CAPITULO 2: EL AEROPUERTO
Esa noche, después de escuchar las noticias de parte de sus padres, Nahir se había refugiado en el vasto jardín de su casa. Se había sentado en el césped, recargada en el grueso tronco de un árbol, mirando la fuente. En su regazo dormía plácidamente un pequeño tigre albino, al que la chica acariciaba.
-¡Hey, Nahir!- exclamó alegremente un chico, rompiendo el silencio de la noche, y dejándose caer pesadamente junto a ella, haciendo crujir las hojas secas del viejo árbol bajo el cual se encontraba.
-Hola, Nadir- dijo Nahir tristemente, sin mirar al chico de cabellos y ojos negros que estaba sentado junto a ella- ¿qué hay?-
-¿Porqué tan triste, primita?- dijo el chico, sin dejar de sonreír- ¿acaso el ogro de mi tío te envió a Groenlandia?-
-Casi- dijo Nahir- me mandó al Santuario de Atena en Grecia-
-Vaya, eso sí que es lejos- dijo el chico, pensativo, y luego volvió a sonreír- pero mira el lado positivo, me han dicho que Grecia es bellísima...-
-No lo sé...- dijo Nahir.
-Vamos, anímate- dijo Nadir- no te irás para siempre. Además, el pequeño Sahib puede acompañarte... ¡por Buda! A él si que lo extrañaré...-
Nahir sonrió al ver que su primo acariciaba la cabeza de su pequeño tigre blanco, quien agradeció el gesto con un leve ronroneo.
-Gracias, Nadir- dijo la chica.
-Por cierto- dijo Nadir, sacando del bolsillo de su saco una pequeña caja de cartón- toma. Era para tu cumpleaños, pero creo que este es el mejor momento para que la tengas...-
Nahir sonrió y abrió la caja. Era una bella peineta plateada. El chico la tomó y la colocó en los cabellos negros de su prima.
-¿Ves?- dijo Nadir- es bellísima, aunque no tanto como tú...-
-Gracias, Nadir- dijo ella, abrazándolo- te voy a extrañar mucho...-
-Espero que no mucho- dijo Nadir, devolviéndole el abrazo- pero no te olvides de escribir. Diviértete mucho y cuídate por allá...-
-Así lo haré- sonrió ella.
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A la mañana siguiente, Argol de Perseo estaba de mal humor. Ya no podía molestar a Máscara Mortal con el asunto de Danny. El caballero de Cáncer parecía que se había hecho inmune a sus comentarios, y cuando perdía la paciencia, Argol no salía ileso.
El caballero de Perseo se dirigía al Recinto de las Amazonas, con la esperanza de encontrar a Shaina y hacerle la vida imposible por un rato. De pronto, vio a Shura y Aioros con sus novias, y sonrió. Sus nuevas víctimas estaban de pie frente a él.
-No pudo haber elegido un momento más inoportuno para llegar- decía Isis en tono preocupado.
-Descuida, ya pensaremos en algo para lidiar con...- comenzó Shura, pero se interrumpió al ver al caballero de plata.
-Aioros, Shura, buenos días- dijo Argol, llegando detrás de los caballeros y palmeando ambas espaldas- y buenos días a las dos guapas señoritas...-
-Ni lo sueñes, Argol- dijo Aioros, frunciendo el entrecejo receloso, pues conocía los malos hábitos del caballero de Perseo- ¿qué pretendes aquí?-
-¿Qué, no puedo saludar a mis dos amigos?- dijo Argol con aire de ofendido y poniendo su mejor cara de inocencia, digna de un Oscar. Shura y Aioros se miraron entre ellos.
-No- respondieron los dos caballeros dorados.
-En fin- dijo Argol, ignorando esto último- ¿porqué están todos tan preocupados en una mañana tan bella?-
-La prima de Isis vendrá de Egipto a la ciudad- dijo Shura- su avión llega al aeropuerto en un par de horas, pero en ese momento estarán operando a Ramsés...-
-¿Y tu prima es tan guapa como tú, o no tanto?- dijo Argol alzando la mirada hacia Isis y cerrándole un ojo.
