Caminos Paralelos, destinos cruzados

La radiante primavera se apropió de todo el Norte después del crudo invierno. Narielle cabalgó sin descanso hacia el sur, siguiendo el curso del Baranduin hasta las puertas de La Comarca, dónde abandonó su montura. Por caminos ocultos, durante la noche, la elfa cruzó las tierras vedadas a los Hombres por mandato real.

Una hermosa alborada le recibió al coronar las Colinas de la Torre. El Golfo de Lhûn resplandecía como filigrana dorada sobre la seda verde de los campos, adentrándose hacia el Norte en lo que era el río Lhûn. El olor del mar llegaba transportado por la brisa a aquellas latitudes.

" Bonito¿verdad? -.

Narielle se giró bruscamente. Sentada en una piedra, una hobbit se deleitaba con el mismo espectáculo que había cautivado a la elfa. Era poco más que una niña, y sus sorprendentes cabellos rizados rivalizaban en dorado con los de la silvana.

" No te vi al llegar – confesó Narielle.

" No estaba -. Señaló algunas casitas en torno a una antigua torre algo alejadas – Vivo allí, vengo por las mañanas a ver amanecer, es una vieja costumbre de la familia -. Fijó sus ojos azules en la extranjera, con curiosidad más que con asombro, como si para ella fuera lo más normal del mundo encontrarse con extranjeros cada día – Eres una elfa -.

Aquello casi pudo con la tolerancia a las sorpresas de Narielle.

" ¿Quién eres tú, que yo sepa los medianos no salís mucho de vuestras tierras, mucho menos para reconocer un elfo -.

" No hace falta ser desagradable; soy Elanor de los Belinfantes de las Torres -. Se levantó e hizo una sencilla reverencia – Conozco tu raza porque nosotros somos los guardianes del Libro Rojo que narra la destrucción del Anillo Único y la Historia de las Edades Pasadas -.

" Increíble – musitó burlona la silvana.

" Lo increíble es encontrar un elfo en La Comarca, durante la Tercera Edad pasaban muchos de camino al mar pero ahora ya no quedan. ¿Quién eres¿de dónde vienes? -.

" Soy Narielle de Bosqueverde, cruzo por vuestras tierras camino de Lindon dónde espero hallar a parte de mi pueblo -.

" Algunos de nosotros todavía vamos a Mithlond a comprar cosas -. La mirada de Elanor se oscureció – El abuelo cuenta que antes era un puerto abandonado, un lugar triste como los cementerios pero bonito porque había sido hecho por los elfos, hasta que los Hombres se apropiaron de él y lo cambiaron -. Señaló las montañas del otro lado del Golfo – También dice que los enanos hablaban de elfos en los bosques al pie de las Montañas Azules, pero que hace muchos años que nadie sabe nada de ellos, más años de los que tiene mi abuelo y ya ha cumplido los noventa y ocho. Si queda alguien de tu pueblo, estará en esos bosques -.

" Gracias por la información, ahora debo irme -. Narielle realizó una somera reverencia – Ha sido un honor conocerte, Elanor de los Belinfantes -.

" Lo mismo digo, Narielle de Bosqueverde, maer farad -. (buena caza)

La elfa se alejó a paso rápido y silencioso, pensando cómo cruzar el Golfo sin recurrir a transporte humano, malhumorada por tener como única pista de su objetivo los rumores del abuelo de una hobbit bastante rarita que conocía palabras en élfico.

Elanor resopló.

" Pues sigo sin entender por qué había que mentirle -.

" No le hemos mentido -.

La chiquilla arqueó una ceja, lo que arrancó una sonrisa al caballero vestido de blanco.

" Pero sí que hay elfos en Forlindon, podíamos habérselo dicho ya y explicarle lo de la trampa mágica -.

" Ha de descubrirlo por sí misma -.

" Creo que no le gustan las sorpresas, es una elfa muy rara – opinó Elanor.

" No sabía que conocieses tantos elfos, señorita – rió el caballero.

" Te conozco a ti -.

" Ah, pero es que yo soy distinto a todos los que quedan en la Tierra Media, muy distinto -. Esbozó una enigmática sonrisa – Ahora debo partir, al sur -.

" Asuntos de elfos¿verdad? – gruñó la niñita.

" Algo así – asintió el caballero – Tenna rato! -.

" Tenna -.

Elanor le observó montar en un resplandeciente corcel y perderse en las sombras de los bosquecillos y colinas, como si fuese la última estrella desterrada por la alborada.

