado que ha tenido la suerte de convertirse en miembro de la Compañía Gris y en heraldo del rey Thranduil, no, todo ello lo ha conseguido porque es su destino – los ojos azules relampaguearon en la penumbra – Él es Fiondil Glawaryon Telcontar, príncipe entre elfos y mortales y, probablemente, heredero al trono del Reino Unificado. Ha vuelto a estas tierras para reconciliarse con su pasado, así podrá seguir adelante y cumplir aquello para lo que nació -.
La guerrera elfa se perdió de nuevo en la noche, dejando a Rian a solas con su estupefacción.
Tras un arduo viaje, por fin divisaron las Quebradas del Norte y las ruinas de Fornost. Una punzada de lástima asaltó a Fion ante semejante destrucción, aquella fortaleza había sido su hogar durante dos años y ver los muros desmoronados a la luz de la mañana no era una estampa agradable.
Entraron en la ciudad por una poterna lateral que aún se mantenía relativamente intacta y enseguida Fion fue consciente de que no estaban solos.
- ¡Los hijos de la Compañía Gris solicitan asilo en la Casa de los Montaraces del Norte! – gritó Narush.
Al momento el patio interior se llenó de una veintena de hombres de variadas edades. Uno de los veteranos se aproximó exultante.
- Maestro Theron, que alegría veros -.
- ¿Fion?, ¡que me aspen!, ¡estás vivo muchacho! -.
El elfo saltó de Rochith y se dedicó a saludar a compañeros y preceptores. Algunos de los más jóvenes se encargaron de atender las monturas y guiar a los recién llegados a habitaciones donde pudieran descansar. Sin embargo, Fion acompañó al maestro Theron por los pasillos subterráneos.
- Sí, Narush me ha hablado de la situación, el rey tendrá dentro de poco nueva esposa -.
- Una bruja variag de las estepas del Este, Kizzuwatna – bramó Theron – Ah, chico, estas cosas no ocurrían antes -.
- Es la Orden de Nógard, ellos son los verdaderos responsables de lo que sucede y a los que debemos detener – replicó Fion - ¿Y el señor Arthorion? -.
- Fue uno de los que murió durante la batalla contra el ejército real, lo siento chico -.
El elfo reprimió la pena y se concentró en lo que urgía en esos momentos.
- ¿Cuántos señores de los montaraces sobrevivieron? -.
- Tres; Iffer, Merogan y yo mismo -.
- Convocadlos -.
Theron arrugó el entrecejo y se detuvo en seco en mitad del corredor.
- ¿Os dijo Arthorion algo acerca de la búsqueda que estaba llevando a cabo por orden de la reina Lomelindís? – inquirió Fion, consciente del enojo que habían producido sus palabras en el preceptor al que supuestamente debía obediencia y respeto.
- Merogan nos dijo que murió lamentando no haber podido encontrar al heredero, nunca supimos a qué se refería -.
- Alguien había informado a Lomelindís de la existencia de un heredero que podría ocupar el trono del Reino Unificado, un descendiente de la Casa Telcontar, la misión de Arthorion era hallarlo porque sólo bajo su estandarte podría unirse el pueblo y combatir a los nogardianos – explicó Fion – Yo soy ese heredero, mi madre era Silmariel, hija de Elessar Telcontar y Arwen Undómiel -.
Durante unos instantes Theron, el serio e imperturbable preceptor, miró a aquel muchacho con la boca y los ojos abiertos de par en par.
- Señor Theron, ¿le importaría comunicárselo a Iffer y Merogan? -.
- No, mucha... esto, señor -.
Fion estalló en carcajadas.
- Por favor, maestro Theron, preferiría que me siguierais tratando como hasta ahora, me siento incómodo con mis títulos -.
- Como deseéis, os llevaré a la sala donde solemos realizar las reuniones -.
Iffer y Merogan no se mostraron menos sorprendidos que el propio Theron, aunque, una vez asimilada la noticia, coincidieron en que aquello era el primer atisbo de esperanza tras casi cuatro años de incertidumbre y resistencia vana.
- ¿Tienes algún plan, señor? – interrogó Merogan.
- Nada en concreto – reconoció Fion, repantigado en un sofá que había conocido tiempos mejores – El poder de los nogardianos es fuerte en Arnor por la ausencia de la monarquía, sin embargo es en Gondor donde tienen su templo principal. Podemos contar con la ayuda de los nobles de las provincias de Minhiriath y Enedwaith, no soportan a los túnicas rojas. También averigüé que aún quedan unos pocos elfos en Lindon, ellos serán más difíciles de convencer y, sobre todo, de encontrar. Ah, y hay facciones dentro del ejército que permanecen fieles al recuerdo de Lomelindís y la grandeza de su dinastía -.