-Te lo advierto, Argol...- dijo Shura entre dientes, frunciendo el entrecejo.
-Tranquilo, amigo mío, quiero ayudar- dijo Argol- tengo la solución a sus problemas. Yo iré a recogerla. ¿Viene de Egipto? ¿Llega en dos horas? Pediré un auto del Santuario. ¿Cómo se llama?-
-Se llama Tari- dijo Isis, un tanto mareada por tanta pregunta- pero hay un problema. Tú no puedes...-
-Sí, si puedo- dijo Argol, dándole la espalda y dirigiéndose a la salida del Santuario- la traeré aquí. La puedes venir a recoger cuando tu hermano salga de su operación. No te preocupes, tómate tu tiempo. Hasta luego...-
-Pero...pero...- comenzó Isis, pero Argol ya estaba lejos. Isis puso los ojos en blanco- oh, por Alá, esto es peor de lo que imaginé...-
-Estará bien, Isis- dijo Shura con una sonrisa- tal vez Argol aprenderá su lección-
Aioros y su chica también sonrieron.
-Comienzo a compadecer a Argol, si tu prima es como dices...- dijo el caballero de Sagitario, aunque su sonrisa contradecía sus palabras.
-No te preocupes tanto por ese loco de Argol, Aioros- dijo Shura casi riendo- dioses, lo que daría por ver su cara cuando la vea...-
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En esos días, los caballeros de bronce habían sido literalmente esclavizados por Saga, el cual estaba muy estresado por los planes de la boda. Había dejado a Zalika en la casa de Aries, donde Kiki se encargaba de entretenerla. Clara, por su parte, tenía mucho trabajo en el hospital, por lo que el caballero de Géminis se encargaba de arreglar todo para el día especial o, mejor dicho, de delegar ese trabajo a Seiya y los otros.
-¡Por todos los dioses!- exclamó Seiya- ¡estoy agotado!-
-Y apenas comienza- dijo Shiryu- espera un par de semanas más...-
-Si Saga sigue así, creo que me suicidaré...- dijo Seiya.
-Pues hazlo, que le harías un favor al mundo...- comentó Ikki, con los brazos cruzados y apoyado en una de las columnas del templo de Géminis- mejor deja de quejarte y sigue trabajando...-
Seiya estuvo a punto de responder algo, pero se escuchó la voz del caballero de Géminis a lo lejos.
-¡Seiya! ¿ya llamaste a la chica de las flores?- dijo Saga- siempre no serán blancas, sino amarillas... ¿ya la llamaste?-
-Sí, Saga, ya la llamé- dijo Seiya de mala gana- ya está arreglado-
-Menos mal- dijo Saga- espero que no tengamos ningún problema...-
-Ja, hasta cree- dijo Hyoga- delegándole el trabajo a Seiya...-
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Esa mañana, Nahir salió de su casa con una pequeña maleta de mano, y el pequeño tigre blanco apretado contra su pecho. Miró hacia atrás. Su madre llevaba a su hermanito en brazos, quien la miraba como sospechando que algo andaba mal. Varias de las criadas salieron también a despedirla. El fiel Merid estaba de pie junto a la puerta, y no pudo evitar que un par de gruesas lágrimas cayeran de sus ojos y rodaran por sus oscuras mejillas.
-No llores, Merid- dijo Nahir, palmeando el grueso brazo del guardia con una sonrisa- no es una despedida, volveré pronto...-
-Así lo espero- dijo el guardia- cuídese mucho, señorita Nahir...-
-Así lo haré- dijo Nahir- y tú cuida a Ben, a mamá, y a todas, y cuídate tú mismo, y no estés triste por mí, que nos veremos pronto...-
-Por supuesto- dijo Merid.
Nahir se volvió a su madre.
-¿Papá no viene a decir adiós?- preguntó la chica. La mujer sacudió la cabeza.
-Está muy ocupado con el trabajo, hija mía- dijo su madre. Nahir asintió tristemente y abrazó a su hermanito.