O o o O o o O o o O o o O o o O o o O o o O o o O o o O o o O o o O o o O o o O o o O o

A cientos de kilómetros de Narielle, dos mujeres llegaban a las inmediaciones de Nueva Tharbad después de haber cabalgado sin descanso por el Camino Real del Sur. Allí podrían tomar un ferry para descender por el Gwathlo hasta Lond Daer y ahorrar muchísimo tiempo.

Se abrieron paso por las atestadas calles de la ciudad, para alcanzar el puerto que ocupaba ambos lados del caudaloso río y enterarse que no quedaban pasajes.

" ¿Cuál es el primer transporte libre que hay? – preguntó Rianna al encargado de los ferrys.

" Cuatro días. Podría ser antes pero los caballos ocupan mucho espacio -.

" ¿Y sin los caballos? -.

" Mañana, poco antes del mediodía -.

Rianna consultó a Trandara con la mirada.

" Si no hay otro remedio -. Se encogió de hombros – Podemos dejar las monturas en alguna posada y recogerlas a la vuelta -.

" Bien, serán dos pasajes a Lond Daer entonces – dijo Rianna.

Una vez pagaron, fueron a la búsqueda de un lugar decente dónde hospedarse.

" Pareces tensa, Rian – comentó Trandara mientras caminaban, llevando a los caballos por las riendas.

" Es por ellos -. La joven señaló disimuladamente a los ocasionales nogardianos y los miembros de la Guardia con los que se cruzaban – Están por todas partes y temo que alguno me conozca y dé al traste con la misión -.

" Nadie en esta región te conoce, relájate, si continuas así entonces sí que llamarás su atención -.

Rianna asintió. Procuró sacudirse la inquietud de encima, aunque sólo llegó a enmascararla bajo una débil sonrisa. Los malos años en Bree le ayudaron a desarrollar especialmente su intuición, la misma que le decía que el peligro rondaba en torno a ellas como una sigilosa manada de lobos.

Entraron en una posada que parecía aceptable; las habitaciones pequeñas y toscas, pero estaban limpias y el precio no resultaba excesivo. Tras un intenso regateo con la dueña del local, consiguieron que prometiera hacerse cargo de los caballos durante los diez días que podrían tardar en su visita a Lond Daer.

Un baño y una buena cena hicieron maravillas con el ánimo de las dos mujeres. Trandara, poco acostumbrada a jornadas tan extenuantes, se metió pronto en la cama. Sin embargo, Rianna guardaba un fondo de energía que sabía le impediría conciliar el sueño, así que salió a la calle en busca de una taberna que ofreciese diversión.

Después de vagar sin rumbo, el curioso rótulo de un racimo de uvas con alas atrajo su atención; al abrir la puerta sobre la que colgaba dio con un recinto de típico ambiente cargado de humo, olor a cerveza y concentración de cuerpos. La entusiasta música que interpretaban algunos hombres en un rincón le convenció para quedarse. En la barra, el mesero miró sarcástico a la bonita joven de vestido gris que desentonaba con todo cuanto la rodeaba.

" Cerveza, y de la fuerte –. Rianna sacó una moneda.

" Quizás prefiera cambiar de local, señorita -.

" No lo creo – sonrió ella, al tiempo que algunos hombres caían tras ella enzarzados en una violenta pelea – Me gusta la música -.

El hombre trajo una cerveza. El vaso no estaba excesivamente sucio, así que la muchacha probó el líquido y asintió satisfecha antes de entregar el dinero. Ocupó un taburete alto y se dedicó a contemplar el ruidoso panorama y a los frenéticos músicos; sintió como parte de la tensión acumulada se distendía. No pasó mucho tiempo antes que apareciera el primer espécimen de lo que vulgarmente se conoce como "moscardones babosos".

" Hola, preciosa -.

Rianna apartó el rostro para evadir un aliento que sólo podía denominarse como tóxico.

" Apártese -.

" ¿Te vienes a dar una vuelta conmigo, lindura? -.

" No -.

" Venga, si estás muy sola -.

" No -.

" Es una pena desaprovechar la noche así, te lo pasarás genial conmigo -.

" He dicho que no – gruñó Rian – A parte de pesado este tío es sordo -.

" Y yo he intentado ser amable -.

Una ruda mano se cerró en torno al brazo femenino. Rianna realizó un rápido movimiento y se oyó claramente el crujir de huesos cuando le partió el brazo al desagradable personaje; una patada a cierta parte especialmente sensible le hizo caer de rodillas y otra en plena cara le dejó inconsciente. Rianna miró disgustada la cerveza derramada en el proceso.