- ¿Pretendéis asaltar la capital? -. Iffer agitó su cabeza castaña.
- Nada más lejos, sólo estoy exponiendo nuestros posibles aliados -. Fion le dedicó una sonrisa – Mi objetivo de momento es otro -.
- ¿Cuál? -.
- Conseguir el Cetro de Annúminas -.
Los tres montaraces sufrieron diversos estados de conmoción.
- Vamos a quedarnos sin rey antes de poder coronarlo – sentenció Merogan.
- Fiondil, ese Cetro se encuentra en la Cámara del Tesoro de palacio; la Cámara fue fabricada por maestros enanos y sólo puede abrirse con la llave que pende del cuello del rey en Minas Tirith, además el palacio está atestado de nogardianos – procuró razonar Theron.
- No os preocupéis, sé lo que hago – les tranquilizó el elfo – De momento los montaraces debemos seguir como hasta el momento, incordiando lo más posible a los nogardianos, dejándoles creer que son ellos los que controlan la situación -.
- ¿Y no es así? -.
Fiondil se incorporó, una presencia repentinamente solemne, y con absoluta gravedad respondió.
- Hace dos días que empezaron a perder el control -.
Hacía una semana que habían llegado a Fornost y Fion apenas había cenado un par de veces con sus amigos. Los montaraces les permitían ir y venir a su antojo, pocos lugares estaban vedados para los compañeros del nuevo Señor de la Compañía Gris.
Rian se sentó en un bloque de la muralla, con las piernas cruzadas, dejando que el sol acariciara su rostro; pasar tanto tiempo bajo tierra le resultaba agobiante, sobre todo después de haber sido recién liberada de su encierro en El Templo. Además necesitaba aislarse un poco, se había acostumbrado a la soledad y sus amigos empezaban a asfixiarla.
Alguien salió al patio. Rian dio un respingo al reconocer a Fion. Iba a echar a correr hacia él, para conversar y reprocharle su ausencia, cuando vio a Cyrene aparecer tras él. Se dejó caer por el lado opuesto del bloque, ocultándose, lo que menos deseaba es que la ordenasen regresar a los túneles como si fuera una cría.
Casi dejó de respirar cuando sintió tan cerca sus voces, hablaban en élfico pero a Rian no le resultó difícil entender la conversación.
- ...estás loco -.
- Es posible, al menos Theron lo cree – rió la voz de Fion.
- ¿Y para qué necesitas mi ayuda?, no soy ninguna ladrona a pesar de las circunstancias de nuestro primer encuentro – replicó Cyrene.
- Necesito que lleves un mensaje de mi parte a la comunidad élfica de Lindon, su ayuda podría ser decisiva más adelante, aunque sólo sea como mensajeros – explicó el elfo.
- Entiendo, aunque dudo que acepten -.
- Si alguien puede conseguirlo eres tú, Narielle, puedes ser muy persuasiva cuando te lo propones -.
La risa de la elfa resonó clara como el agua de un manantial.
- De acuerdo, iré a Lindon, pero antes me explicarás tus planes -.
- Trandara tiene contactos con los nobles del sur y hablará con los líderes que se reúnen en Lond Daer. Malburg y Raf se encargarán de buscar a un maestro enano de Aglarond llamado Dwolin, él puede ayudarnos a abrir la Cámara. Narush irá a Annúminas para averiguar qué facciones del ejército nos apoyarían, cuenta con la ayuda de un viejo compañero que ahora vive entre la elite de la ciudad -.
- ¿Y tú qué harás? -.
- Mantendré a esos túnicas rojas tan pendientes de mi persona que no repararán en ninguno de los otros movimientos, tengo planeados un par de bonitos números en Bree y alrededores -.
Silencio.
- Prométeme una cosa Fion -.
- ¿Cuál? -.
- Que llevarás contigo a Ermon – la voz de Cyrene sonó severa – Ese niño tiene algo de especial, es humano pero le rodea un halo que no he sentido ni siquiera en presencia de Thranduil, la antigua magia anida en él con una fuerza desconcertante; si alguien puede protegerte de las brujerías de los nogardianos es Ermon -.
- Lo sé, aún recuerdo lo que vi y sentí cuando empleó su poder -.
- Mira, creo que vienen a buscarte -.
Rian escuchó unos pasos apresurados y una voz juvenil.
- Señor, el maestro Iffer desea hablaros -.
- Bien, volvamos dentro – suspiró Fiondil – Como echo de menos a veces la vida de un pastor -.