-Nos veremos pronto, Ben- dijo Nahir- pórtate bien y no le des lata a mamá...-
El pequeño sonrió.
-Hasta pronto, mamá- dijo Nahir, abrazando a su madre también.
-Cuídate mucho, hija, y aprende todo lo que puedas- dijo ella.
Nahir asintió y, tras echar un último vistazo al jardín que estaba en la entrada de su casa, a la fuente y a las personas que se habían reunido ahí para despedirla, subió al auto que la llevaría al aeropuerto.
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Shaina dirigía, como todas las mañanas, el entrenamiento de sus aprendices. Esta vez no era la excepción, y les ordenaba ejecutar los ejercicios más pesados, en vista de que esta vez Isis no estaba ahí para 'salvarlas' con un entrenamiento inofensivo. Las aspirantes a amazonas miraban a Shaina con verdadero terror, mientras Adam observaba toda la escena divirtiéndose.
-No deberías ser tan dura con las pollitas esas- dijo Adam una vez que Shaina concedió un par de minutos de descanso a sus alumnas.
-¿Pollitas?- dijo Shaina en tono molesto.
-Esas crías- dijo Adam alzando las cejas- ¿porqué son mil trescientas cuarenta y dos lagartijas exactamente y no solo mil trescientas cuarenta o mil trescientas o solo mil?-
-Porque quiero- dijo Shaina, cruzando los brazos- y no me critiques que te pongo a ti a hacer lagartijas también...-
-Inténtalo, y te hago pagar mi guitarra- dijo Adam con una amplia sonrisa.
-Y dale con la condenada guitarra- dijo Shaina, poniendo los ojos en blanco bajo su máscara- creí que ese asunto ya estaba zanjado...-
-Mientras no me incluyas en tus entrenamientos suicidas, todo está olvidado- dijo Adam- yo decía que deberías dejarles más tiempo libre porque... tú también tendrías más tiempo libre-
-¿Y para qué querría yo más tiempo libre?- dijo Shaina.
-Pues no sé- dijo Adam, tomando la mano de la amazona y atrayéndola hacia sí mismo- tal vez querrías salir conmigo... hace dos semanas que no sales del Santuario...-
Shaina estuvo a punto de decir algo, pero los ojos de cachorro de Adam se lo impidieron. A veces los chicos logran verse tan adorables que es imposible negarles lo que quieren. Este caso no fue la excepción, y la dura amazona cayó redondita.
-Oh, está bien- dijo ella- pero será la primera y última vez que lo haga, ¿entendido?-
-¡Excelente!- exclamó Adam con una amplia sonrisa.
-¡Escuchen todas!- exclamó Shaina- el entrenamiento de hoy se terminó. Mañana las quiero puntuales o las consecuencias serán tan terribles como estén a mi disposición...-
Las aprendices asintieron y se dispersaron, aliviadas.
-¿Y ahora?- dijo Shaina, volviéndose a su chico- ¿A dónde vamos?-
-Bajemos a la ciudad- dijo Adam- un café o una cerveza... contigo me da lo mismo...- se aclaró la garganta- bueno, ve a cambiarte, te espero en quince minutos...-
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Argol llegó al aeropuerto media hora antes de lo esperado. Observó los tableros: el avión proveniente de El Cairo, Egipto, no tardaría en arribar. De pronto, se le ocurrió que había olvidado algo. No tenía idea de cómo sería esa chica.
-Maldición- se dijo el caballero de Perseo- si tan solo hubiera esperado a que me explicara como es esa chica... tal vez se parecen mucho, ya que son primas...-
-¿Argol?- dijo una voz detrás del caballero. Argol se dio vuelta y se encontró cara a cara con el caballero de Virgo- ¿qué rayos haces aquí?-
-¡Me asustaste, Shaka!- exclamó Argol- ¿qué rayos haces aquí?-
-Creo que yo hice la pregunta primero- dijo Shaka sin inmutarse.
-No importa, tú me asustaste- dijo Argol, frunciendo el entrecejo- así que te toca responder primero...-
Shaka suspiró. Argol podía ser muy desesperante cuando se lo proponía, así que decidió responder.