" Disculpe¿me pone otra? – le pidió al estupefacto tabernero.

" Ah, enseguida señorita -.

El repentino silencio que se había hecho en la taberna se disolvió de nuevo en música, gritos, conversaciones. Unos solitarios aplausos hicieron que Rianna mirara hacia su izquierda. El autor era un hombre joven de gesto burlón, la dureza de sus rasgos parecía intencionada como si desease clamar el atractivo de su dueño; despeinado cabello azabache, expresivas cejas que dotaban de una radiante vida a unos ojos de color castaño tan oscuro que casi era negro, y labios llenos que sonreían con malicia.

" Tío bueno a las 9 en punto – pensó inconexamente Rianna.

" ¿Os agrada lo que veis? -.

El extraño empezó a reír ante el sonrojo femenino.

" Disculpadme, no era mi intención incomodaros -. El joven extendió la mano – Mi nombre es Noreas -.

" Rianna -. Le estrechó la mano – Perdonad que os mirara así, no esperaba encontrarme con alguien como... ah... -.

" ¿Tan feo? -.

La joven soltó una carcajada.

" No era precisamente lo que tenía en mente -.

" Lo sé –. Noreas esbozó de nuevo la sonrisa socarrona.

" Un guaperas arrogante, quizás -.

" Auch, eso es un golpe bajo, señorita. Aunque no soy el único que engaña por las apariencias -. Noreas señaló al inconsciente – Ha sido una maniobra soberbia. Sorprendente en alguien como vos, si se me permite la observación -.

" ¿Cómo yo? -. Ella arqueó una ceja.

" Bueno, no es muy habitual encontrarse a hermosas doncellas noqueando por sí solas a hombres que les doblan en tamaño y fuerza -. Se giró para apoyar la espalda en la barra, revelando bajo la capa un sencillo atuendo de viaje con justillo de cuero y una esbelta daga colgada de un tahalí – Confieso que no pensé que estuvierais en vuestros cabales cuando entrasteis en la taberna, aunque mi primera apreciación fue errónea sin duda alguna -.

Rianna se sintió complacida por el elogio.

" No pareces el típico rufián de taberna y tampoco eres un guaperas arrogante¿quién eres entonces, Noreas? -.

" Un vagabundo -. Se encogió de hombros – Trabajo aquí y allá para ganarme la vida. ¿Y vos? -.

" Soy la protectora de una noble señora que viaja a Lond Daer para visitar a unos parientes – mintió Rianna.

" Interesante ocupación -.

" No es desagradable – concedió ella.

Partiendo de ahí, ambos empezaron a hablar de sus vidas, su infancia, la inestabilidad política del momento y demás. Rianna tuvo buen cuidado en no descubrir nada relacionado con Fiondil o la conspiración en la que se hallaban embarcados.

Cuando empezaba a hacerse tarde, Noreas insistió en acompañar a Rianna hasta su posada arguyendo que, aunque ella sabía defenderse, no podría hacer mucho si los asaltantes la superaban en número.

" ¿Cuándo partirás hacia Lond Daer? – preguntó el joven vagabundo, estando Rianna ya con la mano en la puerta de la posada.

" Mañana a mediodía -.

" ¿Podría invitarte a desayunar? -.

Rianna dudó. Había sido una noche divertida, y no podía negarse que Noreas era atractivo en más de un aspecto, pero no estaría bien continuar con el juego. Además, si ella había mentido y ocultado información bien podría él haber hecho lo mismo y resultar peligroso. Aunque, por otro lado, si sólo era una última comida tampoco pasaba nada¿no?.

" De acuerdo, ven a buscarme – consintió al final con una sonrisa.

" Buenas noches, hermosa guerrera -. Noreas se inclinó haciendo a un lado su capa en una teatral reverencia.

" Buenas noches – rió Rianna, desapareciendo dentro del edificio.

Noreas giró sobre sus talones, luciendo una maliciosa sonrisa de triunfo.

O o o O o o O o o O o o O o o O o o O o o O o o O o o O o o O o o O o o O o o O o o O o

La extravagante pareja que componían el hobbit y el gigante rubio se había separado de sus amigas poco antes de llegar a Nueva Tharbad, buscando llamar la atención lo menos posible. Diez días después, prácticamente habían dejado atrás las Tierras Brunas y seguían la imponente línea de las Montañas Nubladas.