Sólo cuando estuvo completamente segura de encontrarse a solas, Rian salió de su escondite. Su rostro mostraba decepción. Fion había contado con todos para trazar sus planes, todos a excepción de ella misma. Arrugó la nariz. Pues le demostraría que ella también podía ser útil.
- ¿Qué ha hecho qué? -.
- Se ha lar-ga-do – repitió Trandara sílaba por sílaba.
- No estoy para bromitas Dara – gruñó Fiondil.
- Vamos Fion, no te enfades, ya sabes como es Rian; ha crecido pero sigue siendo tan impulsiva como siempre – intervino Malburg, conciliador.
- La pregunta es, ¿por qué se ha ido y a dónde? – insistió el elfo – Eriador está infestado de nogardianos, conseguirá que la maten -.
Narielle entró en la habitación con gesto indignado.
- Se ha llevado a Rochith -.
- Hannad le Elbereth – suspiró aliviado Fion – Al menos Rochith evitará que se meta en más problemas de los habituales -.
- ¿Seguro? -. Trandara enarcó una ceja.
- Cierto, iré a buscarla – decidió él y puntualizó – Yo solo, con ayuda de Halatir la hallaré enseguida -.
Se marchó a la carrera sin aguardar objeciones o réplicas.
- Esa niña ocasiona demasiados quebraderos de cabeza – opinó Narielle.
- No sabía que tuvieras problemas con la competencia – sonrió la sanadora.
La elfa masculló algo en élfico y se largó.
- Tan diplomática como siempre Dara – comentó Malburg – Será mejor que vayamos a hacer el equipaje, en cuanto vuelva Fion querrá que partamos a cumplir las misiones que nos ha encargado -.
Mientras, Fiondil había cogido un caballo y seguía la sombra de Halatir entre las colinas y quebradas de la región.
- Encantadora -.
- No te burles Halatir, habrá tenido un buen motivo para irse -.
- Seguro... -.
- Deja de protestar y dime por donde ha ido -.
El halcón alzó el vuelo y se adelantó a su dueño. Volvió poco después para indicarle el camino.
- Se está dando de tortas con una banda, al otro lado de aquellas colinas, si te apuras podrás ver el espectáculo -.
En efecto, cuando Fion llegó al lugar indicado se encontró con siete hombres noqueados y una familia agradeciendo a Rian su ayuda. Ella se veía espléndida, el rostro arrebolado por el combate y la satisfacción.
- ¡Riannawyn! -.
La muchacha dio un respingo al oír la voz del elfo.
- Ah.. hola Fion... esto, ¿qué haces por aquí? -.
- Eso mismo iba a preguntarte yo -. Fion miró a la familia y añadió – Será mejor que vengas conmigo y hablemos en privado -.
Rian subió a la grupa de Rochith y siguió a su amigo de vuelta a Fornost.
Los minutos empezaban a pasar y él no parecía querer hablar. Llevaba el caballo al paso delante de ella, por lo que sólo podía ver su espalda, y no se atrevía a ponerse a su altura para ver su rostro.
Empezó a inquietarse. ¿Tan enojado estaba que no quería ni dirigirle la palabra?. Intentó distraerse mirando el paisaje, algo poco efectivo teniendo en cuenta que todo eran colinas, arbustos y hierba en abundancia por la primavera. Volvió a mirar a Fion, su espalda en la que ondeaba la coleta dorada como el sol.
- Fion -.
- ... -.
- Vale, me largo -.
Intentó volver grupas, pero Rochith no obedeció su orden. El pobre animal le dedicó una elocuente mirada que parecía decir "él quiere que vaya a Fornost y no puedo desobedecerle".
- Traidor – gruñó Rian y bajó al suelo de un ágil salto.
No había dado dos pasos cuando un corcel castaño se interpuso en su camino. Los ojos azules que siempre le sonreían ahora se veían más oscuros, casi añiles, seguramente por el enfado.
- ¿Qué? – le desafió Rian, aunque en su fuero interno no se sentía tan segura.
El elfo desmontó. Ella sostuvo su mirada firmemente aferrada a su dignidad, aunque tenía que alzar la cabeza por la diferencia del altura.
- ¿Por qué te has ido? -. Una pregunta, directa y con voz suave.
- Tú mismo dijiste que no podías cumplir tu promesa, si no puedo serte de utilidad lo mejor es que me marche ¿no? -.
- ¿De qué estás hablando? – agitó su dorada cabeza, desconcertado – Nunca pensaría que eres un estorbo Rian, eres mi mejor amiga -.
- Sin embargo has asignado misiones a todos excepto a mí -.
Una chispa de entendimiento devolvió la luz a los ojos de Fion.
- Así que fue eso... que tonta puedes ser a veces -.