-Vine a recoger a alguien- dijo Shaka- voy a tener un nuevo aprendiz que viene de la India-
-¿Un o una?- dijo Argol con una sonrisa pícara.
-Aún no lo sé- mintió Shaka, pues no estaba de humor para soportar las bromas de Argol.
-Bah, que aburrido- dijo Argol, mirando a su alrededor.
-¿Y qué me dices de ti? No estarás haciendo algo que no debas, ¿verdad?- dijo Shaka alzando una ceja.
-Ni que fuera quien- dijo Argol con aire ofendido- Isis me pidió que viniera a recoger a su prima Tari que viene desde Egipto, así que tomé un auto del Santuario y vine por ella...-
-¿Te pidió?- dijo Shaka- pues Shura me contó sobre ella, y no creo que Isis te haya pedido que vinieras por ella... y mucho menos tú...-
-¿Por qué lo dices?- dijo Argol, esta vez siendo él quien alzó una ceja.
-¿Qué, Isis no te dijo nada?- dijo Shaka.
-No- dijo Argol, esta vez un tanto molesto de no haber escuchado lo que Isis había querido decirle- ¿y de que se trata?-
-Bueno, es que Isis es muy diferente de su prima- dijo Shaka- Tari es...-
-"El vuelo 457 de Air Greece, proveniente de El Cairo, Egipto, acaba de arribar por la puerta C del Area Internacional. The Flight 457 of Air Greece, fron El Cairo, Egypt, has just arrived at gate C of the International Area"- resonó una voz en todo el aeropuerto.
-Ese es mi vuelo- dijo Argol, interrumpiendo al caballero dorado- nos vemos luego, Shaka...-
Y corrió hacia esa puerta. Shaka dejó escapar un suspiro. Si hubiera tenido los ojos abiertos, los hubiera puesto en blanco. Ese caballero de plata nunca aprendería.
El caballero de Virgo escuchó el siguiente anuncio.
-"El jet privado Prassad arribará en la puerta F en una hora. The private jet Prassad Hill arrive in the gate F in an hour's time"- dijo la misma voz.
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Argol se había dirigido a la puerta C del área internacional, inspeccionando a los pasajeros que iban saliendo. En su mayoría eran hombres de negocios o griegos que habían ido de turistas a Egipto. Había tres o cuatro hombres egipcios también, pero no había señal de Tari.
-¿Me habré equivocado?- se dijo Argol- o tal vez ella perdió su vuelo-
El caballero de plata se acercó al oficial que vigilaba la salida de los pasajeros y del equipaje.
-Disculpe- dijo Argol- ¿no faltan pasajeros de bajar del avión?-
-Así es, señor- respondió el encargado- aún hay tres mujeres abordo...-
Argol estuvo a punto de preguntar porqué, pero se detuvo al ver que dos mujeres viejas salían del avión, griegas ambas. Argol esperó impaciente un par de minutos más, cada cinco segundos volteando a ver el reloj, hasta que...
-Señorita Khayrat, aquí tiene su equipaje- dijo el encargado- todo está en orden, que tenga una buena estancia en Atenas...-
-Gracias- dijo una voz que Argol reconoció muy parecida a la de Isis.
Al volverse, Argol se llevó la sorpresa de su vida, y sintió que su corazón se iba a la garganta. Salió de su estupor, aunque no de su sorpresa, justo a tiempo, pues la chica estaba a punto de retirarse. Se plantó frente a ella para hacerla detenerse.
-¿Tú...tú eres Tari?- preguntó Argol, sorprendido.
-Así es- dijo la chica, alzando una ceja y mirándolo con desconfianza- ¿y tú eres...?-
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CONTINUARÁ...
¡Hola! Les pido disculpas adelantadas, pero este fic, a diferencia de los anteriores, no está ya escrito, sino que lo estoy publicando conforme lo voy escribiendo, así que les pido su paciencia...
Espero que les esté gustando hasta ahora, muchas gracias por seguir leyendo y especialmente por sus reviews.
Abby L. / Nona