" Me pone de los nervios – decía Malburg, refiriéndose a la cordillera – Lo ocupa todo, da igual si le das la espalda, aún sientes su presencia -.

" Tranquilo -. Raf tenía un pergamino abierto sobre el cuello de su pony – Según el mapa que nos dio Fion, aquel pico es el Methedras, lo que significa que el Paso de Rohan no anda muy lejos -.

" Días, Raf, dime los días que faltan hasta las malditas cavernas -.

" Diez días, dos semanas como mucho – calculó el hobbit.

El guerrero soltó una sarta de juramentos.

" Dos meses – gruñó a modo de conclusión.

" En realidad tardaremos setenta y cinco días entre la ida y la vuelta – precisó Raf sin poder evitar un ligero tono burlón – Vamos, Malb, te apuntaste enseguida cuando se propuso lo de ayudar a Fion.

" No imaginaba que implicaría pasarme media vida a lomos de un caballo -.

La replica de Raf se convirtió en una exclamación de alarma. Por la polvareda, se intuía que alguien cabalgaba muy rápido en dirección hacia ellos y que eran más de uno. Malburg aprestó su arco; en aquel lugar no había mucho sitio donde esconderse, a excepción de las propias irregularidades del terreno, así que le ordenó a su compañero que buscara refugio tras una cercana loma rocosa.

El guerrero escudriñó la polvareda. Alcanzó a reconocer un jinete en cabeza, perseguido por no más de diez caballeros de negra librea. La montura del fugitivo se derrumbó junto con su dueño a un centenar de metros. Malburg espoleó su caballo y cargó gritando con toda la fuerza de sus pulmones; no dejaría que nadie cayese en las manos de la Guardia si él podía evitarlo.

Los ocho soldados no pudieron hacer nada ante la ira de aquel gigante rubio. Dos se desplomaron atravesados por flechas y otros tres bajo las primeras estocadas del tremendo espadón. Los supervivientes intentaron rodear al guerrero y no tardaron en correr la misma suerte que sus compañeros.

Desde el suelo, un muchacho de no más de catorce años contemplaba estupefacto a su inesperado salvador y la carnicería que le circundaba. Se sostenía el hombro, magullado por la caída del caballo.

" ¿Estás bien, chico? -.

" Sí... eso creo... no tengo nada roto...-.

Malburg desmontó y dejó el espadón en el suelo para examinar al jovenzuelo.

" Sí, sólo son contusiones, has tenido suerte -.

" Más que la de mi amigo – replicó él, acariciando el flanco del magnífico percherón muerto al partirse el cuello.

" ¡Malburg¡por las barbas de un mago¿qué diantres ha pasado? -.

Raf apareció trotando encima de su pony, blanco al percatarse de la matanza.

" Bueno, iba a preguntarle al muchacho precisamente ahora – dijo el guerrero, limpiando su espadón en una de las sobrevestas negras con el árbol blanco - ¿Cómo te llamas, chico? -.

" Ah, soy Theomund... de Rohan -. Se puso en pie y arregló sus ropas de color verde y pardo mirando de refilón al hobbit – Iba de camino al Norte cuando esos me atacaron -.

" ¿Sin motivo? – inquirió Malburg suspicaz.

" Bueno... -.

El joven se pasó una mano por el cabello rubio ceniza. Su rostro estaba sucio por la larga cabalgada, también presentaba ojeras y a sus ojos celestes asomaba una gran aprensión; sin duda cargaba algo demasiado pesado para hombros tan jóvenes.

" Habla sin temor, estás entre amigos – le animó Raf, ofreciéndole la cantimplora.

" Soy Theomund, hijo de Eoring, Rey de Rohan – confesó a bocajarro tras apenas un instante de duda – Mi padre me envió fuera del reino cuando los ejércitos de Gondor empezaron a invadirnos. Mi hermana Frida se han refugiado con gran parte de nuestro pueblo en el Abismo de Helm, mientras mi padre y mi hermano Eothred combaten al que en otro tiempo fue nuestro amigo y aliado -.

" Pero ¿cómo ha podido enviarte tu padre sin siquiera un guerrero que te proteja? – se extrañó Malburg.

" Lo hizo, pero los brujos rojos les asesinaron cuando luchaban para permitirme huir, fue entonces cuando esos soldados me persiguieron -. Era evidente que el joven príncipe luchaba contra el llanto – No sé qué hacer ahora -.

" Vendrás con nosotros – decidió al momento Raf – Necesitamos un guía para llegar a las Cavernas Centelleantes -.

