Nota: Ni Yu Yu Hakusho ni sus personajes me pertenecen, solo los estoy usando sin fines de lucro para satisfacer mi demanda interior de yaoi así que no me acusen.. blah blah... el fic



Capítulo 2
: ...Mas allá de lo que puedo recordar

Hiei permaneció estático, la proposición tan repentina le había dejado sin aliento. Mas cuando sintió los cálidos dedos de Kurama rozar su mano, su cuerpo comenzó a reaccionar y lágrimas brotaron de sus ojos.
Se sentía tan torpe en ese momento... hubiera querido decirle algo a Kurama, deseaba tanto lanzarse a sus brazos para besarlo y decirle que sí, que lo amaba y quería permanecer a su lado el resto de su vida. Mas lo único que atinaba a hacer era mirarlo a los ojos con expectación.

Mientras tanto los finos dedos del kitsune que sujetaban el anillo se acercaron más a la ahora extendida y temblorosa mano del youkai, y dedicándole una de sus más tiernas y dulces miradas, colocó el anillo que sellaría sus vidas para siempre.

Hiei observó el anillo con ilusión y admiró la hermosura de la joya que de ese momento en adelante sería para ambos símbolo de aquella promesa de amor eterno. Tímidamente se acercó a abrazar a Kurama para luego romper en llanto. Éste le devolvió el gesto de cariño; la alegría y emoción que experimentaba en ese momento eran indescriptibles, todo su mundo se redujo a la persona que ahora lo rodeaba con sus brazos.

El kitsune se separó un poco del abrazo para contemplar aquel bello rostro cuyos ojos resplandecían a causa de las lágrimas y tras dedicarle una última tierna mirada unió sus labios con los de su amado en un ansiado beso que fue correspondido por el youkai, quien aferrando cariñosamente los rojos mechones de cabello en una tierna caricia le susurro a su amado al oído la respuesta de su petición:

-Te amo Kurama... más de lo que puedo decir... más de lo que puedo recordar.

-Yo también, mi precioso Hiei, hoy y siempre. – Tras decir estas palabras sujetó al muchacho y lo alzó en brazos, acercó su rostro para acariciar con su nariz el rostro de Hiei y susurrarle con picardía – Tu sorpresa aún no ha terminado.

-Ah... ¿no? – los curiosos ojos rojos brillaron acompañados de una tímida sonrisa- ¿Qué tienes en mente kitsune?

-Pronto lo verás.

Con Hiei aún en brazos, Kurama se dirigió hacia la casa, torpemente abrió la puerta y ya dentro pudieron vislumbrar pequeños destellos resplandeciendo en medio de toda la oscuridad: velas de distintos colores y formas que desprendían suaves y agradables fragancias que aromatizaban el ambiente generando una agradable atmósfera en el lugar.

-Esto es... es hermoso... ¿...cuándo?... ¿cómo? – el youkai admiró embelesado los efectos de claro-oscuro que se grababan en las paredes, los aromas inundaron su nariz transmitiéndole una sensación de paz, pero más que nada, se maravilló con la espectacular visión de su Kurama bañado por aquella dorada luz que arrancaba destellos de la roja cabellera, y de los glaucos ojos, delineando sensualmente cada parte de su cuerpo otorgándole un brillo divino.

- Si te gustó entonces esas ausencias no fueron en vano – pronunció el zorro con la vista fija en el koorime que aún mantenía en brazos, siguió avanzando por la casa hasta toparse con las escaleras cuyas decoraciones florales en el barandal harían suspirar a la madre tierra, por el suelo yacían algunas desperdigadas flores que marcaban su camino.

-Tus ausencias... – repitió Hiei apoyando su cabeza contra el hombro del kitsune.

Continuará


Nota: Bien, antes que nada dedico este capítulo a dos personas, antes que nada a Sayuri, que sin ella nada de esto habría sido posible, y a Zarfe que sin ella este capítulo habría salido hasta dentro de una semana, gracias a ambas, muchas gracias.

Y en el siguiente capítulo las ausencias, espero sus reviews... no les cuesta nada... hasta la próxima!