- ¡Oye! -.
- Rian, no hace ni dos semanas que te sacamos de una vida como esclava y pensé que preferirías descansar un tiempo antes de volver a tomar las armas, ese es el motivo por el cual no te encomendé ninguna tarea -.
- Ah... – jugueteó nerviosa con un mechón de su pelo – Pues, creo que la próxima vez deberías consultarme antes de dar por hecho las cosas -.
- Me parece una idea excelente -. Él ladeó la cabeza, divertido por la resolución del malentendido. - ¿Volvemos? -.
Ella asintió y ambos montaron en los caballos. Solucionado el pequeño conflicto, el camino se hizo mucho más breve mientras conversaban. Pronto surgieron ante ellos las murallas grises de Fornost. En el patio les aguardaban sus compañeros.
- Rian acompañará a Trandara – fue lo único que respondió Fion a las multiples preguntas de sus amigos – Espero que tengáis suerte y ante cualquier problema solicitad ayuda -.
Cada cual subió a su caballo y marcharon de la ciudad. Fion permaneció de pie, apoyado en la muralla, observando como se perdían las siluetas de los jinetes en el horizonte. Enviaba a sus mejores amigos a misiones en las que podían perder la vida, la responsabilidad empezaba a pesarle pero era demasiado tarde, había elegido su destino.========================================================================
N.de A.: Bueno, pos por fin aquí tenéis un capi de Fion. No es ninguna obra de arte y hay cosas que es posible que cambie en el futuro, pero no quería empezar los exámenes y dejaros sin alguna señal de vida. ^^
Contestemos a los reviews q tengo tropecientos, happy happy ^^:
Lothluin: me alegra q te gustase el capi, y gracias por el dibujinchi que me has enviado ^^ También me alegra que se te hayan pasado las tendencias sádico festivas que tenías cuando me escribiste el review XD.
Nariko: como ves empiezan las tensiones femeninas XD, ya veremos hasta donde pueden llegar estas dos por la posesión de un elfito tan lindo ^^. ¡lokas al poder!
Cari_chan: al final a toas lo que más os ha gustado es colaros de rondón en mi fic ¬¬, tendré que poner una de las pelusas de Alba en el fic para controlar a acosadoras fuera de control XD. Pelea de gatas ¡síiii!! (6)
Mayumi: (Elanta no sabe si poner cara de pánico o de felicidad por el peacho review de la Mayu) Que fácil es hacerte feliz, anda que luego no explotaste bien la idea de la invasión XD. ¿Bestia?, nu q va, lo q pasa es q si lo eras más entonces sí q tenía q subir el rating, eso de las violaciones en directo... ¿Q q hace Gackt por ahi?, supongo q huir de cierta loka pirada por la vainilla XD. Síp, creo q todas odian a Kervo pero aún puede llegar a sorprender incluso a mí misma. No, Ermon no es un maia, ya explicaré más adelante que pasa con él XD. Bue, pos muxas gracias por el peazo de review, me reí de lo lindo leyendolo. Prometo que algún día volveré a mi racha del capi por semana. ^^
Gelmir: gracias por los elogios, y tú no dejes de escribir. ^^
Anariel: ¿terrorista? ¿yo?, eso díselo a Mayu que se dejó la mochila olvidada en uno de los viajes y a mis personajes por usarla. XD
Alba: Sí, a q mola mi hobbit, ¿quién pensaría q ese personajillo tan majo es un traficante de armas? ^^ Traumatizar lo que se dice traumatizar, un pokito solo, aunque me está saliendo por una pasta el psiquiatra para Fion y Trandara XD De momento clonaciones de Fion no, ya bastante tenemos saturado el mercado con Legolas y cía. ;P Nu sé yo si las chicas acabarán a palos, aunque lo de hacerse perreridas mutuas de seguro que hay XD.
Eirien: pos Kervo tiene influencias de un conocido mío, aunque dale tiempo a otro personaje q seguro te gustará más. A ver si te lees de una vez la hª de Galadriel, dile a tu tía que te devuelva el CD. XD Ánimo con la panda de trolls y q no te desanimen. ;)
Estela (ahora Elanta sí q pone cara de pánico): Eru, me has dejado un review por capi O_o!. Gracias por los elogios y me he divertido viendo los comentarios así de seguido. La cosa aún está por evolucionar. Me alegra q te guste Dara, es una de mis personajes favoritos. Las peleas de Rian y Narwen están aseguradas. Arathar, mmm, puede q tenga algo de Glorfindel, pero sólo un ligero aire ^^.
Nura: gracias por los elogios, ya me contarás q te parece cuando termines de leer todo el fic. ^^
Tenna rato!!!!!^^