" ¿Al reino de los enanos? – parpadeó Theomund – Será difícil. Hay muchas tropas que cercan el Abismo, para evitar aprovisionamiento... pero conozco un camino secreto -.

" Excelente -. Malburg le cogió en brazos y le subió a su caballo – Llévanos -.

O o o O o o O o o O o o O o o O o o O o o O o o O o o O o o O o o O o o O o o O o o O o

El bosque era diferente. Las hermosas Montañas Azules acogían en su regazo la floresta de Forlindon, en forma de una inmensa media luna verde. Los brillantes ojos azules examinaron aquella prístina y espesa vegetación desde la linde con rabia y temor, sí, porque, por primera vez en su vida, Narielle sintió miedo de adentrarse bajo la sombra de los árboles.

Extendió una mano y tocó la corteza de un robusto roble. Los ecos de un poder ancestral colmaron sus percepciones: vio dos árboles, dorado de sol y plata de luna; escuchó cantos que reían; el sabor a sal y el olor a mar, portados por una cálida brisa inexistente que acarició su piel. Pero todo se hundió en una pesadilla roja como la sangre derramada.

Narielle se apartó con un grito.

" Magia de Altos Elfos – musitó débilmente.

Debía entrar. Debía buscar a esa gente. Después de todo eran elfos, nunca le harían daño, no había por que temerles. Animándose con frases parecidas, la joven silvana avanzó entre los árboles sin mirar atrás pero tensa como la cuerda del arco que llevaba a su espalda.

El mundo se convirtió en un laberinto de columnas de madera retorcida y bóvedas de hojas que no dejaban pasar la luz. El tiempo perdió su importancia en un lugar dónde no podía medirse. Se escuchaban voces, ecos incomprensibles, remotos y cercanos.

" Narwen -.

Alzó los ojos y descubrió el severo rostro de su padre, enmarcado por esos negros cabellos que tan pocos elfos poseían en Amon Thranduil.

" Tiro! -. (mira)

Contempló la ciudad de blanca piedra en todo su esplendor. La felicidad que emanaban todos los allí reunidos, para coronar a un rey, para una boda.

" Berion in Arwen, aranel edhil, rîs Arnor a Gondor -.( yo protejo a Arwen, princesa de los elfos, reina de Arnor y Gondor)

Arwen. La dama miró en su dirección y sintió el peso de su destino. Apartó la mirada.

" Narwen, hannon le -.

Alguien dejó una carta en sus manos. Una princesa que poseía los ojos grises plagados de estrellas de su madre y a su lado un elfo con los cabellos rubios de la Casa de Fingon, un caballero que la miraba a través del rostro de Fiondil.

" Sa gortheb... Sai lui ym na... -.(fue horrible... son malos tiempos...)

Extendió una mano y rozó el rostro gélido de un padre de cabellos negros. No más abrazos, no más sonrisas... nunca más protegería a la reina... nunca más la protegería a ella.

" ¡Adar! –.

Cayó con la cabeza entre las manos, llorando, gritando su dolor y desesperación.

" Baw... baw...! – sollozó en la oscuridad – Tulu... tulu enni -.

Sintió una mano reconfortante posarse sobre su cabeza, apartando los cabellos de su lloroso rostro. Ante los ojos de la silvana surgió un ser espléndido, de rasgos duros como el pedernal y como tal eran sus ojos, con un largo cabello negro rociado por la plata de las estrellas que brillaban el cielo.

Preguntó algo con una voz grave y profunda como los abismos del mar. Narielle parpadeó confusa, el idioma le resultaba familiar pero ininteligible.

" Man...? -.

El elfo se mostró sorprendido un instante.

" Ce avari? -. (¿Eres silvana?)

" Law, sinda... telin o Eryn Lasgalen -. (No, sinda... vengo de Bosqueverde)

" Man mathach? -. (¿Cómo te sientes?)

" Im lhaew -. (Enferma)

" Eso es por el sortilegio que protege esta tierra -. Se llevó la mano a la cintura y tomó un odre que acercó a los labios de la joven elfa – Esto hará que te sientas mejor -.

El líquido más dulce sobre Arda, míruvor, sació la sed de Narielle y despejó su mente. Aún semi recostada, echó un vistazo a su alrededor; era un claro de fragante hierba y flores, rodeado de árboles susurrantes de hojas verde plateado.

" ¿Mejor? -.

" Mae -. (Sí)

" Man eneth lîn? -. (¿cómo te llamas?)

" Im Narielle ... -.

" Le suilon, Narielle... es curioso, posees nombre mezcla del quenya y sindarin -. (Sé bienvenida)

Con ayuda del regio elfo, un elda sin duda, la silvana consiguió ponerse en pie y comprobar que él la superaba bastante en altura acrecentando su imponente presencia. La túnica que vestía parecía haber sido tejida con el azul medianoche del alba.

" Hannon le -.

" Eneth lîn Elenear – . El elda esbozó una resplandeciente sonrisa – Aunque en tu lengua me conocen como Gilgaer. ¿Qué haces tan lejos de tu tierra, joven Narielle? -.

" Busco ayuda -.

" ¿Ayuda? -.

" ¿Tenéis noticias de lo que ocurre fuera de vuestro bosque? -.

" Nos mantenemos informados, aunque habitemos al margen de cuanto sucede en el resto de Arda – asintió el noldo.

" La dinastía de Telcontar se ha sumido en la decadencia, el rey es una marioneta en manos de la Orden de Nógard y los aristócratas, además asesinaron a la reina Lomelindís hace unos años sin que hubiese concebido un heredero – explicó Narielle, notando que su vista volvía a nublarse.

" Atani – maldijo Gilgaer – Sólo han bastado cuatro siglos para que la estirpe de Undómiel se desvanezca, triste sacrificio por el amor de un mortal aún cuando fuera rey de todos los Hombres -.

" No todo se ha perdido, señor, hay alguien que puede reclamar la corona -.

" ¿Quién? -.

" Una hija de la dama Arwen escogió la inmortalidad junto a un elfo -.

" Lo sabemos, pues este es el lugar al que Glawaryon llamaba hogar antes de desposar a la dulce Silmariel -. Una profunda tristeza apagó el resplandor del elda – Ambos fueron asesinados -.

" Pero su hijo sobrevivió -. Narielle se sentía agotada a pesar del míruvor – Fiondil... -.

Gilgaer la cogió en brazos antes que cayera al suelo, inconsciente. El hermoso rostro parecía indeciso entre la felicidad de la noticia y la ira contra aquel que trajo las noticias de la muerte de Glawaryon y omitió un detalle tan importante.

" Voy a matar a nuestro querido caballero blanco -.

O o o O o o O o o O o o O o o O o o O o o O o o O o o O o o O o o O o o O o o O o o O o

" ¡Qué? -.

Rianna suspiró como la niña regañada que una vez fue y miró de refilón a Noreas.

" Trandara, no hace falta que te pongas así, sólo he dicho que podría acompañarnos un tiempo, no tiene un destino fijo y, por muy buena luchadora que sea, siempre nos vendrá bien una mano más -.

" No le conocemos de nada y muy bien podría ser él el peligroso -. La rubia condesa frunció el ceño – Perdona Noreas, pero es la verdad -.

" Tranquila, señora, no me habéis ofendido, entiendo que alguien de vuestro rango desconfíe de un vagabundo como yo -.

Faltaba poco para que Rianna y Trandara partieran rumbo a Lond Daer y el nuevo amigo de la morena había insistido en acompañarlas.

" Rian, me niego, quizás en otras circunstancias cedería pero sabes muy bien que no son las apropiadas – le recordó la mujer de la manera más imprecisa posible – Además, tú ya tienes a tu príncipe¿para qué quieres a otro chico guapo? -.

" ¡Dara! – chilló Rianna abochornada - ¡No se trata de nada de eso! -.

" Pues lo parece -.

Noreas observaba curioso aquel intercambio de palabras claramente cifrado para que él no captara nada importante.

" Mis señoras, no quiero ser una molestia, si van a seguir discutiendo prefiero quedarme y esperar vuestro retorno -.

Los ojos entrecerrados, al más puro estilo gatuno de Trandara, amenazaban tormenta.

" Puede que mi querida amiga no tenga "esas" intenciones con respecto a ti, pero ¿y tú, Noreas? – interrogó implacable - ¿Acaso pretendes cazar a mi protegida? -.

" He de confesar que tal objetivo no es para nada desdeñable – sonrió a Rianna – Condesa Oeryn, vuestra compañera es hermosa y valiente, y admitiendo que no la conozco tan a fondo como vos, me gustaría tener la oportunidad de hacerlo y que ella pudiera aprender a conocerme a mí -.

Aquél era un halago precioso. Rianna recordó las ofensivas palabras de Narielle, la ascendencia de Fiondil que le obligaría a tomar una mujer de sangre noble si alcanzaba el doble trono, y tomó una resolución.

" Trandara, quiero darle esa oportunidad -.

La antigua sanadora parpadeó más allá de toda sorpresa. La sonrisa de Noreas se amplió.

" Como quieras, es tu decisión – cedió finalmente Trandara.

" Gracias -. Rianna se giró hacia el joven – Te vienes con nosotras -.

" Procurare resultaros útil y que nuestra señora condesa me conceda su confianza -.

" Ya veremos -.

Se imponía como prioridad hablar con Rianna acerca de su posible enajenación mental transitoria.

O o o O o o O o o O o o O o o O o o O o o O o o O o o O o o O o o O o o O o o O o o O o

Tres cabezas se asomaron por encima de los riscos. Un pequeño ejército de negras sobrevestas mantenía recluido a gran parte del pueblo rohirrim dentro de los muros del Abismo de Helm, ninguno de los dos bandos parecía tener mucha idea de dónde podía andar el rey con la mayoría de los guerreros de la Marca.

" ¿Ahora por dónde, Theo? – musitó Malburg.

" Hum¿veis aquella roca con forma de huevo, de ahí parte un sendero de cabras que te permite rodear todo el valle hasta llegar cerca de los muros y alcanzar una de las entradas secundarias a las Cavernas Centelleantes -.

" Soy un hobbit, no una cabra – protestó Raf, mirando con aprensión el suelo varios centenares de metros más abajo – Voy a morir -.

" ¿Y tú te enorgulleces de estar emparentado con los Tuk? – le picó el guerrero rubio – Dudo que tengas una gota de sangre de aquel que, según cuentan las leyendas, trepó hasta la almenara de Minas Tirith para encenderla durante la Guerra del Anillo -.

El hobbit le miró ofendido y, ajustándose el chaleco, emprendió el ascenso por el camino que señaló el joven príncipe.

Fue una dura jornada; a través de grandes peñascos, inesperadas grietas, delgadas cornisas y vientos cambiantes. Al caer el sol, los tres tenían las manos en carne viva y los más variados cortes y magulladuras a lo largo del cuerpo.

" Aquí es... creo – dijo Theomund, escrutando entre las sombras de un callejón sin salida formado por tres grandes rocas y la pared de la montaña.

" Parece un nido de piedra gigante – comentó Malburg, tras echar un trago de su odre – Pero no veo ninguna entrada -.

" Está oculta – replicó el muchacho.

" Genial, sencillamente genial – gruñó Raf – Subimos hasta aquí sin tan siquiera saber dónde está la puertaaaaaahhh! -.

" ¡Raf! -.

El hombrecillo se había apoyado en la pared y un instante después se encontraba rodando pendiente abajo por un lugar oscuro. Chocó violentamente contra algo duro, quedando en una incómoda postura, con la espalda apoyada en un muro y las piernas colgando hacia su cabeza. Mareado y en la semipenumbra, apenas distinguía la figura que se acercaba a él, por eso dio un respingo cuando descubrió la hoja de una alabarda muy cerca de su nariz.

" Tranquilo amigo, soy inofensivo – se apresuró a decir Raf, intentando recuperar la verticalidad.

" ¿Quién eres¿cómo has llegado aquí? – era la ronca y profunda voz de un enano, sin duda.

" Soy Raf Colinaverde de Bree, mi compañero y yo buscábamos la forma de entrar en las Cavernas Centelleantes para hablar con el Maestro Herrero Dwolin cuando... -.

" ¡RAF! -.

" Ah, ahí viene -.

Malburg llegó deslizándose por la rampa de piedra con más habilidad que su camarada, cargando a cuestas a Theomund. Se paró en seco al ver a un enano amenazando con una alabarda a un sonriente Raf.

" Quieto donde estás, o le rebano la cabeza a tu amigo – amenazó el enano.

Al acostumbrarse sus ojos a la oscuridad, Raf consiguió ver claramente a su captor; fiero y robusto como todos los de su raza, lucía un crespo cabello negro recogido en complejas trenzas aunque la barba se anudaba en una sola.

" ¿Aglon? – inquirió sorprendido – Tú eres Aglon -.

Una feroz aunque divertida sonrisa confirmó las sospechas del hobbit.

" ¡Me has estado tomando el pelo, maldito majadero! -.

" Si te hubieras visto la cara – rió el enano y apartó la alabarda – Sabía que no podías ser tan tremendamente listo, maese Colinaverde -.

" ¿Alguien me explica qué pasa aquí? – protestó Malburg.

" Ah, cierto... éste es Aglon hijo de Gondin, al que nuestra amiga Dara sanó de cierta herida orca; él es Malburg de Bosque Viejo, mi guardaespaldas y amigo, y el chico se llama Theomund, un joven rohirrim extraviado -.

" Bienvenidos a Aglarond – sonrió el enano – Es sorprendente que hayáis dado con una de nuestros pasajes secretos. Seguramente el niño os echó una mano -.

" No soy un niño – protestó Theomund.

" Tú no debes pasar los quince años, yo tengo cincuenta, por lo tanto eres un niño -. Aglon arqueó una ceja hacia Raf – Por cierto, señor mediano¿qué necesitas de mi tío para arriesgarte ante un asedio y a escalar las Montañas Nubladas? -.

Raf se sacudió la ropa y adquirió su pose más seria y profesional.

" Somos los emisarios del heredero al trono de Arnor y Gondor -.

La cara de Aglon era un poema, como si no supiera si decantarse por la risa, la incredulidad o el enojo.

" Aceptaré lo que me has dicho, porque ni un hobbit es tan estúpido como para recorrer cientos de millas y jugarse el cuello por gastar un broma -.

" Venimos para hablar con tu tío sobre un asunto personal, pero también necesitamos que tu rey nos conceda una audiencia -.

" Difícil, muy difícil, y más en los tiempo que corren -. Aglon se echó la pica al hombro – Seguidme, os llevaré con mi tío, si vuestra misión es tan importante como parece no debemos perder más tiempo -.

El pintoresco grupo recorrió el intrincado laberinto de las Cavernas Centelleantes atrayendo miradas y comentarios, tanto de sorpresa y curiosidad como de animadversión. El tronar de yunques y martillos precedió al calor y ajetreo de las fraguas, grandiosas como sólo podrían serlo las de aquellos que añoraban las maravillas de Khazad-dûm.

" Tío Dwolin -.

Un enano de pelo negro surcado de hebras grises respondió a la llamada, soltando el martillo, dio algunas instrucciones a sus trabajadores antes de acercarse a su sobrino y a los visitantes.

" Inesperada sorpresa, sí señor – dijo tras saludar con sendos estrechones de manos al hobbit y al guerrero - ¿Qué hacéis en nuestro pequeño reino con lo enredado que se halla el mundo estos días? -.

" Por esto -.

Raf desenvolvió un objeto alargado, revelando un espléndido puñal a la luz de las forjas; la empuñadura era un halcón broncíneo en actitud de alzar el vuelo y entre sus patas, que formaban el pomo, una esmeralda.

" Debíamos transmitiros un mensaje: "aquel a quien fue destinado este puñal desea reclamar su pareja, en nombre del caballero blanco que os hizo el encargo" -. El hobbit sacó entonces una joya de su faltriquera, un enorme zafiro engarzado en un broche de plata con forma de estrella, cuyo reverso mostraba el sello de la Casa Real de Annúminas.

" También dijo que no pudo reunir las doscientas monedas de oro de Annúminas, pero que espera que esto sea suficiente -.

Dwolin tomó ambos objetos con una expresión de auténtica reverencia y emoción contenida.

" El muchacho... era él, por Mahal el Hacedor, era él -.

" Tenía razón cuando comentó que le recordaríais – sonrió Raf.

" Muy pocos han contemplado la que considero mi mejor obra, por eso recuerdo a cada uno de ellos – resiguió las formas del halcón – Estuve a punto de morir de pena cuando entregué este puñal a la sanadora que salvó a Aglon, pero una vida vale más que cualquier joya. Me alegra saber que no hice mal, que llegó a manos de su auténtico dueño... Ahora seguidme, y podréis llevaros aquel que falta -.

" Os lo agradecemos, maestro Dwolin, pero necesitamos un último favor -.

" ¿Cuál es, maese Colinaverde? -.

" Una audiencia con el rey -.

" ¿Qué tenéis que decirle? – preguntó el enano, reticente.

" Que Fiondil Glawaryonion, nieto de Elessar Telcontar y Arwen Undómiel, heredero al trono de Gondor, solicita su ayuda para desbancar del poder a aquellos que están arrasando todos los reinos: la Orden de Nogard y su rey títere de Minas Tirith -.

El silencio más absoluto se apoderó de todo el recinto ante la poderosa voz de Malburg. Dwolin devolvió el puñal a Raf.

" Os conduciré ante Thráin III, aunque no prometo nada, son días oscuros y nuestro rey no gusta de ayudar a otros -.

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